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OI Encuentro por YukoTy

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Notas del fanfic:

Voy a subir historias, la mayoría serán one-shots, de mis personajes de OI, los subiré en esta serie, algunos podrán leerse por independiente, éste está más relacionado.

Espero que os guste ^^

   Habían pasado ya 3 años desde la mudanza, ahora vivíamos los dos solos en una casa, quizás demasiado grande para mi gusto, pero era la más pequeña dentro de las objeciones de Viktor.

   Para mi era perfecta, porque era la primera vez que podía llamar a un sitio “hogar”, un sitio al que quería volver después de las clases, una casa acogedora. Era incluso mejor de lo que hubiese podido imaginar en mis días en el orfanato, cuando aún pensaba como sería tener una familia normal, pero era mejor, en mi imaginación no incluía a un novio alto, guapo, posesivo, cariñoso y que lo adoraba y mimaba más de lo que podría pedir jamás.

 

   Las cosas habían cambiado mucho, Mika y Ron también vivían en una casa, en una barriada más céntrica que en la que vivía con Viktor, su amigo castaño tenía más poder de convicción que él mismo. Todavía seguía quedando mucho con él y con Alice, de vez en cuando iba a visitar a Martha y a su familia y ahora estaba a punto de terminar su primer año de trabajo social, él quería seguir con su trabajo y pagar los gastos de la universidad, pero Viktor lo había rechazado y no dio su brazo a torcer, el se ocuparía de todos los gastos mientras Zephyr se dedicaba unicamente a estudiar. La verdad es que ahora lo agradecía, llevaba muchos años sin estudiar y el nivel de la universidad era muy alto y necesitó muchas horas de estudio para poder aprobar todos los exámenes, ahora solo le quedaba un examen de una asignatura que tenía prácticamente aprobada, con solo ir y poner su nombre sería suficiente.

 

   Volvía a casa, en el coche que Viktor le había comprado sin preguntarle, con la simple explicación de que “le haría falta para ir y venir de la universidad” aunque bien podría usar el transporte público, no hacía falta que tuvieran un coche distinto cada uno.

   Dobló la esquina y pudo ver a un chico sentado junto a su puerta, había dejado una mochila junto a él y miraba algún punto frente a él, sin prestarle atención. El pelirrojo aparcó cerca de la puerta y fue hacía el muchacho sentado en su casa. Al estar cerca pudo ver que solo era un adolescente, pelo castaño alborotado y ojos castaños, que todavía seguían fijos en ninguna parte, no notó como Zephyr se acercó a él. “Tal vez- pensó el pelirrojo- Está esperando a alguien por aquí y solo se ha sentado ahí por casualidad

   -Hola- Saludó lo más casual que se puede cuando hay un muchacho desconocido en la puerta de tu casa. El chico le miró sorprendido, de verdad no se había dado cuenta ni del ruido del coche, la puerta al cerrarse y como Zephyr había andando hasta él. El castaño se levantó de golpe, sujetando su mochila.

   -Hola- Sonrió un poco trémulo- ¿Eres Zephyr?- El pelirrojo asintió, confundido, intentando recordar esa cara de alguna parte- Mi nombre es Alex... Soy tu hermano- Canturreó, dejando salir a flote su emoción y abrazando con fuerza a Zephyr. El pelirrojo se quedó totalmente estático “hermano” eso era imposible, ese chico se había equivocado.

   -Alex- Separó al chico de su cuerpo, lo miraba con una sonrisa radiante- Yo no tengo hermanos, creo que te has equivocado- Zephyr sonrió con algo de tristeza y consternación, pero Alex no se dio por vencido.

   -Si, si lo tienes- Asintió, dando énfasis a sus palabras- Soy yo- Zephyr apretó los labios, ¿cómo iba a hacerle entender que él no tenía hermanos?

   -Hablo en serio…- Intentó explicar, pero el castaño no le dejó.

   -Nuestra madre, Regina- La expresión de Zephyr cambió y perdió todo el color de su cara, quizás él si tenía razón y era su hermano- Se casó con mi padre después de que tu nacieras, somos hermanastros- Alex se había dado cuenta del cambio del pelirrojo al mencionar a su madre, dejó de hablar, esperando que Zephyr pusiera en orden sus pensamientos.

