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Spa de Tensión por HappyBina

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Notas del fanfic:

Esto es una pequeña idea que salió luego de ver Go Fighting ep 8, y de que mi madrina me hiciera masajes. 

Notas del capitulo:

A Caro y a Auro-omma les debía un pequeño fic, la primera porque lo pidió, la segunda como regalo de felicitaciones por su tamagochi <3. Espero les guste.

BaekHyun pensaba que ese día era el de más mala suerte desde hacía dos semanas cuando les anunciaron las fechas de sus siguientes exámenes. Estaba histérico, rabioso, y con un dolor de columna de los mil demonios. El chico de por sí era bastante extravagante y exigente con absolutamente todo, pero cuando llegaba a esas fechas su carácter se potenciaban hasta crear un monstruo, según palabras de su propio amigo.

El blanco perfecto para la situación que se le planteó desde que su teléfono anunció una llamada de su madre.  

 

-¡Mamá tengo todavía que estudiar dos capítulos más de Lingüística, no puedo perder el tiempo!- se quejó BaekHyun desde el primer momento que entraron al lugar acordado.

 

Su madre en una decisión de última hora lo había arrastrado a un Spa bastante lujoso luego de que su amiga le cancelara una hora antes alegando un contratiempo. Y la única idea que se le ocurrió fue llevar consigo al joven estresado con la cabeza entre los libros, diciéndole qué le mejoraría el cansancio y su memoria. La mujer no era bruja, era madre, y como toda madre conocía a su hijo hasta con los ojos cerrados; él nunca le negaba nada.

 

Faltaba una semana antes de que iniciara el período de exámenes en su universidad, y en lugar de estar quedándose sin culo de tanto estar sentado con los libros, una chica muy amable le estaba conduciendo a una camilla para prepararle como primer tratamiento una mascarilla a base de algas mientras su madre se sumergía en una pileta de lodo a su lado.

 

-Agradezco que me hayas acompañado Baek, tenía hecha la reserva desde hacía meses y no podía desperdiciarla. Además el que pierdas unas cuantas horas no hará nada, al contrario te ayudará a despejar la mente.

 

-Si claro, recuerdame escribir en mi exámen un poema al olor de las cremas de algas, a lo mejor así apruebo.- sacó a relucir un tono sarcástico, pero no estaba furioso, solo un poco culpable y probablemente si no fuera muy cercano a su madre ni se le hubiera cruzado por la cabeza acompañarla. La aludida concentrada en hundirse cada vez más no le prestó atención a sus reclamos. De nada le servía, ya estaban ahí.

 

Luego de la mascarilla le dijeron que tendría una sesión de masajes, y para ser franco la idea de que alguien le pasara cosas extrañas por la espalda no le agradaba del todo, o al menos eso pensó hasta el momento que apareció por la puerta un muy sexy masajista. El tipo era un poste, el cabello plateado a juego con su uniforme blanco y las manos más gruesas y grandes que jamás había notado en un hombre. Ese hombre que con suerte pasaba la veintena juntaba todos los atributos que ponían caliente a BaekHyun, si él le iba a realizar la sesión bien podía durar todo el día.

 

Su ilusión duró lo mismo que la mirada que le lanzó el alto, éste se dirigió a recepción a la izquierda de la puerta y entabló una breve conversación antes de desaparecer a través de unas cortinas al otro extremo del salón. La curiosidad le estaba matando y no paraba de rogar porque esas manos lo tocaran. Para cuando salió de la ensoñación notó que una chica ya estaba preparando varias toallas húmedas y calientes a su lado, o no, eso si que no.

 

-¿Para que trae eso?- su tono brusco sobresaltó a la joven. -Disculpe pero no necesito esa clase de masajes, prefiero los clásicos, en serio.- rogaba por que le entendiera y lo dejara ir con el gigante de pelo plata.

