CAPITULO IV: A BOY?
Los días siguieron transcurriendo con normalidad, ahora Himchan tenía una mascota, un perro que había traído desde la calle, seguía pensando que no era un animal de la calle, seguía creyendo que tenía otro dueño, por más que se lo quería quedar.
Había repartido y colocado anuncios del perro perdido pero pasaron las semanas normalmente y ningún aviso o sugerencia. Cada día que salía a hacer sus cosas Himchan, Bbang lo despedía como su fiel mascota.
Lo sacaba a pasear regularmente, el perro lo protegía demasiado, de todo y de todos.
-Hyung, no sabía que ya tenías mascota.- dijo un chico muy alto y de cabellos rubios, quien le tomaba de la mano a otro más bajo y de cabellos marrones.
-Ni yo.- Sonrió Himchan.
-Creo que no le agradamos.- dijo algo divertido el chico más bajo al ver como el perro Bbang se ponía a observarlos como para atacarles.
-Bbang, son mis amigos, debes de confiar en ellos.-dijo Himchan acariciando el lomo del cachorro.
-Creo que ese perro te quiere mucho Hyung, te ahuyentará a los pretendientes.-dijo está vez el más alto.
-Junhong, no bromees.- dijo entrecerrando los ojos el mayor, mientras Bbang alzaba las orejas escuchando muy atento
-No puede estar con alguien más, Himchannie es sólo mío…espera yo…- Bbang fue sacado de sus pensamientos cuando Himchan le indicaba con su correa que tenían que regresar a casa.
En el camino de regreso a casa Himchan se sintió extrañado de que su amado perro caminaba como si estuviera serio o pensante, era un animal, pero los animales también sienten, eso lo ha comprobado con sus mascotas pasadas, pero está vez se sentía diferente.
-Bbang ¿Sucede algo? Bueno, creo que es tonto preguntar, me gustaría que fueras una persona, podríamos hablar de muchas cosas.-
Sonrió mientras caminaban de regreso a su casa, pasando por el parque a oscuras donde solía salir del subterráneo, aquel sitio que se encontraba frente a ese lugar.
-Ese chico, me pregunto cómo estará, es raro, pero su mirada, desde aquel día la siento muy presente, no sé por qué no lo puedo evitar, ¿Tú qué harías en mi lugar?- le preguntó al perro sin esperar una respuesta, el parque no estaba muy lejos de su casa, y caminaron en silencio los siguientes minutos.
-Me duelen los pies, pero hoy te bañaré.- agarró al perro de su correa y lo metió al baño, y lo comenzó a bañar dentro de la tina donde el solía meterse, Bbang no puso ninguna restricción, y disfrutaba del baño dado por Himchan, se sentía como nunca antes, y algo que nacía dentro de él afloraba más dentro de su ser, aunque quisiera evitar pensar en aquello.
-Creo que me gustan los ojos de aquel chico.- menciono Himchan al estar secando los pelos de Bbang con una toalla blanca, después de finalizar su baño. Éste sólo levantó sus orejas y abrió sus ojos, muy sorprendidos.
-Sólo diré eso Bbang, me gusta ese chico, bueno, es lindo, pero ¿Gustar? Realmente no sé qué pensar.- se levantó del suelo donde estaba a lado de Bbang y se dirigió al baño nuevamente para está vez, él tomará un baño relajante.
Himchan se metió dentro de su bañera y tomo una larga ducha, bbang lo esperaba en la cama de éste, acurrucado, mientras pensaba en sus sentimientos sobre Himchan, parecía que la cabeza le explotaría y sin darse cuenta quedó dormido.
Cuando Himchan entró a su habitación se enterneció al ver a su mascota durmiendo, esperando por su llegada. Se terminó de vestir y se metió a su cama, acobijando a bbang a un lado suyo, mientras dejaba caer sus parpados y descansar por aquella noche del viernes, donde los siguientes días los tendría libres.
Bbang parecía muy inquieto, aún dentro de sus sueños seguía pensando en Himchan, su mente estaba desestabilizada, de pronto el típico brillo que le rodeaba al transformarse en perro lo envolvió, sin darse cuenta volvió a su forma humana, sin ninguna prenda que lo cubriese más que aquella sábana que compartía con el menor, se acercó al menor aún en estado de sueño, le abrazó por detrás y le susurró al oído “Te amo Channie” mientras que el aludido sonreía entre sus sueños, se volteó y colocó su cabeza y su mano sobre el pecho desnudo del mayor, la inquietud del mayor desapareció y ambos rostros se relajaron en aquella noche peculiar.
Un nuevo día daba inicio, los rayos del Sol atravesaban las cortinas grisáceas de la habitación de Himchan que ahora compartía con Yongguk en su forma humana.
