Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Beautiful moon por Yoshikawa Kanade

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Owari no Seraph

Ilustrado por Yamato Yamamoto, historia orignal por Takaya Kagami

Los personajes los he tomado prestados sin fines de lucro.

Notas del capitulo:

Antes que nada gracias por haberle picado al nombre tan raro que le puse al OS(? y ojalá disfrutes un momentito de mis incoherencias gramaticales. No te molesto más.

La reunión de este día daba inicio y como en la mayoría de los casos, estaba bajo mi orden iniciarla.


— Soy el Mayor General del Ejercito Demonio Imperial Japonés, Shinya Hiragi. Se informan los detalles y movimientos a efectuar en la próxima operación.


Kureto que se encontraba a lado contrario de la mesa y frente a mí, se levanta de su asiento y toma la palabra. Discretamente por el rabillo de mi ojo y mechones grises observo la silueta de nuestro padre, quien tiene su para nada discreto brazo de hierro alzado sosteniendo su barbilla con ambas manos  y los ojos cerrados. Aparto mis ojos de él y opto por prestar atención a lo que dice mi hermano.


Menciona la posición de los vampiros, el movimiento estratega que llevaremos a cabo para la posible captura de ellos, el número de soldados y otras cosas que puedo recitar de memoria al haberlo escuchado tantas veces. En serio, ¿estas reuniones de verdad tienen algún propósito?


Desvió mis orbes hacia el asiento que debería estar ocupado por un gruñón azabache y no puedo evitar esbozar una sonrisa mental por su impertinente comportamiento ante la eminente casa Hiragi. Si no estuviera en la misma rama creo que yo también me largaría a vaguear por ahí y no escuchar sobre la misma habladuría. Pero las cosas no son así y no va a cambiar por la fuerza de mi deseo.


Estuvimos alrededor de una hora en la sala hasta que nos retiramos. Me  puse de pie dispuesto a irme pero algo tira de la manga de mi uniforme deteniéndome. Me paro en seco y lentamente giro hacia el responsable de este acto, nada más y nada menos que Tenri Hiragi.


— ¿Deseas algo, padre? –tomo una postura firme y de respeto ante él, mi voz se torna más gruesa para mi propio gusto pero no puedo evitarlo. Es como un mecanismo que se activa sin que lo controle.


— ¿Qué sabes del irresponsable de Ichinose? –la forma en la que escupe su apellido me eriza la piel pero no por temor, es por ligera rabia-. No se presentó el día de hoy y tú eres el más cercano a ese bastardo. Me atrevería a decir que el único. ¿Qué excusa tiene para no dar la cara el muy cobarde?


No lo soporto. Me golpea el ardor en el pecho al ver como hablan de él sin conocerlo, sin darse la molestia de destapar su espíritu. ¿Cobarde? Es el humano más valiente y fuerte que he conocido, ¿y el gran Hiragi le llama cobarde?  Hago un enorme esfuerzo para no burlarme en su cara. A  pesar de que en cierta forma le agradezco por haberme criado –si es que se le puede llamar de esa forma—, el estilo que tienen los Hiragi de hacer las cosas son muy extremos.


— ¿Hmh? Es cierto, pero no tengo la más remota idea de donde pueda estar –le sonrío y prosigo hablando— No soy su mamá para estarle monitoreando las 24 horas al día. ¿Algo más?


Suelto el agarre que aún mantenía mi padre y ajusto mis guantes blancos como pretexto de que estaban algo flojos. En realidad mis manos se estaban perlando por las ligeras gotas de sudor que iniciaban a surgir.


— Shinya, tengo la total certeza de que tienes conocimiento sobre un posible traidor dentro del Ejército. Si proporcionaste tu atención al final de la reunión, tocamos ese tema y al parecer tu cerebro estaba viajando por todas las partes del mundo devastadas menos aquí, donde debiste estar. No pretendas que estoy aquí de adorno navideño y no capto tus casuales miradas y tu falta de atención a tu propia familia.


Su voz gruesa y grave son tan suaves como el sonido de un relámpago batiendo el cielo: atronador y siniestro. Nada confortante


Por supuesto, familia. Cualquiera que lo escuchara estaría temblando de miedo o ya hubiera salido huyendo. Al estarle escuchando por casi toda mi vida ya estoy acostumbrado a esa voz tan áspera y cortante como cuchillas, pero mis manos se humedecen debajo de la blanca tela porque es la primera ocasión que menciona a Guren.


