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El Alfa más fuerte. Tomo 1 y 2 (Traducción finalizada) por yuniwalker

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La vida en la mansión era sorprendentemente agradable.


Goshoku se estaba acostumbrando gradualmente a cuidar de los niños así que había empezado a preguntarse si en realidad siempre fue adecuado para ser un padre. La habilidad de cocinar le había mejorado gradualmente y la popularidad que había crecido en él gracias a los chiquillos hacía que todo fuera muchísimo más divertido en la casa.


Sin embargo, la paz no duró tanto tiempo. ¡Había olvidado que estaba básicamente bajo arresto domiciliario! Y había recordado la razón porque de pronto comenzó a sentir que algo andaba terriblemente mal en su cuerpo.


Al despertarse por la mañana, tenía un poco de fiebre y estaba completamente cansado. Se calmó antes del mediodía, pero el calor continuó durante mucho tiempo en el segundo y tercer día. Finalmente, pareció convertirse en una señal de que estaba a punto de entrar en celo. Ya habían pasado dos semanas desde que pasó por primera vez y ahora Goshoku estaba desconfiando de lo que podría ocurrir. Además, aunque no estaba seguro de si era efectivo para un S-Omega, había estado tomando la medicina china de Takeda desde que comenzó con la fiebre. Pero al tratarse de un celo a gran escala, definitivamente no sabía qué iba a suceder.


"Mamá, ¿Estás bien?"


Cuando llegó el momento de tomar una siesta, le pidieron de favor que acostara a los niños. Pero desde esta mañana le habían hecho la misma pregunta una y otra vez.


"Estoy bien. Parece que solo me resfrié."


"Mamá, ¿Vas a ir al médico?"


Yo, quien se acostó en la cama, se levantó de nuevo con una cara bastante ansiosa. La tímida Yo siempre estuvo preocupada de que Goshoku desapareciera de la nada así que reaccionaba inmediatamente incluso a las cosas más pequeñas. Y no era solo él. Incluso Yuki, el niño más enérgico del mundo, parecía haber adivinado que algo malo estaba sucediendo con el hombre en estos últimos días. Era tanto así, que cuando llegaron a la habitación, no se acostó de inmediato y comenzó a mirarlo como si estuviera tratando de adivinar lo que estaba ocurriendo en él.


"Yuki, duerme. Estoy bien. Lo prometo."


"¿Papá va a llegar pronto para cuidarte?"


"Sí, lo va a hacer. Volverá muy pronto".


Era una mentira necesaria para tranquilizar a los niños. De hecho se había intentado comunicar con él desde la mañana pero la llamada no se conectó así que se conformó con dejar un mensaje de texto.


"Entonces, buenas noches a todos."


Cuando les dio un besito, uno por uno, todos cerraron los ojos igual a si estuvieran más aliviados que al inicio. Y después de confirmar que se habían quedado bien dormidos, y que roncaban con una respiración profunda, salió de la habitación y cerró la puerta.


Suspiró.


No había señales de recuperación así que decidió tomarse un descanso por un tiempo. Además, si estaba a punto de entrar en celo, entonces podía ser una buena idea entrar en la habitación y cerrarla con llave hasta que lograra calmarse. Sin embargo, cuando fue a la cocina a buscar agua, algo sucedió de repente.


"Hah, ah, ah".


Sintió un aumento repentino en su temperatura corporal. Era como si hubiera una criatura en su cuerpo, algo que parecía estar rogando por salir, que mostraba su apariencia original y que casi deseaba querer actuar como mejor le conviniera. Probablemente era realmente el ciclo de celo. Tal vez, la experiencia de buscarse el uno al otro en el pasado, impulsado por la existencia de Kurose, hizo que lo que sentía en este momento simplemente comenzara a madurar hasta volverse así de insoportable. Sacó el estuche que tenía la jeringa, pero su mano tembló así que lo dejó caer al suelo.


"Ah..."


Se cayó involuntariamente debido al dolor que lo empujaba hacia arriba y terminó por pisar la jeringa con sus rodillas. Por supuesto, quedó inutilizable gracias a esto.


