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Una habitación en silencio. (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Cayó un aguacero impresionante esa vez, como para refrescarlo del calor que había sentido desde muy temprano en la mañana. Sin embargo, incluso de esta manera, la lluvia pareció verse tan fina que sintió que era una completa tontería abrir el paraguas. No importaba que fuera una pena arruinarse el cabello. Además, aunque normalmente, el sonido de la lluvia habría golpeado sus tímpanos como un tambor, hoy, el leve ruido envolvió suavemente sus oídos hasta darle algo muy parecido a la tranquilidad. Abrió la puerta con una ligera sonrisa, y mostró a su alrededor una atmósfera similar a la que tendría un "lago en calma."

Cuando se abrió la reja, como siempre lo había hecho, se desplegó ante él un jardín que reflejaba las tendencias lujosas del presidente. Azul, rojo, amarillo. Estatuas por aquí y por allá y árboles impresionantes repletos de frutos. Cada vez que pisaba una piedra, sus zapatos chocaban entre si y el sonido de los golpes se rompía y se extendía por todo el lugar hasta hacer eco.
Tocó el timbre frente a la mansión, que se elevaba como un hermoso castillo en el centro, y luego se quedó de pie sin hacer gran cosa. La puerta no se abrió enseguida así que golpeó el suelo con la punta de sus mocasines, como si estuviera sintiendo como toda la irritación y el aburrimiento le llegaban de golpe y luego, incluso intentó asomarse al interior pegando la cara a la ventanilla. Entonces, después de un rato, la puerta se abrió suave y silenciosamente y de repente, incluso el aire frío lo golpeó en la cara. El presidente era impaciente. No podía soportar el calor y la humedad así que tan pronto como comenzaba el verano, el aire acondicionado se encendía todo el tiempo sin importar la hora. Yoo Se-han sonrió con amargura y esperó a la niñita que recientemente se había vuelto en el mayordomo del lugar. Como era de esperar, a los pocos segundos, una pequeñita brillantemente hermosa, que se parecía al CEO y a su ex esposa, salió sonriendo y diciendo:

"¡Hola oppa!"

"¿Cómo has estado?"

Choi Yeo-jeong estaba sonriendo de una manera impresionante incluso cuando extendió la mano y le agarró la muñeca al secretario para invitarlo a pasar. Yoo Se-han se quitó los zapatos uno por uno, dijo "con permiso" y entró sin decir nada más. La casa estaba congelada gracias al aire acondicionado así que se sintió como enfrentarse al viento de principios de otoño.

"Oppa, ¿Vas a ver a papá? Papá está durmiendo ahora ¿Sabes? ¿Quieres ver?"

Pero Jeong ni siquiera escuchó la respuesta de Yoo Se-han. Antes de darse cuenta, el hombre ya estaba siendo arrastrado en silencio por la pequeña niña por aquí y por allá antes de incluso subir las escaleras. Por supuesto, era mucho más rápido y conveniente seguirla a ella en lugar de vagar por todos los rincones de esta espaciosa casa solo para intentar encontrar a su jefe. Al final, la niñita presionó el botón de subida del ascensor y tocó el del último piso. Podía imaginar lo que el hombre estaba haciendo allí así que sonrió y miró para adelante. Jeong, que no dejaba de saltar por todo el cubículo, tarareaba una canción infantil que sonaba como algo que definitivamente odiaría su padre. Además, tenía el cabello atado en dos colitas perfectamente simétricas por lo que sus movimientos le hacían ver como si fuera el rabo de un perro emocionado.

"¿Fue a ver el cielo?"

Ante las palabras de Yoo Se-han, Jeong sonrió brillantemente y dijo:

"Sí. A papá le gusta mucho ver el cielo".

La niña cantó otra canción infantil, con la boca bien abierta, y de la nada le mostró la diadema que había conseguido el día anterior. Era solo un artículo para el cabello, pero Yoo Se-han, que sabía lo caro que seguramente era, ni siquiera se atrevió a tocarlo directamente. Solo sonrió y le dijo que era precioso. La niña, que aún no conocía bien el mundo, evidentemente no estaba al tanto del valor y tiró de ella como si la quisiera estirar un poquito más.

