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Juguete por Chantaje por Abby-shan

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Notas del capitulo:

me tarde uwu la inspiracion no me daba, esta vez no pondre mis excusas sha que no tengo ninguna... Solo no podia escribir :'v

Mi amiga tuvo sexo por primera vez y ayer me conto, casi llorando el error que habia cometido. El malparido ese la ahora la ignora diciendole que no quiere salir lastimado (es el mejor amigo de mi novio), yo lo entiendo pero no me gusta ver a mi chiquis asi :'v...  el tal esq ayer no se que nos paso cuando nos besamos mas de una vez  ._. ahora me siento infiel y una perra... En fin :D A leer

 

-----------Narrado por Andrés---------

La clase de educación física es la peor de todas, por lo menos para mí. Tras de que en esta clase se dedican únicamente a restregar que unos tantos tienen estado física mientras que el resto solo recibe sátiras de parte del docente del área, como cosa rara pertenezco a los segundos. Supongo que la razón por la cual me gustan tanto los trabajos mentales es porque soy estúpidamente torpe con alguna otra cosa que se me ponga a hacer. 

Estaba recibiendo múltiples miradas asesinas por parte de la mayoría de chicas, maldije internamente que precisamente esa hora el salón de Raúl se integrara con el mío solo por el simple hecho de que el señor Farrees decidió no dictar clase de historia. Permanecí lo más lejos posible de mis compañeros de clase, tan solo me faltaba este año para salir de todo esto, la graduación de acercaba cada vez mas ¿verdad?

Todos comenzaron a unirse poco a poco en grupos de tres, unos llamaban a sus amigos y otros simplemente se haciendo en los grupos que faltaba un integrante, probablemente esa haya sido la orden del profesor. No era como si quisiera pasarla por algo y hacerme el vago pero ¿A quién me iba a arrimar? Sin medio me dejaban entrar en alguna sipa a regañadientes del docente ¿Ahora cómo le iba a hacer? Las cosas eran aún más difíciles en este momento.

Me encontraba sentado en el piso, con mis brazos rodeando mis piernas que estaba estratégicamente dobladas para cuando quisiese enterrar mi cara en estas. No lo iba a negar, también era una buena posición para tomar una siesta. Supongo que sacare otra mala nota en esta clase era mi principal opción ¿Por esta materia se puede reprobar el año?

Sentí la cercanía de alguien, supuse que sería el profesor que vendría regañarme otra vez por no hacer nada en su clase, era algo bastante habitual para mí. Levante la cabeza dispuesto a idear cualquier disculpa estúpida que me excusara para no tener que hacer lo ejercicios. Ese alguien se agacho frente a mí y yo no supe que decir al encontrarme su mirada gélida.

-¿Qué haces aquí?-, pregunto frunciendo el ceño levemente-, Se supone que debes estar formando un grupo, no haciendo de vago.

-Lo dice quien capa clases a cada rato-, exclame tratando de quitar mi vista de él, era difícil hacerlo-, No quiero ir ¿Vale? Ya suficiente tengo con soportar las miradas de tur admiradoras como para arriesgarme a que alguna de ellas accidentalmente me tire algo-, estaba de tan pésimo humor que poco me importo responderle de esa manera-, Además no me gusta el deporte, soy pésimo en esto.

-¿No tienes estado físico?-, pregunto, arqueando una ceja.

-Para nada.

-Ven-, extendió una mano hacia mí, yo la tome con inseguridad para levantarme del suelo-, Vamos, aremos equipo juntos y veras lo divertido que es hacer deporte ¿Si? Solo déjate guiar-, me dijo Raúl con voz suave, tomando de mi muñeca con suavidad para llevarme a la cancha.

Los murmullos no se hicieron esperar, estallaron sin pena a que pudiéramos oírlos con claridad. Mi cara enrojeció, desee con todas mis fuerzas volverme invisible para todos. Quise soltarme del agarre sin éxito alguno, aunque tampoco deseaba dejar de sentir cierta calidez que me proporcionaba este.

-Muchas cosas mejores se pasean a cada rato delante de tus ojos y escoges a ese niñato-, le dijo Diana entre los muchos comentarios dirigidos hacia nosotros, Raúl freno en seco y se volteo a verla, aparentemente molesto por el comentario.

