Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Hora por zion no bara

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Esta pareja tiene tiempo que no la utilizo, así que quise una trama sencilla con ellos dos.

La hora feliz, también conocida por la expresión inglesa happy hour, es una estrategia de márketing por parte de  algunos bares, pubs y discotecas de varios países del mundo, en el que se ofrecen bebidas durante momentos concretos a un precio más barato.

 

Notas del capitulo:

Es un fic cortito pero espero que les guste.

 

 

 

Necesitaba responder a esa llamada, aunque la verdad era que no quería tomarla pero ya había evadido el tema antes y conforme se acercaba la fecha no podría hacerlo más, lo sabía bien, así que solo le quedaba respirar con profundidad antes de apretar el ícono de su celular para responder pero lo hizo y trató de poner la mejor de sus voces ante lo que venía.

—     Hola Camus ¿Cómo han estado en casa?

—     Hola Shaka, todos estamos bien—fue la respuesta—Me alegra que finalmente puedas responder a mi llamada, no ha sido nada fácil encontrarte ¿Todo está bien contigo? ¿No hay algún problema?

—     No, nada de eso, solo el trabajo que me ha tenido ocupado, lamento no haber llamado antes.

—     Bueno, solo necesitamos confirmar los datos para el sábado, no puedes llegar tarde, es importante.

—     Lo sé, lo sé, no lo he olvidado, no me lo tienen que estar repitiendo—lanzó con un poco de molestia.

—     Es la boda de nuestro primo Hyoga, quiere que la familia esté reunida y tú aceptaste ser su padrino de argollas.

—     Lo sé.

—     Y después te desapareces y no podemos comunicarnos contigo.

—     Lamento eso.

La verdad era que los evadió tanto como pudo pero ya no era una salida plausible dada la cercanía del evento.

—     No siquiera sabes los datos completos Shaka ¿verdad?—continuaban diciéndole por teléfono.

—     Ya me llegó la invitación—se defendía.

—     Sí, pero no sabes que nos tomaremos las fotos familiares antes de la ceremonia—continuaba su pariente—Estaremos más frescos y cómodos de esa manera.

—     Voy a estar ahí a tiempo Camus, no te preocupes, ya tengo las sortijas listas, son las que Hyoga y su novio eligieron.

—     Me alegra escucharlo—pero se hizo una breve pausa antes de seguir—Aparte de eso dime ¿Vienes con alguien?

El que había tomado la llamada casi suspiró, justamente lo que no quería comentar era lo que sus parientes deseaban saber, pero antes de admitir las cosas algo ocurrió.

—     Milo me dijo que con seguridad te ocurriría uno de tus extraños incidentes y que no tendrías a nadie, pero Hyoga solo sonríe y dice que sin duda conoceremos a alguien de tu brazo, ya sabes cómo es en familia.

—     Si, ya lo sé—fue la seca respuesta.

—     Entonces ¿vienes con alguien?—se lanzó de nuevo su primo al ataque.

Pero el que se llamaba Shaka comenzó a presionar los íconos en su pantalla para que hicieran ruido.

—     Camus…Camus…Camus…no te escucho….te pierdo….luego te llamo….mala recepción…muy mala…adiós.

Con eso simplemente cortó la comunicación, hubiera preferido no tener que hacer algo como eso pero no le quedaban más salidas, tenía que alejarse un poco de su familia para que no comenzaran con sus comentarios, aunque parecía una constante en su vida que en los momentos que se esperaba verlo con alguien a su lado ocurría algo y terminaba solo ante sus parientes. No era muy alentador que una vez más ese fuera el panorama de su vida y que sus familiares lo presenciaran de nuevo.

Shaka de Virgo era un hombre joven, inteligente, trabajaba como supervisor de almacenes de una gran empresa, creativo, una serie de atractivos que lo hacían llamar la atención y si se le sumaba que poseía unos bellos ojos azules, largos cabellos rubios sedosos, rostro angelical y elegantes modales se podría creer que contaría con una larga lista de pretendientes. Y así era de hecho, pero como además de todo Shaka era un hombre sensato se tomaba el tiempo para hacer las cosas, no se distinguía por ser impulsivo, y en sus relaciones era alguien de tomarse con calma cualquier avance, eso no estaba mal, le daba estabilidad. Sin embargo parecía que cada vez que iba a presentar a un compañero a su familia la relación se colapsaba y quedaba solo.

Cuando su baile de graduación su novio de entonces se enredó con otro chico y terminaron, fue solo a la graduación; al terminar su carrera en la formal cena que hicieron en su familia su compañero dijo que necesitaba su espacio y de nuevo estuvo solo; al celebrarle su cumpleaños en grande su pareja simplemente le hizo saber que no estaba interesado en seguir con la relación, y otra vez, estuvo solo; y se podía seguir con los ejemplos, en cada ocasión que el de cabellos rubios iba a presentar a su pareja a sus familiares su relación se terminaba. Desgraciadamente estaba de nuevo en esa situación.

Su primo Hyoga, el pequeño de la familia, se casaba, lo cual dejaba algunos comentarios en el aire ya que él sería el único soltero ahora, aunque eso no lo molestaba en realidad, había accedido a ser su padrino de argollas y todo iba bien o al menos fue así hasta que lo comentó con su  compañero, Saga de Géminis, quien lo escuchó hasta el final pero conforme avanzaba la historia parecía alejarse más.

—     Me alegrará que vayamos a la boda de Hyoga—le dijo sonriendo—Podré presentarte a mi familia y ellos podrán conocerte.

—     Bueno, tal vez no sea así Shaka—le dijo el otro.

—     ¿Por qué no?—quiso saber con curiosidad— ¿Acaso tienes un compromiso para ese día Saga?

El otro hombre lo miró directamente, parecía que iba a decirle algo pero respiró con profundidad y se paró ante él, lo que venía no iba a ser sencillo de decir ni de escuchar.

—     Shaka—dijo con formalidad su entonces compañero—La verdad es que pensaba darte una evasiva pero no tiene sentido.

