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Niños por zion no bara

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Notas del fanfic:

Es una historia corta, espero que les guste.

Notas del capitulo: Quería algo de esta pareja, espero que les guste.
 

 

Estaba ante la realidad, ya tenía tiempo y sin embargo le parecía que era como el primer día desde esa cena con su pareja de tantos años.

--¿Te sucede algo?-le había preguntado a su esposo.

El otro hombre se había paseado nerviosamente por la habitación desde hacia un rato y lo estaba inquietando también a él, desde hacía un tiempo que las cosas estaban en un punto gélido pero parecía que en las horas pasadas algo sumamente inquietante ocurría y no dejaba a su compañero en paz.

--No ocurre nada-fue la respuesta que escuchó.

--Terminaré de arreglarme en unos momentos-le había dicho.

Cada año en la empresa de su esposo se hacía una fiesta para celebrar el fin de año y se invitaba a todos los empleados, su compañero había ascendido en los años anteriores y en el último mes había llegado a la directiva, era un puesto importante y se lo merecía, había trabajado mucho para lograrlo. Sin embargo algo sucedía, el otro hombre lo miraba como tratando de decirle algo pero no se animaba a hacerlo.

Él seguía alistándose tratando de verse lo mejor posible aunque su aspecto físico estaba algo desmejorado, desde que las cosas en su relación empezaran a andar mal se había descuidado un tanto, su moderada depresión no se había revelado más que de esa forma y era evidente que a pesar de arreglarse ya no era aquella belleza que alguna vez fuera y que había enamorado a su pareja.

Finalmente estaba listo, podían irse, vio como de pasada a su esposo, seguía siendo un hombre muy apuesto y vestido como estaba esa noche se veía más atractivo aún pero seguía sumamente nervioso, fue al llegar a la puerta de la casa que no pudo seguir callado.

--Shaka-lo había llamado antes de que abriera la puerta.

--¿Qué sucede Saga?

--Es por la fiesta.

--¿Qué hay con ella?

--No quiero que vayas.

--¿Por qué?

--Es momento de ser honestos Shaka.

--¿A qué te refieres?

--Yo...estoy con alguien más.

Eso ya lo sabía, sin embargo no le había reclamado nada sobre el asunto pero veía que se trataba de algo más.

--Shaka, quiero el divorcio.

Por un instante sus ojos azules se quedaron inmóviles, tratando de definir que se suponía que debía hacer o decir pero no encontró nada para actuar, solamente salieron unas palabras de su boca.

--Esta bien.

Había dado vuelta y regreso a su habitación sin decir nada más, tan solo se había encerrado en si mismo tal como se encerraba en esa habitación, escuchó que el otro se marchaba y no lo vio de nuevo hasta dos días después cuando fue por su ropa; él no le dijo nada, no tenía nada que decirle, además de que casi todo ese tiempo lo utilizó en llorar y sabía que a su compañero le desagradaban sobre manera las lágrimas.

La separación había sido sumamente rápida, solo entonces, mientras se llevaba a cabo el juicio, se dio cuenta de que el otro ya tenía tiempo planeando todo y no terminaba de comprender porque había esperado hasta el último momento para decírselo, sin embargo así lo había hecho y no pudo hacer otra cosa que aceptar. El acuerdo final no fue muy fructífero para él, cuando se casaron lo hicieron por bienes separados y como su esposo era un excelente proveedor le había pedido que no trabajara para hacerse cargo de la casa lo complació, así que cuando se terminó su matrimonio no tenía nada, nada aparte de esa depresión que lo había consumido desde hacía meses y de la cual nadie quiso hablar. A pesar de todo no se porto tan mal, al menos eso dijeron los amigos, quienes por cierto apoyaron a su compañero, le dejo la casa, solo la casa y gracias a eso y a un excelente abogado se libro de tener que pasarle una pensión.

En un principio creyó que tenía que luchar, hacer algo, pero no tenía fuerza ni ánimos para hacerlo ¿para qué? Lo único que quería era estar a solas y que nadie se acercara, después de todo al menos eso si lo obtuvo. En cuanto el divorcio fue un hecho no tenía la menor idea de que hacer; conforme su matrimonio empeoraba también lo hizo él, había subido de peso y no sabía hacer otra cosa que lamentarse, después de la separación sencillamente dejo de comer pero seguía llorando, paseaba por la casa como si fuera un sonámbulo, su ropa prácticamente le flotaba pues había adelgazado demasiado, su cara estaba demacrada y amarillenta, sus ojos parecían cuencas vacías, su largo cabello rubio había perdido su brillo y él ni siquiera se había dado cuenta pero aún de hacerlo no le hubiera importado.

Llegó un momento en que tuvo que enfrentarse con la realidad, la primera era que no podía sostener la casa y la segunda era que no tenía un centavo ni a nadie a quien recurrir, podía seguir lamentándose pero también debía sobrevivir. Se decidió por vender la casa, los muebles, los adornos, gran parte de su ropa que era de diseñador, logró reunir un pequeño capital que le permitiría hacer otra vida en otro sitio, al menos eso fue lo que deseo cuando tomó su única maleta y se marchó.

Se había instalado en otra ciudad en un sencillo departamento, buscó empleo y se dispuso a seguir con su vida. Desafortunadamente había contratiempos en eso planes, para empezar el del trabajo, no había terminado sus estudios por casarse y no había muchos empleos para alguien que no podía comprobar que sabía hacer algo y su vida se limitaba a levantarse, comer, dormir, y a veces ni eso.

Después de días de búsqueda había conseguido instalarse en una pequeña oficina como un simple archivista, el único empleo que pudo conseguir, los demás lo trataban con amabilidad pero no lo incluían en su vida, les parecía que había algo en él que provocaba aversión, no sabían qué pero no lo iban a andar averiguando.

--Necesito estos archivos de inmediato-dijo uno de los contadores acercándose y dándole el nombre.

Sin una sola palabra los buscó y se los entrego, el otro se dio vuelta y no cruzaron más palabras, simplemente el rubio sentía que no tenía nada que decirles a los demás.

--¿Tienes los archivos Camus?-le preguntó otro al contador.

--Aquí los tengo Milo-respondió.

--No tardaron.

--Se los pedí al de cabello rubio.

--Ah. Yo a veces prefiero la tardanza.

--¿Por qué?

--No se, se me hace raro.

--Mientras trabaje no me interesa si es raro.

--Bueno, tienes razón.

Y dejaron de inmediato el tema para seguir con su trabajo, el resto de la oficina pensaba más o menos lo mismo de Shaka si se detenían por alguna razón a pensar en él, ni siquiera sabían su nombre.

Los días transcurrían lentamente, muy lentamente para Shaka, cuando terminaba el trabajo él tan solo regresaba a su departamento y no hacía nada, prendía el televisor para que se escuchara algo y nada más, no salía más que para hacer algo de compras de despensa, no tenía amistades ni a nadie a quien llamar o que lo llamara, su vida transcurría en completo silencio y soledad.

Un fin de semana Shaka lo había utilizado para hacer sus compras, nunca tardaba mucho en eso, regreso a su departamento y se puso a limpiarlo, lavó su ropa y fue todo lo que tenía que hacer, como no quedaba nada y tan solo quería matar el tiempo se puso a leer la hoja de una revista en la que le habían envuelto algo, no era nada interesante pero vio un pequeño artículo, lo leyó dos veces antes de pensar en ello realmente.

El pequeño artículo hablaba de una casa hogar sostenida con esfuerzo, lo que pedían era que las personas apadrinaran a uno de los pequeños para que pudieran ir a la escuela, la cantidad no era muy grande, venía la dirección para quien se interesara. En un primer momento el de cabello rubio lo dejo pasar ¿Qué tenía eso que ver con él? Todos en el mundo tenían problemas. Sin embargo siguió pensando en el asunto, tanto que sacó la hoja del bote de basura y releyó el artículo, sin poderse explicar del todo su actitud de no ser más allá de sentimentalismo se dirigió al banco al día siguiente y envió una orden de pago para el lugar pero al regresar a su casa se dio cuenta que no tenía la menor emoción por lo que había hecho.

--Fue una tontería-se dijo a si mismo.

Durante la semana siguió con su monótona y habitual rutina, eso se lo esperaba, lo que no esperaba del todo fue que tenía una carta en su buzón una tarde que llegó a su departamento. Era del lugar al que había enviado el dinero. Le agradecían que fuera una persona tan caritativa y amable, además le enviaban los datos y una foto del pequeño que le asignaban y había una petición: le escribían que el niño deseaba escribirle para darle las gracias, si no se oponía por supuesto.

