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Garland - Beastman Omegaverse Tomo 1 y 2 (Traducción finalizada) por yuniwalker

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El tiempo que pasaba con el lobo se había convertido en un completo placer para Jill. Le había pedido que entraran a la biblioteca del edificio principal para mostrarle un libro de imágenes de criaturas misteriosas del mar. Le enseñó un modelo de barco a escala, le mostró las estrellas y Jill a cambio bordó para él una flor en su camisa. Sin embargo, era tan malo en eso que Diego comenzó a reírse a carcajadas. Cuando bordó en venganza una de esas ranas que no le gustaban, descubrió que los hilos y agujas que antes odiaba con fuerza ahora se habían vuelto algo increíblemente divertido. También se dio cuenta de que los libros eran interesantes si les daba una oportunidad.

Los días en los que podía notar cosas nuevas y sorprendentes eran increíbles así que, naturalmente, Jill se mostró ansioso por pasar mucho más tiempo con él. Sin embargo, Diego ayudaba a Geralt con su trabajo por lo que a veces no estaba en la mansión durante días enteros. Por supuesto, a pesar de que parecía estar terriblemente ocupado, se quedaba en su habitación por horas solo para hablar con él. Solía llevarle cientos de flores los días en que solo podía saludarlo un momento así que gracias a eso, la habitación de Jill siempre estaba hermosa y colorida. Naturalmente, los otros Omega de la mansión también pudieron notar este trato especial. Cuando pasaba por el salón para salir al jardín, solían insultarle con muchísimo enojo pero, Jill, que estaba acostumbrado a que la familia Müller fuera de lo peor con él, realmente nunca le tomó importancia. Más bien, pensaba que era natural recibir sus amenazas. Sólo habían venido aquí como si fueran ganado después de todo y, por consiguiente, si no lograban tener un hijo de alguien de la familia Siegfried durante un período de tiempo definido, debían abandonar la mansión y buscar otro aristócrata. No eran muy diferentes de Jill en el sentido de que no tenían un lugar fijo para quedarse. Si tuvieran un niño, sería posible obtener una compensación lo suficientemente grande como para volver a casa y vivir desde allí por un buen tiempo. Sin embargo, la mayoría de los Omega querían estar continuamente rodeados de nobles y mansiones aristocráticas. Si tenían un buen  historial de haber dado a luz al hijo de un hombre bestia, podían vivir en una mansión durante mucho tiempo con un futuro lleno de alabanzas y cero inconvenientes.

 

Después de dejar a la familia Müller, Jill finalmente sintió que podía entender un poco mejor a los otros Omega e incluso, empatizar con el dolor de todos al ver que Diego lo trataba de forma demasiado especial.

 

"Aquí es donde pasaremos la noche". Diego se detuvo y miró hacia atrás para hablar con Jill, quien caminaba mientras pensaba en todas estas cosas. "El cielo se ve hermoso aquí."

 

"Entonces, lo dejaré en este lugar."

 

Después de acomodar el colchón que había estado cargando, Norn, que los estuvo siguiendo en completo silencio, fue de inmediato por una pequeña bandejita de plata que tenía dos ollas y vasos de plata grandes. Acomodó la comida, las golosinas y dejó que otro sirviente colocara un par de almohadones para que Jill se sentara allí. Hoy tenían una cita para ver las estrellas. Diego le dijo que era una forma de agradecimiento por toda la información que había compartido con él así que, por supuesto, no tuvo manera de negarse. No se lo había dicho, pero hoy era su cumpleaños y el momento en que finalmente sería un adulto. En un día así, quedarse despierto hasta tarde y ver las estrellas afuera era un presagio increíblemente positivo.

 

El área finalmente se estaba volviendo muy oscura. Mientras los criados acomodaban todo a su alrededor y Diego bajaba la intensidad de la lámpara en el suelo, las estrellas blancas comenzaron a brillar en el cielo nocturno como si fuera un montón de diamantina. Al final, cuando sus ojos se acostumbraron al panorama, pudo notar la diferencia en los colores de las estrellas porque algunas tenían un tenue tinte azul y otras tantas resplandecían en rojo:

 

 Woooow ! ¡Mira cuentas estrellas! ¡Siento que puedo ver más de las que podía a través de la ventana!"

 

Inmediatamente después de decir eso, Jill estornudó de un modo escandaloso. La brisa nocturna comenzó a sentirse inesperadamente fría en ese momento así que Diego desdobló una manta, puso su mano sobre el hombro de Jill y lo envolvió suavemente con ella y sus propios brazos. 

 

"¿Tú no tienes frío?"

 

"En realidad tengo calor". Su pelaje, parecido a una melena desde el cuello hasta el pecho de Diego, era más suave y cálido de lo esperado. "Por eso, no dudes en apoyarte en mí. No quiero que te enfermes". 

 

Al mantenerse bien unidos, la temperatura corporal de Diego pareció comenzar a impregnar hasta su ropa. Y aunque ciertamente era confortable, también se comenzó a sentir un poco vergonzoso. Cuando lo sostenía con firmeza, tal vez porque la diferencia de físico con Diego era muy evidente, comenzaba a sentirse más bien como su hijo. Realmente todas las imágenes que se le venían a la mente eran de padres e hijos en un familia común. Como la de Stella y las sirvientas de la casa Müller. A Diego, sin embargo, no pareció importarle. Miró hacia el cielo nocturno e hizo una voz feliz mientras decía:

 

"Jill, ese es el más fácil de entender. El triángulo oriental ¿Lo ves? Es un triángulo formado por tres estrellas doradas".

 

"Un triángulo se puede hacer conectando cualquier estrella ¿Por qué esta tiene un nombre?"

