Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Una semana para el amor por Higary

[Reviews - 20]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holi hola de nuevo, gente bonita!! No estaba muerta, sólo agonizando XD Cofcof, bueno, es en serio, porque desde inicios de Enero tuve serios problemas de salud y ahorita estoy en recuperación, por ello no he continuado con ninguno de mis otros fics. En compensación, el día de hoy les traigo un mega oneshot, es que no quería partirlo, sino perdía gracia ^o^ Como no tengo internet y lo estoy subiendo rápido, no revisé si tenía horrores ortográficos, así que me disculpo si los hay. Tenía muchas cosas que contarles, pero mi inspiración acaba de irse de nuevo así que mejor lo dejo para otra ocasión. Ya saben, espero sus comentarios con saludos, quejas, sugerencias, pedradas, felicitaciones, deseos de buena salud, flores, jitomatazos, bombas, cebollazos, chidoris, rasengan y demás. Se me cuidan mucho y ahora sí: ¡¡a leer!!

 

Disclaimer: Los personajes son propiedad de Kishimoto-sensei, quien ya debería confesar ser yaoi fan n.n La trama es culpa de mis desvaríos mientras todavía andaba más muerta que viva XD

UNA SEMANA PARA EL AMOR

 

En el mítico Monte Olimpo se hallaba la gran residencia de los Dioses. Allí se encontraba un guapo pelirrojo de ojos color aguamarina y en cuya frente estaba tatuado el kanji del amor. Pese a su semblante frío y reservado, la verdad es que por dentro estaba sintiéndose frustrado y todo por culpa de cierto mortal cuyo carácter era peor que el suyo propio.

-¿Por qué esa cara, Gaara-chan? –preguntó burlonamente un pelinegro de piel pálida- Esa no es una expresión digna del Dios del Amor.

-Déjame en paz, estúpido Sai. ¿Es que el Dios de la Guerra no tiene nada mejor que hacer?

-Estaba aburrido y decidí venir a visitarte. Sabes que te quiero mucho, Gaara-chan.

-Vuelve a llamarme así y dile adiós a tu inmortalidad.

-Tan amistoso como siempre, cariño. Pero ya en serio, ¿por qué miras con tanta insistencia la Tierra?

-Hay un mortal que está comenzando a desesperarme –notó que el otro ladeó la cabeza con confusión-. He intentado emparejarlo con varias personas, pero nada, parece no interesarse en nadie más que él mismo.

-Ohh, dime quién es, quiero ver al mortal que ha sido capaz de resistirse a la voluntad del Dios del Amor.

De mala gana el pelirrojo le señaló a un guapo chico de cabello azabache y ojos negros, de unos diecisiete años; sus facciones le daban un aire de misterio.

-A lo mejor es frígido. Auch –se sobó la cabeza tras recibir un golpe

-En todos mis años jamás me había topado con un mortal tan problemático. Debo hacer que se enamore antes de San Valentín o mi reputación de Dios estaría en juego.

-Mmm... Quizá está esperando a la persona indicada. Pero se nota que es un amargado en potencia, así que habrá que tomar medidas drásticas.

-¿A qué te refieres?

-Bajemos a la Tierra. Averigüemos todo lo que podamos de ése mortal para así encontrarle a su pareja.

-Bajemos me suena a manada. ¿Qué te hace pensar que quiero ir a la Tierra, y en especial contigo?

-No seas así, Gaara-chan. Sabes muy bien que nunca dejaría a mi lindo Dios del Amor ir solo, además, ¿no que tu reputación estaba en juego?

-Me niego a ir contigo. Mejor ocúpate de tus propios asuntos.

-¿Ah, sí? Entonces no te importará que les diga a los demás que no eres capaz de emparejar a su simple mortal.

Aquello fue un golpe bajo. Gaara no estaba dispuesto a que su orgullo cayera de esa manera ante las otras deidades. Eso jamás.

-Está bien –se resignó-, vamos a la Tierra.

-Jajaja, sabía que cederías, te tengo bien dominado. Auch –otro golpe había impactado en su cabeza

 

Un rato después, ambos estaban ante los Dioses supremos, los jefes de jefes, Jiraiya y Tsunade.

-¿A la Tierra? –interrogó el peliblanco-, ¿los dos?

-¿Por qué ese repentino interés por ir?

-Sólo queremos hacer una investigación de campo. La verdad es que estamos un poco aburridos aquí.

Gaara maldijo por lo bajo. Quizá Sai andaba de flojo, pero con vísperas de San Valentín, él sí que tenía trabajo por hacer.

-No creo que esté mal que se distraigan un rato –opinó Jiraiya-. Está bien, pueden ir. Pero sólo durante una semana, nada más.

-Sí.

-Recuerden traernos unas cuantas botellas de sake, niños –añadió Tsunade

A ambos les desconcertaron sus palabras, pero no dijeron nada, mejor asintieron y se marcharon del lugar para cumplir su misión.

 

DÍA I

 

Era un nuevo día en aquél lugar llamado Konoha. En una de las residencias más grandes y hermosas vivían los hermanos Uchiha: Itachi (el mayor) y Sasuke (el menor).

-Hoy es el día –decía convencido Itachi-. Hoy por fin haré que Dei-chan caiga en mis brazos.

-Ajá. No sé cuántas veces he escuchado esa misma historia.

-No molestes, otouto. Que tú seas un amargado que desperdicia su juventud no quiere decir que los demás también.

-Ahora hablas como ése Rock Lee y Gai-sensei. Mejor me voy a clases –y se marchó dejando a su hermano seguir fantaseando

 

Sin que Sasuke lo supiera, desde un árbol era vigilado por los dos Dioses.

-Mirándolo de cerca no está tan mal, aunque su hermano es más guapo y sexy –notó que el otro lo miró de reojo-. Tranquilo, Gaara-chan, sabes que no te sería infiel.

-Yo no dije nada, además eso no me interesa.

-¿Y?, ¿no piensas ayudar al mayor también?

-Tú mismo lo viste, eso no es necesario. Creo que es más terco y acosador que tú.

-¿En serio? –sonrió- Me dan ganas de hablar con él, seguro que seríamos amigos, jajaja.

-Baka. Recuerda que los mortales no pueden vernos.

Sasuke llegó a la Academia del lugar. Sólo le quedaba un año para ingresar a la universidad. Inmediatamente se vio rodeado de muchas chicas deseosas de poder salir con él, cosa que le tenía sin importancia.

-Es bastante popular –observaba Sai-. ¿Por qué no emparejarlo con una de ellas?