   -Será mejor que hablemos dentro- Murmuró, abriendo la puerta y dejando entrar a su recién conocido hermano pequeño. En cuanto entraron al patio Isis y Chie saltaron a saludarle, sus dos huskies que adoptaron poco después de comprar la casa, por ese entonces Chie solo era una cachorrita gordita gracias a que su madre, Isis, nunca la dejó sola después de que sus otros cachorros murieran en la perrera, ¿cómo iba nadie a resistirse a esos brillantes ojos azules que pedían ayuda para que su hija tuviera la vida que se merecía?

   Alex saludó a las perras alegremente, a él también le gustaban los animales.

   -En casa tenemos un chihuahua- Comentó con una sonrisa, ignorando por completo el hecho de que su hermano todavía estaba en estado de shock al verle allí. Las perras fueron las primeras en entrar corriendo a la casa cuando Zephyr abrió, le siguió Alex y por último él. Hizo pasar a su hermano hasta la sala y le ofreció que se sentara mientras iba a por algo para tomar, le vendría bien tener algo más de tiempo para relajar la ansiedad que se estaba apoderando de él.

   -La verdad es que no he comido nada desde por la mañana- Sonrió alegremente el chico mientras cogía las galletas que le traía el pelirrojo.

   -¿Quieres que te prepare algo para comer?- Se preocupó Zephyr, pero Alex negó con una sonrisa radiante.

   -Me gustaría hablar contigo- El pelirrojo asintió y se sentó en otro sillón.

   -¿Cómo…?- ¿Cómo me has encontrado? ¿Por qué sabías de mi? ¿Qué haces aquí? No fue capaz de realizar ninguna pregunta, tenía una bola en la garganta que le impedía hablar con claridad.

   -La semana pasada estuvimos de limpieza a fondo- Explicó sin necesidad de que le preguntaran, entendía lo raro que sería esto para Zephyr- Mi padre y yo encontramos tu partida de nacimiento, mamá no fue capaz de tirarlo, al parecer- Alex ahora miraba al suelo con una expresión abatida- Nosotros no sabíamos nada de ti, ni siquiera mi padre, pero al preguntarle nos contó que tuvo un hijo antes…- Hizo una pausa para mirar a Zephyr, pero éste no le miraba a él- A ti- Murmuró y carraspeó para evitar las lágrimas- Yo quería conocerte, eres mi hermano, por eso viene.

   Zephyr suspiró profundamente y dejó escapar todo el aire de sus pulmones lentamente, pensó seriamente todo lo que le contaba Alex, tenía algo de sentido y también tenía algo de sentido que tuviera curiosidad por conocer a un desconocido hermano mayor. Repasó mentalmente sus palabras, tenía muchas preguntas, pero había una mucho más importante que las demás. Miró al chico que devoraba las galletas, paseó su mirada hasta llegar a la mochila abultada que traía consigo. La ansiedad regresó.

   -Alex…- Llamó en voz baja, esperando con todo su ser que la respuesta fuera positiva- ¿Tus padres saben que estás aquí?- “Por favor, por favor, que no se hubiera escapado de casa, ¿cuántos años debía tener? ¿15? ¿16?”

   Una sonrisa culpable le delató, no le hizo falta responder, estaba claro que no, que sus padres no tenían ni idea.

   -¿Cómo se te ocurre?- Quizás habló demasiado alto y demasiado brusco, Alex se encogió y desvió la mirada haciendo un mohín de disgusto- Alex, por favor, llama a tus padres ahora mismo- Ordenó suavizando su tono, pero sin poder reducir el ritmo de sus latidos.

   -No me he traído el móvil- Murmuró y Zephyr apretó los puños antes de meter la mano en el bolsillo y sacar el suyo.

   -Dime el número- Ordenó secamente.

   -No quiero- Levantó la vista de su teléfono para encontrarse con el rostro molesto y serio de Alex, pero, detrás de todo eso, vio el miedo que tenía. Era normal, solo era un adolescente rebelado que había desobedecido a sus padres y ahora temía la repercusión de sus actos.