En un principio Shaka no supo que hacer ni que pensar, no creyó que le responderían tan rápido pero supuso que al haber dinero de por medio no era tan extraño. Vio con cuidado los datos y la fotografía, era un niñito macilento de ojos azules y cabellos rubios, había perdido a su madre en un accidente y no tenía a nadie más.

--Como yo-se dijo a si mismo.

Leyó el remitente y escribió unas breves líneas sobre estar de acuerdo pues según él los niños no eran tan dados a escribir y si este lo hacia sería por obligación pero no le importaba mucho realmente. Envió la carta que parecía más una nota y dejo de pensar en ello.

Sin embargo tuvo que pensarlo de nuevo cuando pasados unos días encontró un sobre blanco en su buzón, leyó el remitente y vio con cuidado la misiva, era particular, más que nada por las letras garrapateadas que decían su nombre y el remitente, decía que era de Hyoga. Entró a su departamento y se dispuso a leer.

"Hola señor Shaka:

Escribo porque deseaba darle las gracias por ayudarme, nadie lo había hecho y me alegra que lo hiciera, ahora puedo estudiar y..."

Para sorpresa del rubio el pequeño Hyoga había llenado tres hojas por ambos lados escribiéndole todo lo que hacía, le hablaba del lugar en el que se encontraba, de sus amiguitos y que le gustaba el color blanco y los dulces, le había escrito como si fuera alguien quien quisiera que lo conociera, por último le hacía una pregunta.

"Me gustaría saber como es ¿Me podría enviar una foto? Prometo que la cuidaría mucho, por favor, de verdad que la cuidaré"

Shaka leyó tres veces la carta por completo, no parecía que fuera una carta dictada ni mucho menos, además era en cierta forma agradable que alguien le enviara noticias, se quedo pensando un poco más en lo de la foto, no estaba por demás, después de todo él tenía una del pequeño Hyoga. Se dispuso a hacerlo pero pasó delante de un espejo, se veía cada mañana y sin embargo fue como si en ese instante se viera realmente y lo que vio lo asusto un poco: sus mejillas estaban sumidas y sus ojos se veían enormes en su cara pálida y marchita.

--Si me ve así Hyoga se asustara bastante.

Tenía que hacer algo al respecto. Lo primero fue escribir una carta a ese pequeño rubio en la que le decía que enviaba una foto y esperaba que le gustara, después se puso a buscar entre su ropa algo que no se viera tan mal en él, encontró un bonito traje azul pálido que no usara en mucho tiempo, mucho antes de su divorcio, se lo midió y no le quedaba tan mal, sin embargo se convenció que su aspecto era el que realmente no ayudaba mucho, así que fue a una estética y se arregló el cabello un poco, compuso lo mejor que pudo su rostro y fue a un centro de fotografiado cercano.

--En un momento lo atendemos-le dijo una amable encargada.

Mientras esperaba se preguntaba si era una buena idea seguir con eso pero no tuvo mucho tiempo para dudas pues lo llamaron.

--Puede pasar.

En el interior del pequeño estudio había un señor un poco mayor, lo recibió amablemente.

--¿Desea alguna fotografía en especial?-le preguntó.

--Pues, solo es una foto para alguien.

--¿Qué le parece una postal? Son buenas para obsequiar.

--Esta bien.

--¿Desea algún fondo en particular?

--¿Fondo?

--Si, puede verlos.

Le mostró un catálogo con varias imágenes, una especie de campiña, bosques, la fachada de una iglesia, se decidió por una que parecía una imagen de otoño por las hojas que caían entre cafés y doradas.

--Muy bien, en un momento estará listo todo-dijo el fotógrafo.

Unos momentos después Shaka se encontraba sentado con una de sus manos sobre la otra delante de una especie de cartel con la imagen que había seleccionado.

--Levanté un poco el rostro y miré hacia el frente-le pidió el técnico.

Y así lo hizo pero el caballero no se terminaba de convencer.

--Sonría un poco, se ve algo triste así.

Por un segundo estuvo a punto de dejarlo todo pero el de ojos azules sintió que ese pequeño se merecía la foto y fue la idea de ese niño lo que hizo que lograra sonreír suavemente.

--Muy bien-dijo el hombre tras la cámara-La tendrá en dos días.

--¿No podría ser antes? Es que debo enviarla-dijo el rubio.

--Bueno...no hay mucho trabajo así que supongo que puede estar para mañana.

--Gracias.

Al día siguiente fue a recoger su foto, al verla se quedo un poco sorprendido, no se veía tan mal como había imaginado, de hecho se veía mucho mejor de lo que esperaba, de inmediato incluyo la imagen y envió la misiva a su remitente.

Y fue de esa manera que dio inicio una nueva etapa en su vida que no se esperaba, seguía siendo muy silencioso y se mantenía al margen de las demás personas pero se encontraba esperando por esas cartas de un pequeño niñito rubio que ya no solo le hablaba de si mismo sino que además le preguntaba sobre él; después de la fotografía le había escrito que parecía un caballero muy distinguido, incluso que algunos de los otros niños que habían visto la foto dijeron que parecía actor de cine. Esas palabras lo hacían sonreír.

Una de las misivas que le llegó le tenía una noticia particular.

"Hay  una cosa que me preocupa señor Shaka, me gustaría pedirle un favor, se que ya hace bastante por mi pero esto es importante, mi amigo Shiryu tiene una hermanita, los dos están aquí pero nadie los apadrina ¿podría hacerlo usted? Los dos son muy listos, más que yo, se lo juro, por favor ¿podría hacerlo?"

El rubio se quedo pensando ¿apadrinar a otros dos niños? Eso era un gasto extra y no estaba seguro de que pudiera solventarlo en esos momentos pero por otra parte tampoco sabía como decirle que no a ese niño. Tendría que pensarlo antes de escribir su respuesta.

Seguía dándole vueltas al asunto en su trabajo cuando escuchó una conversación entre Milo y Camus, no porque espiara sino porque los demás en la oficina lo ignoraban y no se tomaban la molestia de tomarlo en cuanto si estaba cerca.

--¿Esa suma solo por unos archivos?-preguntaba Camus.

--Lo siento-respondió Milo-Pero no encontré traductores que cobraran menos de eso, y lo hacen por cuartilla.

--Esto es un robo ¿Qué tan difícil puede ser traducir del italiano?

--Pues si quieres una buena traducción y con los términos técnicos bien utilizados me temo que no queda más que pagar.

El de cabello rubio escuchaba atentamente, tal vez hubiera una posibilidad de tener algo de dinero extra.

--Yo podría hacerlo-dijo un poco tímido Shaka.

Los dos hombres voltearon a verlo con cierta suspicacia.

--¿Hablas italiano?-preguntó Milo receloso.

--Si-respondió el rubio.

--Esto es importante, lo siento pero necesitamos a un experto-dijo Camus.

--Yo hablo italiano desde pequeño-agregó Shaka-Y no tengo problemas para traducir los términos técnicos de la oficina, los conozco todos. 

Pero los otros dos hombres parecían dudar de sus palabras, entonces agregó algo que disipó los temores.

--Necesito el dinero, pediría la mitad de lo que cobraría cualquier otro.

Y con eso no tuvieron más dudas los otros dos hombres.

--Podemos intentarlo-dijo Camus.

Shaka estaba contento con esa oportunidad y cuando le entregaron los archivos se puso a trabajar de inmediato en ellos, primero los leía, luego grababa lo que iba leyendo y finalmente transcribía las cintas a máquina, tardó menos de lo que los otros dos hombres esperaban y cuando les dio el trabajo a Camus y a Milo se mostraron sorprendidos de que terminara tan rápido y que fuera tan eficiente pues no había el menor error en los escritos.

--No creí que lo harías tan bien-dijo Milo abiertamente.

--Gracias-respondió el rubio sin saber si se trataba de un halago o qué.

Le pagaron lo acordado pero desde ese momento cuando necesitaban que algún documento o archivo les fuera traducido recurrían a él inmediatamente, incluso le permitieron usar una de las computadoras del lugar para que transcribiera de inmediato, no pudieron evitar notar que era un excelente mecanógrafo y que manejaba a la perfección los programas que se utilizaban en la oficina.