Y aunque esto no fuera real yo me sentí como mierda, cosa por la cual me alarme ¿Por qué me sorprendía ese trato? No es como si fuera un masoquista ni nada por el estilo pero ¿Ya no debería estar acostumbrado a eso? Si, la costumbre, eso era.

Sentí como soltaba mi muñeca, dirigiendo toda su atención hacia Diana-Escúchame bien linda-, Raúl se acercó unos cuantos pasos a ella, parecía un poco intimidada ante el repentino confronta miento-, No andes diciendo cosas a la ligera ¿sabes? Ese es el gran problema que tienen más de una aquí-, levanto su mirada hacia las otras tres chicas que la acompañaban-, Todas tiene una lengua muy productiva, no solo lo digo por las mamadas que le dan a David-, vi como la cara de Diana enrojecía de la vergüenza que luego paso a ser ira, sus amigas no se quedaron atrás con sus reacciones.

Mire a Raúl indeciso, ahora sí que se armaría la grande. Hasta donde tenía entendido Diana era la novia formal de David, Raúl jamás se había metido con ella en este sentido o bueno, eso es lo que pude suponer por su rostro.

-¿Cómo te atreves a decir eso?-, pregunto esta, con indignación en su voz-, Ahora andas con esa actitud tan indeseable…Y solo por ese idiota-, me señalo con el dedo índice de su mano derecha. Podía jurar que ella quería clavarme sus perfectamente decoradas uñas.

-Basura despreciable-, esta vez era otra la que hablaba con cierto rencor-, Mira que armar tanto alboroto ¿No puedes venir y hacer el puto ejercicio de una buena vez?-, todos los presentes pusimos nuestra atención encima de una chica rubia.

Era alta y delgada, por lo menos me pasaba por un par de centímetros. Camino hasta el lugar abriéndose camino entre todos, como si le importara poco la presencia de los demás.  Llevaba una coleta en el cabello y su cara era de enojo puro ¿No la había visto antes? Se me familiar.

-No estas obligada a hacerlos conmigo, piérdete y busca a alguien más.

-Te equivocas, si estoy obligada a hacer esto contigo aunque mi presencia te resulte repugnante ¿Ya te olvidaste de nuestro pequeño altercado?-, la rubia sonrió con prepotencia al ver como Diana se removía en su lugar-, Si tú quieres manchar tu expediente por mi bien, igual me creerán a mí-, arquee un ceja, no sabía de qué carajo estaban hablando aunque Diana pareció entender, cambiando su actitud.

-Bien.

Recibimos la explicación y, por primera vez en mucho tiempo, no se me facilito entender una orden. Aun nos faltaba un integrante ya que José se retiró de la clase por motivos que ni siquiera Raúl estaba enterado, también me surgía la duda de so ya que él no me caía para nada mal.

Al cabo de unos minutos la misma chica rubia de antes se nos apareció repentinamente, aún continuaba con el ceño fruncido. Su porte era algo así como las modelos que aparecen en catálogos, de esas que solo posan para minimizar a otras, una mezcla entre una elegancia arrogante y un toque de rudeza.

-Oigan, ustedes ¿Les hace falta una persona?-, ella tomo nuestro silencio como una respuesta positiva-, Bien, en ese caso me quedo aquí-, impuso, abriéndose lugar entre nosotros. No sabía porque pero al ser el más bajo de los tres me sentí intimidado. 

-Como quieras- había dicho Raúl sin darle mucha importancia. Inmediatamente me di cuenta que esos dos chocarían en cualquier momento.

------------0----------

Todo mi cuerpo ardía como si se estuviera incendiando mi interior, supongo que así se siente una persona promedio que no practica ningún deporte después de una clase de educación física. Lo peor de todo no era que tenía labores pendientes con Raúl, necesitaban a una persona para mover los implementos del equipo y José no dudo en tirarme la pelota a mí.

El cansancio que me invadía era mortal, aun estando recogiendo los conos sentía que me iba a caer dormido en cualquier momento. Me dispuse a sentarme en las gradillas cuando termine mi labor, ojeando mis apuntes de matemáticas para evitar quedarme dormido.

