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Te amo. por Pik

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Notas del fanfic:

Escribí este fanfic en tres horas, sin planear ni nada. No aseguro su calidad ya que está "en sucio", aún así espero que os guste ^^

PD: No vale llorar.

-¿Quieres fresas? -murmuró llenando un bol con agua, metiendo las fresas en él.

Sonreí y me acerqué a ella, cogí una fresa entera y la metí en su boca, ella la dejó entre sus labios. Entonces me acerqué y, colocando una mano sobre su mejilla, abrí la boca y junté mis labios con los suyos, robándole la fresa.

-Mmm... -ronroneé- Deliciosa.

Observé como se sonrojó y cogió otra fresa, la mordió y pasó el otro trozo por mis labios hasta que lo atrapé con los dientes. Noté como una gota de agua bajó por mi barbilla. Ella se acercó, pasó la lengua por mi cuello, subiendo hasta mi boca, limpiando la gota de agua. Me besó dulcemente mientras, con su lengua, buscaba el trozo de fresa.

El juego continuó durante unos minutos hasta que las fresas se acabaron. Pero ¿qué importaba aquello? El aire faltaba, obligándonos de vez en cuando a alejarnos. Había estado muchas veces así con ella, pero aquella vez era diferente y ambas lo sabíamos.

-No sabes lo feliz que me has hecho durante este año enana... -dijo alejándose un poco.

Ella y su manía de llamarme enana, sólo porque era un año menor que ella. Siempre fingía que no me gustaba, aunque en el fondo moría de amor cada vez que me llamaba así.

-Te quiero -fue lo único que se me ocurrió.

Volvió a sonreír y me dio un rápido beso antes de acercarse a la nevera. Sacó un bol pequeño lleno de chocolate líquido, lo metió en el microondas y lo puso un minuto.

-Era para las fresas, pero se han acabado... -dijo apoyándose en la encimera, en frente de mi.

-¿Y qué haremos con él?

-No sé -se encogió de hombros.

Cuando sacó el bol, nos dirigimos a su habitación, donde comenzamos a hablar hasta que pareció recordar el chocolate que había dejado sobre la mesita. Cogió un poco con el dedo y puso en mi labio inferior, para rápidamente acercarse y lamerlo.

El ambiente comenzó a caldearse cuando bajó su boca por mi cuello mientras desabrochaba mi camisa, botón a botón, demasiado lento, torturándome. Cuando se deshizo de ella me miró a los ojos, esperaba una respuesta, un consentimiento para continuar. Respondí besándole con fiereza, quitándole la camiseta en un acto impulsivo.

Me tumbó sobre la cama, pasando las manos por mi abdomen, mordiéndose el labio inferior. Cogió el bol y, con una cuchara, dejó caer algo de chocolate sobre mis abdominales. Sentí el chocolate caliente caer sobre mi piel e inmediatamente el contraste con su lengua, que lamió mi abdomen en sentido ascendente, limpiando cualquier señal del espeso líquido.

Entonces un gemido se escapó de mi garganta cuando mordió uno de mis pechos por encima del sujetador, para más tarde quitármelo con delicadeza. Cuando mi sujetador cayó en el suelo sentí su feroz mirada sobre mi. Antes de volver a devorarme, besó mis labios y volvió a coger la cuchara, derramando chocolate por mi escote para lamerlo rápidamente.

-Jia... -murmuró muy cerca de mi oído- Si no me detienes ahora, luego ya no podrás.

Su voz estaba cargada de deseo, de deseo por mi. Aquella idea envió un escalofrío a todo mi cuerpo, erizándome la piel, haciendo que sonriera.

-No quiero detenerte...

-Te prometo que te cuidaré -sonrió besando mi mejilla.

Bajó las manos para desabrochar los botones de mis shorts y deslizarlos por mis piernas, dejándolos caer en el suelo. Levanté la cabeza para observar como metió los dedos pulgares en la goma de mi tanga y de deshizo de él más rápido que de los vaqueros. Me miró durante unos segundos, mientras acariciaba mis piernas, hasta que bajó y al instante, sentí su húmeda lengua sobre mi intimidad. Me dejé caer sobre la cama, me temblaban las piernas y sentía mi piel ardiendo.