   -Alex, tienen que estar muy preocupados por ti- Se situó frente a él y agarró sus manos- Ahora mismo tienen que estar muy asustados sin saber de ti- Alex asintió ligeramente, comenzando a llorar- Te propongo una cosa- El pelirrojo sabía que tenía una sonrisa inocente que podía convencer a cualquiera de casi cualquier cosa- Llama a tus padres ahora y pasaremos toda la tarde juntos, ¿te parece bien?- Preguntó con mucha suavidad, su hermano pequeño asintió sin poder hablar- Bien, dime el número ahora-

   Alex le quitó el teléfono de la mano con suavidad, escribió el número de su padre y le devolvió el móvil, suplicando en silencio, tenía tanto miedo reflejado en su rostro lleno de lágrimas que no pudo decirle que no.

   -¿Cómo se llama?- Preguntó justo antes de comenzar a llamar.

   -Carl- Susurró aliviado.

   -¿Diga?- Escuchó la voz ahogada al otro lado de la línea, apretó el teléfono con su mano y se alejó un poco de Alex.

   -Hola- A ver como explicaba esto- ¿Es el padre de Alex?- Escuchó una exclamación ahogada.

   -S-si, soy yo ¿Está bien? ¿Dónde está?- Casi parecía que estaba llorando, Zephyr se sintió fatal solo de escucharle.

   -Si, él ha venido a verme…- Tenía que decirle quien era, pero él también tenía miedo. Cuanta falta le hacía ahora Viktor a su lado, apoyándole.

   -¿Quién eres?- Preguntó después de que respirara varias veces, aliviado de saber que su hijo estaba bien.

   -Me llamo Zephyr Doyle- Esperó a que Carl entendiera lo que le estaba diciendo.

   -¿El hijo de Regina?- Su voz se escuchó lejana, volvía a estar angustiado. Ya era hora de empezar las explicaciones.

   -Me encontré con Alex hace unos cinco minutos en la puerta de mi casa- Explicó sin hacer pausas, no quería que Carl le interrumpiera ahora- Me dijo que había venido a conocerme…

   -¿Está ahí?- Finalmente le interrumpió.

   -Si, un segundo- Se alegró de poder dejar de hablar con ese hombre desconocido de un tema tan personal. Miró de reojo a Alex, este negaba con la cabeza y los ojos, pero Zephyr no se echó para atrás, era su padre, tenía que hablar con él. Agarró la muñeca del adolescente y dejó el teléfono con una mirada severa. Algunas veces hacía falta comportarse como un adulto.

   Alex se puso al teléfono, andando nervioso por toda la casa. Por fin el pelirrojo se dejó caer en el sillón expulsando todo el aire de sus pulmones. Isis se acercó a él y puso su cabeza sobre la rodilla de Zephyr, mirándole con sus expresivos ojos azules pálidos como el hielo sobre un lago en invierno, paseó su mano suavemente por la cabeza y el hocico de su perra mientras esperaba.

   Alex apareció por la puerta de la cocina al cabo de un rato, Chie lo seguía con curiosidad, a esa perra le encantaban las visitas y las personas desconocidas.

   -Dice que vienen a buscarme- Zephyr asintió levantándose, había tenido tiempo de relajarse.

   -Supongo que llegarán tarde- Comentó- ¿Aún vivís en la costa?- Alex asintió- Entonces vamos a salir, ¿no?- Otra sonrisa inocente, no había olvidado su promesa y eso pareció relajar a su hermano, sinceramente tenía muchas ganas de conocer al pelirrojo.

   Zephyr dejó una nota escrita a Viktor con muy pocas explicaciones, si quisiera explicar todo lo que había pasado, se pasaría más de una hora escribiendo.

 

   Zephyr llevó a su hermano pequeño al centro de la ciudad para enseñarle el museo gratuito, los monumentos que adornaban la ciudad, cines, tiendas, todo lo que haría si un amigo de fuera viniera a visitarle.

   Estaban en una tienda de cómics cuando su móvil comenzó a vibrar, no tenía la más mínima duda de que sería Viktor, se habría asustado al encontrarse la casa vacía y la escueta nota hablando de un hermano que el moreno, evidentemente, sabía que no tenía. Sonrió antes de descolgar.

   -¿Hermano?- Preguntó antes de que Zephyr pudiera abrir la boca.

   -Hijo de mi madre y su marido- Explicó sin entrar en detalles- Se escapó de su casa, pero sus padres ya vienen a por él, mientras estamos haciendo turismo- Tomó aire para continuar- Hemos ido al museo y…

   -¿Hablas en serio?- Zephyr sonrió.

