Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Siempre serás tú. por Uchihauchiha

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hola.

Acá les traigo una nueva historia. Ha estado calando mi cabeza, hasta que no tuve de otra que rendirme ante la seductora idea de escribir sobre ellos dos, nunca he escrito sobre incestos, pero realmente los Uchiha son demasiado irresistibles, también es primera vez que escribo en base a un universo alterno.

Three-Shot.

Notas del capitulo:

Éste es el primer capítulo, y tal vez el único. 

Como ya dije, dependerá de su aceptación y opiniones, si le agrego lemon o no. 

Disfrutenlo. 

 

Sentado al borde de mi cama, recuerdo lo que un día fui… A lo largo de los años detesté la idea de que tuviésemos que crecer y cambiar porque la sociedad y las necesidades lo requerían. Yo, siendo el primogénito de los Uchiha, el genio, el perfecto, la magnificencia hecha persona, todo eso era para Fugaku Uchiha y el resto del clan. Mi infancia transcurrió rápido, estuvo rodeada de estudios y entrenamientos, mi padre siempre quiso que fuese su sucesor en la policía de Tokio, ya que él era el líder de todos los escuadrones, encargado de mantener el orden en el estado y a nivel nacional. No tuve demasiado tiempo para jugar ni disfrutar.

 Siendo aún muy pequeño me parecía un poco frustrante no poder jugar como los demás niños, pero luego escuchaba a mi padre expresarse de mí y de todo lo que quería que fuese, entonces era cuando dejaba de ser yo para ser exactamente lo que describía. Estuve muy concentrado en entrenar casi desde que tengo uso de razón, sin tener lugar a entretenimientos, mi padre siempre ha sido muy estricto.

Pero todo cambió cuando conocí el amor hecho persona… Una personita parecida a un copo de nieve, pequeño de mejillas sonrojadas, entonces fue cuando por primera vez sentí unas suaves y minúsculas manitas aferrarse a las mías, dándole un nuevo sentido a la palabra “Amor”, supe que jamás sería igual en mi vida, después de tener a aquel ser que enternecía hasta al más fuerte, conocí el verdadero sentido de mi razón de ser. A mis cortos 6 años de edad, entendí que ahora viviría para él.

A medida que el tiempo pasaba, mi pequeño hermano menor iba creciendo, volviéndose un niño fuerte, inteligente y lo más dulce que pude conocer, asimismo su admiración hacia mi persona se hacía magnánima, todo el tiempo quería estar a mi lado, aprender lo que yo hacía, veía en mi la máxima expresión de la perfección, deseaba ser como yo. Siempre iba corriendo tras de mí, sonriendo para mí, era feliz a mi lado, era sólo un pequeño infante, dulce y tierno. Lo que él no sabía que mi orgullo y mi mundo entero en mi vida era él, era feliz si él estaba feliz, y si estaba triste hacía lo que fuese por verlo sonreír de nuevo y era capaz de lo imposible por ese pequeño de ojos negros.

Recuerdo cuando no podía dormir porque tenía pesadilla y llegaba a mi habitación en busca de tu hermano mayor que te protegiera de los monstros que podría haber alrededor de su cama, yo sólo sonreía y le hacía un lado, podía ver y disfrutar como se acostabas sobre mi regazo, suspirando mientras volvía a dormir otra vez, sintiéndose seguro otra vez, porque estaba con su héroe, susurrando entre sueños un “Te amo Nii-san”, arrancándome una sonrisa de lo más profundo de mi alma, donde solo podía abrazarle fuerte y volver a dormir.

Deseaba que el tiempo no pasara, pues sabía que cuando creciera nada sería igual, yo vivía para él, pero él cuando fuera grande tendría también una razón de ser, que por supuesto que no sería yo. Pero era algo que no podía evitar, transcurría el tiempo, cuando pude tener un grado de madurez más avanzado, a los 15 años me di cuenta de algo que siempre ignoré, dentro de mi había más que un amor de hermanos, iba más allá de cualquier tipo de amor humano, lo amaba más que a mi propia vida. Entonces, quise dejar eso a un lado, pues sabía que no estaba bien, por esa razón le hice caso a una de las tantas chicas que había detrás de mí, era bastante atractivo por lo cual no fue difícil conseguir a alguien a quien llamar novia, pero no era la gran cosa… La verdad ninguna chica me llenaba, mi corazón pertenecía a una sola personita y eso lo sabía de antemano, pero algo debía hacer al respecto.

Era bastante gracioso, pues el apenas tenía 10 años cuando supo que yo tenía una novia, ese día se molestó tanto que no quería hablarme.