Por su parte el de largos cabellos rubios se sentía mucho mejor, más cuando le llegó la respuesta que esperaba pues había escrito pidiendo apadrinar a los pequeños Shiryu y Sunrei, junto con sus datos le llegó un breve informe de su vida, no era tan distinta de la del pequeño Hyoga, huérfanos desde pequeños habían vivido con un abuelo por un tiempo pero el señor había fallecido también quedándose solos. Las fotos mostraban a unos pequeños de cabellos negros pero mirada amable, se sintió bien de poder hacer algo por ellos aunque fuera mínimo. Más aún cuando ya no solo recibía una carta, ahora eran tres misivas las que lo hacían sentirse como si valiera la pena vivir de nuevo y esforzarse por salir adelante.

Incluso en el trabajo mejoraba. Antes simplemente se había dedicado a un silencioso y oscuro trabajo, con el tiempo se había convertido en un ávido trabajador que siempre buscaba hacer todo de la manera más eficaz posible y mejorar a cada instante; y los demás se empezaban a dar cuenta de esos cambios.

--Hola Shaka-lo saludaba una ocasión Milo.

--Hola.

--¿Podrías darme este archivo?-dijo mostrándole el nombre.

--De inmediato.

Cuando el joven se alejó el de cabellera azul dio una ojeada por el sitio y se dio cuenta que lucía diferente, más personalizado por decirlo de una manera, entonces su vista recayó en un pequeño espacio de un estante en la que había las fotos de unos niños (pues Shaka había hecho que le sacaran copias para tenerlas en su trabajo además de las de su casa), le llamó un poco la atención y cuando el de cabello rubio regresó con lo que le había pedido tuvo que preguntarle al respecto.

--¿Quiénes son? ¿De tu familia?

--Como si lo fueran-fue la respuesta de Shaka.

Le explicó brevemente al otro hombre cual era su relación con los pequeños y el de azulada cabellera se quedo bastante asombrado de lo que escuchaba, no se imaginaba que ese joven que trabajaba en cargos menores fuera tan altruista como para apoyar a niños sin recursos pero le dejo una muy grata impresión, tanto que no dudo en comentarla con algunos otros miembros de la oficina que a su vez cambiaron su forma de ver al joven, les daba la impresión que lo habían juzgado mal solo por no intentar conocerlo mejor.

A partir de entonces Shaka se vio atentamente tratado por sus compañeros, era invitado cordialmente a compartir tiempo con ellos y se mostraban interesados en conocerlo más, por su parte el de ojos azules se mostraba más abierto y tratable con ellos, incluso llegó a ir a comer con los demás y conversaba cuando tenía tiempo libre.

Fue en ese tiempo que le escribieron algo sus pequeños apadrinados. Cada uno le había escrito sobre un pequeño que había llegado y se había hecho su amigo pero no encontraba un favorecedor, le preguntaban si no podría hacerlo él y le aseguraban que era un buen niño.

"Es muy alegre y siempre que jugamos me elige en su equipo" decía Hyoga; "Me cuida cuando corremos por el patio" escribió Sunrei; "Si ve a otro triste siempre encuentra la forma de hacerlo reír" expresaba Shiryu. Y había una carta más con las de ellos.

"Hola señor Shaka, mi nombre es Seiya, soy amigo de Shiryu, Sunrei y Hyoga, se que usted ya tiene a ellos tres como sus protegidos pero me gustaría que me aceptara para poder estudiar, si acepta le prometo que me portaré bien y estudiaré para ser tan listo como Shiryu, mejor como Hyoga, nadie es tan listo como Shiryu. Sunrei dice que usted tiene un gran corazón y se que Sunrei no miente nunca, espero que me acepte, gracias." Esa carta había llegado con la de Hyoga, sin duda a espaldas de los encargados, le pareció divertido hasta cierto punto que las cosas se desarrollaran de esa manera pero sabía que no le era posible costear por el momento lo que le solicitaba ese pequeño, aunque le hubiera gustado poder hacerlo.

Estaba en su trabajo y seguía dándole vueltas al asunto cuando le hablaron.

--Buenos días Shaka.

--Buenos días Camus.

--Me gustaría hacerte una propuesta.

--¿De qué se trata?

--¿Conoces a Aioros?

--Si, es uno de los asistentes.

--Anunció que se va a fin de mes.

--No lo sabía.

--Va a estar vacante su puesto ¿Por qué no aplicas para solicitarlo?

--¿Yo?

--Si, eres bueno como secretario y conoces el funcionamiento del lugar, te recomendaría para el puesto.

--No estaría mal.

--Además trabajarías menos horas a la semana y el salario es mejor, ya sabes que algunos han subido a recursos humanos después de ser asistentes.

Fue esa idea la que terminó de convencerlo que valía la pena intentarlo.

Cuando Shaka se presentó para solicitar el puesto no tuvieron inconvenientes en aceptarlo pues ciertamente sabían que tenía la capacidad para desarrollarlo y les resultaba un muchacho simpático y trabajador, fue gracias a eso que el de ojos azules escribió solicitando poder custodiar al pequeño Seiya, en respuesta obtuvo la foto de un pequeño y sonriente morocho que empezó a escribirle igual que los otros pequeños con regularidad.

El trabajo iba bien, su vida mejoraba y por lo mismo el aspecto de Shaka también se renovaba, su cabello era brillante y sedoso nuevamente, sus azules ojos chispeaban alegremente y su sonrisa se había vuelto algo cotidiano, así pues no era tan extraño que hubiese invitaciones de algunos compañeros que no solo pensaban que era agradable sino también muy apuesto. Sin embargo Shaka aún no se sentía con ánimos para pensar en una pareja, cierta parte de él seguía deprimido y no se encontraba atractivo como hombre, sin importar que la pequeña Sunrei le hubiera dicho en una de sus cartas que parecía un príncipe.

Las cosas en el trabajo estaban tomando un giro particular cuando se dio a conocer la noticia de que habría algunos cambios, la empresa había sido adquirida por un consorcio multinacional, no se despediría a nadie pero algunas personas tendrían que ser reasignadas para cubrir nuevas plazas y permitir la entrada de nuevo personal que llevara el nuevo trabajo que aumentaría sin duda. Shaka fue ascendido a asistente de Camus quien ahora ya era gerente, eran buenas noticias, tanto que les había escrito a sus pequeños un poco al respecto y ellos lo felicitaron cálidamente, escribiéndole alegres líneas al respecto.

Por unas semanas las cosas se mantuvieron en orden, no parecía que ocurriera nada fuera de lo común excepto porque Shaka tuvo que hacer frente a un par de cuestiones, la primera le pareció la más urgente y era nuevamente por intervención de sus pequeños. Le escribieron diciéndole que había un problema para unos de sus compañeros, resultaba que eran hermanos pero la casa hogar estaba en su límite y no podía sostener a ambos y nadie los había tomado bajo su cuidado, así que uno de ellos tendría que irse, obviamente los niños no querían separarse de la única familia que les quedaba y ellos le pedían ayuda para que no lo permitiera, le decían que el más pequeño, Shun, había llorado mucho cuando lo supo y que su hermano mayor, Ikki, se veía desesperado por la posibilidad de que los separaran.

El rubio hubiese aceptado sin vacilar pero debía ser honesto, a pesar de que su salario era mejor ya era una suma algo fuerte la que debía costear cada mes, dos pequeños más requeriría de un esfuerzo mayor, no creía posible hacer algo por ellos en esa ocasión. De todas formas realizo un presupuesto personal para ver sus gastos y sin embargo supo que no podía con un gasto de ese tipo...a menos que tuviera un aumento. Con eso en mente fue a hablar con su jefe por la mañana pero lo encontró ocupado con algunas personas así que tendría que esperar.

Mientras esperaba alguien deambulaba por las diferentes oficinas como si buscara algo, así que se decidió por orientarlo.

--Buen día ¿puedo ayudarlo?-preguntó el rubio amablemente.

--Solamente observaba-le respondió el otro hombre con un acento particular.

--De acuerdo, si necesita algo solo pídalo.

--Muy amable.

El hombre seguía mirando por el lugar mientras el de ojos azules trabajaba pero también se quedo mirándolo discretamente, le pareció que el de cabello dorado era bastante guapo, lo suficiente para querer hablarle de nuevo.

--Disculpe.

--¿Si?-preguntó el de la oficina.

--Me gustaría saber a que hora almuerza.

--¿Por qué quiere saber eso?