-Relájate enana... -escuché que dijo sobre mi piel.

Intenté entregarme por completo, relajándome, cuando sentí de dos sus dedos entrar en mi. Arqueé la espalda y abrí la boca, buscando desesperadamente una bocanada de aire. Ni sus dedos ni su boca me daban un respiro, mi cuerpo ardía por su culpa. Inconscientemente bajé una mano, enredando mis dedos en su castaña melena, acercando su boca aún más a mi. Mientras, sus dedos no dejaban de moverse en mi interior, mandando miles de descargas eléctricas al estómago.

-F-Fei... -gemí su nombre.

-Dime enana...

-N-no pares... por favor...

Escuché una suave carcajada y su lengua volvió a arremeter contra mi sexo.

Y de repente, un cosquilleo, una ola de calor, un gemido y una convulsión.

Abrí los ojos para encontrarme con su sonrisa. Me miraba con los ojos brillantes, orgullosa de lo que había causado en mi. Bajó para besar mi frente.

-Te amo enana... -susurró en mi oído.

-Yo también te amo... -jadeé, aún aturdida por el intenso orgasmo.

 

Aquella fue la primera vez que nos dijimos que nos amábamos. Después de aquello, la noche continuó. Nunca olvidaré sus gemidos, ni sus mejillas sonrojadas, ni su respiración irregular.

…............................................................................................................................................................

 

Pasaron los años y para sorpresa de muchos, seguíamos juntas. A los veinticinco años nos mudamos a las afueras de Pekín. Ella trabajaba como profesora de música en un instituto de la zona y yo era entrenadora personal. Tenía una novia maravillosa y una vida genial, pero las cosas empeoraron de la noche a la mañana.

Una noche desperté a eso de la cinco de la mañana, no encontré a Fei en la cama por lo que me levanté para buscarla.

-Fei... -dije bajando las escaleras hacia la planta de abajo.

Al final del pasillo vi la puerta del baño entreabierta y la luz encendida, de dentro se escuchaban toses y arcadas. El miedo me invadió cuando al entrar, la vi de rodillas en frente del váter, vomitando.

-Ey, cielo... ¿Qué ocurre? -recogí su pelo entre mis manos.

-N-nada... -jadeó- Estoy bien, tranquila.

Se levantó a duras penas y tambaleándose, se apoyó en el lavabo para lavarse la cara. Entonces observé restos de sangre en la comisura de sus labios.

-¿Has vomitado sangre..? -pregunté dirigiendo la mirada al lavabo.

Ella corrió a tirar de la cadena.

-No es nada -volvió a mentir.

-Fei, ¿qué ocurre?

-Nada, ya estoy mejor...

Entonces sus piernas fallaron y la cogí a tiempo, evitando que cayera al suelo.

-Nos vamos al hospital -viendo su estado, la cogí en brazos y la subí a la habitación.

Ella se limitó a asentir. Nos cambiamos de ropa y subimos al coche. Conducía con el corazón en un puño, y mirando de reojo a Fei, la cual se había quedado dormida, o se había desmayado.

Una vez llegamos la cogí en brazos y entramos en el hospital, donde su médico rápidamente nos atendió y se la llevó a una sala para examinarla. No me dejó entrar.

Temí lo peor. Tenía la extraña sensación de que el médico ya sabía lo que le pasaba por como había reaccionado al verla.

 

Pasada media hora, cinco enfermeros con una camilla entraron en la sala y tras ellos, salió el médico. Se acercó a mi cuando los mismos enfermeros de antes salieron con Fei en la camilla.

-¿A donde se la llevan? -dije sin apartar la vista de ella, intentando seguirles, pero el médico me detuvo.

-¿Meng Jia?

-Sí -respondí con algo de prisa.

-Tenemos que hablar, pasa por favor.

-Pero, ¿y Fei?

-De eso te tengo que hablar.

Asentí y le seguí con un nudo en la garganta.

-Eres la novia de Wang Pei Pei ¿no?

-De Fei, sí.

Ella odiaba que le llamaran por su nombre completo, prefería Fei a secas.

