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Espías en Apuros. por gugudaaan

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Las instalaciones de la CISK eran dignas de una agencia de inteligencia. Portaban los más avanzados artefactos tecnológicos disponibles. Aunque los agentes JUVE(1) no tuvieran dicho privilegio de usarlos al menos se encontraran en clase. Podría decirse que aquel lugar era acogedor, YiFan y sus dos hermanos dormían en una habitación especial, ubicada cerca del departamento de su padre, LeeTeuk y su pareja KangIn, quién se había unido a esa pequeña familia hacía aproximadamente dos años y medio.


Los tres chicos entraron al amplio cuarto, quienes no tardaron en dejar sus cuerpos caer sobre las cómodas camas, aunque Amber se puso en pie poco después, susurrando que tomaría un baño. Los otros dos no hicieron gesto de haberle escuchado. No era nada incómodo para ellos tres, había ocasiones en las que se topaban con Amber en toalla de baño, alguna emergencia de cada 28 días pero lejos de ser vergonzoso era algo con lo que lidiaban desde años; YiFan no era mayor de cuatro años cuando Henry y Amber llegaron un día de lluvia y truenos, habían dormido los tres en la cama de LeeTeuk, quien en ese entonces había perdido a su primera pareja en una misión peligrosa hacía un mes. YiFan le extrañaba en ocasiones aunque muchos crean imposible el recordar en aquellos años, pero a su mente llegaban las maravillosas sonrisas del hombre y cómo le ponía sobre sus hombros cuando salía en familia, pues había sido su primer padre aunque en poco tiempo KangIn había devuelto esa sonrisa que creyeron los niños no ver jamás.


YiFan miró de soslayo a Henry, ubicado en la cama del segundo nivel, sobre la de Amber. El muchacho no despegaba la vista de su celular y soltaba suspiros de lamentos, el mayor creía que de nuevo le afectaba el alejarse de sus supuestos amigos, aunque en realidad pensaba que se trataba específicamente de un chico, casi tan alto como él, ZhouMi.


—Iré a saquear el comedor—. Informó Kris, de mechas claras, al chico de igual color de pelo. Los tres tenían la misma tonalidad.


—De acuerdo, si ves a Papá dile que necesito hablar con él—. Respondió Henry, aventando su teléfono de última generación a un costado de su almohada y cubriendo su cuerpo con las cobijas, sus mechones rubios se veían sobre la orilla.


—Está bien, quizá no tarde en venir aquí. Duerme un poco, Amber saldrá en unos minutos con Dayan-ah. Tienes la habitación sólo para ti—. Agregó YiFan con una sonrisa cálida pero la cual no fue vista por su hermano menor. Sin recibir respuesta alguna del menor, cerró la puerta con delicadeza y sacó su celular del mismo modelo dispuesto a llamar a su progenitor. Buscó entre sus contacto, afortunadamente durante las misiones les eran otorgados otros teléfonos celulares por lo cual no tenía que preocuparse de ser molestado por los amigos hechos durante la misión, aunque Henry no había entregado su equipo aún; finalmente encontró el contacto de su padre, que muy rara vez utilizaba ese medio para comunicarse con él. Esperó a los tres tonos y cogieron el aparato. Un apurado LeeTeuk respondió:


—Diga—.


—Padre, Henry volvió a desanimarse. Está encerrado en la habitación.


—En unos minutos iré, sólo debo organizar unos papeles—. El ruido de dichos objetos se escuchó de fondo y uno que otro vidrio estrellándose contra el suelo.


Teuk, ¿estás bien?


Sí, ayúdame a organizar estos papeles, debo ir a ver a Henry.


Yifan escuchaba todo de fondo, probablemente KangIn había ingresado a la oficina al escuchar tanto desorden en menos de media hora. Con su padre podrían esperarse cualquier cosa. La llamada cortó y con ello su estómago rugió. Quería algo picante.


 


 


 


