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Notas del fanfic:

Es una historia corta paraempezar el año, espero que les guste y que todo vaya bien en sus vidaseste 2009.

Notas del capitulo: Esta historia vadedicadaatentamente a Nahiel quien me sugirió un Saga y Aioros, espero que te guste.

--Hola Aioria.

--Hola.

Quien lo saludaba era cualquier persona, al joven castaño se le conocía prácticamente en toda la escuela, era joven y alegre y estaba en los principios de la enseñanza media, era un buen muchacho, en todo caso no era tan malo. Era estudioso y bueno para los deportes y nada era mejor para él que ser hermano de Aioros, su hermano mayor ¿A qué se debía eso? Pues porque Aioros era todo lo que él quería ser en muchas formas.

Su hermano Aioros iba adelantado un grado y aparte de ser mayor era un excelente estudiante, había representado a su colegio en actividades académicas y había ganado siempre los primeros lugares y daba tutoría a otros; también era un muy buen deportista, practicaba baloncesto, voleibol y atletismo pero estaba solo en el equipo de atletismo mientras que ayudaba en los otros dos, tenía medallas de las competencias y por si nos bastara era arquero por afición en lo cual era igualmente notable; otro de sus méritos era su habilidad para tocar la guitarra pues lo mismo conocía las canciones de moda que un concierto clásico completo. También era cierto que era un chico muy atractivo y por encima de todo tenía ese algo, ese don que no se puede explicar, era alguien que le gustaba a los demás, siempre parecía brillar en donde fuera que se presentara.

Y a Aioria le encantaba ser su hermano y lo quería mucho, confiaba plenamente en él y nunca creyó que algo pudiera suceder que rompiera con su mundo tal y como siempre lo había conocido.

Todo dio inicio una mañana en la que se terminaron las vacaciones y era momento de volver al colegio, la familia se preparaba en casa para seguir con sus vidas normalmente.

--Apúrate Aioria-decía su padre-Vas a llegar tarde.

El joven se había levantado tarde pues se había acostumbrado a eso. Se dio prisa y bajó a la mesa de la cocina donde su hermano ya estaba terminando de desayunar.

--Buenos días-dijo el menor sentándose y tomando jugo de toronja.

--Buenos días-respondieron los demás.

--Ten cuidado o te vas a atragantar-le dijo su padre al ver como devoraba más que comer un waffle.

--Lo tengo controlado-respondió con medio waffle ya en la boca.

Esa escena era normal para la familia y como ya no quedaba mucho tiempo fue Aioros quien se levantó de la mesa y terminó de alistarse para irse. El menor terminó apresuradamente de comer algo y también se dio prisa para salir a tiempo.

--Ya nos vamos-dijo Aioros con calma.

--Que tengan buen día-dijo su padre.

Su madre le dio un beso a cada uno y los dos jóvenes salieron de su casa para ir a la escuela, debían tomar el autobús así que fueron a la parada y esperaron unos momentos, abordaron y ya estaban en marcha. En el camino charlaban un poco.

--¿Terminaste con tu tarea Aioria?

--Si...casi.

--Tuviste las vacaciones, te pregunté si necesitabas ayuda Aioria.

--No me regañes, ya pasará, además los maestros nunca revisan el primer día, es solo para vernos y decir que hicimos en vacaciones y no hacer nada.

Pero Aioros no respondió, se limitó a mover su cabeza como si no lo creyera posible pero sabía bien que su hermanito no era el más responsable del mundo sino hasta que sentía la responsabilidad en el cuello.

De todas maneras llegaron sin contratiempos a su colegio y una vez que entraron no esperaron mucho para ser saludados por sus compañeros y amigos. Aioros se separó un poco para que el menor fuera con sus amistades pues le respetaba su espacio. Cada uno fue a una parte diferente de la escuela pues sus clases eran distintas.

--Hola Aioria.

El castaño volteó y se encontró con su amigo Hyoga.

--Hola-lo saludó el castaño acercándose--¿Qué tal te fue en las vacaciones?

--Estuvimos en casa de mis abuelos-dijo el rubio como si fuera un mal chiste-Dime lo que te parece.

--Tétrico.

En eso vio que alguien más estaba en la escena y fue como si Hyoga se acordara de su existencia.

--A si, Fler entró este año al colegio.

--Hola-lo saludó suavemente una muchachita de cabello rubio y ojos verdes.

--Hola-dijo el castaño.

Como ellos dos eran amigos desde que entraran a la escuela alguna vez había ido Aioria a casa de Hyoga y conocía a su hermana Fler, al menos de vista pues no se ponía a hablar con ella verdaderamente. Se quedaron de pie ahí charlando, aunque eran los jóvenes quienes hablaban pues la muchacha guardaba silencio. Unos minutos más y sonó la campana que indicaba que las clases daban inicio, siendo así todos fueron a su salón de acuerdo a su horario para empezar un nuevo año escolar.

La primera sorpresa que se llevó Aioria fue que revisaron la tarea de vacaciones lo cual no era nada bueno pues no la tenía completa pero era un deber que los ayudaba a ponerse al tanto de lo que harían en los cursos siguientes; el castaño tuvo una reprimenda por no estar al tanto pero no fue demasiado grave.

Sus clases siguientes eran más o menos lo que esperaba pues a algunos maestros ya los conocía y a otros los conocían sus compañeros así que tenía más o menos una idea de lo que podía esperar, además a unos más los conocía porque habían sido maestros de su hermano Aioros. Aunque eso tenía una leve desventaja pues los diálogos eran más o menos los mismos cuando leían su nombre en una lista.

--¿Eres el hermano de Aioros?

Sin duda su hermano dejaba siempre una buena impresión como un estudiante sobresaliente...y por alguna razón esperaban que él también lo fuera. De todas maneras ya había pasado por eso también.

 

 

La otra sorpresa de ese curso llegó a la última hora pues era su clase de historia, materia en la que generalmente no era muy bueno.

--Dicen que no será la profesora Vinci-comentaba Hyoga a su amigo Aioria-Escuché que será un nuevo profesor.

--Solo espero que no hable como somnífero-comentó el castaño.

--Pues no creo que debamos esperar tanto.

--¡Ahí viene!-dijo uno de sus compañeros desde la puerta.

Todos de inmediato se sentaron en sus sitios y unos instantes después entró su nuevo maestro. Para empezar era un hombre, un alto hombre de cabellos azules y ojos verdes y bastante guapo, no parecía ser muy mayor, de hecho se veía joven.

--Buenos días jóvenes-los saludó el recién llegado-Como saben esta clase es Historia mundial antigua módulo 1, soy su nuevo maestro, me llamo Saga Tucídides* y como algunos ya sabrán soy también nuevo en la escuela así que apenas podré hacerme un juicio de cualquiera de ustedes, les sugiero que lo vean como una oportunidad de ser buenos en la clase o al menos de no verse tan mal.

Los muchachos lo escuchaban atentamente sin decir nada.

--Ahora que me conocen me gustaría conocerlos.

Siendo así señaló a la primera fila desde la entrada para que cada alumno se fuera presentando por su nombre, una vez cumplido eso procedió a explicarles más de su curso.

--Dividiré el curso en ocho niveles-decía Saga-Cada uno tendrá un examen escrito y uno oral, me gusta que hagan exposiciones y que realicen trabajos de investigación, les daré la bibliografía y el temario del curso, les advierto que repasen sus apuntes pasados pues no me gusta regresar para ponerlos al tanto. La hora de entrada es cuando yo entre, nadie pasa por esa puerta después de mí, no hay retardos pero tomó en cuenta la asistencia. Y quiero hacerles un examen para saber que tal están sus conocimientos.