"¿Tu madre compró esto?"

"No, fue papá. Dijo que era muy lindo, así que me peinó y me puso la diadema."

"¿El CEO te peinó?"

"Sí. A veces me hace trencitas. Dijo que vio muchos videos de Youtube para hacerlo bien."

La niña, que había estado parloteando, de repente se puso pálida y dijo:

"Practica para que no me sienta mal por el divorcio. No quiere que esté triste porque no tengo mamá... Y creo que él piensa que si hace algo mal, entonces me voy a ir a vivir con ella a California para siempre."

Yoo Se-han sonrió mientras miraba la carita de la niña. 

En el momento en que el CEO escuchó de boca de la niña que sus compañeros le habían gritado que "no tenía madre", era predecible lo que iba a hacer a continuación. Después de todo, desde el hijo mayor, Choi Hee, hasta el menor, Choi Hee-seo, estaban tan dementes que no le sorprendería si de pronto armara un tiroteo en la escuela solo para proteger el honor de su bebé.

Yoo Se-han todavía no podía olvidar el día en que Hee-seo Choi reveló sus más bajos instintos. De hecho, era cierto que el empleado cometió un gran error ese día pero, Hee-seo Choi, al darse cuenta de esto, tomó el palo de golf que tenía su padre y lo utilizó para golpearle directo en la cabeza. Desafortunadamente, el empleado se defendió de su ataque a los puños así que, Choi Hee-seo recogió un jarrón de cerámica que era mucho más grande y caro que la mayoría de las casas cercanas y, sosteniendo la parte delgada, lo arrojó con un movimiento impresionante hasta que golpeó al empleado de lleno en la cara. Luego, Hee-seo Choi se quitó la chaqueta y se acercó a él para patearlo.

"¡Maldito bastardo!"

Choi Hee-seo golpeó al empleado en la espalda con el pie, el estómago con la rodilla y su cabeza con el palo de golf.  El rostro de Yoo Se-han se endureció ante la violencia aterradora que estaba viendo por primera vez en mucho tiempo y sin embargo, Hee-seo, que había estado golpeando al hombre hasta que la ropa que traía se le empapó de sangre, solo entrecerró los ojos y revisó cuidadosamente el pecho del empleado. Al ver que todavía respiraba, arrojó al suelo el palo de golf que sostenía, se arremangó, respiró hondo y pisó la cabeza del empleado con el pie hasta que le tronó como una calabaza.

"Ahora sí, llama al maestro."

"¿Sí?"

El maestro Joo era el médico de la familia Choi así que no podía entender por qué quería llamarlo tan de la nada. Sin embargo, cuando lo miró, como pidiendo una explicación, Hee-seo solo sonrió mientras se limpiaba la cara que tenía completamente manchada de sangre. Su mente se quedó en blanco por un momento ante lo hermoso que era. Incluso tuvo la sensación de que estaba por enfrentar a un vampiro que vino a chuparle el cuello.

"Creo que este bastardo se va a morir. Tengo que salvarlo."

"Tenía toda la intención de matarlo, señor. Yo creo que hizo un buen trabajo."

Cuando Yoo Se-han agarró su pecho tembloroso y habló, Choi Hee-seo se acercó a él muy lentamente. El olor a sangre, mezclado con el olor a perfume, perforó sus sentidos de tal manera, que Se-han solo caminó hacia atrás, evitando el fuerte aroma para intentar no vomitar. Choi Hee-seo entonces inclinó la cabeza. Su cabello, que había sido arreglado con cera, estaba empapado en sudor y suciedad y de todas maneras, sus piernas temblaron cuando se encontraron con ese par de ojos marrones, más claros que una mañana en el bosque. Yoo Se-han estaba aterrorizado por sus instintos y trató de pedir "perdón", pero, Choi Hee-seo solo estiró los brazos y lo sostuvo contra él.

