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Garland - Beastman Omegaverse Tomo 1 y 2 (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Jill de repente se soltó el cuello cuando escuchó una voz joven que decía: "Mami."

 

Al leer, tenía la costumbre de tocar sin darse cuenta un collar de oro opaco que le había regalado su esposo cuando se casaron. Allí, había una clara marca de mordedura que, aunque no quería ocultar, no se notaba tanto debido a los adornos.

 

Al mismo tiempo que colocaba el libro sobre la mesa, su hijito, que caminaba a toda prisa por la puerta principal, se precipitó contra él extendiendo sus bracitos en su dirección y gritando: 

 

"¡Mami!"

 

"¿Qué te pasa, mi hermoso Juju?"

 

Se parecía a Diego, como lo presintió el día en que quedó embarazado. El pequeñito, llamado Juda, había sido criado por sus propias manos en lugar de tener una niñera. Lo alimentó y lo educó hasta ser esa pequeña cosita encantadora que ahora tenía contra su pecho. Con sus pequeñas manitas extendidas, Juda pidió un abrazo. Y cuando lo hizo, las lágrimas se derramaron de sus grandes ojos hasta mancharle la ropa.

 

"Oye, no. No llores, mi amor. ¿Qué pasó?"

 

Le golpeó la espaldita y le besó la cabeza un montón de veces. Juda se aferró con fuerza a Jill. 

 

"Luard"

 

"¿Luard?"

 

"Dijo...  Dijo algo malo."

 

"¿Qué cosa mala, bebé?"

 

"Dijo que papá es feo y tonto y que su papá es mil millones de veces mejor".

 

"Ah... Mil millones es mucho."

 

"Y dice que me parezco a papá y que por eso también soy muy feo."

 

"Hmm..."

 

Juda estaba llorando, pero Jill se rió. Luard era el primo de Juda, hijo de Gerald, que era el hermano mayor de Diego. Y ya que había nacido como hijo del jefe del clan, no era de extrañar que Luard tuviera la idea de que su padre era el lobo más guapo de todos. Mejor que un lobo que tenía una herida horrible en la nariz. Además, Gerald era un papá maravilloso, respetado y amado. Y al mismo tiempo, Jill sabía bien que el pequeño Luard no tenía malas intenciones con el niño. Ambos solo tenían 2 añitos para empezar.

 

"Luard también dijo que quería que tú fueras su mami porque él sería un mejor hijo".

 

Dijo Juda, llorando más fuerte. 

 

"Oh, mi hermoso niño..."

 

"Y dijo, dijo que... Que soy un cenutrio."

 

Cenutrio era una forma complicada de decir "estúpido".

 

"Vaya. Luard es tan chiquito, pero ya sabe un montón de palabras difíciles. Es muy inteligente."

 

"¡Mamá!"

 

Juda se enojó cuando, sin darse cuenta, comenzó a alabar a Luard. Acariciando su cabeza tiernamente para acomodarle el pelito, Jill juntó su frente con la suya. 

 

"Mira, mi amor. Luard quiere muchísimo al tío Gerald porque es su padre. Es igual que como Juju nos quiere a mí y a papá."

 

"..."

 

"Mi hermoso Juju es el niño más lindo del mundo entero. Y estoy muy feliz de que nos ame tanto como para pelearse con otros cuando escucha cosas que no le gustan. Pero, escucha, no puedes pelear con Luard todo el tiempo. Así como Juda nos aprecia, tu primito hace lo mismo con su familia".

 

"Luard es popó."

 

"Jajaja. Mi amor ¿No se te ocurrió que Luard quiere competir por culpa tuya? Juda no deja de decir que su papá es increíble y que su mamá es increíble también. Si Juju está alardeando de su familia, él va a sentirse mal y querrá hacer lo mismo. Diego es muy alto pero tío Gerald también lo es. Papá es amoroso contigo, pero tío Gerald es el mejor papá para su hijo."

