Se suponía que el día siguiente sería el mismo de siempre. Ayudaría a Stella, justo como lo había hecho ayer, dejando a las gallinas en el jardín y limpiando la cabaña mientras tanto. Los huevos serían recolectados y llevados a la cocina, trabajaría duro para quitar las malas hierbas y vigilaría a los insectos y a las gallinas mientras picoteaban el maíz.
Se sentía menos triste que ayer porque ahora tenía prisa por responder la carta de Albert: Le había pedido oficialmente que fijara una fecha para mudarse a su casa y también, una fecha para hacer oficial su matrimonio. La familia Müller tenía la regla de que un Omega debía ser enviado a una familia noble cuando creciera y cumpliera finalmente los dieciocho años. Sin embargo, en el caso de Jill, Albert se estaba apoderando de todo:
"Está bien empezar a vivir en mi casa, no tienes que esperar hasta tu cumpleaños" dijo Albert. Y dijo también que hablaría con su madre en persona y que, para no hacerlo sentir incómodo, se quedarían juntos en el dormitorio pero pondría una nueva cama separada con cortinas. Exclamó muy felizmente que si quería cambiar el color, él podría ocuparse días enteros en ello y arreglarla tanto como quisiera. "Tenemos una habitación que Jill puede utilizar libremente. Podemos poner una máquina de tejer, una mesa para origami y puedo darte dos estuches enteros de hilo para bordar. También hay un estante donde puedes almacenar una gran cantidad de libros. Y no me importa si no traes tu equipaje de inmediato, podemos ir por el después." Pero incluso si dejaba a la familia Müller, se sentía como que sería lo mismo que no salir de la mansión. Lamentaba inmensamente no pensar que podría ser lo suficientemente feliz incluso si vivía con el amigo de la infancia que tanto lo había cuidado.
Albert deseaba tanto a Jill, pero no podía corresponder sus sentimientos. ¡Y eso que Albert le gustaba! Si alguien le pidiera que nombrara a su persona favorita en el mundo, no dudaría en elegirlo a él y definitivamente, sería agradable estar casado con un importante amigo de la infancia que siempre le hacía reír. No había mentira en ese sentimiento, así que parecía adecuado responder y decidir la fecha para casarse lo antes posible.
Ahora están en marzo, faltan pocos meses para su cumpleaños y no parece que sea buena idea posponerlo... Sigue cortando la hierba mientras se dice a si mismo que no puede seguir estando confuso o indeciso y después, opina que estaría bien ir con las gallinas durante una hora y luego regresar a la cabaña para controlar su mente.
Sin embargo, tan pronto como abrió la reja y mucho antes de que comenzara a poner el alimento, uno de los pollos revoloteó.
"¡Oh! ¡Oye!"
El pollo saltó, aventó algunos trastes con las patas y salió corriendo con las alas extendidas. No puede volar, pero corre bastante rápido y aletea con todas sus fuerzas. Constantemente. Jill cerró la puerta de la cabaña y lo persiguió, saltando al arbusto que tenía flores de Enishida.
"¡Yoyo! Yoyo, no vayas demasiado lejos."
El pollo que se escapó, era un criminal conocido en el corral por escaparse habitualmente y, por supuesto, él a menudo lo persigue.
Cuando Jill va y comienza a subir por las ramas, Yoyo ya estaba esperando con una cara desagradable. Y cuando el pollo se mueve y clava los ojos en Jill, comenzó a correr ahora en línea recta.
Jill no odiaba perseguir gallinas. En realidad, parecía muy feliz mientras gritaba: "¡Espera, yoyo! ¡No podemos jugar mucho hoy".
Después de todo, gracias a sus huidas diarias podía correr y podía excusarse diciendo que estaba persiguiendo al pollo. No es lo que hace un Omega, por supuesto. E incluso para los Beta podría ser considerado el acto de un niño pequeño. Sin embargo, esta era una de las pocas cosas que disfrutaba. Especialmente en un día como hoy en el que se sentía tan hundido.
En realidad, incluso sentía que Yoyo se divertía de ser perseguido.
Y cuando Jill extendió la mano, Yoyo saltó afuera del arbusto. Jill gritó: "¡Yoyo! Ese es el jardín exterior. ¡No podemos entrar allí!"
