Una noche al año el mundo se paraliza para observar LA MET GALA, el evento más esperado del año en cuanto a moda se refiere, los trajes de diseñadores veteranos y novatos se hacen presentes, y los artistas, actores y modelos invitados muestran su marca personal en la ropa que visten; las celebridades hacen gala de sí mismos al caminar y pasearse por la alfombra roja que lleva al salón principal, sin embargo, la trayectoria es lo más llamativo para todos.
Esta noche era muy especial para el mundo del espectáculo, y más aún porque se esperaban noticias de uno de los modelos más cotizados del año, había debutado apenas dos años atrás y hoy en día se había ganado el respeto y admiración de muchos diseñadores en el medio, su nombre era Deidara Namikaze; grande fue la sorpresa ya que al ser un varón el estigma que debía representar no era algo propio, sin embargo él rompió con cada prejuicio, ya que no solo modelaba trajes sastres, pantalones, deportivos distintivos de la moda masculina sino que iba más allá portando vestidos, faldas, ligueros, accesorios que lo hacían lucir excéntrico, pero todo en un perfecto equilibrio que causaba que todas las miradas se posaran sobre él.
Esa noche no era la excepción, Deidara lucía un hermoso vestido con cuello V y un escote que mostraba parte de su cuerpo, sin llegar a los extremos, ya que dos rosas de gran tamaño sobresalían de sus hombros, haciéndolo lucir exquisito, los pliegues alrededor de su cintura la enmarcaban y la espalda descubierta, más una larga cola y abertura en las piernas le daban el toque de extravaganza a su atuendo brillando en un llamativo color rojo. El traje era hecho a su medida y al mezclarse con él parecía que un bello joven florecía de las mismas rosas llamando la atención de cada uno de los espectadores. Como modelo era uno de los más esperados y encontrarlo en un atuendo rojo con el cabello semirecogido adornado con un sútil palillo chino, lo era todo. Además parte de su cabello caía ligeramente sobre uno de sus ojos azules, sumándole un mayor atractivo.
Al llegar al salón las fotografías no se hicieron esperar, el ruido de las cámaras inundó todo el ambiente, las luces se disparaban desde diferentes direcciones y los gritos resonaban por todo el lugar; múltiples cámaras retrataban tal momento, y sus flashes cegaban a quiénes no estaban acostumbrados.
Ciertamente Deidara lucía hermoso en la Gala, pero algo que captó la mirada e incertidumbre de la multitud fue que muy cerca de él había un hombre que con mucha atención acomodaba su vestido rojo, no era ningún miembro del staff, tampoco era su agente, era alguien que ha decir verdad era muy apuesto; un joven pelinegro que con un impecable conjunto oscuro y una coleta baja encajaba en el cuadro que protagonizaba Deidara.
En su traje tan oscuro y uniforme como lo era el negro solo resaltaba una rosa roja cercana a su corazón. Parecía acercarse mucho a Deidara con pequeños toques de mano, los cuáles el ojiazul no tenía con ningún otro ayudante, incluso se le veía animado y feliz con un brillo distinto en los ojos. Si eras muy perceptivo podías notar que se escuchaban susurros de su parte y su acompañante daba cabeceos de vez en cuando en negativa.
Entre los gritos se escuchó la voz de Deidara diciendo –Ven, acompáñame Itachi - san- y su compañero parecía no escucharlo, no parecía una persona tímida sin embargo se negaba a aceptar su petición, se mantenía un poco lejano, pero a pesar de ello en su rostro no podía ocultar la admiración que tenía hacia el modelo.
En un instante al querer Deidara acercarse más y más, ocurrió un accidente a mitad de la pasarela, sin querer el ojiazul se tropezó y trastabilló, al momento de casi caer al piso fue sostenido por el más alto, pero su pie se enredó con su vestido, el resultado fue un tobillo lesionado; durante el resto del camino el chico de cabello negro se dedicó a escoltar a Deidara tomándolo de la cintura y en ocasiones levantándolo por completo, escena que conmovió a muchos de los espectadores y las fotografías no se hicieron esperar.
