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El Alfa más fuerte. Tomo 1 y 2 (Traducción finalizada) por yuniwalker

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No pasó mucho tiempo después de la visita de Araki, cuando algo comenzó a salir mal con su cuerpo.


Durante la última semana más o menos, Goshoku había estado deambulando en un estado similar al celo. Había sido completamente inspirado por la existencia de Kurose, pero no podía decir que fuera algo bueno de mantener porque su esposo todavía estaba ausente la mayor parte del tiempo. Por supuesto, había logrado suprimirlo tomando una gran cantidad de medicina china recetada por Takeda, pero no fue una solución permanente así que Goshoku tenía ansiedad básicamente todo el día.¿Su feromona solo funcionaba para Kurose o tenía el poder de invitar a alguien más como en el pasado? 


"Mamá, ¿Qué pasa?"


Le preguntó Yuki, y Goshoku, que se había quedado con el brazo extendido mientras le daba de comer a su bebé, volvió entonces a la realidad. Cuando parpadeó, notó que los niños estaban todavía comiendo todos juntos en la mesa del comedor. El almuerzo de hoy era espagueti a la parrilla y sopa de huevo. Era muy buena para ellos porque tenía muchas verduras también. 


"No, no me pasa nada. ¿Están todos comiendo bien?"


"¡Sí! Es realmente delicioso".


Maruo, quien respondió antes que Yuki, separó los labios y llevó una enorme cucharada de sopa a su boca. Luego él hizo lo mismo con su pequeño hijo dentro de la silla de bebé. 


"Sí, mi amor. Di "Ah"."


Cuando la pequeña y suave boca del pequeñito se abrió, empujó con cuidado un puré de calabaza que le había preparado. El bebé movió la cabeza mientras se agitaba, miró a Meg y luego hizo lo mismo con sus propias manos. Fue tan lindo que pudo sentir que estaba de excelente humor. Luego, cuando le puso el puré de vuelta en la boca, volvió a ver a todos y gritó. Una sonrisa se derramó sobre Goshoku, pero en lugar de decir algo, suspiró como si se sintiera bastante agotado. Fue a la cocina, envolvió una bolsa de hielo en una toalla y la colocó debajo de su axila. 


"Mamá, ¿Qué estás haciendo?"


"Nada importante. Meg ¿Está rico el espagueti?"


"¡Sí! ¿Cuándo podrá el bebé comer espagueti? ¡Para que lo hagamos juntos!"


"¡El espagueti de mamá es tan bueno que va a querer más!"


Goshoku regañó a Yuki, quien se paró en la silla mientras sostenía los palillos en la mano, y le dijo que se quedara quieto porque eso era muy peligroso. Recientemente, Yuki se estaba volviendo bastante difícil de tratar. Se transformaba inmediatamente en una criaturita enérgica e incluso un pequeño acontecimiento parecía motivarlo a festejarlo en grande y moverse de aquí para allá. 


"Está tan delicioso que cuando crezca, me casaré con alguien que cocine tan bien como mamá."


"Maruo debería casarse con la comida mejor."


Taki se burló de él así que Maruo protestó con la cara completamente roja.


Antes hubiera dicho algo para defenderlo porque era divertido pasar tiempo comiendo y conversando con los niños, pero ya no era así para nada. Después de todo, su cuerpo estaba perezoso y completamente caliente. Y era horrible que fuera así porque mañana planeaba llevar al bebé y a Yuki a una vista previa de su nuevo colegio. Primaria y guardería. Kurose le había dicho que lo acompañaría pero no le era fácil salir del trabajo militar y el tiempo se le estaba pasando tan rápido que pronto se perderían de la inscripción. Dejó que el bebé se las arreglara para comer por su cuenta y entonces se tocó la frente. Parecía ser un síntoma temprano de un resfriado, pero se sentía considerablemente diferente. Fue similar a cuando se encontró a Kurose por primera vez cuando trabajaba en la farmacia. En ese momento, el hombre entró a la tienda para ayudar al Omega que había entrado en celo gracias a él y los miró por debajo de la gorra militar que le cubría la cara. Se podía decir que el encuentro con él despertó la sangre de S Omega que estaba durmiendo dentro de su pecho.