El sitio de la mansión de la familia Müller, que originalmente era la mansión de un noble, es increíblemente intenso. Fue construido hace mucho tiempo, por lo que no solo la casa sino también el jardín, estaban increíblemente pasados de moda. Alrededor del campo trasero y el jardín delantero, hay un sitio prístino llamado "jardín exterior", donde se puede disfrutar de una vista salvaje. Un paisaje idílico hermoso, pero en el que es difícil perseguir a cualquier animal o persona porque no había paredes o cercas que lo bloquearan. En realidad, a un Omega no se le permite salir solo al jardín exterior, pero Jill fue indiscreto y saltó al arbusto. ¡Y estaría en problemas si perdía de vista a Yoyo también!
Después de pasar por los arbustos de Enishida, que tenían muchas flores amarillas, hay arboledas y también pequeños huertos. La entrada principal de la mansión se ha mantenido como un jardín exterior y la pradera se extendía hacía el punto trasero en donde también estaba el bosque. No podía encontrar a Yoyo rápidamente así que Jill frunció el ceño. Al final de la pendiente, el sitio donde estaba edificada la mansión terminaba y había un camino estrecho con piedritas... Nunca caminó por allí en su vida pero si Yoyo escapaba por esa parte, entonces no le quedaba más remedio.
Cuando se preguntaba si debería darse la vuelta y volver, Yoyo apareció, pequeño y esponjado detrás de un árbol que estaba plantado un poco más lejos de él. Jill se sintió aliviado y volvió a perseguirlo:
"¡Yoyo! Está bien huir, pero hoy estás exagerando. ¡Vámonos!"
Sin embargo, cuando se estiró para atraparlo, extendió sus alas y saltó a la cara de Jill para darse impulso.
"¡Oh, no hagas eso! ¡Duele!"
Con la cabeza de Jill ocupada como un trampolín, Yoyo voló tan alto como pudo y aterrizó elegante y brillantemente para luego volver a correr. Jill, que escupió unas plumas, se puso de pie e intentó perseguirlo...
Y de pronto, escuchó el sonido de unos cascos.
Se puso rígido y se escondió a toda prisa detrás de un árbol... Pronto, apareció un caballo en el camino que estaba a su lado y Jill, que continuaba mirando, no tuvo más remedio que taparse la boca cuando parecía casi a punto de soltar su voz. Era una bestia lobo, quien montaba a horcajadas sobre un caballo marrón bien cuidado. Un cuerpo grande y majestuoso con un rico pelaje negro y un cuerpo sólido. La cara del lobo estaba llena de firmeza desde la frente hasta la nariz, con sus ojos azul pálido que le recordaban al hielo y que además, mostraban el alto nivel de inteligencia que seguramente tenía. A primera vista, tenía una presencia abrumadora, como si el núcleo de su cuerpo fuera lava (Quizá, porque era un Alfa)
El único hombre bestia Alfa que Jill había conocido durante toda su vida, era su amigo de la infancia, Albert. Albert también tenía un cuerpo bendecido pero, aunque era alto y tenía una apariencia digna, el lobo que tenía ahora enfrente parece poseer una atmósfera muy, muy diferente. Había una señal intensa de que era un gobernante, pero no podía saberlo a ciencia cierta desde su posición en el suelo.
Jill apretó con fuerza sus brazos contra su cuerpo y apretujó a Jojo hasta que le escuchó hacer un sonidito que luego provocó que se escapara... Se tapó la boca otra vez. El sentido del hombre bestia es excelente pero espera que simplemente pase por allí sin darse cuenta.
El hombre bestia lobo detuvo al caballo.
"Hola ¿Estás ahí? Me gustaría preguntarte el camino"
"..."
"¿Es este el camino a la mansión de los Müller?"
Fue un tono suave. Jill lo ignoró en un inicio, pero se sintió mal por ignorar la cortés pregunta por lo que suavemente salió de la arboleda... Mirando hacia atrás, resultó ser un aristócrata bastante rico. Su caballo estaba bien cuidado, muy brillante, y la ropa anticuada que llevaba encima tenía bordados bastante bonitos. El equipo del caballo también estaba decorado con figuras finamente tejidas e incluso su correa tenía bastantes joyas. Todos parecían ser productos de gran calidad que se habían elaborado uno a uno y a mano.