-Verás, -apoyó los codos en la mesa, inclinándose hacia delante- odio dar estas noticias, pero así lo ha querido ella.

Mi corazón se detuvo por unos segundos.

-Hace un año -continuó- le detectamos un cáncer gástrico. Se negó a la cirugía porque aún no era grave, intenté convencerla, estuve hablando con ella y le dije que había posibilidades de intentar retrasar la cirugía mediante una dieta específica y varios medicamentos pero... parece ser que el tumor se ha diseminado por fuera del estómago...

Mi cuerpo no reaccionaba. Había escuchado todo sin un mínimo cambio en mi expresión. No podía asumirlo.

-Jia, su cáncer ya no tiene cura.

Entonces me levanté de la silla.

-¿Dónde la han llevado? -pregunté con la voz temblorosa.

-Al hospital general de Pekín, allí tendrá más cuidados.

Hice una ligera reverencia y salí disparada a por el coche. Una hora después, aparqué en frente del hospital. Eran las siete de la mañana, y el sueño había desaparecido para siempre de mi.

-¿Wang Pei Pei? -pregunté a la chica de recepción.

-Habitación ciento cuarenta y dos.

-Gracias.

Subí los peldaños de las escaleras de dos en dos y casi corrí por el pasillo.

Ciento treinta y nueve, ciento cuarenta, ciento cuarenta y uno...

Cuando entré en la habitación, mi fortaleza se desvaneció y caí de rodillas en el suelo. Fei estaba tumbada en una cama, con un gotero que conectaba a una aguja clavada en su brazo y un tubo de oxígeno en su nariz. A su lado, una enfermera colocaba una bolsita en el gotero, cuando me vio, corrió a ayudarme a levantarme.

-Estoy bien, gracias... -murmuré evitando la mirada culpable de Fei.

-Si necesitáis algo pulsad el botón de al lado de la cama -dijo antes de salir y cerrar la puerta.

Me quedé en el sitio. No sabía que hacer, ni que decir.

-Jia... -escuché su voz apagada.

Levanté la cabeza para mirarle.

-¿Por qué no me dijiste nada? -intenté mantenerme firme, no podía derrumbarme delante de ella.

-Yo... no quería que te preocuparas.

-¡¿Preocuparme?! -grité- Fei, tienes cáncer de estómago, lo sabes desde hace un año y nunca te has dignado a contármelo. ¿Cuando pensabas hacerlo? ¿Cuando fueras a morirte?

Aquellas palabras salieron sin más. Inmediatamente me tapé la boca, pero seguía cabreada.

-Jia, lo siento. Pensé que podrían atrasar...

-¿Lo inevitable? ¿Que el tumor se propagase?

Mis ojos se llenaron de lágrimas, no aguantaría mucho más.

-Yo...

-¿Pretendías cargar tu sola con todo?

-Sí.

Negué con la cabeza y le di la espalda, rindiéndome.

-Jia por favor...

Me giré para mirarle a los ojos, mis manos temblaban y mis piernas amenazaban con fallar. Sin poder aguantar más, rompí a llorar. Me cubrí la cara con el brazo, como si de un niño pequeño se tratara.

-Lo siento...

Ella también estaba llorando, su voz temblaba. Aún con las lágrimas cayendo por mis mejillas me acerqué a ella y me tumbé a su lado, por la parte donde no tenía el gotero. Le abracé por la cintura y lloré junto con ella hasta que ambas nos quedamos dormidas.

 

Pasó un mes agónico. Los días pasaban lentamente mientras Fei perdía peso a un ritmo preocupante, apenas comía, y su tono de piel se apagaba, al igual que su mirada. En cambio, su sonrisa permanecía cada vez que me veía entrar por la puerta. Los médicos intentaban ser optimistas, pero ambas sabíamos que le quedaba poco. El tumor se había extendido más allá del estómago.

Desde el día en que supe lo del cáncer no volví a llorar. Me prometí ser fuerte por ella. Hasta que un día, una amiga que se había mudado a Corea hacía unos años, voló a China para visitarnos.

-Jia, hemos venido en cuanto nos llamaste... -dijo abrazándome.