-No te muevas de aquí, iré contigo-, me había dicho Raúl. Ya todos habían salido hacia unos minutos y los únicos estudiantes que aún permanecían en el establecimiento eran los miembros de los clubs.

Deje que mis parpados se serraran para que dejaran de pesar toneladas. Me importaba poco si estaba a punto de dormirme profundamente en las bancas del gimnasio, el agotamiento era aún mayor que mi agudo nervio de la vergüenza. Recosté mi cabeza en una pared cercana para dejarme caer de lleno en los brazos de Morfeo. Me prometí mentalmente que solo sería lo que Raúl se demorara en su práctica, ni un minuto más ni uno menos.

Darse cuenta exactamente el tiempo que uno duerme es algo que muchos desean saber pero a lo que muy pocos acaban bien informados. Desperté de un sobresalto aunque no hubiera motivos para eso, estaba apoyando mi cabeza sobre algo duro y cálido ¿Desde cuándo las paredes son cálidas en temporada de lluvia? Levante mi vista perezosamente, todo rastro de sueño desapareció totalmente al encontrarme con el apacible rostro de Raúl a unos escasos veinte centímetros.

-¿Despertaste ya?

-S-sí, lo siento-, respondí con los nervios a flor de piel. Me acomode los lentes al tiempo que divisaba que éramos los únicos seres vivos que habitaban el gimnasio en esos momentos-, Ya han terminado… ¿Por qué no  me dijiste nada?

-Te veías cansado-, respondió y se estiro un poco, parece que paso más de un minuto en esa posición-, No querida despertarte por esa razón.

-Lo estaba pero ¿No te estas retrasando por mi culpa?

-La verdad es que eso no me importa.

-Lo siento-,  me disculpe e inmediatamente me di cuenta de mi error, de que varias veces me había dicho claramente lo molesto que era repetirlo a cada rato. Iba a retractarme o al menos decir algo pero Raúl parecía divertido.

Me revolvió el cabello con suavidad, como ya lo había hecho con anterioridad. Sentí un cosquilleo en mis mejillas que bajo e hizo estragos por todo mi cuerpo, era la primera vez que me pasaban ese tipo de cosas sin necesidad de algo más. Pensándolo bien él es la primera persona que hace eso conmigo, ni mis niñeras ni mis padres habían tenido ese gesto, ni siquiera David cuando aún estábamos relativamente liados.

-Vale, no pasa nada-, sonrió, una sonrisa suave pero estremecedora. Iba decir algo pero mi estúpido estomago se expresó primero, con un gran rugido que me avergonzó, lo más probable era que Raúl también lo había escuchado-, ¿Tienes hambre?-, pregunto riendo, yo fruncí el ceño tratando de parecer molesto-, Podemos ir a comer en un restaurante que esta por aquí cerca, es de comidas rápidas-,

-Bien…Es decir, no es necesario que-, mi voz fue disminuyendo al no encontrar las palabras. Raúl se paró de donde estaba y extendió su mano derecha frente a mí, animándome a cogerla. La tome con desconfianza, pero lo hice a fin de cuentas.

-Vamos-,

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-¿Por qué comes tan poco?-, me pregunto Raúl repentinamente-, Es decir, la vez anterior tampoco comiste mucho que digamos y ahora pides una ensalada ¿Es enserio?-, lo mire extrañado de que recordara todavía aquello-, Además eres demasiado delgado.

No quería decirle que la verdad era que yo aún estaba demasiado apenado con el como para pedir otra cosa. Conociéndole me regañaría.

-Supongo que esa es mi genética-, le explique, quitándole importancia al asunto. No quería decir más, no sabía cómo explicar eso… Es decir ¿Quién te pregunta eso de buenas a primeras? Era la primera vez que alguien se preocupaba por mi complexión física ¿Por qué precisamente él me lanza este tipo de preguntas? Era raro.

-Esa es una respuesta a medias-, mire mi ensalada, como si quisiera sacarle una respuesta a esta a como diera lugar. Raúl no dejaba de verme, podía sentir sus ojos insistentes clavados en todos los movimientos que hacía, era como si exigiera una respuesta coherente.

¿Por qué quería una respuesta coherente?

¿Eso acaso importaba? Ya no comprendía nada de lo que pasaba por su cabeza.