En ese momento si se escucharon quejas de parte de los jóvenes pero el de cabello azul no se dejó amedrentar y siguió con lo que les había dicho.

--Ahora una hoja sobre sus mesas y entre más se quejen menos tiempo tendrán para responder-dijo Saga.

Procedió a dictarles las preguntas, solo eran diez y no eran complicadas siempre y cuando se hubiera puesto atención al curso anterior, ya casi para terminar la hora el de cabello azul recogió las hojas.

--La siguiente clase tendré los resultados-dijo el maestro-Espero que empiecen a revisar sus apuntes jóvenes, entramos de lleno en la clase entrante, que pasen buen día.

Apenas había dicho eso cuando sonó la campana que indicaba el término de la hora y de las clases de ese día. Los estudiantes guardaron sus cosas y se dispusieron a irse.

--Nos vemos mañana Aioria-dijo el rubio.

--Hasta mañana Hyoga-respondió el castaño.

Varios más se despidieron del castaño pero él debía esperar para irse con su hermano, no era obligatorio pero le gustaba regresar a casa con él; Aioros no tardó en aparecer pues él se quedaba un poco más ya que le gustaba pasar a la biblioteca por libros para leer en su casa además de los de sus clases.

--¿Estás listo?-preguntaba el mayor.

--Si, vamos a casa.

Y emprendían el camino de regreso sin inconvenientes de ningún tipo. Ya en su casa no era difícil ni poco común que la comida los estuviera esperando pues su madre se dedicaba al hogar solamente.

--Ya llegamos-dijo Aioros en voz alta.

--Que bueno-les respondió su madre recibiéndolos-La mesa ya está lista ¿Qué tal les fue en su primer día?

--Muy bien mamá-dijo el mayor.

--¿Y a ti Aioria?

--Pues revisaron la tarea, me regañaron y mi nuevo maestro es un maldito.

--¿Por qué dices eso?

--Porque nos hizo examen ¿Qué clase de maestro hace exámenes el primer día?

--Uno al que le interesan sus estudiantes-respondió su hermano.

Los tres pasaron a la mesa y aunque hablaron un poco más de la escuela ya no se tocó el tema del nuevo maestro por las horas siguientes hasta que llegó su padre a la casa y se alistaban para la cena pues el caballero les hizo la misma pregunta.

--¿Qué tal el primer día muchachos?

Más o menos escuchó lo mismo pero el señor sabía lo que era ser joven y no muy dedicado así que solo sonreía pero le dio un aviso a su hijo menor.

--Será mejor que te pongas al tanto desde el principio Aioria, si tu maestro va a ser exigente desde el principio no puedes confiarte para aprobar.

--Está bien papá.

Y el día se terminó dejándolos listos para seguir con la escuela que por el momento era lo más importante en las vidas de los jóvenes.

 

 

A pesar de lo que había sospechado Aioria con respecto a su maestro Saga resultó que no era tan maldito como suponía, exigente si pero siempre dispuesto a hacer entretenida y divertida la clase para sus jóvenes ya que desde esa misma semana empezó con su nuevo sistema.

--Vi los resultados-les decía Saga mientras les entregaba sus pruebas calificadas y corregidas-Veo que no hay problemas graves y casi todos tienen un buen nivel de conocimientos así que quisiera empezar con una práctica. Quiero cuatro equipos en total ahora.

De inmediato se dividieron y lo que sucedió fue que los puso a competir entre ellos y contra reloj, todos con sus libros en mano debían pasar al pizarrón plástico y responder la pregunta lo más pronto posible, se daba puntos por respuestas correctas y por velocidad de tal manera que la terminar la hora prácticamente estaban terminando la primera unidad.

--Quiero que relean todo y transcriban las respuestas-decía Saga-Es algo aburrido pero es mejor para grabarse los datos. Nos vemos la siguiente clase.

Y en las clases siguientes parecía que su maestro siempre tenía nuevas ocurrencias en las que podían leer de sus libros, hacer breves representaciones teatrales, componer versos, ver películas hasta recitar en parejas capítulos completos de otros libros sobre los temas que estudiaban.

--Me gusta ver sus progresos jóvenes-les dijo Saga-La siguiente clase hay examen. Repasen todo lo que hemos hecho y si tienen dudas de algún tema ya saben cual es mí oficina, aún pueden preguntarme por algo. Nos vemos.

Los muchacho empezaron a retirarse y en el caso de Aioria era como siempre, debía quedarse un poco más para irse con su hermano; estaba sentado fuera de la biblioteca sintiendo que Aioros se retrasaba más que de costumbre cuando escuchó que lo saludaban.

--¿Qué haces aquí Aioria?

--Profesor Saga.

El de cabello azul llevaba unos libros de la biblioteca y unas revistas.

--No sabía que te quedarías más Aioria ¿hay algún problema?

--No, para nada, tan solo espero a mi hermano.

--¿Listo para el examen?

--Estudiaré y le aseguro que lo pasaré.

--Me gusta escuchar tu convicción.

En ese momento apareció el castaño mayor en la escena y no dijo nada, más bien esperaba a que su hermano le dijera algo.

--¿Ya nos vamos Aioros?-preguntó el menor.

--Si-respondió el otro.

--Él es mi hermano Aioros profesor Saga.

--Mucho gusto-dijo el mayor.

--Es un placer-respondió Saga-Creo que te he visto antes, fue en el laboratorio de cómputo.

--A veces voy.

--¿Qué hacía usted profesor Saga?-preguntó el menor de los hermanos.

Podía preguntar pues el de cabellos azules daba confianza a sus estudiantes para charlar aunque no fuera de la escuela.

--Tengo que ver lo de una página Web-dijo el de cabellos azules-Es algo de la dirección, nos pidieron que los maestros tengamos una para apoyar a los estudiantes.

--Se oye bien.

--Si pero para mí ya es una odisea revisar mi correo, esto de una página no se como lo haré.

--Aioros lo puede ayudar.

Eso fue dicho sin pensar, la verdad era que el menor solo lo dijo sin consultar siquiera si podía hacerse.

--No quisiera que te sintieras obligado-dijo Saga mirando a Aioros.

--No es ningún problema-respondió Aioria-Mi hermano es bueno para eso de las computadoras, sabe hacerlo ¿verdad Aioros?

--Puedo ayudarlo si quiere-dijo finalmente el mayor de los castaños-Ya hice unas páginas antes.

--¿De verdad no hay problema con ayudarme?-preguntó el maestro.

--No lo hay, solo dígame cuando y en donde y lo ayudaré con esto.

--Muchas gracias.

--De nada.

Empezaron a caminar para salir de la escuela y conversaban un poco, más bien Aioria hablaba pues su hermano iba muy callado, ya afuera, cerca del estacionamiento, se despidieron.

--Nos vemos mañana jóvenes-dijo Saga.

--Hasta mañana profesor-dijo Aioria.

--Hasta luego-dijo Aioros.

En eso escucharon un claxon de un vehículo que iba llegando, observaron que Saga se acercaba y saludaba a quien iba manejando, se trataba de un joven rubio de ojos azules y alcanzaron a escuchar lo que se dijeron.

--Shaka, no tenías que molestarte en venir por mí.

--No es nada Saga.

De inmediato se fueron y los muchachos hicieron lo mismo, una vez en su casa hicieron lo de siempre de no ser Aioria que en verdad se aplicó para estudiar para su examen. Y las cosas siguieron su curso normal o al menos eso parecía.

 

 

Pasaron los primeros exámenes y Aioria había salido muy bien, incluso sus notas de historia eran buenas lo cual era bastante notable en su boleta, el castaño hacía una vida perfectamente común o al menos lo fue hasta que se dio cuenta de que su hermano Aioros parecía un poco cambiado, estaba distinto, era más callado y pensaba mucho a solas y en silencio pero también creyó que eso se debía a la escuela o algo de sus deportes o cualquier otra cosa excepto que fuera un problema pues el mayor se veía bien. Y así fue por las semanas siguientes.