Y eso no me agrada.


— ¿E insinúas que yo soy un posible cómplice? Vaya, no lo hubiera pensado ni de mí mismo.


— Ni siquiera mencioné eso, y tú fácilmente lo dices. Cómodamente se comprende como que es una afirmación. ¿Qué me dices al respecto? –en ningún momento cambió su postura, sus parpados permanecía caídos cubriendo sus ojos.


— Solo digo que es un posible pensamiento suyo, Tenri-sama. Si me permite objetar, ¿Cuál es la verdadera preocupación de la “falta de respeto” que efectúa el Teniente Coronel Ichinose? Lo remarcan siempre, solo es un miembro de la rama menor, ninguna amenaza que los Hiragi no puedan controlar.


— Precisamente eso, te hace falta mayor experiencia y conocimiento para entenderlo tan fácil –levantó sus párpados dejando a la vista sus orbes marrones—. El que sea una amenaza menor e insignificante  le otorga las armas para una posible traición. Si escoria como él está en un puesto de categoría dentro del Ejército es para tenerlo cerca y vigilándolo, al estar en un sitio que no le propicia ventaja la buscará de otro lado. Como una rata que se escurre por las alcantarillas, nadie le interesa lo que haga hasta que el roedor salga hacia la luz y provoque el caos.


— Si bien comprendo lo que dice, puedo confiarle que en absoluto es así.


— A pesar de que eres un Hiragi, Shinya –me dirige la mirada severa y pesada que me cuesta mantener la vista— eres muy inocente para darte cuenta de las artimañas de cualquiera. Tu amistad con esa rata nubla tu juicio, y refrescando tu memoria, él fue el causante de la muerte de mi prodigiosa Mahiru. Tú hermana y ex prometida.


 


Sus últimas palabras resuenan por mi cabeza como los ecos de una cueva y difícilmente se dispersan. Ahora ella se encuentra en una espada –de alguna forma— y es el demonio de Guren. Muchas cosas pasaron desde el día que le conocí hasta un agotador hoy. Si bien quise de alguna forma a esa joven mujer de largo cabello morado, después de ese engaño perdí mi norte y sur. Había pasado los últimos 10 años viviendo por esa razón, sabiendo que esos raros pesares románticos jamás serían aceptados por ella, no me molestaban, ¿pero de que otra cosa podría valerme para seguir existiendo?  Si en 5 años de asesinato aprendí lo que es sonreír y quebrarse por dentro al mismo tiempo formando murallas para que nadie entrase, el niño que era creyó que podía retomar una lejana felicidad con el más bello de los sentimientos.


No cabe duda que era un niño.


— Sé que Mahiru fue una de las primogénitas que se ganó tu preferencia, pero la causa de su confinamiento a la muerte no fue en total causa del Teniente Coronel. Traicionó su más pura y verdadera sangre de familia, rompió sus esquemas de hija perfecta perpetrando lo prohibido. Era una Hiragi al final de todo, pero todo lo hecho fue por su propia mano.


— Porque esa escoria la enredó con brutas artimañas. Mahiru fue débil al caer nuevamente a los pies de ese Ichinose, se introdujo al terreno que no debía y por fragilidad e insensatez de ella terminó muerta. Debilidad como esa tiene como único final el páramo. Fue un total desperdicio de linaje. Ojalá y tú si sepas como usar tu cerebro y no te dejes enredar por esa rata. Defendiéndolo cada vez que se marcha por esa puerta solo por ser un Hiragi, ¡Ja! Que patético, no cabe la menor duda que entre escorias la ayuda es mutua.


Sostengo su mirada sagaz, claramente me está menospreciando y rebajando a la mierda comprada que soy. Puedo vivir con ello, ha sido así durante 19 años, pero no puedo soportarlo si tales palabras van dirigidas hacia Guren. Ya fue suficiente de escuchar por mi parte.