¿Al menos me importaba a mí? Nunca me preocupe por mí mismo, sinceramente no le veía el caso a eso. Los días pasaban y me daba completamente igual que pasara con mi cuerpo.

Raúl entro a mi vida de la manera más desastrosa posible y ahora era la única persona con la cual sostenía conversaciones profundas a base de acciones absurdas. De un momento a otro actuaba protector conmigo que me hacía estremecer ¿Por qué le importa lo que me pasara?

No seas amable conmigo o podría creérmelo.

-Veras… Mi madre contrataba a niñeras para que me cuidaran cuando era pequeño, cocinaban muy bien y al terminar degustaban la comida conmigo- hable, con un tono que me daba desconfianza-, La comida cacera siempre me gusto por esa razón. Mi madre decidió a mis doce años que ya estaba muy grande para sus cuidados y se quitó ese gasto de encima, eso ayudó mucho a su economía.

-¿No sabes cocinar?

-Aprendí a cocinar algunas cosas, las primeras veces pedía comida a domicilio pero…-, suspire al tiempo que enterraba el tenedor en una de las rodajas de tomate que poseía la ensalada-, Pero no le volví a ver el caso, es decir, comer solo era aburrido y deprimente-, esta vez ingerí una cucharada completa de ensalada, para ver si el afán de saber más sobre el tema se calmaba un poco.

-No tengas miedo de decir que no te gusta la soledad.

-¿Eso te importa?

-No imaginas cuánto.

-Desearía saber la razón-, trague saliva, atreviéndome a querer saber más-, La razón por la cual estas entablando una conversación conmigo ahora. Es decir ¿Por qué a estas alturas del partido? Yo realmente… Yo.

-Entiendo eso-, por primera vez en el trayecto que llevábamos en el pequeño restaurante toco su comida tan solo para juguetear distraídamente con ella. Me preguntaba a mí porque no ingería nada y él estaba en las mismas-, Solo termina de comer, luego hablaremos sobre eso…-, le mire extrañado, sabía bien de lo que estaba hablando pero su actitud no me calzaba del todo-, Ya conseguí desestabilizar a David, no necesito utilizarte más a causa de eso.

¿Qué?

Abrí los ojos como platos. Las dudas con respecto a la conversación comenzaron a aflorar dentro de mi cabeza, ya entendía por donde iba este tema y me desconcertaba tanto que lo haya tocado sin querer. Utilizar valla que aún no me creía que todo este tiempo solo fue eso lo que busco Raúl en mí a pesar de no pasarlo por alto ni un minuto.

-P-pero.

-Dejaran de molestarte por mi causa, yo desapareceré de tu vida-, esas palabras me callaron ¿Yo realmente quería que él desapareciera de mi vida? ¿Tiene que ser justo ahora que espesaba a disfrutar de su compañía? No quería, estaba en contra de esto -, Borrare el video y todo volverá a ser como antes, no te preocupes ahora por eso y come-, eso más que una orden parecía una súplica ahogada. No supe que más hacer, solo asentí para luego centrarme en acabar con lentitud mi pedido.

Pensar por un minuto que esto sería diferente fue un error, un maldito y hermoso error que vi la necesidad de cometer.

------------Narrado en tercera persona-------------

Estaba totalmente inseguro de lo que hacía, trato de alejar lo más que pudo aquellas ideas de su cabeza pues eso sería lo mejor para el menor ¿Verdad? Así se preocuparía por cosas con más importancia, como el mismo por ejemplo. El día en el que David se presentó frente a ellos para rogar el regreso de Andrés con pinta de vagabundo paso uno de los peores sustos de su vida, pensó que el castaño accedería… No, no ¡No! Eso no podía pasar, él no quería que se hundiera nuevamente, no quería que escogiera al presidente.

Tiro a Andrés hacia atrás para protegerlo de cualquier cosa que hiciera David, lo último que quería era verlo lastimado. Porque sabía muy bien que el causante de eso era no era otra persona que el mismo pero, aparte de cualquiera de esos pensamientos, tampoco era de su agrado la idea ver que lastimara a Andrés.

Él merecía mucho más que un tipo que no lo valoraba. Ya estaba pensando en mil y un formas de deformarle ese putrefacto rostro a su adversario de toda la vida, por nada del mundo se esperaba que fuera el mismísimo Andy quien pusiera a David en sus casillas, tomando suavemente de su mano en señal de alejarse del lugar.