--Aioria.

--¿Qué pasa Hyoga?

Las clases estaban terminando ese día y estaban por empezar su fin de semana con una noticia que entusiasmaba a varios.

--¿Vas a venir Aioria?

--Claro que voy a venir, llegaré temprano Hyoga.

--Entonces a ver si nos vemos, yo no quería venir pero Fler le dijo a mis papás y como no quieren que venga sola me toca acompañarla.

--Lo dices como si fuera algo horrible.

--Como se ve que no tienes que ser chaperón de alguien ¿Qué puede ser más triste que ir a un baile con tu hermana?

--Creo que no muchas cosas.

Y los dos jóvenes se rieron solamente, sus planes eran los mismos después de todo y sin duda procurarían disfrutarlos. La escuela tenía organizado un baile para ese viernes y era opcional aunque varios jóvenes estudiantes iban y los maestros también pues les tocaba cuidar que nada sucediera.

Aioria se había preparado para ir de manera sencilla, una camisa de vestir, pantalones y una chamarra, su hermano Aioros por otra parte se había empezado a arreglar desde temprano y por alguna razón andaba como muy nervioso y muy contento de ir pero no sospechó de nada. Cuando el mayor estuvo listo Aioria no pudo menos que darse cuenta de que iba muy bien arreglado y que incluso usaba la colonia favorita de su padre, parecía que el castaño estaba brillante y no dejaba de sonreír mientras los llevaban a la escuela que era el sitio donde se daría el baile.

En cuanto los hermanos entraron varios los saludaron, más a su hermano sin duda y a él por ser el hermano de Aioria pero casi de inmediato su hermano se despareció de su lado aunque él lo dejó pasar pues no creía que fuera a quedarse a su lado por el resto de la noche. El baile se desarrollo como cualquier otro, al menos para el joven castaño fue de esa manera, vio a Hyoga que iba con su hermana Fler y los saludó pero no se dio cuenta de lo mucho que la joven rubia esperaba que la mirara.

La noche avanzaba y Aioria veía que casi era la hora que habían acordado sus padres para recogerlos y regresar a casa, solo entonces se dio cuenta de que no tenía la menor idea de donde estaba, de hecho no lo había visto en las horas pasadas para nada y eso no era usual. Se detuvo a preguntarles a algunos de los amigos y compañeros de su hermano si lo habían visto pero nadie tenía idea de su paradero. Siguió buscándolo por un largo rato hasta que se alejó del salón del baile y empezó a caminar hacia los salones de clases, no creía que tuviera nada que hacer por ahí pero tal vez había salido.

Vio que Aioros caminaba hacia él desde los últimos salones, los más apartados y estaba radiante por alguna razón, muy sonriente y también un poco despeinado.

--Aioros ¿Qué estabas haciendo aquí?

--Solo daba una vuelta Aioria-dijo sin dejar de sonreír.

--Ah...ya casi van a venir por nosotros.

--Si.

Y no le dijo nada más pero tampoco dejaba esa sonrisa de su cara que no se le quitó hasta que llegaron por ellos.

--¿Qué tal la noche?-les preguntó su padre cuando subieron al auto.

--Bien-respondió Aioria.

Y Aioros no dijo nada porque seguía contento por algo.

 

 

Los días siguientes no fueron muy diferentes de no ser porque la escuela seguía y Aioros parecía otro, no podía decirse exactamente lo que sucedía pero el castaño había cambiado. Siempre tenía algo que hacer, en las mañanas era la escuela pero después se involucró mucho con otras actividades, cuando no era práctica para los equipos de la escuela era tomar clases extras o si no alguna clase de guitarra pero nadie se lo tomaba a mal, si el castaño lo decía así era, jamás dio motivo alguno para que su familia no confiara en él.

Fue justamente cuando hubo algo que llamó la atención de su hermano menor. Aioria estaba en su recámara, la compartía con su hermano así que se veían siempre pero Aioria no recordaba haber visto a su hermano antes de la forma que lo vio en esa ocasión. El castaño menor se entretenía leyendo una revista de deportes cuando de repente se abrió la puerta y Aioros entró rápido y evidentemente enojado por la forma en que azotó la puerta al entrar.

--Aioros ¿Qué te pasa?

--Nada.

La respuesta fue cortante y seca y en eso el menor se fijó en que tenía una marca rojiza en el rostro como de un golpe.

--¿Qué te pasó en la cara Aioros?

--Ya te dije que no me pasó nada.

Y por su voz evidentemente estaba contrariado, unos momentos de silencio bastaron y el mayor le dijo a su hermano lo que esperaba: una explicación de esa marca en su rostro y su enojo.

--Solo...solo es que estuve practicando con el equipo de voleibol Aioria y no me fije bien y me dieron un golpe con la pelota, no es nada.

--Creí que irías a tu clase de guitarra.

--Si...si...-dijo nervioso el mayor-Después fui a ver al equipo por si necesitaban ayuda.

--Ah ¿quieres algo para el golpe?

--No hace falta, yo me encargaré de esto.

De hecho lo hizo, se lavó el rostro y se limpió el golpe y cuando fue la hora de cenar y sus padres preguntaron les dijo lo mismo que a Aioria y sus padres tan solo le dijeron que sin duda había sido un accidente y que debía tener cuidado. De esa forma terminó el día pero cuando ya era de noche y era el momento de que se durmieran Aioria se dio cuenta de que su hermano se había acostado antes y le dio la impresión de que algo más pasaba.

--¿Aioros?

--¿Qué quieres Aioria?

Pero le preguntó eso sin moverse y sin verlo.

--¿Estás bien Aioros?

--Si, ya duérmete.

--Que descanses.

No quiso preguntar más pero le daba la impresión de que su hermano estaba a un paso de llorar. De todas maneras supuso que tan solo eran ideas suyas y que lo mejor era no preocuparse, pasara lo que pasara confiaba en que su hermano lo solucionaría, siempre era así.

 

 

Aunque confiaba plenamente en Aioros su hermano menor sentía que algo no estaba como debería, no sabía qué podría ser pero procuraba no inquietarse, se hermano se veía bien aunque ya casi no estaba en la casa y ya ni siquiera se iban juntos a la escuela ni regresaban a su casa a la misma hora pues Aioros les dijo a sus padres que debía llegar más temprano a la escuela por unas clases extra y que se quedaría en los equipos para entrenar y después de eso tomaba clases de guitarra así que casi siempre ya llegaba de noche a casa.

Y como era Aioros no había motivos para desconfiar.

Esa tarde Aioria había ido a casa de Hyoga después de clases pues estaban terminando una tarea en pareja, no tardaron mucho en hacerla y se sentaron un rato ante el televisor para ver una película.

--Al menos ya terminamos-decía el rubio.

--No te quejes, no era tan difícil-respondió el castaño.

--Tú entiendes las matemáticas Aioria, yo soy malo para los números, creo que me odian.

--¿Quién no te odia?

Recibió un golpe con un cojín y después se estaban riendo, en eso la madre del rubio le dijo que la ayudara con algo y Hyoga lo dejó a solas por un momento y en eso apareció Fler que parecía que acababa de llegar.

--Ya llegué-dijo la muchacha rubia y en eso lo vio en la sala-Hola Aioria.

--Hola.

--¿Y mi hermano?

--No se que tenía que hacer, le hablo tu mamá.

--Ah-guardó silencio por unos momentos como tratando de saber que decirle y comento algo-Oye Aioria ¿Qué pasó con Aioros?

--¿De qué hablas?

