Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Amōris por OdiumAmoris

[Reviews - 30]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +


● Amōris ●

Por: OdiumAmoris


 

● Capítulo III: Amor abnegado ●

Un amor abnegado no era tan malo, pero un amor posesivo y paranoico sí. Desde que había tenido aquella discusión con Sasuke sentía que irremediablemente todo estaba en su contra y que todos le podían quitar a su novio, inclusive la ropa que tan recelosamente utilizaba diariamente. Frustrado consigo mismo se dejó caer en el lecho que utilizaban ambos pero que ahora sólo él llenaba con su presencia, quiso poder girarse hacia la derecha en busca del calor que emanaba el cuerpo de su amante pero lo único que consiguió fue rodar hasta hundir su rostro en la almohada contraria recordando la fragancia tan masculina y embriagante que tenía el Uchiha, y hasta ahora se daba cuenta de lo mucho que lo extrañaba y de lo vacío que se sentía sin él.

—Con que así se siente ser olvidado y botado —murmuró girando su rostro apreciando la pared del dormitorio. Desde hacía años que el lugar le parecía más cómodo, arrullador y hogareño tras saber que cuando llegara a casa, o esperando un momento llegaría el poseedor de orbes negros haciendo que olvidase lo que acontecía a su alrededor, centrándose en su persona y tratando de ser el centro de atención del otro —... Sasuke —gimió lastimeramente apretando sus puños haciendo pulular arena en la estancia, se sentía frustrado y despreciado y poco a poco la arena se fue acomodando a su alrededor formando su fortaleza del resto, aquella que era imposible franquear, logrando así cerrar el resquicio de su único sentimiento imperecedero, porque Sabaku no Gaara amaba una sola vez.

El consejo de Suna estaba completamente estresado y sobre todo frustrado. Desde que Gaara había asumido su posición como Kage él nunca había faltado de no ser las veces que curiosamente se enfermaba o el rapto del cual toda Suna fue presente; nerviosos por no saber qué hacer recurrieron a los hermanos del menor quienes parecían tan o más sorprendidos y nerviosos de aquel hecho: Gaara no había ido a trabajar hacia dos días. Cuando Baki con los hermanos Sabaku entraron a la denominada casa Uchiha-Sabaku la encontraron en un silencio cosa que no esperaban, por unos momentos creían que Sasuke había raptado a su hermano para satisfacerse debido a que no habían tenido mucho tiempo juntos cosa que muchos comprendían sonrosándose por el hecho de que todos sabían quién era el que recibía amor, pero fue todo lo contrario. A pasos silenciosos —porque quizá estarían durmiendo— se dirigieron al cuarto que ocupaban ambos quedando Kankuro y Baki afuera esperando a que Temari les dijera algo, pero cuando fue  a abrir la puerta esta no alcanzó a abrirse por completa cuando se volvió pesada e inaccesible.

—¿Qué demonios? —masculló la chica mientras que por la entrada veía salir un pequeño hilo de arena —... ¡¿A-arena?! —vociferó sorprendida mientras hacía trizas de una vez por todas el impedimento  de pasar al cuarto; por primera vez pensó en golpear a Gaara por el hecho de matar a Sasuke pero allí no se veía nada parecido a un cuerpo ni mucho menos sangre, solo la defensa absoluta sobre la cama y más arena.

—¿Gaara? —llamó indeciso Kankuro mientras se acercaba aún más que su hermana. Pronto comenzaron a formarse rápidamente picos en aquella defensa lo que los imposibilitó a acercarse más, el menor no quería ver ni escuchar a nadie.

—¿Dónde está el Uchiha? —Baki tras revisar la casa se dio cuenta de la inexistencia de algún rastro del moreno en esos días,  a lo que Temari por fin pudo unir la hilera de sus pensamientos.

—Se pelearon. Sasuke quiere tener un hijo y Gaara le dijo que no, luego Sasuke lo regañó y se fue —murmuró como si nada mientras ahora intentaba pensar en otra cosa.

