Te quiero puta
El ardiente whisky cosquilleó unos segundos en su lengua antes de calentar su garganta, Sasuke se relamió los labios una vez dejó el vaso de cristal sobre la pequeña mesa de la sala.
Necesitaría tomarse unos cuantos tragos más si la cara de juez de la moral en Itachi no desaparecía, no es que estuviese sentado en el sofá por mero placer, su hermano mayor lo había conminado a escuchar uno de sus odiosos discursos en cuanto bajó a desayunar a medio día.
— No puedes continuar con esto.
Sasuke enarcó una ceja con cierta curiosidad, al estar solo vestido con un polo y pantalones cortos el calor del día poco le molestaba, pero en cambio dejaba a la vista algunos “moretones” en su cuello y piernas.
— Creí que con Naruto…
— ¿Iba a dejarlo todo y vivir como esperas que lo haga? — interrumpió fastidiado, ya sabía a donde iba aquel interminable asunto…
Naruto.
El dobe que parecía pisarle los talones en las noches, buscándolo para que no terminase en la cama de alguien más. Si bien en algún punto terminaron en una extraña relación Sasuke jamás le había prometido fidelidad.
— Si no estás interesado en él díselo cuanto antes, estas lastimándolo.
— ¿Y cómo porque tendría que importarte lo que hagamos el dobe y yo? — esta vez torció los labios con molestia, le gustaba Naruto, sus besos y habilidad en la cama.
No estaba interesado en nada más.
Mucho menos en su corazón.
Itachi resopló aun manteniéndose de pie frente a su pequeño hermano, de cierta manera le interesaba el asunto, ya había presenciado la felicidad y tristeza en Naruto durante el trabajo dependiendo de cómo terminasen las cosas con Sasuke la noche anterior. Y aunque le hubiese advertido al rubio como resultarían las cosas si intentaba algo, tenía la esperanza de que él fuese lo necesario para enmendar el camino de su hermano.
— Naruto no es como las personas que frecuentas.
— ¿En verdad? — Sasuke sonrió con sarcasmo, casi a punto de reírse en la cara de su mayor; si bien aquel atarantado de ojos azules le confesó estar enamorado, aquello nunca fue impedimento cuando terminaban enredados sin importar que fuese en una cama o el duro piso. — De hecho esta marca me la hizo él, — cínico abrió ligeramente sus piernas para mostrarle la más vistosa de las marcas que tenía demasiado cerca de su entrepierna.
No estuvo seguro de si la cara de Itachi fue de vergüenza ante su descaro o de desagrado total.
— Si quieres puedo explicarte con todo gusto lo que hacemos a solas, es bastante bueno en la cama, de hecho es de los pocos amantes que he tenido que consigue que pida “más”…
— Es suficiente — interrumpió cuando estuvo seguro de que Sasuke terminaría técnicamente interpretando con lujo de detalles alguno de sus encuentros.
— Eso mismo digo — satisfecho por la expresión de molestia en el otro se encaminó a las escaleras para regresar a su habitación, — por cierto, Izumi llamó hace poco, dice que tienes el celular apagado.
Itachi no modificó su expresión ya podría hablar con ella después, — Naruto presentó su renuncia esta mañana — la repentina noticia ocasionó que su hermanito se detuviese — le hicieron una excelente oferta de trabajo en Norteamérica y al parecer aceptó.
Sasuke inspiró hondo sin girarse, — es una lástima que vayas a perder a tu empleado modelo — argumentó de ultimo para retomar su camino.
Una vez en su habitación suspiró cansado, casi había llegado al amanecer por lo que apenas había dormido unas horas, se dejó caer sobre su desordenada cama viendo hacia el techo.
Aunque siempre se divertía al lado de Naruto sabía que tarde o temprano aquel idealista se cansaría de perseguirlo, sus “te quiero a pesar de todos” no serían eternos, siempre fue consciente de ello y estaba bien así.
No entraba en sus planes involucrarse de mas con alguien, los encuentros casuales le habían resultado idóneos hasta el momento, aunque Naruto fue más que claro para expresarle que quería algo formal con él y que esperaría el tiempo necesario para que aceptase, evidentemente no fue cierto.
Sasuke suspiró cerrando los ojos unos instantes; la primera vez que se acostaron fue luego de haber bebido en aquel lugar donde solía ir de vez en cuando, el despistado rubio no pudo seguir resistiéndose a sus descaradas insinuaciones y aunque solo quisiese quitarse las ganas de encima, Sasuke jamás imaginó que fuese tan cuidadoso, tanto como para reírse en su cara por las diligentes atenciones.
Pese a su cinismo no podría negarse a sí mismo que aquello se sintió realmente bien, tan distinto al sexo sucio que compartía la mayor parte de las veces, Naruto parecía venerar su cuerpo entero para regalarle halagos en medio de la excitante faena. Cuando el placer se evaporó y el simplón “te quiero” fue suficiente para que Sasuke decidiera callarlo con un “siéntete afortunado, mi amor” tan sarcástico que creyó espantaría a su nuevo fanático.