Himchan comenzaba a abrir los ojos, como si fuera un día normal. Se sentó sobre su cama, aún con sueño se rascó los cabellos para después acomodárselos hacia atrás, mientras hacía aquel habito sintió como la cama se sumía más, y como su Bbang no estaba a su lado, giró lentamente la cabeza y vio como un chico extraño para él se encontraba durmiendo a gusto a un lado de él, sobre su misma cama.
-¿Quién eres tú?- le gritó al contrario, haciendo que el chico extraño cayera de su cama mientras las sábanas le envolvían.
-Channie, ¿Por qué me tiras…-abrió los ojos como platos al ver que no estaba en su forma canina y como inercia se tapó el pecho con la sábana que le cubría, mientras observaba como el menor se paraba alterado al otro lado de la cama.
-¿Eres el chico del parque? ¿Qué le hiciste a mi perro?-le reconoció el rostro, tantas veces de pensar en su rostro le había ayudado.
-Soy Bbang.- dijo suspirando, sabiendo que era poco probable que el menor le creyera.
-Déjate de juegos, dame a mi perro.- le ordenó.
-Soy tú perro.- Le gritó mientras se levantaba del suelo y se enrollaba la sábana en su cintura. –Eso se escuchó extraño, pero soy tú perro, soy Bbang, además que mi nombre real es Bang Yong Guk.-soltó una sonrisa que le erizó la piel al menor.
-También te podría llamar Bbang, pero ese no es el asunto, no me importa, dame a mi perro.- se recargó aún alterado sobre la pared.
-Hace frío, ¿Me podrías dar ese suéter negro que no te pones hace años? Ese que te regaló el novio de tú hermana, creyendo que eras otra talla.- sonrió de lado el mayor, mientras se inclinaba y recogía con sus manos los pantalones grises y de mezclilla del menor, rasgados y ajustados, los vio y se vistió con ellos.
-¿Cómo sabes eso?-abrió los ojos como platos.
El día que se reunió con su familia fue una semana antes de Navidad para convivir, el novio de su hermana le regaló un suéter negro, Himchan había llevado a Bbang para no sentirse solo, nadie más sabía de aquella reunión más que él, y su perro, empezó a creerle un poco al extraño sujeto en su habitación.
-Fui contigo, tú me llevaste.- dijo bostezando, mientras se acercaba al menor, arrinconándolo contra la pared. Notando sus mejillas rojizas, enternecido le sonrió cuando estuvieron a tan sólo unos centímetros de distancia.
-Vete de mi casa.- dijo el menor.
-¿Me pasas el suéter atrás de ti?- Himchan le ignoró y Bang abrió la puerta del armario que estaba a lado del menor y sacó el suéter mencionado.
-¿Quieres que me vaya?-Preguntó haciendo un puchero casi irresistible para cualquiera.
-Si.- soltó en seco, sin verle a los ojos del mayor.
Yongguk se acercó al menor quien tenía la cabeza hacia abajo, el sol comenzaba a atravesar más los ventanales con su luz, acariciaba aún la espalda desnuda de Bang, y Himchan encogido de hombros en la esquina de la pared con el cuerpo extraño acercándose más y más, Yongguk le tomó de la barbilla, alzándole el rostro para que se vieran ambos a los ojos, le sonrió al menor, con un destello dentro de sus orbes y, al igual que el contrario con un brillo hermoso en ellos, y sin darse cuenta, ambos se estaba besando, calmado y lento, disfrutando el momento, conociéndose mutuamente, con las respiraciones calmadas, con los ojos cerrados. El mayor posó sus manos en la cintura de Himchan y éste las suyas en los hombros descubiertos. Yongguk dio un paso más, haciendo que el cuerpo de Himchan chocara leve contra la pared, mientras se aventuraba a morder el labio inferior del menor entre el beso, haciendo que por este movimiento Himchan recuperará sus cabales y se alterará con las mejillas más que rojas.
-¿Aún quieres que me vaya?- preguntó mientras se coloca el suéter negro.
-Si.- dijo con la cabeza hacia abajo, notando Yongguk como lágrimas caían de sus ojos.
-¿Por qué lloras? Yo te protegeré.- Se acercó y le tomo de las manos, dándole un beso en la frente.
-Vete.- dijo en seco. Mientras el mayor le abrazó fuerte
-Debes de pensar todo esto ¿verdad?- mencionó entre el abrazo, acariciando los cabellos ajenos.
-Si.- simplemente respondió.
-Vendré mañana.-
-Ven en una semana.-
-¿Por qué?- preguntó, mientras se separaba del menor.
-Yo lo digo.- y se encerró en el baño. Yongguk suspiro y salió triste de la casa del menor, sin evitar soltar una lágrima rebelde de sus ojos.