—Tenemos que irle a buscar, o sino esto no se solucionará —admitía Kankuro al verse limitado para poder ayudar a su pequeño hermano.

—Si Sasuke escapase... se iría a Konoha.

—¡¡Vamos a buscarlo!!

—Baki, quédate aquí y trata de que nadie se entere, iremos por Sasuke.

Ahora su único objetivo era sacar a Gaara de aquel estado semi-inconsciente en el cual se encontraba.

Konoha era un lugar que siempre le traía paz en indeterminadas ocasiones. En Suna siempre hacía o mucho calor o mucho frío por lo cual nunca podía disfrutar de aquellas estaciones intermedias mucho tiempo. Su negra mirada se posaba en los puestos comerciales en pleno atardecer, recién había pisado el suelo de la villa cuando se vio descubierto por su rubio amigo quien tan sólo al mirarlo a lo lejos había gritado a todo pulmón su nombre ido corriendo hasta él y encaramándose en su cuerpo importándole poco la opinión pública mientras le chillaba —porque él no hablaba— lo mucho que lo extrañaba  y que las misiones no eran lo mismo sin él.

—Naruto: me asfixias —el menor sonrió de manera zorruna mientras esta vez, como muchas otras veces, se subía a la espalda de Sasuke para joderlo y hacer que lo llevara hasta su casa.  Sasuke estaba lo suficientemente feliz —sin demostrarlo— y animado por ver de nuevo a su rubia molestia por lo cual no replicó mucho y juntos emprendieron camino hasta la casa del Uchiha.

—Hasta que te acordaste de mi Sasuke-teme, pensé que te tenía que ir a buscar  Suna para que me vinieras a ver —masculló enojado mientras  apretaba el cuerpo del mayor con sus piernas.

—Sigue así dobe y te dejaré caer y de pasada te reviento tu rostro —mascullaba al caminar. Cuando se perfiló la mansión Uchiha el rubio se bajó esperando impaciente porque abriera la puerta ya que tenía apetito, el poseedor del Sharingan giró la perilla de su hogar para luego dejar pasar a Uzumaki quien como un torbellino se dirigió al refrigerador olvidando que el Uchiha acababa de llegar y en su casa no había comida.

—¡Sasuke-teme no tienes comida! —vociferó colérico mientras a pasos amenazantes se dirigía hasta su amigo —, ¡qué no sabes que los ninjas en crecimiento tienen que comer mucho! —haciendo su típico berrinche el rubio arrastró al moreno al mercado haciendo que comprara mucha comida para los restantes días que el aludido supuso que s molestia rubia se quedaría con él. Luego de comprar los trigos y pastas necesarias se fueron a comprar juntos la verdura cosa que al Jinchuuriki no le agradó mucho y para finalizar la carne que era siempre la mejor.

—¡Quiero probar conejo también! —gritó animado mientras le decía a Sasuke qué quería para comer.

Definitivamente haber ido a Konoha a relajarse un poco no estaba mal.

De vuelta a la mansión cortó y dejó los alimentos hirviendo un tiempo mientras este se preparaba un baño diciéndole al rubio que estuviese pendiente de la cocina, Naruto asintió desde la comodidad de aquel sofá y el pelinegro se dirigió hasta la ducha a relajarse otro tanto; sabía que había hecho mal en marcharse de casa sin intentar siquiera de insinuarle a Gaara que no lo quería ver durante los restantes días, y recién se daba cuenta de que era la primera vez que pelearan tan fuerte como para siquiera él salir así de su hogar sin decirle que se iría a una misión o algo.

—No es mi culpa —murmuró mientras movía el agua con sus piernas tratando de apaciguar aquel bicho molesto de la culpa que pensaba a carcomerle.

—¡Sasuke la comida se sale!, ¡¿Qué hago?!, ¡¡NOO!! ¡No te quemes! —sonrió de medio lado ante el escándalo que estaba haciendo su amigo allí abajo y salió de su ducha tomando tranquilamente una toalla enrollándola en sus partes nobles y caminó hasta la cocina procurando no mojar el piso.