--Para invitarlo.

--Perdone pero no lo conozco y ni siquiera se qué hace aquí.

--Mi nombre es Death Mask y soy nuevo en la empresa ¿Cómo se llama usted?

--Mi nombre es Shaka.

--¿Ve? Ahora nos conocemos ¿Qué me dice de almorzar juntos?

--Se lo agradezco pero tengo trabajo, es mejor que adelante para estar bien ante mi jefe.

--Su jefe es un explotador si no le permite ir a almorzar.

--Tengo que darle una buena impresión porque necesito pedirle un favor.

--¿Un favor?

--Si, necesito pedirle que me aumente el salario.

--Vaya, por eso esta trabajando de más.

--No malentienda, siempre trabajo, mi jefe lo sabe pero si no me puede subir el sueldo al menos le pediré horas extras.

--¿Necesita el dinero?

--Podríamos decir que si.

--¿Algo importante?

--Hay unas personas que cuentan con mi ayuda.

--Comprendo, espero que su jefe le ayude.

--Gracias.

El de cabello azul se alejó y en ese momento se abrió la puerta de la oficina y las personas con las que había estado hablando Camus salieron, era el momento que había esperado el rubio para hablarle.

--¿Alguien llamó Shaka?-preguntó Camus.

--No, nadie ha llamado ni lo ha solicitado.

--Bien.

--Perdone ¿podría hablarle de algo?

--Adelante.

Una vez que estuvieron dentro de la oficina el joven rubio se dispuso a exponer su punto sobre un aumento pero el otro hombre sabía que no era posible.

--Lo siento Shaka-le dijo Camus-Se que lo mereces pero por el momento no es posible hacerlo.

--Comprendo ¿Sería posible tener horas extras?

--Conoces la política al respecto.

--Si-dijo un poco decaído.

--Te diré algo, supe que buscaban a alguien que ayudara a traducir unos documentos, si es así podrías hacerlo pasar como externo en vez de cobrarlo con tu sueldo regular.

--¿De verdad?

--Una vez ya nos ayudaste con unos archivos, le diré a Milo que me pase los datos, él es quien sabe toda la historia.

--Se lo agradecería.

--De nada, en cuanto tenga algo te aviso.

--Muchas gracias.

Hasta la noche el joven tuvo los datos que necesitaba, aparentemente uno de los nuevos directivos necesitaba ponerse al tanto de algunas cuestiones en la empresa y querían que alguien lo orientara con parte de la documentación, eso era algo en lo que Shaka podría cumplir perfectamente.

Un par de días después tuvo toda la documentación en sus manos, la leyó tan rápido como pudo y la estudió hasta dominarla por completo, una vez que estuvo listo solo esperaba a que le dijeran cuando era la cita con el directivo. Lo ponía un poco nervioso la idea de tener que tratar directamente con uno de los jefes de los jefes pero también sabía que de hacerlo bien significaría una entrada regular en sus gastos.

Una tarde se dirigió directamente a una de las oficinas principales que se encontraba en el último piso del edificio, le dijo a la secretaria que tenía una cita y la señorita le dijo que lo esperaban y podía entrar. Una vez adentro una voz conocida le hablo.

--Hola Shaka.

En un principio el rubio no supo que hacer, tan solo miraba al otro hombre de cabello azul que lo observaba muy sonriente.

--Buenas tardes-lo saludó formalmente.

--¿Qué te pasa Shaka? Parece que nunca me hubieras visto.

--No sabía que era uno de los directivos.

--Eso no es tan importante.

Al menos para Death Mask no lo era y eso que era el miembro de la directiva mayoritario.

--Tal parece que trabajaremos juntos Shaka.

--Si, si me permite le explicaré los informes del último año.

--De acuerdo ¿Por qué no nos sentamos?

Y así lo hicieron, la explicación del rubio fue precisa y eficaz, marcó los puntos más importantes y cualquier duda que hubiera existido la contestaría perfectamente, al menos así hubiera sido si el otro hombre no hubiera estado tan interesado en solo mirarlo.

--¿Desea que le diga algo más?-preguntó Shaka.

--No, entendí todo perfectamente, gracias.

--Bien, entonces creo que me retiro.

--¿Por qué tanta prisa?

--Debo descansar, mañana tengo bastante trabajo.

--¿Por qué no vamos a cenar?

--Lo siento, no puedo.

--¿Alguien te espera?

--¿Qué?

--Bueno, noté que no llevas anillo pero bien puede haber alguien más.

--No, no hay nadie pero igual debo irme.

--Esta bien, me dará gusto verte de nuevo.

--Me retiro.

Un instante después la larga cabellera rubia había desparecido de la oficina pero a Death Mask le había resultado de lo más atractivo ese hombre aunque en realidad parecía tener algo importante que hacer para retirarse de la forma en que lo había hecho.

Y ciertamente Shaka tenía algo de prisa, apenas llegó a casa se dispuso a escribir pidiendo apadrinar a los pequeños Shun e Ikki si es que estaban de acuerdo, era en lo único que había pensado mientras trabajaba con Death Mask. No tardó en obtener una respuesta y que fue favorable, como las veces anteriores le enviaban los datos y las fotos de los pequeños, eran dos pequeñitos un poco opuestos pues mientras Shun tenía una dulce carita de ángel, Ikki se veía más fuerte y decidido pero ambos se querían sin duda, al menos eso se sentía en esas primeras cartas que recibió de ellos.

Los días pasaron más o menos iguales desde ese momento, no tanto en realidad pues Death Mask constantemente solicitaba la ayuda de Shaka con respecto a cualquier cosa de la empresa que bien podría haberle explicado alguien más pero el de cabello rubio aceptaba siempre pues no solo era un ingreso económico extra, también era una forma de mejorar en su hoja de trabajo, así que se veían con bastante regularidad y a veces conversaban sobre lo que hacían fuera de la empresa aunque no era frecuente.

--Hola Shaka-lo saludó una mañana Death Mask.

--Buenos días-respondió el rubio--¿Desea hablar con Camus?

--No, solo quería saludarte.

En ese tiempo Camus había ascendido y por lo mismo Shaka lo había hecho, no era tan extraño que tratara directamente con Death Mask. El de cabello azul entonces vio las fotos que estaban sobre el escritorio del rubio, no las había visto antes.

--¿Tus hermanitos?-preguntó el de cabello azul.

--No pero me gustaría que lo fueran, son como mi familia.

--¿De verdad?

--Si, me dieron razones para seguir con mi vida, no se lo que hubiera hecho sin ellos.

--Te importan mucho.

--Son lo que más valoro en mi vida.

--¿Cómo se llaman?

--Él es Hyoga, ellos son Shiryu y Sunrei, este es Seiya, y ellos dos son Ikki y Shun.

Se quedaron unos momentos más hablando de los pequeños y Death Mask pudo atestiguar cuan importantes eran esos niños para el de ojos azules, a cada momento le daba la impresión que entre más sabía de Shaka más quería saber.

--Me gustaría que siguiéramos hablando-dijo el de cabello azul--¿Por qué no vamos a cenar?

--Lo siento, no puedo.

Ese diálogo era común entre ellos dos, Death Mask lo invitaba a salir pero Shaka nunca aceptaba.

--¿Sabes Shaka? Eres difícil de convencer.

--Es solo que eres mi jefe, no creo que se vea bien que salgamos.

--¿Por qué no?

--Porque no.

--Igual te lo pediré de nuevo.

--Me temo que mi respuesta será la misma.

--Ya lo veremos-y lo dijo con una sonrisa.

Esa misma tarde cuando se terminaron las labores Shaka se quedo un poco más pues tenía que terminar de revisar unos documentos para dejarlos sobre el escritorio de Camus, así que cuando salió lo hizo tan rápido como pudo pues tenía algo que hacer pero no contó con suerte pues cada taxi que pasaba estaba ocupado.

--¿Cómo es que siempre están ocupados cuando los necesito?-dijo en voz alta.

En eso escuchó el sonido de un claxon, volteó en la dirección de la que venía el sonido y se encontró con Death Mask que iba en automóvil de lujo.

--¿Quieres que te lleve Shaka?-le preguntó.

--No hace falta, gracias.

--Vamos, no me cuesta llevarte a tu casa.

--No voy a mi casa.

--Con mayor razón te llevo.

Al de cabello rubio no terminaba de convencerle la situación pero se hacia tarde y no quería tardar mas tiempo.