Himchan seguía llorando encerrado en el baño, la forma en la que el mayor le había besado, había sido única, especial. La razón por la que lloraba era el miedo que sentía. En sus tiempos de escuela elemental se había enamorado de un chico, y este chico también de Himchan, eran amigos, aunque nunca se habían besado Himchan decía amarle, el día que decidió confesar sus sentimientos su amigo le rechazó por miedo a la sociedad, aunque su amistad resultó intacta, cosa que no resultó, en un arranque de celos la novia de su amigo se enteró del pasado de su novio y los expuso ante todos, recibiendo el peor de los tratos. Ambos fueron separados, y expulsados de la escuela, tomando destinos diferentes cada uno. Himchan dejó de sentir algún sentimiento amoroso hacia él, y se juró nunca volver a enamorarse de nadie, porque siempre traía problemas. Pero Yongguk le hacía pensar en arriesgarse, simplemente a amarle, pero no le conocía, ni sabía nada de él al respecto, sólo estaba confundido.
Pasaron un par de días, la Noche Buena estaba cerca, era el día de hoy y Himchan había comprado todos sus ingredientes para que comiera él, solo. No parecía buena idea, pero al menos se consentiría ese día.
Cargaba de todo en sus manos, y se le hacía difícil pero resistía bien, de pronto sintió un golpe en la espalda que le hizo caer al suelo.
-Pero miren quien es, la “amiguita de mi novio”, ¿Ahora eres una criada decrepita? Pobre.- hizo un gesto de escupir aún con Himchan en el suelo.
-Deberías de ponerle una correa, o al menos un bozal a la rabiosa.- decía Himchan mientras recogía sus cosas.
-No le digas así, respétala, “rarito”- dijo el chico, aquel que Himchan le consideraba amigo y un ex amor del pasado y nada más, pero amigo.
-Sí, rarito, rarito.- decía en tono de burla mientras sonreía malvada, con su novio detrás de ella, con cara de vergüenza.
-Increíble que aún seas tan inmadura.- La chica al sentir la indiferencia de Himchan le dio una bofeteada en el rostro.
-Yo respeto a las mujeres.- dijo sobándose la mejilla rojiza.- incluso a los animales…Pero tú ni a eso llegas.- y le regresó el golpe a la chica malcriada, quien casi cayó al suelo ante la sonrisa de Himchan, pero fue borrada tras recibir un golpe en su rostro nuevamente, está vez más fuerte y certero, el de su amigo, volviéndole a tirar al suelo.
-Discúlpate marica.- le exigió.
-Está bien.- río de lado.- Me disculpo ante dios todo poderoso por tener que hablar con un ejemplar de retraso mental tan mal hecho, y haber considerado a un bastardo mal criado como mi amigo, juro ante mi madre no cometer el mismo error, amén.- terminadas esas palabras sarcásticas con las boca abiertas se dio la espalda, mientras el chico se acercaba veloz a darle un golpe.
Himchan sintió su presencia y alcanzó a voltear, pero en vez de recibir el golpe vio como Yongguk aparecía de la nada dándole una patada en el rostro del atacante, tirándole un par de dientes y dejándole la cara sangrando, el sujeto intento volver a golpear, pero está vez a Yongguk quien le otorgó un golpe en los bajos y después en el estómago, agarrando con sus dedos la nariz regordeta del contrario, rompiéndosela, un sonido crujiente indicó aquello, acompañado de los gritos de dolor.
-Tan débil, que mal novio, terminamos.- y enfada salió de la escena la que se suponía era la buena novia.
Himchan quedó impresionado y sonriente, el karma le había pagado de la mejor manera, así que retomó el camino, deteniéndose al escuchar las palabras del mayor.
-Nunca te le acerques, eres una basura, es más a comparación de él, tú eres nada y él mucho, no te merece escoria de la sociedad.- y comenzó a seguir al menor ante los aplausos de todos los presentes.
-Ese es un hombre, bravo extraño.-
-Que bien que defiendes lo que es tuyo.-
-Ese es un novio.-
Palabras al aire entre aplausos resonaban por todos lados después de que la multitud se acercó a presenciar la escena, Himchan se sonrojo y quedó impactado por las palabras “Buen Novio”. Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando sintió que unos brazos le abrazaban por detrás, mientras el eco y el sonido parejo de un “Aw” en respuesta del acto de Yongguk
-Vamos a casa, necesitamos hablar.- Susurró al oído Yongguk a Himchan. Entre más gritos de ánimo y aplausos se alejaron de la multitud, mientras en una historia resumida, Himchan le contaba su pasado, y Yongguk hacía lo mismo en el camino de regreso a casa de Himchan.
Himchan empezó a preparar la cena aquella tarde, mientras Yongguk le miraba la silueta de su espalda desde el sofá, en la casa de Himchan la sala y la cocina estaba separadas por una puerta que estaba abierta.
-Himchan, no me importa nada esto es lo único que sé.- escuchó desde lejos el menor.
-¿De qué hablas?- respondió aún cocinando.
-Te amo.- fueron en una sola voz, sincero, mientras le abrazaba por la espalda nuevamente, quedando inmóvil por la acción.