 

"Es un punto de referencia para buscar otras constelaciones."

 

Jill se sirvió de la olla mientras lo escuchaba. El vino con miel estaba tibio así que rápidamente le calentó las manos. Jill se lo entregó a Diego y luego sirvió uno más para tomar un pequeño sorbito... Nunca había tomado algo con alcohol, pero estaba ciertamente muy delicioso. 

 

"Más allá de eso está el pterosaurio ." Mira, conecta las nueve estrellas para formar la forma de uno. Las dos estrellas azules son los cuernos y las cuatro pequeñas estrellas blancas son las alas".

 

Incluso si Diego movía su dedo para dibujar la forma, no parecía como si fuera un dragón. La persona que pensó en las constelaciones probablemente tenía mucha imaginación. 

 

"También hay un padre e hijo si miras al oeste. Los puntos de referencia son esa estrella dorada y la estrella roja en diagonal."

 

Cuando lo escuchó hablar así, Jill se enredó y se sintió bastante animado también.

 

"Es fantástico."

 

"¿Verdad? Cuando quería ver las constelaciones, a veces me escapaba de la habitación sin decírselo a los sirvientes o a mis hermanos."

 

La voz alegre y risueña de Diego resonó directamente sobre sus oídos. Jill asintió y bebió otro sorbo de vino con miel antes de dejar la cabeza reposando completamente sobre el pecho de Diego. Cuando estaba así, todo envuelto en su piel esponjosa, comenzaba a sentir mucho calor. No el calor incómodo, sino el reconfortante. Era seguro que el aire fuera de la manta estaba frío, pero la parte que se pegaba con Diego estaba tan caliente que estaba a punto de quedarse dormido. 

 

"Estoy seguro de que Diego era lindo cuando era un niño".

 

"No lo sé. Nunca me dijeron que era lindo ¿Te dio sueño?"

 

"Sí, pero todavía estoy bien. Por favor, dime más constelaciones". Jill miró fijamente el rostro de Diego a su lado y negó con la cabeza. "Mejor cuéntame ¿Qué constelación es tu favorita?"

 

Diego entrecerró los ojos. Su barbilla pareció temblar y su nariz comenzó a moverse como si olfateara algo:

 

"Me gusta mucho una pero, no puedo verla ahora. Es una gran constelación con dos estrellas que representan las velas de un barco".

 

"Un barco en el cielo, ¡Genial!"

 

Imaginó una constelación que nunca había visto y murmuró que quería conocerla de inmediato. El aliento del lobo tocó torpemente el cabello de Jill:

 

"Ojalá te lo hubiera mostrado en el libro primero. Es más fácil de entender después de ver la imagen y además, conocerías las constelaciones que no pudimos ver hoy".

 

"Bueno, tenemos el triángulo". Señaló la estrella que le había enseñado primero y luego movió el dedo para el otro lado. "Si agregas esa estrella al triángulo, es un cuadrado".

 

"Es una nueva constelación. Lo pensé cuando era pequeño".

 

"Oye, ¿Enserio?" Jill se rió. "No parecemos ser muy buenos para hacer constelaciones".

 

Su pelaje, que era cálido, pareció excepcionalmente cómodo cuando lo repasó con las yemas de los dedos.

 

"Diego... En realidad, hoy es mi cumpleaños."

 

"¿Tu cumpleaños? ¿En serio?" Diego se sorprendió con eso. "¿Por qué no me lo dijiste antes? Si hubiera sabido que era un día importante, habría preparado una celebración".

 

"No necesito una celebración pero, ya que es mi cumpleaños, ¿Puedo decir lo que quiero?" 

 

"Por supuesto, cualquier cosa está bien."

 

"Quiero tocar las partes esponjosas de Diego."

 

Cuando acarició suavemente su cabello otra vez, Diego parpadeó como si le pareciera una idea muy rara. 

 

"¿Está bien pedir algo como eso? Es tu cumpleaños así que, podrías..."

 

"Es que nunca he tomado la melena de un lobo entre las manos."

 

"Entonces está bien, puedes tocar."

 

"¡Gracias por dejarme hacerlo!"

 

Jill extendió la mano rápidamente. Como esperaba, el interior de su pelaje estaba grueso y calientito. Además, su pelo exterior era liso mientras que el pelo interior era como una pelusa esponjosa. 

 

"¡Vaya, es más esponjoso de lo que parece! ¿No es difícil en un día caluroso?" 

 

Mientras revoloteaba y se movía por aquí y por allá, Diego suspiró igual a si tuviera un cosquilleo.

 

"Cuando hace calor, llevamos ropa más ligera".

 

"Hueles al sol".

 

Cuando hundió su nariz y lo olfateó con fuerza, Diego se aclaró la garganta. 

 

"Eso es todo. Voy a darte un regalo de cumpleaños así que ya déjame".

 

"¿Me vas a dar un regalo ahora?"

 

Diego señaló al cielo, mirando a Jill con los ojos bien abiertos. Aunque no podía haberlo preparado de antemano, dijo:

 

"¿Ves esa estrella plateada? A partir de ahí, conecta cuatro estrellas en zigzag para convertirlo en la constelación de Jill."

 

"¿En mi?"

 

"Jill es la constelación que corre detrás de Yo-yo".

 

Jill escupió una bomba de saliva ante sus exageradas carcajadas. Cuando se preguntó qué le daría, no pensó que sería el nombre de unas estrellas.

 

"Que extraña constelación. Creo que no tiene sentido".

 

"No puedo evitarlo. No estoy preparado porque Jill no me lo dijo correctamente".

 

"Te dije que no lo necesitaba. Contigo es suficiente".

 

Las mejillas de Diego parecieron enrojecerse un poco. Parecieron...

 


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