—     ¿Qué estás diciendo?

—     Lo que digo es que tengo tiempo pensándolo y creo que lo mejor es terminar con esta relación.

—     ¡¿Qué?!—preguntaba el rubio sorprendido.

No era para menos, no había atinado a ver que algo semejante podría suceder pero ahí estaba, ante sus ojos, ocurriendo sin que pudiera hacer nada para evitarlo, y no sería todo de esa conversación.

—     Me han ofrecido una promoción Shaka—le informaba el otro hombre—Ya tenía decidido aceptarla y creo que es mejor que me presente cuanto antes a mis labores, es todo entre nosotros.

—     Pero Saga…

—     Lo siento, de verdad Shaka, pero es lo mejor terminar.

Como era un asunto hecho para él se fue, no esperó por nada más, dejando a un joven rubio sin terminar de comprender lo que había sucedido, por más que intentara darse una explicación, las cosas salían de su comprensión en ese momento. Cuando todo tuvo sentido supo que Saga ya había pensado en irse y dejarlo, pero solo lo dijo hasta el último momento, dejándolo solo y con un compromiso con su familia en puerta. Podría parecer no tan grave algo como eso pero el de los ojos azules sabía bien que le llegarían una lluvia de cometarios, algunas bromas, e incluso ofrecimientos de presentarle a alguien que “Sería perfecto para ti”, lo cual no lo entusiasmaba en lo más mínimo.

—     ¿Qué voy a hacer?—se preguntaba.

Por unos segundos apoyó su rostro entre sus manos, intentando despejarse, necesitaba encontrar una solución a su dilema pero no estaba seguro de cuál sería plausible, necesitaba pensar y relajarse, tal vez lo mejor era dejar el trabajo por un día e intentar pensar desde lejos. La hora estaba a su favor, el trabajo terminado y podía irse, por lo cual no lo pensó dos veces para simplemente ponerse en camino. No contaba con un rumbo definido, era verdad, pero solo deseaba relajarse y encontrar algún tipo de solución a su situación ¿Cuál? Quizás podría preguntarle a alguien más pero lo más seguro entre sus amistades era que ya tuvieran planes ¡Eran apenas dos días para la ceremonia!  No, no se escuchaba posible.

—     ¿Qué voy a hacer?—se preguntaba de nuevo.

No lo sabía.

 

**********

 

En el camino Shaka solo se subió al primer taxi que encontró y le dio una dirección para seguir en silencio, hasta que alcanzó un sitio que conocía, un bar llamado Santuario, había estado antes y le gustaban varios de los tragos que preparaban, además que de verdad necesitaba relajarse y la idea de un trago resultaba tentadora. No tardó mucho tiempo y cuando alcanzó el sitio que buscaba simplemente pagó lo que debía por el viaje y se dispuso a entrar, vio la fachada sencilla con vigas de madera, daba el tipo de un pub inglés, no estaba nada mal para él en ese momento. Apenas cruzó la entrada cuando se dio cuenta que el sitio estaba bastante vacío, lo cual era un poco extraño por la hora, de hecho se trataba d un momento en especial del día.

Se acercó a la barra y notó las mesas vacías, de no ser por una persona a la que apenas miró el sitio estaba desierto, tomó un lugar y sin más fue reconocido por el barman, no era la primera vez que estaba ahí.

—     ¿Lo de siempre?—preguntó amablemente el que atendía la barra.

—     Lo de siempre ¿Cómo va todo Mu?—lo saludó tomando un sitio.

—     Algo lento Shaka—respondió el otro.

Se trataba de un joven de largos cabellos lilas y ojos verdes, con expresión amable, curiosamente sin cejas que eran sustituidas por unos singulares puntos en su frente,  era eficaz y veloz en su trabajo, además que sabía que parte de sus labores era la de saber escuchar y atender correctamente a cada persona que se presentara en ese sitio. Conocía a ese hombre rubio y notaba que en esos momentos lo que buscaba era que lo escucharan, así que lo mejor era prepararse para lo que fuera que iba a escuchar. Puso manos a la obra en la bebida, algo clásico, coctel de champán, donde se deben agregar los ingredientes en orden para lograr que el cóctel se haga más dulce a medida que se bebe. Puede servirse en una copa flauta de champán o en una copa pilsner, que es básicamente una copa en forma de V sin pie, el joven que atendía sabía que a ese hombre le gustaba en copa de flauta.

—     ¿Por qué no hay nadie Mu?

—     Debe ser por lo del desfile—explicaba el de ojos verdes—Se  cerró la ruta por el norte, estamos vacíos hasta que se termine.

—     Que mal.

—     Si, más cuando se trataba de la hora feliz—cambiando de tema pero no de tono continuó—No pareces muy contento.

—     No lo estoy.

En ese instante le daban su bebida perfectamente preparada, el de cabellos rubios dio u trago, sabía muy bien, y se dispuso a confiarse con ese amable chico de cabellos lilas, no era muy largo de contar lo sucedido después de todo.

—     Tengo una reunión el fin de semana—explicaba el de cabellos rubios—Se casa mi primo y toda la familia va a estar ahí.

—     ¿No te agrada tu primo?—peguntaba amablemente el barman.

—     No, nada de eso, Hyoga  y yo nos llevamos muy bien, me alegra que sea feliz y que se case con su novio, se llama Ikki, es muy serio y no le tolera tonterías a nadie, pero lo ama con sinceridad.

—     Entonces debe ser tu familia—concluyó con suavidad.

—     Cuando Hyoga se case seré el soltero de la familia—le contó bebiendo un trago más—Hyoga era el único que quedaba aparte de mí y resulta que es más joven, así que aplico para eso de chivo brincado…

—     Chivo quedado—añadió entendiendo Mu.

—     No es que esté mal, no me atormentan con el tema de casarme y eso pero siempre que hay un motivo para presentarles a mi compañero algo ocurre, terminamos y tengo que llegar solo ante mi familia—se puso las manos en la cara con cansancio—Es horrible, no sé porque me suceden estas cosas.