Flashback

– Tadaima.

– Bienvenido ¿Cómo te ha ido en tu entrenamiento hoy Itachi? – Preguntó su madre con ternura.

– Bien, nada en especial. – Contestó Itachi indiferente, mientras revisaba el refrigerador.

– Me he enterado que tienes una novia. – Le dijo Mikoto con una sonrisa, mientras estaba en la cocina.

– ¿Quién te lo ha dicho Madre? – Preguntó Itachi, sorprendido, sacando un vaso mientras lo llenaba de zumo de naranja, dándole un sorbo.

– Sasuke… Me ha dicho que te vio despedirse de ella. – Respondió despreocupada.

– ¿Eh? – Musitó aún más sorprendido, ahogándose con el jugo. – *Carraspeo* Pero… ¿En qué momento? Si no le he visto hoy…

– Cuando salió de sus clases, dijo que iría a buscar a su hermano, porque hoy entrenarían algo nuevo, supongo que fue en ese momento que te vio con tu nueva novia, Omedetō, Itachi. – Le felicitó la madre, feliz por su hijo.

– A-Arigatou gozaimasu… Pero ¿Qué te ha dicho madre? – Cuestionó preocupado.

– Me preguntó que por qué tu no le habías dicho que tenías novia, algo molesto – Respondió entre risas. – Tu hermanito no le agrada compartir a su hermano mayor, al parecer. – Dijo, aun riendo. Itachi la miró con ojos de sorpresa, no esperaba que su pequeño hermano menor lo viera con esa chica.

– ¿Te dijo algo más? – Cuestionó con un claro tono de preocupación.

– Dijo que jamás pensó que tú harías lo que hacemos tu padre y yo… Claramente te vio dándole un beso. – Le respondió aun riendo, le hacía gracia desde su perspectiva. – Sasuke es tan tierno… Pero deberías hablar con él, ha estado en su habitación y no ha salido desde que me contó eso.

Itachi sólo suspiró… Supo que eso estaba mal, nunca se perdonaría haber lastimado a su pequeño ángel. Si dispuso a caminar, llegando a la habitación de su ototo.

– ¿Sasuke?... ¿Puedo pasar?... – Preguntó detrás de la puerta cerrada.

–… – No hubo respuestas.

– Vamos Sasuke… Abre, quiero hablar contigo. – Decía, mientras giraba la manilla y notaba que tenía el seguro puesto.

–…–

–*Suspiro* No podré explicarte lo que sucedió sino me abres Sasuke… – Dijo, pero nada. Segundos después vio que no abriría así que se giró, cuando mágicamente la puerta se abría a sus espaldas. Itachi se volteó y vio a su hermanito acostado boca abajo en la cama, con el rostro mirando a la pared. – Gracias por abrir Sasuke… Yo sólo quería contarte lo que pasó. – Habló con voz suave, mientras se sentaba en la cama, a lado de su pequeño.

– No quiero oírte. – Le respondió tajante, mientras se cubría con sus brazos.

– Vamos, debes oírme… – Le dijo, volteándolo, sorprendiéndose al instante, pues vio unas claras marcas rosas en su rostro, y unos ojos hinchados, había estado llorando. – Sasuke… – Sólo pudo musitar, cuando lo notó.

– Déjame en paz Itachi. – Le dijo, intentando zafarse del agarre de su hermano mayor, fallando en el intento. El más grande, sólo lo tomó y lo estrechó en un abrazo. – Pensé que sólo me amabas a mí, hermano mentiroso… – Le dijo con una voz quebradiza. Itachi sintió como su alma se partía en dos, no soportaba oír a su hermanito diciendo eso, y menos sentir como nuevamente comenzaba a llorar.

– No te he mentido, ototo-baka… Sólo Te amo y te amaré a ti… – Le dijo en un suspiro, siendo sincero del todo. – Pero es diferente… Te amo como mi hermano – Intentó explicar, sabiendo que era mentira.

– ¡No es diferente! Si me amaras sólo a mí no hubieses besado a esa chica – Le dijo llorando con más intensidad.

– No es eso pequeño hermano, sólo que… – No supo cómo explicar.

– Si sólo me amas a mí, ¡Entonces bésame a mí y no a ella Nii-san! – Le respondió Sasuke, mientras se ponía de rodillas en la cama, frente a su hermano.

– No puedo Sasuke, eres mi hermano, y eso no está bien. – Intentó explicar Itachi.