-Ninguna de esas mortales le interesa.

-¡Sasuke-kun! –gritó una pelirosa

-¿Qué tal ella? –preguntó el Dio de cabello negro

-¿Bromeas? No soy tan cruel.

-Jajaja, tienes razón, eso mejor déjamelo a mí.

 

-Déjame en paz, Sakura –le dijo el chico con fastidio

-Pero Sasuke-kun, esa no es manera de tratar a tu novia.

-Te he dicho miles de veces que no eres mi novia.

-¡Pero Sasuke-kun!

 

Por fin pudo librarse de sus fans y llegar a su salón. Pero allí fue interceptado por una pelirroja de lentes.

-Sasuke-kun, seguramente la frentona te estuvo molestando de nuevo. Ya debería entender que yo soy tu novia.

-No sé cuál de las dos está peor.

-Déjalo en paz, peli teñida.

-¡¿Cómo me llamaste, Suigetsu baka?! –comenzaron a pelear

-¿Lo mismo de siempre? –le preguntó su amigo Juugo

-Sí, ya estoy harto. No entienden que quiero que dejen de molestarme.

-Anímate, Uchiha –dijo Kiba-. Deberías estar feliz por ser tan popular.

-Como no eres al que acosan a diario.

 

-Jajajajaja, eso explica su cara de perro a punto de morder –reía Sai-. Oye, Gaara-chan, ¿por qué no te ahorras tanto problema y sencillamente haces que se enamore de alguna de sus admiradoras?

-No es tan simple. Mi deber no es obligar a la gente a amar a alguien, sino propiciar el encuentro para que dos personas se conozcan y se atraigan. Lo demás depende de ellos.

Sai lo miraba con curiosidad. Era la primera vez que aquél chico hablaba así de su trabajo. Hacía mucho tiempo desde que Sai lo amaba, pero una relación entre el Dios del Amor y el Dios de la Guerra no era tan sencilla, por eso siempre prefería hacer enojar a Gaara y molestarlo, al menos así obtenía su atención.

-Entiendo –dijo al fin-. Entonces primero busquemos candidatos para tu mortal y luego arreglamos todo para sus encuentros románticos.

 

Se separaron y comenzaron a deambular por la Academia observando a los diferentes alumnos y seleccionando a los que ellos creían que tenían alguna posibilidad con el Uchiha. Luego de un rato volvieron a reunirse.

-Ya los tengo, ¿qué hay de ti, Gaara-chan?

-Escogí algunos. Déjame ver tu lista –comenzó a leer los nombres-. Hyuuga Hinata.

-Es bastante linda, aunque muy tímida. Da ese aire de princesa de la antigüedad.

-Descartada, ya tiene novio.

-Lástima. ¿Qué tal la que sigue? Sabaku no Temari. Es muy guapa y tiene mucho carácter, seguro que dominaría a nuestro amargado.

-También ya tiene novio, los junté hace como un año.

-Mmm... Fueron las dos únicas mujeres que elegí, los demás son hombres –miró su lista-. Rock Lee, es muy simpático y alegre, harían buena pareja.

-Podría ser... Aburame Shino.

-Es un tipo extraño. Usa lentes oscuros y les habla a los insectos. Quizá nuestro mortal sea de gustos fuera de lo común.

-Uchiha Itachi... ¿Su hermano?

-Siempre nos queda la opción del incesto, ¿no?

Como respuesta obtuvo un golpe en el estómago.

-Auch, para ser Dios del Amor eres muy violento.

-Te lo mereces por provocarme. Bueno, vamos a buscar a los candidatos para hacer que se topen con Sasuke.

 

Ambos pasaron corriendo a toda velocidad junto al causante de todas sus complicaciones.

-Esos no son de esta Academia, ¿o sí? –preguntó al aire, se encogió de hombros y siguió su camino con tranquilidad

 

Por la tarde se encontraba en su casa comiendo cuando su hermano regresó.

-Ya vine –dijo en tono desanimado

-Supongo que aún no tengo cuñado.

-¡No molestes, otouto baka! Sólo le estoy dando un poco de tiempo para que se haga a la idea.

-Sí, claro.

-¿Y qué hay de ti, hermanito?, ¿Cupido no te ha hecho caer?

-Eso es sólo una pérdida de tiempo.

-Ahora piensas así, pero ya verás cuando te enamores, kukuku.

 

DÍA II

 

De nueva cuenta, Sasuke iba rumbo a sus clases. A cierta distancia era seguido por los Dioses.

-A estas horas pasa por aquí una chica que escogí para él –explicaba Gaara-. Su nombre es Ino, rubia, soltera, de buena apariencia. Quizá le agrade.

-Oh, ayer cuando revisabas mi lista iba a preguntártelo, ¿recuerdas a todas las parejas que has unido? Sus nombres, físicos, las circunstancias y esas cosas.

-Por supuesto, es mi trabajo.

-¡Wow! ¡Eres increíble, Gaara-chan! –intentó abrazarlo, pero el otro lo impidió con una patada en el estómago

-Nada de abrazos, Sai baka.

-Auch, te dije que lo de ser malo mejor me lo dejaras a mí.

-Escóndete –lo jaló tras una pared

-¿Eh?, ¿qué pasa?

 

Se asomó un poco y vio que Sasuke se había volteado y miraba a su alrededor.

-Me pareció oír voces –murmuró el chico-. Debe ser la falta de sueño, todo por culpa del tonto de Itachi y sus relatos de fracasos amoroso –siguió caminando como siempre

 

-Estuvo cerca –suspiró el pelinegro-. ¿Pero no se supone que los mortales no nos ven ni oyen? A lo mejor sólo fue una coincidencia.

-Sí, podría ser. Ah, ahí viene Yamanaka Ino.

 

Una rubia se topó de frente con el Uchiha.

-¡Buenos días, Sasuke-kun!

-Hum.

-Tan comunicativo como siempre. Si tienes delante a esta chica tan hermosa.

-No molestes, Yamanaka.

-Qué malo eres –fingió tristeza-. Y yo que te quiero tanto.

 

-Vámonos, planeemos el siguiente encuentro –dijo el de ojos verdes

-¿Uh? Pero si todo marcha bien entre esos dos.

-Para nada. No es su tipo, a ella no le interesa en lo más mínimo, parece que ya está enamorada de alguien más.

-¿Cómo es que estás seguro?

-Soy el Dios del Amor, es mi trabajo saber esas cosas. Me doy cuenta rápido.