 

-Esto es solo de relajación señor, son los que habían pedido en la reservación.- la pobre estaba desconcertada, con las manos suspendidas con una toalla a mitad de camino en el aire.

 

-Yo no los ordené, quiero de los masajes comunes, de esos que se hacen solo con las manos para quitar las molestias de la espalda- estaba actuando como un nene de 10 años encaprichado por un juguete, y no aceptaba un no como respuesta; la única diferencia es que no era un juguete, era un tipo que seguramente llegaba al 1,90, de labios gruesos y manos el doble de grandes que las suyas. Tenía eso en mente y no iba a dejar que nadie más le pusiera las manos encima.

 

-Iré a ver si algún masajista está disponible.

 

En cuanto la chica desapareció por el mismo lugar que el masajista sexy, Baekhyun se volteó cruzando los dedos porque el otro sea el único del lugar, y su madre no pudo evitar soltar una risa, ya lo había notado y seguro le preguntaría después en casa pero no le importó. Jamás le guardaba nada a su madre, sabía sus preferencias sexuales y tenía siempre una respuesta a cualquier duda que tuviera.

 

-Uno de ellos estará listo en 5 minutos si no le molesta esperar.- le avisó la chica regresando a juntar todo lo que había previamente preparado.

 

-Esperaré.- dijo el rubio con una seguridad inexistente y rogaba en su interior a cualquier deidad que estuviera libre quien quería. Podría jurar que hasta las personas del otro extremo de la sala podían escuchar sus latidos acelerados, había hecho una excentricidad -propia de él- y ni siquiera estaba seguro de si sería el gigante.

 

Las piernas le temblaban a medida que caminaba hasta el lugar que le habían indicado, tragando saliva de los nervios, y casi se ahoga al saber que era su día de suerte. De pié al lado de un escritorio con frascos estaba el tipo alto esperándolo, sorprendido de ver a BaekHyun entrar. Su mirada, su porte, su pelo todo le encendía y le volvía más torpe.

 

-Por favor quítese la bata y acuéstese aquí.- sin siquiera saludarlo, le señaló la camilla detrás suyo y se apresuró a preparar las cremas necesarias, BaekHyun pensó en obedecerlo de la manera más provocativa posible, pero con los nervios en contra aumentados por la condenada voz grave se acostó en cuestión de segundos tapándose la cara roja de vergüenza con su pelo, sin pronunciar una palabra.

 

Dudaba mucho que el chico pudiera ayudar a desatar la bola de nudos que tenía de lo tenso que se hallaba. Al instante en que sintió unas frías manos en su espalda, tuvo ganas de saltar y quedarse colgado del techo, esa era la primera vez que le hacían masajes profesionales, y para el colmo un chico demasiado sexy, se sentía una chica virgen a quien el chico que le gusta le habla por primera vez. Siempre se conformó con los que su amigo le daba a cambio de favores para nada buenos, y aquellos no se le acercaban a éstos ni de coña.

 

Dos segundos después de empezar BaekHyun se lamentaba no haber probado eso mucho tiempo antes. Su chico platinado hacía maravillas con las manos en su inmaculada piel, pese al estar frías por las cremas, el rubio las sentía como piedras hirviendo. El recorrido que trazaba en su espalda era descendente, empezaba por los omóplatos con movimiento circulares que le erizaban la piel, pasaba por toda la espina dorsal hasta llegar al inicio de sus caderas y volvía a subir para masajear a ambos lados de su cuello en simultáneo. BaekHyun juraba ver estrellas, se olvidó de los exámenes, de Lingüística, de su madre, incluso de qué estaba desnudo siendo tocado de una forma demasiado relajante por un extraño; solo tenía cabeza para seguir el recorrido de las manos.