Lo había logrado, su objetivo estaba hecho; ver como David se estabilizaba, con el siendo la principal causa de aquel suceso tan satisfactorio… Pero ¿Ahora qué? ¿Debería dejar ir a Andrés así sin más? ¿Cómo aria eso? ¿Qué quedaría luego de la mentira?

Y entonces le entro miedo. Miedo a que Andrés se derrumbara frente a otra persona que no fuera él. Miedo a que se sintiera solo con frecuencia.  Miedo a que alguien quisiese sacar provecho a su cuesta nuevamente. Miedo de no sentirlo a su lado. Miedo a que encontrara a otra persona. Bueno, la palabra miedo se estaba quedando corta.

-Te acompaño hasta tu casa-, había dicho Raúl luego de que salieran del pequeño local que se hacía llamar restaurante. Andrés asintió sin más, con una cara de pocos amigos que siempre lo acompañaba.

Habían optado por caminar, como lo había la primera vez. Raúl había llevado su motocicleta a un taller ya que esta estaba más ruidosa de lo habitual, por esa razón y muchas otras terminaba por caminar hacia su hogar.

A los pocos minutos llegaron a la casa del menor quien se sintió tremendamente mal al recordar que ya habían pasado la casa de Raúl hacia un buen rato, “Lo volvió a hacer” se dijo a su mismo en sus adentros, también se había quedado callado la primera vez que le acompaño.

Como si todo se volviera a repetir, observo como Andrés se entregaba a la rutina. Su plan era irse sin decir nada más que un vago “Adiós” pero algo se lo impidió, un golpe seco sobre el suelo que emitió un sonido amortiguador.

Volteo a ver, se trataba del perro que habitaba en esa casa aparte de Andrés y su madre. No se movía, no hacía nada, solo se tiro a los pies del castaño apenas este abrió la puerta, tampoco se escuchó nada aparte el ruido que este propino al caer de lleno.

-¿Tom?-, pregunto su dueño, con una voz asustada-, Levántate, ven… No me asustes así-, Andrés se agacho hasta la altura del can, moviéndolo levemente de un lado a otro. No hubo ladridos o algún sonido de parte de su mascota. Asustado, toco los signos vitales como la primera cosa que se le ocurrió y fue allí cuando se desconectó del mundo.

Raúl se agacho con un semblante preocupado al ver que Andrés ya no decía nada. Lo primero que hizo fue comprobar los signos vitales al ver que el perro no se movía para nada, al notar que estos eran prácticamente nulos no hayo otra cosa más que abrir los parpados del can para comprobar lo que más se temía.

-Andrés-, le llamo, no recibió respuesta alguna-, Él ya se ha ido-, le dijo tratando de sonar lo menos sínico posible. El chico no se movía, no hacía nada más que contemplar el cuerpo de su mascota con ojos vacíos-, Escúchame, sonara mal pero… Tenemos que sacar su cuerpo de aquí-, en definitiva, el menor no lo estaba escuchando.

No puedes hacerme esto, no tu Tomas… No me dejes por favor.

Aunque no quería emitir palabra alguna por miedo a que el llanto floreciera no paraba de decir lamentos en su cabeza, donde nadie podía escucharlos.

-…No…- su voz quebradiza resonó en los oídos de Raúl quien, sin pensarlo dos veces, lo cogió en brazos para evitar que se derrumbara del todo. Guardo un silencio sepulcral cuando el contrario se largó a llorar en su hombro. Le brindo suaves caricias que subían y bajaban por su espalda, en un vano intento de calmar su llanto descontrolado.

-Ya paso Andy, shh…-, susurraba cerca de su oído. Por primera vez hizo uso del apodo del menor sin necesidad de estar actuando una situación comprometedora-, Tom estaba muy viejo Andy, ya venía siendo hora para que descansara-, sintió como Andrés se apegaba aún más a su cuerpo, enterrando su cara en el hueco que se formaba entre su hombro y su cuello.

-Pero él…No-no… ¿Por qué tuvo que dejarme?-, exclamo entre hipidos desconsoladores.