-Lo sostengo, Gaara-chan: ¡eres genial!

-No es para tanto.

 

Todos llegaron a la Academia. En una cancha se encontraba practicando el equipo varonil de fútbol.

-Muy bien, chicos, ¡entrenemos con todo nuestro ánimo! –gritaba un pelinegro haciendo poses

-Ah, mira, ese chico es Rock Lee, es uno de los que elegí –señaló Sai-. Es bastante curioso. Gaara-chan, deja que yo me encargue esta vez.

 

Sai se desplazó por la cancha y aprovechando que no podían verlo, pateó el balón con el que estaba entrenando Lee y le dio en la cabeza a cierto azabache.

-¿Quién rayos fue...?

-Lo siento mucho, Uchiha-kun –se disculpó Lee-. No sé qué me pasó, fue como si de repente la pelota se moviera sola.

-Es una excusa muy patética. Eres un torpe, deberías tener más cuidado.

-Sí, lo siento.

 

-No creo que eso haya sido una buena idea, Sai.

-Al contrario, es un buen comienzo. ¿No dicen los mortales que del odio al amor hay un paso?

 

-Oye, ya déjalo, Uchiha –apareció un chico de largo cabello castaño-. Lee ya se disculpó contigo.

-No te metas donde no te llaman, Hyuuga.

-Eres un...

-Tranquilo, Neji –pidió Lee. Recogió el balón e hizo una reverencia-. En serio lo lamento, Uchiha-kun, prometo tener más cuidado la próxima vez.

-Hum, eso espero.

-Lee, no tienes qué decirle eso a alguien como él.

 

-Le gusta –declaró Gaara con seguridad

-¿De verdad? ¡Te lo dije! Jajajaja, soy un genio en esto.

-No me refiero a Sasuke, sino a Hyuuga Neji. Le gusta Rock Lee.

 

El ojinegro se marchó a su salón bajo la molesta mirada del de ojos blancos.

-Ven, Neji, regresemos a entrenar.

Iba a dar un paso cuando sintió que algo lo empujó y cayó en brazos de su amigo.

-Eh... Me tropecé, lo siento.

-N-No, está bien.

 

Aún ocultos, Gaara sonreía levemente.

-De modo que así haces tu trabajo –comentó el otro-. Veo que no sólo te enfocas en una pareja.

-Claro que no. A diferencia tuya, yo no puedo descuidar mis responsabilidades.

 

Aquél día al Uchiha le tocaba asear el salón junto a Juugo, pero por la puerta en lugar de él entró un chico de gafas oscuras.

-Shino, ¿tú qué haces aquí?

-Vengo a limpiar. Sensei me cambió el día.

En total silencio comenzaron a asear el aula.

 

-Se nota que tienen mucho en común, son igual de serios –comentaba Sai feliz mirando la ventana

-Mejor continúa dedicándote a causar problemas en el mundo, de emparejar personas no sabes nada.

-¿Por qué lo dices?

-Porque no te das cuenta de que esos dos no congenian para nada.

-Sólo ocupan un poquito más de tiempo, ya verás.

 

-Voy a dejar esto –avisó Shino e intentó abrir la puerta, pero no pudo

-¿Qué pasa?

-Está cerrada.

De mala gana Sasuke se acercó para intentar abrir.

 

-Nada como una situación frustrante a solas para hacer que la atracción aflore.

-Sai, haz seguido viendo esas novelas mortales, ¿verdad?

-Son interesantes y divertidas –se defendió-. Oh, mira, parece que logró abrirla.

 

-Ya está –salió del salón y casi pudo jurar haber visto a un pelirrojo y un pelinegro saltar por la ventana

-¿Sucede algo? –preguntó su compañero

-No... No creo.

 

-Eso estuvo cerca –respiró aliviado el pelirrojo-. Me da la impresión de que él puede vernos.

-Pero es sólo un mortal, es casi imposible. Mejor continuemos con los otros candidatos.

 

Durante todo el resto del día, el Uchiha tuvo encuentros muy raros con diversos compañeros.

-Ya vine –anunció lanzando su mochila al suelo

-Bienvenido, otouto. ¿Por qué traes peor cara que otros días?

-Tuve un pésimo día. Parece que alguien está haciéndome la vida imposible.

 

-Huy, qué malagradecido. Todavía que nos tomamos la molestia de venir y acabar con su vida de amargado. Pero no importa, mañana continuaremos, jajajajaja –reía el Dios de la Guerra

-Parece que te has apasionado en esto más que yo.

-Es que es divertido.

 

Mientras en el Olimpo, Tsunade miraba en un espejo lo que estaban haciendo los dos jóvenes.

-¿Qué pasa, mujer? –preguntó Jiraiya

-¿Crees que estuvo bien dejarlos ir? Ambos sabemos perfectamente los sentimientos de Sai por Gaara.

-¿Y?, ¿cuál es el problema?

-Que no debemos permitir una relación entre ellos, podría causar un gran desastre.

-Te preocupas demasiado –miró también el espejo y sonrió-. Además, aunque sean Dioses, eso no implica que no tengan corazón.

-Pero aún así...

 

DÍA III

 

-¡Definitivamente hoy es el día en que tendré a Dei-chan entre mis brazos! –aseguraba Itachi con decisión- Ya me voy, Sasuke, que tengas buen día.

-Hum…

 

Él también tomó sus cosas y salió rumbo a la Academia. Tuvo un día como el anterior, lleno de encuentros extraños con gente que no le interesaba en lo más mínimo. En cuanto las clases terminaron se marchó rápido a casa, pero en el camino sintió que alguien lo observaba; aceleró el paso para dar vuelta en la esquina de la calle.

-Ja, es muy ingenuo si cree que puede escapar de un Dios. De prisa, Gaara-chan.

Lo jaló para correr tras el Uchiha, pero para su sorpresa, él estaba allí de pie mirándolos con el ceño fruncido y los brazos cruzados.

-Sabía que me estaban espiando.

-Este... No sabemos de qué hablas, ¿verdad, Gaara-chan?

-Puedes vernos –confirmó con seriedad el otro

-Claro que puede verlos, ni que fueran invisibles.

-Ehem, pues lamento informarte que se supone que sí somos invisibles para los mortales y la gente comienza a verte raro porque creen que hablas solo.

Sasuke se percató de que el pelinegro tenía razón, de modo que los llevó a su casa para exigir respuestas.

 

-¿Y bien?, ¿por qué rayos me han estado siguiendo? –preguntaba Sasuke una vez que estuvieron en su habitación- ¿De verdad creían que no me daba cuenta de que son ustedes los que me han estado causando problemas?