--Pues como ya no lo he visto en las prácticas de los equipos me preguntaba porque ya no iba.

--Mi hermano no se pierde ni una práctica Fler.

--Es que no lo he visto.

Eso era cierto, Fler estaba en el equipo femenino de voleibol, como era de primero estaba en las reservas pero conocía a Aioros de vista y tenía tiempo de que no se presentaba a la práctica varonil.

--Mi hermano debe andar por ahí solo que no lo has visto Fler.

--Si, eso debe ser Aioria.

En ese momento regresó el rubio y su hermana tan solo se retiró. Los dos jóvenes se quedaron un poco más pero el castaño tenía que regresar a su casa.

--Mejor ya me voy Hyoga, aún no terminó lo de biología.

--Yo tampoco, creo que voy a empezarlo.

--Nos vemos mañana.

--Hasta mañana Aioria.

Lo acompañó a la puerta y el castaño regresó a su casa pero no pudo sino pensar en lo que le había dicho Fler, prefirió sacudir su cabeza y hacerlo a un lado, tenía tarea que hacer. Una vez en su habitación se dispuso a cumplir con el deber pero no terminaba de comprenderlo y estaba aburrido de leer el libro, entonces se le ocurrió algo. Aioros guardaba sus apuntes pasados así que sin duda tendría algo sobre su tarea de biología, como el mayor no estaba para preguntarle simplemente lo buscaría por su cuenta pues no era tan complicado, el otro era muy ordenado.

Siendo así se dispuso a tomar una de las cajas y encontró lo que necesitaba, era una suerte tener un hermano como Aioros, terminó con su tarea en tiempo record y solo quedaba acomodar de nuevo el cuaderno pero no quedaba bien en la caja, sacó otros dos para después meterlos todos juntos pero al hacer eso vio que de una de las libretas se caía algo. Lo levantó para acomodarlo de nuevo y no estaba seguro de que pensar de lo que estaba viendo.

Eran unas fotografías.

 

 

Ya casi era la hora de la cena cuando Aioros llegó a su casa, de hecho llegó solo un poco antes de que la sirvieran.

--Estoy en casa-dijo entrando.

--Que bueno que llegaste hijo-le dijo su madre.

--Ya es tarde Aioros-le dijo su padre-Nos estábamos preocupando.

--Perdona papá, no quise retrasarme-dijo el castaño mayor-Pero ya sabes como es dar asesorías.

Eso era lo nuevo, sin duda su tiempo estaba muy completo.

--No se si es bueno que trabajes tanto Aioros-comentó su madre-Hijo ya casi no te veo.

--Es por la escuela mamá-respondió el castaño.

--Tiene razón-agregó su padre-Sabes bien que Aioros puede elegir una escuela buena si sus cartas escolares están bien recomendadas.

Sin duda ambos padres estaban orgullosos de su hijo mayor que era un excelente estudiante.

--Aioria-lo llamó su madre desde las escaleras-Ya baja a cenar.

El castaño menor llegó a la mesa pero estaba inusualmente callado, tanto que sus padres tuvieron que preguntarle.

--¿Qué tienes Aioria?-dijo su padre-Apenas si has dicho nada en la cena.

--No, no es nada papá.

--¿Algo de la escuela?

--Si, es que no he terminado con una tarea.

--Ya es tarde hijo-dijo su madre--¿Por qué no la hiciste más temprano?

--Es que...

--Yo te ayudó-dijo Aioros-No me molesta si es por la escuela.

Y diciendo eso y como parecía que todo estaba en orden se terminó la cena y los jóvenes hermanos se preparaban para descansar pero el mayor no dejaba de lado lo de la tarea.

--¿De qué se trata Aioria?

--¿Qué?

--La tarea que no terminas, dime antes de que se haga más tarde.

Parecía que el mayor quería descansar pero el menor no estaba seguro de cómo decirle lo que en verdad pensaba.

--¿Qué te pasa Aioria? Pareces preocupado.

--Aioros...

--¿Qué? Sabes bien que puedes confiar en mí.

--Pues es que yo...

Pero la verdad era que no sabía qué decirle.

--¿Aioria?

--Hermano yo...vi tus fotos.

Le dijo eso nervioso pero la verdad no tuvo más opción que ser directo porque no sabía que pensar.

--¿Mis fotos?

El castaño mayor no estaba seguro de comprender pero de repente sintió la boca seca, se daba cuenta de cuales fotos.

--Esas fotos Aioria.

--Es que estaba buscando en tus apuntes para una tarea y se cayeron.

--Si, yo entiendo hermano, se que no me estabas revisando ¿Dónde estás las fotos?

--Aquí.

El menor tan solo había atinado a meterlas en un libro ya que no pudo volver a acomodar los cuadernos, se las entregó en la mano. No eran fotografías especiales, tan solo eran de esas que se toman en línea en una cabina, el asunto era que en las imágenes estaban plasmados Aioros en compañía de Saga, los dos muy sonrientes y abrazados, generalmente no se podría decir mucho de algo así pero Saga era maestro de la escuela y además era un hombre casado.

La mirada de Aioria le decía a Aioros que estaba confundido y que no sabía que pensar así que mejor lo tranquilizaba. Primero se quedó serio pero después le sonrió suavemente.

--No te preocupes por esto Aioria-le aseguró con calma-No es nada de lo que te puedas imaginar. Saga...el profesor Saga fue muy atento conmigo y un día me llevó a pasear en agradecimiento por ayudarlo con lo de la página Web, eso fue todo, por broma nos metimos a la cabina y nos tomamos las fotos pero no es nada.

Sin embargo veía que el otro no estaba convencido.

--Solo nos vimos esa vez Aioria, no es algo malo, él es agradable.

Aún así el menor lo veía de una manera extraña.

--Solo no le digas a mis papás ¿está bien Aioria? Ellos se podrían poner nerviosos y armar un lío de algo que no vale la pena ¿si?

--Está bien Aioros.

Pero a pesar de todo, aún cuando ya era tarde y la noche los envolvía Aioria no dejaba de pensar que algo pasaba con su hermano pero también era cierto que confiaba en él y si le había dicho que eso había sido todo entre el profesor Saga y él pues así debía ser. No diría nada a sus padres.

Por su parte Aioros se recostó pero tampoco se durmió pronto pero él por motivos diferentes, sonreía pensando en Saga.

 

 

Las cosas entre ellos dos eran muy intensas para esos momentos, sobre todo para el castaño que nunca había tenido una relación de ese tipo. Había salido como cualquier joven de su edad con otros muchachos pero nada comparado con lo que fue la entrada de Saga a su vida. Todo había iniciado con lo de la página Web.

No tardaron en ponerse de acuerdo para verse después de clases, era un viernes en el cual el castaño debía quedarse para entrenar atletismo y así se quedaba más en la escuela y ese día Aioria se fue solo a casa. El mayor caminó a las oficinas de los maestros y llegó al apartado de los de historia, encontró el que debía y leyó de todas formas la placa antes de tocar "Profesor Saga Tucídides. Historia" llamó con tres golpes y escuchó desde el interior.

--Adelante.

Entró y ahí estaba el de cabello azul esperándolo.

--Hola Aioros, que bueno que pudiste venir.

--No es nada profesor Saga.

--Pasa y ponte cómodo.

Lo dejó sentarse delante de la computadora para empezar a trabajar.

--Que bueno que cuento con la ayuda de alguien Aioros, el director me tiene con esto bastante alterado.

--No es complicado profesor Saga.

--Eso lo veremos.

--De verdad, ya ayudé a dos maestros con esto, verá que no es complicado.

--Bien, entonces dime ¿Qué hacemos primero?

--Dígame que tiene en mente, lo que le gustaría que contuviera y si ha pensado en alguna especificación de acuerdo a su materia.

