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Confusión por zion no bara

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Notas del capitulo: Es un solo capítulo, no hay más.

Era una mañana agradable en el Santuario, no hacía mucho calor, lo cual ya era bastante, la brisa soplaba suavemente y los cielos se mostraban clementes, pero el caballero de Aries no se daba cuenta de nada de eso, solo veía al horizonte como perdido, bueno, no tan perdido, en realidad esperaba ver a alguien pasar, y no espero demasiado pues después de unos momentos vio acercarse a la esbelta figura del caballero de Capricornio.

--Hola Mu—lo saludó.

--Hola—era lo mejor que podía decir sin empezar a balbucear.

--Nos vemos luego.

--Si.

Y así era cada vez que lo veía pasar, a pesar de que se llevaban bien y solían mantener interesantes conversaciones, hablaban de todo, de su pasado, lo que les gustaba, lo que querían de la vida, lo que les desanimaba, pero desde que se dio cuenta que le gustaba su compañero de armas le era muy difícil conversar con él. Suspiró al verlo alejarse, mientras que su corazón latía un poco más rápido.

 

--¿Porqué simplemente no le dices que te gusta?—le preguntaba Aldebarán a su amigo de cabellos lilas.

Se habían quedado de ver para comer en casa del primero y conversaban sobre la situación de Mu.

--No puedo decírselo.

--¿Por qué no? Yo creo que si se lo dices sería más fácil que estar torturándote como lo haces.

--Pero... ¿y si no le gusto?

--Bueno, por lo menos ya lo sabrás.

--Eso es verdad—respondió pensativamente— Hablaré con él hoy.

--Bien por ti.

Continuaron con la comida y Aldebarán se alegró de ver a su amigo más animado, hacía tiempo que su humor era algo decaído y se ponía melancólico, deseaba que las cosas salieran bien con Shura.

 

Mu fue a su templo, se baño, eligió su ropa con cuidado y se peino con esmero, antes de salir se vio en el espejo por una última vez y quedo satisfecho con el resultado, ahora venía lo más difícil: tenía que decirle a Shura lo que sentía por él.

Salió de su templo hacia el de Capricornio con todo el ánimo del mundo para confesar sus sentimientos pero conforme se acercaba su corazón latía más rápido y su ansiedad iba en aumento, además de las dudas que empezaban a salir a flote. ¿Y si no siente lo mismo? ¿Y si no le gusto? ¿Y si no le intereso de esa manera? ¿Y si no me quiere siquiera ver después? Con todo esto llegó a su destino, estaba tan nervioso que casi no podía controlarse, pero reunió todas sus fuerzas y siguió adelante, entró el templo pero no veía a su guardián por ninguna parte, lo llamó pero no obtuvo respuesta.

--¿Dónde estará?

No creía que se hubiera ido al pueblo pues lo hubiera visto pasar, así que siguió adelante rumbo a Acuario pero la escena con la que se encontró lo dejo helado: Shura estaba conversando amablemente con Afrodita, de hecho, parecían muy entretenidos con la plática, tanto que no se daban cuenta de que los observaba, quiso dar un paso adelante para llamar al capricorniano pero justo en ese momento el caballero de Piscis se arrojó al cuello del español y lo abrazó, Mu se sintió fatal de tener que observar esa acción pero no podía dejar de ver como sus esperanzas se esfumaban sin ninguna posibilidad de llevarlas a cabo. En cuanto a la pareja no se dieron cuenta de que eran observados y siguieron su camino al doceavo templo. Fue hasta ese momento que el ariano pudo reaccionar y regreso tan rápido como pudo a su templo, se encerró en su habitación y se quedo muy quieto pensando en lo que acababa de ver, en verdad estaba dispuesto a declarársele a Shura pero él estaba con Afrodita, que tonto había sido al pensar que el caballero de Capricornio no tendría a alguien en su vida y que él podía conquistarlo, no pudo evitar derramar un par de lágrimas por lo ocurrido y por él mismo. Pasó un tiempo para que el cansancio lo venciera y pudiera dormir.