Ahora, los sirvientes en la mansión eran todos Omega, pero igual no se sintió lo suficientemente cómodo como para bajar la guardia. Una vez, un comerciante que entraba y salía de la mansión, cayó en celo en respuesta al de Goshoku así que estaba intentando ser el extra de cuidadoso. Rápidamente cambió los pañales del bebé en el dormitorio, abrió el armario y sacó la caja que contenía la jeringa y la ampolla que había escondido en el estante. El inventario de inhibidores preparado por Kurose era más que suficiente. Y cuando la medicina china recetada por Takeda no funcionó más, no hubo más remedio que confiar en medicamentos fuertes. 


"¿Esto es todo lo que necesito?"


No era muy saludable poner este tipo de medicina tan seguido para sentir alivio, pero era mejor que nada. Se dijo eso a si mismo, tomó las inyecciones y volvió a colocar el resto en el estante. Cargó la jeringa con una ampolla y la guardó cuidadosamente en un estuche especial junto con cinco repuestos. Era suficiente por el momento. Sin embargo, incluso mientras hacía esto, los síntomas febriles llegaban y venían sin parar así que opinó que tal vez hasta era mejor ver a Takeda en persona.


Llamó a la clínica.


Quizá estaba ocupado porque escuchó el tono de llamada diez veces. 


"Profesor."


[Ha pasado mucho tiempo. ¿Cómo estás?]


Respondió que estaba bien, habló un poco sobre ajedrez y luego pasó al tema principal. 


[Bueno, ¿Los síntomas no desaparecen por completo incluso si aumentas la cantidad?]


"No. ¿No hay una droga más fuerte?"


[Bueno, no hay un efecto inmediato en la medicina china. Pero se puede fortalecer. Puedo ir a la mansión si quieres.]


"Me gustaría pedir un examen médico más detallado... Voy a ver un colegio mañana de todas maneras así que pasaré a verlo de camino a casa". 


Le dijo sobre la hora en que podía presentarse en la clínica y colgó sin decir nada más. Luego, Goshoku sacó el spray que le dio Kurose y lo apretó con fuerza contra él. Era la feromona de Kurose, la que estaba generada artificialmente. Dijo que podía ser un repelente pero solo provocaba que su corazón se apretara con el sentimiento de no tenerlo junto a él.


Antes de irse, le dijo "Por favor, no te excedas tanto." Pero ahora pensaba que debió decírselo un poco más fuerte o con más sentimiento. Aunque estaba seguro de que Kurose igual diría "No te preocupes por eso." Y le daría la vuelta al asunto. De verdad esperaba que esto funcionara y rezaba por que los esfuerzos de Kurose no fueran en vano. 


"¿Piensas en papá?"


Meg que sostenía un osito de peluche contra su pecho, miró suavemente a través de la puerta de la habitación. Goshoku entrecerró los ojos ante las palabras que eran típicas de Meg


"¿Por qué dices eso?"


"Porque mi mamá se ve diferente cuando está pensando en mi papá"


"Tienes razón."


Cuando estiró los brazos hacía ella, corrió y saltó hasta hundirse contra él. La apretó en un abrazo suave y después incluso le acarició la cabecita. Su pelo era suave, era delgado y de color claro. Se pegaba a su piel cuando se mojaba y se volvía suave con solo secarlo un poco.


"¿Ya terminaste de comer?"


"Sí, todos terminaron."


"Que bueno"


"¿Vas a llamar a una niñera?"


"Así es."


"¿Lo sabe papá?"


"No. Meg, te has vuelto muy buena con las preguntas. Además, creí que te emocionaba estar con la niñera ¿No te gusta jugar con ella al escondite?"


"¡Sí me gusta!"


Cuando acarició su cabeza de nuevo, Meg saltó hasta hacer sacudir las colitas de un lado para otro.


"¿Mañana vas a salir con Yuki?"


"Así es. Vamos a echarle un vistazo a una escuela así que, mañana Meg será la líder y controlará a todos sus hermanos".


"¡Me gusta ser la líder!"


"Entonces ve con ellos y diles ¿Está bien, bebé? Estaré allí pronto".


Tomó un poco de medicina china así que los síntomas desaparecieron gradualmente. Además, estaba un poco más tranquilo al pensar que, después de la visita a la escuela de los niños, podría obtener una dosis mucho más fuerte y duradera. Deseaba un poco de alivio porque no podía dejar de estar nervioso.


"Maldición..."