"¿Por qué cuestionas lo que quiero o no quiero hacer?"

Yoo Se-han vio entonces a esa persona retorciéndose atrás de Choi Hee-seo. Lo habían golpeado tan seriamente que pensó que ya no tenía caso luchar por su vida así que, incluso si llamaran al "Maestro Joo", era dudoso que pudiera salvarse.

"Trabajaste para mí durante tanto y, de todas maneras actúas como si llevaramos juntos dos días."

"No, yo... Yo lo conozco bien, señor."

Cuando Yoo Se-han respondió, Choi Hee-seo sonrió de una manera un tanto pintoresca. Era como si, más que un asesino, fuera un cantante de pop a punto de debutar en la industria del entretenimiento.

"Naaa. Todavía no me conoces. Todavía no sabes que si yo digo "salta" tú no dices ¿Por qué? Solo lo haces."

Su voz era tan dulce que pareció paralizar sus nervios periféricos.

"Nunca "mato" a la gente. Yo me detengo antes de. Técnicamente lo que pase después ya no es mi culpa".

Choi Hee-seo tomó su teléfono y le marcó de inmediato al maestro Joo. Puso una mano en su cintura y golpeó el suelo con su zapato una y otra vez y otra vez hasta que:

"Maestro, ¿Podría  venir a mi oficina ahora? Una persona debe ser salvada. O bueno... Hay que intentarse al menos. Le enviaré un helicóptero así que suba de inmediato. Sí, le pagaré en efectivo."

El Maestro Joo llegó en un helicóptero enviado por Choi Hee-seo y de inmediato le dijo que tenía que llevarlo al hospital para hacerle un examen completo. Choi Hee-seo los envió allí sin problemas y les consiguió incluso la mejor habitación del mundo. Después de eso, Choi Hee-seo pagó todos los gastos médicos, radiografías, tomografías, pruebas y tratamiento. Y afortunadamente, el empleado, que fue golpeado lo suficiente como para pensar que iba a morir, salió del hospital caminando en sus dos piecitos. Choi Hee-seo le dio una canasta de frutas y luego lo demandó por daños a su compañía por una suma de dinero increíblemente exagerada. Fue tan estúpido que pensó que debería haber renunciado cuando se enteró de su naturaleza  No, debería haber renunciado cuando salía con Kim San. Yoo Se-han no pudo ocultar su rostro sombrío y mucho menos el suspiro tan impresionante que soltó:

"Oppa, ¿Dónde te duele?"

Satisfecho con las preocupaciones de la niña, Yoo Se-han sonrió suavemente y sacudió la cabeza para decirle que "todo estaba bien". Luego, ambos salieron del ascensor.

Siguió a la pequeña, que caminaba dando saltos como de conejito, y llegaron hasta la habitación donde el director ejecutivo tomaba sus siestas. El techo era transparente, por lo que se podía ver el cielo de la mañana desde todas las direcciones existentes y además, el director ejecutivo había colgado una hamaca debajo para imaginar que estaba en el bosque.

"Papá está durmiendo, así que entra en silencio ¿Bueno?"

Yoo Se-han asintió con la cabeza. La pequeñita sonrió tímidamente, luego se giró y abrió la puerta con muchísimo cuidado. Una luz sin filtrar se derramó desde el techo transparente, envolviendo suavemente al hombre que estaba bien dormido debajo de ella. Vio un brazo delgado que sobresalía de la hamaca y una colcha que estaba extendida por el suelo. El cabello oscuro del hombre se balanceaba contra la tela que se movía lentamente de un lado para otro y aunque estaba increíblemente agotado, igual la presencia del hombre hacía que la habitación pareciera diferente. Yoo tenía miedo, pero igual no pudo resistirse cuando fue impulsado por la niña para poder entrar.

Paso.

Paso.

Vio esa cara bonita de Choi Hee-seo y su perfecto cuerpo de modelo.

