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El Alfa más fuerte. Tomo 1 y 2 (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Al día siguiente y contrario a lo que había estado esperando, Takeda llegó a la mansión en lugar de que fuera él quien saliera. Al parecer, el hombre no cumplió con la promesa y lo llamó cuando Goshoku no estaba poniendo atención.


Y aunque él estaba enojado por eso, Takeda se rió de que el Alfa aparentara ser tan protector con él.


"Y en pocas palabras, no puedo evitar que mi feromona ponga caliente a las personas. Sin importar quién sea. Así es, estoy jodido".


"Bueno, no digas eso. Aún no conoces los detalles del todo ¿No? Tal vez no sea tan malo como te lo estás imaginando."


Ciertamente, Goshoku mismo no se sentía diferente. Tampoco sentía que estuviera entrando en celo. Si le hubieran dicho que era un sueño, asentiría obedientemente y diría "Sí, tienes razón." O "Que tonto fui." Pero bueno, ahora mismo estaba tomando té con Takeda en la sala de estar, por lo que podía ser esa la razón por la que estaba sintiéndose tan relajado.


"Pero es sorprendente que no te lleve al ejército".


"Dijo que el valor cambiaba dependiendo de mi frecuencia de celo. Quiere ocultarlo hasta que sepa que... No sé, que puedo ser estable". 


Pero esta actitud, en la que los del ejército no consideraban a las personas como personas, lo hacía sentir un tanto preocupado. 


"No parece que sea así."


Takeda, tenía la misma habilidad que un Alfa dominante, pero parecía ser mucho más analítico y paciente que uno.


"Quiero decir, vino a mí y me preguntó mucho sobre ti y tus circunstancias. Y eso quiere decir que tiene la información necesaria para analizarte ¿No? Quiero decir, me parece que hay algo más por lo que no quiere presentarte a la milicia."


Takeda estaba seguro de eso, o es lo que aparentaba. Tomó un sorbo de té y tocó las galleta de mantequilla que habían sacado de la alacena. Estas eran parte de los bocadillos habituales de los niños, así que no dudó en preguntar por qué parecía haber tanta comida chatarra en lugar de fruta, arroz o cosas así. 


"No lo sé".


Dijo, alcanzando una galleta grande a la que le dio un enorme mordisco. El agradable aroma de la mantequilla ya se había convertido en un hábito agradable para él aunque solo hubiera pasado un día.


"Creo que ese Alfa es un pésimo padre. Me da miedo. Quiero decir, si se comporta tan despreocupado con sus hijos ¿Qué me espera a mi? Siento que está buscando el momento adecuado para darme una patada y sacarme de aquí."


"De nuevo, no creo que sea de ese tipo". Dijo Takeda, con una cara más extraña de lo que esperaba. "Y seguro también lo piensas".


Takeda siempre había sido muy inteligente. Sin embargo, no tenía ganas de creer en las palabras de Kurose cuando él era parte de una élite increíblemente superior. Era arrogante, y sin considerar que siempre actuaba a su conveniencia, parecía del tipo que daba todo por sentado. Era imposible que un hombre así captara los sentimientos de un Omega. 


"Por cierto, esto es..."


Takeda miró a su alrededor. Los niños estaban jugando a "las traes."


"Oh, son de los que te hablaba. Los hijos de ese Alfa."


"Bueno, ¿Y por qué están en la casa? Pensé que los militares estaban muy metidos con esto de la crianza de nuevos Alfas S dentro de sus instalaciones"


"¿Ya se puede saber si son Alfas u Omegas? Porque estos niños tienen menos de 6 años".


"Los análisis de sangre se pueden hacer antes de dar a luz. Cuando saben que son omegas, algunos padres los abortan. Si ellos ya llegaron a los 5 años, entonces deben ser Alfas". 


"Abortar..."


Pero en ese momento, Yuki y sus amigos se precipitaron a la sala como para acabar con la atmósfera tan seria que habían creado alrededor.


"Abuelito..."


"Abuelo, ¿Juegas?"


"Abuelo, abuelo, abuelo, abuelo."


"¿Quieres comer chocolate?"


Los niños hablaron con Takeda, le estiraron las mangas y comenzaron a pegarle en el brazo como para que les pusiera atención. Si no jugaban con ellos pronto, seguramente serían capaces de destrozar la habitación en un segundo.


Y en realidad, en el momento en que lo pensó, escuchó algo romperse. 


"¡Yuki rompió una botella!"


"¡No es cierto!"


"Dios bendito."


Yuki pareció a punto de llorar. 


"¡No deberían correr por la habitación! Van a lastimarse si siguen así."