– No tiene nada de malo, mamá y papá lo hacen siempre porque se aman, entonces si tú me amas a mí ¿Por qué no lo haces? – Cuestionó decepcionado. Itachi vio como Sasuke bajaba la mirada, triste nuevamente. Así que le tomó su pequeña barbilla haciendo que subiese la mirada. Realmente no podía negarse a esos ojos esperanzados que lo miraron al hacer la proposición, sencillamente no tenía la fuerza necesaria para hacerlo.

–Lo haré… – Le respondió con voz aterciopelada, haciendo que a Sasuke se le iluminaran los ojos, sonrosándose en el acto. El más pequeño, emocionado sólo cerró sus parpados, haciendo un mohín con sus labios, indicándole que estaba listo para recibir el beso. Itachi lo miró enterneciéndose hasta la medula, era tan adorable que rayaba en lo inverosímil. Sólo se inclinó hacia adelante, juntando sus labios con los suaves y tiernos de Sasuke, en un casto y pequeño beso, sintiendo como su corazón palpitaba fuertemente, mientras sentía como ligeramente temblaban los labios del menor, se separó y vio la cara de sorpresa del azabache menor.

–Eso… Fue im-impresionante… – Tartamudeó, sorprendido y maravillado, mientras se lanzaba en los brazos de su hermano mayor. Itachi sólo pudo sentir como los brazos de su hermano pequeño rodeaban su cuello, mientras su corazón latía fuertemente también. – ¡Te Amo Nii-san! – Le dijo el pequeño Sasuke, sorprendiendo a Itachi una vez más.

– Te Amo mucho más, Ototo. – Le respondió, abrazándolo más fuerte.

Fin del Flashback

Ese recuerdo me roba suspiros incontables, fue la primera vez que el recibía un beso y también era la primera vez en que fui feliz plenamente. Cuando cumplí 18 el apenas tenía 13, y entonces comprendí que no podía seguir a su lado, a pesar de que para él yo seguía siendo su héroe, yo lo veía como algo más, no soportaba la idea que pudiese ver a alguien más con aquellos profundos ojos negros y decirle un te amo quizá, no deseaba compartirlo, pero era ilógico si quiera pensar en eso, era sólo mi pequeño hermano menor, no debía pensar así, estaba consciente que se estaba volviendo todo un hombre, su cuerpo lo expresaba a gritos cada vez que le veía en toalla al salir de la ducha, o caminaba libremente por la casa en bóxer, era una tortura, lo que provocaba que me sintiera el ser más enfermo y despreciable sobre la faz de la tierra, y me repetía en la cabeza tal como se repite una caligrafía “sólo es tu pequeño hermano menor”, pero no surtía efecto, cada vez era más difícil desviar las miradas cada vez que iba a mi habitación a cualquier cosa, o cuando entrenaba conmigo con su katana, no era mi especialidad pero sabía manejar todo tipo  de armas, y gracias a la actividad física sudaba, su piel porcelana se humedecía ligeramente por la transpiración, mientras sus mejillas se pintaban de rosa, viéndose tentadoramente adorable.

Si era por él, dormiría conmigo todos los días, viendo películas o sólo compartiendo conocimientos de los entrenamientos y estudios, ya que él también quería ser el próximo líder de la policía, pero mi autocontrol cada vez amenazaba con desaparecer, cada vez podía mirarlo menos y a veces él lo notaba y me preguntaba qué cosa tenía que lo observaba así, sonrojándose nuevamente, y era eso, ese sonrojo que denotaba inocencia y ternura era lo que me enloquecía, era un completo enfermo. Por lo cual me fui alejando poco a poco de él, intentando reprimir mis deseos más bajos y abominables, temía a un día perder el control y cometer una locura ¡Eso jamás debía pasar!, por suerte mi trabajo me obligó a salir de la capital, enviándome directo a una aldea llamada Konoha, estábamos en plena infiltración en una peligrosa misión.

Allí en la capital, logré asesinar al yakuza más importante, al cabecilla del crimen organizado, por lo tanto tenía a la mafia japonesa detrás de mí y de mi familia, pero sobretodo de mi pequeño hermano menor, pues de alguna manera me investigaron y ellos dieron con mi única debilidad, por esa razón tuve que salir de mi antiguo hogar, mientras más lejos esté de mi Sasuke, mejor estará, mi madre se mudó a Italia junto con mi hermano menor, mientras que mi padre se quedó en Tokio, era su deber permanecer en la base central, por mi parte debía protegerlo, pero sabía que si estaba cerca de él, sería peor. Por lo tanto, envié un escuadrón especial para que cuidaran de mi hermano y mi madre.

Konoha era pequeña pero bastante moderna, dónde actualmente estoy viviendo ahora, estando bastante cerca de ser el nuevo líder de la policía de Tokio. Allí estoy lejos de los yakuza, sin embargo, desde ese punto los puedo tener vigilados y de mi ototo, mientras menos contacto tenga con él, más seguro estará. 