— Eso suena a que estás resentido con una rata al haberte quitado al mejor de tus hijos haha… Pero si tanto se atormenta por una posible traición puede estar más que tranquilo mi señor Hiragi-sama, como familia que somos le debo mi lealtad, mi vida no es más que una pieza y puede moverla en cuanto usted lo desee. Así que no se mortifique más, y le concedo la razón al decir que mi pensamiento es muy inocente para visualizar que alguien inferior se vuelva una amenaza ingrata, pero si algo tengo muy en claro es precisamente lo que acabo de mencionarle. Mi lealtad está con la familia, y mi vida puede ser usada con todo gusto para ella, esa rata como usted pregona mi señor Tenri-sama, forma parte de ella sin importar seudónimos. Un apellido levanta la frágil moral humana, si usted se engrandece por el poder que le adornan seis letras después de su nombre, sin él, prácticamente tanto usted como yo, somos tan o más miserables que una rata –le sonrió como acostumbro y siento claramente su vista sobre mí. Si las miradas mataran en este instante estaría saludando el mismísimo infierno—. Que bello espécimen, ¿no?   


— Largo de aquí Hiragi


— Ya, está bien, está bien. Iré a buscar algo de queso para roer. ¿No querrá un poco para que le traiga?


— Si lo que quieres es hacerle compañía a Mahiru lo hubieses pedido desde antes y con gusto yo mismo te daba ese lujo. Es preferible dar miedo a otorgar lastima como tú.


— Nah, si fuera así yo mismo lo hubiera hecho haha –ladeo la mano varias veces en señal de despedida—. E incluso si usted lo dice, esos ideales debieron venir de algún lado, la diferencia entre educación y lavado de cerebro es tan fina como una hoja de papel, quien diría que su tan ingeniosa mente maestra fue débil para dejarse manipular. Pero aún soy útil, hasta que deje de ser así… le deseo un buen y apocalíptico día. Padre.


—Eres capaz de faltarle el respeto a tu propio padre, no te doblegas como la escoria que eres, sabes lo fácil que sería chasquear los dedos y tenerte a mis pies, tienes convicción al momento de pronunciar cada palabra –sonríe—. Si no fueras un Hiragi serías un enemigo muy digno de asesinar.


Se pone de pie y su corpulento cuerpo hace que el mío sea diminuto. Me señala la puerta con desganas y vuelve a hablar.


—Ahora largo, fuera de mi vista.


—Haha ¿cómo debería tomar eso?


Me retiro de esa sala cerrando tras de mí la monumental puerta de madera. Camino por los pasillos de la base sin detenerme  a mirar a los subordinados que se detienen a saludarme por ser el Mayor General. Siento pequeña culpita por no tomarlos en cuenta ya que siempre lo hago pero por ahora no puedo devolverles el saludo, que decir de la mirada. Es en estos momentos que me viene bien tener el flequillo tan largo para que no vean mi patética mirada.


Camino, camino y camino hasta dar con el exterior de la base pudiendo apreciar el hermoso azul oscuro que ha adquirido al cielo para dar paso al anochecer, las estrellas inundan el firmamento como nunca y como si fuera un niño, observo la gigante luna de plata que me observa sintiendo como es capaz de ver a través de esta falsa sonrisa que tengo llegando hasta mis más profundas penas. Sonrío con nostalgia y no puedo evitar echar mi cabeza hacia atrás liberando un enorme suspiro apoyándome mis manos en mis propias caderas. Me encuentro solo, no hay ni una sola alma alrededor y me siento dichoso de estarlo así por ahora. Dos cálidos cristales de agua se deslizan por lados contrarios en mis mejillas perdiéndose entre mis pómulos hasta el borde de mi cuello.


Maldita luna de queso que me pone como un bruto sentimental.


No hay sollozos, tampoco derroches por mi nariz, mucho menos un abrazo ficticio por mi parte que me brinde una inexistente estabilidad. Simplemente no hay nada, como en mi corazón. Observo el cielo nuevamente sintiendo como al agua caída de mis orbes se adhieren a mí piel dejando la huella que en esta solitaria noche he llorado. ¿Hace cuánto no lo hago? Creo que la pregunta correcta sería si alguna vez si quiera lo he hecho.


Me mantengo firme bajo una sonrisa que no tengo idea como hice mía desde pequeño, mis manos están manchadas con sangre inocente y frágil, incluso si las huellas han sido lavadas, ni la más pura de las aguas me quitara el tatuaje de la muerte concebida entre mis dedos.


En ese momento hubiese sido mejor si yo hubiera sido uno de los muertos.