—     ¿No puedes ir con alguien más? ¿Un amigo? ¿Un conocido?

—     La boda es este fin de semana, ya no hay tiempo y tuve la torpe ocurrencia de no decirles que iría solo, así que van a dejar un sitio vacío junto al mío que todos van a notar no será ocupado.

Diciendo eso dio un trago largo a su bebida, sabía muy bien, tal vez debería pedir otra.

—     ¿Por qué no les dijiste que irías solo Shaka?

—     La verdad es que no lo sé, creo que no quería sentirme peor con la idea pero será peor cuando llegue solo.

—     No te preocupes tanto, puede ser que se solucione solo.

—     ¿Tú crees?

—     En las bodas miran al novio, no a los primos del novio, pasarás desapercibido.

—     Mi familia me verá solo y de inmediato me hablaran de esa persona a la que conocen que sería perfecta para mí, detesto eso.

—     Supongo que solo te queda aguantar.

—     Qué horror.

Se terminó su bebida pensando en lo que iba a ser encarar a sus parientes solo, tendría que hacerse a la idea, no podía faltar, no dejaría a Hyoga en un día tan señalado sin su apoyo, solo tendría que aguantar unas horas a sus parientes y sus bienintencionados comentarios, pero no había otra solución.

—     Dame otro Mu—pidió.

El joven de cabellos lilas no dijo nada mientras lo preparaba, parecía pensar en algo, cuando le dio su copa al de cabello rubio tuvo algo que decir.

—     Tengo que limpiar la barra de este lado Shaka ¿te importaría?

—     No, no hay problema.

—     Gracias.

Con eso el de Virgo tomó su copa y simplemente se recorrió hacia el otro lado de la barra, donde estaba un cliente, así que solo ellos dos ocupaban todo el lugar mientras el de mirada verde limpiaba la barra del bar que sinceramente se veía limpia.

—     ¿Está ocupado este asiento?—preguntó educadamente el rubio.

—     No, adelante—le dijeron.

—     Gracias.

Shaka tomó el lugar vacío sin problemas y quedó al lado de un hombre, joven, como él, de brillantes ojos verdes y cabellos de un rubio más oscuro que el suyo, además de eso era muy guapo, lo notaba perfectamente.

—     ¿Un día pesado?—preguntó el desconocido.

—     Algo, pero al menos es más ligero de los que vendrán—fue la respuesta del rubio.

—     Se escucha mal eso, espero que aguantes.

—     Tendré que hacerlo, la familia es ineludible y supongo que solo es por buenas intenciones que hacen lo que hacen.

Dio un trago a su bebida, mirando hacia el frente, quizás lo mejor era llamar a su familia y decirles que iría solo, así no sería una sorpresa y podrían hacerse a la idea, incluso pudiera que no dijeran nada y hasta ese asunto de presentarle a alguien pudiera no ser tan malo.

—     Entiendo lo que dices—intervino el desconocido—Mi familia está llena de buenas intenciones, sobre todo mi hermano, pero es un poco pesado que me digan cosas sobre mi vida.

—     ¿Son malas?

—     No…no tan buenas a su parecer.

—     Por la familia—dijo alzando su copa el de ojos azules.

—     Por las buenas intenciones de nuestra familia—agregó el de mirada glauca.

Ambos bebieron al mirarse de frente sonrieron, no estaba mal poder hablar con alguien por unos momentos.

—     Mi nombre es Shaka—se presentó el de Virgo.

—     Aioria—dijo el otro.

Se tendieron la mano y la estrecharon, sintiendo como una descarga por tocarse, aunque fue el de cabellos rubios cenizos quien estrechó un poco más esa fina mano, acariciándola al final, le gustaba esa belleza ante sus ojos, eso no estaba en duda, de ahí a poder llegar a más era un asunto diferente. Comentaron algunas cosas más, al menos el de ojos azules lo hizo, refiriéndole a ese joven tan guapo a su lado lo que ocurría, una boda de su primo y la ausencia de compañía que sería comentada por sus parientes.

—     Así que se casa tu primo más joven Shaka.

—     Me alegra por él, de verdad, pero en serio siento que tengo mala suerte o no sé qué para terminar sin pareja en los eventos importantes con mi familia.

—     No puedo creer que no tengas a nadie—decía mirándolo con ojos brillantes el otro hombre—Eres muy guapo, debes tener una fila de pretendientes esperando.

—     No lo creo, además no me sentiría cómodo llevando a alguien a quien no conozco bien.

—     De todas maneras Shaka, es mejor que no te atormentes con eso, disfruta de la libertad que te queda, esos compromisos familiares a veces parecen pesados pero al final solo pasan.

—     Me gustaría ver las cosas como tú Aioria, tal vez deba intentarlo—decía mientras bebía de su copa.

Por su parte el otro rubio tomaba su bebida también, sin dejar de mirar esos ojos azules ante él, como si acechara, cazando, tanteando el terreno, logrando que el de Virgo siguiera con su bebida hasta terminársela prácticamente de un trago y quedando al final sin bebidas y tan solo respirando un poco más aprisa ¿Qué era lo que estaba sucediendo entre los dos? Algo en definitiva.

—     Dime algo Shaka—preguntaba Aioria con voz masculinamente aterciopelada— ¿Te gustaría que fuéramos a otro lugar?

—     ¿A otro lugar?—preguntó el otro con voz delgada.

—      A un sitio más privado—y decía eso acariciando la mano del rubio.

—     Yo…

Por un momento el de Virgo no supo que decir, como si se sintiera confundido, no estaba acostumbrado a algo así, le habían hecho propuestas de ese tipo pero no las aceptaba, no se consideraba a si mismo de encuentros casuales, prefería conocer a alguien para entablar una relación. Pero por alguna razón ese hombre ante sus ojos tenía una fuerza que le costaba resistir, aunque consiguió algo de dominio antes de responder, pero no con la fuerza que le hubiera gustado.