Se las arregló para levantarse y comenzó a dirigirse entonces a la puerta.


Giró la perilla...


"Aaah".


Logró llegar a las escaleras, pero se quedó atascado allí. Era doloroso cada vez que daba un paso así que pareció que no tenía otra alternativa más que sentarse. Además, podía escuchar la pisadas de una persona caminando justo hacia donde él estaba.


"Carajo..."


Tenía que huir.


Consiguió mover su cuerpo en celo y subir las escaleras unos centímetros más. En cuanto a los sirvientes que trabajaban en la mansión, solo había contratado personas omega por lo que no había mucho problema con ellos. Pero no todos eran de fiar ya que la mayoría de los empleados que entraban para llevar ingredientes a la mansión eran betas.


"Maldición."


Se sentó de nuevo cuando llegó al final de los escalones. Era como si su cuerpo ya no lo fuera realmente


"Ah, ah, ah, no puedo... No puedo moverme."


"Por favor, espere. ¡No hay paso allí!"


Escuchó la voz de uno de los sirvientes que estaba encargado de limpiar la mansión. Por el grito tan apresurado, podía entender que estaba intentando detener la invasión de aquellos que definitivamente no debían entrar.


"¡Alto!"


Mirando hacia atrás, en dirección a la voz, se encontró con que un hombre desconocido estaba a punto de correr escaleras arriba. Tenía mejor físico que Goshoku pero era más joven. Era musculoso, probablemente porque trabajaba en algún lugar que le exigía utilizar el cuerpo, antebrazos gruesos como un tronco, un rostro bronceado y unos ojos claros. No importaba cómo lo mirara, era un oponente peligroso.


El hombre volvió sus ojos deslumbrantes hacia Goshoku.


Ah...


Tal vez debería rendirse de una vez porque ya había visto esta mirada muchas veces antes. Los ojos de un Alfa, reaccionando el celo de un Omega. Ese tipo probablemente era un beta, pero como sabía, el celo de un S Omega los afectaba también a ellos.


"Espera... Ah ¡Suéltame...!"


El hombre agarró su brazo y lo jaló en su dirección. Pensó en Kurose, y en la manera en la que su olor era completamente diferente a la sofocante de ese hombre.


"Por favor..."


"Quieres que te toque ¿No? De verdad lo deseas."


Fue golpeado con una mano plana y presionado contra el suelo. Estaba, definitivamente, a punto de ser violado.


La humillación de ser conquistado por la fuerza pareció a punto de romperle el corazón, pero no lo dijo. Esto era ser un Omega y un Omega vivía siempre este lado del peligro. ¿Y por qué? ¿Por qué existía este género? Si había un dios, ¿Por qué sometería a los humanos a una prueba tan dura? No había hecho nada malo y de todos modos la estaba pasando mal. Estaba resentido, arrepentido, con picazón y su pecho estaba a punto de romperse.


Y era todavía peor que se sintiera como si su alma estuviera buscando a ese hombre.


Si no quería ser solo un trozo de carne, entonces debía intentar deshacerse de ese deseo. Tenía que resistir las ganas de ser tocado, porque cualquier mano que se resbalara por su ropa iba a hacerle sacudir las caderas. No importaba si lo disfrutaba o no.


"¡Ah...!"


Se desesperó al imaginarse devorando a un hombre desconocido, e incluso pensó que preferiría morderse la lengua y morirse. Más aún porque en ese momento, Goshoku ciertamente comenzó a sentir la presencia de Kurose. Es decir, no lo estaba viendo y definitivamente no estaba escuchando su voz pero, aún así, sabía que estaba en las inmediaciones. Era... Igual a un presentimiento, no lo sabía.


Y poco después, vio finalmente a Kurose en uniforme militar, subiendo las escaleras en silencio. Se estaba dirigiendo hacia él mientras se tronaba los dedos de las manos...


Cuando las botas quedaron justamente en frente de su cara, la voz que desgarró la tierra como un trueno resonó con un:


Piérdete!"


