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Dæmon por ojos tristes

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Notas del fanfic:

Volví, espero que se me ubiquen un poco, sé que el resumen que incluí es...un poco ambiguo, ¡pero! Les juro que todo tendrá una explicación (más adelante, claro esta). Para que no se me pierdan, todos los sucede son antes de internet. Es decir, no había luz, celulares. ¡Vivían en chozas! ¿Se me entiende? 

En fin, espero que no. Me encanta hacerles sufrir. (No, no se vayan). [Del tipo masoquista]

(Valoro mucho (muchisisisimo) los comentarios)

Notas del capitulo:

Hola! Me costó muchísimo escribirlo, tuve que traspasarlo o se me iba la idea pero tengo la casa sola y bueno... Yo no tomo(?)

Me parece un poco corto, pero es lo que hay, yo ya sabré porqué hago las cosas *je-je-je* *se atraganta con una polilla*

Chau, chau y besos.

La noche era oscura casi para amanecer y las cenizas de los incendios volaban por el cielo.

Habían perdido, no quedaba nada por hacer.

Un grupo de hombres armados e imponentes se erguían en una habitación sucia y fétida haciendo un círculo con un crudo silencio.

—¡Este es el último! —gritó uno entrando, tirando a un muchacho como un costal hacia el suelo frío, un sonido sordo se oyó en las paredes al hacerlo caer.

El más imponente se acercó alzando al pequeño cuerpo tomándolo por el brazo hasta la altura de su rostro suspendiéndolo del piso. El bulto estaba semidesnudo y casi para perder la consciencia, lo habían encontrado moribundo en medio de la pelea, fue fácil capturarlo después de eso.

El hombre lo miró con cuidado, observando los grandes cuernos que sobresalía por su cabeza y terminaban enredándose en la punta; al instante se dio cuenta que era uno de ellos y no pudo sentir mas que asco.

Lo volteo haciéndolo rotar agarrando más fuerte el brazo que servía como cuerda notando que la mano sobrante descansaba en su vientre un poco hinchado, miró con horror que ese monstruo llevaba crías.

—¡¡Es un demonio embarazado!! —gritó soltándolo como cualquier cosa hacia el suelo. El pequeño se abrazó a si mismo haciéndose un ovillo en medio de ellos protegiendo su vientre.

—¡Tenemos que matarlo! —siseó otro con rencor mirando al suelo con repugnancia.

—¡No! Lo podemos necesitar.—dijo el primero mirando al ovillo en el suelo.

—¡¿Qué demonios te pasa?!— preguntó uno que igual que los otros miraba al muchacho que yacía en el suelo con asco.— ¡Todos esos monstruos deberían ser eliminados!— vociferó escupiendo al engendro que era.

Los otros lo miraron como un silencioso acuerdo y dejaron que otros se encargan de completar el "trabajo".

Mientras algunos se retiraba el pequeño estropajo que antes era se irguio saltando sobre uno de ellos abriendo las brillantes orbes amarillas de sus ojos, atacando a la mole que se acercaba peligrosamente a él.

Los otros solo se movían torpemente; el pequeñajo era rápido y ágil y ya no parecía la basura viviente que era antes. Este saltó sujetando sus cuellos y clavando un pequeño cuchillo filudo por sus gargantas, el que parecía que tenía más rango se implantó en la salida tapandola con su cuerpo mirandolo con rabia, no lo dejaría ir, el pequeño salto agilmente evitándolo con un salto encima de su cabeza y saliendo al exterior cruzando por ultima vez la mirada con el mastodonte.  El más grande no lo podía creer y moviéndose rápidamente gritó enviando más hombres hacia la captura.

Tenía que atraparlo, y luego, le sacaría los ojos.



***



El pequeño corría con todas las fuerzas que le daban sus debilitados pulmones, al ser pequeño le daba ventaja contra los hombres que lo perseguían pero estaba demasiado lastimado, lo habían hecho pasar muchos días sin comer ni beber y golpeándolo cada vez que podían pero había guardado sus últimas fuerzas para escapar, huir era lo único que lo tenía cuerdo y lo impulsaba hacia adelante.

"Si tan sólo tuviese mis alas" pensó rápidamente observando una salida, miro su hogar devastado y algunos como él con la mirada pérdida. Divisó acercándose un grupo de hombres armados frente a él. Aún era de madrugada y la visibilidad era poco y escasa, pero no para él. Se empezó a escuchar gritos que salían por todas partes y a pocos metros de encontrarse con su captores saltó empujando su cuerpo a un lado cayendo sobre unas cajas que se desplomaron rodando hacia un río, rodó varios metros hasta caer en las frías aguas siendo arrastrado salvajemente.

Los guardias iracundos llegaron cuando sólo un puñado de maderos flotaban siguiendo la ruda corriente hasta desaparecer.

Notas finales:

He aquí el primer capítulo, es lo primero que escribí. No el resumen, ni el título. Sino la historia en si. Esperó que les haya agradado y sí, desde el principio ya es el mpreg. Jejeje...


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