 

A la mañana siguiente Aldebarán fue a buscar a su amigo para saber como habían salido las cosas, pensaba que encontraría al ariano contento, en verdad deseaba que las cosas le hubieran salido bien pues casi lo enloquecía su incesante hablar de cuanto quería a Shura y todos los sentimientos que le inspiraba y de lo mucho que significaba en su vida, pero lo que encontró fue muy distinto: Mu estaba sentado con una tasa de café en las manos a la cual no parecía haber probado, con la cabeza baja, bastante ensimismado con sus propias ideas.

--¿Mu?

Al escuchar su nombre, el caballero levantó la mirada y vio a su amigo de pie ante él pero no pareció importarle demasiado.

--¿Mu? ¿Qué fue lo que ocurrió? ¿Hablaste con Shura?

--No.

--Entonces ¿Qué pasó?

--Pasa que soy un idiota, eso pasa.

--¿De que hablas?

El ariano empezó a contarle a su amigo lo que había pasado, la escena que vio y cerró diciéndole cuanto le desagradaba que existiera Afrodita sobre la tierra.

--¿Estás seguro Mu?

--Por supuesto, Afrodita fue quien lo abrazó.

--Pero solo fue un abrazo.

--¿Y que con eso?

--Pues que pudo abrazarlo por muchos motivos, no porque tengan algo que ver.

--Pero…

--Nada de “pero”, no sabes por que razón lo abrazó y no viste nada más, ¿o si?

--No, solo fue un abrazo.

--¿Ves?

--Tienes razón, tal vez no haya nada entre ellos—dijo con una sonrisa, sintiendo que su corazón latía de nuevo.

--¿Volverás a intentarlo?

--Claro que lo haré.

Mu se puso de pie y por poco sale tal y como estaba de su templo pero su amigo de Tauro lo detuvo y le indicó que al menos se cambiara de ropa, lo cual hizo el otro de inmediato. Entonces dejaron Aries y empezaron a subir las escaleras para que el de cabello lila pudiera aclarar las cosas con el dueño de sus pensamientos. Dejó a Aldebarán en su templo y continúo su camino con nuevos ánimos, le diría la verdad a Shura sobre sus sentimientos y aún si no los aceptaba, bueno, al menos se lo habría dicho, eso es lo que pensaba pero en cuanto se vio frente al templo de Capricornio todas esas ideas se vinieron abajo. Por un momento pensó en regresar a su templo pues no se creía capaz de seguir adelante con lo que se había propuesto, pero no pudo hacerlo, pues en ese preciso momento Shura salía de su templo y lo miró directamente.

--Hola Mu—lo saludo como siempre.

--Hola.

--¿Adonde vas?

--Yo…pues…yo…--a Mu no se le ocurría nada que pudiera explicar su presencia en ese lugar.

--Bueno, te veo después.

--¿Adonde vas?

--Me quede de ver con Afrodita en el pueblo.

--¿Con Afrodita?

--Si.

--¿Tu y Afrodita salen juntos?

--A veces.

--Comprendo.

--Lo siento Mu, tengo que irme, te veo luego.

--Hasta luego.

Mientras se alejaba no se dio cuenta de que Mu lo veía alejarse con tristeza.

 

Pasaron algunos días desde esa conversación, en los cuales el caballero de Aries procuraba no cruzarse con el de Capricornio y menos aún con el de Piscis, quien le parecía insoportable, aunque sabía que no debía sentir algo semejante por Afrodita no podía evitarlo, sin embargo reconocía su derrota y deseaba que hiciera feliz a Shura. A veces, sin proponérselo, los veía ir juntos hacia la casa de Piscis y pasaban largos momentos para que el caballero de Capricornio regresara a su templo, sin duda su relación se hacia más estrecha a cada momento. Pero las cosas no podían quedarse tranquilas por mucho tiempo. En cierta ocasión que Mu tuvo que quedarse discutiendo algunas cuestiones con el patriarca ya era tarde, la noche cubría el lugar casi por completo, de no ser por el brillo de la luz de luna que dejaba ver una que otra senda del camino. El ariano iba pensando en sus propios asuntos cuando llego al templo número doce, y lo hubiera pasado lo más pronto posible pero escucho algo que lo hizo detenerse en seco.