 

Era su forma de pedir una reconciliación.

 

Jill miró hacia la puerta y bajó suavemente a su hijo. No podía verlo, pero había notado una linda colita plateada moviéndose atrás de la puerta.

 

"Luard. Ven aquí, cariño."

 

Cuando Luard apareció, Juda infló su cola. 

 

"¡Ah! ¿¡Por qué me seguiste!?"

 

El niñito llego junto a Jill y miró hacia arriba con una cara bastante ansiosa. 

 

"¿Estás enojado, tío?"

 

"No estoy enojado, pero ya no puedes decir malas palabras en el futuro ¿Está bien? No me gusta que se estén enojando todo el tiempo".

 

"Ujum..."

 

Luard asintió obedientemente. El bebé, que Gerald tuvo con un Omega en el oeste, no conocía la cara de su madre así que, incluso si la niñera lo cuidaba día y noche, era normal que sintiera envidia de Juda, que estaba rodeado de su madre y su padre y vivía todo el tiempo como un bebé bastante querido. Además, quizá por eso, Luard a menudo corría con Jill y le contaba todo lo que le estaba pasando o cómo se sentía.

 

"Si hacen las paces, les daré esas galletitas con miel que tanto les gustan ¿Qué tal?"

 

Juda y Luard de repente iluminaron sus caritas y se miraron. 

 

"Lo siento. Tu papá no es tan feo".

 

"Lo siento. También quiero mucho al tío Gerald".

 

Cuando se abrazaron, Jill se rió y le dio un besito a cada uno en la cabeza. Luego, tocó la pequeña campanita que le habían colocado en el buró y casi se rió cuando vio que Norns aparecía corriendo.

 

"Norn, ¿Puedes traernos leche y galletas para estos niños tan obedientes?"

 

"Por supuesto, señor."

 

Los vasos con leche y las galletas de miel, que les llevó en una enorme charola de plata, olían tan rico y eran tan grandes, que los dos comenzaron a comer, a reírse y a hacer mucho, mucho ruido. Corriendo por la habitación mientras fingían ser monstruos que deseaban robarse todas las galletas del reino. Pero tan pronto como comenzaron a escucharse sus gritos y risas, la niñera de Luard llegó a la habitación y se disculpó por la manera en la que siempre estaba entrando en la habitación de Jill hasta romperlo todo.

 

"Lamento las molestias".

 

"No me importa. Más que eso, ¿Puedes ocultar que el niño estuvo aquí conmigo?"

 

Jill se tocó el cuello y utilizó las yemas de los dedos para sentir las marcas de la mordida de Diego, que lo calmaba cada vez que tenía problemas así. Había vuelto a la mansión porque su esposo tenía trabajo y su niño tenía que recibir educación pero, algunos hombres en el clan, más que nada Toneria, pensaban que era inapropiado que Luard, quien sería el líder de la manada en algún momento, estuviera tanto tiempo con Jill y sus ideas de enlaces, bodas y un amor único que encontraría cuando fuera mayor. Más aún porque el niño no dejaba de decir que deseaba algo como lo que tenía Juda. Era un escándalo horrible. Y ese escándalo le estaba ocasionando muchos problemas a su familia. Él podía con eso, pero era lamentable que siempre culparan al bebé. 

 

"Tuvo una pelea con Juda hoy, así que vino a disculparse. Solo fue eso."

 

"Jill es muy bueno." La niñera pareció preocupada. "Pero siempre te llevas la peor parte por estas cosas."

 

"No me importa lo que digan sobre mi, así que no te preocupes".

 

Con Diego y Juda, Jill podía ser lo suficientemente fuerte como para proteger esta felicidad con todo lo que tenía. No le gustaba lo que Toneria decía de él en los consejos pero, debido a la dignidad de Jill, en estos días no pensaba pelear con él. No iba a rebajarse por tan pocos.