--Muchas gracias-dijo el de ojos azules subiendo al vehículo.

Mientras hablaban en el auto no tardaron más tiempo del necesario en llegar a un centro comercial, al estarce estacionando el de cabello azul preguntó.

--¿Necesitabas hacer tus compras Shaka?

--Son algunas cosas que quería comprar desde hace tiempo.

--¿Puedo acompañarte?

--No es necesario.

--Me gustaría hacerlo.

--Pero...

--No sería una cita, solo te acompañaría.

--De acuerdo.

Dejaron el estacionamiento y entraron a la tienda, mientras Shaka hacía sus compras Death Mask no pudo evitar darse cuenta desde el principio para quien se trataba lo que estaba adquiriendo pues era ropa de niños.

--¿Vas a enviarles un regalo?

--No exactamente-respondió el rubio-Voy a visitarlos, más bien a conocerlos personalmente.

--¿No los conoces?

--Solo por sus cartas, nunca nos hemos visto en persona. Me da un poco de nervios.

--¿Por qué?

--No se que pensarán de mi al verme.

--¿Por qué te preocupa eso?

--Pues es que ellos parecen creer que soy una especie de caballero o algo así, les dije a que me dedico y les escribo de mi trabajo pero es como si ellos se hubieran imaginado algo muy distinto. No quisiera decepcionarlos.

--Claro que no los vas a decepcionar, estoy seguro que estarán encantados una vez que te conozcan.

--Eso espero, quiero mucho a esos pequeños Death.

--Estoy seguro de eso.

Le sonrió amablemente al decirle esas palabras y el de ojos azules le respondió de una forma similar, sin duda ese hombre a su lado era muy especial y terminó de convencerse cuando al pasar el tiempo juntos el de cabello azul se mostró conversador y atento a todo lo que le decía, hacía mucho desde que pudiera hablar de esa forma con alguien, además que fue una manera de conocer más al de cabello corto pues hasta ese momento no sabía mucho de su vida.

Para Death Mask era sencillo hablar con Shaka, le daba la impresión de que podía fiarse plenamente en él y le contaba cosas que nunca le había dicho a nadie y mucho menos con tanta confianza y naturalidad, era como si siempre lo hubiera conocido y esa sensación no la había tenido con nadie en toda su vida, eso le hacia pensar en que ese joven a su lado era mucho más importante en su existencia de lo que se hubiera detenido a pensar hasta esos momentos.

Después de un tiempo de estar juntos y de terminar sus compras salieron de la tienda,  Death Mask llevó a Shaka hasta su casa, lo ayudó con las compras pero el rubio no lo dejo pasar de la puerta.

--Muchas gracias por ayudarme con esto Death, sin ti me hubiera tardado mucho más para poder llegar a casa.

--De nada, además esto me dio la oportunidad de pasar tiempo a tu lado.

--Lo dices como si fuera algo muy interesante.

--Para mi fue de lo mejor.

--Si...bueno...gracias otra vez, tengo que hacer algunas cosas.

--Hasta mañana Shaka.

--Hasta mañana.

El joven de cabellos dorados cerró la puerta mientras que el otro se quedo sonriente, sin duda le gustaba todo lo que era Shaka y ya era momento de hacer algo al respecto.

Al día siguiente en la oficina las cosas marchaban normalmente, solo hasta el final del día se dio una situación diferente pues Death Mask fue a buscar a Shaka, eso no era lo inusual sino que llegó decidido a que ese noche saldrían juntos.

--¿Qué te parece si cenamos juntos Shaka?

--¿Cenar?

--Así es.

--La verdad me pregunto porque siempre me invitas a salir.

--Porque me gustas.

--Eso no parece razón suficiente.

--Para mi lo es.

--De acuerdo-dijo el rubio después de pensarlo un poco-Pero no creo ser muy buena compañía.

--Eso lo juzgaré yo ¿nos vamos?

--Esta bien.

Salieron juntos de la empresa y sin tardanza se dirigieron a una conocida zona que estaba ubicada en un elegante barrio de la ciudad, contaba con diversos establecimientos, entre ellos varios restaurantes cinco estrellas, cuando llegaron a uno los atendieron de inmediato pues parecían conocer a Death Mask, les dieron una mesa de inmediato y ordenaron, mientras esperaban siguieron charlando un poco.

--Parece que te conocen-comentó Shaka.

--Soy cliente regular, me gusta la comida y la carta de vinos es de lo mejor.

--¿Te gusta el vino?

--Mi familia empezó sus negocios con un pequeño viñedo en Italia, le tengo gusto desde pequeño.

--No lo sabía, ni siquiera lo hubiera imaginado.

--Hay muchas cosas que no sabes de mí pero podemos solucionar eso durante la cena.

Se quedaron hablando largamente aún sin los platillos tan solo ante un par de copas de vino tinto, definitivamente había muchas cosas que Shaka ignoraba de su compañero pero esa noche supo más de lo que hubiera creído, como el hecho de que era descendiente de un conde italiano y aún poseía el castillo que habitara el caballero, que tenía varios negocios en diferentes ciudades y que la compra de la empresa en la que trabajaba era un movimiento para abrir más mercados para otras de sus empresas, aparte de eso no pudo evitar notar que era un hombre con un gran atractivo, había visto sus manos moverse con total seguridad mientras hablaban y no entendía porque se mostraba interesado en estar con él pero no iba a averiguarlo en esos momentos en que estaba disfrutando de una alegra velada.

La noche había sido muy agradable, Shaka sentía que había pasado mucho tiempo desde que se divirtiera tanto al lado de otra persona, Death Mask era el hombre más entretenido que había conocido en toda su vida, además de que el italiano no había escatimado en nada para hacerlo sentir la persona más especial que caminaba sobre la tierra, al menos lo era para él.

--Espero que te gustara la cena-dijo el de cabello azul.

--Me encanto-respondió con sinceridad el rubio-Creo que nunca había comido nada como lo de hoy.

--Me da gusto que fuera de tu agrado.

--Fuiste muy amable al invitarme.

--De nada, solo es lo que te mereces.

A esas palabras el rubio sonrió y su acompañante sintió que podría condenarse por esa sonrisa, lo miraba con tanta intensidad que Shaka lo sintió y se sintió un poco desconcertado, en un primer momento quiso preguntarle si sucedía algo pero al sentir cual era la verdadera intención de esa mirada no pudo articular una sola palabra, trató de desviar su vista a otro lado pero tampoco tuvo éxito, tan solo se quedaba donde estaba mientras veía la forma que el italiano se acercaba a él y le tomaba la mano.

--¿Te gustaría que fuéramos a otra parte Shaka?-le preguntó el mediterráneo sin perder el menor detalle de su reacción.

--Death...yo...

Pero en eso escucharon a los comensales de otra mesa, acababan de llegar, era una pareja, Shaka los observó y Death Mask se dio cuenta de que le importaba de alguna manera a su compañero lo que sucedía, aparentemente le importaba bastante porque en cuanto los dos recién llegados se besaron el de cabello rubio volteó pero parecía pensar intensamente en algo.

--¿Qué ocurre Shaka?

--Nada, solo quiero irme.

--Esta bien, si quieres...

Pero el de ojos azules no se quedo a escuchar más, se levanto de la mesa y se dirigió con pasos apresurados a la salida, cuando el italiano lo alcanzó afuera ya estaba en el estacionamiento, tuvo que preguntarle abiertamente lo que pasaba.

--¿Los conoces?-preguntó el de cabello azul.

--¿Por qué me preguntas eso?

--Porque en cuanto los viste te pusiste así.

--Es...era mi ex esposo.

--Ah.

--Me dejo por ese muchacho cuando lo ascendieron.

Ciertamente el joven que acompañaba a Saga se veía de menos edad pero a los ojos del italiano no podía compararse en nada a ese hombre que tenía frente a él.

--No esperaba verlo de nuevo Death, menos con él.

--Eso no es importante Shaka.

--No fui lo suficientemente bueno para él supongo.

--No, eso no es verdad, si él no pudo ver el increíble hombre que eres es su culpa...pero yo si puedo verlo.

Shaka miró directamente al hombre a su lado, sus ojos reflejaban toda la sorpresa del mundo por esas palabras y quiso responder a ellas pero no pudo pensar mucho ni decir algo más, no con la mirada que el otro hombre estaba dirigiéndole, era una forma de mirar que lo desarmaba, le daba la impresión que su respiración era más débil y su corazón latía más aprisa y que no podía resistirse más de lo que se resistiría una tempestad, menos aún cuando el otro recorrió su cuerpo lentamente con los ojos y le dio la impresión que lo desnudaba con la mirada y esa idea lo excitó son poderlo evitar.