--Si, si, si, como me gusta que hagas eso.

Reconoció de inmediato la voz del guardián de Piscis, quien por el tono la estaba pasando muy bien…con Shura, pensó con tristeza. Procuró pasar con rapidez pero no pudo evitar ver dos siluetas que se abrazaban y besaban con fervor, eso le dolió y se apresuró aún más, tanto que no se dio cuenta que llegaba a Capricornio y de pronto chocó con algo y casi se cae de espaldas pero una mano lo sujeto antes de que eso sucediera.

--¿Estas bien Mu?—preguntó una voz varonil y pausada con suavidad, levantando al ariano sin ninguna dificultad, dejando una mano en su brazo y la otra en su espalda.

--Shura—dijo el de Aries como un suspiro, con el asombro en su rostro, y con un agradable calor que le recorría el cuerpo al sentirse tan cerca de ese español que le quitaba el aliento, pero se dio cuenta de la situación--¿Qué haces aquí?—preguntó de inmediato.

--Pues este es mi templo.

--Pero… si tu estas aquí…--se detuvo antes de terminar diciendo ¿Quién esta con Afrodita?

--¿Te sientes bien?

--Yo…si, si, claro que me siento bien.

--No deberías trabajar tanto, te esta afectando tanta carga de responsabilidades—dijo con una leve sonrisa y soltándolo.

--Estoy bien, no te preocupes por mí—respondió agachando la cabeza para que no se notara lo que sentía.

--Que descanses entonces.

--Tu también.

Más que apurarse, Mu salió corriendo hacía su templo sin saber que pensar del todo. Si Shura estaba con Afrodita, y no era con él con quien había visto al segundo besándose, ¿de quien se trataba? Peor aún ¿cómo se atrevía Afrodita a engañar a Shura? ¿No le bastaba tenerlo, tenía que engañarlo? Además pensaba en esas manos sobre su cuerpo que lo hacían estremecer. Con esas ideas en mente se pasó el resto de la noche sin descansar y toda la mañana y la tarde y casi al anochecer de nuevo.

 

El guardián de Aries seguía dándole vueltas al asunto de Afrodita engañando a Shura, no podía dejar de pensar en eso, y fue en esa situación que lo encontró Aldebarán.

--¿Mu?

--Pero como puede ser así...

--¿Mu?

--…realmente es un desastre…

--¿Mu?

--…pero no puedo hacer nada…

--¡Mu!—dijo Aldebarán con fuerza.

Sólo entonces Mu se dio cuenta de que no estaba solo.

--¿Qué pasa Aldebarán?

--Es lo que me gustaría saber, no te vi en todo el día y como no aparecías vine a ver que ocurría.

--Lo siento Aldebarán pero sucedió algo y no se que hacer.

--¿Qué ocurrió?

--Anoche, cuando regresaba de trabajar con el patriarca, pase por el templo de Piscis y vi a Afrodita muy íntimo con alguien.

--Con Shura.

--Ese es el problema, no se trataba de Shura.

--¿No?

--No, era alguien más.

--¿Cómo lo sabes?

--Porque choque con Shura en su templo—y se ruborizo levemente al recordar el momento.

--¿Crees que Afrodita engaña a Shura?

--Estoy seguro, se estaba besando con otro.

--Vaya, quien lo diría.

--Así es, no le basta con tener a alguien como Shura a su lado, debe demostrar que es irresistible teniendo a alguien más a espaldas de Shura, engaña a Shura de la peor manera, no quiere a Shura, si quisiera a Shura no haría algo así, va a lastimar a Shura, no quiero que Shura sufra por su culpa.

Aldebarán no sabía cuantas veces su amigo había dicho el nombre de Shura.

--No se que hacer Aldebarán, no quiero lastimar a Shura pero tampoco quiero que lo lastimen.

--Pues me temo que no hay muchas opciones, si no se lo dices él seguirá con Afrodita y  terminará por enterarse de cualquier manera.

--Debe haber otra solución.

--Pues puedes intentar convencer a Afrodita de serle fiel y que deje al otro—dijo el taurino con tono de broma.

--Eso es.

--¿Qué?