-Qué bastardo tan insolente, si hasta deberías agradecernos de rodillas el que nos tomáramos la molestia de venir personalmente a arreglar tu amargada vida –contestó Sai, cruzándose de brazos

-¡¿Cómo me llamaste, imbécil?!

-¡Ya basta los dos! –ambos se quedaron callados ante el grito del más serio- Primero deberíamos presentarnos, Sai.

-Lo que sea, de todos modos este mortal me cae mal.

Iban a comenzar a discutir de nuevo, pero el pelirrojo volvió a interrumpir.

-Escucha atentamente, Uchiha Sasuke. Seguramente será difícil que nos creas, pero mi nombre es Gaara y soy el Dios del Amor. Éste chico es Sai y es el Dios de la Guerra. Desde hace tiempo que he intentado encontrarte una pareja, pero mis esfuerzos no han dado resultado, de modo que Sai sugirió que viniera yo mismo aquí para intentar solucionarlo y él decidió acompañarme.

El azabache sonrió con presunción.

-Sí, claro, ¿esperas que crea semejante tontería? No me hagas reír, ¿acaso esta broma fue idea de mi aniki?

-Yo no bromeo con mi trabajo –aseguró con seriedad

-Oye, mocoso bastardo, tenle más respeto.

El pelirrojo se percató de la mirada tan escalofriante que le estaba dirigiendo a aquél chico.

-Sai, tranquilízate.

-Hum. Gaara-chan, dale una muestra de tus poderes a ver si con eso nos cree –sonrió de forma macabra-. A menos que quieras que yo le haga una pequeña demostración de los míos.

Sasuke nunca lo admitiría, pero la verdad es que aquella expresión y tono de voz lograron asustarlo un poco.

-Ya me encargo yo –miró al azabache-. Puedo recordar a cada pareja que he unido en el mundo sin importar el tiempo en el que haya sido. Tu padre, Fugaku, conoció a tu madre, Mikoto, en la cafetería donde ella trabajaba a medio tiempo cuando estaba en la universidad. Él iba todos los días sólo para verla, hasta que en una ocasión unos tipos la molestaron y él la defendió. Un mes después comenzaron a salir juntos.

Sasuke no decía nada. Esa historia su mamá sólo se la había contado a él, ni siquiera su aniki lo sabía.

-Tu hermano, Itachi, cuando niño anduvo con su mejor amigo Hoshigaki Kisame, pero se separaron porque se dieron cuenta que no funcionaban como pareja. Actualmente está enamorado de su compañero de trabajo llamado Uzumaki Deidara; ha estado intentando que acepte salir con él desde hace tres meses. Puedo seguir enumerando a tus familiares, si quieres.

Ahora sí el Uchiha menor estaba totalmente sorprendido.

-¿Y qué?, ¿ya nos crees?

No quedándole otra opción, asintió lentamente.

-Pero si todo ese cuento es cierto, debo decirte una cosa –miró fijamente a Gaara-: No estoy interesado en nadie, ni en tener una relación con otro ser vivo, estoy muy bien así.

-Te equivocas. Me encargo de propiciar encuentros entre la gente, sin embargo tú te resistes a ello con todas tus fuerzas, pero es porque eres alguien egoísta y orgulloso.

-Y bastardo y amargado.

-No ayudas mucho, Sai baka.

-Si es la verdad. Además este mortal está desafiando al gran Dios del Amor con su actitud de "me vale lo que le pase al resto del mundo".

-Deja de hablar de mí como si no estuviera presente, maldita copia barata.

-¿Qué? Eres un mocoso comparado conmigo, así que la copia serías tú.

Volvieron a sumergirse en una pelea.

-Ambos se comportan como unos niños –los regañó el otro-. Es suficiente, vamos, Sai.

-Como desees, Gaara-chan.

-Ya te lo dije, Sasuke, ya llegó tu tiempo para que encuentres a una persona especial. Y juro que te emparejaré con alguien o si no renunciaré a mi título de Dios.

-Ja, eso quiero verlo, Cupido con complejo de asesino.

El pelirrojo dio media vuelta y salió por la ventana.

-No me caes muy bien –habló Sai-, de todos modos te daré un consejo: Gaara podrá ser el Dios del Amor, pero por tu seguridad no lo provoques. Cuando él se enoja puede ser más terrible que yo. Nos vemos, Uchiha bastardo.

 

DÍA IV

 

Sasuke despertó muy temprano a pesar de que era sábado. Todavía no estaba muy seguro de si lo ocurrido el día anterior fue un sueño o realidad.

-Y si así fue, espero que esos dos desistan y me dejen en paz.

-¡Sasuke, de prisa! –entró de golpe su hermano

-¿Qué quieres tan temprano?

-Vamos de compras. Nuestro refrigerador está vacío y además necesito comprar un regalo para el hermanito de Dei-chan que llega hoy.

-¿Y vas a regalarle algo?

-Claro, debo impresionar a mi futuro cuñado. Anda, apúrate.

De mala gana el menor tomó una ducha y salió con el pelinegro.

 

-Vaya, las tiendas de los mortales siempre me han parecido interesantes –comentaba Sai-. Mira esto, creo que debería comprarle algo a Tsunade-sama.

-Haz lo que quieras, pero recuerda que no vinimos aquí a divertirnos.

-Lo sé, sin embargo no tiene nada de malo relajarnos un poco. Después de todo el amargado ya sabe de nuestra existencia.

 

Más al frente caminaban los Uchiha. Sasuke volteó y encontró a esos dos Dioses que miraban muy entretenidos una tienda de juguetes.

-<<Así que no fue sólo un sueño –pensó-. Rayos>>

-Ohh, qué coincidencia. ¡Dei-chan!

Itachi llamó a dos rubios que paseaban. El mayor, de pelo largo, volteó y suspiró.

-Ah, Itachi...

-Te da gusto verme, ¿cierto, Dei-chan?

-Sí, cómo no.

El pelinegro reparó en el otro rubio de ojos azules que los observaba con curiosidad.

-¿Él es el hermanito del que hablas tanto?

-Sí. Como nuestros padres se irán al extranjero por un tiempo, lo enviaron a vivir conmigo. Es Uzumaki Naruto. Naru, éste baka acosador es un compañero del trabajo, Uchiha Itachi.

-Mucho gusto, Itachi-san –saludó, haciendo una reverencia

-Qué chico tan lindo y educado. Dejen les presento a mi otouto, a pesar de su apariencia no muerde –fue por el menor y lo jaló-. Uchiha Sasuke. Otouto, estos son Deidara y su hermano Naruto.

