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Garland - Beastman Omegaverse Tomo 1 y 2 (Traducción finalizada) por yuniwalker

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En la mañana, mientras se alistaba para ir a trabajar, Diego pensó que tenía que resolver los problemas que había dejado pendiente desde ayer por la noche. Le preguntó a Norns, que lo estaba esperando junto a la puerta:


"Quiero tomar prestada tu sabiduría de nuevo."


"¿Qué pasa, señor?"


Norns que sostenía la túnica de Diego, se acercó un poquito y movió las orejas. Diego suspiró: 


"Como me dijo Norns, siempre le estoy dando flores a Jill. Pero..."


"Cuando me preguntó qué regalarle a alguien que se ama, pensé que las flores eran un elemento básico en las relaciones de pareja. No sabía que se refería a Jill."


"No, Jill no es mi pareja. No hablaba de ese tipo de amor".


Norns no dijo nada, pero eso no significaba que no intuyera los sentimientos de Diego hacia Jill. Sin embargo, era obvio que ocultarlo era lo que más le convenía. 


"Simplemente, quiero cuidarlo."


"Entiendo, señor."


"... Pero cuando tomamos el té anoche, le entregué flores y me dijo que no las quería. No con esas palabras, por supuesto, pero eso fue lo que entendí. Le dije que la próxima vez le daría un accesorio para el cabello. Pensé que era lo adecuado porque su pelo ya creció mucho y de todos modos, me dijo que no lo necesitaba. Solo quiere volver a ver las estrellas en el jardín."


"Si es así, no necesito prestarte mi sabiduría. Si quiere ver las estrellas, llévelo a ver las estrellas, señor. Y si necesita prepararse para ese momento, dígalo cuando lo necesite para que acomode el jardín".


Pero Diego dijo secamente:


"Eso es algo que he hecho antes. No hay nada emocionante en darle el mismo regalo dos veces".


"Creo que es mejor dar regalos de acuerdo con el estándar de Jill en lugar de hacer algo lujoso y novedoso pero que no necesite. Además, yo supongo que solo es tímido. Jill-sama dijo que no quería flores, pero he entrado en su habitación y veo que las plantas en las macetas están increíblemente bien cuidadas. No creo que las deteste".


Jill también dijo que no significaba que las flores fueran aburridas para él, pero, ahora era más como, un intento para hacer que el corazón del joven fuera más brillante que al principio. Quería darle un regalo que lo dejara fascinado.


"Señor, la túnica".


Diego se volvió hacia su sirviente. 


"Además, estoy preocupado. Siento que si hubiera sido yo, estaría sorprendido, nervioso y ansioso por tener mi primer celo en una pequeña posada en un lugar desconocido. En el momento en que no estuve, ¿Viste algo raro en él?"


"Perdió el apetito, y no parecía que se estuviera divirtiendo mucho cuando salía al jardín."


"¿Es lo mismo con todos los Omegas?"


"Las actitudes de los Omega varían mucho. Son humanos y todos son diferentes."


Al recordar la expresión solitaria de Jill la noche anterior, Diego sostuvo su pecho. Cuando pensaba en él, no podía decir nada, el cerebro se le secaba y el corazón comenzaba a dolerle. Era una punzada extraña que le apretaba la carne y que le hacía sentir como si lo extrañara aunque estuvieran relativamente cerca.


"Al menos, quiero que pueda relajarse un momento."


"Ya veo". Norn asintió, con una expresión seria y la mano en la barbilla. Pensó por unos segundos y luego miró de nuevo a Diego. "Entonces, ¿Por qué no lo lleva a su casa, señor?"


"¿A casa?"


"Sí, si le preocupa su estado físico, quizás sea mejor que se relaje en un lugar más familiar. Aquí entran muchos Omegas, sirvientes e incluso sus hermanos, pero ese lugar es suyo."


"Tal vez..."


Diego se preguntó si sería adecuado. No pensaba que hubiera problema en quedarse en la casa de los padres de Jill, pero él no parecía llevarse bien con su madre así que no estaba del todo seguro.


"A menos que sea inconveniente."


"¿Ah? No, no".


Diego pareció nervioso cuando vio los ojos negros y redondos de Norns. Es decir, a veces realmente sentía que estaba leyendo sus pensamientos. 


"No hay inconveniente."


"¿Es así? Pareció que estaba completamente conflictuado al respecto."


Bloqueando y negando con la cabeza, Diego habló con él en voz alta. Aunque fue más como para convencerse a si mismo. 


"En casa de sus padres, hay un pollo que a Jill le encanta y... Seguro querrá ver a su amigo de la infancia después de tanto tiempo lejos. Allí creció y, es cierto que una vez que vaya allí, va a sentirse muchísimo más cómodo".


"Le diré a Jill la noticia. Espero que ayude, señor Diego."


Norn sacudió sus orejas de conejo como si estuviera un poco preocupado. 


"Me gustaría que eso le dé un poco de respuestas."


"Respuestas..."


Diego respondió, mirando el cielo:


"Pero no solo regresaremos a la casa de sus padres, sino que también le compraré unos accesorios para el cabello".


Su cabello realmente había crecido mucho, así que no debería ser extraño darle algo como eso si entendiera que era para hacerlo sentir mejor. Dijo que no lo necesitaba, claro, pero aún así deseaba hacerlo. Pensó que podía ser el primer paso.


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