 

"No me va a quitar lo que tengo."

 

"También mantendré en secreto la pelea con Juda."

 

Luard pareció un poco triste cuando se le pidió que regresara al otro pabellón para seguir con sus estudios. Pero cuando Jill le acarició la cabeza, le dio un besito en la nariz y le dijo "Vuelve mañana", se convenció y acercó su pequeña manita en dirección a la niñera. Juda, que se despidió diciendo "Bye, bye" extendió sus bracitos y se quedó recargado en el pecho de Jill, mirando hacia la ventana y sosteniendo una taza de leche con ambas manos. 

 

"¿Juju puede ir con papi y mami al pueblo?"

 

"Claro, mi amor. Juju aún no ha visto las ovejas. Voy a llevarte a un lugar en el que vas a poder ver muchísimas".

 

"¿El tío Albert puede venir?"

 

Jill se rió un poco al ver su cara llena de expectativas. Juda quería mucho a Albert porque siempre fue un hombre increíblemente bueno en hacer felices a los niños. 

 

"Albert no está aquí ahora, corazón. Pero volverá a fin de mes así que tal vez podamos organizar otro viaje".

 

"¿Puede ir Luard? Se queda solito."

 

Jill abrazó a Juda con un cálido sentimiento de que era un bebito enteramente amable. 

 

"No creo que pueda ir, pero Luard seguramente verá muchas ovejas en otra ocasión". 

 

"¿Ya va a venir papá?"

 

"Tal vez llegue un poco más noche".

 

A Juda le encantaba su padre. Le gustaba su pelaje brillante, su cuerpo duro e incluso las cicatrices en su cara. Estaba deseando verlo pronto porque solía volver después de que se quedara dormido. 

 

"Sé que quieres verlo pronto, pero Juju tiene que irse a la cama cuando sea la hora."

 

Pero el niño negó con la cabeza. 

 

"Quiero ver a papá."

 

"Juda de verdad ama muchísimo a papá."

 

Juda sacudió la nariz, con una sonrisa hermosa en el rostro.

 

"Amo tanto a papá como a mamá ¡Muchísimo!"

 

"Oh, mi amor". Jill abrazó al niño muy fuerte. "Por supuesto, yo también te amo. Mami y papi te aman muchísimo también. Siempre".

 

Cuando besó su cabecita esponjosa, entonces escuchó que alguien se aclaraba la garganta desde la puerta. 

 

"Por supuesto, eso significa que Jill ama mucho a su esposo, ¿Verdad?"

 

"¡Diego!"

 

Jill se dio la vuelta, con un brillo impresionante en un rostro que antes se había vuelto un poco triste. Diego, que estaba apoyado contra la madera, se acercó y extendió los brazos. 

 

"Regresé temprano porque me deshice de mi hermano a tiempo. Sabía que mi querido hijo y mi querido esposo iban a estar muy, muy felices de verme".

 

"¡Por supuesto que sí!"

 

"¡Bienvenido de nuevo, papi!"

 

El niño corrió hacia Diego, pero Jill se acercó lentamente a él mientras observaba al hombre levantar al bebé en el aire. 

 

"Mi amor."

 

"Bienvenido de nuevo".

 

"Estoy en casa".

 

Diego se inclinó, saludando como un padre normal en una familia normal. Jill levantó la barbilla, cerró los ojos y aceptó el beso que le estaba dando y que corrió desde su frente hasta su boca. Le gustaba mucho este momento. Cuando se daba cuenta de que Diego lo amaba. Cuando sentía que Diego y su bebé estaban cerca de él y cuando sus voces provocaban que las alas en su corazón se extendieran. Debido a instantes como estos, Jill podía mantenerse fuerte, sin importar lo que dijeran los demás, sin perder de vista quién era o lo que quería.

 

El beso suave y dulce estaba floreciendo entre los dos.

 

"Te amo tanto."

 

"También te amo."


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