Sasuke y Naruto se miraron fijamente y no pudieron evitar sonreírse.

-Mucho gusto, Sasuke.

-Hola, Naruto.

 

-Jojojo, si ni le puede quitar la vista de encima –Sai observaba la escena con emoción-. Y no le culpo, es un chico bastante lindo y sexy.

-Pero... si ése chico es...

-¿Qué pasa, Gaara-chan?

-No... Nada.

 

Los hermanos mayores también se percataron de la curiosa atmósfera que se había creado entre los otros dos.

-Cofcof, vamos, Naru, aún tengo muchos lugares que mostrarte –habló Deidara

-¿Eh? Ah, sí –se sonrojó por haberse quedado tan absorto con aquél chico-. Con permiso, espero verlos de nuevo.

-Claro –le sonrió Itachi, por su parte Sasuke sólo logró asentir torpemente

Deidara sujetó el brazo del menor y se lo llevó jalando.

-Ay, otouto, al menos hubieras disimulado un poco –lo regañó el pelinegro cuando estuvieron solos

-¿De qué hablas? –preguntó, desviando la mirada

-¿Todavía lo preguntas? Si casi te comías con los ojos a Naruto.

-¡E-Eso no es cierto!

-¿Entonces por qué te sonrojas y tartamudeas? –sonrió cuando el otro volteó la cara, avergonzado- Mira, te aconsejo que disimules un poco, Dei-chan a pesar de su apariencia es muy sobreprotector con él. Lo ha cuidado como un león con su cachorro. Y créeme, Dei enojado da miedo.

-¡Y-Ya déjame en paz! Mejor volvamos a casa.

 

-Pues con razón no le hacía caso a ninguno de nuestros candidatos –seguía riendo Sai-, si el bastardo es de gustos muy difíciles de complacer. Ahora debemos averiguar más sobre ése chico, Gaara-chan. ¿Gaara-chan?, ¿me estás oyendo?

-¿Qué? Ah, sí, es cierto.

-Actúas raro, ¿seguro que te encuentras bien?

-Que sí, no me pasa nada. Bueno, de aquél chico sólo sé que se llama Uzumaki Naruto, ha tenido muchos pretendientes pero es algo torpe y no le ha hecho caso a ninguno.

-Genial, soltero y sin compromisos. Ahora hay que arreglar un encuentro entre él y nuestro mortal –dio vuelta y comenzó a seguir a los rubios

-Por eso ninguno de mis intentos funcionaban... Lo estaba esperando.

-¡Gaara-chan, se nos van a ir! ¡Apúrate!

Sacudió su cabeza y siguió a su problemático compañero.

 

DÍA V

 

Sasuke dormía con una sonrisa de bobo en los labios.

-Oye, despierta. Hey, vamos, arriba.

Se dio media vuelta y siguió disfrutando de su sueño.

-¡Sasuke bastardo, despierta! –gritó Sai, lanzándose sobre él

-¡Ahhh, quítate! ¿Eh? –se sorprendió al ver que el moreno frente a él no era Itachi y en la silla de su escritorio se encontraba cierto pelirrojo

-Por fin. Llevo diez minutos intentando despertarte.

-¿Qué hacen aquí?, ¿cómo rayos entraron a mi casa?

-¿Bromeas? Esto no es nada para nosotros. Bueno, hay que darnos prisa. Ve y báñate, ya te escogí la ropa que vas a usar. Te verás muy bien, no cabe duda de que tengo un excelente gusto.

-¿De qué estás hablando?

-Preparamos todo para que te puedas encontrar con ese lindo niño sin que estén en medio Itachi-kun y Deidara-kun.

Sasuke se sonrojó ligeramente.

-¿Y qué les hace creer que quiero verlo de nuevo?

-Mmm... Déjame pensarlo. Quizá porque mientras dormías no parabas de murmurar: "Ahh... Naruto...". Quién diría que eres un pervertido en potencia.

-¡No soy nada de eso!

-Jajaja, te haces del rogar, pero no te creemos nada, ¿verdad, Gaara-chan?

Ambos miraron al otro que seguía muy serio.

-Tienes que ir, Sasuke. Ése chico es el indicado.

-Ohh, deberías estar feliz, mortal amargado. Gaara-chan acaba de dar su aprobación. Hazle caso, él es el experto.

-Bueno... No niego que Naruto me atrajo, pero quiero que él me guste por mí mismo y viceversa, no porque tú desees que esté con alguien.

-Eso no es...

-No te confundas, Uchiha bastardo. El Dios del Amor sólo ayuda a realizar los encuentros, son los humanos quienes escogen a sus parejas y se enamoran. Así que el que Naruto-chan llegue a quererte depende sólo de ti.

-Gracias, Sai, pero yo solo puedo explicar mis deberes.

-Es que no quiero que gastes saliva innecesaria, Gaara-chan.

-Ya dejen de parlotear, ¿a qué hora se supone que me encontraré con Naruto?

Los Dioses se miraron.

-Por fin captas, Uchiha bastardo. ¡En marcha!

 

Un rato después, los tres se ocultaban tras unos arbustos del parque.

-No olviden el plan, Naruto-chan llegará en cualquier momento, entonces actuarás como si estuvieras aquí por casualidad.

-Aún no entiendo cómo lograste hacer que Deidara lo dejara salir solo.

-Soy el Dios de la Guerra, puedo manipular a los mortales si así lo quiero.

-Ahí viene –anunció Gaara

-Anda, tigre, ve y pelea –lo empujó fuera de los arbustos

-Maldita copia, ten más cuidado.

-¿Sasuke?

Volteó encontrándose con el rubio más encantador que jamás hubiese visto.

-Naruto...

 

-¡Qué lindos! –comentó el pelinegro- No está bien que yo lo diga, pero la verdad es que sí hacen bonita pareja.

-Es verdad.

Sai miró a Gaara de reojo y notó la pequeña sonrisa que le adornaban los labios.

 

-Quisiera disculparme por la actitud de mi aniki ayer –dijo Naruto-. Él no suele comportarse así, pero tiene un serio complejo de hermano. Todavía no entiende que ya no soy un niño.

-Está bien. Aunque francamente no le culpo por cuidarte tanto.

-¿Uh?

-Eh, no, quise decir que... Bueno, seguro que has de tener mucha gente que va detrás de ti, así que es normal que se preocupe.