Maldita familia Hiragi, maldito el Creador y el Engañador. Malditos todos ellos. Si no se llevan mi vida al menos no menosprecien aquella que si considero valiosa. Hablar de Guren como si le conociera, ¿qué carajo puede saber ese vejestorio de él? ¿Cobarde? ¿Escoria? Si ese es el nivel que el líder de la rama Hiragi le da a Guren… ¿En qué mierda lo vuelve a él? ¿EN QUÉ MALDITO DESPRECIO HUMANO ME VUELVE A MÍ?


Cierro nuevamente mis ojos cubriéndolos esta vez con una de mis manos secando las lágrimas, intentando que estas ya no se desborden más de la cuenta. Mis labios se curvan en una leve sonrisa pero no es por más cercano a felicidad, es por un intento –fallido— de no liberar ningún sollozo. Permaneciendo en el despejado cielo, sintiendo el vaho que salen de mis labios, en esta soledad mis monumentales murallas se vienen abajo dejándome totalmente vulnerable como un pétalo caído que se marchita en el suelo de la tierra.


A veces simplemente me pregunto: ¿Por qué pasar por esto? ¿Por qué yo y no otro? Si así de complicada es la vida con gusto le hubiera dado paso a otra existencia que no fuera la mía. Cualquiera menos la mía. Quizá hasta una rata pero no mi vida. No bastando con una familia de porquería… tengo ciertos sentimientos hacia una persona que no debería volviéndose más complicado el respirar pausadamente para no romperme en pedazos. Así es:


Guren Ichinose.


Es un idiota. Un gruñón. Con un nivel de indiferencia más pesado que su propio cuerpo. Arrogante. Presuntuoso. Irrespetuoso. Mal hablado.


Pero no cabe duda que es un excelente líder. Más que un Teniente Coronel, es familia, mi preciada y única verdadera familia. Puedo jugarme el cuello e incluso atravesar el infierno más ardiente por asegurar que, incluso si tiene las manos atadas, nunca duda de brindar una por ayudarte. Entonces vuelvo a hacerme las mismas preguntas: “¿Por qué pasar por esto? ¿Por qué yo y no otro?  Si así de complicada es la vida con gusto le hubiera dado paso a otra existencia que no fuera la mía.” La respuesta correcta nunca la tendré en mis manos, pero puedo asegurar que gracias a la vida de ese idiota azabache, mi vida se colorea de otros matices además del gris.


Solo hay una vida para mí, y es aquí, no puedo dársela a alguien más. De igual manera no puedo tener otra oportunidad. No me importa lo cruel e insensible que pueda llegar a ser. Equilibrando lo bueno con lo malo, considerando lo que ha pasado, la realidad es que son momentos preciados en mi vida.


Bordeando mi existir del profundo azul oscuro que se alza el esplendoroso cielo sobre mí… del blanco brillante que parpadean las estrellas… del plateado enigmático que tiene la luna… del amatista de sus ojos… del negro de su cabello… del suave y ligero canela que se torna su piel en contraste a la luz… del cálido miel que sabrán sus labios. No puedo contra estas emociones, me rebasan, me ahogan, me enloquecen, me corroen. La razón se congela y con ayuda de mis impulsos se rompe la cordura.


Este amor no correspondido fue adquiriendo forma lentamente adentrándose demasiado en mí, hasta el punto de no encontrar el sentimiento de raíz para arrancarlo de mí. Su personalidad, su voz gruñona, su cabello, su sentido del humor, la fuerte e inquebrantable voluntad, su disposición de ayudar a los que quieres, la manera que me miras y en raras ocasiones sonríes. Poco a poco se me iba aclarando todo, fuiste tú la salvación de mi existencia vacía porque en ti existe el reflejo de todo aquello que yo creí no existía más.


Sabiendo que mis pasiones jamás serán correspondidas me condeno a una vida a vivir sin amor. Tu amor, el que yo más anhelo y no tendré.


Debo parecer un completo estúpido ahora, tan deplorable por semejante sentir. Siendo el frío mi única acompañante y el dolor mi sombra diaria; susurrando que me deje llevar por ella y dejar de existir.


Desfalleciendo cada día, disfrutando y también llorando, encuentro el amor y la ausencia que causa el no poder ser complemento de otro. Preocupado siempre en el mañana, angustiado por el futuro además cargando un pasado tatuado en sangre. Culpas, que recuerdo siempre con arrepentimiento y aun así no me he liberado ese peso que aun siento sobre mi alma, pero a esta altura de la vida, de lo vivido, me pregunto ¿Qué he hecho con mi vida?