--Afrodita debe dejar de engañar a Shura y todo arreglado.

--Mu, no lo dije en serio.

--Pero yo si hablo en serio.

--Mu, piensa lo que estas diciendo.

--Se lo que digo—respondió el ariano con furor—Me hice a un lado para que Shura fuera feliz y más le vale a Afrodita hacerlo feliz o me las pagara.

--¿Y como lo piensas lograr? ¿Iras a su templo a decirle que no engañe a Shura?

--Pues…es una buena idea.

--¿Qué?

--Gracias Aldebarán, eso es lo que haré.

--Pero Mu…

--¡Lo haré en este momento!

Y sin dar tiempo a más salió corriendo de su templo hacía Piscis.

--Mu, espera Mu. ¡Rayos!

Viendo que su amigo no iba a escuchar razones salió tras él.

Mu pasó corriendo por el templo de Tauro que estaba vacío, después entro sin ninguna ceremonia a Géminis, donde los gemelos se encontraban viendo una película en el justo momento en que el asesino se escapaba de la policía y entraba corriendo a una casa, lo vieron con sorpresa y unos momentos después Aldebarán pasaba corriendo tras él, y como no sabían de que se trataba fueron tras los dos. Death Mask iba a su recámara cuando Mu entró a Cáncer sin avisar, su guardián iba a reprocharle cuando volteó y vio a Aldebarán seguido de Kanon y Saga a toda prisa, así que algo pasaba y decidió averiguar de que se trataba y salió detrás. Aioria veía sin mucho interés una revista cuando Mu franqueó el templo de Leo, iba a preguntarle que hacia a esas horas pero no tuvo tiempo, entonces miró al grupo que iba tras del ariano, pero no le dieron tiempo de preguntar nada, si quería respuestas tendría que obtenerlas por su cuenta. En la casa de Virgo, su guardián meditaba para retirarse a descansar cuando Mu entró corriendo sin su autorización, abrió los ojos por un momento solo para atestiguar como un grupo iba por la misma dirección, tal vez era algo importante así que Shaka se les unió. Libra estaba en calma, Dohko tomaba una taza de te aspirando el suave aroma, de repente apareció Mu como tornado, sin detenerse, igualmente irrumpió un grupo de caballeros dorados que sin decir nada parecían llevar prisa y como podía ser una emergencia los siguió. Milo se había quedado adormilado en el sofá pero despertó sobresaltado con el ruido que hizo Mu al ingresar a su templo seguido de los otros, casi se cayó al piso y como apenas despertaba pensó que lo mejor era ir con ellos y dejó Escorpión. En Sagitario, Aioros terminaba de cenar y se disponía a descansar, pero vio a Mu entrar corriendo a su templo como nunca lo vio, le pregunto a donde iba pero no creyó que lo escuchara siquiera y entonces entraron los demás, les pregunto que pasaba pero ninguno le contesto, preocupado de lo que pudiera pasar, el arquero salio con ellos. El templo de Capricornio se encontraba vacío, no se veía a Shura por ninguna parte, por lo cual lo pasaron sin inconvenientes. Camus leía “El extranjero” de Albert Camus, estaba por terminarlo cuando vio a Mu correr como desesperado por su templo, en el justo momento que lo iba a detener para exigirle una explicación, escucho a los demás que venían tras del ariano, algo significativo sucedía si todos los caballeros de oro iban en la misma dirección, supuso que con el patriarca, por eso no discutió y fue con ellos.

 

Afrodita acababa de bañarse y ponerse su pijama, estaba listo para descansar, fue por un vaso con agua, lo tomaba cada noche antes de dormir, cuando iba a su habitación escuchó que lo llamaban.

--¡Afrodita!

Dio vuelta y se encontró con Mu en medio de su templo, se veía agitado.

--¿Qué sucede Mu? ¿Hay alguna emergencia?

--¿Cómo puedes hacerle esto a Shura?

--¿Qué cosa?

--¡No finjas! Engañas a Shura, yo mismo te vi.

--¿De que me estas hablando?

--No tienes derecho a jugar con los sentimientos de los demás, no tienes derecho a lastimarlo.