   -Si, a mi también me sorprendió- Sintió la mirada de Alex sobre él- compraré algo para cenar en casa y te lo presento, ¿te parece bien?- El pelirrojo continuó ojeando las estanterías con poco interés.

   -Si, claro- Hizo una pausa- Luego nos vemos. Te amo- Zephyr sonrió tontamente.

   -Y yo a ti- Se despidió, colgó el teléfono y buscó a su hermano con la mirada.

 

   Alex hablaba tranquilamente, inesperadamente habían congeniado muy bien, Zephyr se sorprendió al descubrir que podía hablar con él sin ningún problema, era un chico simpático y carismático, de sonrisa fácil y se mostraba sinceramente interesado en todo lo que el pelirrojo le contaba.

   -Oye Zephyr…- Comenzó tímidamente después de un momento en silencio- En tu casa… ¿Vives tu solo?- Preguntó con curiosidad, se había dado cuenta de la llamada. Era una casa muy grande y esa conversación que había escuchado era claramente de una pareja, no le quedó ninguna duda después de escuchar el “y yo a ti” de su hermano.

   Zephyr sonrió para sí, se detuvo y dejó que Alex le mirara. Hacía tiempo que había dejado de ocultarse, desde el cumpleaños de Viktor y después de la boda de Mika y Ron, era algo que todo el mundo a su alrededor sabía y respetaba.

   -No, vivo con mi novio- Pensó seriamente en llamarle “pareja” pero era mejor decir las cosas como son, sin medias tintas. Observó atentamente la sorpresa de Alex, que buscaba en su rostro si aquel “novio” había sido un error. Sorpresa, confusión, pero finalmente aceptación.

   -¿Eres gay?- Preguntó con tranquilidad, Zephyr se encogió de hombros

   -Somos novios- No iba a explicar la naturaleza de la relación que tenían al principio- desde que tengo 17 años, nunca he estado con alguien más- Otra vez la sorpresa reflejada, esta vez más exagerada.

   -Es genial- Sonrió impresionado- Que llevéis tanto tiempo juntos y todavía sonrías así por él- El pelirrojo abrió la boca de la sorpresa, pero no fue capaz de decir nada más, su rostro se tiñó de un rojo sutil y no pudo ocultar una sonrisa avergonzado- ¿Me lo presentarás?- El pelirrojo solo asintió y continuó su camino para enseñarle la catedral. Alex le siguió mirando los edificios antiguos del casco antiguo de la ciudad.

   -Te lo has tomado muy bien- Comentó descuidadamente, intentaba sonsacarle algo de información sobre su vida, aunque ser disimulado nunca había sido su fuerte.

   -Mi mejor amigo es gay también- Ahora era Alex quien se encogió de hombros- Algunos compañeros se empezaron a portar mal con él después de que saliera del armario- Contó con algo de nostalgia y tristeza- Pero yo no, sigue siendo mi amigo, como si se folla a un hamster.

   Zephyr no pudo evitar soltar una carcajada.

   -Espero que no hables así delante de tus padres- Puso los brazos en jarra, para dar algo de dramatismo a la situación, pero esa sonrisa radiante no imponía nada de respeto, Alex le devolvió una sonrisa cómplice.

   -Él me dijo que la única razón por la que no había dejado el instituto era por mi apoyo- Siguió con sus historia alegremente.

   -Eso es muy bonito.

   Los dos medio-hermanos siguieron con su recorrido turístico, parando para tomar un helado en la heladería favorita de Zephyr, le había llevado allí intencionadamente, desviándose del camino principal solo para eso.

   -¿Por qué no me cuentas por qué te has escapado?- Preguntó directamente, mientras tomaba su helado.

   -Estoy enfadado con mi madre- Murmuró mirando fijamente su batido helado.

   -¿Por qué?- Preguntó con más tacto.

   -Discutimos… Cuando ella nos contó sobre ti- Suspiró y miró a Zephyr con una expresión indescifrable- Me enfadé porque… Porque me pareció muy cruel lo que te hizo.

   Zephyr sintió presión en el pecho al pensar en su madre y como se habría sentido ella, Alex era muy injusto al enfadarse hasta el punto de escaparse de su casa.

   -¿Has pensando en como se siente ella?- Alex le miró, sorprendido.