Amber caminó con sigilo entre los pasillos de la CIASK, por el momento portaba su característica ropa de tomboy, por lo que alguno que otro ingresado reciente le miraba con intriga pero ella iba absorta en su teléfono móvil, alguna aplicación de chat muy famosa. Sonrió, le agradaba tanto que ella le mandara esos corazones y besos. Para su —no tan— mala suerte, su padre KangIn conocía su orientación sexual, hacía poco había iniciado una relación amorosa con una interna transferida de centroamérica, nada más ni nada menos que Dayan Choi. Mestiza y parte del cuerpo de inteligencia artificial, un año menor que ella y quien era capaz de hablar más de tres idiomas, le había conocido gracias a Hiroto, cuando apenas le había dado la bienvenida desde Japón, ella había llegado desde México, no lo recordaba pero esa belleza le había cautivado desde el primer instante en que le sonrió. KangIn había encontrado su teléfono pero como los modelos eran parecidos, el padre primerizo desbloqueó dicho aparato y se encontró con tan melosos mensajes, en menos de dos minutos ya tenía a Amber encima arrebatándole el teléfono completamente nerviosa e intentando explicar quién sabe qué, pero unas cuantas palabras de aceptación y consejos por parte del mayor le había dejado con la boca abierta y un peso menos en el hombro; ahora le faltaba el otro lado aunque suponía que su papi se pondría a llorar y decir lo mucho que había crecido, Amber pediría ayuda a su padre, la situación podría ponerse muy cursi y no era así con nadie más con Dayan.


Divisó a la chica a unos cuantos metros observando la tableta de la central, deslizando su blanca mano de un extremo a otro y sus ojos moviéndose con una rapidez que Amber se preguntaba si no estaba mareada. Quedó quieta en su sitio hasta que la chica —más baja que ella por sólo unos centímetros pero muy notables— chocó contra su plano pecho pero ni así separó su vista de la pantalla, la coreana miró con su ceja arqueada a su amada y luego la gemela le acompañó cuando la mestiza alzó su dedo índice de la derecha indicando su espera. Pasaron aproximadamente unos minutos cuando finalmente la tableta quedó a un costado y los hermosos ojos color miel miraron a la rubia, el castaño cabello se encontraba recogido en una coleta y su pálida piel estaba adornada con leve rubor en polvo, el delineador negro hacia ver sus ojos más rasgados de lo que ya eran; Dayan esbozó una sonrisa y sus ojos se mostraron como media luna. Amber volvió a su rostro dulce y dejó un beso sobre la pequeña nariz de la extranjera.


—Buenas tardes—. Saludó la rubia.


—Buenas tardes, señorita Amber—. Respondió Dayan, recordándole a la mayor sobre los estatus en la agencia. Ambas querían mantener la relación lo más secreta posible. Aunque la castaña no era agente de campo ni quizá llegaría a estarlo, había reglas que impedían relación entre ciertos estatus de agentes, infortunadamente ellas se encontraban entre dichos estatus.


—¿Tiene tiempo libre para acompañarme a la cafetería? —. Preguntó amablemente y un atisbo de sonrisa juguetona adornó los labios rosados de la mestiza.


—Me temo que por el momento me encuentro muy ocupada, podría consultarlo en mi agenda y darle una cita en el espacio más pronto posible—. Las facciones de la pálida eran de completa seriedad que Amber creyó que no bromeaba pero un dato pasó por su mente.


—Pero tú no tienes agenda—. Soltó sin más rodeos de educación, la de ojos mieles soltó una leve risa, adornando un rubor en sus mejillas que Amber sintió burbujas en su estómago.


—Lo sé, por eso mismo lo digo—. Amber miraba todo con el entrecejo fruncido y Dayan sólo pudo reír un poco más alto pero pronto guardó silencio y observó el desierto pasillo. Entonces, retomando su camino, recargó su sien derecha en el hombro derecho de Amber. —Cariño, si no estás ocupada alrededor de las seis podríamos ir a cenar algún ramen, te he extrañado estos cuatro meses—. Y sin más, palmeó la espalda de su novia y continuó su caminata, su jefe iba a enfadarse con ella. 


Sólo esperaba que la siguiente misión no ingresara su pareja, sabía lo difícil y peligrosa que era, no soportaría perderle en el campo.


Amber mordió su labio mientras su peso pasaba de un pie a otro y su flojo cuerpo se reposaba sobre la pared blanca del pasillo, observando a su novia alejarse y doblar la esquina del pasillo. Le había extrañado tanto, de tan sólo los cuatro meses que había estado fuera sólo en tres ocasiones tuvo contacto directo, donde se tenían que reunir ciertos sospechosos o datos importantes para el cuidado de la familia Jung. Lejos de eso, esa había sido su primera vez en cuatro meses que hablaban. Amber a veces quería dejar el trabajo de campo y vivir tranquilamente con Dayan, sabía que sus padres se lo permitirían pero dejar a Henry y YiFan solos en medio del peligro le dejaba inquieta, si no estaba ella allí una incertidumbre le agobiaba por los posibles resultados en las vidas de sus hermanos, ella se sentía segura protegiéndoles y sabía que los otros dos pensaban lo mismo pero Dayan... Suspiró, cada que esos pensamientos surcaban su mente no podía evitar sentirse entre la espada y la pared. Dayan la espada, tan brillante pero filosa y sus hermanos la pared, tan fija, incapaz de removerse fácilmente. Sus manos pasaron por su cabello luego de retirar la gorra, un escalofrío recorrió su cuerpo, ah, esperaba que ese escalofrío estuviera equivocado, tan pronto llegaban ya surgían problemas. Volviendo a suspirar, negó con su cabeza y su entrecejo fruncido, ojalá ese escalofrío haya sido por Dayan y no un peligro futuro.