Grande fue su sorpresa cuando el rubio apareciese de nuevo esa noche en el mismo bar y la noche siguiente y la siguiente.
El repentino pitido anunciando un mensaje en su celular hizo a Sasuke espabilarse para dejar de rememorar, tanteando sobre las cobijas buscó el aparatillo hasta dar con él, con cierta pereza revisó el mensaje que acababa de llegarle, chasqueó la lengua al percatarse de quien era.
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Y aunque su idea inicial era ignorarlo y continuar durmiendo hasta el atardecer terminó encaminándose al centro comercial donde supuestamente Naruto estaba esperándolo.
No necesitaba una disculpa forzosa para lo que ya sabía, que se marcharía a otro continente.
No es que hubiese esperado más de todos modos.
Siempre era más sencillo no esperar nada de los demás.
— Creí que no vendrías.
La sonrisa bobalicona del otro le hizo torcer los labios, esa animosidad y buena voluntad no podrían ser permanentes pero al parecer así era.
— No iba a hacerlo, — suspiró parco optando por apoyarse en uno de los pilares del lugar — de todos modos ya sé que vas a decirme.
— ¿Lo sabes? — algo espantado el rubio le miró antes de darse cuenta que seguían a medio centro comercial, — ¿quieres comer algo?, así podemos hablar con calma´ttebayo.
— Bien — despreocupado se puso a caminar con las manos dentro de los bolsillos de los jeans que vestía, creía que podría obtener una comida y un último acoston antes de que aquel dobe se fuese.
Cuando se sentaron a la mesa del elegante local Naruto no tardó en acercar su silla lo más que pudiese, como si de alguna manera lograra acortar la distancia de la mesa que los separaba.
— ¿Y bien? — casi emocionado le preguntó.
Sasuke enarcó una ceja ligeramente confundido.
— ¿Qué me respondes?
Un resoplido fastidiado soltó. — ¿Qué tendría que responderte? Por mi puedes hacer lo que quieras.
— ¿Lo dices en serio? — la cara ilusionada le produjo ciertas nauseas al pelinegro.
¿Estaba burlándose acaso? Si iba a marcharse no tenía que restregarle su felicidad en la cara.
— Ya empaqué todo, venderé mi departamento en esta semana y…
Sasuke quiso dejar de escucharle pero al hallarse tan cerca fue inevitable.
— También debo hablar con Itachi, decirle que no se preocupe que tú y yo vamos a estar bien juntos…
Y fue en ese momento que sus negros ojos le miraron suspicaces, — ¿juntos?
— Claro, es obvio que si vivimos en el mismo lugar vamos a estar juntos. — La incredulidad en los ojos azules le hizo creer que Naruto alucinaba.
— ¿De qué diablos hablas, usuratonkachi? ¿Cómo que vivir juntos? — sin querer elevó la voz.
— ¡¿Eh?! Pero si dijiste que podía hacer lo que quisiera, eso fue un sí, ¿verdad?
— ¡Desde luego que no! ¡Ni si quiera sé de qué hablas! — desconcertado no le importó que las demás personas en el lugar voltearan a verlos.
— ¡De vivir juntos dattebayo!
— ¡¿Te parece que tengo cara de adivino?!
— ¡Pero si acabas de decir que sabías que iba a decirte, teme!
— ¡Creí que te referías a lo de aceptar ese estúpido trabajo en Norteamérica!
— ¿Ah? — Al fin el rubio pareció entender calmándose abrupto, — ¿Itachi te lo dijo?
— Tsk, — Sasuke chasqueó la lengua al caer en cuenta de la ridícula escena que estaban montando, — me dijo que te irías y…
— ¡Claro que no! — Espantado una vez más elevó la voz — no podría dejarte, además… — repentinamente cohibido rascó su nuca algo avergonzado, — aunque no quieras estar solo conmigo quiero que entiendas que voy en serio contigo… no voy a pedirte que cambies por mi… eso lo harás cuando tú lo decidas… pero aun así quiero estar a tu lado dattebayo.
La nueva confesión de algún modo le hizo abochornarse y más al percatarse de la espantada mesera que con menú en manos no se atrevía a acercarse pero con las mejillas claramente coloradas.
— Y… ¿Por qué hablaste de vender tu departamento? —ligeramente inquieto trató de disimularlo, estaba tratando de negar la emoción que la descabellada propuesta le causaba.
— Sabes que vivo bastante lejos, pensaba en comprar algo más cerca y que lo escogiésemos ambos, ni siquiera sé si quieres tener una mascota así que no podía arriesgarme a llevarte a donde vivo, porque ahí no permiten ni un periquito.
El ligero puchero de Naruto le hizo morderse en interior de su labio inferior, la cálida y nueva sensación que se colaba en su pecho sin duda estaba ocasionando que considerase aquello.
— ¿Y bien?
Los esperanzados ojos azules le miraron atentos y una de las manos se posó sobre la suya con afecto.