   -¿A ti no te importa que te abandonara? ¿No estás enfadado?- El chico no sinceramente no podía entenderlo.

   -Hace unos años, cuando tenía 15, fui a verla- Explicó sin mirarle- No porque estuviera enfadado, solo quería saber su razón- Alex asintió, esperando a que siguiera- No puedo enfadarme con ella, cuando yo nací ella estaba totalmente sola, al parecer su novio, es decir, mi padre, murió y ella no tenía nada- Hizo una pausa mientras jugaba con su helado- Criar a un niño no es fácil y menos sin recursos, ella solo quería que una familia estable me diera todo lo que no hubiese podido- Miró a su hermanastro con una sonrisa triste- No creo que haya nadie que la culpe más que ella misma, Alex, deberías apoyarla, ella hizo lo que creía correcto- El chico miró de nuevo a su batido, entendía lo que Zephyr le decía, no lo había pensado así.

   Cuando su madre habló sobre Zephyr solo pudo pensar en lo mucho que habría sufrido y que ella había actuado como una egoísta, no entendía como había podido abandonarlo.

   -Supongo que tienes razón… Me he portado como un niño- Suspiró- En ese momento solo pensé en ti y lo triste que tuvo que ser- Murmuró mirando al pelirrojo con arrepentimiento.

   -Está bien, solo tienes que disculparte con ella- El chico asintió.

   -Lo haré y le pediré que me cuente como se sintió- Sonrió abiertamente- No tuve en cuenta eso cuando me enfadé, solo espero que me perdone- Zephyr le devolvió la sonrisa.

   -Claro que te perdonará.

 

   Ya había caído el sol cuando Viktor entró en su casa, solo había salido unos 10 minutos para que las huskies hicieran sus cosas, el resto de la tarde la había pasado en casa, quería estar allí para cuando llegara su novio, estaba muy emocionado por ese misterioso hermano pequeño, aunque estaba un poco asustado, Zephyr se vería obligado a ver a su madre por segunda vez en su vida, ese pensamiento le provocó una punzada de dolor en el pecho. ¿Qué debería estar pensando ahora su pelirrojo? Estaba preocupado por él y le hubiese gustado estar a su lado cuando su hermano llegó de improvisto.

   Escuchó la puerta, Zephyr acababa de llegar, tuvo que contenerse para no ir corriendo a recibirle, fue a paso tranquilo hasta el salón, donde se encontró a su novio que entraba por el pasillo, se relajó al ver que sonreía. Primero comprobó que su novio estuviera bien, al menos a simple vista y ya se permitió curiosear al hermano, éste también le miraba con curiosidad.

   -Hola Viktor- Zephyr dejó las cajas de pizzas en la mesita y se acercó a él con tranquilidad y seguridad, se alzó un poco para llegar a sus labios y dejar un casto beso en ellos. Viktor le agarró por la cintura, pegándolo a su cuerpo.

   -Hola mi vida- Susurró sobre sus labios, por lo que recibió una sonrisa radiante.

   -Te presento a mi medio hermano- Agarró su mano y le hizo un gesto al chico para que entrara- Alex, él es Viktor, mi novio.

   Alex se acercó un poco tímido, podía aceptar sin problemas todas las distintas orientaciones sexuales, pero Viktor siempre tenía ese efecto en todo el mundo, seguía intimidando aunque no lo intentara.

   -Encantando- Extendió su mano para estrecharla con el chico.

   -Igualmente- Le devolvió el gesto y la sonrisa algo nerviosa.

   -Hemos traído pizza para la cena- Zephyr cogió las cajas y las llevó para la cocina mientras las dos perras le seguían dando saltos ante el olor de las pizzas, el pelirrojo tuvo que ponerlas en alto para que éstas no llegaran.

 

   Cenaron juntos, Viktor estaba muy interesado en conocer al hermanastro de su novio y saber más sobre su familia. Alex conocía a la madre y a los abuelos de Zephyr, aunque al pelirrojo no le interesaba demasiado saber de ellos, él tenía curiosidad.

   El chico les contó que no tenía mucha relación con sus abuelos maternos ni su tío, el pelirrojo ni siquiera sabía que tenía un tío, al parecer, Regina no hablaba mucho de ellos y solo se veían en ocasiones especiales, cumpleaños o navidad.