Goshoku recogió los vidrios rotos, los barrió con una escoba y los limpió con un trapo. Aspiró para terminar y luego fue a poner todo a la basura. Durante ese tiempo, los niños estuvieron hablando con Takeda porque les encantaba la idea de tener un abuelito. ¡Era como en la caricatura de "Heidi"!


"Señor Takeda. Los dejaré jugar afuera así que, por favor salga conmigo".


"Vamos a jugar afuera, afuera, afuera."


"Ya... Ya veo."


"Oye, abuelo. ¿A qué quieres jugar?" 


Aunque quería negarse, terminó por sonreírle a los niños. 


"Pues ¿Qué quieren hacer?"


"¡Doña blanca!"


"¡La rueda de San Miguel!"


"¡A las escondidas!"


"Soy viejo. Por favor, perdonen si no corro bien".


"¡Está bien!"


"Cuenta ¡Cuenta!"


Cuando vio a Takeda, caminando mientras los niños lo jalaban del brazo, sintió algo completamente extraño en el pecho. Era como si le gustara ser niñera o igual similar a si se sintiera orgulloso de sus niños. Y en el momento en que salió de casa para ir al patio, Goshoku tomó un respiro ante la vista tan IMPRESIONANTE que se extendía frente a él.


"Wow..."


El sitio era bastante grande. 


Había árboles, hierbas de un bonito color verde y un montón de rosas plantadas a modo de alfombra. Era como si hubieran decorado maravillosamente el jardín para darle la bienvenida a la primavera y al otoño. El otro lado de la valla estaba rodeado de vegetación parecida al brócoli y había fuentecitas en donde se escuchaba el canto de los pájaros. Había una brisa un poco fría pero refrescante que levantaba su cabello y un cielo azul que se extendía eternamente. Se sintió como si la forma en la que estaba fluyendo el tiempo fuera diferente a lo que sentía en la ciudad. 


"¿Esto sigue siendo Japón?"


"Lo es. Pero está lejos del centro de la ciudad. Estamos a tres horas en coche de la tienda. A unos pasos de las montañas". 


Entonces definitivamente no había forma de salir de aquí. Estaba pensando en caminar a casa en caso de emergencia, pero... Aparentemente era imposible.


"Oye ¿Puede prestarme algo de dinero?"


"No."


"¿Cómo que no?"


"Bueno, tenía dinero para ti pero, ese hombre me lo quitó todo antes de entrar."


Como era de esperar, el Alfa era un maldito. Sin embargo, según Takeda, en el camino de regreso, la persona que lo había traído hasta aquí también lo enviaría a su casa y luego le devolvería su monedero. 


"No hay casas por aquí. Es todo muy cómodo dentro de la mansión, pero si sales, tendrás que caminar sin parar por el camino de la montaña hasta encontrar una caseta. Definitivamente es peligroso".


"... Me jodí."


Sintió que estaba bajo arresto domiciliario. Y cuando se dio cuenta de que no podía escapar de aquí, pareció como si perdiera toda su fuerza. ¡Tal vez realmente quería comérselo! No había otra razón para encerrarlo en la mansión sin dárselo al ejército. 


"¿Qué me pasará a partir de ahora? ¿¡Me va a hacer daño!?"


Takeda vio a Goshoku un momento y después le golpeó la espalda. 


"¿Por qué estás tan traumado con que te coman? ¿Es un fetiche?"


"Dicen que comer carne de Omega te hace inmortal."


"Tal vez va a comerte en un sentido diferente."


"..." 


No podía encontrar las palabras de inmediato. Quería enfadarse con él pero a la vez tenía ganas de decirle "Dios te oiga."


"Escuché lo que te pasó a ti y lo que le pasó al Alfa."


"Pues... Ahora que lo mencionas..."


Pero en ese momento, Yuki vino a llamarlos:


"¡Abue-chan! ¡Goshiki! ¿Qué están haciendo? ¡Juguemos piedra, papel o tijera porque queremos ver quién de ustedes es el lobo!"


"¿No iban a jugar a las escondidas?"


"¡No! ¡Al lobo!"


Pensaba que era una broma, pero los niños estaban totalmente convencidos y de buen humor. Takeda sonrió: 


"¿Quieres jugar?"


"No se puede evitar"


Takeda simplemente dijo que quería ser el lobo. Abrió bien las piernas y comenzó a hacer ejercicios de calentamiento. Cuando Goshoku dijo que estaban listos, todos comenzaron a jugar piedra, papel o tijera. 


Goshoku fue el lobo y contrario a lo que pensó, Takeda mostró una velocidad asombrosa y se convirtió en el mejor jugador infantil de todos los tiempos.


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