Choi Hee-seo estaba durmiendo, con los ojos cerrados y un rostro bastante inocente. Pareció tan gentil, que quiso estirar la mano y tocar su mejilla para ver si era tan suave como se imaginaba que era. Por supuesto, Yoo Se-han se tomó de las muñecas como para frenarse a hacerlo y se estremeció por la tontería que estaba a punto de cometer. La niñita sonrió brillantemente y, gozando de los privilegios de hija, se aproximó y abofeteó a Choi Hee-seo en la mejilla con ambas manitas. Choi frunció el ceño ante el dolor agudo y se quejó.

"¡Ummmm!"

Una ricas pestañas negras se levantaron hacia arriba y aparecieron unos ojos marrones claros y brillantes. Puta madre, ¿Por qué era tan perfecto el maldito? Tenía un rostro apagado y lleno de sueño pero, aún así, con solo abrir los ojos, Hee-seo Choi pareció robarle la respiración.

Cuando el director ejecutivo, que siempre vestía traje y sonreía como el modelo de una marca dental, puso una cara tan indefensa, envuelto en una pijama de lunitas y estrellitas, su corazón se aceleró al infinito.

"Papá, deja de dormir. Oppa está aquí".

Entonces, Choi Hee-seo abrió los ojos a medias y suspiró. Su semblante estaba lleno de malas palabras, pero pareció aguantar porque estaba frente a su hijita. Hee-seo Choi bajó de la hamaca y abrazó a su bebé.

"Buenos días, amor." Luego volteó y dijo "¿Y tú qué?"

Tal vez tenía mucho sueño, porque su tono era muy descuidado y somnoliento y sus ojos también estaban más flojos que de costumbre.

"Te dije que no me molestaras mientras duermo".

"Me dijo que hablara con usted en cuanto supiera algo de Kim San."

Ante el nombre de Kim San, los ojos de Choi Hee-seo cambiaron drásticamente. Dejó su estado de sueño, luego se acercó a Yoo Se-han y agitó su mano para decirle que continuara. Yoo Se-han presentó los documentos que había preparado para él, así que Choi Hee-seo los observó. Escaneó rápida y precisamente la última página del documento, se lamió los labios en un movimiento desesperado y tomó un cigarrillo. Luego, Hee-seo, que captó toda la información más reciente sobre Kim, sonrió brevemente y levantó la cabeza. Su rostro brillaba intensamente, como si estuviera salpicado de joyas. Luego, envolvió sus brazos alrededor de la cintura de su niña y le acomodó el cabello mientras decía su nombre. Tenía una voz más dulce que un caramelo.

"¿Quieres ir a visitar a mamá por un tiempo? Dijiste que querías ver a tu madre ¿Recuerdas?"

"¿A mamá?"

La niña pareció avergonzada. Extrañaba mucho a su madre, pero estaba confundida porque no sabía por qué de repente le decía que fuera con con ella cuando la odiaba. Hee-seo Choi frotó sus labios contra la suave mejilla de su hija y continuó hablando con una voz baja y tranquila.

"Voy a llevarte con mamá un tiempo. Papá te dará dinero para que vayas a Disney y todas esas cosas extranjeras que odio tanto."

"Mami tiene mucho dinero".

Hee-seo Choi estalló en una risa agradable ante la respuesta pura de su niña, luego entrecerró los ojos y dijo:

"Pues papá tiene más dinero. Tu madre es moderadamente rica y yo soy billonario. De todos modos, sal y llama a tu mamá y dile que tu padre dijo que te va a llevar un par de meses en lo que arregla unas cosas."

"¿Con el teléfono de papá?"

"No. En tu teléfono. Anda, ve."

Choi Hee-seo permaneció en silencio hasta que su niña se fue. Después de que cerró la puerta y desapareció, finalmente se frotó la nuca y murmuró:

"Ah, estoy cansado de fingir ser heterosexual".

Con la mano todavía en la nuca, sacudió la cabeza y sonrió de una manera un poco apagada. Aunque era una cara que veía todo el tiempo, Yoo Se-han se sonrojó ante lo precioso que estaba ahora. Hee-seo Choi sonrió profundamente ante el pensamiento tan obvio y luego enderezó la espalda. Sacó un cigarrillo de su bolsillo, encendió el fuego e inhaló profundamente el humo. 