<<Prefiero dar miedo a dar lástima como tú>>


Haha… en eso no le llevo la contraria al vejestorio. Me río de mí mismo destapando mis ojos, mis lágrimas ya han secado pero mis facciones están débiles, si alguien me viese en este instante lo dejaría inconsciente y para cuando despierte le convencería de que fue un sueño lo que tuvo. A nadie le he permitido verme en este estado, jamás lloré frente a otro y por esta noche no será la excepción.


—Oye Shinya, ¿qué haces aquí?


Me tenso completamente reconociendo esa profunda voz a mis espaldas. Habla serio, como siempre y casi puedo imaginar la pose en la que se encuentra ahora. El nerviosismo quiere invadirme pero me las arreglo para mantenerlo bajo control.


De todo el maldito Ejército, de todas las malditas personas ¡¿por qué tenía que ser él?! No puedo, no, no puedo verlo a los ojos, ni siquiera a pasar por su lado e ignorarle. Estoy en blanco, tratando de usar la parte racional pero viene la realidad y la aplasta como a un insecto.


— Hey Shinya –su voz se aligera, sonando preocupada y escucho como los pasos vienen a mí.


No tengo de otra, debo fingir de nuevo sin una sola muralla para que me proteja.


Y frente a él.


— ¡Ah! ¿Qué tal Guren? –le sonrío como de costumbre y le agito la mano en gesto de saludo.


— “¿Qué tal Guren?” ¿Qué clase de pregunta es esa? Que mierda tres en la cabeza pedazo de insensato. Hace demasiado frío aquí afuera, ¿y tú me saludas como si nada? –imita mi pregunta adelgazando su voz y cambiándola por una seria y enojada para regañarme-


— ¡Jajaja! Jamás te saldrá mi sensual voz por mucho que lo intentes Guren. Y perdón no me di cuenta. Pero justo ahora no estás en disposición de regañarme eh.


Le insinué recordando lo qué hable con Tenri Hiragi al final de la junta oficial. Seguía sin mirarle a los ojos, observaba el cielo como pretexto de que veía algo y no a la nada. Me quebraría frente a él y me sentiría el más patético hombre de este puto mundo.


— ¿De qué habl…? Ah –sentía su mirada sobre mí pero no la correspondí- La junta oficial. Shinya deja de estarte involucrando más conmigo y sobre todo si es con tu propia familia.


— Pero solo te defiendo haha


— Y yo nunca te pedí que lo hicieras…


Eso ya lo sé, grandísimo tonto… Gran idiota.


— ¿Acaso parece que te escucho cuando me dices algo? Que ingenuo Guren


— Tsk, entonces no me involucres si algún día llegan a encontrar tu cadáver muerto


— Hahaha, mi espíritu vengativo te perseguiría y acosaría incluso en los momentos que te duches buscando una ofrenda que me haga descansar eternamente. ¿Y sabes qué es eso? ¿Lo sabes Guren? –imité una voz tenebrosa de película para darle énfasis a mis palabras.


— Tostadas, siempre cargas un puto pedazo de pan o tostada que no me sorprendería que te casaras con ella


Error Guren. Tu amor.


— ¿Espera qué? ¿Mientras me ducho?


— ¡Jajajaja! ¡Debiste haber visto tu cara fue malditamente épica!


Me doblo hacia adelante apretando mi estómago por la risa hasta que me calmo.


— Que molesto. Ni si quiera me estabas viendo, Shinya ¿qué sucede realmente? Usualmente me acosas con tu mirada, que no lo hagas se siente extraño


Apenas te das cuenta.


Te pido por favor no preguntes, te lo imploro no hagas más preguntas, no pregones más. Te lo ruego por favor si lo haces… yo no podré con este sentimiento. Permanezco en silencio, dándote la razón de que en verdad me sucede algo, bajo la vista al suelo después de mucho rato y meto las manos en los bolsillos delanteros de mi pantalón. Cierro los ojos nuevamente, experimentando el calador tacto de la brisa en mis mejillas y el incómodo ruido entre mis oídos. Puedo sentir una lejana esencia de pino que trajo la corriente y un embriagador aroma. El de Guren.


Querer ocultar estas pasiones y no poder hacerlo es un asco. Es un puto asco.


No me doy cuenta pero te acercas a mí desde un costado, en desesperación simplemente giro hacia ti con la cabeza gacha pasando de largo.