El hombre se bajó del caballo con un gesto familiar e incluso hizo una reverencia:
"Lamento llamarte de repente. Soy de Central y no conozco las tierras de por aquí. Escuché de una persona que conocí en el camino que podía ir a la mansión sin pasar por el pueblo, por esta carretera. Pero ya ves, resulta que estoy perdido."
Era un comportamiento que no era propio de un aristócrata. Incluso si veía a Jill, tímido y confundido, no rompía su actitud educada ni borraba su sonrisa. Incluso si comúnmente parecía de seda, el cabello de Jill estaba sucio, despeinado, con pasto y tierra debido a la persecución del pollo. Despegó la boca y: "Así es", respondió, agarrando su traje fuertemente entre los dedos. Después, con las manos cruzadas frente a su pecho, como para protegerse, miró al hombre bestia lobo que todavía estaba parado en el camino debajo de la pendiente. Después de todo, es un Alfa, no importaba cómo lo mirara. Y nunca había oído hablar de un hombre bestia Alfa que de repente los visitara sin presentarse. Si era una visita "prometida", tanto los sirvientes como Jill lo habrían sabido. Por ejemplo, le hubieran pedido que no saliera porque era de mala educación hacerlo cuando llegaba un cliente importante. Sin embargo, también existe la posibilidad de que, tal vez, no fuera uno. Jill nunca había visto a ninguno de ellos tener esa atmósfera tan especial que este tenía (Aunque una parte de su corazón seguía creyendo que lo era).
"¿Qué tipo de negocio tienes? ¿Sacaste una cita?"
La voz dura de Jill hizo sonreír al hombre bestia de una manera un poco avergonzada.
"Sé que es de mala educación. ¿Es correcto decir que me urge? Quería hacerlo lo antes posible, así que tomé un caballo desde Central."
"¿Es urgente?"
El digno hombre bestia no parecía ser del tipo que aceptaba un plan por impulso. Sonrió cuando vio la expresión de Jill y dijo ahora:
"Estoy impaciente, tanto que me sorprende que todavía esté bien vestido".
Cuando se rió, de alguna manera comenzó a sentirse irremediablemente tranquilo. Jill seguía siendo cauteloso, por supuesto, pero no podía ignorar una atmósfera así cuando parecía ser tan graciosa como le gustaban. Al menos, no parecía una mala persona.
"No puedes ir a ver a un Omega sin una cita, ¿Por qué no vuelves mañana?"
"No creo que sea una mala idea, pero siento que sería doble trabajo para mí."
Lo que decía era verdad. La familia Müller solo ofrecía Omegas a los aristócratas que hacían una cita y se presentaban de antemano. Sin embargo, dado que es un noble que parece ser "prestigioso" por todos los medios, es evidente que la señora Müller no se negará.
"Pero si quieres un Omega, tal vez..."
Cuando trató de decir que podía mostrarse amistoso y hablar con su madre en nombre de él, Yoyo saltó del arbusto que estaba a su lado y cacareó. Jill gritó y corrió cuesta abajo.
"¡Oh, Jojo! ¡Vuelve aquí maldito pollo!" Jill lo persiguió, fue a la carretera y saltó hacia Yoyo, que parecía estar medio en pánico, para atraparlo rápidamente entre sus brazos: "¡Mira, no te vuelvas loco! Sé gentil, sé gentil..."
"Bueno, si ya pensaba que estaba en un lugar extraño, ahora lo creo mucho más porque al parecer eres de esos que persiguen pollos. Creo que te dio muchos problemas".
"No lo pasé tan mal".
"¿Ya veo? Ese pollo parece escapar a menudo".
"¿Por qué?" Jill, sorprendido, se echó un poco para atrás y lo miró atentamente: "¿Por qué lo sabes?"
El hombre bestia lobo mide más 2 metros así que tiene que levantar bastante la cabeza. Al mirar los ojos agudos debajo de las orejas grandes y puntiagudas, sus pupilas parecían suaves y tiernas:
"Entraste de inmediato a los arbustos de Enishida . Está acostumbrado a huir y acostumbrado a esconderse en esas ramas, así que allí comenzaste a buscar".
El hombre bestia se acercó... Jill de repente negó con la cabeza. "Te equivocas. No sabes nada."
"No quería ser grosero". Y se disculpó, con voz suave mientras le entregaba una ramita de flores de Enishida. "La verdad, creo que te quedan muy bien."