El hombre, que era de un tamaño más grande que el del Alfa, cayó hacia atrás con mucha facilidad. Sin embargo, se levantó para atacar a Kurose con un rugido como el de una bestia. Es como un macho compitiendo con otro por una hembra.


Al parecer, cuando lo salvaje era expuesto, podía matarte.


"¡Él es mi pareja!"


Goshoku no estaba seguro de lo que había pasado, pero podía ver al hombre tirado en el suelo mientras sostenía el uniforme de Kurose con ambas manos. Kurose lo pateó, sujetó al tipo del cuello y lo arrojó al pasillo con un solo y fuerte impulso. Sin embargo, todavía era muy temprano para sentirse tranquilo. El celo de Goshoku se había vuelto aún más intenso en esos momentos y no podía controlar la bestia superficial dentro de él.


Tenía miedo de la sensación de que cualquiera podía consolar este cuerpo.


Era un hambre fuerte que gritaba ansiosamente por un macho.


"Ah, ah, ah..."


Se retorció y miró a Kurose mientras dejaba escapar un suspiro caliente. Era consciente de que estaba rogando por un consuelo de parte de él, pero no podía parar.


"Ayuda..."


Kurose, el S Alfa, que era impotente contra el celo de un S Omega, se rindió a la mitad y se acercó mientras resentía su propia sexualidad.


"Yo... Um..."


Kurose, arrodillado frente a él, le robó los labios y comenzó a disfrutar del éxtasis y la desesperación al mismo tiempo. Su lengua se deslizó entre su boca ligeramente abierta y entonces devoró la carne que estaba empapada con saliva.


"Aaah..."


Luego, miró en su dirección.


"La medicina... Espera"


No entendió el significado de inmediato. Pero, siguiendo su mirada, descubrió que estaba buscando su abrigo. Había varias jeringas alineadas en el estuche de su bolsillo.


El inhibidor.


"Va a doler un poco".


"Sí..."


La jeringa se introdujo en su muslo para poderle inyectar la droga. Frunció el ceño ante el dolor, pero era evidente que la fiebre estaba disminuyendo. Había dicho que era una buena medicina pero pareció un poco exagerado que el efecto fuera así de enorme y tan rápido. Y aunque finalmente pudo volver a su estado habitual y ver la situación con calma, le sorprendió la siguiente acción que tomó Kurose:


"¿Qué estás haciendo...?"


Kurose apuñaló su propio muslo con una jeringa. Y solo en ese momento descubrió que estaba en el mismo estado que cuando se abrazaron en el callejón. Sin embargo, al contrario de Goshoku, después de terminar la primera dosis, colocó la segunda, después de unos segundos, el tercero y cuando puso el cuarto, respiró, se puso de pie y retrocedió. Estaba resoplando por la nariz.


"Tus feromonas son intensas."


Al parecer siguió golpeando poderosos inhibidores químicos hasta que la droga funcionó. Anteriormente había dicho que era muy fuerte como para inyectarla en su cuerpo sin cuidado y ahora se había puesto cuatro de ellos frente a él.


Miró la jeringuilla que estaba rodando y luego lo miró a la cara.


Cuando Kurose volteó para tranquilizar al sirviente que observaba la aterradora aparición desde el pie de las escaleras, Yo gritó porque aparentemente la había despertado tanta conmoción. Mirándolos desde su habitación, preguntó como de costumbre:


"Papá, ¿Qué pasa?"


"No te preocupes. Solo estoy un poco cansado. Ven aquí, ven".


El tono era el mismo que para Goshoku, así que se sentía frío, pero igual había un atisbo de amabilidad en su comportamiento. ¿Era el hombre llamado Kurose una persona amorosa o una persona fría que desempeñaba el papel de soldado incluso en casa?


Al final, cuando llevaron a la niña al dormitorio y la acostaron en la cama, Goshoku estaba tan cansado por la medicina que lo atacó el sueño. Trató de decir algo, pero no resultó ser una palabra y terminó por caerse.


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