 


 


Henry no encontraba posición cómoda para dormir, sentía una molestia en su mente, como un resentimiento o algo que lo abrumaba de sobremanera. Él padecía de talasofobia(2), por lo cual sus pesadillas se basaban en animales marinos o el mismo mar, más que nada que se encontraba en medio del océano y luego despertaba en su habitación con un tiburón a un lado dispuesto a matarlo. Incluso él pensaba porqué su mente le atormentaba con situaciones tan absurdas, cómo era posible que un tiburón intentara atacarle fuera del agua, sentía la sensación de ahogarse como aquella vez, el feroz animal marino cerca de su cuerpo, él intentando nadar lo más rápido posible, viéndose atrapado entre sus dientes; él siendo incapaz de mostrar su posición dentro del agua, el dolor de los filosos cuchillos en su torso.


Un brazo retiró las cobijas de su sudoroso cuerpo y sus ojos se abrieron abruptamente. LeeTeuk le miraba con una mueca de espanto mientras observaba el tembloroso y sudoroso cuerpo de su hijo adoptivo menor.


—¡Henry! ¡¿Pero qué...?! —. El menor se soltó a llorar, con tan sólo dieciséis años era un adolescente en un cuerpo de un niño de trece. Los largos brazos de su papá le abrazaron con fuerza y cariño, siendo capaz de mojar las ropas ajenas por el tacto. El de cabellos rubios se removía como gusano dentro de los brazos de su padre, LeeTeuk observaba aquellos ojos tan oscuros de su niño que un miedo surgió en su pecho al no encontrar los cafés claros que siempre le miraban con ternura. Pensó en llamar a su pareja pero entonces una mano se cerró en puño sobre su pecho cogiendo parte de la corbata y saco, el mayor parpadeó un par de veces y los ojos de su pequeño ahora habían cambiado. Henry lloraba con fuerza y sus temblores habían aumentado, si no lograba calmarlo podría entrar en algún ataque de ansiedad grave. El padre acarició su espalda y cabellos con calma y susurró palabras de cariño al menor, los hipidos y temblores seguían allí.


El mayor pensaba una y otra vez qué podría hacer para evitarle esos sufrimientos a su pequeño porque no importaba que Henry dentro de poco sería mayor de edad, siempre había un sentimiento fuerte de protección hacia él; no tendría más del año cuando LeeTeuk le encontró junto con Amber en medio de un parque bajo la lluvia(3). Sentía que era su culpa, de no ser por él, Henry no habría ido a aquella misión de no haberlo recomendado. Si no hubiera tenido que rescatar el armamento de alta importancia para la agencia no habría tenido que saltar del barco y ni siquiera hubiera de encontrarse con aquella bestia que casi le arrebata la vida a su hijo. Desde entonces había evitado que ingresaran al chico en misiones que tuvieran que ver con agua, no era capaz ni de permanecer cerca de un río, ni siquiera la orilla del mar le era agradable a Henry. Unas cuantas lagrimas cayeron por el vil recuerdo, cuántos hubiera tenía su pensamiento, demasiados.


—Mi culpa... Lo siento tanto, mi niño, mi culpa...—. Susurró entre hipidos el mayor, cada vez que se encontraba él mismo al pequeño en tal ataque del trauma. Las manos del menor tomaron las mejillas de su padre y retiraron los ríos cálidos que manchaban sus pómulos, sin importar que el rubio aún tuviera sus temblores pero el mayor sonrió tan amoroso por el gesto. Ese niño era tan amable.


—N-No...—. Murmuró, o intentó hacerlo. En cada ataque perdía el habla y rara vez el movimiento de su cuerpo. Por lo tanto, negó un par de veces intentando mover su lengua pero esta se sentía tan entumida que el cosquilleo le hacía imposible sentirla. LeeTeuk observó el reloj sobre el pequeño tabla/librero de la cama de su pequeño y captó que habían pasado casi dos horas allí, la altitud de las cómodas no era demasiada y LeeTeuk siendo tan alto —incluso más que sus hijos aunque YiFan ya casi le había sobrepasado— sólo tuvo que subir unos cuantos escalones para ser capaz de brindarle el calor al menor. Menos mal que el rubio ya se encontraba calmado, aunque el mayor sabía que poco a poco lograría la tranquilidad que necesitaba.