--¿Solo debo decirte lo que quiero y la harás Aioros?

--Si-respondió con confianza el castaño.

--Parece sencillo.

--Si quiere le mostrare los otros trabajos que he hecho y me dice que le parecen.

--Muy bien, hagamos eso.

El de cabello azul se colocó detrás del castaño observó atentamente las páginas que le mostraba mientras le explicaba las funciones de cada una y le hacía sugerencias, los dos pasaron unas horas en el proyecto y también conversando pues el trabajo no se terminó esa tarde sino que acordaron verse de nuevo para finalizarlo tal y como lo habían diseñado.

El día que terminaron con el trabajo Aioros estaba haciéndolo con velocidad, le gustaban las computadoras y era bastante bueno, el de cabello azul lo observaba asombrado de que alguien tan joven fuera tan hábil para todo pues ya sabía por otros profesores del castaño que lo estaba ayudando.

--¿Por qué mi nombre se ve así Aioros?-le preguntó señalando un punto en la pantalla.

--Es un link-dijo el otro.

Los ojos verdes lo miraron confundido.

--Es una liga-continuó el castaño-Solo con darle un clic a su nombre podrán enviarle comentarios a su página y no se saturará el correo.

--De verdad que eres bueno en esto.

--Gracias profesor Saga.

--Dime Saga solamente.

--Gracias...Saga-dijo con una sonrisa.

Y el de ojos verdes se dio cuenta de lo guapo que era cuando sonreía. Lo de la página quedo solucionado pero estuvieron conversando un rato más en la oficina hasta que el de ojos verdes tuvo una idea.

--Quiero agradecerte por ayudarme Aioros.

--No hace falta.

--En verdad ¿Qué te parece si te invito algo de tomar?

--¿Algo?

--Un café.

El castaño lo pensó por unos instantes, no era nada malo después de todo y eso lo decidió.

--Claro Saga.

Saga lo llevó a una cafetería cercana y él bebió café mientras que Aioros tomó soda con helado y eso fue el inicio de todo. No solo fue verse y hablar, fue como una chispa que los conectó de inmediato.

 

 

Siguieron viéndose en la escuela después de clases y a veces por fuera también, lo de las fotos fue justamente en una de esas salidas y ya tenían tiempo, fue solo una salida en la que se divirtieron tanto que querían un recuerdo, habían tomado dos turnos y unas fotos se las quedó el castaño mientras que las otras se las quedó el de cabello azul.

Las cosas fueron más íntimas ese día del baile en la escuela, Aioros había acordado verse con Saga en los salones de clases supuestamente para charlar y así fue al principio pero el tema fue muy particular.

--A veces creo que solo tú me entiendes Aioros.

--¿Por qué dices eso Saga?

--Contigo habló libremente y me entiendes, eso es especial. Hace mucho que no habló así con Shaka.

--¿No?

--No Aioros, Shaka y yo nos casamos muy jóvenes, no se, a veces parece que no fue la mejor idea que tuvimos.

--¿Las cosas están tan mal?

--Shaka se volvió ¿Cómo decirlo? Cotidiano, se preocupa de la casa y la cena y esas cosas y verse bien y yo sinceramente siento como si viviera al lado de un maniquí en una casa de muñecas.

Y siguieron hablando un poco al respecto hasta que se olvidaron por completo de todo y casi sin saber porqué se besaron y no se sintieron mal por ello, se gustaban y se encontraban encantadores y siguieron besándose sin pensar nada más.

Continuaron viéndose a escondidas de los demás pero no lo suficientemente ocultos para que Shaka no se diera cuenta de que algo sucedía y lo iba a descubrir. Y en efecto lo descubrió. Una tarde en la que estaban tomando algo en un restaurante el rubio llegó de improviso y al verlos se puso bastante furioso, no medió palabra alguna para jalar con fuerza a Aioros y abofetearlo ante todos con furia, tanta que le dejó el golpe marcado en la cara. Saga lo contuvo y se lo llevó mientras que el castaño se iba a su casa. Saga le había jurado a Shaka que no había nada entre él y Aioros pero si pasaba pues cuando se vieron de nuevo en la oficina de Saga en la escuela después de clases se abrazaron de inmediato.

 

 

Justamente ese día la relación se hizo más estrecha.

--Perdóname por lo sucedido Aioros.

--Estoy bien Saga, no te preocupes.

Ninguno de los dos estaba dispuesto a separarse.

--Aioros-murmuró el de cabello azul.

Lo tomó entre sus brazos con cariño mientras acariciaba su cabello.

--Te quiero Aioros-dijo el de ojos verdes con suavidad.

--También te quiero Saga-respondió el otro con sinceridad.

--Eres tan hermoso, eres como un sueño, todo lo que pude haber soñado Aioros.

Y el otro tan solo lo abrazó más fuerte pero Saga se separó un poco para tomarlo de la barbilla y verlo directamente a los ojos mientras que el castaño contenía el aliento. Se miraban profundamente y el de ojos verdes lo acarició en el pecho con suavidad mientras le susurraba algo.

--Detenme si no quieres Aioros, si no quieres no seguiré.

Pero el castaño si quería, quería con cada centímetro de su piel, incluso había soñado con ello y ahora el de cabello azulado lo estaba tocando y solo pudo responderle llevando sus manos a los botones de su camisa y desabrochándola para después mirarlo directamente. Saga tan solo sonrió y le dio un beso suave sobre los labios pero de inmediato el castaño respondió abriendo un poco sus labios y sintiendo como la lengua del otro hombre lo invadía; el castaño gimió mientras era besado y una mano acariciaba su pecho y unos dedos jugueteaban con sus pezones. Entonces el de ojos verdes lo besó más fuerte y con sus dedos empezó a desabrochar sus pantalones.

Rompieron el beso y mirándolo con pasión Saga sentía que debía preguntarle antes de continuar.

--Te necesito Aioros...te necesito... ¿entiendes eso?

--Si-dijo débilmente el otro.

No necesito más Saga para besarlo con fuerza, Aioros respondió con intensidad y no pasó mucho para que los dos terminaran sin ropa. El castaño estaba desnudo recargado sobre su espalda en el escritorio de la oficina observando a un igualmente desnudo Saga que no tardó en cubrirlo con su cuerpo quedando entre sus piernas para besarlo de nuevo. El castaño sentía esa varoniles manos recorrerlo y acariciarlo sobre todo frotarlo con ternura en su erecto sexo para alcanzar su secreta entrada y gemir al sentir que presionaba suavemente en ella.

Saga tuvo que buscar algo para lubricar pero no había nada a mano más que una especie de vaselina que usaba para los labios resecos y echó mano de ella, aplico en sus dedos bastante y los llevó a la intimidad del castaño que gimió al sentirlo entrar con cuidado usando uno de sus dedos y después otro y lo sintió no solo penetrarlo sino también como si retrocediera y volviera a entrar en él y después giraba lentamente sus dedos para dilatarlo más. No dejaba de gemir y empezó a curvarse sobre el escritorio sobre todo cuando un punto que se sentía increíblemente bien fue tocado.

El de cabello azul supo que no podía esperar más por tenerlo y separó las largas piernas del castaño para dejarlo totalmente expuesto ante él, antes de iniciar se inclinó y le dio un beso entre las piernas, aplicó más lubricante en su miembro erguido y presionó contra la entrada de Aioros, lo besó por completo en los labios y empezó a entrar en el castaño. Aioros gimió con fuerza al sentirse invadido y era mejor de lo que hubiera imaginado, se movió un poco buscando que entrara más en él y al de ojos verdes le encantó que lo hiciera pues no tardó en moverse de una manera rítmica y constante para estar más unido a él.