Quizá fue en ese momento cuando se prometió a si mismo evitar a toda costa verlo llorar nuevamente, hacer lo que estuviera a su alcance para quitar su temor a la soledad. Raúl no se percató de que esa era la primera vez que se hacia ese tipo de promesas por alguien fuera de su círculo familiar.

Esos brazos le brindaban un sentimiento reconfortante, era como si casi pudiera olvidar por un momento la travesía por la que estaba pasando. Entre tantos sollozos se detuvo a pensar en aquel niño desvalido que perdió a su familiar, se imaginó su dolor incrementado diez mil veces más y se sintió mucho peor por eso. No podía imaginarse siquiera el dolor por el cual paso, ya que el jamás había tenido tal vínculo con alguien… Quizá con Julián, pero ese era un tema aparte.

------------0-----------

Llego a su casa desganado. Agradeció internamente que solo se encontrara su padre en casa, este lo había saludado alzando la cabeza al verlo entrar por la puerta principal de la vivienda, se sorprendió al no recibir regaño alguno por regresar a esas horas en un día de semana. No sabría cómo explicarle todo lo que había sucedido a su madre si esta llegaba a enterarse, ella podía llegar a ser muy intuitiva a pesar del poco tiempo que llevaban conviviendo.

Subió las escaleras hacia su habitación y se tiro de lleno en la cama, no se molestó en quitarse los zapatos. Eran cerca de las once de la noche ¿Por qué arribaba a esas horas a su casa si la hora de salida habitual eran las seis y media? Fácil, no se atrevió a dejarlo solo hasta que se calmara, aunque estaba lloviendo los dos jóvenes buscaron un lugar adecuado para enterrar el cuerpo de Tom, donde no les pusieran problema alguno. Andrés ya estaba mucho más clamado para entonces, Raul contuvo las ganas de besarlo, fue lo más difícil que pudo hacer hasta el momento.

Cuando la madre de Andy coloco un pie dentro de su casa le lanzo una mirada tan gélida que lo único que hizo fue recoger sus pertenencias sin decir una palabra además de un vago “Nos vemos luego” para el menor y luego largarse de esa casa como un vil cobarde.

Boca arriba sobre su cama, solo se dedicaba a ver el techo en la oscuridad-¿Ahora qué?-, se preguntó en voz alta. Se quería alejar de él por su bien pero ya no estaba para nada seguro de su decisión. ¡Joder! Vaya lio que se había formado en su cabeza ¿Por qué todo con respecto a Andrés?

Estaba consciente de que perdía la cabeza con cada paso que daba para alejarse de Andy, y si hacia lo contrario sabía que se acercaba a su final. Crónica de una muerte anunciada, exactamente eso seria.

-----------0------------

Miraba con nostalgia el rincón en donde su mascota solía dormir, decir que le iba a extrañar esa poco. Ya habían pasado dos días desde el acontecimiento que aún estaba fresco en su mente.  Le había enojado de sobremanera la reacción de su madre al enterarse de la noticia a lo que ella le contesto  “¿Qué podemos hacer? Ya que, murió y fin de la historia. Se fuerte por una vez en tu vida” probablemente Daniela tuviera razón, él se derrumbaba con nada.

Era lunes festivo y Andy no tenía absolutamente nada mejor que hacer que organizar su casa, al menos eso lo distraía un poco. Mientras enjuagaba los trastes sucios que había dejado su madre al tomar el desayuno, ni se inmuto por buscar los guantes para no dañarse las manos. Su mente se transportó al minuto exacto en donde Raúl le había dicho que lo dejaría en paz ya que su plan estaba marchando por su solo, no podía evitar sentirse un poco decepcionado por eso. Debía asimilarlo lo más pronto posible, era por su propio bien.

Se había vuelto dependiente de Raúl sin darse cuenta, de un día a otro no hallaba que hacer si Raúl no estaba presente. Eso lo dejaba bastante preocupado. ¿Masoquismo? ¿Era eso? O podría ser la opción  que más temía, que aquel chico mandón le había empezado a gustar. Tan solo estar pensando en Raúl hacia que un hormigueo sutil tomara posesión de sus mejillas.