—Si quieres... puedes dormir con nosotros hoy—. Murmuró su papi, acariciando la mejilla con rastros de agua seca en la pálida piel del menor. A lo que el acompañante sólo pudo asentir, un movimiento apenas predecible. —De acuerdo, puedes hacerlo las veces que creas necesarias, mi pequeño—. Agregó, volviendo su vista a la ventana mientras el sol se ocultaba casi por completo. Entonces la puerta se abrió con lentitud, dejando entrar a un cauteloso KangIn que observaba el interior de la habitación con atención, luego de unos segundos sus ojos se posaron sobre la espalda de su amado y se acercó después de cerrar la puerta.


—¿Está todo bien? —. Comentó y su mano fue a parar a la mejilla del menor sobre la mano del de ojos oscuros.


—Se encuentra mejor, dormirá con nosotros hoy, tuvo otro ataque—. LeeTeuk acarició un poco más la mejilla del menor antes de dar unas palmadas. KangIn abrió sus brazos, pues su fuerte y pesado cuerpo sería capaz de romper la estructura alta de la cama teniendo a su esposo e hijo menor adoptivo sobre ella. LeeTeuk bajó los escalones y caminó a la puerta mientras Henry se sentaba y extendía los brazos hacia su padre, el cual rodeó con sus piernas la cadera y sus brazos su cuello, el pequeño cuerpo de Henry le daba a KangIn cierta preocupación, pues un chico de su edad debería de estar más alto y con mayor peso. Temía que se tratara de otro tipo de trastorno, con su entrecejo fruncido y sintiendo más pesado el cuerpo de su hijo menor, suponiendo que ya estaba dormitando de nuevo, se encaminó a su habitación para dejarle allí y tener una charla con LeeTeuk al respecto.


Mientras tanto, en la mente del pequeño, un rostro sonriente y una mano cálida acariciaba sus cabellos en aquel instituto de niños ricos. Su corazón se sintió pesado sin conocer la razón pero sabía que no sería capaz de ver nuevamente a aquel chino que siempre cuidó de él en esos cuatro meses. Simplemente había puesto la excusa de volver por una emergencia a China y que no sabía la fecha en que iba a volver pero prometía estar en contacto, por ello no había regresado el equipo a la agencia, pero sabía que muy pronto seria solicitado para retirar las evidencias de uso; con sus ojos cerrados un suspiró salió de sus labios mientras sus brazos sostenían con más fuerza el cuello de su padre. Abrió sus ojos con lentitud observando la castaña cabellera de su papi, perdido en ese rostro de ángel, tanta calidez como ZhouMi. Henry sabía que había algo mal con él, no tenía idea de qué, no porque no pudiera saberlo sólo que no le interesaba. Sabía que causaba desconfianza por su pequeño y débil cuerpo en los cuerpos especiales, incluso los había escuchado pero muy poco le importaba, sólo sus hermanos y padres eran importantes, lo que ellos dijeran importaba. Su papi se volvió hacia él y acarició sus cabellos, Henry, más calmado, correspondió con una leve sonrisa pero amorosa, intentando transmitir todo ese agradecimiento y amor hacía su progenitor. Definitivamente LeeTeuk era su ángel y KangIn el padre que siempre deseó tener.

Notas finales:

Creo que aquí no hay mucho que explicar... Creo nada. Honestamente no sabía donde cortar el capitulo, esta parte sigue formando parte del primer capitulo y los próximos dos también :'D La historia ya lleva mucho avance en mi archivo de word...  


Ya saldrán mis beibis de BITIEZ(?) ¿Alguien ve produce 101 S2? Pues terminé lleno de amor con Kang Daniel y su pequeño hermanito, el maknae que tiene quince, tengo planeado unirlos a esta historia; más que nada para darle a JungKook y V un compañero de espionaje. Daniel irá a los Alpha, aprovecharé su extraño parecido con SungJae. 


(1) JUVE. Así son llamados los agentes juveniles, aquellos que pertenecen a las categorías Alpha y Beta. 


(2) Es una fobia a las grandes cantidades de agua, y lo que se encuentra debajo de ella. Según leí por allí (?)


(3)No sé cómo decirlo... No tenía previsto hacer a Amber y Henry hermanos de sangre, por lo que dejaré esa información a su disposición, por el momento no debo aclarar nada ni crear falsos perfiles; depende de qué ponga en los útlimos capítulos. 


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