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Garland - Beastman Omegaverse Tomo 1 y 2 (Traducción finalizada) por yuniwalker

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"Dobla esta parte hacia la izquierda y hacia la derecha también, dóblala así a lo largo de la línea media y finalmente sopla esta parte. Cuando soplas aire por este agujerito, el origami se va a hinchar y entonces... ¡Tarán! Se completa un conejo con un cuerpo redondo."

Diego, sentado frente a la mesa, exclamó: "¡Vaya! Nunca había hecho esto con papel."

"Se llama origami, ¿En serio nunca lo habías hecho?"

"Sabía que existía. Mi niñera lo hacía para mí hace mucho tiempo pero, no con tantas formas diferentes".

Flores, pájaros, conejos, ranas, estrellas y copos de nieve estaban alineados sobre la mesa. Diego, que miró la estrella tridimensional que había hecho con cinco hojas de papel, la levantó en lo alto y dijo: "Esta estrella me encanta. ¿Para ustedes es común esto del origami?"

"Quizás no lo hacen todos, pero no creo que existan muchos Omega que maten el tiempo de esta manera. Antes, cuando no me dejaban salir, lo hacía por horas y horas..." Jill se rió un poco mientras lo recordaba "La habilidad especial de un Omega abarca todo lo que se pueda hacer en una habitación pequeña. Instrumentos musicales, textiles, bordados".

"Eso veo ¿Tocas algún instrumento musical que no sea el violín?"

"Toco un poco el piano. Pero el sonido es muy simple. Me gusta más el violín."

"La de esa vez fue una buena interpretación. Y eres maravilloso en esto del origami."

Jill se detuvo en Diego, quien había levantado ahora un pájaro. Los pájaros, hechos de papel rojo, se podían plegar fácilmente para hacerlos aletear como si volaran.

"No me gusta tanto el origami".

"¿Incluso aunque sepas hacer tantas cosas?"

"Recuerdo como doblar cosas pero, en lugar de hacer un pájaro con papel, me gustaría más ver un pájaro real. O ranas. Ninguna rana de origami puede igualar el salto de una." 

Diego arrugó su rostro un poco, como si le pareciera repugnante. Jill sonrió mientras se acercaba a su frente para darle pequeños golpecitos justo allí. 

"¿Odias a las ranas?"

"No las odio. Simplemente no me gustan."

Sin embargo, Diego pareció estar bastante incómodo.
Aunque seguía pareciendo un lobo digno, no se llevaba para nada bien con las ranas. Hablando de eso, ¡Ni siquiera podía tocar las ranas hechas con papel! La cara del lobo, que al principio pareció terriblemente intimidante, ahora era más bien, algo similar a la expresión de un perrito grande y gentil. Había pasado aproximadamente medio mes desde que fue a ver a Albert y desde entonces, Diego entraba a la habitación de Jill simplemente porque le daban ganas. A veces llegaba de día como hoy, y a veces pasaban la noche juntos solamente para conversar. Para Diego, que quería entender más de los Omega, Jill respondía todas sus preguntas mientras le mostraba las otras muchas artes que había aprendido. Todas las lecciones le habían parecido terriblemente aburridas antes pero, no pensaba que fuera malo hacer origami mientras hablaba con alguien como él de esta manera. Era bueno verle tan interesado.

Jill le dijo a Diego: "Si no te gustan las ranas, no las haré la próxima vez que hagamos origami ¿Qué te gusta entonces?"

"Nunca pensé en los animales que me gustan o, los que no me gustan".

"Entonces, ¿Cuál es tu pasatiempo?"

Dejó el papel de origami sobre la mesa, tomó una tetera del carrito de té junto a la cama y comenzó a servirse. Diego, quien hábilmente levantó la taza incluso con los enormes dedos de un hombre bestia, habló:
 
"Nunca pensé en tener un pasatiempo en realidad pero, ahora que lo dices... Cuando era niño me gustaba bastante ver las estrellas. Recordaba todos los nombres de cada una de las constelaciones e incluso memoricé la ubicación".

"Yo no conozco nada de las constelaciones. Ni siquiera me gustan los libros."

"Eso veo. A Jill parece gustarle más correr por el patio." Diego sonrió. "Después de todo, te conocí persiguiendo a un pollo".

"¡Eso es algo que tienes que olvidar!"

Hoy habían disfrutado del aroma refrescante y el sabor amargo de las frutas cítricas en su té. El sol brillaba fuera de la ventana y el cielo azul de la tarde parecía extenderse infinitamente, haciendo que el gran jardín se volviera un lugar en el que los pájaros comenzaban a cantar. Y también, cuando se acercaba la noche, se podía escuchar el inconfundible gorjeo de los insectos que vivían en los árboles. 