Cuando partí de la casa, recuerdo como Sasuke casi rogando me pidió que no me fuera, que no podía vivir sin mí, eso sin duda fue lo más difícil de todo, pero era lo mejor y lo que debía hacer. Sólo le di el típico Poke en la frente, diciéndole que será la próxima vez que nos veamos. A pesar de tener 13 años en ese entonces, era sumamente orgulloso, era un Uchiha después de todo… Ese día me observó con la mirada más fría que pude recibir, dándome una prueba fehaciente de que hasta hoy sería lo que más amaba, para ser una persona más, sólo pude cerrar los ojos e ignorar el dolor de su mirada, girándome y yéndome de allí.

Desde ese día me volví alguien mucho más frío que antes, centrado y que parecía no tener ningún tipo de debilidades ni sentimientos, todos en el trabajo me respetaban y los criminales me temían, sabían cuan despiadado podía ser con quién hacía el mal. Pero lo que nadie sabe ni sabrán es que mi única gran debilidad es él… Hoy, ya a mis 25 años, continúo amándolo como a nada en éste mundo, hoy es uno de esos días donde lo recuerdo y lo extraño mucho más de lo que se debe, necesitando encarecidamente verlo, deseo verlo ya… Abrazarlo, sin más… Pues sé que lo que realmente yo quisiera es tenerlo cerca sólo para mí, no puedo verlo como mi hermanito, lo veo más allá de cualquier vínculo de sangre, es lo más importante que tengo y que tendré, haré todo lo que sea para que él esté bien.

Suspiré pesadamente dejándome caer en la cama, era sábado en la mañana, comencé a sacar cuentas, tenía tantos años sin saber de él, seguramente a éstas alturas me odiaría, por haberme ido así de la nada, sin ninguna explicación lógica, o sin ni siquiera enviar algún e-mail o un simple mensaje de texto, pero era lo mejor, por su seguridad preferí sacrificar absolutamente todo con el único propósito que pueda llevar una vida normal y segura, hacía años que no tenía ningún tipo de contacto con mamá, con el único que mantengo contacto es con papá, pues estamos ligados por el trabajo. Me duele cada día que pasa, recordar aquellos días donde solía pasar todo el día a su lado, dónde él sonreía sólo para mí, mostrándome esas mejillas coloreadas de rosa, demostrándome su afecto con sus tiernos abrazos y pequeños besos de hermanos, sin malicia… Sólo muestras de su amor.

En momentos como hoy, dónde no tengo trabajo que hacer porque es mi día libre, siento hundirme en un enorme y gran dolor… Me es desesperante. Me pregunto cómo estará… Todo un hombre de 20 años, guapo a morir… Es mi hermano después de todo. Lo único que ánimos me da es saber que todo esto ha valido la pena, porque él está bien. Pero ya siento que no puedo estar lejos de él, lo necesito. Ojalá algún día me perdone… por haberlo dejado as. Fue lo último que pude pensar, para levantarme y darme una ducha, estaba sofocando entre tantos recuerdos, tal vez debía salir y recrear mi mente, entretenerme o entrenar, algo debía hacer.

Entre a la ducha, abrí el agua helada, dejando que congelara cada uno de mis pensamientos y penas, sintiendo como mojaba mi cabello largo, adhiriéndose a mi espalda. Estuve allí por un largo rato, luego salí atándome la toalla en mi cintura, fui a la cocina buscando algo de comer, no había desayunado aún. Me senté en la barra, comí una ensalada de frutas, no es que tuviera demasiada hambre. Me centre en traspasar cada trozo de fruta con el cubierto, intentando evadir mis pensamientos, había un silencio completamente ensordecedor, cuanta soledad había en aquel apartamento, a pesar de ser pequeño, tenía dos habitaciones, un baño, sala y cocina, se sentía sumamente espacioso hoy. Me levanté con pesadez de la butaca, lavando lo que ensucie. Estaba en eso cuando un sonido punzante irrumpió todo silencio presente ahora, era el teléfono que jamás debía sonar, y que si sonaba era porque algo malo iba o estaba por pasar.

Allí estaba, sobre la barra, con un poco de polvo sobre él, jamás lo usaba, ya que era específico para situaciones de emergencia. Lo miré con preocupación, pero lo tomé rápidamente.

– ¿Sí? – Respondió con los nervios a flor de piel.