—     No soy así Aioria—logró responder temblando por dentro—No me engancho con otros, lo lamento.

—     ¿Engancharte? ¿Usas esa palabra?—indagaba el de ojos verdes como si fuera breve interludio entre los dos.

—     Es que no sé…

Desviaba la mirada la hablar pero para terminar de convencerlo el joven Aioria sabía moverse mejor y más aprisa que las dudas del de cabellos dorados, por eso lo sujetó con firmeza por el rostro haciendo que lo mirara de frente, hundiéndose en esos ojos azules que brillaron con delicadeza.

—     No lamentes no “engancharte” Shaka—le decía con voz sensual—yo tampoco hago estas cosas pero tú, tú, eres algo especial, muy especial, y por eso no quiero dejar ir la oportunidad.

—     Ahhh…

Era un sonido bastante estúpido a juicio del de Virgo ¿Qué le habían puesto al coctel para que actuara de esa manera? No tenía ni la menor idea, pero sintió casi instintivamente que no era por la vista, no tenía nada que ver, todo lo que sentía emanaba de ese guapo y apuesto hombre que no dejaba de mirarlo como león a su presa. Era joven, guapo, agradable, olía tan bien ¿Qué se le podía pedir? ¿Cómo oponer resistencia a esa fuerza tan masculina que emanaba rodeándolo y haciéndolo invencible? Y si no bastara con todo eso, para terminar de imponer su presencia, el de cabellos rubios cenizos, se inclinó hacia el frente y lo besó, algo fugaz, suave, como un suspiro, pero bastó para el de Virgo quien se rindió sin más.

—     Yo no soy así—murmuraba el de ojos azules intentando aún aguantar ese avance.

—     Que mal que no lo seas—decía sonriendo el de ojos azules.

—     Creo que debo irme.

—     Qué pena—continuaba sin soltarlo el de ojos verdes—Aunque podemos irnos juntos.

—     ¿Juntos?—preguntaba con un hilo de voz.

—     Juntos—afirmaba el otro.

Fue como una chispa para el de cabellos dorados, algo en su interior se encendió sin poderlo evitar ¿era normal actuar de esa manera? No tenía idea y no pensaba detenerse a meditarlo en ese instante, era algo súbito, poderoso, y no iba a combatirlo, prefería dejarse llevar de la mano por ese guapo hombre ante él.

Aioria estaba seguro de haber ganado la partida, tampoco actuaba así pero ese chico era algo único, lo hacía querer estar con él aunque apenas lo conocía, aun así, al tomarlo de la mano poniéndose de pie aguardaba, pues deseaba dar la última palabra al de ojos azules, solos ería si él lo quería. Shaka respiraba agitado, solo sentir esa mano que tomaba la suya lo encendía, era increíble.

—     ¿Vienes?—preguntó Aioria.

—     Vamos—respondió Shaka.

Pagaron lo que debían con velocidad, para después abandonar juntos el bar, era un buen sitio pero necesitaban de otro tipo de locación, así que dieron inicio a su recorrido, las calles estaban vacías, no parecían que hubiera nada que no fueran ellos dos, no se separaban, no podían pasar a más si no estaban en privado pero encontrar un sitio así parecía no ser sencillo. Sus ojos buscaban mientras los dos luchaban por estar lo más cerca que se pudiera, no querían aguardar a vivir esa sensación que había despertado ese hombre a su lado. Tenían que hacer algo, solo encontrar algo de privacidad, cualquier sitio bastaba si les prometía eso aunque no veían nada, y la ansiedad de su cuerpo iba en aumento; el de ojos azules se sintió algo decaído, quizás no sucedería nada después de todo y…

—     Veo un motel—dijo de pronto Aioria.

Sus rostros se encontraron de nuevo, estaba en claro que el de ojos verdes esperaba saber si estaba de acuerdo, el de Virgo dio una mirada veloz a la fachada, no estaba mal, amplio, limpio, con ventanas y precios bien establecidos, no era en definitiva un lúgubre tugurio.

—     Se ve bien—dijo Shaka con voz suave.

—     Tú te ves mejor—dijo Aioria.

Con eso bastó para los dos y dirigieron sus pasos al discreto sitio que necesitaban con velocidad.

 

**********

 

Sinceramente las cosas entre ambos jóvenes fueron muy rápido desde ese punto, ya habían recorrido la mitad del camino y solo les faltaba terminar de cerrar lo que habían iniciado, era cierto que ninguno de los dos era el tipo de persona que hacía ese tipo de cosas, no se dejaban llevar en ese sentido y mucho menos se iban con un desconocido, no actuaban de esa forma pero lo estaban haciendo en ese instante y por ese guapo hombre a su lado que los hacía actuar de maneras que no se esperaban. Pero también tuvieron que hacer una pequeña escala para tomar una habitación y algo más, afortunadamente el sitio contaba con ese tipo de máquinas expendedoras que les hacía falta.

—     Es mejor estar listos—dijo Aioria.

El de Virgo estaba de acuerdo ya que ninguno de los dos iba preparado para algo y no contaban con protección, ni lubricante, pero la necesidad humana había mostrado que era bueno contar con máquinas que dieran ese tipo de productos, además que había variedad para escoger, hicieron su elección y con las llaves en la mano fueron hacia su nuevo destino.

La habitación estaba en el mismo pasillo, hasta el fondo, el tipo de sitio que puedes alquilar por hora solamente,  no tardaron mucho en alcanzarla y no se negaron que no estaba mal el encontrarse con un sitio limpio y ordenado, contaba con lo indispensable, una amplia cama, ventanas con persianas de color claro, mesitas de noche a cada lado de la cama, una especie de mesa de trabajo, un armario, y una puerta que comunicaba a un baño con regadera, en definitiva no estaba mal. Claro que eso no le interesaba tanto a los recién llegados que no estaban ahí para preocuparse por lo que había o no en el lugar, cerraron la puerta tras ellos y sabían que estaban completamente solos.