"Es una sensación extraña. Estar bebiendo té aquí en tu habitación". Diego se rió en voz alta ante sus palabras. "Nunca pensé que esto fuera posible alguna vez."

"Es más divertido tener algo inesperado".

"Inesperado... Es cierto que es inesperado. ¿Sabes? La verdad es que yo siempre he odiado ser un noble." Diego tomó otra estrella de origami. "Estaba terriblemente enojado de serlo cuando era un niño. Si alguien me hubiese preguntado que me hubiera gustado hacer con mi vida, entonces definitivamente diría que quería ser un marinero. Preferiría ir al puerto cada tarde que estudiar."

Jill sonrió, sintiendo simpatía solo porque lograba comprender como se sentía eso.

"En realidad, todavía quiero navegar en un barco algún día".

"¿Todavía?"

Jill hizo más grandes los ojos. Diego pareció llamar a Jill en su mansión porque tenía la completa intención de cumplir con sus responsabilidades como miembro de la familia Siegfried. ¿Cómo es que ahora hablaba de navegar y cosas como esas?  

"Por supuesto, es un secreto para mis hermanos. Ya sabes, Geralt y Toneria son increíblemente orgullosos con todo lo que tenga que ver con el clan."

"Puedo notarlo."

"P or eso pienso que con ellos es más que suficiente. Y que la familia Siegfried estaría lo suficientemente segura estando en sus manos. Por eso... A veces me imagino marchando a alguna aventura loca por el mar. Navegando y navegando sin nadie que espere algo de mi. Hay días en los que me pregunto si no debería solamente irme y, buscarla."

"Así que incluso tú piensas en eso."

"No tengo ninguna intención de eludir mis obligaciones justo ahora, pero... Lo pienso. Todo el tiempo. Como mínimo, en el futuro y después de cumplir con mis obligaciones y dejar a mi casa en lo alto, creo que sería mejor abordar un barco y pasar el resto de mi vida justo allí."

"En el futuro..."

Jill nunca había pensado en el futuro. Sin embargo, pareció que muy por el contrario de él, existía una alta probabilidad de que Diego pudiera quedar libre después de haber hecho lo que sea que tuviera que hacer. "Debes estar realmente muy orgulloso de ser parte de la familia Siegfried". Dijo. Y pensó nuevamente que era por eso que el hombre estaba enfrentando su destino tan valientemente. Quizá, fuera también por su orgullo como aristócrata.

"Por supuesto que estoy orgulloso. No solo mis hermanos, sino también mi padre y mi abuelo, son todos tan inteligentes que se ganaron el respeto de nuestra sociedad. Además, todos los negocios que involucran a la familia Siegfried son parte fundamental del desarrollo de Bernelud. Quiero decir, algunos aristócratas solo quieren poder y dinero, pero la familia Siegfried es diferente. Buscan ayudar a los demás". Sus ojos parecieron brillar de emoción. "Estoy orgulloso de mi familia. Es solo que mi anhelo por un barco no desaparece ni siquiera con eso."

"Entiendo."

Jill miró los enormes ojos azules del lobo, sintiéndose más familiarizado con él de lo que lo estuvo hace unos minutos. Tal vez, porque sus esperanzas eran increíblemente similares a las suyas.

"También me gusta el océano. Quiero ir a un país lejano montado en uno y nunca volver".

Incluso si no fuera un Omega, por lo general se escuchaba como un sueño difícil de volverse realidad. El mar era todavía un territorio desconocido y peligroso. Solo algunos comerciantes y mercenarios se arriesgaban tanto a emprender un viaje como ese.

"Me gustaría cumplir los deseos de Jill tanto como me fuera posible. Incluso si parece un poco difícil de lograr."

"Que las cosas parezcan difíciles es lo común en mi vida." Jill se rió mientras miraba alrededor de la habitación. "Antes, mi hermano y mi madre me regañaban a menudo por decir cosas como estas. Quería volar en el cielo, ver el mar y todas las cosas raras que te puedas imaginar. Me decían que un omega era una criatura amada por naturaleza y que yo debería ser muy feliz solo de esta manera. Pero... Ya sabes, no es como si fuera un amor real de todos modos."

"Entiendo."

"Por ejemplo, Yo-yo, no puede sobrevivir en una jaula ni fuera de ella por lo que me gusta decir que somos iguales a los pollos. Pájaros mascota que se ven bien en una jaula, que eligen según sus propios estándares y que finalmente se comen." Se rió de nuevo. "Es extraño. Cuando pensaba en esto antes, me sentía muy molesto con toda la situación. Al hablar contigo... Es como si me liberara. Es, como si me comprendieras incluso."