 

En las zonas donde tenía un considerable nudo, el mayor apretaba más fuerte con ambas palmas, y a BaekHyun se le escapaban pequeños jadeos que tranquilamente se podrían clasificar de eróticos. El rubio bien podía sentir su miembro crecer debajo de su cuerpo, incluso lo sentía vibrar cuando las manos bajaban y se centraban en su zona lumbar. Al cabo de unos cuantos movimientos el taladrante dolor de espalda que sufría desde hacía semanas desapareció como por arte de magia. Uno a uno los dolores y punzadas que sentía cedieron, excepto los jadeos, pasaban los minutos pero estos en vez de descender aumentaban, siempre bajos pero constantes.

 

Casi al final de la sesión, el chico se concentró en su cuello pasando por sus hombros de ida y vuelta, sentía su presencia a un costado la camilla, muy cerca de su hombro, el aroma que desprendía le provocaba sobresaltos, y el silencio taladrante solo lo volvía loco, más de lo que ya estaba. De a ratos podía escuchar el sonido que provocaba la crema al chocar contra su piel, y su imaginación se encargó de interpretarlos como quisiera. Los movimientos aflojaron presión, dando atrás de su oído suaves caricias y BaekHyun ya no creía soportar más tiempo en esa posición. El detonante , la voz condenadamente grave del alto.

 

-Hemos terminado, a su lado hay paños húmedos para quitar cualquier rastro de suciedad. Lo dejo cambiarse solo, con su permiso.- le dio una sonrisa de cortesía, y se alejó a una velocidad alarmante.

 

Lo sabía, el jodido poste andante sabía que se había empalmado con solo sus toques. Aun así lejos de sentir vergüenza estaba impresionado. BaekHyun era de conseguir ligues malditamente rápido, pasaba más tiempo en los baños de clubes con alguna presa, que en la barra del mismo. La enorme diferencia era que rara vez se corría, todos sus ligues se concentraban en metersela, comerle la boca y con suerte una parte del cuello, en vez de tratar de tocarlo más; debía de ser sexo brutal y caliente para que pequeños rastros de semen salieran de su miembro. Sin embargo, en el tramo de la hora que duró la sesión se había corrido en abundantes cantidades y solo con unos simples masajes, que lejos estaban de segundas intenciones. En todo ese tiempo el rubio había descubierto nuevas zonas sensibles de su cuerpo que antes desconocía, sin necesidad de rastros de chupones, marcas de uñas, o mordidas.

 

Todavía con el tema dando vueltas en su cabeza, se limpió con los pañuelos que le había dejado y se puso de nuevo su bata para reencontrarse con su madre.

 

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Park ChanYeol se estaba cagando en su madre, y en su jefe que lo había mandado a trabajar un día que supuestamente tenía libre. Sin muchas vueltas él había ido para cubrir a una compañera por una jornada que esperaba fuese amena. Y supo que estaba equivocado en cuanto traspasó las puertas del Spa donde trabajaba y se encontró con un rubio desnulandolo y comiéndolo con la mirada desde la otra punta del lugar. No le sorprendió tampoco cuando una de sus compañeras entró un tanto molesta a pedirle que atendiera a un cliente pesado que pedía por unos masajes en su espalda. Estaba casi seguro que era el mismo chico de instantes atrás, con solo verlo podía intuir que era la clase de chicos que son un grano en el culo. Sin ánimos le aceptó la petición y se fue a lavar las manos y preparar la camilla. Para cuando tuvo todo listo esperó a que apareciera, y se sorprendió un poco al ver al mismo chico que parecía expulsar llamas de los ojos, totalmente cohibido y con una sonrisa estúpida en su rostro. Con esa imagen se permitió pensar qué sería un día fácil y con dinero extra en su bolsillo. Error.

 

El rubio definitivamente era un grano, pero no en el culo, sino en el pene. La imagen de una bola de hilo que al tirar de un extremo se revela que por dentro es un único nudo imposible de desarmar sería la mejor descripción gráfica de sus músculos. Apostaba incluso que jamás había recibido siquiera un mimo en la espalda. Y como frutilla del postre, el muy condenado era sensible en extremo y tenía reacciones inesperadas para todos los movimientos que hacía.