Apenas sin darse cuenta Death Mask se acercó a él y unió sus labios a los suyos, algo dentro de Shaka se sintió sorprendido de esa caricia por la calidez e insistencia del italiano, cerró sus ojos y no tardó en abrir su boca a esa persistente lengua sintiendo la gentil invasión y queriéndola realmente. Hacia mucho tiempo desde que lo tocaran de esa forma, deseándolo realmente y queriendo estar a su lado y le hizo sentir que también quería que las cosas sucedieran y continuaran, para su satisfacción Death Mask no lo decepcionaba, presiono con más fuerza su cuerpo contra el suyo pasando sus manos con deseo por el esbelto cuerpo para unos momentos deslizar sus labios por la blanca y tibia piel de su cuello, era fascinante.

--Shaka-susurró Death Mask-Eres hermoso, tan hermoso.

Los labios y las manos del de cabello azul hacían que el corazón de Shaka latiera más rápido y su respiración se agitara. Se sentía tan bien de lo que hacían esos labios y esas manos que parecían declarar cuanto lo deseaba el otro hombre.

--Permíteme estar contigo...por favor.

La voz del de cabello azul se convirtió en un sensual murmullo al decirle esas palabras al oído al rubio quien sencillamente no podía ni quería resistirse a lo que estaba sintiendo en esos momentos, hacía demasiado tiempo desde que se sintiera deseado con esa fuerza y esa necesidad que eran tan parecidas a las suyas, por eso siguió sin decir nada a su compañero hacia el vehículo y sin tardanza llegaron al hotel más cercano que encontraron, les dieron una suite, subieron por un ascensor y no tardaron mas que lo preciso en alcanzar la habitación que había solicitado el italiano.

Una vez que dejaron el ascensor caminaron por el corto pasillo que era lo que los separaba de la intimidad de un espacio privado donde nadie los interrumpiría de lo que desearan hacer. No se molestaron en ver nada del lujoso espacio en el que se encontraban pues apenas habían entrado cuando Death Mask capturó a Shaka contra una hermosa mesa tallada de madera, moviéndose de tal forma que sus nacientes erecciones se encontraran a través de la ropa que los separaba, el rubio respiraba suavemente, cerraba sus ojos, su larga cabellera caía a los lados del mueble, el italiano tan solo podía admirarlo, lo quería y lo necesitaba como a nadie en toda su vida.

--¿Quieres seguir Shaka?

El de ojos azules gimió dulcemente, mirando al otro hombre, apretando sus brazos con sus dedos y frotándose contra sus caderas para tener más contacto.

--Oh...si...si...por favor...por favor...--su rostro era el reflejo de la belleza al pedirle eso al mediterráneo.

--Shaka-murmuró el de cabello azul sin terminar de creer que ese hermoso hombre le pedía que lo tomara.

La ropa fue removida con velocidad, no había nada entre los dos que evitara el contacto de su piel, Death Mask elevó las esbeltas piernas de Shaka a sus hombros para poder tener un acceso más fácil a su intimidad, primero lo acarició suavemente, disfrutando de las susurrantes súplicas del rubio para que lo tomara, entonces introdujo con cuidado en su boca el erecto miembro de su compañero, mamándolo gentil y rítmicamente y el que estaba sobre su espalda no pudo resistirlo mucho tiempo, se arqueaba sobre la mesa y presionaba contra la cálida y complaciente boca del italiano.

--Ah...nnnn...más...más...si...

Los suaves lamentos de Shaka y el tibio líquido que en unos momentos corrió en la boca de Death Mask fueron suficientes para el italiano, no iba a esperar más, iba a tomar al de ojos azules en ese lugar y en ese momento, apenas si tuvo la paciencia para pasar su lengua por su entrada para estimularlo y lubricarlo y al siguiente instante comenzó a entrar en el níveo cuerpo que no se le resistía, descargas de placer recorrieron todo su cuerpo por la estreches del hombre que lo recibía, por su calidez y su suavidad, él siempre había sido un tanto grande para su compañeros anteriores pero si Shaka tuvo algún problema en recibirlo por completo no lo demostró y eso lo excitó aún más; no tardaron en moverse tratando de adecuarse al otro y supieron que no durarían mucho de esa forma, no con ese increíble sentimiento que compartían, las embestidas fueron largas y lentas para convertirse en profundas y fuertes, estrechándose ambos con intensidad. Shaka gemía curvándose contra el cuerpo de Death Mask y este notó la erección de su compañero que no había tardado mucho una vez que lo había penetrado, sentirlo de esa forma lo hizo buscar ese punto en el interior del de cabellos dorados que lo rendiría por completo a su voluntad y no tardó en encontrarlo pues los suaves gemidos del de ojos azules se convirtieron en fuertes exclamaciones de placer, sus dedos se clavaban en los brazos del mediterráneo y tan solo se entregaba a las sensaciones que despertaban y lo recorrían por ese hombre en su interior, el deseo era demasiado intenso y llegó a temer no poder resistirlo. Solo fueron unos minutos pero ninguno de los dos pudo combatir el clímax que los inundo apenas el de cabello azul tomó entre sus dedos la firme erección de su compañero y la había frotado unos instantes, ambos hombres tuvieron que declarar su satisfacción entre gemidos inentendibles.

A pesar de ello cuando se separaron siguieron besándose y fue entre esos besos y caricias que lograron alcanzar la amplia recámara y se recostaron sobre las suaves sábanas, solo unos momentos tratando de tranquilizarse y recuperarse aunque no hubo mucho tiempo para esa, no para Shaka al menos pues el italiano no podía terminar de creer que lo tenía a su lado dispuesto a lo que quisiera y eso lo había encendido de nuevo unos momentos después; no tardó en estar sobre el rubio de nuevo besándolo apasionadamente y acariciándolo con fuerza desde su pecho a su abdomen, quería a ese hombre entre sus brazos y no lo dejaría por nada, le encantaba la manera en la que el de ojos azules se abandonaba a sus caricias y fue por eso que no se tomó con tranquilidad el tomarlo de nuevo, lo recostó velozmente boca abajo, al sentirse de esa forma Shaka trató de incorporarse un poco pero Death Mask no se lo permitió.

--Ahhh...Death...por favor...

El de cabellos dorados trataba de frotar su cuerpo contra el de su compañero pero el italiano se había separado un poco, solo un poco, entonces sujetó las caderas del otro hombre hasta que su peso quedo sobre sus manos y sus rodillas y la necesidad en ambos se hizo mayor; sin embargo era todo lo que podían resistir, antes de que Shaka pudiera decir una palabra más Death Mask se puso sobre su espalda, separó sus piernas con las suyas y el rubio sintió como algo acariciaba su entrada nuevamente, respiró con profundidad, sentía su cuerpo abierto, asaltado por el mediterráneo, solo podía gemir cuando presiono con algo de fuerza y entro en lo más profundo de él. Una vez que se sintió completamente dentro Death Mask tuvo que tomarse unos instantes para calmarse o terminaría de inmediato, sostuvo con firmeza al joven debajo de él, podía sentirlo como temblaba y fue todo lo que pudo aguantar, comenzó a moverse lentamente, con intensidad, recargó su frente en la espalda del de ojos azules, gimiendo a su vez, embistiéndolo una y otra vez, buscando con una de sus manos el firme miembro de su compañero para complacerlo tanto como él se sentía de satisfecho, entrando en ese tibio cuerpo que no quería dejar ir. Fueron unos momentos después que se escucho la voz de Shaka testimoniando que había logrado su clímax y Death Mask no pudo sino acompañar de una manera similar el  apasionado y erótico final de lo que acababan de compartir.

Lentamente recuperaban el aliento, sentían cada parte de su cuerpo increíblemente viva y parecía que lo que les rodeaba no importaba, solo podían seguir aferrados uno al otro y encantados de la que acababan de vivir. El italiano salió lentamente de su compañero pero no se separó de su lado, lo estrechó entre sus brazos y lo hizo quedarse acurrucado a su lado, como si fueran todo lo que tenían en el mundo, no dejo de acariciarlo suavemente hasta que el cansancio les paso la factura de lo que habían vivido y el sueño los tomó por completo bajo su cobijo.