"Porque lo hago."
 
El corazón de Jill estaba tranquilo en su presencia. Por supuesto, eso no significaba que quisiera calmarse con todo lo demás. Todavía tenía añoranzas por los lugares lejanos y pensaba que había muchas cosas que le gustaría visitar y ver si fuera posible. Al lado del lobo, sin embargo, se sentía igual a si pudiera tomarse su tiempo en lugar de estar tan ansioso.

"Jill, vayamos a la ciudad".

Diego se puso de pie de repente así que Jill lo miró como si pensara que había enloquecido. 

"¿La ciudad?"

"Es un poco tarde para llevarte al puerto pero, seguramente vas a poder ver mejor el mar desde allí."

Diego tomó la mano de un confundido Jill y lo obligó a levantarse de la cama. Luego, simplemente se dedicó a mirar su perfil mientras lo seguía fuera de la habitación. 

"Espera ¿Puedo ir de verdad?"

"Oh, por supuesto".

"¿Y tu trabajo? Después de todo, te estás tomando el tiempo para visitarme en mi habitación así que..."

"No te preocupes. La ciudad de Central está cerca." Diego miró hacia atrás y sonrió para animar un poco más a Jill, quien estaba confundido por lo repentino. "Le voy a pedir a Norns que prepare una capa para que no te destaques tanto al bajar del carruaje y además, no va a haber ningún solo peligro para ti si estoy a tu lado."

Jill pareció no saber que decir por un minuto:

"Gracias."

Su pecho y sus ojos estaban muy calientes e incluso su mano izquierda, que todavía lo sostenía, se sentía casi como si estuviera hirviendo. Ir a la ciudad de Central y ver el océano sonaba bastante bonito, pero no se sentía completamente feliz con la situación. ¿Por qué le dolía el pecho? Tal vez, por la conciencia de sus propias circunstancias. Incluso si lo llevaba a la ciudad, era como un paseo con su dueño. Algo en donde realmente no podría conseguir lo que tanto quería e, incluso si miraba el mar un poco más de cerca, no podría nunca subir a un barco ni marcharse a voluntad. Y eso por su cuenta ya era bastante preocupante.

Las colinas estaban tranquilas y silenciosas, probablemente porque estaban lejos del centro de la ciudad. Al final de la pequeña plaza, se había colocado una valla de piedra a modo de terraza para que las personas pudieran ver el mar sin ser molestadas. Cuando se acercó a la cerca, su vista se abrió y Jill gritó involuntariamente: "¡Vaya, es tan grande!" Incluso cuando le dijeron que no tenía fin, era completamente diferente a lo que veía en su imaginación. El mar, que apenas se veía desde la ventana de la habitación, parecía abrumadoramente grande, era cierto ¡Pero el mar debajo de él era más que impresionante! Además, era muy hermoso. Estaban a última hora de la tarde, por lo que pareció misterioso tener un color oscuro y apagado en lugar del azul de siempre.

"Sí, es grande. Podría incluso hasta ser cierto que hay un monstruo marino viviendo abajo."

Cuando sostuvo su capucha, la que pareció ponerse a volar debido al viento, Jill se alineó a su lado y preguntó: "¿Un monstruo?"

"Escuché que existía un monstruo enorme y desconocido en el océano. Tiene ocho o diez patas y es más grande que un barco."

"¿¡Eh!?"

Cuando miró hacia el mar como si quisiera buscarlo, Diego se rió. 

"Yo tampoco lo he visto, pero es cierto porque hay muchos documentos de marineros hablando sobre esa bestia."

"Si me encuentro con algo así alguna vez, me muero."

"Pero los marineros que lo han encontrado están vivos y han regresado bien, por lo que no parece ser peligroso. Quizá en realidad, es una criatura enorme y hermosa".

"¡¡Quiero verlo entonces!!"

Dijo Jill.

"Yo también quiero verlo". El perfil de Diego, mirando al mar, era tan tranquilo como su voz: "Cuando salgamos de viaje, vayamos juntos a buscarlo."

Pensó que era una frase terrible. No podía ir con él cuando fuera de viaje porque no tenían el mismo nivel. Aun así, Jill sonrió. El mar estaba brillando, como en color dorado en respuesta al sol que había comenzado a meterse y el viento llevaba un olor salado que lo emocionaba desde el fondo de su corazón.

"Estoy deseando que llegue ese día."

Misteriosamente, siempre que estaba con Diego, comenzaba a sentirse muy feliz. Era como si hubiera vuelto a ser un niño. Tan emocionante como cuando vio por primera vez a un pajarito o cuando enloqueció por perseguir su primer rana.


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