El timbre de la puerta sonó, Andrés casi deja caer un plato de porcelana al suelo por el pequeño susto que le propino el ruido. Dejo lo que estaba haciendo a un lado, se lavó las manos rápidamente para quitarse el jabón y se dispuso encaminarse hacia la entrada para abrir la puerta ¿Quién sería? Dudaba mucho que fuera su madre o Julián, este último no solía visitarlo en su casa y menos en los días festivos.

Abrió los ojos como platos al encontrarse con la persona menos esperada tras la puerta de mármol. Las probabilidades menos acertadas eran entre Raúl y su padre, la corona se la había ganado el portador del primer nombre en lista.

Raúl parecía haber corrido una maratón, aunque no sudara mucho se podía ver lo cansado que estaba. Sus ropas parecían las que usan las personas que no piensan salir de su casa, se le quedó viendo atónito. No tardó en darse cuenta el pequeño y peludo bultito que este traía en sus brazos.

-Hola-, saludo Raúl con una voz bastante agitada. Su plan no era ese hace unas horas pero, sin que lo consintiera siquiera, todo había acabado así por culpa de cierta rubia desagradable.

-…Tu…                                                                          

-Antes que digas nada, déjame tomar un poco de aire por favor… Creo que moriré si no lo hago-, exclamo tosiendo un poco debido a la carrera. Andrés se preocupó por verlo así-, Este pequeño de aquí estuvo a punto de morir en la carretera -, explico, señalando el bulto de pelos grises-, Aunque este un poco sucio no pude evitar traerlo.

Andrés miro al pequeño y temeroso animal que temblaba de pies a cabeza en los brazos del mayor, a pesar de todo su miedo no se atrevía ladrar o tratar de zafarse del agarre. Mordió su labio inferior con duda, debatiendo en su cabeza para tomar en sus brazos o no al cachorro. Su fuerza de voluntad flaqueo y finalmente cogió al can tiernamente.

-No entiendo.

-Entiende que no quiero que te sientas solo-, dijo seriamente, tan seriamente que Andy no dudo de su intención-, Nunca más.

-¿Por qué?

-Porque… Creo que me gustas-, dijo pero luego recapacito por sus palabras, haciendo una pequeña pero significativa corrección-, No, estoy seguro de que tú me gustas…Y lo que menos quiero ahora es que estés solo en esta casa-,-, Parece que le agradas, yo no podía hacer que dejara de temblar.

-Me agradan los animales-, respondió entrecortadamente, sin más que decir. Una respuesta idiota que no tenía nada que ver con la afirmación de Raúl ¿Eso se podía tomar como una confesión? Jamás había recibido una de parte de nadie, ese me gustas volvía locos todos sus sentidos.

-Andrés.

-¿S-si?

 -Voy a besarte-, Y eso fue lo que hizo, beso los tiernos labios del menor con suma delicadeza. Tomándolo de la cintura para atraerlo aún más hacia sí.  Al principio no profundizo los besos, poco a poco y contando con la aprobación del contrario empezó a ser más demandante, mordiendo sutilmente los labios contrarios. Eran los más dulces que había probado.

-Raúl… Yo… Yo voy a derretirme-, murmuro en medio de todos los besos que se dieron en tan solo un simple minuto. Se pudo escuchar un par de ladridos provenientes del cachorro, parecía como si estuviera enojado con Raúl por acercársele demasiado a Andy.

Raúl se separó del menor, sin soltar aun aquella estrecha cintura. Ese inocente comentario le hizo sonreír como todo un bobo. Estaba seguro que donde su equipo  se llegara a enterar no lo dejaría de molestar por toda una puta semana, procuraría fingir luego.

No habían hecho nada más aparte de eso, no obstante, parecía como si hubiera conseguido bastante.

-Hazlo solo cuando yo esté presente-, exclamo con su usual sonrisa de perversión. No le iba a preguntar si también gustaba de él o algo por el estilo, sabía que estaba más que confundido en esos momentos a raíz de absolutamente todo lo que había pasado entre ellos dos-, ¿Estas ocupado?-, pregunto, Andrés negó-, Entonces vamos a darle un baño a este pequeño.

-Vale.

El resto de la tarde se la pasaron bañando al cachorro que una vez ya tuvo la suficiente confianza como para ladrar no paraba de darles problemas al cepillar su pelo.  A Raúl le parecía una linda escena verlo jugando con el cachorro, a Andy le parecía un lindo gesto que lo acompañara toda la tarde.