— Es mejor que nos vayamos, está haciendo demasiado frío… Guren


No era ninguna mentira y me sirvió de pretexto para salir de este enredo. No me detengo a observar tu rostro, simplemente me adentro al cuartel evitando cualquier contacto visual. Estaba decidido a ir directo a mi departamento hasta que un brazo tira de mí arrastrándome en dirección contraria y solo puedo escuchar el portazo desde adentro. Parpadeo varias veces reconociendo el lugar y doy una vista rápida de 360° finalizando en la mirada escéptica de un azabache malhumorado.


— Ahora mismo me dirás que mierda está pasando por ese pedazo de maní que tienes como cerebro, Shinya.


— Pareces un papá regañando a su hijo Guren –le sonreí falsamente burlándome de él esperando que se olvidara de este asunto.


— Y tú un niño malcriado. Tienes 24 Shinya, no estás en la edad de comportarte como un mocoso adolescente que no sabe manejar sus problemas –su ojos están clavados en los míos, como si estos pudieran ver a través de las barreras que justo ahora, no me protegían—. De esta oficina no sales hasta que me digas lo que está pasando.


— ¿Debo entender eso como que te preocupas por mí? –me recargué en el escritorio con las manos apoyadas en él insinuándole si realmente estaba preocupado por mí.


Guren es muy duro consigo mismo, nunca habla de sus emociones o su preocupación por los demás, si realmente estás preocupado quiero escucharlo, necesito saber que al menos para alguien si existo.


Chasqueas tu lengua con un molesto bufido y tu entrecejo se arruga, quiero reírme por esa expresión pero apenas mis labios se curvaban hablaste.


— Si ¿algún puto problema?


Ahora el que chasquea la lengua soy yo al mismo tiempo que mis hombros se relajan, bajo la mirada y mis facciones se suavizan. Te das cuenta de esto y caminas hacia mí, solo te observo con tristeza dejando ver lo patético que soy.


— Ninguno…


Apenas susurro con desganas. Observo tus pies ya que es lo único que tengo para ver y tu mano desnuda se posa en mi cabeza revolviendo mis cabellos.


— Eres un reverendo hijo de puta Guren… Mira que tratarme con lástima… —le digo con una leve carcajada tratando de no llorar nuevamente y mis dedos aprietan el borde del escritorio.


— El único hijo de puta en esta habitación eres tú –me contesta firmemente pero con suavidad—. Me causas muchos problemas viéndote de esa forma, me molesta que estés triste y yo no pueda hacer nada.


— Eso porque en verdad no puedes hacer nada, ¿qué caso tiene que lo sepas? No podrás hacer nada. Hubiera sido mejor si solo me dejabas irme a mi departamento y todo se solucionaba


— Y luego encontrar tu cadáver medio muerto. No gracias.


— Haha ni que fuera insensato, me necesitan en el Ejército… y tú también –susurré con nostalgia sintiendo el corazón latiendo desenfrenadamente. En realidad soy yo quien te necesita.


— ¿A qué te refieres con eso?


— ¿Lo ves? Si no puedes entender eso no puedes ayudarme Guren… no tiene ningún maldito caso solo… solo… —llevo mi mano hacia mi rostro con frustración como si de esa forma pudiera decir algo—. Solo… no sé…


Tener el apellido Hiragi no es un lujo, es una maldición, todos los merecedores de este apellido sabemos a la perfección que el cariño o muestras de afecto son algo de otro mundo. No podemos hablar a menos que nos lo ordenen. Desobedecer es sinónimo de traición y muerte. Sentimientos mustios son innecesarios, solo son una desviación que creó el hombre para cometer errores imperdonables sucumbiendo ante el temor de ser aceptado por otro. No necesitamos ser aceptados por nadie más que la propia familia, nuestra razón de vivir es ser leal a la rama Hiragi.


Y también nuestro motivo de muerte perpetua. Endebles son las existencias que se arrastran por un mínimo de cariño, solo los fuertes y poderosos conocen el verdadero propósito de la vida humana: El ser usado para otro.


