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El Alfa más fuerte. Tomo 1 y 2 (Traducción finalizada) por yuniwalker

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"Pero ¿Qué es esto? Parece que no puedes hacerme entrar en celo."

Aparentemente, la feromona masculina de su esposo todavía lograba mantener al margen a los otros machos. Era algo que los S podían hacer muy naturalmente y al parecer, esta ley se cumplía incluso entre otros con las mismas características. Eso significaba que, aunque él le había hecho entrar en celo por sus feromonas, no había signo de cambio alguno en Nioka. Por el contrario, solo había afectado a Kurose. 

"Es completamente interesante, aunque seguro que te duele porque tienes esa herida encima ¿Cierto, Kurose? No te preocupes, yo me encargaré de sus síntomas por ti ¿Qué te parece?"

Sacó una jeringa con supresor y la clavó de inmediato en el brazo de Kurose. El medicamento que estaba en el interior se empujó hacia adentro en un segundo así que la respiración bestial del Alfa se calmó lo suficiente como para que los ojos de Nioka comenzaran a brillar por la rápida reacción.

"No me gusta, no me gusta."

Pero mientras su corazón gritaba de esta manera, los brazos de Goshoku se extendieron hacia Nioka sin siquiera darse cuenta de que lo estaba haciendo así. ¡Qué cruel era el instinto! ¿Cuántas veces había pensado en esto desde que nació? Quería morderse la lengua con fuerza y morir antes que tener sexo con otra persona, pero también estaba esa mentalidad de no querer dejar a sus niños atrás.

"Kurose... Quiero... A Kurose."

Nioka abrió los ojos en el momento en el que escuchó una voz tan turbia como esa. Y además, descubrió que Kurose seguía completamente fuera de control.

Nioka suspiró, arrastró el sillón de Kurose (que estaba todavía colocado en la esquina de la habitación) y lo llevó a otro lado mientras decía una y otra vez que lo "arreglaría en un momento." Luego, mientras lo escuchaba exhalar un aliento tan feroz como el de una bestia, Nioka miró a Goshoku con los hombros en alto y abrió la boca para decir:

"Saldré primero. Buscaré un inhibidor para Omegas así que ten paciencia. Es obvio que no vamos a poder llegar a nada aquí."

"¡Kurose!"

Estaba muy excitado. No podía ni caminar bien y sin embargo, ahora que Nioka pareció haberse quedado sin opciones más inteligentes que seguir, pensó que era EVIDENTEMENTE una oportunidad que tenían que tomar entre las manos.
Entonces, mientras intentaba calmar el cuerpo que pareció comenzar a gritar con solo un pequeño toque de sus manos, caminó hasta que quedó justo frente a la habitación con la pared transparente en la que habían metido a su esposo. Pero cuando los investigadores llegaron para intentar contener la situación utilizando otra droga, ellos comenzaron a colapsar uno tras otro tan pronto como se pararon junto al hombre Alfa. Es decir, no eran una gran amenaza para Kurose y además, no tenían entrenamiento alguno para pelear contra un S que además estaba muy enojado. Es más, ni siquiera necesitaba estar completamente desatado para hacerlo.

"Yo... Yo voy a hacer algo. Voy a hacer algo, tranquilo."

Kurose abrió la puerta con la tarjeta de identificación que robó de uno de los científicos y entró de inmediato en una habitación conjunta que pareció ser algo así como una bodega. Se dirigió a una computadora, pero cayó de rodillas antes de darse cuenta de lo que estaba pasando. Dios, ¡No podía caminar más! Por eso Nioka no se había preocupado demasiado en ellos cuando salió. Sabía que no tenían oportunidad alguna de escapar estando así de mal.

"Pero es demasiado pronto para rendirse".

Kurose comenzó a buscar en todos lados así que se escuchó el sonido evidente del vidrio rompiéndose, de hojas y libros cayendo y después, el sonido de un par zapatos regresando. 

"Encontré un supresor para Alfa... Ven aquí. Ven, mi amor..."

Y se lo clavó de inmediato en el brazo. 

Poco a poco comenzó a calmarse lo suficiente como para respirar profundo y, justo después de recuperarse hasta un punto en el que incluso logró comprender la situación en la que se encontraban, Kurose lo dejó recargado en la pared y regresó para acceder al sistema y buscar el paradero de su bebé. 

"Toma todos los supresores... Ah, maldita sea. Toma todos los del estante B y llevátelos. ¡Todos los que puedas!"