-Mmm... Quizá sí. ¿Sabes? –sonrió- Por alguna razón me siento muy a gusto platicando contigo, Sasuke. Es tan sencillo y cómodo. Como si...

-Nos conociéramos desde hace mucho tiempo –completó-. Lo sé, yo tengo la misma sensación.

-¿Ah, sí? Me da mucho gusto que no sea el único.

-Oye, Naruto, ¿entrarás en la Academia Konoha?

-Sí, Dei se encargó de inscribirme. Mis padres querían que terminara mis estudios en Japón.

-Eso quiere decir que desde mañana seremos compañeros.

-Entonces podremos vernos más tiempo.

Sus caras estaban tan cerca, demasiado; era muy poca la distancia que debían acortar y cuando ambos se percataron de ello, giraron las cabezas, sonrojados.

-Eh... Debo irme, mi aniki se preocupará si tardo.

-Sí, lamento haberte retrasado.

-N-Nos vemos mañana, ¿verdad, Sasuke?

-Seguro, yo te busco en la Academia.

El rubio se emocionó por tales palabras, pero para evitar que el azabache lo descubriera, dio media vuelta y se fue corriendo.

 

-Bienvenido, otouto –lo saludó Itachi al verlo llegar a casa-. Te miras muy contento, ¿pasó algo bueno?

-Podría ser –contestó sin poder borrar la sonrisa que traía

 

DÍA VI

 

Tal y como lo prometió el día anterior, durante el descanso Sasuke buscó por toda la escuela a Naruto hasta encontrarlo rodeado de los fans que había logrado en unas cuantas horas.

-Gracias por la ayuda –dijo el rubio una vez que estuvieron solos-, no sabía cómo pedirles que me dejaran tranquilo.

-Actúan así siempre que llega uno nuevo lindo.

-¿Crees que soy lindo?

Sasuke se dio cuenta de lo que había dicho.

-Anda, Sasuke, responde.

-No. Déjame en paz, dobe.

-No me llames así, teme –reclamó-. Anda, contéstame.

 

-Nuestros tórtolos están coqueteando desde temprano –suspiraba Sai-. Aunque son medio torpes para actuar.

-Es cierto. Además Jiraiya-sama nos dio sólo hasta el día de mañana; me gustaría que las cosas quedaran claras entre ellos antes de que volvamos a casa.

-Ya te lo dije, tus deseos son órdenes para mí, Gaara-chan.

 

Luego de la discusión sin resultados, Naruto le había quitado su celular a Sasuke y ahora jugaba con él. Por su parte, el ojinegro lo miraba entretenido.

-Hey, Uchiha bastardo –escuchó en susurros

Volteó hacia unos arbustos y distinguió a cierto Dios irritante

-¿Qué rayos haces ahí, idiota? –le preguntó en voz baja

-Juro que te enseñaré a respetar a tus superiores, pero no hay tiempo para eso. No seas tonto, toma la iniciativa e invítalo a salir mañana.

-Vete de aquí y déjame en paz.

-Qué decepción, no pensé que fueras un cobarde. Con esa actitud seguro que alguien te toma la delantera y se roba a Naruto-chan.

-¡Ya cállate! –gritó, poniéndose en pie

-¿Estás bien, Sasuke? –le preguntó el Uzumaki-, ¿con quién hablas?

-Eh... No, con nadie, sólo pensaba en voz alta.

-¿Seguro? –vio que el otro asintió- De acuerdo. Ah, ya debo volver al salón, casi terminó el descanso.

-Naruto –lo llamó antes de que se fuera-, ¿te gustaría que saliéramos mañana por la tarde?

Al parecer las palabras de Sai sí lo habían afectado.

-Claro, será un placer –sonrió, con las mejillas rojas-. Te veo luego, Sasuke.

 

El Uchiha regresó a su casa con la misma sonrisa de bobo enamorado del día anterior. Se tumbó sobre su cama recordando lo ocurrido durante el descanso.

-No hay tiempo que perder, Uchiha bastardo. Tenemos que planear tu cita de mañana.

Para su sorpresa (y molestia) por su ventana volvieron a entrar Sai y Gaara, el primero cargando varias revistas.

-He estado estudiando estos libros mortales para informarme de los posibles lugares a los que puedas llevar a Naruto-chan.

-¿Otra vez entran en mi casa sin permiso?, ¿y de dónde sacaste eso?

-Se los tomé prestados a tu hermano.

-Parece que él está más emocionado que tú con la cita –informó el pelirrojo

-Mira, mortal amargado, este lugar me parece bien, además tiene la atmósfera perfecta para que te le declares a Naruto-chan.

-Oye, ¿de verdad eres el Dios de la Guerra?

-Claro, ¿por qué?

-Comienzo a dudarlo por tu actitud.

Escucharon el sonido de unas campanas y luego Gaara sacó un pequeño oso de peluche rojo.

-Debe ser Kankurou. Discúlpenme un momento –acto seguido salió de la habitación

-¿Se comunican con esas cosas? –preguntó el Uchiha

-Sí, son como lo que ustedes llaman teléfonos.

-¿Pero osos?

-Fue idea del extraño Dios de las Ciencias, quien por cierto anda con el amable Dios de las Artes. Entregó un osito a cada Dios del Olimpo para que por medio de él pudieran comunicarse con sus subordinados. Antes de venir aquí, Gaara-chan tuvo que dejar a su asistente Kankurou supliéndolo. Con San Valentín a tan pocos días, ellos tienen más trabajo de lo usual.

En ese momento Sasuke se percató de la forma en que Sai miraba la puerta por donde el pelirrojo había salido.

-Tú estás enamorado de él, ¿cierto?

Sai sonrió ante tal pregunta.

-No es algo tan sencillo –contestó-. Siempre lo molesto con insinuaciones, pero lo hago para que no se dé cuenta de lo que en verdad siento.

-¿Por qué no sólo se lo dices?

-Porque él es el único al que en el Olimpo nunca me dejarán tener. Gaara es el Dios del Amor, yo soy el Dios de la Guerra, a ojos de todos es lo más absurdo que podría ocurrir –volteó a verlo-. A decir verdad te tenía algo de celos porque Gaara te estaba prestando demasiada atención para mi gusto, por eso cuando dijo que quería que encontraras una pareja, decidí ayudarlo en todo lo que pudiera. Por mi posición no está bien que lo diga, pero yo haría cualquier cosa con tal de verlo feliz.

-¿Y aún así no le dirás nada?

-Los Dioses somos inmortales. Dudo que puedas hacerte una idea de cuánto tiempo llevo así.