"¿Conoces el dicho de que una mentira es como una bola de nieve?"

"Sí. Significa que vas diciéndola tanto que se vuelve más grande y difícil de controlar."

Hee-seo Choi asintió y sonrió ante la explicación de su secretario. Pareció estar de buen humor, pero también era como si estuviera preocupado.

"Es tan fácil convertirte en un pendejo..."

Choi Hee-seo estaba hablando de Kim San. Un hombre que había vivido una vida sincera y que ahora pareció volverse un incompetente en un instante. Despilfarro constante de dinero, antecedentes psiquiátricos, ingreso en un hospital psiquiátrico, testimonio de dos hijos. Estas eran condiciones suficientes para volver loca a una persona normal y enterrarla en la sociedad. Y era todo parte de un plan perfecto. Después de todo, el Kim San que recordaba, era un hombre guapo con una energía genial. No era una belleza como Hee-seo, pero era de esos que no podías quitarte de la cabeza fácilmente. Ni siquiera Yoo Se-han creía que estuviera loco.

"Siempre supe que los niños se parecían a mi. Tenían toda mi puta cara y se notaba que también mi personalidad. Pero él los abrazaba todos los días porque decía que eran sus niños. Sus bebés. No se daba cuenta que era como si me besara a mi cada mañana..."

Choi Hee-seo continuó, frotando el cigarrillo en un cenicero portátil. Se cruzó de brazos y miró a Yoo Se-han. Su expresión se agudizó como si estuviera sufriendo.

"Lo malo de esto es que no puedes mirarme como una mala persona porque soy muy guapo ¿Estás de acuerdo? Pues es lo mismo con esos bastarditos. Son perfectos."

Choi Hee-seo se rió juguetonamente y tocó la mejilla de Yoo Se-han por un instante. Se-han se quedó quieto. Era muy consciente de que el director ejecutivo lo trataba como a un perro a veces. Pero el CEO no solo hacía eso con él, sino también con su ex esposa, Kang Do-yoon. Y Kang Do-yoon se dio cuenta de que Choi Hee-seo no estaba interesado en ella y por eso salió corriendo a la primera oportunidad que se le presentó. Hee-seo Choi, quien se enteró de la aventura de Kang Do-yoon, trató de divorciarse por acuerdo y cuando eso no funcionó, presentó una demanda y la hizo pedazos. El hombre se encogió de hombros:

"CEO, a menos que vaya a disculparse con el señor Kim... ¿No sería mejor dejar las cosas como están?"

"¿Perdón?"

Choi Hee-seo inclinó la cabeza en su dirección. Yoo Se-han, que entendía cuán grande era la mancha de Choi Hee-seo en la vida de Kim San, tomó un poco de coraje y continuó. Al menos, quería que Kim dejara de sufrir después de todo lo que aparentemente había tenía que pasar. No se sintió justo.

"El señor Kim parece estar adaptándose bien ahora ¿No sería confuso si el CEO aparece en su vida otra vez?"

"¿Por qué se iba a sentir confundido cuando su vida ya es bastante extraña ahora?"

Era tan cierto, que Sehan Yoo mantuvo la boca cerrada y luego, solo exhaló un profundo suspiro. Fue como si hubiera trabajado tanto tiempo para él que simplemente también se había convertido en un criminal a la medida. Además, también era verdad que no había mucho que pudiera hacer porque solo era... Un secretario.

"Solo digo que... Debería disculparse con él."

"¿Por qué? ¿Qué hice mal? Soy una buena persona..."

Con esas palabras, recordó a Choi Hee-seo golpeando a la gente como si fuera a matarlos, pero llamado al doctor antes de lograrlo. Él no era una buena persona y esa palabra realmente no encajaba con la personalidad de Choi Hee-seo.

"Entonces, ¿Qué quiere hacer?"