Los dos se entregaron sin pensarlo y sin preocuparse por nada, tan solo sentían esa necesidad de hacer el amor y de sentirse uno con el otro, se estrecharon con fuerza y se besaban con intensidad sin dejar espacio para nada entre los dos. Los dos disfrutaban del momento por completo y más aún cuando de nuevo ese punto en el interior del castaño fue tocado insistentemente y Aioros no dudaba en hacerlo saber a través de sus gemidos y curvándose bajo el cuerpo del de ojos verdes.

En algún momento Saga supo que era momento de hacer algo más y llevó una de sus manos a la erección del joven debajo de él para estrecharla y acariciarla al mismo tiempo que seguía entrando continuamente dentro del joven; Aioros gemía casi dando gritos aproximándose al éxtasis sin poderlo evitar. Unos movimientos más, solo unos instantes y el clímax llegó para los dos, el de Saga dentro de su encantador castaño y el de Aioros con fuerza entre sus cuerpos.

Se quedaron quietos por unos momentos para recuperarse, respiraban con suavidad y Saga se separó despacio ayudando a Aioros a incorporarse, el castaño se sintió un poco incómodo pero sentía que bien lo valía por estar con el de ojos verdes. Fue el de cabellera azulada quien lo limpió y lo ayudó a vestirse a la vez que el también lo hacía, fue en silencio pero en cuanto estuvieron listos y se miraron de frente solo sonrieron, no necesitaban decir nada ni pensar en nada, tan solo sabían que se amaban y que no iban a separarse ahora que se lo habían demostrado.

 

 

Desde ese día en la oficina de Saga los dos se veían tanto como podían a escondidas pero no podían sostener las cosas de esa manera, suponiendo que nadie se daría cuenta, pues si bien los padres de Aioros confiaban en su hijo había alguien que tenía tiempo de sentir desconfianza por Saga y se dispuso a hacer algo para solucionar lo que pasaba entre los dos.

Era la tarde, casi de noche en la casa de los hermanos castaños, su padre había llegado antes del trabajo y esperaban a que la cena estuviera lista.

--Que bueno que no tuviste clases hoy de guitarra Aioros-decía su padre-Cenaremos todos juntos.

--Si-dijo el mayor de sus hijos.

La verdad era que no se había podido ver con Saga ese día porque el de ojos verdes le dijo que necesitaba arreglar algo importante.

Siendo así los hermanos veían un poco la televisión y su padre leía el periódico, estaban en eso cuando su madre les habló.

--Ya está la cena.

Los tres fueron al comedor pero empezaron a llamar a la puerta con insistencia, eso era bastante extraño y molesto.

--¿A quién se le ocurre molestar a esta hora?-dijo su padre yendo a la puerta para abrir antes de sentarse a la mesa.

Abrió para decirle a quien tocaba un par de verdades pero antes de que el señor pudiera decir nada y apenas había corrido el picaporte cuando alguien entró de un movimiento y con una expresión que no era nada tranquila.

--¿Quién se cree para entrar de esta manera a mi casa?-preguntó el señor.

--Quiero ver a Aioros-dijo el recién llegado.

--¿Qué?

--Bien, entonces lo encontraré por mí cuenta-dijo el recién llegado--¡Aioros! ¡Aioros!

A esos gritos los dos hermanos aparecieron y su madre también lo hizo, Aioria veía a quien hablaba y no tardó en reconocerlo: era Shaka.

--¿Quién es usted y qué hace aquí?-preguntó su padre con fuerza.

Pero el rubio ni siquiera le prestó atención, tan solo caminó hacia Aioros con seguridad y enojo.

--¿Quién te crees que eres?-preguntó Shaka-No se que piensas que puedes lograr pero te advierto que no te saldrás con la tuya.

Nadie parecía poder decir nada pero Shaka no terminaba aún.

--No eres más que un muchachito estúpido y no me vas a quitar a mi esposo.

Sin dar tiempo a otra cosa miró al padre de los castaños y con un movimiento le extendió unas hojas que llevaba en las manos.

--Tenga, son de su hijito-dijo el rubio-Lea lo que le dice a mí esposo.

El padre del castaño tomó las hojas como si no creyera lo que escuchaba y Shaka le dijo algo más antes de irse de manera despectiva.

--Así debió educarlo.

Sin otra palabra el rubio se fue pero ahora Aioros debía explicarse, sobre todo cuando la mirada de su progenitor se posó sobre las hojas leyendo tan solo un par de los correos y de estar sorprendido se veía molesto, la madre de los jóvenes estaba consternada y tan solo pasaba su vista de su esposo a su hijo y Aioria no sabía qué hacer.

Desde que fuera niño Aioria había llegado a tener problemas de disciplina y su padre los resolvía pero nunca lo había regañado de manera violenta ni mucho menos le había pegado, ciertamente tampoco lo vio enojado pero lo que presenció ese día no lo hubiera imaginado nunca. Su padre que no se enfadaba nunca estaba furioso y si eso no terminaba de asombrarlo lo siguiente lo dejó sin palabras.

--Aioria-dijo su padre con voz seca-Vete a tu cuarto Aioria.

Al menor no se lo repitieron pero cuando estaba subiendo las escaleras escuchó claramente la manera en la que su padre abofeteaba a Aioros. El castaño estaba en su cuarto y cerró la puerta pero a pesar de eso le llegaba parte de lo que estaba sucediendo abajo, su madre estaba llorando y su padre gritaba.

--¡¿Así te educamos?! ¡Responde! ¡¿Así te educamos?!

Después de unos momentos no escuchó nada más  y creía que era todo pero se equivocaba, mientras él estaba sobre su cama la puerta de su habitación se abrió de pronto y su hermano entró aprisa, antes de que siquiera llegara a su cama su padre entró detrás de él.

--¿Quién es Saga?-preguntaba con coraje su padre.

--No te diré nada-respondió el castaño mayor.

El menor se quedó asustado en su cama, su padre se enfureció más con la respuesta y de dos bofetadas tiró a Aioros sobre la cama y antes de que el castaño pudiera cubrirse le dio otros golpes, su madre los alcanzó en ese momento y los separó.

--Responde de una buena vez Aioros ¿Quién es Saga?

Pero Aioros no estaba dispuesto a decir nada, a Aioria le pareció que su padre estaba a punto de desmayarse de la furia y por sentirse asustado de lo que pudiera suceder habló.

--Saga es mi maestro-dijo el menor-Da clases en mi escuela de historia.

Su padre volteó a verlo con fuerza.

--¿Sabías esto Aioria?

Pero el muchacho se quedó callado.

--¡¿Lo sabías?!-exigió saber en un grito su padre.

Pero ya no esperó que le respondiera, vio a su hijo mayor y le habló con seguridad.

--No volverás a ver a ese desgraciado.

Aioros se quedó en su cama y empezó a llorar, su madre lo miraba pero sin duda en sus ojos brillaba la decepción y logró llevarse a su padre con ella que decía algo de darle una lección a Saga. Aioria se quedó en su cama sin saber que hacer ni que decir así que tan solo no hizo nada por el resto de la noche.

 

 

Pero al día siguiente se enteró el menor de que las cosas no terminarían ahí. Por la mañana Aioros no dejó su habitación y su padre llamó a su trabajo para decir que no iría a trabajar. Nadie decía nada durante el desayuno.

--¿Ya estás listo Aioria?-preguntó su padre.

El muchacho solo hizo un movimiento de que así era, su padre lo llevaría a la escuela pero no era tan simple como eso. En medio de un silencio incómodo el castaño llegó al colegio y su padre fue a la dirección de inmediato, solo después Aioria supo lo sucedido.

