Ingresó voluntariamente a la sala cerrada.
Como dijo Lee Taek, al comer bien, tomar medicamentos y descansar, su corazón hecho jirones fue restaurado completamente. Más bien, hasta deseó sufrir de una enfermedad mental que no pudiera curarse para permanecer en el hospital por el resto de su vida. Pensó que si no podía dejar a sus hijos por voluntad propia, entonces esperaba que alguien le quitara la vida, lo arrastrara y lo arrojara a las puertas del infierno. Pero, como siempre, Dios abandonó a Kim y en su lugar, fueron sus niños quienes lo tomaron entre sus manos.
"Padre."
Mientras estuvo hospitalizado, Isaac también había estado en tratamiento médico hasta un punto en que mejoró considerablemente. Excepto por el claro hecho de que su rostro todavía parecía estar demacrado como el de un cadáver.
Kim miró a Isaac mientras sostenía su mano, justo como lo haría un "buen hijo". Luego, al sentir la mirada de su padre, el niño sonrió como un ángel que había descendido sobre la tierra y dijo:
"¿Te sientes solo sin nosotros, mi amor?"
No estaba solo. De hecho, pareció que se sentía muy a gusto estando en ese lugar. Sin embargo, también era cierto que a veces deseaba ver las caras de sus niños y percatarse de que estaban bien. Él mismo no podía entender su mente tan contradictoria y estúpida. Es decir, a pesar de que había sido golpeado brutalmente por los niños, en un rincón de su corazón, fue como si los estuviera buscando todo este tiempo.
Isaac sonrió, le dijo que ya estaba listo para llevarlo a casa y extendió una mano en su dirección para intentar que la tomara. Sin embargo, debido a que sus ojos estaban cayendo, San Kim no se dio cuenta de que el niño pareció estar terriblemente feliz con todo esto.
Lee Taek se hizo cargo del pequeño equipaje que había usado durante la hospitalización y entonces, los tres salieron como si fueran amigos de toda la vida.
Pronto, comenzó a sentir el clima que no conocía después de haber estado encerrado en un hospital. El viento soplaba con tanta fuerza que hasta pareció filtrarse por su cuello y los dedos comenzaron a temblarle sin darse cuenta de eso. Entonces, como San Kim se estaba estremeciendo de puro frío, le pusieron un jersey de "aviación" acolchado que trajo Lee Taek y también, un gorrito de lana. Era la primera vez que lo había visto así que, mientras Kim San lo observaba con cara de perplejidad, Lee Taek decidió acariciar suavemente su mejilla para tranquilizarlo:
"Es mi ropa. No te preocupes."
Kim San asintió sin decir una palabra. Lee Taek, quien lo besó de la nada, murmuró:
"Tus labios están agrietados. Se siente como tocar el suelo."
"Es porque el clima está seco en primer lugar".
Cuando salieron por la puerta principal, y atravesaron lo que pareció ser un jardín enorme, se encontraron con un montón de taxis bien organizados en una línea recta. Lee se subió al asiento del pasajero de un coche pequeño e Isaac y Kim San se sentaron en el asiento de atrás. Sin embargo, los niños mostraron una actitud amable y amistosa todo este tiempo. Eran sonrisas, frases sobre el clima, la casa, y pura "cara bonita". Sin embargo, incluso allí, había una sensación de tenacidad que gritaba que no lo dejarían ir jamás. Ahora definitivamente. Y Kim San entonces suspiró como si estuviera exhausto de tanta obsesión sin fundamento. Incluso si había dicho que no se escaparía, los niños no cambiaron la manera en la que se comportaban estando con él... No, en realidad fue él mismo quien lo provocó al intentar matarse. Como decían, al final él era el responsable ante sus ojos.
Sin embargo, no sabía cuán pesada podía volverse esa responsabilidad.
Kim San tembló ante la mirada de Lee Taek, quien le estaba mirando fijamente las manos. No podía imaginar cuantas cosas absurdas pasarían en casa. No quería que lo mataran de hambre, que lo alimentaran con semen o que lo sacaran al aire libre con un montón de juguetes en el culo. Sin embargo, lo que recibió, fueron unas palabras completamente inesperadas que decían:
"Papá, hoy vamos a comer carne. La última vez dijiste que se te había antojado ¿Verdad?"
¿Y si volvían a mentir? Kim San entrecerró los ojos y miró a su hijo. Como si Isaac conociera sus sentimientos, palmeó el dorso de la mano de papá y dijo en voz baja:
"Todo está bien ¿Bueno? Sabemos que papá no va a huir".
"… ¿De verdad?"
"Por supuesto."
Pero Kim San, que no podía confiar en su hijo, simplemente cerró los ojos y se recostó en el asiento. (Aunque claro que igual no había nada que pudiera hacer.) Estos eran los niños que había dado a luz, y él era su padre. Sin embargo, siguió siendo triste que sus bebés lo trataran así y fue peor pensar que a pesar de que fue sometido a tanta crueldad, todavía los amaba con su vida.
A su cabeza llegó la voz de Hee-seo diciendo: "Siempre haz sido un tanto ingenuo." Y luego incluso vio una hermosa sonrisa en su cabeza y una risa sarcástica.
Las alucinaciones auditivas hicieron que el dolor en su pecho fuera peor.