-Lo lamento, cosas del trabajo –se disculpó Gaara volviendo con ellos-. ¿Ya escogieron el lugar de la cita?

-Sí, primero irán al cine, luego a una elegante cena y por último nada como un romántico paseo bajo la luz de la luna, ¿verdad, Uchiha bastardo?

-Supongo.

 

DÍA VII

 

Un hombre moreno y otro de cabello gris se encontraban con Tsunade y Jiraiya.

-Hoy se termina el plazo –dijo ella-. Iruka Dios de las Artes y Kakashi Dios de las Ciencias, quiero que bajen a la Tierra y traigan de vuelta al Dios del Amor y al Dios de la Guerra.

-¿Están en la Tierra? –preguntó Iruka

-¿A poco Sai por fin decidió robarse a Gaara?

-No lo digas ni en broma, Kakashi. Fueron a hacer una especie de investigación, por eso quiero que los traigan de regreso a casa.

-Tsunade-sama –llegó un mensajero-, el Dios del Licor ya está aquí con su encargo.

-¡Ya era hora! Ehem, con permiso, regreso enseguida.

-Ella no cambia ni con los siglos –reía Kakashi

-¿Jiraiya-sama?

-Con sus habilidades seguro que los encontrarán en segundos, pero esperen hasta el anochecer –sonrió, mirando el espejo-. También es tiempo de que Tsunade y los demás comprendan que no hay nada que pueda hacer más felices a esos niños...

-Tiene razón.

 

Regresando al mundo mortal, las clases habían acabado y ahora Sasuke se arreglaba para su cita.

-Nuestro pequeño está creciendo, ¿no te emociona, Gaara-chan?

-Te estás ganando otro puñetazo.

-¡Sasuke!

Itachi entró de golpe a la habitación. Aunque sabían que el mayor no podía verlos, por puro reflejo ambos Dioses se escondieron dentro del armario.

-¿Qué quieres, Itachi?

-¿Es cierto que vas a salir con Naruto? –esperó hasta que su hermano asintió- Grrr, qué envidia, yo llevo meses intentando cortejar a Dei-chan y tú en días conseguiste una cita con su hermano menor.

-Pues rézale a los Dioses por ayuda, a lo mejor te escuchan –sonrió de medio lado

-Muy gracioso, otouto baka. Bueno, no vayas a arruinar las cosas, recuerda que Naruto es mi futuro cuñado.

-Eso es obvio. Ahora vete, que debo terminar de vestirme.

-¿Eh?, ¿eso quiere decir que le pedirás que sea tu novio? -fue sacado del cuarto de una patada- ¡Oye, mocoso, ábreme!

 

Sasuke siguió peinándose sin hacer caso a los gritos de Itachi.

-¿Y ustedes dos qué hacen en mi armario? Creía que mi aniki no podía verlos.

-Instintos de seguridad –contestó el moreno saliendo con Gaara

-Ya casi es hora. Buena suerte, Sasuke.

-Sí, los estaremos vigilando a distancia, así que danos el gusto de poder ver en vivo el final feliz.

-¿A qué te refieres?

-No le hagas caso y vete.

 

Un rato después Sasuke y Naruto se encontraron en el lugar acordado.

-Te ves... muy bien –le dijo el azabache sin quitarle los ojos de encima

-Gracias, tú también –sonrió avergonzado por tan penetrante mirada

Las chicas a su alrededor los miraban con emoción mal contenida.

-¡Kyaa! ¡Qué guapos!

-Me pregunto si serán pareja.

-Espero que sí, ¡se miran muy bien juntos!

 

Entraron a ver una película y ahí descubrieron que tenían gustos muy similares, porque al contrario del resto del público que se emocionaba con las escenas, ellos casi se partían de la risa porque las actuaciones les parecían muy forzadas y hasta ridículas.

-Valió la pena para reírnos un rato –comentó Sasuke

-Estoy de acuerdo –se frotó el estómago-. Tanto reír me provocó hambre.

-Descuida, la próxima parada es una cena.

-Se nota que te gusta tener todo bien planeado, teme.

 

Desde el techo de un negocio los vigilaban los otros dos. Habían estado siguiéndolos durante toda la cita.

-No sé mucho sobre las relaciones de humanos –habló Sai-, pero ellos son muy curiosos, tan diferentes pero tan parecidos al mismo tiempo.

-Es cierto –sonrió-. Las cosas entre ellos siempre han sido así.

-¿Siempre?

Por respuesta Gaara sólo siguió sonriendo.

 

La cena ayudó para que los chicos se conocieran todavía mejor y también para atraerse más el uno al otro. Una vez con la cuenta pagada, Sasuke sugirió que caminaran por el parque. Tal y como dijo Sai, el ambiente era tan tranquilo y para qué negarlo, romántico.

 

-Gaara-chan, hace rato dijiste que su relación siempre ha sido así –mencionó Sai-. ¿A qué te refieres con eso?

-Como ya te expliqué, recuerdo a todas las parejas que he unido sin importar cuánto tiempo haya pasado –contestó y el pelinegro asintió

 

-Naruto, hay algo que debo decirte.

 

-Sabes que los mortales vuelven a renacer en diferentes circunstancias a las anteriores. Hay ocasiones, muy pocas, en las que vuelven a encontrarse con su anterior pareja, y aún si la encuentran, puede que las almas no se reconozcan y la dejen pasar de largo.

 

-¿Qué es, Sasuke?

 

-Hace mucho tiempo hubo dos chicos que desafiaron las creencias de un pueblo que cada cinco años sacrificaba a un joven para así mantener a los demonios alejados. Uno de ellos era el hijo del feudal de la región –miró al azabache-, el otro el elegido que debía morir –luego miró al rubio

 

-Mira, soy consciente de que tenemos sólo un par de días de conocernos, pero como dijiste antes, cuando estamos juntos me siento tan a gusto, tan feliz.

 

-Ellos se enamoraron. El hijo del feudal no estaba dispuesto a perder a su amado, así que lo convenció de que huyeran muy lejos. No estoy seguro de si los encontraron, porque eso ya no me corresponde, pero lo que nunca olvidaré son las palabras que se juraron cuando niños.

 

-No sé por qué y la verdad no me importa saberlo, pero de alguna forma me siento irremediablemente atraído hacia ti. Me gustas mucho, Naruto.

-Sasuke...

 

-"En la vida y en la muerte, siempre estaremos juntos, y nuestros sentimientos nunca van a cambiar".