— Aunque me duela en el alma verte, saber que no soy el único seguiré esforzándome y aguardando para serlo´ttebayo.
Suspiró sin querer, era realmente un dobe.
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Terminando de guardar las ultimas cosas en la maleta Sasuke bajó por la escaleras, aunque les informase a sus padres de que se iría de casa a estos pareció tenerles sin cuidado.
Ya era hora.
¿Y quién es? ¿Al menos tiene dinero?
Fueron sus únicos comentarios, fastidiado no les respondió. No entendía como Itachi permanecía aun en esa casa donde sus progenitores solo se aparecían en días festivos.
Un bufido ruidoso se le escapó cuando su hermano se sentase a su lado en el recibidor mientras cambiaba sus zapatos.
— Me sorprende que aceptaras vivir con Naruto.
— Al menos él no se la pasa diciendo todos los días que quiere que cambie.
— Sabes que solo me preocupo por ti.
— Eres más intenso que el dobe y eso ya es mucho decir — sonrió sarcástico sin poder evitarlo, aunque su hermano lo fastidiase por estar incordiándolo todo el tiempo por su estilo de vida aun le quería.
— Promete que me dirás donde están viviendo — algo entristecido por la partida de Sasuke aún tenía la esperanza de que Naruto consiguiese lo imposible.
— De momento no pienso decirte nada, así que tendrás que conformarte con mis llamadas, — una vez listo se puso de pie tirando de la maleta con ruedas para salir.
— Cuídate — Itachi le siguió una vez fuera de aquella casa.
— Tu también — el abrazo de su hermano mayor le tomó por sorpresa pero aun así le correspondió.
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Aquel piso nuevo era bastante agradable, con un diminuto balcón podía salir a tomar algo de sol cuando le apeteciese. Aunque lo primero que estrenaran fuese el piso de la sala aun con todas las cajas de la mudanza intactas Sasuke no se quejó, le encantaba el sexo con Naruto y últimamente algunas otras cosas más.
Sin darse cuenta sus salidas y romances pasajeros se estaban reduciendo significativamente y eso de alguna manera le molestaba. Pero tampoco es que hiciese mucho para retomarlos. Con los audífonos puestos recorrió la sala hasta llegar a la cocina, allí Naruto se encontraba preparando café con la laptop encendida sobre la pequeña mesa de diario.
— ¿Aun no encuentras trabajo? — preguntó sentándose a una silla casi cínico, no es que contribuyese mucho en los gastos, no había tenido un empleo estable en su vida.
— Tengo algunas entrevistas esta semana pero me ofrecen muy poco dinero dattebayo, — ligeramente desanimado sirvió un par de tazas de café alcanzándole una a su “novio” para sentarse frente a él. Aunque la cocina se le diese fatal estaba tratando de mejorar en las cosas más básicas y entre esas estaba el café.
— Aun no entiendo porque dejaste de trabajar con Itachi, sé que te pagaban bien — apoyando un codo sobre la mesa reposó su rostro en la palma de su mano.
— Porque no te llevas bien con Itachi, — dijo con simpleza — temía que no quisieras vivir conmigo si seguía trabajando con él, podrías pensar que voy a contarle todo lo que hagas — tomando el café siguió revisando la bolsa de trabajo en la computadora.
Sasuke se sobresaltó al escuchar las razones, no creía que Naruto fuese a dejar tan a la ligera su empleo solo para evitarle susceptibilidades con respecto a su privacidad, no tenía que esforzarse tanto.
Suspiró.
Tampoco había cuestionado en ningún momento el porqué de su estilo de vida, ni sobre su pasado, ni nada en lo absoluto. — Serás dobe, no tenías que dejar tu empleo. Lo que suceda entre Itachi y yo es asunto nuestro… y no es como que lo odie, — resopló.
— ¿Estás seguro? — los azules ojos se abrieron un poco más.
— Si — asintió restándole importancia al asunto, — puedes trabajar con él.
Naruto rió escaso desviando la mirada, — pero yo renuncié no creo que vaya a devolverme mi empleo así como así.
— Hn, ya verás que si — tomando la taza de café entre sus manos se dispuso a beberla pero antes de que el líquido caliente tocase sus labios probó a preguntar, — ¿por qué nunca has preguntado la razón por la que llevo esta vida? — en tono bajo pretendió que no le importaba la respuesta.
El rubio hizo amago de pensarlo en tanto se ponía de pie, — no lo sé, supongo que estoy esperando que tu quieras contármelo algún día… de todos modos no hay prisa. No es que vaya a cambiar lo que siento dattebayo — sonriente se acercó más hasta poder inclinarse y depositar un suave y casto beso en los labios de Sasuke quien pese al ligero sobresalto no se apartó.
— Cursi — espetó ligeramente apenado bebiendo al fin su café.
Naruto no dejó de sonreír, — ¿está bueno el café, teme?
— Un asco — respondió de inmediato sonriendo divertido ante la mirada de tragedia del otro, — pero estas mejorando — completó.
***