Cuando su padre pidió hablar con el director tardó un poco en recibirlo pues tenía algunos asuntos que atender pero finalmente se entrevistaron y el caballero no perdió el tiempo, le dijo sus motivos para ir: quería que cesaran a Saga pero no hacía falta que lo solicitara. Saga había renunciado el día anterior y no era todo lo que supo su padre ese día. El director le explicó que Aioros tenía meses que no asistía a los entrenamientos ni a clases extras ni a dar asesorías ni a ninguna otra actividad fuera de clases además de que tenía faltas en su expediente y de que incluso un supuesto viaje escolar que había hecho el castaño un fin de semana nunca sucedió, el director no sabía en donde había estado Aioros esos días.

El problema de la confianza es que es algo muy frágil, se rompe con facilidad y repararla cuesta demasiado y el padre de Aioros en verdad nunca había esperado que su hijo actuara de esa manera y le dolió profundamente que se descubriera todo de esa forma.

Pero las cosas no habían terminado en el colegio cuando se fue el padre de los castaños, Shaka aún tenía unas cosas por hacer pero como Aioros no estaba en la escuela fue Aioria quien recibió el golpe.

El castaño estaba preocupado con todo lo sucedido, tan preocupado que no se había dado cuenta desde el principio que varios en la escuela traían unas hojas en las manos y que al verlo cuchicheaban en voz baja o lo miraban fijamente, incluso compañeros con los que nunca había hablado y a quienes no conocía lo miraban extraño. En su salón varios no lo saludaron siquiera y los maestros lo observaban de rápido pero no estaba de un humor dispuesto para darse cuenta de eso.

Las cosas se le aclararon cuando Hyoga se le acercó a la hora del almuerzo. El castaño no pensaba en comer y solo se mantenía en su salón en silencio mientras los otros salían, fue cuando su amigo rubio le habló.

--Aioria-lo llamó un poco tímido.

--¿Qué pasa Hyoga?

--Pues...es que varios en la escuela traen esto.

Le extendió una hoja, el castaño reconoció la imagen de inmediato, era una de esas fotografías que vio de Saga y Aioros juntos pero la imagen de su hermano estaba encerrada en un círculo rojo y con letras del mismo color decía algo de lado a lado: Prostituto.

--¿De donde sacaste esto Hyoga?

--Yo se lo quité a alguien en los baños porque estaba hablando de tu hermano pero hay muchos más, incluso están regados en el patio.

El castaño lo miró sorprendido y salió del salón, no hizo falta mucho para que viera cuantos traían una hoja de ese tipo ni la manera en que lo estaban mirando los demás. Tampoco faltó mucho para que los rumores corrieran. Al final del día los chismes estaban en la boca de todos en el colegio, no solo se enteraron de lo que había entre Saga y Aioros y hablaban de ello, también decían que Saga había renunciado para evitar una demanda, que Saga había abandonado a su esposo, otros que Shaka era quien lo había corrido y unos más comentaban que la verdad era que Aioros se le había metido por la fuerza a Saga o que se acostaba con los maestros para tener buenas calificaciones y no faltó quien dijera que el castaño en verdad era un prostituto.

Aioria sintió deseos de llorar y de gritar.

 

 

Aioros no supo mucho de eso pues sus padres lo mantenían en la casa, no volvió a la escuela, de esa manera era más sencillo vigilarlo pero no fue tan sencillo para Aioria. El menor de los castaños tuvo que seguir en el colegio pues estaba a medio año, no había forma de cambiarlo a esas alturas y no se arriesgarían a que perdiera el año.

Así que el menor de los hermanos tenía que ir a clases bajo las miradas de suspicacia y que no faltara quien comentara a un volumen lo suficientemente alto para que llegara a él los chismes que seguían corriendo de Saga y de Aioros y de Shaka.

También tuvo que pasar el que dejaran de hablarle varias personas y la manera en la que los maestros tomaron lo sucedido pues ninguno lo trataba como antes ni lo recibía a solas en su oficina, todos se cuidaban pues la dirección estaba en una situación delicada y nadie deseaba correr riesgos ni terminar en medio de las murmuraciones del colegio. El castaño fue aislado

Lo peor de todo fue que dejo de ser Aioria, el hermano de Aioros para ser Aioria, el hermano de Aioros...el que anda con Saga.

Si lo de la escuela era difícil en su casa no era más sencillo, el ambiente era pesado, silencioso, su padre no le dirigía siquiera la palabra a Aioros y el mayor apenas si dejaba su habitación, su madre trataba de que las cosas fueran como antes pero Aioria sabía que nunca volverían a ser como antes, y él, él simplemente ya no sabía como hablar con su hermano, ni siquiera sabía si aún confiaba en él. Veía claramente en los ojos de su hermano que estaba decaído y triste.

Con algo de tiempo parecía que las cosas se calmaban, Aioros se veía mejor y el ambiente se calmaba en la casa, era como si la tempestad hubiera pasado. Los padres del castaño suponían que todo había sido un error en la vida de su joven hijo y que empezaba a recapacitar y se alegraban de ello, incluso Aioria sentía que todo marchaba mejor pero todos se habían equivocado. Aioros una vez más rompería con su confianza.

 

 

Aioria tenía que usar la computadora de su casa para hacer un trabajo, no era difícil y solo deseaba que la escuela terminara lo más pronto posible, encontró el aparato encendido pero supuso que tal vez su hermano había estado viendo algo, si bien sus padres le cancelaron su cuenta de Internet aún podía usar la computadora bajo una cuenta vigilada de ellos.

Mientras estaba escribiendo las primeras líneas vio que se abría una ventana en la que le decían que tenía un nuevo mensaje, no entendía eso así que le dio clic para entrar, era una cuenta que no conocía, no entendía de donde había salido pero antes de que siquiera armara una idea entró aprisa Aioros a la habitación. Los dos se quedaron mirando sin decir nada pero sin duda el mayor estaba alterado.

--Es mía-dijo sin más Aioros.

Saga le había abierto una nueva cuenta y se las había arreglado para informárselo, seguían en contacto. Pero el castaño menor no le respondió nada.

--Es mía Aioria. Saga me quiere y yo lo quiero.

--Está casado Aioros.

--No lo quiere a él, me ama a mí ¿vas a decírselo a mis padres? Anda, corre a contárselos.

El castaño menor se sintió súbitamente enfadado.

--¿Y porqué no Aioros? Después de todo te lo mereces.

--Aioria...

--¡Si! Te lo mereces ¿Por qué te involucraste con él? ¿Por qué?

--No lo entenderías.

No hubo tiempo para decir nada más pues en ese momento su padre entró, no les dijo nada, solo vio la pantalla de la computadora, no preguntó pues sabía que no obtendría nada pero estaba seguro de que su hijo seguía en contacto con Saga.

--¿Por qué nos haces esto Aioros?-preguntó finalmente su padre.

Esta vez el señor no estaba molesto, se veía dolido.

--Yo...--pero no pudo dar ninguna explicación su hijo mayor.

--Siempre sentí que eras mi orgullo hijo, que podía confiar en ti absolutamente pero ahora se que no es así.

--No salgo de la casa ¿Cómo supones que podría seguir viendo a Saga?

--No lo se pero se que lo has hecho.

--Te juro que no es así.

--Aioros ¿Qué no te das cuenta? Hijo, ya no confío en ti y no te voy a creer.

Sin otra palabra se llevó la computadora, la llevó con un técnico para que abriera la cuenta que desconocía y le diera una impresión de los correos que su hijo intercambiaba con el de cabello azul además de que encontró unas conversaciones en Chat, sin duda el castaño había confiado en que no lo descubrirían para no haber borrado todo. Cuando su padre tuvo la información en las manos fue a la policía pero le informaron que no podían hacer nada, su hijo tenía edad legalmente para decidir y no era un delito. Así que su padre llegó a una resolución.