Shaka miraba alrededor, como si se convenciera de algo ¿de qué? No era posible saberlo, no en ese justo instante, pero al girar sobre sí mismo y encontrarse de nuevo con el guapo chico de los ojos verdes supo que Aioria solo lo estaba mirando a él, sin perder uno solo de sus movimientos, como si se sintiera fascinado solo por observarlo. Le gustó la sensación, ser seguido con esa intensidad por esa mirada, saber que ese hombre tan guapo lo deseaba, no se dejaba llevar, pero en ese momento no se sentía capaz de resistir lo que estaba ocurriendo con alguien que era realmente un desconocido.

—     No me imaginaba que hubiera hombres como tú por ahí—dijo de pronto el de cabellos rubios cenizos.

—     ¿Cómo yo?—decía el otro divertido.

—     Tan hermosos…tan únicos…tan cerca…

A cada palabra Aioria se iba acercando al de cabellos dorados y ya estaba a su lado, sujetándolo entre sus brazos t acercándolo contra su cuerpo, ambos se sentían por completo, sus respiraciones que se agitaban por la cercanía del otro, la manera en que brillaban sus ojos por verse, el latido de su corazón por sentirse, en definitiva no era usual lo que estaban viviendo pero no se iban a negar a seguir. Un segundo después ambos se estrechaban con placer mientras comenzaban a besarse, sus labios se encontraron con sensualidad, compartiendo su sabor y sus anhelos, dejándose llevar por ese primer contacto que les prometía tantas cosas, les gustaba que fuera así, que estuvieran juntos, que el destino los hubiera llevado a encontrarse en ese instante, por eso continuaron compartiendo largos besos que los encendían un poco más cada vez.

Siendo los dos hombres que se gustaban no se engañaban sobre lo que buscaban, lo que habían deseado al cruzar esa puerta, sus manos ya estaban recorriendo ese masculino cuerpo a su alcance, explorando lo que les era posible mientras sus dueños se besaban con sensualidad, abriendo los labios, compartiendo su saliva y explorando con su lengua dentro de esa otra cavidad que les encantaba. El delineado cuerpo de cada uno les mostraba un poco más de ese hombre a su lado, los músculos delineados, la suave piel, ese calor de su tibieza, sensuales sitios que se hacían más llamativos por no estar ante sus ojos todo promesas hasta ese punto…pero harían que se cumplieran.

Llevados por el naciente deseo de sus cuerpos, el camino de acción tenía que ser distinto, cuando Shaka buscó el rostro de Aioria se sintió encantado por lo que encontró, ese aspecto tan masculino  esos ojos verdes brillantes por verlo, pero además de eso la fuerza de esos brazos que lo rodeaban se hizo más intensa ya que su dueño lo sujetó con algo de intensidad solamente para arrojarlo cobre la cama de un solo movimiento como si se quedara a la expectativa de los deseos del de ojos verdes. El de Virgo se quedó quieto sobre las sábanas observando lo que hacía el de cabellos rubios cenizos, y lo primero que hizo fue colocarse encima de él acariciándolo por el pecho y la entrepierna encima de la ropa, besándolo por el rostro y haciéndolo sonreír por la manera en que se comportaba.

Mientras continuaban besándose y sus cuerpos se entendían bastante bien, ambos jóvenes rieron de pronto, con ese tipo de alegría extraña que a veces se presenta en la vida, cuando hay algo nuevo y resulta emocionante, como esas manos que pasaban  por encima de la tela y acariciaban buscando algo más. Por su parte el de ojos azules no se estaba quieto, su mano derecha acariciaba el abdomen de Aioria, un poco más abajo, al borde del pantalón, sus labios apenas se apartaban dejándose guiar por la sensualidad y el deseo. Aunque para ese punto un muy dispuesto joven de cabellos rubios oscuros ya estaba moviendo sus caderas contra el bien delineado cuerpo de su compañero, dejándose sentir, la manera en que se excitaba por estar cerca de esa belleza a la que besaba; claro que el otro no era retraído ante todo eso, pues lo estrechaba por las nalgas con deseo.

En poco tiempo ambos jóvenes se buscaban, deseaban seguir, no estaban en ese sitio para detenerse, fue el de ojos verdes quien luchaba por sacarle la camisa al de ojos azules, la sacó de sus pantalones y abrió algunos de los botones para después hacer que saliera por encima de su cabeza, dejando que ese glorioso cabello dorado se desparramara por encima de la cama. Apenas tres segundos después el de Virgo contempló ese fuerte cuerpo al natural, la camisa del otro joven corría un destino similar a la suya, dejando a la vista ese fuerte torso al desnudo, definitivamente le gustaba lo que veía. Bastaron unos segundos para que ambos pusieran manos a la obra, dejando que sus manos se hicieran cargo, Aioria desabrochaba los pantalones de Shaka, y el de ojos azules hacía su parte sacándole las zapatillas y las medias al otro joven, el de ojos verdes hacía lo de las zapatillas pero el de mirada azulada bajaba la cremallera del que estaba encima, pasarían unos instantes solamente para que ambos se encontraran sin pantalones encima de la cama.

Casi desnudos continuaron con sus besos y caricias, entrelazando sus piernas,  moviendo sus caderas al ritmo de su necesidad, sintiéndose y acariciando esa suave piel, probando más de ese cuerpo como el cuello, las mejillas, el pecho, las clavículas, el plexo solar, los pezones, todo lo que quedaba a su alcance. Aioria sujetó a Shaka por la cintura, besándolo con intensidad, haciendo que el de cabellos dorados se arqueara  sobre su espalda, comenzó a bajar por ese delicado cuerpo hasta que llegó al vientre del rubio y acaricio por encima de la ropa interior con su boca el sexo que ya estaba elevándose, lo lamió aún sin liberarlo para después usar sus dientes y tirar de la tela. No era sencillo, así que tuvo que utilizar sus manos para hacer la ropa interior a un lado, deslizándola por esas bonitas piernas y sin más tomar con su mano el sonrosado sexo para estrujarlo por el tronco y frotar con ímpetu la corona.