—¿Qué sucede dobe, por qué tanto griterío? —espetó al entrar a la cocina encontrando al rubio con la cacerola hirviendo entre sus manos mientras este mantenía sus orbes llorosos por aquel esfuerzo —, ¡Dobe deja eso en el fregadero, por Dios eres un idiota! —balbuceaba mientras cogía la olla por el mango y la dejaba en el fregadero como él lo dijo y luego veía las rojizas manos del rubio.

—D-duele —explicó tratando de mantener sus lágrimas en sus orbes. El Uchiha negó mientras  abría el grifo y ponía las manos de Naruto allí y apagaba las demás ollas y agregaba los últimos condimentos.

—Déjalas allí no importa que se te entuman. Creo que tengo algo para cicatrizarlas más rápido y con la ayuda de Kyuubi probablemente no quedarán cicatrices —su amigo era un idiota.

Naruto observó subir al Uchiha hasta su dormitorio y no pudo evitar sonreír, la verdad su intención al principio había sido llamar la atención de su amigo, pero verdaderamente le asustó cuando vio que la olla comenzaba a burbujear y comenzaba a salir agua y comida por allí así que sin pensarlo mucho la tomó entre sus manos olvidándose que estaba hirviendo.

—Hubiera creado un Bunshin ‘ttebayo... o apagado el fuego como lo hizo el teme —murmuraba mientras observaba como poco a poco la piel de sus manos comenzaba a estirarse dolorosamente formando ampollas de agua en sus manos —... aunque esto es mejor —bisbisó cuando el Uchiha volvía a bajar imperturbable por la escalera, cortaba el agua y se lo llevaba al comedor donde comenzó a limpiarle y reventar aquellas dolorosas cosas para ponerle rápidamente una pomada cicatrizante y otra indolora para luego por fin vendar sus manos.

—Para una persona normal esto duraría una semana, pero supongo que con Kyuubi en tres días podrás mover y utilizar tus manos —aseveró mientras lo mandaba a sentarse al sofá.

Ahora él era el centro de atención.

Sasuke se fijó en el desastre que era su cocina y comenzó a limpiarla para luego servir la cena en la mesa y llamar al rubio.

—¡Se ve delicioso! —el rubio se sentó tratando de comer pero no podía.

—Crea un Bunshin —dijo Sasuke dándole la solución al problema pero aún había un margen de error.

—No puedo hacer los sellos.

El Uchiha creó un  Sasuke-bunshin quien le dio de comer al rubio mientras este exclamaba lo feliz que estaba por tenerlo por un tiempo de vuelta en Konoha.

—¿Por cuánto te quedarás esta vez?, ¿Gaara no se enojará? —el tenso ambiente que se formó tras aquella pregunta le fue imposible de omitir a el contenedor del Bijuu quien admiró por unos segundos cómo Sasuke fruncía el entrecejo —, porque lo abe, ¿cierto? —pero él no afirmó ni negó nada -... ¿Sasuke?

—Peleamos —murmuró como si nada mientras bebía de su vaso un poco de sake —, y lo dejé para que se tranquilizara —atisbó como si nada mientras comenzaba a recoger la loza sucia.

—¿Cómo está él? —inquirió persiguiéndolo.

—No lo sé, la última vez que lo vi me quería asesinar con su Arena —afirmaba sin temor alguno, Naruto no hizo más preguntas... por esa noche.

Mientras que el Uchiha permanecía algo inquieto por aquellas preguntas los hermanos Sabaku corrían lo más que podían a través del desierto intentando llegar lo más pronto posible hasta el bosque donde descansarían un poco para seguir con su búsqueda.

—Maldito Uchiha, no sabía que quería ponerle los cuernos sabiendo de antemano que Gaara se enteraría.