-----------Narrado por David-------------

-Vas a abollar el suelo si sigues caminando en círculos-, le escuche decir a Mafe con desidia tras mi espalda. Yo no podía parar de moverme, me sentía tan irritado conmigo mismo que la única forma de descargarme un poco era esta. Hace unos momentos había ido a comprobar que la dirección que vi en los registros de Andrés era cierta, desafortunadamente me topé con una escena que me ponía los pelos de punta. Se estaban comiendo en la entrada de la casa.

-Cállate-, le dije casi gritando, ella no respondió nada y solo volteo a ver nuevamente su ordenador. Me senté al borde de su cama sin hacer, ese cuarto estaba hecho un verdadero chiquero. Al parecer a esa pequeña sabandija no le importaba en lo más mínimo que alguien viera en el desorden que vivía.

Ambos estábamos en su casa, no había rastro alguno de más habitantes por lo que nos sentíamos a gusto de discutir a los cuatro vientos mientras nos aventábamos la madre el uno al otro. María Fernanda era una persona sumamente calculadora, hasta tal punto de llevar apuntes consigo sobre cualquier persona que se cruzara en su camino y eso era algo que jamás espere de ella.

Tratar con esta chica todo el maldito fin de semana no había sido algo fácil, en más de un momento quise arrancarme todos los cabellos de mi cabeza. Era desesperante lo irritante que podía llegar a ser, aunque no podía negar que era bastante perspicaz.

-¿Te enojo ver su escenita? Deja de ser infantil y actúa ¿Acaso no querías tenerlo bajo tu sombra de nuevo? Pues no te portes como un niñato, déjale ese trabajo a Raúl.

Me sorprendió como dijo esas cosas una voz tan seria, como si quisiera hacerme entender a las patadas por qué estábamos aquí. Era verdad, no debo desviarme del propósito que me tiene sacrificado el fin de semana con esta aprovechadora. Las cosas tenían que seguir en su curso normal, como deben ser y continuaran siendo.

-¿Tienes el video?

-No tuve tiempo de descargarlo, además, dudo que aún lo tenga… Después de lo que viste lo más probable es que lo borrara-, dijo Mafe mientras jugueteaba con mi lapicero distraídamente, hace un par de horas estaba escribiendo con el-, Siempre fue demasiad blando-, me quede extrañado por el comentario, por lo seca que podía legar a ser.

-Mierda.

-Déjate de dramas, contando con el video o no vamos a lograr nuestro objetivo-, se paró de la silla que ocupaba en su escritorio para sentarse junto a mí en la cama, manteniendo respetuosamente la distancia entre los dos-, Lo más fácil de atacar es la autoestima de Andrés-, exclamo convencida de sus palabras, yo no lo dudaba en lo más mínimo, eso era verdad-, Vamos presi, para nadie es un secreto de que la autoestima de ese chico esta por los suelos.

-No quiero herirlo aún más-, confesé mirando hacia la ventana de la habitación-, Ya te lo había dicho antes-, era la verdad, ya no quería causarle ningún daño a Andrés. Él ya tuvo suficiente con lo último que yo intente hacerle.  

-Eso no me importa, tenemos que tomar todas las medidas necesarias. Yo también ya te lo había dicho antes.

-Bien ¿Qué planeas con eso?

-Hacer que Raúl se canse y lo deje, tiene una paciencia de mierda. Además, también es tan o más orgulloso que tu.

-Gracias.

-No es un cumplido, cariño.

-Lo tomare de la forma que quiera-, le corte risueño, harto de todo-, ¿Cómo haremos lo que dices?

-Solo tenemos que encontrar un momento a solas con ese cuatro ojos. Tú tienes que tratarlo lo mejor posible, has que extrañe estar contigo y yo me encargo del resto-, ambos escuchamos que llamaban a la puerta, ella se dispuso a atender-, Mañana mismo pienso poner en marcha esto.

-Bien.

Notas finales:

como les parecio? les gusto :D?  uwu estaria alagada <3

4 o 5 comentarios y subo conti mas rapidongo :v si gustan me pueden ayudar con el nombre del cachorrito de Andy uwu 

Los jamo como al jamon! 

Bay ne!!


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