Shaka no dejaba de gemir ante semejante asalto, se retorcía sobre las sábanas mientras estrujaba la almohada bajo su cabeza con los dedos, se sentía tan bien lo que hacía ese chico, le pedía que no  parara, aunque era un poco difícil entenderlo ya que entre las palabras daba unos sensuales gemidos. El de ojos verdes estaba sonriendo, le gustaba el espectáculo que veía pero también se sentía necesitado y la ropa interior ya le estorbaba, así que se la sacó de un par de hábiles movimientos para quedar tan desnudo como el otro joven y a partir de ahí ambos se dejaron llevar, lo cual por cierto no era difícil tomando en cuenta que se gustaban, estaban desnudos, y muy dispuestos a continuar.

Llevados por los besos y las caricias no tardaron en buscarse con la sensualidad de sus cuerpos y eso los hizo tomar una posición que no muchas veces habían tenido la oportunidad de poner en práctica, Shaka estaba sobre su espalda mientras que Aioria se colocaba encima, probando mutuamente sus sexos ya que estaban compartiendo el conocido 69, que no estaba nada mal dadas las circunstancias. El de cabellos dorados no dejaba de sujetar ese erecto sexo con su mano mientras complacía la corona con su lengua, humedeciendo el frenillo y rodeando la cabeza acariciando ocasionalmente los testículos con suavidad. Por su parte el de ojos verdes se mostraba muy entusiasta chupando entre juego y deseo ese erguido miembro, igualmente entusiasmado acariciaba la entrada masculina del de mirada azulada, frotándolo alrededor y jugueteando con la idea de penetrarlo al mismo tiempo que lo estimulaba a la sensualidad.

Se complacían mutuamente y con bastante habilidad, no estaba nada mal, estaban haciendo cosas que generalmente no hacían pero era solo algo casual así que ¿Por qué no? siendo así no dudaban en continuar, abriendo sus labios, probando con deseo, chupando con sensualidad, acariciando de forma tan íntima que se sentían estremecer hasta lo más profundo, aunque ya no bastaba con eso. Acomodándose e imponiéndose sobre el de cabellos dorados, el de ojos verdes no dudó en moverse sobre ese esbelto cuerpo para quedar frente al rubio dorado y se apropió del espacio entre sus esbeltas piernas, separando sus muslos, sin aguardar buscó el pequeño empaque de lubricante que habían comprado antes de entrar a la habitación, lo abrió y se lo colocó copiosamente en los dedos mientras observaba ese delicado rostro con pasión, era tan hermoso, y tan dispuesto.

Shaka gemía abiertamente mientras sentía la forma en que unos varoniles dedos lo acariciaban en su estrecho pasaje, logrando traspasar un poco cada vez, solo la punta de los dedos en un principio, avanzando un poco más cada vez, se sentía abierto, invadido, hasta que uno de los dígitos entraba con facilidad en su interior, despertando sensaciones nuevas en su vientre. Aioria no dejaba de observarlo mientras lo penetraba con sus dedos, admirando como cambiaba su expresión, sumergiendo cada vez más sus dígitos, buscando un punto específico, hasta que lo alcanzó, la sensible próstata que de inmediato provocó una serie de sensaciones que provocaron en ambos un estremecimiento de distinta clase. Ciertamente ambos hombres estaban disfrutando de lo que compartían pero también estaban excitados y no iba a pasar mucho para que continuaran, así que apenas se sintieron listos, con un hombre de ojos azules preparado, para que se decidieran a continuar.

Shaka no se mostró nada tímido para seguir, cuando vio que el de ojos azules tomaba el preservativo se lo sacó de las manos para abrirlo de un par de movimientos, lo sujetó con cuidado y bajo el beneplácito de esos ojos verdes colocó la pieza de látex sobre el sexo erguido que le gustaba sentir, cubrió el tronco y llegó a la base, ahora sí, estaban listos. Volvieron a buscarse con los labios, besándose de manera necesitada, rodeando con sus brazos a ese otro hombre que les parecía irresistible, uniendo sus sexos para que se frotaran generando nuevas sensaciones en sus nervios y llenándose de deseo y  sensualidad. Recostado sobre su espalda el de cabellos dorados sentía el peso del de ojos verdes sobre él, le gustaba, la manera en que lo besaba, como buscaba entrar en su intimidad, incluso como presionaba sus pezones de forma masculina,    por eso separó sin pensarlo sus piernas para permitirle que siguiera avanzando y no tardaría mucho en sentirlo por completo.

Sus ojos se encontraron de nuevo, brillantes, deseosos, únicos, dieron una especie de risa ahogada para continuar con los sensuales besos, llegaron a un punto en que parecían no poder ni respirar con normalidad y sabían bien que solo quedaba un camino. Fue Aioria quien hizo que el de cabellos dorados quedara sobre sus manos y piernas en la cama, posición muy sugerente sin duda, se aplicó algo más de lubricante en sus dedos y se dedicó a acariciar un poco más la sensual entrada que no se le resistía, estaba seguro de poder  continuar. Siendo así se colocó detrás del de ojos azules, guiando con una mano su rígido sexo hacia la estimulada entrada, asegurándose de poder entrar mientras el de cabello dorado parecía aguardar casi conteniendo la respiración, aunque si volteó buscando esa mirada verde y la encontró, ese brillo de pasión en sus miradas era sin duda un buen augurio para seguir.

Con decisión el sexo del de cabellos rubios oscuros  entró en el suave y tibio cuerpo del de Virgo, apenas su corona estaba dentro el de ojos verdes separaba con sus manos las redondas nalgas del otro joven, empujando y empujando bajo el coro de delicioso gemidos que daba el que estaba a gatas sobre el colchón, hasta que se podían considerar unidos. Nada de aguardar, fue como un acuerdo tácito entre los dos p0ues de inmediato Aioria sujetó esas afiladas caderas a su alcance y comenzó a moverse, imponiendo su sexo con lentitud al principio y algo de velocidad después, avanzando y retrocediendo, asegurándose de deslizarse con facilidad, hasta que se sintió más seguro y no vaciló en imponerse con cierta fuerza en ese cuerpo que lo estrujaba de forma deliciosa.