 

Y fue empeorando a medida que bajaba hacia los lumbares, en cuanto pudo destensar gran parte de toda esa maraña de nudos, el más bajo ya jadeaba. No quedó un solo insulto que no haya pensado hacía su madre, su jefe y su pequeño paciente. El colmo de la situación fue una vez que finalizó los masajes, el chico con su último jadeo le hizo saber que se había corrido. ¡El bastardo se había corrido con unos simples masajes! Era la primera vez que le pasaba algo así, ni siquiera había oído de la boca de sus compañeros alguna situación similar. Y como todo puto profesional que era, le dio discreción y salió corriendo antes de tener que enfrentarlo y darle explicaciones del porqué tenía una carpa en los pantalones también.

 

El muy maldito lo había calentado con esos jadeos y tuvo que pasar la hora del almuerzo controlando su propio problema en los baños para empleados. Humillante. No obstante, se alegró y desilusionó saber que aquel rubio se había marchado al terminar la sesión. Sin mentir, él chico era sexy, bajo pero tenía su encanto, y un culo firmemente moldeado, su cuerpo no era tan trabajado como el suyo pero lo mantenía en forma. Era una lástima que lo había conocido en una situación que no permitía más contacto que no pasara de lo profesional.  

 

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-ChanYeol, como el cliente de las 7 canceló en su lugar otra persona ha hecho reserva por una hora y media.

 

-¿Es el último?-suspiro -Tendré todo listo en un rato.

 

-Le avisaré- su compañera se retiró feliz de que ya terminaba su jornada, para mala del alto, todavía le quedaba ese turno más.

 

Estuvo saltando en un pié al saber que la señora de las 7 había cancelado hacía solo una hora atrás, y de la nada su alegría se esfumó. La gente que reservaba a último momento eran los que más fastidiaban a ChanYeol.

 

Como quien no le agrada la cosa, sacó todo lo que había previamente guardado y se dispuso a buscar a su último cliente. Habían pasado dos semanas exactas desde la sesión con el rubio y en todo ese tiempo fantaseó con esa inmaculada y suave espalda. Era realista al pensar que las probabilidades de que ese chico volviera eran casi nulas, pero su realismo se fue a la mierda al verlo parado en recepción. El hijo puta lucía mucho más confiado que antes, y dudaba que estuviera ahí de pura casualidad, tenía unos pantalones bien ajustados, una sonrisa de bastardo y…¿Eyeliner?. Del trabajo saldría bastante tarde.

 

Sin decirle nada se limitó a mover dos dedos frente a él llamándolo y volviendo a la sala donde estaba, no hacía falta voltearse para saber que lo seguía. Saltaba como un crío que recibe lo que pide en su interior, estaba emocionado pero no lo iba a exteriorizar jamás.

 

-Quítese la ropa y déjela en la silla de al lado...

 

-Baekhyun- le cortó el rollo de profesional, viendo la forma en que ambos se miraban y lo tensión en el ambiente no hacía falta ser adivinos para saber que las formalidades sobraban un poco.

 

El rubio estaba impaciente se le notaba al morder su labio inferior como si fue una pequeña manía, y en cuanto al alto sus manos quemaban por tocar la piel que iba quedando al descubierto mientras se quitaba la ropa. Por momentos como ése era que ama su trabajo (eso no significaba estar presente sino hasta que el cliente se subía a la camilla) admiraba lo que quería admirar, y el cuerpo de ese tal BaekHyun era una verdadera obra de arte.

 

No hacía falta decirle su nombre, el otro bien podía leerlo de una placa en su uniforme, tampoco hizo falta decirle que dejara de examinarlo con descaro, él mismo se acomodó boca abajo como si hubiera ensayado esa acción 10 veces antes de presentarse, la gracia con la que lo hizo lo delataba.