“Ser un Hiragi es sinónimo de poder y respeto. Ustedes hijos míos, que han manchado sus oídos con las palabras <<cariño>>, << afecto>> y << amor>>, son solo una de las tantas fallas en el ser humano. Esas atrocidades que en el día de hoy se les prohíbe conocer, son solo máscaras monumentales más engañosas que cualquier demonio. El Diablo sabe de eso, es por eso que traicionó a su Dios. Solo nos usamos los unos a los otros, un trapo en el cual limpiar manos manchadas. Pregonamos la verdad sin titubear, sabemos lo que queremos conseguir y aplastaremos a quien sea necesario para obtenerlo. No se dejen engañar, en este mundo nadie los va a querer por lo que son, siempre será por el prestigio y lo que puedan obtener de ustedes. No flaqueen ante insulsos parásitos. Solo vivan para la familia Hiragi y mueran por ese ideal.”


Como si de un juramento se tratase, esas palabras fueron mencionadas con potencia y furia.


Desconozco el afecto de una familia, y creo que por eso ansío tanto el de Guren.


¿Por qué tiene que ser así? Incluso si alguien tiene buenos sentimientos y las mejores intenciones, no siempre podemos ser buenos. Hay errores que son incapaces de sobrepasar y evitarlos. Pero no hay que pensar que todos en este mundo nos van a traicionar. La corona manchada en sangre no es una muestra de superioridad y respeto. Imponente ante el indomable esclavo que no puede liberarse de sus grilletes, es solo una banal muestra de que nuestros más grandes errores pueden llevarnos al mismísimo infierno o a la inalcanzable gloria al aprender de ellos.


Lo que siento por Guren no sé si es un error, es incontrolable muchas veces, él no me está utilizando, pero resulta muy dañino para mí al no poder gritarlo con toda la fuerza que clama mi alma. Ansío tanto que él pueda comprenderlo, yo no pedí enamorarme de él, solo sucedió y… ya. No tengo derecho a pedir que me corresponda, sé muy bien que ni en sueños sucederá. Cuándo lo conocí él estaba enamorado de Mahiru, –me atrevería a decir que incluso ahora— tiempo después me di cuenta porque mi hermana lo amaba y no pude evitar caer también.


Me detengo a pensarlo cada que puedo y me doy cuenta que ya no importa, viví solo sin algún tipo de amor y mi final está marcado de la misma manera. Solo puedo arrastrarme cada día engañando a los demás con una sonrisa que duele hasta el alma. Nadie fue capaz de ver las lágrimas invisibles que mis ojos derramaban todo el tiempo, a nadie le importé si no fue por el apellido.


<<Shinya Hiragi, Mayor General del Ejército y de simpática sonrisa. Buen humor y amigable>>


Es lo que dicen de mí, pero nadie conoce simplemente a Shinya. Sin adornos, sin falsas sonrisas, una persona más, llorón, débil y patético.


Justo ahora muestro mi alma desnuda ante ti y el miedo me abraza sin descaro.


La mano de Guren se aparta de mí cabeza y veo como sus pies se alejan de mí. Lo sabía, ni siquiera tú puedes aceptar a este Shinya. Tus pasos se alejan, las lágrimas se hacen presentes y esta vez no las reprimo, dejo que ellas digan lo que tanto he callado llevando mis manos hacía mi rostro ahora empapado. El sentimiento se vuelve más frío  y cada lágrima lleva tu nombre.


Si colocan frente a nosotros algo que no podemos tocar con el fin de torturarnos, ¿Por qué los demás si pueden tocarnos el alma de manera que es incapaz de borrar esa caricia al pecho desnudo?


Vas cruzando el umbral de la puerta y siento que la vida se me va contigo. Seré egoísta pero no quiero que te me vayas. No si ahora formas parte de mí… me rindo… no soy lo suficientemente fuerte para dejarte ir.


—La luna es hermosa… Guren… —hable en apenas un sollozo. Poco me importa que me escuche llorar. 


No se oye nada y creo que de verdad te has ido dejando la puerta abierta, cómo las heridas que lleva mi corazón. Me burlo de mí mismo si esperaba que… ¿qué esperaba al decirle eso? ¿Qué regresara correspondiendo mis sentimientos? ¿Qué me abrazara sin pedirlo siquiera? ¿Qué no se fuera y consigo mi vida? Soy tan tonto.


Quiero decirte tantas cosas ahora que conoces mi lado patético, quiero verte a los ojos y decir todo lo que he callado pero las fuerzas me abandonan y mi voz se ha opacado. El mundo se detiene, la alfombra deja de tener forma para mí, mis sentidos se congelan, mis dedos dejan de sentir el borde del escritorio y mis oídos no escuchan nada. No siento nada.