 

-Yo también, Sasuke –desvió la cara-. Quizá para algunos sea absurdo porque apenas nos conocimos, pero estoy seguro de que me he enamorado de ti.

 

-Es hora, niños –apareció tras ellos cierto hombre de cabello gris junto a un moreno-. Ya pasaron los siete días de su permiso.

-Kakashi-san, Iruka-san.

-Tsunade-sama y Jiraiya-sama nos enviaron por ustedes –dijo Iruka

-Entendido, pero sólo un poco más –el ojinegro volteó la vista de nuevo a la pareja y sonrió-. Él siguió mis palabras: va a dejarnos ver ése final feliz.

 

-¿Es en serio?, ¿no es una de tus raras bromas? –preguntó el Uchiha, algo incrédulo

-Oye, mis bromas no son raras –reclamó-. ¡Y claro que hablo en serio!

Sin previo aviso se vio rodeado por los brazos del azabache

-¿Entonces aceptas estar conmigo?

-Claro que sí –le jaló una mejilla-. Alguien tiene que quitarte lo orgulloso, prepotente y antisocial.

-No molestes, usuratonkachi.

-También lo decía en serio. ¡Y no me llames así, teme!

Se miraron fijamente y comenzaron a reírse.

-Oye, dile a tu hermano que ya le haga caso al mío.

-Pero si ya le gusta, nada más que es demasiado terco. Dile a Itachi-san que se deje de rodeos y se le lance directamente.

-Me parece bien.

Terminaron la distancia que los separaba y unieron sus labios en un cálido, y por alguna razón, muy nostálgico beso.

 

-Listo –dijo Sai-. Ahora sí, acabamos con la misión, Gaara-chan.

-Sí, volvamos a casa.

-Pero antes me gustaría pasar a dejar algo.

 

Finalmente los cuatros Dioses regresaron al Olimpo donde una furiosa Tsunade aguardaba por ellos

-¡Llevo todo el día esperándolos! ¡Por eso envié a estos dos por ustedes, pero seguro que se quedaron por ahí holgazaneando! –los regañaba

-Ya, ya, tranquila, Tsunade-sama –pedía Kakashi-. Lo importante es que están aquí sanos y salvos. Y con unas cuantas botellas de sake que le trajeron de recuerdo.

-¡Qué niños tan lindos, por eso los adoro!

Todos suspiraron ante esa reacción. Podían agradecer que la rubia tuviera esa fijación con la bebida.

-Cofcof, tengo mucho trabajo pendiente –habló el pelirrojo-. ¿Me puedo retirar?

La rubia no le hizo caso porque abrazaba sus botellas. Una vez que él se fue, los otros tres (incluido Jiraiya) miraron al pelinegro.

-¿Tienes algo que decir, Sai? –preguntó el peliblanco

-Lo lamento mucho, Jiraiya-sama, sé que está mal, pero amo a Gaara y quiero vivir mi inmortalidad a su lado.

-Pero eso es im... –iba a alegar la rubia

-Entiendo –la interrumpió Jiraiya-. Mientras ambos sigan cumpliendo bien con sus tareas, no tendré objeción en que estén juntos como pareja.

-¡Muchas gracias, Jiraiya-sama! –y se fue tras Gaara

-¿Eres consciente de lo que has dicho? Ellos son como el Sol y la Luna, no pueden estar juntos, podrían provocar un gran caos.

-¿Pero no le parece injusto que el Dios del Amor no tenga derecho a tener a alguien especial? –preguntó Kakashi- Sólo porque la persona que escogió es su contraparte.

-Además, Tsunade-sama –intervino Iruka-, si como usted  ha dicho, ellos son el Sol y la Luna, démosles la oportunidad de vivir en un eclipse.

El Dios de la Ciencia abrazó a su pareja y asintió.

-Ten un poco de fe en esos chicos, Tsunade –dijo Jiraiya-. Si algún día las cosas llegaran a ponerse críticas, entonces yo mismo los separaré.

-Está bien –suspiró-. Todo sea porque esos niños sean felices.

 

Gaara ya se encontraba descansando en sus aposentos. Repasaba todo lo que había ocurrido en ese viaje a la Tierra.

-Qué irónico, pero esta semana la disfruté más que toda mi vida inmortal.

-¡Gaara! –de golpe Sai había llegado a su alcoba

-¿Qué haces aquí?

-Tengo que decírtelo. No me importa lo que digan los demás, no me importa que sea el Dios de la Guerra y tú del Amor: yo te amo, siempre lo he hecho. Y lo único que he deseado con todas mis fuerzas es poder estar contigo.

-No digas tonterías, sabes bien que eso no es posible.

-Claro que lo es. Jiraiya-sama ha dado su permiso, ya no hay impedimentos. Sólo falta que tú te decidas.

-¿De verdad lo ha permitido?, ¿luego de tanto tiempo?

-Somos Dioses, Gaara, inmortales. Siempre podemos comenzar de nuevo.

-¿Y qué te hace pensar que yo siento lo mismo por ti? –preguntó, dándole la espalda y con la cara completamente roja

Sai sonrió y lo abrazó por detrás.

-El que nunca has dejado que nadie se te acerque tanto como lo he hecho yo.

-No cabe duda... de que eres un baka sin remedio.

-Lo sé.

 

Sasuke regresó a su hogar luego de haber llevado de vuelta a Naruto y de huir de un molesto y sobreprotector Deidara. Al entrar a su habitación buscó con la mirada a aquellos Dioses tan molestos, pero no los encontró.

-Qué raro. Iba a jurar que estarían aquí esperándome.

Encima de su cama encontró una hoja doblada a la mitad. Luego de leerla sonrió y la dejó sobre su escritorio para proceder a ponerse el pijama.

-Entonces por fin me libré de esos dos. Aunque no tengo idea de qué quiso decir con lo último.

 

Uchiha bastardo:

Es la primera vez que le escribo una nota a un mortal, y tenía que ser no maleducado como tú, pero bueno. Hoy termina nuestro plazo de siete días en la Tierra y tenemos que volver al Olimpo. Te dejo este mensaje para agradecerte por ése final feliz; odio admitirlo, pero me has motivado para no rendirme, yo también daré mi mejor esfuerzo por la persona a la que amo. No creo que volvamos a vernos, así que cuida mucho de Naruto-chan. Y por cierto, me da gusto que luego de tanto tiempo hayan podido cumplir con su promesa.

Atentamente, el guapísimo y sexy Dios de la Guerra, Sai

 

FIN

THE END

OWARI


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).