Shaka despertó sintiendo la tibieza de otro cuerpo cerca del suyo, era encantador despertar y sentirse de esa forma: querido, protegido, que le importaba a alguien como hombre. Pero aunque quisiera decirse todas esas razones otra parte de él estaba intimidada por lo sucedido. No se había detenido a pensar ni por un segundo y se había entregado completamente a un hombre que era su jefe superior y del cual no podía decir con certeza cuales eran sus intenciones, tan solo lo había hecho suyo con pasión, como si su única necesidad fuera tenerlo. Estaba confundiéndose a cada momento con ese diálogo interno y decidió que era momento de irse.

Se levanto con tanto sigilo como pudo para no despertar al otro hombre que se quedo dormido profundamente cuando se separó de su lado, entonces buscó rápidamente su ropa, no espero ni un segundo siquiera para asearse un poco, solamente salió aprisa del lugar sin terminar de explicarse porque accedió de forma tan sumisa a sus deseos pero no iba a detenerse a explicarse nada en esos momentos. Una vez en la calle tuvo que esperar por unos momentos por un taxi pues era muy temprano aún, camino un par de cuadras y consiguió uno, abordó y se dirigió inmediatamente a su departamento, al llegar se dio un baño, se vistió, tomó sus maletas que ya tenía preparadas y se marchó, tenía cosas más importantes que plantearse que quedarse a cuestionarse a solas porque había hecho lo que había hecho.

A pesar de que fueron unas horas de viaje Shaka se sintió a gusto de poder llegar a su destino, buscó una habitación sencilla de hotel para hospedarse y cuando estuvo listo se dirigió a la casa hogar. En las últimas cartas era un tema frecuente de los pequeños preguntarle si podrían conocerlo en persona, llevaba unas semanas ahorrando y planeando para ese viaje, finalmente todo había estado listo, de no ser por ese encuentro con el italiano todo había salido como lo tenía pensado.

No podía evitar pensar en Death Mask ¿Qué pensaría de él? ¿Qué habría hecho al despertar y no verlo? ¿Le importaría o lo dejaría pasar? Sin embargo las dudas se iban haciendo más y más lejanas conforme se acercaba a la casa hogar donde estaban sus pequeños, al quedar frente a la puerta no pensaba en nada que no fueran esos niñitos que verdaderamente deseaba conocer.

--Buenos días-lo saludaron amablemente cuando entro.

--Buenos días-respondió.

--¿En qué puedo ayudarle?

--Mi nombre es Shaka y vine de visita.

--Lo esperábamos, mi nombre es Mu.

--Mucho gusto.

Se estrecharon las manos cordialmente y fueron a una habitación que parecía un pequeño comedor.

--Los niños han hablado mucho de su visita-le dijo el joven de cabello lavanda-Están entusiasmados de poder conocerlo.

--Yo también deseo conocerlos.

--Me da gusto poder hablarle antes de que vea a los niños.

--¿Sucede algo?

--Nada, es solamente que deseaba darle las gracias, no muchas personas tomarían bajo su cuidado a seis niños y son menos aún las que demuestran su interés.

--No tiene nada que agradecerme, esos pequeños han hecho mucho por mí.

--¿Ellos?

--Son muy especiales en mi vida.

--Entiendo ¿desea verlos aquí? Están jugando en el patio.

--No, si están jugando no los interrumpa.

--Si prefiere lo llevare.

--Me parece mejor.

Caminaron por un par de pasillos hasta que llegaron a la parte de atrás de la casa, se podía oír desde antes las risas de los niños pero en cuanto pudieron verlos Shaka no tardó en ubicar a sus pequeños protegidos, los niños parecían estar jugando a algo pero uno de ellos no se veía corriendo por el patio, fue en eso que alguien se paró a su lado y lo observaba en completo silencio, cuando el rubio se dio cuenta volteó y vio a un lindo niñito que no dejaba de verlo.

--Hyoga-dijo reconociéndolo en el acto.

Se inclinó delante de él sin saber que hacer o que decirle pero no necesito hacer nada realmente pues el niño lo miró un instante para un momento después separarse y correr por el patio gritando.

--¡YALLEGOELSEÑORSHAKA!

No se había tomado pausas ni un respiro para hacerlo, cuando regreso no lo hizo solo, iban con él los otros pequeños que tan solo lo veían y parecían no saber que hacer y el de ojos azules tampoco sabía como actuar, sin embargo la situación no duró demasiado pues Sunrei dio un paso tímidamente hacia delante y le hablo.

--¿Puedo darle un abrazo?-preguntó con dulzura.

--Por supuesto-respondió Shaka.

Solo unos momentos después cada uno lo abrazaba y le hablaban al mismo tiempo, cada uno quería saber más de él y preguntaban cuanto tiempo se quedaría y si los visitaría de nuevo, para el de largo cabello rubio era un momento de felicidad plena poder estar con ellos, si por él hubiera sido nunca los dejaría de nuevo pero sabía que no podía hacerlo. Les entregó lo que había comprado para ellos y los pequeños se mostraron felices de tener algo que fuera suyo solamente, a su vez le dieron los regalos que habían hecho para él, entre ellos el del pequeño Hyoga que causo comentarios.

--Yo mismo lo hice-dijo orgulloso el pequeño rubio de su dibujo.

--¿Es un pato?-preguntó Seiya.

--No, es un cisne-respondió indignado.

Tan solo se rieron, durante las siguientes horas apenas si dejaron de estar juntos pues para todos eran momentos de lo más alegres poder conocerse finalmente.

--Entonces ¿vendrá mañana señor Shaka?-preguntó Shun.

--Si, hable con Mu y me dijo que podemos salir a dar una vuelta, si quieren.

Todos dijeron que si con entusiasmo.

--Ya es tarde-comentó el mayor-Es momento de que descansen.

--Hasta mañana señor Shaka.

--Hagamos algo, no me digan señor Shaka, solo díganme Shaka ¿de acuerdo?

--Si.

Se despidió con un abrazo y un beso de cada uno, estaba muy contento de haber podido pasar ese tiempo a su lado, sin duda esos niños eran de lo mejor que le hubiera pasado en toda su vida, sin ellos hubiera seguido lamentándose de si mismo, le habían dado una razón para seguir adelante con su vida y se los agradecía profundamente. Por esa noche regresó a la habitación que había rentado y se dispuso a descansar, lo único que ocupaba su mente era que al día siguiente podría compartir unas horas más con ellos aunque antes de terminar ese día tendría que regresar.

Por la mañana Shaka se levantó de buen humor, no tardó mucho en llegar a la casa hogar, charló unos momentos con Mu pues los niños aún no estaban listos.

--Es que quieren usar la ropa que les trajo-le explicó el joven.

--Me alegra que les quedara.

--Están muy entusiasmados con que viniera, les da ánimos para pensar en las cosas buenas de la vida a pesar de que hayan pasado por situaciones muy duras.

--Los comprendo.

Cuando los pequeños estuvieron listos fueron hacia la puerta pero había alguien más en la entrada esperando y Shaka no pudo evitar sorprenderse.

--Death Mask.

--Hola Shaka.

--¿Qué estás haciendo aquí?-dijo acercándose un poco para que los pequeños no escucharan.

--Vine a buscarte ¿Qué más?

--¿Cómo supiste donde estaba?

--Tu mismo me comentaste que pensabas hacer esta visita, investigue un poco, averigüé la dirección y aquí me tienes.

--¿Por qué haces esto?

--Después de lo que sucedió ¿aún tienes que preguntarme?

--Por ahora no puedo discutir contigo lo sucedido.

--Estoy de acuerdo, hablaremos después.

--¿Es su auto?-preguntaba alguien.

Los dos voltearon y vieron a un nada tímido morocho que ya estaba mirando por las ventanillas al interior.

--Seiya-trató de decir algo el rubio pero no pudo.

--Si-respondió el italiano-Y si quieren podemos dar una vuelta.

--¿De verdad?-preguntó un animado Hyoga.

--Si, si Shaka acepta desde luego.

Todos miraban al de ojos azules esperando por su respuesta, el joven no podía negarse al ver las caritas entre ilusionadas y anhelantes de los pequeños que se entusiasmaban de poder ir en un auto tan grande y tan bonito.

--Bueno, vamos-dijo finalmente el de largo cabello rubio.

Antes de un segundo ya estaban todos arriba, solo los adultos estaban afuera del vehículo.