--En verdad no se de que hablas, así que mejor vete a descansar y déjame dormir.

La actitud de Afrodita le parecía cínica a Mu, estaba dispuesto a hablar de manera civilizada pero en cuanto vio al pisciano no pudo contenerse.

--¿Cómo puedes actuar de esta manera? No tienes derecho a hacerlo, no quiero que lastimes a Shura, ¿me entiendes? ¡No quiero que Shura sufra por tu culpa!

Justo en ese momento entró todo el grupo de caballeros, encabezados por Aldebarán, quien se detuvo en seco al ver la postura tan rígida de su amigo gritándole a Afrodita que no parecía entender nada de lo que le decían. Y todos los demás presentes estaban en las mismas.

--Creo que mejor te calmas…

--¡¿Calmarme?! ¡Estas engañando a Shura! ¡No voy a calmarme! Quiero pedirte…no, voy a exigirte que no lo engañes, si lo amas no lo lastimes.

--¡Pero yo no amo a Shura!

--¿Ni siquiera lo amas?

Todos veían la escena sin pestañear ¿Afrodita y Shura? ¿Afrodita engañaba a Shura? ¿Y porque Mu estaba tan molesto por eso?

--No entiendo que te pasa Mu, si esto es una broma…

Y aclaro eso porque ya se había dado cuenta del grupo que se encontraba presenciando la escenita y sin haber sido invitados a pasar.

--¡No se trata de una broma! –grito Mu quien ni se había fijado en los mirones.

Tan entretenidos como estaban nadie se dio cuenta de la llegada de alguien más al doceavo templo. Shura había estado fuera buscando algo en el pueblo y regreso hasta que lo encontró, al ir pasando por cada casa y no encontrar a ninguno de los guardianes se preguntó que habría pasado, no sabía de ninguna reunión pues Shion se lo hubiera dicho cuando le pidió permiso para salir del santuario, cuando llegó a Piscis y los vio a todos no supo que pensar y mucho menos cuando escucho gritar a Mu, pues el ariano jamás se exaltaba de esa manera.

--¿Qué esta…

--Silencio—le respondió Milo—Esto esta muy interesante.

--¿Pero que…

--Mu le reclama a Afrodita por engañar a Shura—contesto Saga.

--¿Qué?

--Esto se pone cada vez mejor—dijo Death Mask.

Pero ninguno se había tomado la molestia de voltear y ver que el de Capricornio se encontraba en ese lugar.

--¿Y porque Mu le reclama eso?—preguntó inquieto el español.

--No sabemos aún—explico Camus.

--Pero…

--Deja de preguntar—exclamo Shaka volteando a ver al impertinente que no dejaba de preguntar y que por lo mismo no lo dejaba escuchar todo lo que Mu decía--¡Shura!

En ese preciso instante Mu, quien no había dejado de reclamarle a Afrodita,  tuvo algo más que decir.

--¡Yo amo a Shura! ¡Lo amo como a nadie! ¡Lo amo más que a mi propia vida!

Todos miraban a Mu con cara de Dijo-lo-que-escuche-que-dijo; y entonces Shaka había dicho el nombre del ibérico, así que voltearon a verlo con cara de Y-tu-que-vas-a-responder.

--Mu.

La voz de Shura calmo al ariano en un instante y lo hizo voltear hacia donde estaba todo el grupo esperando ver que pasaba.

--Shura.

Había dicho todo eso frente a él y lo había escuchado, no, ¡había dicho todo frente a todos sus compañeros de armas y lo habían escuchado! Se sintió humillado ¿Cuánto tiempo llevaban parados allí? No pudo seguir viendo a su amor, se llevó las manos al rostro y salió corriendo hacia su templo.

Los presentes se quedaron mirando a Shura pero él solo se acerco a Afrodita.

--¿Estas bien?

--Si, no te preocupes, ¿lo conseguiste?

--Si.

--Ve por él entonces.

Shura salió aprisa rumbo a Aries, aunque se retraso un poco al recoger algo de su templo, dejando al resto con muchas dudas de lo que había pasado.

--¿Qué hacen todos ustedes aquí?—les pregunto Afrodita con una mano en la cintura.