Algo está por suceder, dieron con el paradero de Mikoto y Sasuke, pero no puedo cuidarlos a los dos, ahora mismo los he trasladado de lugar por separado, pero no estarán seguros así de fácil, Mikoto puede cuidarse sola, sin embargo, estará cerca de mí, pero Sasuke aunque sé que es capaz, no estará seguro del todo, lo envié a tu dirección, él no sabe a dónde va aún. El escuadrón encargado de su seguridad está camino a tu apartamento, toma las medidas pertinentes de seguridad, cuida muy bien de Sasuke, Itachi. Y destruye éste celular. Adiós. – Fueron las palabras claras y precisas de mi padre, yo sencillamente me había quedado sin habla, no podía digerir todo al mismo tiempo, era más de lo que podía asimilar. Sin pensarlo más, lo primero que hice fue agarrar el arma de fuego y disparar al móvil, destruyéndolo.

Luego me senté en el piso, me tomé la cabeza y comencé a asimilar cada palabra de mi padre… Sasuke… Repetí en un susurro, sólo espero que te traigan sano y salvo, sino haré trizas a quien se atreva a tocarte ¡Lo juro! No podía canalizar mis emociones, tenía demasiados sentimientos encontrados, después de tantos años tendría a Sasuke allí, frente a mí. Debo concentrarme en sus seguridad ante todo, ¿Dónde dormirá? ¿Cómo reaccionará cuando me vea? ¿Cómo reaccionaré yo? ¡Querré besarlo y abrazarlo por todo un día! Pero no, no debo. ¿Me odiará? ¡Son excesos de preguntas y los nervios junto con la ansiedad no me dejan pensar! Maldición… Sólo él logra ponerme así, fuera de mis cabales por completo, debo… Debo calmarm-

– ¡Rim…! – Un espeluznante sonido surcó mis oídos, sacándome abruptamente de mi trance emocional. ¡Han llegado! Maldición… Mataré a mi padre por avisarme minutos antes, joder, joder… Ahí está, cálmate Itachi. Respiré hondo, mientras mentalmente me repetía aquellas palabras, caminé apresurado hacia la puerta, giré la manilla, vi a uno de los escuadrones parados frente a mí.

– Jefe, misión cumplida. – Me dijo, saludando en posición.

– Entendido. – Respondí, mirando hacia los lados intentando ver donde estaba mi pequeño hermano menor, cuando mi subordinado se hizo a un lado, pude ver los que mis ojos habían añorado todos estos años, allí estaba… Mi única gran debilidad, ahí estaba él, con sus profundos ojos color oscuro, atravesándome con sorpresa, me quedé paralizado, no podía responder, mi cuerpo se quedó solidificado, observando la figura completamente diferente a la de mi imaginación.

– ¿Ita…chi? – Dijo con sorpresa, entrecortadamente. Yo sólo no pude responder, intenté decir algo, pero de mi garganta no salió absolutamente nada.

– Jefe, debemos retirarnos. – Interrumpió nuevamente mi subordinado, haciéndome salir momentáneamente de mi ensoñación.

– Entendido, gracias. Pueden retirarse. – Dije, mientras hacía un ademán para que Sasuke entrara junto con su equipaje, lo hizo a regaña dientes. No dijo nada, sólo pasó y se quedó parado ahí, con la mirada ligeramente perdida. Yo, parado detrás de él, no decía nada tampoco, sólo observaba su amplía espalda frente a mis ojos, notando lo alto que ahora estaba, apenas yo le sacaba 5 centímetros, aproximadamente. Estaba fuera de sí, no podía creer que él estaba ahí ahora. Sólo quería estrecharlo en un fuerte abrazo, pero… de la nada sentí un fuerte puñetazo en mi mejilla, impactándome contra la puerta, haciéndome abandonar mis delirios.

– ¿Pero qué…? – Fue todo lo que pude decir, no vi venir el movimiento, sólo pude sentir el impacto, mi hermano me había golpeado.

– ¡Eres un maldito insensato Itachi! – Me gritó Sasuke, claramente molesto.

– ¿Qué? ¿Por qué me golpeaste? – Cuestioné intrigado y sorprendido. Como si la respuesta no fuese obvia.

– ¡¿AÚN LO PREGUNTAS?! ¡ME ABANDONASTE IDIOTA! ¡COMO SI FUERA UN MALDITO DESCONOCIDO EN TU MALDITA VIDA! ¡TAL COMO DEJAS UN PAR DE ZAPATOS QUE YA NO TE GUSTAN! ¡O CAMBIAS DE HOGAR PORQUE NADA MÁS TE ABURRIÓ DONDE ESTABAS! ¡ERES UN MALDITO! –Me gritó, exasperado completamente, me lo merecía… Sí lo había abandonado, pero no porque no me importara, era precisamente por eso que tuve que irme. El dolor más grande que había temido sentir, lo estaba sintiendo justo ahora, el desprecio de mi hermano estaba calando mi corazón.