--¿No subes Shaka?-preguntó el mediterráneo.

--No te entiendo.

--Generalmente no vuelvo a buscar a los que se marchan sin despedirse.

--Death yo...

--Pero contigo haré una excepción.

--No quise irme así pero...

--Me lo explicarás después, solo déjame decirte esto: no podrás librarte de mí tan fácilmente. Ahora sube, nos esperan.

Ciertamente en el interior del auto había una pequeña conmoción no solo porque no se iban, también porque todos querían ir en una ventanilla. Se pusieron en marcha y dieron una vuelta por los alrededores sin mayores dificultades, solamente disfrutaban del momento ya que no sabían si podrían tener otro similar en poco tiempo. Shaka había tenido en mente algo sencillo pero Death Mask no cesaba de comportarse como si fuera el consentidor pues en cuanto alguno de los niños proponía algo él lo apoyaba y cuando menos se daban cuenta ya lo estaban haciendo, a pesar de todo el rubio no se quejaba demasiado, veía a esos niños tan contentos que él mismo no podía menos que sentirse alegre también. Cuando regresaron a la casa seguían riéndose de todo lo que habían hecho, todos se sentían muy contentos.

--¿Ya tienes que irte Shaka?-le preguntaba Shiryu.

--Si, tengo que trabajar mañana-respondió el rubio-Pero los visitaré en cuanto pueda de nuevo.

--¿Vendrás de nuevo Death Mask?-le preguntó al italiano Ikki.

--Claro que vendré-respondió el de cabello azul con seguridad.

Se despidieron de ambos un poco tristes pero animados con la idea de verse nuevamente. Fueron al hotel de Shaka y recogieron su maleta, una vez en el automóvil estaban de regreso sin el menor contratiempo pero fue hasta que llegaron a casa del rubio que supieron que su conversación no podía posponerse por más tiempo.

--¿Por qué les dijiste que irías de nuevo Death?

--Porque lo haré.

--No les hagas creer que te quedaras en sus vidas si no es así.

--A menos que tú los dejes no veo porque yo haría algo como eso y creo que ni siquiera eso me haría dejar de verlos, son encantadores, ahora comprendo porque los quieres tanto.

--Son muy importantes para mí Death, me hicieron vivir de nuevo.

--Entiendo.

--No, no lo entiendes, cuando Saga me dejo no tenía la menor idea de lo que era una vida propia, solo podía lamentarme de mi mismo, me sentí abandonado, que a nadie le importaba en el mundo ¿te has sentido alguna vez así? ¿Sin saber qué hacer o a dónde ir? ¿Tan solo aceptando y dejando pasar tu vida?

--Aún cuando no haya pasado por eso quiero entenderte y quiero estar a tu lado.

--Si fue por lo que paso no te sientas comprometido.

--No es por compromiso que te busque.

--Y si piensas que voy  seguir como tu amante te equivocas.

--¿Me dejarías hablar antes de seguir haciendo conjeturas de mis intenciones?

--Bien.

--Lo que sucedió fue especial, no creí que sería de esa manera pero aún así no me arrepiento en lo más mínimo de nada, me gustaste desde ese primer día que te vi en la oficina y cuando te vi sonriéndome supe que no te dejaría ir, y ahora conozco a eso niños y estoy decidido a que nada se interponga entre ustedes y yo.

--¿Por qué?

--¿Por qué? ¿En serio tienes que preguntar eso?

--No quiero que entres a mi vida si no vas a quedarte, ya pase por eso una vez y no estoy dispuesto a que me suceda de nuevo.

--Yo no voy a dejarte, no quiero dejarte ir, finalmente te encontré y no me iré de tu vida aunque me cueste trabajo convencerte, solo pido una oportunidad para demostrarte que soy honesto en lo que digo.

No tenía que decírselo pues Shaka vio claramente en su mirada que no le estaba mintiendo pero aún así no estaba dispuesto a entregarse de nuevo en manos de alguien más, quería seguir siendo él antes de ser parte de otro, pero también quería intentarlo, tratar de hacer una nueva vida que incluyera a ese italiano que solo pedía una oportunidad de permanecer a su lado.

Sin pronunciar una sola palabra Shaka se acercó a Death Mask, lo estrecho entre sus brazos y dejo que el otro hombre lo abrazara a su vez, no tenía idea en ese momento si podrían lograrlo pero quería intentarlo, deseaba con todo su corazón estar tomando la decisión correcta.

Las semanas transcurrían y se convirtieron en meses, no se sentía realmente el paso del tiempo pues Shaka estaba demasiado ocupado, no solo era el trabajo, también había regresado a estudiar, además se mantenía al pendiente de sus pequeños y no se quedaba atrás en su vida su compañero italiano que parecía no tener suficiente de él pues siempre estaba a su lado de alguna manera y sin duda deseaba llegar a ser tan importante en su vida como lo era ya el rubio en la suya. Habían seguido viéndose y salían a todas partes juntos, algunas veces más habían vuelto a hacer el amor pero Shaka prefería mantener un perfil bajo sobre su relación, en un principio eso había desesperado a Death Mask pero el rubio se mostró inflexible.

--No voy a ser el que sale con el jefe-había dicho terminantemente.

Y el mediterráneo que nunca había encontrado barreras que no pudiera cruzar estaba ante un compañero que no cedía ante algunas cosas, como en esa pero incluso eso le gustaba más y respetaba su decisión.

Cuando Shaka concluyó con sus estudios estaba radiante y fue ese mismo día el que eligió Death Mask para hacerle una petición que tenía mucho tiempo rondando por su cabeza. Lo llevó a cenar a un elegante restaurante y cuando estaban por brindar el italiano tomó suavemente su mano.

--Quiero pedirte algo Shaka.

--¿Qué sucede?

--Bien, me temo que no soy tan bueno con las palabras como quisiera así que seré directo. Quiero casarme contigo.

--Death-dijo sorprendido el de ojos azules.

--Ahora que estás en mi vida quiero que te quedes en ella, que no te separes de mi lado, ya no podría seguir sin ti.

--¿De verdad no eres bueno con las palabras?

--¿Aceptas?

--Si.

Unos instantes después en el delicado dedo brillaba una sortija de compromiso, se besaron y se abrazaron felices, tenían que hacer varios planes para los días venideros y ninguno fue más importante para ambos que la elección de su nueva casa pues tenía que ser muy espaciosa, ahora que ellos estaban juntos solo hacía falta algo, más bien algunas pequeñas personitas que no querían que estuvieran más tiempo lejos de ambos.

La ceremonia fue sencilla, bastante privada pues ninguno de los dos contrayentes deseaba más que tener a las personas que verdaderamente estimaban a su lado, su cortejo ceremonial fueron sus ahora seis hijos que solo sonreían por ser ahora una verdadera familia. Cuando intercambiaron los votos pudieron besarse y los demás aplaudieron por verlos contentos.

Esa misma noche tomaron un vuelo pues iban a pasar su viaje de bodas en Italia, en la propiedad que el mediterráneo poseía ahí, durante el traslado los niños se durmieron pero los adultos seguían despiertos.

--Están muy entusiasmados por el viaje-le decía Shaka a su esposo.

--Les gustara, lo que sobra es espacio-respondió Death Mask.

--¿No te importa que estén cerca? Es nuestra luna de miel.

--Claro que no me molesta ¿Qué mejor forma de celebrar que nos casamos? Ellos son mi familia ahora, no los haré a un lado.

--Eres muy dulce.

--Y siempre encontrare la forma de que estén tan ocupados en otra cosa como para interrumpirnos cuando estemos en la recámara.

--No cambias.

--No y es por eso que aceptaste casarte conmigo.

--Por eso y porque te amo.

--Gracias por decirlo, también te amo.

Shaka no dijo nada más, tan solo sonrió y dejo que su esposo se acercara y lo besara con dulzura, era feliz de tenerlo a su lado.

Durante las horas siguientes que aun duró el trayecto Death Mask se durmió mientras que Shaka pensó en su vida, reconocía que cuando se separó se sentía como un pequeñito al que se deja solo en la oscuridad pero al mirar alrededor supo que ya no sería así, ahora tenía tanto por lo cual estar agradecido, un esposo que lo adoraba, unos chiquillos que lo querían y un futuro abierto a todas las posibilidades. No pudo evitar sonreír con dulzura y sinceridad, como solo los niños pueden alegrarse.

 

FIN

 

Notas finales: Espero comentarios, gracias de antemano.

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