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Garland - Beastman Omegaverse Tomo 1 y 2 (Traducción finalizada) por yuniwalker

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En su habitación, encendió solo un pequeño candelabro y luego deslizó el cristal de la vitrina para poder abrirlo. El contenido de las botellas era principalmente sake de alta calidad así que se sirvió una copa... Todavía estaba tan confundido que solo podía pensar en esto como la única forma razonable de calmarse. La confusión fue casi frustrante pero la irritación era más por él mismo que por Jill. Nunca se había sentido así y era doloroso que incluso el beber alcohol le hiciera experimentar más prisa que calma. Cuando Jill se involucraba en las acciones diarias de su vida, no había nada que pudiera entender. Incluso en ese momento, lo que bombeaba desde el fondo de su estómago hasta la base de su pecho era algo bastante similar al deseo. A los celos. Es decir, estaba completamente convencido de que Jill no lo miraría en la cena porque todavía se sentía enojado con él, pero era molesto que estuviera hablando tan alegremente con Toneria. En cuanto lo vio, su corazón se agitó por alguna razón y comenzó a ser asfixiante. Cuando observó su sonrisa inocente, apropiada para alguien de su edad, dirigida completamente para su hermano, no pudo evitar interrumpir la conversación.

Si lo pensaba con cuidado, no era algo malo que un Omega, que era su pareja, tuviera una conversación íntima con su hermano. Después de todo, era cierto que esperaba que el hombre que había traído fuera del agrado de todos y sin embargo, se vio forzado a llevar a Jill de vuelta a la habitación. Y es que ¿Por qué Jill era tan rígido con él? ¿Por qué se sentía como el único Alfa con el que cerraba su corazón? Diego se sintió incómodo con este trato y comenzó a tener una sensación similar a tener una hinchazón o una irritación en el fondo del estómago. ¿No es esto cómo estar actuando igual a un hombre pequeño, inseguro y emocional? Nunca se había sentido así en la vida. Frustrado y abatido así que Diego bebió mucho, recordando todo el tiempo el rostro de Jill, que fue empujado hacia abajo mientras sus ojos miraban en su dirección sin comprender lo que pasaba. Recordaba la debilidad de su poder para escapar y la forma de sus ropas que se despegaban de su piel hasta un punto en que le pareció irresistible... Sin embargo, mientras estaba intentando ocultar desesperadamente los temblores de su deseo, comenzó a decir un montón de palabras que sonaban parecido a un: "Hago esto porque es mi deber". Como si fuera un conejo que se había rendido y ahora esperaba la muerte a manos de su cazador. Al recordar que esa cara le era familiar, Diego se preguntó dónde la había visto antes. Para ser honesto, no había sido muy observador en sus expresiones faciales antes de todo este problema así que si la había visto, debió ser en un momento muy reciente. 

Buscando una mirada similar a la cara que Jill había colocado hoy, en su memoria, Diego levantó la cabeza apresuradamente y gritó: "Oh sí." Lamentablemente, había pasado también el día en que lo conoció. Esa expresión solitaria cuando sostuvo un pollo en sus brazos y dijo: "¿Me matarías también?" Y en ese momento, Jill le dijo a Diego, quien comentó que no era un pollo comestible: "No soy muy diferente a un pollo. Si me dicen que cante, tengo que cantar". Era una voz y una expresión facial que se podía sentir en el aire. La atmósfera de alguien que ya no tenía ninguna esperanza o deseo. 

Diego se palmeó la boca, murmurando y pensando en todo lo que había vivido con él en tan poco tiempo. La piel temblorosa de Jill pareció seguir pegada a sus dedos, su calor, su sudor... No importaba lo fuerte que fuera, habría estado lo suficientemente asustado como para estremecerse todo el tiempo que estuvo con él y aun así, Jill no se resistió ni una vez cuando todo se volvió más complicado. Dijo que no sabía cómo hacerlo y que no ganaría nada pidiéndolo. El área alrededor de su corazón se sintió entonces terriblemente inquieta y ruidosa. ¿Quizá era serio al decir que quería que lo matara ese primer día? Diego negó con la cabeza y lo reconsideró. A él no le gustaba tener que obedecer a sus hermanos así que pareció ser bastante natural que a Jill no le gustara obedecer a alguien.

Pero, entonces...

"Jill es completamente extraño".

Dijo Diego, quien se puso de pie con un vaso todavía en la mano. Podía ver el atardecer desde la ventana de su habitación y también, percatarse de que el cuarto en el tercer piso, el que fue especialmente asignado para Jill, finalmente tenía las luces apagadas y las cortinas todas hacía abajo. A pesar de que era tan silencioso como nadie en la vida, Jill estaba allí, tras esa puerta y seguramente cubierto completamente por las sábanas de su cama.
Cuando pensaba que había un Omega, inmóvil tras la ventana que podía ver a la perfección desde la suya, comenzaba a sentirse honestamente extraño.

En el pasado, al mirar hacia atrás en su habitación, observaba a cada uno de los Omega que habían escogido para él, entrando a escondidas y viendo la cama en donde dormía para intentar acostarse con él y ofrecerle sexo. Cuando Diego se levantaba y entonces ordenaba que se fueran, lloraban como si se les estuviera escapando la vida en ello. En ese aspecto, Jill era diferente... Pero fue su comportamiento mismo lo que le hizo pensar en un panorama completamente diferente y complicado ¿Qué habrá sentido el Omega que se coló? ¿Por qué todos ellos parecían tan desesperados por acostarse con él? Hasta ahora, solo pensaba que los Omega tenían un instinto muy arraigado para dar a luz y nunca se preguntó o pensó por lo que estaba oculto tras todo esto. Por supuesto, incluso si había una diferencia considerable entre un Omega y un Alfa, eran personas que tenían un corazón. No lo había pensado nunca, por muy estúpido que eso fuera.

Al recordar el rostro de Jill, Diego bebió el licor restante de un solo trago. Tomó una botella para beber otra copa y pensó de nuevo que sería fabuloso si pudiera emborracharse. Pero en lugar de agregar licor, Diego volvió a mirar la habitación de Jill. ¿Cuánta soledad podía tener esa belleza que aún conservaba la imagen de un niño? Le había pedido que lo matara cuando lo vio por primera vez y seguramente una parte de él todavía esperaba que lo mataran ahora. Para él, su propio Alfa no era más que una bestia que devoraba Omegas así que era natural que no peleara. No importaba si realmente lo empujaba hacia abajo o no. 

"Es natural ser odiado."

Un profundo suspiro se derramó de sus labios. Decepcionado por su propia incompetencia y pensando que entonces solo tenía una cosa que hacer: Tenía que encontrar la manera de empezar de nuevo con Jill. 


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