– Escúchame Sasuke… – Intenté hablarle.

– ¡NO QUIERO OIRTE ITACHI! ¿POR QUÉ DEMONIOS ME HAN TRAIDO AQUÍ? ¡SI FUISTE TU QUIÉN ME ABANDONÓ! ¿POR QUÉ DE NUEVO ME TRAEN A TU LADO? ¡MALDITA SEA! – Gritaba realmente molesto.

– Si dejas de gritar y me permites explicarte tal vez lo entenderías Sasuke… – Volví a hablar pausadamente.

– ¡Dije que no quiero oírte! – Exclamó, yéndose a la habitación de la derecha, que claramente era la mía, dando el portazo de la vida. Yo sólo escuché el impacto de la puerta, respiré hondo y me senté en el sofá. Es bueno volver a verte, Sasuke… Pensé, mientras sobaba mi mejilla lastimada, que duro pegaba mi pequeño hermano.

En ese momento caí en cuenta que había cambiado tanto, ya no era el pequeño de antes, era realmente alto, formado, con anchos hombros y una espalda bastante amplia, sus brazos destacaban de la franela negra que usaba, dejándose ver unos formados bíceps y tríceps, sus facciones se habían endurecido mucho más, ya no tenía aquella mirada angelical, ahora era mucho más filosa y pues… Su carácter claramente había empeorado. Te extrañé tanto, fue todo lo que pude pensar.

Después de semejante despertar, rápidamente entre en mi laptop, colocando todo tipo de seguridad dentro y fuera del apartamento, teniendo vigilancia fuera de él y a sus alrededores las 24h del día, dentro no era necesario… Pues estaba yo. Después que concluí con mi tarea, me dispuse a ordenar la habitación que había allí, ordené y limpié con dedicación, coloqué sabanas limpias, dejando todo listo para cuando Sasuke saliera o sencillamente si me tocaba dormir ahí, conociendo lo arisco que era Sasuke, no me extrañaría que no saliera sino hasta la noche o tal vez mañana.

Las horas transcurrían, y el cielo comenzaba a oscurecer, Sasuke no daba indicios de querer salir, su equipaje se había quedado en la sala, el baño estaba fuera de la habitación y en algún momento le daría hambre. Así que entré a la cocina e hice su platillo favorito, omusubi con okaka y tomates, terminé de cocinar me senté en la mesa servida, esperé unos cuantos minutos, hasta que sentí como la puerta de mi habitación se abría. El orgullo número uno había sido dominado por el hambre.

– Así que saliste… Allí está tu comida. – Le dije, mirándole.

– Tengo que comer ¿no? – Respondió con toda repugnancia posible. Se sentó frente a mí a regañadientes, pero detrás de esa coraza, podía ver aquella mirada camuflajeada, llena de felicidad porque comería lo que más le gustaba. No respondí nada, sólo vi como con delicadeza tomaba los palillos y comenzaba a degustar de su plato. Disfrutaba verle ahí, haciendo algo tan simple como comer. Continuamos nuestra comida en silencio, yo lo miraba, no podía evitar observarle, estaba feliz y mi cara me dilataba.

– ¿Qué tanto me ves? – Preguntó con un tono de cierta molestia, pero me atrevería a decir que sentí un poco de nervio.

– Nada… Sólo que estoy feliz de volver a verte. – Le respondí sincero.

– ¿Já?... ¿Cómo puedes ser tan mentiroso Itachi? – Me dijo con una mirada llena de melancolía.

– Si tan sólo quisieras escucharme sabrías por qué me fui así. – Le dije, reteniéndole la mirada.

– ¿Qué me vas a decir?... ¿Otras de tus mentiras? No, gracias. Ya tuve suficiente todos éstos años. – Respondió preciso, levantándose y lavando su plato. Yo observaba con total silicio sus movimientos. Necesitaba hacer que me escuchara, pero no sabía cómo empezar. – Supongo que ese de ahí será mi habitación. ¿No? – Cuestionó, yo sólo asentí. Él tomó su equipaje y se dispuso a entrar, cuando quiso cerrar la puerta, no se lo permití, atravesé mi mano, evitando que se encerrara de nuevo.

–No vas a ningún lado hasta que me escuches. – Sentencié con autoridad.

– No pienso escuchart- ¿Pero qué…? ¿Qué demonios crees que haces? ¡SUELTAME! – Gritaba, mientras notó lo sujeté en una llave de sumisión me escucharía sí o sí.