--Vi que todos venían hacia aquí y pensé que era importante—dijo Camus.

Y de esa manera cada uno dijo que iba siguiendo a los demás hasta llegar a Aldebarán que les dijo que su intención era detener a Mu, cosa que obviamente no había logrado.

--¿Por qué Mu te reclamaba de Shura?—pregunto Kanon con cierta irritación.

--Supongo que tendrán que enterarse de una manera o de otra, solo puedo decirles lo que yo se, así que siéntense.

Y lo hicieron, escuchando la explicación de lo que sabía Afrodita, quien logró cerrar los huecos con la información de Aldebarán. Entonces todos entendieron que había ocurrido.

 

Mientras tanto, Mu llegó a su templo hecho un mar de lágrimas, apenas entro se desplomo en un sillón y lloró libremente, se sentía tan mal, se consideraba el mas grande perdedor del mundo en esos momentos, no solo había perdido toda oportunidad con Shura, quien de seguro lo creía un imbecil, también lo había hecho enterarse del engaño de Afrodita de la peor manera. Le dolía pensar que había hecho sufrir al español. Ya ni siquiera le importaba que todos sus compañeros supieran de sus sentimientos.

--Mu.

La voz del capricorniano diciendo su nombre lo hizo levantar el rostro, el español llevaba en las manos una maceta con rosas y parecía preocupado por algo.

Mu se limpió las lágrimas lo mejor que pudo con las manos.

--Shura…yo…lo siento Shura…lo siento mucho…

--No tienes porque.

--No debiste enterarte de esta manera…pero Afrodita…lo vi… y yo…

--Esta bien, no te preocupes por eso—se acerco un poco más—Lo que dijiste sobre mi ¿porqué no me lo dijiste antes?

--Iba a hacerlo—y de nuevo las lágrimas empezaron a caer en su rostro—Pero tú estabas con Afrodita y…bueno yo…--no pudo seguir hablando ni mirando a Shura.

--Son para ti—dijo el caballero de Capricornio entregándole las flores.

--¿Para mi? ¿Por qué?

--Porque quiero que sepas cuanto te amo.

El ariano lo miró de frente con los ojos bien abiertos.

--¿No las quieres?

--¿Es verdad lo que dijiste?

--Si.

--¿De verdad?

--Si, ¿o acaso piensas que bromearía con algo así?

--Pero…pero…entonces ¿Por qué estabas con Afrodita?

--Porque solo él podía ayudarme con las rosas, quería que fueran como las que recordabas.

--¿Las que recordaba?

--Una vez me dijiste cuanto te gustaban las rosas que había cerca de tu hogar.

Mu empezó a hacer memoria, era verdad, una vez le había dicho sobre unas rosas que solo debían crecer en el Tibet pues nunca las había vuelto a ver, y eran exactamente iguales a las que tenía frente a él en ese momento, blancas con las orillas de sus pétalos lilas, sin una sola espina.  

--Solo te lo dije una vez y fue hace años ¿Cómo pudiste recordarlo?

--Porque te quiero Mu y todo lo que tiene que ver contigo es importante para mi—volvió a extenderle las flores con una leve sonrisa--¿no las quieres?

--¡Por supuesto que las quiero! ¡Y te quiero también a ti!

Y sin más se arrojó a los brazos del español, quien lo separo de él por un momento para dejar las flores a un lado y empezar a besarlo con fervor, pero justo en ese momento el ariano recordó lo que había visto los días anteriores entre el caballero de Piscis y es ibérico.

--Shura—dijo recuperando el aliento.

--¿Qué pasa Mu?

--Vi que Afrodita te abrazó un día y…

--Debió ser el día en que le confié que te quería, estaba tan contento por mí que me abrazó en las escaleras rumbo a Acuario.

--¿Y porqué pasaban tanto tiempo juntos?

--Por las rosas, una vez que las conseguí por poco las mato antes de que florecieran, le pedí que me ayudara y me enseñó como cuidarlas.

--Pero cuando te pregunte me dijiste que salías con él.