 

La cantidad de nudos en su espalda era casi la misma de la primera vez que lo atendió. A ChanYeol ya le había entrado la curiosidad de saber a qué mierda se dedicaba el otro para tener la espalda en tan alarmante estado. Tal como lo hizo antes, empezó por los omóplatos, los mismos movimientos, y las mismas reacciones, al principio se estremece sin parar y luego le siguen los jadeos. El tipo era verdaderamente sensible en toda su espalda, y no sabía si en otros lados también.

 

Pasó por su cuello y hombros y comprobó que era la zona más tensa, si no era de hacer ejercicio, mínimo pasaba muchas horas sentado con la cabeza gacha. Aprovechando la oportunidad se agachó sin dejar de mover su brazos hasta llegar a la altura del oído, su curiosidad era desbordante.

 

-Dime Baekhyun ¿Cómo es posible que en solo dos semanas hayas podido enredar casi todos los músculos de tu cuello?- las formalidades se las pasó por el culo, aparte del personal de limpieza, con mucha suerte quedaba algún otro compañero que corrió la misma suerte que él de atender a un cliente de última hora. Aunque tan afortunado como él imposible.

 

BaekHyun dejó salir un gemido ahogado antes de siquiera pensar en la respuesta- éste es mi premio por terminar mi periodo de exámenes, es normal que mi cuello duela así después.- apenas y podía entenderle lo que decía.

 

-¿Normal? Normal es tener cansancio corporal, BaekHyun, no una bola de estambre.- aquel chico era bastante raro, pero debajo de sus manos se lo veía tierno e incluso adorable. Cada estremecimiento le sabía a gloria, dando puntadas en su miembro, y podía apostar a que el rubio estaba en igual condición. La parte más complicada fue la zona lumbar, no sintió nudo alguno, pero los jadeos aumentaron de intensidad. En un acto de lucidez el más bajo se llevó una mano a la boca para evitar ser oído, y ChanYeol lo agradeció más que nada para su autocontrol.

 

Sin perder su “profesionalidad” se fue aventurando cada vez más, descendía por la espina dorsal hasta su cintura, se encargaba de masajear bien sus lados y subía para repetir el proceso llegando un poco más abajo cada vez. Llegado a un punto, BaekHyun empujaba su cadera hacia atrás en contra de sus manos, y ChanYeol rogaba por un poco más de aguante. Tan absorto estaba por mantenerse cuerdo que no se dio cuenta que sus manos se habían secado, y aprovechando la situación se trepó sobre la camilla, ambas rodillas a cada lado del cuerpo del rubio. Con el doble de crema que al principio las subidas fueron bruscamente suaves y los descensos tentadores, y los jadeos de BaekHyun pasaron a ser gemidos sin censura alguna.

 

El chico estaba violando sus oídos, y sus pantalones le decían que se diera prisa. Simulando una penetración ChanYeol dejó caer su cuerpo sobre el de BaekHyun cuando empujaba su cadera hacia atrás otra vez. Y sabía que le había gustado cuando el más bajo lanzó todo tipo de insultos entre gemidos.

 

Apresuró solo un poco las manos para poder llegar a la zona de los glúteos antes de volverse completamente loco, y con la misma crema a modo de vaselina pasar uno de sus dedos por la entrada palpitante de BaekHyun. Incluso mientras lo penetraba lo hacía de manera opuesta a sus impulsos; su mano libre no dejó de masajear la columna vertebral en ningún momento y el dedo pareció hacer lo mismo en el interior. Desesperado metió los dos restantes con brusquedad, dejando al menor la tarea de autopenetrarse mientras su mano liberaba su miembro palpitante y húmedo debido al preseminal.