   Zephyr supuso que esa poca relación se debía a que la echaron de casa cuando se quedó embarazada, pensó que lo mejor era no decir nada, era decisión de Regina contarle eso a su hijo o no.

   Después de cenar y recoger medianamente lo que había puesto por medio, fueron al salón a ver una película mientras esperaban que llegaran los padres de Alex. El chico se acomodó en un sillón y se quedó dormido al poco tiempo, había sido muy largo para él, Zephyr no tardó mucho más de una hora en dormirse sobre Viktor.

   Al final fue el único en quedarse despierto, terminó la película y no quiso poner otra para no despertar al pelirrojo, por lo que se quedó viendo capítulos antiguos de una serie mala que siempre ponían a esa hora, para los trasnochadores.

 

   Era más de media noche cuando sonó el timbre, aunque solo Viktor y las huskies se enteraron de eso.

   -Zephyr, ya han llegado- Despertó al pelirrojo con suavidad- Ve despertando a Alex- El chico se incorporó pestañeando.

   Viktor fue hacía la puerta, donde se encontró a los padres de Alex, ellos se sorprendieron al verle, seguramente pensaron que se habían equivocado de dirección.

   -¿Sois los padres de Alex?- Preguntó el moreno con una sonrisa, ellos asintieron levemente- Soy Viktor- Se presentó escuetamente- Alex está dentro- Se echó a un lado para dejarlos entrar, Regina pasó por su lado con media sonrisa nerviosa, pero su marido se quedó con él.

   -Mi nombre es Carl, espero que Alex no le haya supuesto muchos problemas- Extendió su mano para saludar formalmente, el moreno respondió con su elegancia natural.

   -Ninguno, no se preocupe.

   Cuando Regina llegó al salón, Alex todavía estaba medio dormido, Zephyr estaba a su lado. El pelirrojo se puso tenso en cuanto la vio, se alejó rápidamente de su hermanastro hasta llegar a una esquina, mirando desde lejos.

   Alex se levantó del sillón, pero no se atrevió a acercarse a su madre, fue ella quien rompió a llorar y corrió a darle un abrazo a su hijo, le dijo algo en voz baja y él también empezó a llorar, respondió al abrazo y le pidió perdón.

   El chico dejó de mirarles, para fijar su atención en el suelo, esa situación le ponía muy nervioso. Estaba empezando a temblar cuando sintió la mano de Viktor coger la suya y toda la ansiedad se fue casi de golpe. El moreno lo mantuvo junto a él mientras el padre de Alex iba a hablar con éste. Viktor no dijo nada, pero no hacía falta, con su apoyo era suficiente.

   Hasta que las miradas se posaron en él. El pelirrojo empezó a temblar de nuevo, sinceramente no le apetecía nada hablar con ellos, ni siquiera saludarles.

   -Soy Carl, el padre de Alex- Se presentó el hombre, mirando al pelirrojo con interés, era la primera vez que veía al hijo de Regina y tenía mucha curiosidad por él. No le pasó desapercibido las manos entrelazadas de los dos- Siento mucho todo esto.

   -No, no pasa nada- Murmuró intentando que no le temblara la voz.

   -Supongo que estaréis cansados del viaje- Interrumpió Viktor- Una amiga dirige un hotel cerca de aquí, seguro que tiene una habitación libre para que paséis esta noche- Él ya estaba sacando el móvil del bolsillo antes de que nadie pudiera decir nada más.

   -No, no hace falta, no se preocupe, no queremos molestar- Se apresuró a decir Carl, pero Viktor le miró con esa sonrisa segura que convencía de todo siempre.

   -No es ninguna molestia.

   Zephyr intentaba respirar tranquilo mientras salían de su casa, no había soltado la mano de Viktor ni cuando hablaba con Lysette por el móvil y le costó soltarle cuando entró en el coche y él tuvo que entrar por la otra puerta.

   -¿Cómo estás?- Preguntó al poner el coche en marcha.

   -Me tiembla todo el cuerpo- Reconoció con una sonrisa nerviosa- Pero no estoy llorando, supongo que es una buena señal- Miró por la ventana, intentando distraerse.

   -Yo voy a estar contigo.

   -Lo sé, gracias.

 

   Dejaron los dos coches en el aparcamiento del hotel, aquella época era temporada baja por lo que no habían muchos huéspedes. El corto camino hacía la puerta se hizo tenso y eterno, lo único que quería el pelirrojo era que le dieran la habitación y salir corriendo a su casa.

