- Déjalo- mi voz temblaba llena de impotencia solo podía mirar como Magnussen tocaba a mi John, no estaba atado, pero podía sentir la soga colgada a mi cuello, amarrando mis manos y mis piernas, no podía hacer algún movimiento arriesgado, porque de mi dependía que John siguiera vivo ahora solo podía ser un espectador, se suponía que yo debía protegerlo aun así dejaba que alguien más tocara lo que era mío, primero fue Mary y ahora Magnussen, hervía en rabia por ser tan débil.
Apreté mis puños con odio casi haciéndolos sangrar quería apartar la mirada, pero no podía, tenia que sabes donde ponía sus manos para después cobrarle cada una de esas caricias
- Oh! John, como puedes ser tan deseable, mira estos apetecibles labios- presiono contra ellos su pulgar, podía ver el asco en la cara de John aun así no se apartó- ¿Puedo besarte?, claro que puedo- se acercó hasta rosar sus labios con los suyos.
- Siempre quise hacer eso, Sherlok, no puedo negar que tienes una hermosa mascota, debiste compartirla conmigo desde un principio- con sus asquerosas manos recorrió el rostro de mi John, para después tocar su cuello y abrir los botones de su camisa. Se detuvo un momento- fuiste muy amable para traerlo, ahora lo disfrutare, supongo que no tengo que tener cuidado con él, sospecho que lo tienes bien entrenado- dijo mientras abría su pantalón, John completamente desnudo temblaba impotente, con miedo en su mirada, yo solo hervía en furia, nunca lo había tocado de esa forma, y no permitiría que alguien mas lo hiciera de esa forma, ya había dejado que se acercara demasiado a él, tome al arma que tenia escondida en mi abrigo, jale el gatillo, disparando directo a su cabeza, lo vi caer inerte al piso.
La sangre mancho el piso y parte del cuerpo de John, nos miramos por un momento, vi miedo en sus ojos, quise acercarme a él, me aparto de un empujón.
Miramos el cuerpo inerte en el piso, llamé a mi hermano esperando que llegara, John parecía ausente, le puse mi abrigo para cubrir su desnudez, propinándole algo de cobijo, no se inmuto, esperamos sentados en aquel sillón, observando el cuerpo de ‘él’, quise negarlo, pero también tenía miedo.
Quise abrazarlo, rodearlo con mis brazos y desear que esto no hubiera sucedido, pero no pude, el se mantuvo distante, absorto en sus pensamientos.
No volvimos a hablar del tema, ambos llegamos a un mutuo acuerdo, un voto de silencio, ambos miramos en silencio como se deshacían del cuerpo, mi hermano estaba molesto, lo mire por un segundo para poder mirar de nuevo a mi John, solo para asegurarme que estaba bien, los paramédicos lo revisaban y le daban ropa.
- Te lo advertí pequeño hermano, te lo dije desde un principio, Augustus estaba fuera de tu alcance, era peligroso y ahora mira las consecuencias…- interrumpí a Mycroft
- No importa, el toco a John- vi la consternación en la mirada de Myc, no podía culparlo, el tampoco sabia lo que era el amor y mucho menos yo.
- ¡Oh! Sherlock, debí de haberlo imaginado, también te dije que el amor es peligroso, te hace estúpido, ahora tendrás que sufrir las consecuencias- me miro y pude percibir el pesar en su mirada- No te preocupes por eso ahora Sherlock, te ayudare a obtener lo siempre has querido- me miro, supe que era una promesa.
Así que solo esperaría a que la cumpliera, por que cuando un Holmes promete algo lo cumple.