-Os lo agradezco...

Mi amiga, Min, había venido con su novia Hyoyeon, la cual también era amiga nuestra.

-¿Dónde está Fei? -preguntó la rubia.

-Dentro -señalé la puerta de la habitación.

-Ve tu cariño, ahora iré -dijo Min observando como su novia desapareció tras la puerta- ¿Cómo estás?

-Mal.

La volví a abrazar. Hacía dos años que no la veía y era agradable saber que seguía ahí.

-¿Cómo se encuentra? -bajó el tono de voz, con miedo de la respuesta.

-Al borde de la muerte Min... Se me muere...

Rompí a llorar de nuevo, soltando todo lo que había aguantado durante todo el mes.

-Mi niña se va... -sollocé en su hombro.

Ella acarició mi cabeza suavemente, sin saber que decir. Entonces Hyoyeon salió de la habitación y me tocó el hombro.

-Quiere verte.

Extrañada entré en la habitación. Dentro, una enfermera le inyectaba algo en el brazo libre.

-¿Puedes dejarnos a solas? -susurró, su voz no sonaba más fuerte, no tenía fuerzas.

La enfermera dudó unos segundos hasta que se fue. Me acerqué a ella, visiblemente preocupada, me senté a su lado y le cogí de la mano.

-¿Qué pasa cielo? -besé el dorso de su mano.

-Sabes lo mucho que te amo ¿verdad?

Asentí.

-Has sido lo mejor que me ha pasado en la vida...

-Fei cariño, ¿a qué viene eso? -murmuré con un nudo en la garganta.

-Quería que lo supieras.

-Ya lo sé, lo sé. Y yo también te amo, con locura, y siempre será así.

-No quiero eso.

Una lágrima calló por su mejilla.

-¿Qué quieres decir..?

-Jia, mírame los ojos y prométeme que cuando me vaya... -le falló la voz- encontrarás a otra persona que te haga feliz y reharás tu vida.

Me tapé la boca y negué con la cabeza.

-No puedes estar hablando en serio... No puedes...

-Sólo quiero que seas feliz.

-Y lo soy, contigo.

-No me queda mucho...

Su voz se apagaba por momentos.

-No digas eso...

-Ven aquí... -sonrió, cogiéndome de la barbilla.

Me acerqué a ella para depositar un suave beso sobre sus labios. Cuando me alejé, sus lágrimas caían sobre el colchón.

-Te amo enana... -murmuró, ahogada por las lágrimas.

-Y yo a ti, te amo. Te amo... -la abracé.

La abracé con fuerza contra mi pecho, sintiendo su débil corazón contra el mío. Entonces su respiración comenzó a cesar, sus latidos perdieron fuerza y su agarre se debilitó. Me alejé de ella mientras mis lágrimas caían sin control sobre la cama. Sus ojos estaban cerrados, y la sonrisa permanecía en su boca. Entonces alguien abrió la puerta de golpe, y tres enfermeros entraron corriendo. Uno de ellos me alejó de ella.

-No... -observé como comprobaban su pulso- ¡No! ¡Dejadme con ella! -grité.

Entonces entró Min y me abrazó por la espalda, susurrando sobre mi oído que me calmara, pero su voz también temblaba. Uno de los enfermeros miró a otro y negó con la cabeza, soltando el frágil brazo de mi novia. Entonces me dejé caer en el suelo y Min se colocó delante de mi para abrazarme.

Fei murió un cinco de Febrero, dejándome completamente sola, dejando un hueco en la cama que dudo que algún día alguien pueda reemplazar. Ella se llevó mi alma y mi corazón a allá donde sea que se haya ido.

Notas finales:

Bueno, agradezco a quienes hayáis leido mi one-shot de esta preciosa pareja ^^

Espero que os haya gustado y agradecería algún review con vuestras opiniones. Muchas gracias por leer y hasta la próxima :3

 

PD: si os ha gustado este pequeño oneshot, estoy subiendo una pequeña continuación, si os interesa >>> http://www.amor-yaoi.com/viewstory.php?sid=168021#sthash.I4egpHO0.dpbs :3


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