Un S Alfa podía eliminar un enlace. En el momento del caso de Kaminuma, después de verse obligado a ser su pareja con una mordida, Kurose borró los rastros de su hermano para volverlo completamente suyo. Originalmente, una vez que te volvías el enlace de alguien, el sexo con otros humanos era doloroso y prácticamente imposible, pero con Kurose esa regla ni siquiera se cumplió. La habilidad de Kurose salvó a Goshoku de la desesperación incluso aunque estaba preparado para nunca volver a tocar a su compañero favorito. Y ahora que había noticias sobre un S Alfa que estuvo involucrado en el secuestro de un Omega, ese hecho solo empujaba a Goshoku al peligro. No sabía si incluso el enlace dejado por Kurose podía ser invalidado, pero se podía decir que había posibilidad. La única salvación que tenía era que muy pocas personas sabían que era un S Omega. 


Tenía que ser firme.


Cuando volvió a la cocina, con la luz que por fin había encontrado dentro de su pecho, encontró una escena que animó a Goshoku aún más. 


"¿Que están haciendo, chicos?"


"¡Limpiamos, mamá!"


Los niños, que terminaron de comer, recogieron los platos y los llevaron directamente al fregadero. Le preocupaba que algo se fuera a caer y romperse, pero respetaba la independencia de los niños. 


"¡Mamá, terminamos!"


Meg pareció haber tomado el liderazgo desde ese momento. Le rodeó la carita con ambas manos y la besó en la frente antes de pasar a hacerlo con los demás. Luego lo hizo con todos, los felicitó y se mudó con ellos a la habitación para recordarles que ya era hora de tomar una siesta. Y tal vez porque jugaron mucho y comieron hasta llenarse el estómago, todos se durmieron cuando llevaba solamente dos páginas del libro ilustrado. Les deseó buenas noches y volvió al salón para no despertarlos. Inmediatamente después de eso, un sirviente vino y dejó algo frente a la puerta. Lo había hecho muy rápido para no verlo cara a cara. 


Goshoku, que abrió la puerta, sonrió.


<Nos veremos muy pronto, mi amor.>


Recientemente, recibía rosas de Kurose casi todos los días. Al principio, las colocaba al lado de la cama para que las encontrara al despertar o en el lavabo del baño. Debido a que estaba cansado de cuidar a sus niños, a menudo se dormía primero incluso cuando regresaba Kurose y ya que a la mañana siguiente iba a trabajar antes de que despertara, la única conversación que tenían era con sus regalos. Hubiera estado bien si solo lo despertara, pero parecía que el deseo de Kurose por dejarlo descansar era muchísimo mayor. Además, se sentía bien despertarse envuelto en un agradable aroma a perfume. Hasta sentía su presencia aunque no hubiera visto su rostro por varios días. 


Los pétalos rojos se superpusieron tantas veces que el contraste con las hoja de su carta fue hermoso. El arreglo tenía un rico olorcito a damasco que se le quedaba en los dedos con solo sostenerlo un poco en la mano y además, mirando su apariencia tan fresca, podía darse cuenta de por qué esta flor era tan amada en todo el mundo.


Goshoku se recostó en el sofá. Él no era el tipo de hombre que se sentía especialmente feliz al recibir flores, pero estaba satisfecho con el truco de un esposo que era torpe cuando se trataba de romance. Y después de disfrutar de esto por un rato, notó que la puerta estaba un poco abierta y que unos pequeños ojitos estaban apuntando en su dirección.


"¿Qué pasa Meg? ¿Ya te levantaste tan pronto?"


Meg asintió y luego dirigió sus ojos a las rosas en las manos de Goshoku. Cuando le dijo que viniera a su lado, corrió y acerco la nariz.


"Huele bien. ¿Son de papi?"


"Lo son. Si no puedes dormir, ¿Quieres hacerlo aquí conmigo?"


"¿Está bien?" 


Meg, que sonrió y se sentó sobre sus rodillas, pegó las mejillas a su pecho y luego lo miró.


"Oye, mami. ¿Sabes el lenguaje de las rosas rojas? Papá me lo enseñó una vez."


Asintiendo, Goshoku murmuró: "Significa te amo."


"¿Mamá también quiere mucho a papá?"


Le preguntó de pronto, con la mirada clavada en la suya. Lo amaba, aunque normalmente no decía palabras tan dulces como esas. 


"Tienes que querer a papi apropiadamente."


"Así es."


Pero despertarlo con un "Te amo" todos los días... ¿Podía decir eso? Lo pensó, abrió la boca y al final la dejó como estaba. Todavía no podía decirlo así que comenzó a reírse amargamente de si mismo. Aunque, tal vez algún día...


Mientras sentía el peso de Meg, que se había quedado dormida, Goshoku juró en su corazón que lo haría bien.


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