   Al entrar, el recepcionista reconoció de inmediato a la pareja, ahora que vivía más cerca, ambos se veían más con Lysette, aunque Viktor y ella tenían unas agendas muy apretadas, ya todos los trabajadores sabían quien era él.

   -Señor Tenan, señor Doyle- Saludó muy formal- Ya he avisado a la señora Guilloteaus, ahora mismo les recibirá- Esperó a que los dos asintieran- Si me hacen el favor de acompañarme…

   Les llevó a una salita cerrada con llave donde les pidió que se sentaran y esperaran allí. Alex y sus padres estaban entre intimidados y sorprendidos por toda esa elegancia y el trato hacía ellos. Cuando Viktor dijo “una amiga dirige un hotel” se imaginaban algo más pequeño y barato. Lysette no tardó en llegar, con un vestido largo y elegante, entró en la habitación con una sonrisa radiante y todos los que estaban allí se levantaron.

   -Hola Viktor- Saludó con un abrazo cariñoso como siempre que se veían.

   -Perdón por molestarte a esta hora, Lysette- Respondió al saludo él, ella solo negó con la perfecta sonrisa en sus labios.

   -Zephyr, ma belle- Le abrazó y dos besos- ¿Cómo haces para estar cada día más guapo?- Preguntó con su suave acento francés, el chico solo pudo sonreír y sonrojarse, ella siempre tenía ese efecto en él, por muchos años que pasaran.

   -Lysette, ellos son Carl, Regina y Alex- Presentó Viktor- Necesitan una habitación para esta noche.

   -Solo si tiene algo libre, no queremos ser una molestia- Dijo Carl, un poco intimidado por ese lugar.

   -No se preocupen, ahora mismo Louis les prepará una habitación- Se adelantó hacía la puerta por donde habían entrado- Acompáñenme.

   Lysette habló con el recepcionista que rápidamente puso en marcha a los trabajadores necesarios ya que no tenían ninguna habitación libre con tres camas, tuvieron que llevar una auxiliar.

   En cuanto se quedaron los cinco solos, volvió el silencio incómodo a invadirles, nadie se atrevía a romperlo. La incomodidad de la situación había llegado a tanto que hasta Viktor era capaz de notarlo.

   Por suerte para ellos, no duró mucho, los trabajadores del hotel eran muy eficientes y rápidos, el pelirrojo suspiró aliviado cuando les llamaron, solo quería volver a casa y estuvo a punto de ponerse en camino de vuelta al coche cuando Regina se disculpó con su marido para volver a hablar con él.

   -Siento todo esto- Se disculpó visiblemente nerviosa- Alex me ha contado que habéis hablado- Miró al pelirrojo para cerciorarse de que sabía de lo que estaba hablando- Gracias por todo- Hubo un corto silencio incómodo en el que se miraron.

   -No tiene importancia- Respondió al fin, sin soltar la mano de Viktor, Regina se moría por preguntar por la relación entre ellos dos, pero no lo veía correcto. Esperó un poco, mirando con poco disimulo las manos entrelazadas, así quizás animaría al chico a hablarle de ellos.

   -Bueno…- Dijo al darse cuenta que no pretendía decir nada al respecto- Me voy ya, muchas gracias por todo y disculpame- Repitió antes de irse.

   Zephyr no esperó mucho más para irse, tenía que salir a la calle, respirar aíre libre y mirar al cielo, eso siempre le ayudaba a superar la ansiedad.

   Respiró hondo un par de pasos alejado de la puerta, Viktor no se había alejado de su lado, ni su mano había soltado la del pelirrojo.

   -¿Estás bien?- Preguntó con serenidad, sabía que él debía mantenerse firme para apoyar a su novio en ese momento.

   En todos estos años había descubierto que, cuando Zephyr sufría de ansiedad, debía mantenerse tranquilo, apoyándole con una actitud calmada.

   -Si- Susurró- Gracias por estar ahí- Apoyó su frente contra el pecho de Viktor, agarrando sus dos manos.

   -Siempre estaré ahí- Abrazó al chico- Lo sabes- Murmuró, Zephyr asintió sin decir nada, necesitaba unos minutos en silencio para terminar de relajarse


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