Curioso por saber por qué iba a buscarlo, Sehan Yoo tuvo el coraje de preguntar directamente sobre su plan así que Choi Hee-seo miró a Se-han y se rió a carcajadas. Luego dijo:

"Quiero recuperarlo. Quiero ver a mi familia porque, bueno, soy el padre de esos dos."

"Ya..."

"Quiero ver si mis hijos van a agradecerme por todo lo que hice por ellos en el pasado. Ya sabes, les di uno que otro regalo cuando eran pequeños".

Yoo Se-han dejó escapar otro suspiro. 

Podía recordar el hermoso cuerpo desnudo de Kim San, que Choi Hee-seo había dejado tendido en el cuarto del hotel de su padre. No podía... Apartar los ojos de esos párpados rojos e hinchados que se veían extrañamente bonitos después de llorar toda la noche. Choi Hee-seo, quien lo besó en una postura reverente, estaba elegante y precioso como si saliera de una obra de arte e incluso le cautivó la voz seductora que ocupó con él. Sin embargo, era una escena triste. Sabía que el hombre estaba tan obsesionado con Kim San que iba a ser imposible convencerlo de que lo dejara en paz. Incluso si vinieran sus padres, incluso si el rey Yeomra se subiera y ofreciera su vida como garantía, no podría ser persuadido jamás.

Choi Hee-seo, quien hizo contacto visual con él, le mostró una brillante sonrisa cuando dijo:

"No te olvides de deshacerte de todo esto. Solo tú debes saberlo."

"Señor, yo..."

"No me defraudes. Nos ha ido bien hasta ahora así que sería un dolor de cabeza buscar a otro empleado".

Yoo Se-han habló:

"Ya he borrado todos los datos de la computadora. Las fotos que le mostré las tomé yo mismo, así que puede dejar de preocuparse."

"Muchas gracias."

Choi Hee-seo sonrió como si estuviera satisfecho.

"Mira lo hermoso que se ve aquí... Y esta es una bebita preciosa. Se parece terriblemente a su papá ¿Cuántos años tiene? Debería comprar algo para ella antes de pasar a su casa."

Yoo Se-han negó con la cabeza. ¿El hombre estaba enamorado o solo estaba interesado en él? Le mostraba interés, eso sí, pero era demasiado idiota para tener afecto.

"CEO, pero usted ya sabía de la bebé ¿Por qué esperó tanto tiempo si podía solo...? Ya sabe."

Yoo Se-han sacó a relucir la historia que había estado en su mente todo el tiempo. Choi Hee-seo ya sabía que Kim San tenía un hijo porque siempre le ordenaba que averiguara todo lo posible sobre su situación. Y cuando le dijo que aparentemente había tenido un bebé, miró el cielo oscuro, como si la nieve fuera a caer en cualquier momento y las dudas, la curiosidad y el leve afecto por Kim San parecieron desvanecerse en un segundo. Incluso se preguntó si el interés por Kim San había desaparecido. Sin embargo, solo ahora, le ordenó la segunda investigación sobre Kim. El hombre sonrió:

"Quería dejarle tomar su tiempo después del parto." Agregó, mirando a Yoo Se-han antes de sacar un cigarrillo nuevo. "Debe ser difícil tener un hijo a una edad avanzada. Si no te cuidas después del parto, te enfermarás. Todos lo saben."

Mientras Yoo Se-han lo miraba con indiferencia, Choi Hee-seo dijo esto con una profunda sonrisa.

"Yo soy un poco más consciente sobre lo que se puede y no se puede hacer con su hermoso cuerpo. Esta es la diferencia entre un niño y un adulto".

Hee-seo Choi reflexionó por un momento y habló, poniendo un cigarrillo entre sus dedos.

"¿O deberíamos llamarlo la diferencia entre un padre y un hijo que piensa solo con la verga? Aunque yo pensaba con la verga a veces también."

Yoo Se-han no respondió. Choi Hee-seo solo sonrió de nuevo. Esa expresión era tan buena y hermosa que las mejillas de Se-han se colorearon otra vez.


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