--Como amigos, y tu solo me preguntaste si salía con él y si mal no recuerdo te dije que a veces—Shura abrazó a Mu con cariño—No quiero que tengas dudas, para mi no hay nadie más que tu—y empezó a besarlo de nuevo—Quería decírtelo cuando las rosas florecieran, solo por eso espere, tuve que pasar todo el día en el pueblo hasta que encontré el macetero adecuado.

--¿Adecuado?

En ese momento Mu le prestó más atención a la plante, era verdad, los motivos eran el símbolo de Aries, tuvo que sonreír, Shura se había preocupado hasta del más mínimo detalle por él.

--Shura, te amo tanto Shura.

Y sin soltarlo ni dejar de besarlo, Mu se llevo al caballero a su recamara y sin tener que decir una sola palabra al respecto empezaron a quitarse la ropa y quedaron sobre la cama del ariano.

--¿Estás seguro de esto?—pregunto el capricorniano acariciando el rostro del otro.

--Tan seguro como mi amor por ti—respondió con una sonrisa.

Shura no necesito más para seguir besándolo y acariciándolo con entusiasmo mientras que Mu se entretenía acariciando su cabello y su espalda; el español empezó a descender por el níveo cuerpo de su amor hasta llegar a su miembro que estaba erecto ante sus caricias, lo beso con ternura antes de meterlo por completo en su boca y sintió como su compañero se estremeció por el contacto, entonces comenzó a mamar con delicadeza pero poco a poco aumento la velocidad y la fuerza hasta que sintió que el ariano iba  a venirse, lo dejo por unos momentos para que ambos recobraran el aliento, volvió a descender entre las piernas del caballero de cabello lila pero esta vez empezó a dilatar su secreta entrada con su lengua, procurando humedecerla todo lo que podía, introdujo uno de sus dedos que provocó un gemido por parte del otro, unos momentos después se le unió un segundo, podía sentir como las caderas de su amante se movían tratando de acelerar las cosas, retiró sus dedos, tomó a Mu por la cintura y lo penetro con tanto cuidado como pudo, lo que no era sencillo porque el otro estaba muy estrecho, dolía un poco pero ninguno de los dos se iba a detener en ese instante. Cuando llego tan dentro como pudo, el ibérico se quedo quieto por unos momentos, se inclino a besar a su amor con dulzura y la sonrisa del otro le indico que podía empezar a moverse, y así lo hizo. Los movimientos eran tranquilos al inicio pero se hicieron más apasionados hasta que ambos gemían con pasión, en algún momento entre sus embestidas el de Capricornio sujetó el sexo de Mu y lo masturbaba al mismo ritmo que lo penetraba, el guardián de Aries no pudo aguantar más y se corrió con fuerza mientras intentaba decir algo que parecía el nombre del otro, mientras que su amante lo seguía unos momentos después.

Mu lo abrazaba con toda la fuerza que le quedaba, lo amaba tanto, apenas si podía creer que era correspondido.

--Shura—dijo con suavidad.

--Dame unos momentos—le respondió el otro.

Y fue cierto pues el de Aries se sintió bastante sorprendido cuando, sin salirse, Shura empezó de nuevo a moverse en su interior, aunque esta vez con más fuerza, lo cual no le molesto en lo más mínimo, y en esta ocasión terminaron al mismo tiempo, gritando el nombre del otro con pasión.

Una vez que estuvieron tranquilos y descansaban un poco, Shura sostenía a Mu con suavidad en sus brazos, mientras que éste le acariciaba el pecho.

--¿Puedo quedarme hasta mañana? Necesito un lugar para esconderme hasta saber que todo esta bien.

--Claro que puedes pero ¿de que necesitas esconderte?

--De Kanon.

--¿Porqué?

--Porque él y Afrodita tienen tiempo viéndose, y no creo que le haya gustado lo que dijiste en Piscis.

--¿Así que era él?

--¿De qué hablas?

--No te preocupes, le explicaré todo y me disculparé por lo ocurrido, después de todo fue mi culpa por estar confundido.

 

FIN

Notas finales: Es la primera vez que me animo a subir algo de lo que he escrito, no se si sea muy malo o al menos aceptable, espero que les guste y sean clementes con sus críticas, gracias por leer.

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