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Ai wo ataeru kemono tachi. Tomo 1 , 2 (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Todavía no puedo olvidar el impacto que me ocasionó que me dijeran que era un Animus. Es que... Es imposible.
El cuerpo de un oso está equipado con características específicas, y la altura, los rasgos faciales y los músculos que siguen creciendo se consideran cosas casi benditas. Estamos diseñados para proteger, no para que nos protejan.

No, no es como si me disgustara. Si este es el caso, quiero ser un portador fuerte. Un animus... ¡Demonios! Ser animus es algo muy extraño en la tribu de los osos. Eso significa que ¿Algún día encontraré a alguien que será mi...? No, puede que no sea malo permanecer solo por el resto de mi vida.
De todos modos, es muy poco probable que alguien quiera emparejarse con un Animus de la tribu de los osos para dejar descendencia. Afortunadamente, mi casa no es una buena casa, no necesitamos algo así como una línea de sucesión.

Y luego de tener todos estos pensamientos realmente inútiles... Me encontré con él.

El encuentro ocurrió inmediatamente después de ingresar a la escuela militar con el objetivo de convertirme en guardia. Pocas personas en el país, en el planeta entero, eran las que podían decir honestamente que no conocían el apellido Forrester. Ellos son, una prestigiosa familia que ha producido talentosos samurais y aventureros famosos durante generaciones. Además, son personas que se dan a notar. Por su apariencia, por el tamaño de sus bestias. El cuerpo, las artes marciales... Si sumas eso puedes darte cuenta de que son criaturas bendecidas. Tienen una personalidad cálida y honesta que es del agrado de todos...

Obviamente está funcionando de maravilla conmigo.

Después de la graduación, me uní a los Caballeros Reales. Sin embargo, fue una reunión con él lo que estaba esperando desde el inicio. En solo dos años, el hombre ya había ganado varias medallas militares y ya se le había dado el cargo de comandante en un caso inusual. Me asignaron a su unidad.
Sin embargo, pude reprimir mis sentimientos perfectamente. Nunca lo notó ni lo sentí porque mantuve una distancia decente con él durante los primeros días... Pero esto no funcionó mucho, por claras razones. En primer lugar, estando en la misma unidad, la distancia tiene que ser cercana. Cómo tenía miedo de no poder ocultar que era mi compañero... Para ponerlo en palabras simples, me escapé.

Decidí dejar a los Caballeros y escapar a Urfair, donde viví como aventurero independientemente. La paga no era mala y afortunadamente, no hubo ningún problema con el trabajo gracias a mi habilidad con las espadas y las capacidades mágicas que había adquirido en mis años escolares... Pero claro, nunca hubo un día en que pudiera olvidarlo.

Había estado viviendo así por un largo tiempo y cuando decidí regresar a mi casa en la ciudad... Noté que alguien había decidido vivir dentro. No había nada particularmente problemático con eso, porque no era como si me importara el lugar o algo de adentro... Pero no puedo pasar por alto los actos criminales que se me presentan cotidianamente. Sostengo mi espada, derrumbo la puerta y entro en mi casa.
Estaba allí, el Capitán Virgil. Sentado en una silla pequeña con las piernas y los brazos cruzados. Dios, su bendito cuerpo estaba en mi silla.

"Virgil, ¿Por qué estás aquí.? ¿Desde cuándo?"

Puedo ver de un vistazo que el Capitán Virgil está enojado.

"¿Por qué? Esa es exactamente mi pregunta. Quiero escucharlo. Richam, ¿Por qué escapaste?"

Por la voz, me siento como si fuera un niño pequeño regañado ¿Pero qué demonios le pasa? ¿Y por qué sabe mi nombre? Incluso después de que se decidió asignarme a sus tropas, nunca habíamos cruzado palabra alguna.

"Capitán Virgil, no sé de qué está hablando. Simplemente no quería entrar en los Caballeros. No era lo que esperaba, ni lo que quería seguir."

"No lo creo. Escapaste tan pronto como se decidió asignar las tropas. Hasta entonces, siempre  permaneciste  firme y constante ¿Es por culpa mía?"