– No te voy a soltar hasta que me escuches. – Le dije, mientras lo tenía debajo de mí, con el rostro estampado contra el piso, y un brazo por detrás de su espalda. – Mientras más fuerza hagas, más te dolerá, deberías saberlo, Sasuke. – Le dije.

– ¡Maldito Itachi! Me estás haciendo daño joder. – Dijo, molesto, pero bajando un poco la voz. Dejó de forcejear finalmente.

– ¿Me vas a escuchar?

– ¿Tengo opción? Habla lo que vas a decir y suéltame infeliz. – Respondió tajante una vez más.

Sonreí satisfactoriamente. – ¿Si te suelto me vas a escuchar? No quiero lastimarte más. – Le dije aflojando un poco el agarre.

– Con tal de que me dejes en paz, lo que sea. Total, digas lo que digas, no te voy a perdonar, me mentiste, lo hacías todo el tiempo. – Lo miré mal, me dolía que dijese ese tipo de cosas, en lo único que le mentí es cuando le dije que sólo le amaba como un hermano. Dicho eso, lo solté y se sentó en el borde de la cama, mientras yo me sentaba en el otro extremo.

– Bien, cómo recordarás soy parte del cuerpo de policías de Tokio, ahora a un paso de ser el nuevo líder. Cuando apenas cumplí 18 años de edad, di con el yakuza más importante de todo Japón, el cabecilla del crimen organizado. Después de ahí fui ascendido rápidamente, sin embargo, eso trajo terribles consecuencias, quienes eran los que le seguían a este hombre han buscado y perseguido a mi familia, la más cercana desde entonces, pero… –

Tuve que hacer una pausa, Sasuke me escuchaba atento.

– Sabían y conocían completamente mi proceder, sabían que no tenía ninguna debilidad aparente, porque eran conscientes que mis padres se sacrificarían y yo lo permitiría, por muy duro que suene, la seguridad de mi país y mi estado está primero que todo, y mis padres lo saben… Ya que ambos son policías y tienen rangos de elite, siendo nuestro padre el líder de todos. Pero, supieron que tenía un pequeño hermano menor, en ese entonces de 13 cortos años de edad, dándose por enterados que tú y sólo tú Sasuke… Eras, eres y serás mi única gran debilidad y que prefería morir antes de permitir que algo te ocurriese. –

 Expresé con la mirada puesta en los ojos de él, siendo completamente sincero, sintiendo como mis manos temblaban con sólo imaginar que algo pudo haberle ocurrido a Sasuke. El me miraba con los ojos muy abiertos, incrédulo.

–Entonces… No tuve más remedio que alejarme de ti, por tu seguridad, la de mi madre y la mía, pues si muero no podré cuidarte, así que te enviamos a Italia, lejos de mí y todo lo que me incluyese, eliminando todo tipo de contacto, todo porque tú estuvieses seguro… Quería que crecieras seguro, con una vida normal, no llena de persecuciones. Deseaba que tuvieses una novia quizá, luego me dieras pequeños sobrinos y todo estuviera bien en lo que a ti respecta, en definitiva era, es y será lo primordial para mí, por ello, no dudé en alejarme Sasuke… Sabía que cerca de ti, representaba un terrible peligro, pero que lejos podría cuidarte. Es cierto que no tenía contacto directo contigo, pero mi padre sí, y él me informaba de absolutamente todo sobre ti, pero… No pasó un día en que no añorara tu presencia, que no recordara tu sonrisa, tu mirada, tu olor, cada cumpleaños que pasaba, comía tu comida favorita y te deseaba un feliz cumpleaños para mis adentros, deseando que donde estuvieses ahora, estuvieras bien, era todo lo que podía desear. Fue muy duro Sasuke, muy duro estar lejos de ti, sin poder si quiera escribirte una nota. Pero hoy… Ahora que te tengo aquí, no sabes lo feliz que estoy, no podrás estar más seguro ahora, estamos lejos de Tokio, será difícil que nos encuentren acá y entrar a konoha será mucho más difícil aún, este lugar es nuestro, y si algo llega a fallar, ahí estaré yo, velando por ti… Porque ayer, hoy y siempre te amaré Sasuke… –

 Le confesé, mientras sentía un nudo en la garganta amenazando con asfixiarme. Mientras su mirada de sorpresa continuaba ahí, podría jurar que vi como sus ojos se inundaban de lágrimas, dudé un segundo, pero al siguiente, noté como se deslizaba una gota cristalina por su rostro de porcelana.