La mirada del menor se iluminaba con tales acciones, y el agarre a su hombro se notaba firme como si nunca quisiera desprenderse de él; en un acto reflejo, Deidara alzó los labios y cerró los ojos un breve instante, el pelinegro se sorprendió, dio vuelta a su cabeza, y desvío su mirada. Deidara esperanzado abrió los ojos para darse cuenta que lo habían rechazado, su semblante cambió al momento, y en un acto de enojo hizo un esfuerzo por bajarse a pesar de que el otro no quería dejarle; pidió rápidamente a otro de los acompañantes del staff que se encontraba a su alrededor que le tomara, situación que provocaría que alguien más lo sostuviera como lo había hecho Itachi anteriormente; el ayudante dudó un poco en acercarse, después de todo conocía el carácter de su acompañante y más en situaciones que se relacionaban con el rubio.
Itachi no muy conforme con esto le miró serio, primera vez que se notaba un cambio de emoción en su semblante, Deidara no se inmutó, había perdido su oportunidad y él se lo haría notar. Para mostrar una vez más su inconformidad Itachi lo tomó del brazo, no lo dejaría ir tan fácilmente; ante aquella acción el rubio solo tuvo que hacer un gesto para que, pese a toda su negativa anterior, el mayor siguiera su petición.
Deidara utilizó su dedo índice demandando que se acercara, mostrando con gracia un anillo rojo, Itachi al verlo comprendió perfectamente, era ese momento que quiso evitar toda la noche; notando el hecho de que Deidara fue quien llamó a otro para acompañarlo faltaba poco para que le pidiera a este mismo cargarlo, y eso él no lo iba a permitir, así que aunque no quería y sin estar muy convencido, cedió ante él; con pasos determinados se acercó a Deidara, lo tomó de la cintura y se paró orgulloso a su lado, en un instante la sonrisa de Deidara volvió y en un suspiro Itachi dejó salir todas sus preocupaciones.
El joven que se hacía cargo de la cola de su vestido no era un simple miembro del staff, Deidara no lo había invitado para arreglar esos detalles, para ello él tenía personas que lo ayudaban con eso; Deidara solo quería que el pelinegro asistiera como su pareja, a duras penas pudo ponerle una flor roja que hiciera juego con su traje, y con pequeñas acciones siempre trató que se parara junto a él, el ojiazul no quería salir solo en las fotografías, quería salir con la persona que había escogido para acompañarle durante toda la noche, y más tiempo si el otro estaba dispuesto, no solo le quería en la gala sino en todos los momentos que formarían parte de su vida a partir de ahora, porque le amaba.
Itachi lo entendía, pero sentía que Deidara era demasiado para él y él simplemente era parte de su escolta; no podría olvidar la cara que hizo la primera vez que lo llevó a un evento, se sorprendió de sí mismo al quedar cautivado por el rubio y Deidara pudo notarlo, a partir de ahí todo comenzó; pero ya leería todos los chismes mañana, ya vería el resultado de sus acciones, por el momento solo disfrutaría del bello ser que le pedía únicamente estar a su lado. Con orgullo lo tomó de la mano y lo llevó del brazo todo lo que restaba de la alfombra roja, incluso con atrevimiento lo sujetó de la cintura y con las sonrisas constantes que le brindaba el ojiazul no pudo evitar robarle algunos besos que fueron concedidos con la felicidad más absoluta, Deidara era alguien muy fácil de leer.
…
Al día siguiente mientras leía una revista esperando por Deidara para una sesión de fotos, casi escupe su taza de té al leer el siguiente texto:
Noticia de último momento: “Parece que la Pareja de Deidara – sama, está demasiado preocupado porque su pareja luzca bien, es todo un caballero”, “Deidara – sama ha escogido correctamente”, “Tiene buen gusto”, “Serán la pareja del año sin duda alguna”.
Todos eran comentarios positivos y aceptando su relación, nada más alejado de lo que había imaginado; leyendo los comentarios Itachi se sentía un tonto, parece que todo el mundo lo sabía, y él aun así había tratado de ocultarlo.
El rubio al ver su rostro conmocionado solo pudo reír, él mismo había dado la noticia cuando le preguntaron por su acompañante, no dudó en decir que era su pareja, incluso lo señaló, pero Itachi estaba demasiado pendiente de acomodar su vestido y apartarse de las cámaras que no notó nada de lo que sucedía a su alrededor.
Deidara sabiéndose culpable se guardó este hecho para sí mismo y le dio un pequeño beso a Itachi en la mejilla, estaba muy alegre de haberlo llevado a la MET GALA; ahora lo emocionaba mucho más el próximo año.