He dejado de existir para el mundo y el mundo ya no existe para mí.


Derrotado cierro mis párpados desprendiéndome de todo cayendo en un trance de absoluta tranquilidad. La última gota de vida que poseía mi cuerpo se desliza por mi pómulo, mi cara choca contra algo suave y quiero quedarme para siempre en este manto de paz.


Siento un cosquilleo por mi espalda y brazos sumado a una ligera presión en mi torso. Se siente tan cálido… la soledad es cálida.


Quiero dormir en estos brazos de emociones nítidas, quiero abrazarla, corresponderla, que sepa que la quiero conmigo pero no hay fuerzas en mi cuerpo.


Justo en este instante me doy cuenta… que sigo en este mundo mientras me abrazan.


Reconocería esta fragancia embriagadora en cualquier lado y no hay dudas, es él. No se fue, no le repudió mi fatal imagen que solo denota verdad, al contrario, me protege.


Quizá la puerta nunca cerró porque Guren jamás lo hizo al momento de irse como creí, si fue capaz de escucharme… Fui capaz de decirle una vez más que lo amo.


La puerta de su corazón no fue cerrada para mí.


Me estrecha con cariño hacia su cuerpo, brindándome calor y afecto. ¿Por qué los Hiragi se privan de tan bellos palpes? Uno de sus brazos rodea mi espalda y la otra acaricia mis cabellos, el toque de sus dedos desnudos entre mis hebras grisáceas me estremece. Tan pequeño pero lo suficiente para causar que el corazón se me quiera salir del pecho.


La fragancia que desprende tu cuerpo es como una droga para mí, quiero poder sentirla, respirarla, tenerla por siempre. Mi cabeza descansa en el hueco de tu hombro y cuello al punto de que tu piel está rozando con la mía.


Ese aroma envolvente que nos acompaña, este nuevo aroma que surge entre tú y yo, sentirme completo junto a ti aunque no nos estemos tocando. Te quiero tanto ¿cómo pude vivir tanto tiempo sin ti? Te amo, te amo tanto que me da miedo, te amo con cada parte de mí hasta el punto de doler. Pero hasta que el mañana no llegue, quiero escuchar el sonido que solo puede otorgarme tu corazón.


 


Poder abrazarte y sentir el mundo.


 


Una de mis manos temblorosamente sube por todo tu torso y la otra rodea tu espalda con necesidad correspondiendo el tacto que tanto necesitaba. Depositas un beso en mi cabello y en este instante puedo profesarme completamente feliz. Una sonrisa se asoma en la comisura de mis labios y puedo asegurar, que esta es completamente real.


—Si… La luna es hermosa, Shinya.


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


“Del mismo modo que no hay noches eternas, la deslumbrante luna acabó saliendo”


 


Amaba esa oscuridad que solo compartía con su compañera la soledad. El violeta que adquiría el negro. El joven no conocía el frágil lazo que implica la amistad. De ese modo, las tinieblas se dispersan dejando ante sus orbes plagados de dolor e inocencia la senda de un final desconocido. Sosteniendo la mano de otro joven perdido entre sus demonios, quiso compartirle el último rincón de su alma que no había sido manchado, todo por verlo sonreír. Otorgándole el único sentimiento verdadero que apenas descubría.


 


 


Le dio lo último de él.


 


 


Y el joven de mirada de cielo se quedó sin nada.


 


 


 


 


 


No pudo complementar su existencia con la persona amada, pero lo haría con la oscura noche. Incluso si sus ojos llevaban el cálido azul del cielo, el negro de la noche lo amaría por siempre.


Siendo esta su desdichada condena al entregarle todo.


 

Notas finales:

La última parte la omití (tenía otras cosas pero no me entendieron algunos así que lo borré) 

Las letras en cursiva no sé si me las entendieron pero tiene mucho que ver en lo narrado del cap y por efecto de las drogas(? (ya saben, esos tic tac de menta que caen bien en este tiempo calors) >:v

Este OS fue publicado el 04/04/16 en otro lado por si lo llegan a ver y no me reporten a mí misma(? 

 

Es todo, gracias... muchas gracias por haber leído y hasta nunca

-inserte aquí los abrazos que antes les hubiera dado-

Mentira :3 

xD abrazos! E infinitos graciaas!! 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).