 

Sin vacilar quitó los dedos y los reemplazó por su miembro lubricado con los fluidos y un poco de crema. BaekHyun no tuvo tiempo siquiera de jadear por el abandono cuando sintió el miembro del platinado partirle por la mitad. Al entrar por completo el alto esperó unos minutos hasta que el otro se acostumbrara a la intromisión, y sin poder dejar las manos quietas, retomó la tarea que había abandonado. Esparcía pequeños besos a modo de caricias en su espalda mientras sus manos masajeaban los omóplatos, bajando por los costados tocando todo a su paso; hasta que escuchó un “por favor...” deformado entre los gemidos. Comenzó un vaivén lento, saliendo casi por completo dejando solo la punta de su miembro para volverse a introducir de una sola estocada. BaekHyun se deshacía en gritos con cada penetración, y ChanYeol no podía ahogar los gemidos roncos que se le escapan, apoyando su peso en una mano al costado aumentó la velocidad al mismo tiempo que tocaba todo el contorno del otro cuerpo con su mano libre.

 

Sus masajes se fueron al diablo en el segundo que BaekHyun gritó su nombre y arqueó su espalda, bingo. Dejando todo de lado se concentró solo en tocar en cada movimiento ese punto que hacía retorcer al rubio. Sus respiraciones, sus movimientos, los ruidos de la pequeña fricción, todo se volvió errático, vertiginoso, y embriagador.

 

Al no soportarlo más BaekHyun se corrió debajo del cuerpo de ChanYeol manchando la camilla al sentir una mordida detrás de su oreja, el platinado no detuvo ni bajó la velocidad al sentir los músculos del menor atrapar su miembro y haciéndolo ver  estrellas durante su propio orgasmo.

 

Controlando su respiración se dio cuenta que se había olvidado de la hora, de su trabajo, inclusive de que algún compañero probablemente los había escuchado. Agradecía el ser de los que terminaban tarde su turno, y no estar en plena hora pico; BaekHyun tenía una potente voz además de un hermoso culo.

 

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Una vez finalizado su periodo de exámenes BaekHyun se pasó varios días con la idea de ir a otra sesión de masajes en la cabeza. Dudas tenía pocas, pero importantes igual; aquella vez fue, de un modo retorcido, suerte que el chico platinado lo hubiera atendido y sabía que jugar con la suerte no siempre terminaba bien. Sin embargo, como el idiota temerario que se hacía creer, fue a sacar turno, y no respiro de alivio sino hasta que la chica que lo atendió le preguntó si deseaba con alguien en específico.

 

En definitiva, tenía mucha suerte, desde el instante que lo conoció una aureola de suerte lo rodeaba, había descubierto cosas de su cuerpo que ni él conocía, creía aprobar casi todos los exámenes, incluso su deseo de volver a ser atendido por ese chico se hizo realidad. Más realidad de lo que creyó en un principio, su cuerpo se lo hacía saber al igual que su respiración, y el peso de ChanYeol sobre él. El haber ido a la última hora y que un cliente justo hubiera cancelado fueron, sin duda, las mejores coincidencias de toda su vida. Y no pensaba desperdiciarlas con solo una ocasión, no cuando ya se ha encaprichado con su masajista de casi dos metros, voz sexualmente grave, de pelo plata llamado ChanYeol.

 

ChanYeol al poco rato de recobrar la respiración se bajó de encima limpiándose con unas toallas húmedas, BaekHyun solo se incorporó para seguir admirandolo.

 

-Ten algunas toallas para que te puedas limpiar así no manchas la ropa, yo terminaré de recoger todo para que podamos salir.- el rubio recibió lo que le ofrecía pero no se movió.- ¿Qué pasa? Nos hemos excedido y debemos salir BaekHyun, la sesión terminó hace más de 20 minutos.


El aludido le dedicó una sonrisa sexy bordeando lo infantil y bajando de la camilla lo enfrentó.- Lo siento ChanYeol, pero la verdadera sesión recién acaba de empezar.   

Notas finales:

Ruego solo por que no me maten y que les haya gustado. A Noe aún le debo su Au Lobos que lo tengo a medio terminar.

Hasta entonces~


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