Se sentía como si hubiera recibido una fuerte conmoción en la cabeza con un objeto pesado. Mi corazón continúa latiendo como si fuera la campana de una iglesia. Me pregunto si el Capitán Virgil sabía que yo era su "compañero" o si es que acaso lo sentía solamente yo.
Independientemente de mis dudas, el Capitán Virgil agarró mi mano y dijo:

"¿Creías que no estaba al tanto de tí? No soy estúpido. Te he notado desde que te vi en la escuela militar. Eres mi compañero". No puedo seguir el ritmo de los pensamientos de mi cabeza y por lo tanto, tampoco puedo responder a nada. Sin embargo, el Capitán Virgilio continúa. "¿Me odias tanto? El nombre de mi casa es muy poderoso, lo entiendo... Pero no va a pasarte nada. Lo prometo. No tienes que tener miedo."

Siento algo molesto en los ojos...

"Por eso pedí que te asignaran conmigo. Quería llamarte directamente sin tener que rendirle cuentas a nadie... Pero de repente dejaste a los Caballeros. ¡Fuiste tan egoísta! ¿No entendiste mis sentimientos? Incluso intenté transmitirlo en él reporte que te pasé."

Mis manos se separaron de las suyas y sujetaron fuertemente mis brazos. Las uñas muerden mi piel pero estaba tan preocupado que ni siquiera sentí dolor.

"Pensé que mi presencia solo iba a causarle problemas al capitán. Soy un animus pero soy de una tribu de osos también. ¿Crees que puedo estar de tu lado? ¿Crees que siendo de esta manera puedo ser tu compañero?

"¿Qué estás diciendo"

Él lo dice sin tratar de ocultar su estado de ánimo.

"Piénsalo, el capitán merece un niño pequeño y lindo al que pueda abrazar y, no sé, hacerle cosquillas en la barbilla como todas las parejas cursis que ves en el mercado. Mira, mi cuerpo puede ser más pequeño que el del capitán pero es difícil decir que es lindo. Si miras mi cara, puedes ver que es lo opuesto a lo que quieres ¿Verdad? Vamos a dejar todo por la paz."

El capitán se rió con fuerza sin intentar ocultar que aparentemente yo le resultaba muy divertido.

"¿Enserio estabas pensando en semejante basura? No me importa si eres un oso, si estás lleno de músculos o si no eres bonito. Amo todo de ti"

El capitán se inclina y arrastra su lengua hacia las marcas de uñas ensangrentadas en mi brazo. Sentí un susto indescriptible que me estaba obligando a alejarme de él. Grité:

"¡Detente! ¡No voy a ser tu compañero! Eres una persona necesaria para el país. No quiero ser un bache en tu camino. Así que, sal de mi casa y por favor, vuelve al ejército... Por favor".

El capitán suspira, se rasca la cabeza y se levanta. Me sentí aliviado de que me obedeciera, pero... Me sorprendió un poco su aspecto. Parecía honestamente triste. No, no, no, no ¡No me importa la cara que ponga ni me importa lo que diga! No sé en qué estoy pensando. Puede estar triste si quiere. Es más ¡Qué se ponga a llorar!

"Entiendo, eres muy sensible y todavía te cuesta entender que mis palabras son reales. Te aseguro que es así, puedo  prometerte  eternamente que te quiero... Esto es algo que tendrás que superar pronto, porque en realidad ya eres mío. Y lo serás eternamente."
"Ya puedes hacerlo, Sebastián."

De repente, sentí un extraño movimiento detrás de mí... Y al mismo tiempo, la presencia de algo que bloqueaba mi boca y mi nariz. El olor a fruta dulce hace que comience a sentirme entumecido.

"Lo siento por esta dura táctica, pero sería un terrible capitán si hubiera planeado venir para dejarte ir."

Que maldito infeliz.

Al momento siguiente, cuando reaccioné, me di cuenta de que estaba encerrado en una habitación lujosa. Mi tobillo está bien metido en un grillete que a su vez está conectado a la pata de una cama gruesa. Todas las cosas que necesito las hace un hombre llamado Sebastián, por lo que no hay inconvenientes. Tampoco me siento incómodo. 
No importaba cuánto lo deseara, no se me permitía salir ni caminar muy lejos de allí y todas las noches, el Capitán Virgil venía y me abrazaba de varias maneras. Era tan dulce que me molestaba terriblemente.


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