Como dijo, fue hasta el estante casi a gatas y comenzó a meter todos los estuches con las ampollas de medicamento para suprimir el celo en su bolsillo. Todavía tenía un ligero síntoma de excitación y se sentía terriblemente cansado, pero estaba mucho más despierto que antes. 

"¿Sabes dónde está el niño...?"

"Entré en el sistema. Estoy buscando un plano del edificio". Dijo rápidamente. "Seguro van a hacerle un análisis de sangre. Como es un Alfa, él... ¡Argh!"

Mirando a Kurose, gimiendo dolorosamente frente a él, se apresuró a llegar a su lado para revisar su uniforme militar. Su camisa estaba empapada de sangre. 

"No dejas de sangrar..."

Se movió tanto que pareció natural que la herida se le abriera. Pero cuando buscó algo con lo que pudiera curarlo o al menos intentar contenerlo, escuchó un ruido detrás de la puerta y "¡Bam!" apareció Nioka con un montón de hombres armados. 

"Se acabó la fiesta. Aléjate de la computadora."

Kurose extendió lentamente las manos y volteó el cuerpo. Sin embargo, incluso así, los tipos que entraron en la habitación capturaron a Kurose de una manera un tanto agresiva. 

"Espera. ¡Mi esposo está herido!"

"Eso fue algo que él mismo provocó".

"¡No lo trates tan violentamente, maldita sea! Kurose ¡Kurose...!"

"Jajaja ¡Por favor! ¿Realmente crees que voy a hacerte caso de nuevo? Ya intenté se amable hace un rato ¿Recuerdas?"

Pero de todas maneras no podía escapar. Su bebé todavía estaba en manos de Nioka y sus hombres y seguramente había hecho que la seguridad fuera más estricta ahora. Era posible que esta hubiese sido su última oportunidad de lograr algo.

Y cuando sacaron a Kurose, casi arrastrando, se sentó en el suelo igual a si toda la energía se le hubiera drenado de los pies. Estaba desesperado y completamente impotente. Lo que estaba frente a él era demasiado malvado y poderoso y no tenía la capacidad mental de hacerle frente. Y si esto ya era así ahora, solo significaba que la próxima vez intentaría quitarle el enlace.

En la habitación a la que lo regresaron, Goshoku se sentó en la cama para intentar pensar un poco más activamente. No tenía muchas posibilidades de escapar así que la próxima vez que apareciera Nioka, sería forzado a entrar en celo y le mordería la nuca. Sin darse cuenta, comenzó a apretar las sábanas hasta que las manos le punzaron. Si ese hombre lo violaba... Era horrible sólo de pensar en ello así que lo evitó, pero igual casi se había puesto a llorar.
Maldición. Solo quería vivir normalmente. Solo quería tener una familia bonita y pasar tiempo con ellos en casa para verlos crecer. Sin embargo, recordó el uniforme militar manchado de sangre y lamentó cada movimiento que los había hecho llegar hasta esto. La vida cotidiana que daba por sentado era tan frágil que se había derramado de entre sus dedos en un abrir y cerrar de ojos y su felicidad incluso había desaparecido también hasta que ya no quedaba un solo rastro.

No quiero perder a mi esposo.

No quiero dejarlo ir. 

"También amas a papá ¿Verdad, mamá?"

Las palabras de Meg revivieron en su cabeza así que la esquina interna de sus ojos comenzó a ponerse completamente caliente. Lo amaba muchísimo, pero nunca se lo había dicho. Más bien, todavía no había sido capaz de confesarse correctamente. El hombre le daba rosas todos los días, le llamaba "mi amor" y le dejaba palabras hermosas... Él nunca le devolvió nada. Y no era posible volver el tiempo para arreglar su error. 

"Um..."

Si no podía salir de aquí, nunca volvería a encontrarse con Kurose ni con sus pequeñitos.

"No digas eso, Goshoku. No digas eso, no digas eso."

Pero estaba realmente perdido. Se iría de su lado sin decirle que lo amaba. 

Goshoku no pudo evitar volverse pesimista como nunca antes. Era igual a si la desesperación lo hubiese erosionado hasta hacerle perder su energía. No era de extrañar que los Omegas alojados aquí tuvieran ojos muertos y caras pálidas.

No había esperanza estando acá. 

"Kurose..."

Sosteniendo su cabeza, lloró hasta que se hizo tarde. Y después de eso, pasó las horas siguientes como si fuera no poco más que una simple muñeca. A merced de Nioka y los investigadores, respondiendo a varias pruebas y dejando que le metieran cosas en el brazo que decían "eran parte importante del proyecto final."

Goshoku estaba tan golpeado por la imagen de una vida sin su esposo que, pareció quedarse vacío.


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