Shaka no estaba acostumbrado a semejante despliegue de sensualidad, a esa pasión masculina que lo hacía sacudirse sobre la cama, sus cabellos dorados iban y venían al mismo ritmo de las fuertes embestidas que le daba su amante, sin soltarlo, haciéndolo estremecer mientras su cuerpo se abría y contraía por igual para dar paso a ese rígido sexo que llegaba a lo más íntimo, hasta que encontró (y no tardó mucho en hacerlo o al menos eso le pareció) de nuevo su sensible próstata que se unió a la fuente de deliciosas sensaciones que lo iban inundando. Desde ese punto el encuentro dejó de lado cualquier atisbo de ternura o serenidad, fue algo sensual, entregado, natural, intenso, fuerte, sacudiéndose con necesidad ambos hombres, entregados a la pasión por completo.

Llevados por el deseo los dos hombres se movían al ritmo de la pasión, entrecerraban los ojos, respiraban con fuerza y a momentos se buscaban para compartir sensuales besos con la lengua que los estimulaban a continuar, pero no por eso se detenían de sus sensuales embates que los hacían disfrutar, sintiendo que era un instante perfecto en su sensualidad. Guiados por la pasión ambos jóvenes no cesaban en su mutua entrega, compartiendo el calor de su intimidad, el sexo que los unía de manera tan deliciosa hasta hacerlos temblar, sentían como su vientre se conmovía, se llenaba de una sensación intensa,  como si fuera aguijoneado por punzadas de placer al mismo tiempo que descargas intensas recorrían su espina dorsal y de ahí el resto de su cuerpo. Entrecerraban los ojos, respiraban agitados, sacudían sus piernas, el de ojos verdes sujetó como una soga el hermoso cabello dorado a su alcance y lo usó como un apoyo para hacer más profunda las penetraciones, estaban al límite y lo sabían.

Dejándose guiar por el deseo, sin reservas y sin dudas, tanto Shaka como Aioria se entregaban a la pasión, sus cuerpos se movían con la libertad de la sensualidad, casi desafiantes cubiertos por el brillo del sudor, había una especie de cansancio pero aun así no se detenían, no podían, se llamaban, casi gritaban, se ahogaban a momentos por la sensualidad hasta que la necesidad de sus vientres era más fuerte y los iba dejando sin voz, sin aliento, sin ver… sus sexos punzaban con fuerza, casi con violencia, lo sentían perfectamente, estaban por alcanzar su culminación. Un comprensivo hombre de ojos verdes llevó su mano hacia el sexo erguido del de cabellos dorados y comenzó a frotarlo con cierta fuerza, sujetando el tronco, con su pulgar en la punta, aunque no era sencillo debido a sus propias embestidas, pero lo conseguía.

No había más por hacer, estaban  al límite, fue Shaka quien se dejó llevar primero, sintiendo su semen acumularse en sus ingles por el placer que vivía, la tensión se liberó poco a poco, al inicio, para ser una especie de erupción al final, cubriendo la mano que lo complacía y manchando las sábanas bajo su cuerpo, entre sensuales gemidos de satisfacción. Aioria no se encontraba menos complacido, ese masculino pasaje lo estrujaba, lo complacía, su simiente estaba por explotar, su cuerpo se sacudía pero no podía dejar de moverse, hasta que se hundió por última vez en esa cálida intimidad y se liberó con fuerza, tuvo que apretar los ojos al hacerlo sin darse cuenta siquiera de los  guturales sonidos que salían de su boca con sensualidad.

Ambos jóvenes cayeron sobre las sábanas con pesadez, respirando agitados, pero lograron acomodarse uno al lado del otro mientras veían el techo, no terminaban de creer que habían tenido una hora semejante pero en definitiva fue satisfactoria.

—     Eres algo muy especial Shaka—comentaba el de ojos verdes.

—     Tú también—fue su respuesta medio sonriendo.

Guardaron silencio por unos momentos más pero mientras terminaba de relajarse una idea se iba formando en el de cabellos dorados, vio cuando el otro hombre se puso de pie, completamente desnudo, y se dirigió al baño, al regresar se notaba que se había refrescado y venía secándose con una toalla.

—     ¿Quieres limpiarte un poco?—le preguntó.

—     Creo que sí.

El de mirada azul se envolvió con la sábana para ir a la habitación de junto, en su interior, mientras se daba una veloz ducha procurando no mojar su cabello, continuaba con su proyecto, no veía por qué no intentarlo. Al salir se encontró con que el de mirada verde parecía buscar descansar un poco más en la cama, pues se había recostado de nuevo cubriéndose solo con la toalla, se veía tan sexy, pero prefirió comenzar a vestirse, necesitaba hacer algunas cosas aún y ese encuentro no programado, pero una idea seguía rondándolo mientras terminaba de alistarse.

—     ¿Qué sucede Shaka?—le preguntó con calma el otro hombre.

—     Solo me preguntaba algo Aioria ¿sabes?—decía intentando no escucharse nervioso—Tengo un compromiso este fin de semana y me preguntaba si te gustaría ir, conmigo.

—     Lo lamento, tengo un asunto con mi familia.

—     Oh—dijo el de Virgo intentando no escucharse decepcionado—Que pena.

Antes que pudieran decir algo más, el de cabellos dorados tuvo que responder su teléfono que empezó a llamar, reconoció el número sin dificultades.

—     Hola Camus—dijo sin más— ¿Qué sucede?

—     Hola Shaka, solo quería decirte que se cambió la hora de las fotografías, al final tendrán que hacerse después de la ceremonia.

—     Está bien—accedió.

—     Recuerda la dirección, Rodorio número doce, a las once.