– Tch ¿Por qué joder? ¿Por qué? ¡Me heriste Itachi! No te pude perdonar por ello. ¡¿Tienes idea las noches que interrogaba a mamá preguntándole por ti?! ¡Recibiendo un maldito “no lo sé Sasuke” por respuesta! ¿Tienes idea? ¡Fue un maldito infierno todos estos años! Sin saber de ti, si estabas vivo o muerto – Exclamaba Sasuke, mientras lloraba, era segunda vez en toda mi vida, donde lo veía llorar, la primera vez fue cuando robé su inocencia, con aquel beso y hoy… Seguía siendo mi pequeño. No pude contenerme, fui hacia donde estaba y lo estreché en un intenso abrazo, que fue correspondido al instante.

– Todo lo hice por ti… Sasuke. – Le dije, mientras lo soltaba. – Ahora, cálmate. Vivirás conmigo hasta nuev-

– ¿Hasta que debas abandonarme de nuevo? – Interrumpió Sasuke.

– ¿Qué? ¡No! No pienso abandonarte otra vez… Ya conseguiré la manera de cuidarte, aunque yo sea el peligro. – Dije en un claro doble sentido.

– Cómo sea. Dormiré. Estoy algo agotado, hasta mañana. – Se despidió Sasuke, recuperando la postura. Yo sólo le miré, y salí de la habitación.

El tiempo continuó su recorrido, finalmente fui a mi habitación, me acosté en mi cama sin poder evitar pensar en todo lo que había sucedido… El reloj marcaba la 1am, y yo sin poder conciliar el sueño, tenerlo ahí, tan cerca de mí, me hacía inmensamente feliz, sin embargo, representaba una tentación que debía soportar a costa de lo que sea. Daba vueltas y vueltas, intentando dormirme, pero no podía, mis sentidos estaban alterados y mis pensamientos no se quedaban callados en ningún momento.

De pronto, escuché un ruido, mi puerta se abría de espacio, tomé el arma dispuesto a ir por quien fuese, cuando lo vi ahí… vistiendo un pequeño bóxer negro, que destacaba su piel de porcelana, causándome la mayor de las sorpresas, tuve que parpadear varias veces para asegurarme que no era una cruel ilusión, para mi dicha, no lo era… Era él, Sasuke de carne y hueso, ahí frente a mí, en ropa interior.

– ¿P-Puedo dormir contigo Itachi? – Preguntó, con voz tímida. Sentí que iba a morir de tanta felicidad y ternura que ahora corría por todo mi pecho. Luego, recordé que no, que no debía ser… Que sólo era mí… Hermano. Era demasiada tentación, no soportaría tenerlo ahí en ropa interior, no a él. Recordar que era mi hermano me hacía salir de aquella ensoñación, era enfermizo.

– ¿Sasuke?... ¿No estás un poco grande para dormir conmigo? – Cuestioné, aparentado tranquilidad.

– Por favor Itachi… En aquella habitación hay muchos ruidos, no me dejan dormir, en cambio acá hay tranquilidad, quiero descansar. – Me dijo, y yo no podía negarme a una petición de él..

– Está bien, pero sólo será esta noche, mañana cambiaremos de habitación. – Respondí, continuando con mi mala actuación de tranquilidad.

– Tampoco es que desee dormir contigo idiota, es sólo… Lo que dije. – Dijo mi arisco hermano, mientras se acomodaba a mi lado, dándome la espalda.

– Já, seguro. – Me burlé. Por el contrario, yo si deseaba dormir con él, hoy y todas las noches, pero no podía permitirme esa clase de acercamiento.

Ahora, sin duda dormirme resultaría mil veces más complicado, verlo ahí, a lado de mí, en esos pequeños bóxer, me hacía perder la cordura. Respiré profundo y me enfoqué en cualquier ruido que viniera de afuera. Todo parecía calmado, finalmente escuché como Sasuke sucumbía, entrando en el mundo de los sueños. Yo sólo me quedé inmóvil, boca arriba, velando los sueños de él… Cuando sentí como éste se removía, buscando mi regazo, como cuando era niño, intenté oponerme, pero cuando le vi completamente rendido, apoyarse en mi pecho, no pude resistirme más… Allí estaba, dormido entre mis brazos.

–Nii…san… – Dijo en un corto suspiro, mientras continuaba dormido. Yo sentí como mi pecho se llenó de aire, y sólo pude sonreír.

–Te amo Sasuke… – Dije en voz baja, quedándome dormido también, sintiéndome pleno y con ganas de vivir al máximo, pues siempre serás tú, mi única razón de vivir. 

Notas finales:

Saludos a quienes leyeron y comentaron.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).