 

 

En casa Aioria vio que sus padres se encerraron a conversar un largo rato y cuando aparecieron de nuevo habían llegado a un acuerdo.

--Aioros-le dijo su padre.

Estaban en la habitación de los jóvenes pero no le pidieron a Aioria que los dejara solos así que vio toda la escena.

--Tu madre y yo hablamos Aioros, creemos que lo mejor es que estés lejos por un tiempo.

--¿Qué?-preguntó el muchacho.

--Te mandaremos con tu tío Dhoko por un tiempo.

--No, por favor no, les juro que no volveré a tener contacto con Saga, ya no me dejan salir, no esta la computadora ¿Qué más quieren? Nunca lo volveré a ver, se los prometo, tiene que confiar en mí.

Sin embargo las palabras del castaño no conmovieron y mucho menos convencieron a sus padres.

--Aioros-dijo su padre-Ya no podemos creerte.

--Mamá...

--Es lo mejor hijo, es lo mejor para todos-dijo la señora con resignación.

--Hablaré con tu tío para decirle que vas a ir con él-dijo su padre.

No dijeron nada más y dejaron la recámara. Aioros empezó a llorar y se acostó en la cama, Aioria no quiso verlo más, quería a su hermano pero su vida era un caos debido a él, salió de la habitación.

Esa misma noche mientras cenaban, o más bien Aioros estaba presente moviendo su comida con un tenedor, su padre le habló al castaño mayor.

--Ya hable con tu tío Dhoko Aioros, dice que no hay problemas en recibirte, mañana mismo te llevaremos con él, serán unas horas de viaje así que descansa y prepara una maleta.

El joven no dijo nada, tan solo asintió con un movimiento. No hablaron más.

Esa noche al entrar a su recámara para dormir Aioria vio que su hermano se había quedado sentado sobre la cama, tenía las rodillas flexionadas y su barbilla recargada sobre ellas, parecía mirar al infinito, sintió que debía decirle algo pero no supo qué, se metió bajo las sábanas y aunque tardó en hacerlo se durmió.

Cuando despertó a la mañana siguiente se dio cuenta de que la cama de su hermano estaba tendida pero no veía a Aioros, debía estar abajo pero su madre entró un momento después preocupada.

--Tu hermano no está.

--¿Qué?

--Tu hermano no está Aioria.

No pasó mucho para que el menor se vistiera, no vio a su padre pues andaba buscando a su hermano y supo porque sus padres estaban tan preocupados. En algún momento de la noche Aioros había salido de su habitación sin hacer ruido, sus padres cerraban las pertas que daban a la calle con llave y sus ventanas tenían rejas excepto por una: la de la recámara de sus padres. Además daba a la calle y tenía una cornisa y había un árbol lo suficientemente fuerte para deslizarse por ahí. Esa mañana la ventana estaba abierta, era por donde Aioros se había marchado.

Cuando su padre regresó ya habían pasado horas e hizo un par de cosas antes de regresar a su casa, la primera fue buscar a Shaka por si sabía algo de Saga pero el rubio no sabía nada de él desde que el de cabello azul se había ido de la casa y le dejo ver que estaba dispuesto a hacerlo pasar un infierno para divorciarse; lo siguiente fue ir a la policía para dar un acta de desaparición.

Pero ninguno de los tres confiaba en que eso los llevaría a tener de regreso a Aioros.

 

 

El tiempo pasó lentamente, al menos para Aioria las cosas ocurrían muy despacio, la escuela seguía siendo un infierno, la mayoría se alejó de él, si se trataba de trabajar en equipos o algo parecido no lo incluían y él dejo de tomarlo a mal, incluso los maestros varias veces le permitieron que entregara trabajos individuales pero ninguno le hablaba en su oficina sin alguien más presente y con la puerta abierta. Aunque a pesar de todo Hyoga le demostró que en verdad era su amigo pues no dejó de hablarle ni de tratar de incluirlo en sus actividades, el castaño se lo agradecía pero prefería alejarse un poco, no quería que también marginaran al rubio solo por ser su amigo.

En su casa las cosas no eran mejores. Todo era tensión y tristeza, su padre no dejaba que hablaran de Aioros frente a él, llegó a escuchar a su madre que se encerraba en su recámara a llorar pensando en su hijo. Lo último que supieron de su hermano no fue mucho, la policía encontró evidencias de que se había ido con Saga, estuvieron en una Terminal de autobuses la misma mañana de que desapareció el castaño, simplemente se fue con él. Y no faltó quien también lo supiera y aún hablara de ello.

Era una tarde de sábado, Aioria no hacía nada, tan solo estaba viendo la televisión o al menos eso trataba de hacer, en eso llamaron a la puerta y abrió, nadie iba a su casa así que le resultó un poco extraño ver a Fler delante de él y más porque iba sin Hyoga.

--Hola Aioria.

--Hola Fler.

--Solo vine a visitarte ¿no estás ocupado?

--No ¿Qué pasa?

--Pues no quiero ser inoportuna pero venía a ver si...

--Aioria-interrumpieron.

Se trataba de su padre que se acercaba a ellos dos.

--Nada de cerrar la puerta Aioria-dijo su padre.

El castaño dejó la puerta abierta y se sentó en la acera con Fler pero su rostro demostraba que estaba un tanto cansado de esa situación.

--¿Todo está bien Aioria?

--Estoy bien Fler.

--Te decía que vine a ver si te gustaría ir a mi casa la semana que entra, el sábado. Voy a dar una fiesta por mi cumpleaños y me gustaría que fueras, no va a ir mucha gente pero me gustaría que fueras, en serio.

--Gracias Fler pero...

--De verdad, va a estar Hyoga, él me dijo que si era mi fiesta yo te invitara pero ya sabes como es, de todas formas va a estar.

--No se si mis padres podrán el sábado Fler.

Desde que Aioros se fuera Aioria era muy vigilado, no iba solo a casi ningún sitio, sentía que sus padres no confiaban en él por lo que había hecho su hermano, como si temieran que él haría lo mismo.

Mientras pensaba Aioria sintió que la joven rubia colocaba su mano sobre su brazo.

--Se que no somos amigos Aioria pero si un día quieres charlar de algo, de lo que sea, puedes confiar en mí.

 --Gracias Fler.

--Bueno-dijo ella levantándose para irse-Si te animas te espero, es a las siete pero si quieres llegar un poco después no hay problema, ni siquiera tienes que llevarme regalo.

--Muchas gracias, trataré de ir, te lo aseguro.

La joven rubia solo sonrió y se fue y él volvió a su casa y se dirigió directamente a su habitación, una vez ahí se quedó pensando, Fler le había dicho que podía confiar en ella. Confiar. Él había confiado en su hermano y en su profesor pero lo que se dio entre los dos le costó la confianza de sus padres, las murmuraciones, el aislamiento ¿Podría volver a confiar? No lo sabía. Aunque terminaba de darse cuenta que Fler confiaba en él y confiaba en que las cosas mejorarían; quizás era lo que quedaba por hacer, tener confianza no en el presente sino en el futuro.

Confiar en que sus padres se recuperarían de lo ocurrido, confiar en que su hermano era feliz con Saga, confiar en que Shaka seguiría con su vida, confiar en que podría dejar todos los problemas atrás y forjarse una existencia, sencillamente confiar en que dejaría el pasado en el pasado y que el presente lo fortalecería y en el futuro volverían sus seres queridos a ser felices y él confiaría de nuevo en los demás.

 

 

FIN

 

Notas finales:

 

Tucídides: fue el autor de la obra Historia del Peloponeso que comprende la historia de las guerras entre Esparta y Atenas desde el año 408 a.C.

 


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