—     Rodorio número doce, a las once, lo recuerdo. Adiós.

—     Adiós, nos vemos en la boda.

Sin más la llamada se terminó, pero el de cabellos dorados se dijo que no tenía sentido quedarse más tiempo.

—     Lo lamento Aioria, tengo que irme, adiós.

—     Si pero…

—     Adiós—repitió con velocidad.

Apenas si aguardó para dejar la habitación, por lo que no supo lo que pensaba Aioria.

—     ¿Rodorio número doce, a las once?

Bueno, era algo que lo hacía pensar.

 

**********

 

Shaka no había hecho a un lado nada que tuviera ver con su compromiso familiar, por eso el día acordado en el lugar acordado a la hora acordada se presentó impecablemente vestido y listo para hacer su parte. No tardó en encontrarse con algunos familiares y conocidos, además que le iban siendo presentados otros de los invitados que eran de parte del novio de su primo, se anunciaba como un evento grato y sobre todo esperaba que fuera tal como lo deseaba el joven Hyoga, quien por cierto estaba terminando de alistarse en una habitación especialmente señalada para ese fin. Cuando el de Virgo alcanzó el lugar se dio cuenta que era un sitio agradable, le daba la idea de una salita de descanso que iba bien con el resto de la propiedad, que de haber sido una hacienda se transformó en un salón de eventos.

—     ¡Shaka!—decía con alegría un joven rubio de ojos azules al verlo aparecer— ¡Qué bueno que llegaste!

Sin más se separaba del espejo de tres partes ante el cual estaba terminando de ser arreglado para ir hacia su pariente y darle un abrazo.

—     No hubiera dejado de venir por nada Hyoga—decía con sinceridad el de Virgo.

Al separarse el mayor miró con atención al menor y declaró lo que pensaba de inmediato.

—     Me cuesta trabajo creer que ya eres un hombre y que vas a casarte, y lo digo de la manera más positiva, al verte me parece que sigo viendo a mi primito que llegaba a casa comiendo helado.

—     Pero igual que entonces tú estás  ahí, para mí—decía sonriendo el joven novio.

—     Hyoga, tienes que terminar de arreglarte—intervenía su otro pariente, Camus.

—     Ya voy.

—     Ese Ikki es un joven con mucha suerte al tenerte en su vida—le dijo Shaka.

—     Yo también soy afortunado por tenerlo.

Los primos rubios se sonrieron y continuaron con la labor de ayudar al que iba a casarse para que estuviera listo, no faltaba mucho para que diera inicio la ceremonia y mientras tanto podían seguir hablando de todo lo que pudiera hablarse en una situación como esa.

Cuando todo estuvo listo y esperando que los novios aparecieran en su sitio para dar inicio, se vio a un nutrido grupo ir tomando sus sitios para el evento, el salón era amplio y bien arreglado para la ocasión, no era la primera boda de la que se hacían cargo. Sin embargo fueron esos momentos los que dejaron al de Virgo en una situación un poco delicada ante sus demás familiares pues una pregunta se dejó escuchar.

—     ¿Con quién viniste Shaka?

No era con malas intenciones esa pregunta pero debía hacerse pues estaban por tomar sus lugares y era necesario que cada invitado estuviera en el sitio que le correspondía, así que el de cabellos dorados supo que era momento de hacerle frente a la situación y reconocer lo que ocurría ante los demás.

—     Pues yo…

—     Ya llegué cariño, perdona por el retraso.

Sin más un masculino brazo lo rodeaba por la cintura y un guapo hombre de ojos verdes estaba a su lado; el de cabellos dorados estaba sorprendido pero era verdad.

—     Aioria—dijo con voz entrecortada.

—     Aioria de Leo—decía presentándose ante los demás—vine con Shaka, es un placer conocerlos.

—     El placer es nuestro—se escuchó en respuesta.

Pero no iban a ser todas las sorpresas de ese día pues un invitado más estaba ante ellos.

—     Por fin apareces Aioria—decía un hombre de cabellos negros y ojos verdes—Pensamos que ibas a hacer una de las tuyas.

—     Nada de eso Shura, siempre contarán conmigo, más  en la boda de mi primo Ikki.

—     Me alegra escucharlo.

El de Virgo no terminaba de salir de su sorpresa ¿Estaba ahí? ¿Era pariente de uno de los novios? ¿No lo soltaba?

—     ¿Cómo es que se conocen ustedes dos?—preguntaba Milo, saludando.

—     Pues…—intentaba decir el de cabellos dorados.

—     En un bar, estábamos ahí y la oportunidad se dio—explicaba el de Leo.

—     Ya es hora—anunciaban.

Con eso quedaba en claro que cada quien debía ocupar su sitio y aunque el de cabellos rubios oscuros tenía su sitio destinado, en favor a ser  acompañante de Shaka, quien era uno de los padrinos, lo cambiaron de lugar para que no tuvieran que estar separados. Así que uno al lado del otro observaron cómo aparecían ambos jóvenes novios para quedar juntos ante toda su familia y amigos, dejando en claro cuánto se amaban y lo seguros que estaban de dar el paso que los uniría. Pero también fue un momento para que sus respectivos primos hablaran un poco más.

—     No me déjate decirte que vendría a la misma boda—murmuraba Aioria.

—     ¿Cómo lo supiste?

—     Cuando te llamaron y dijiste la dirección y la hora, supe que podría verte de nuevo, y me alegra.

—     También me alegra.

Se miraron y ambos sonrieron, tan solo quedaba esperar, a que la ceremonia terminara, a que diera paso el tomarse las fotos familiares, a que comenzara la fiesta, a conocer, comprenderse ¿Quién sabía lo que podrían tener  ambos por estar juntos? Lo que si sabían era que se permitieron vivir un momento especial, algo que podría convertirse para su vida en la hora más feliz.

 

**********

 

FIN

 

 

Notas finales:

Deseo que les gustara.

Nos leemos la semana entrante si nada sucede.

Ate. Zion no Bara

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).