—No son cuernos Kankuro, Gaara tenía que haber sabido que Sasuke-kun quería revivir su clan y que por obvias razones buscaría a mujeres.

—¡Pero eso es engañarlo!

—¡¿Y crees que no lo sé?!, pero también me pongo en el lugar de él, debe ser triste saber que eres el último de tu clan y que si no haces nada éste se muere —explicó compungida por aquel hecho —,  por último nosotros somos tres y por razones obvias yo o tú podemos dar hijos ya que Gaara parece tenerles mañas.

—Lo sé... pero el Uchiha debería haber pensando más en Gaara,

—Y Gaara más en Sasuke. Recuerdo que un día Sasuke-kun le mencionaba que quería un niño y Gaara ni la hora le daba, era obvio que se vendría una discusión de esta magnitud.

—... Es la primera vez que veo a Gaara así.

—Sólo espero que Sasuke no sea obstinado.

Había tenido tres días de descanso y ya se encontraba más tranquilo para afrontar todo lo que había dejado en Suna, Naruto terminó sonsacándole toda la verdad mientras que él hacía lo suyo en Konoha. Sabía de antemano que si comenzaba a buscar chicas en Suna Gaara las mataría a casi todas, pero en Konoha poco  podía hacer.

—¿Qué haces aquí Sasuke-kun? —ante sus ojos Sakura se perfilaba sorprendida por su repentina visita al Hospital, lo llevó a la cafetería en donde se sentaron a conversar un poco -, ¿me vas a decir?

—Necesito que me hagas un favor —la chica de rosas cabellos lo miró sorprendida de aquella extraña petición afirmando con lentitud.

—¿Qué sería?

—Quiero tener un hijo...

Cuando los hermanos Sabaku pisaron el suelo de Konoha, y sin siquiera prestarle atención a los Centinelas, comenzaron a buscar desesperadamente al Uchiha con la mirada. Se separaron para su búsqueda también mandando unos Bunshin. Temari partió en dirección a su casa mientras que Kankuro cubría la zona central de la villa: tenían que encontrarlo lo más rápido posible.

—¡TEME! —el poseedor de orbes negros desistió de seguir entrenando cuando escuchó el potente grito de su rubio amigo. Al parecer venía lo suficientemente desesperado como para solamente al verlo lanzarse sobre él y zamarrearle farfullando algunas cosas —, ¡TEMARI KANKURO KONOHA BUSCA! —el Uchiha arqueó una ceja y se levantó de donde se encontraba a cuestas del rubio.

—Tranquilo dobe, respira —mascullaba mientras lo sentaba bajo la sombra de un árbol.

—Te estoy diciendo que-—

—¡SASUKE! —¡Oh no!, el rubio giró su vista y allí entre los árboles aparecieron los hermanos Sabaku.

—...Que Temari y Kankuro estaban aquí buscándote por Gaara —completó sorprendido por la rapidez de los hermanos.

—¡Uchiha! —Kankuro como si hubiera visto a Dios se lanzó sobre el abrazándolo para que no se escapara.

—¿Pero qué demonios? —inquirió molesto mientras intentaba deshacerse del hermano mayor de su novio.

—¡Hasta que te encontramos, tenemos que hablar! —enfatizó Temari mientras los arrastraba a ambos hasta la casa del Uchiha y un Naruto en modo automático los  seguía.

Cuatro serias personas permanecían sentadas en el comedor de la casa Uchiha, mientras dos de ellos miraban fijamente a el chico de negros cabellos un rubio miraba a los hermanos Sabaku nervioso ante las palabras que Sasuke diría.

—Me tengo que quedar hasta mañana —respondió ante todo. Temari abrió su boca sorprendida por aquella respuesta mientras que el varón de los Sabaku fruncía el ceño.

—¡¿Cómo que hasta mañana?!, ¡Ototo no puede esperar tanto! —vociferaba golpeando la mesa.

—Es sólo hasta que me entreguen unos resultados —completaba algo tranquilo para la situación, aunque aquello era lo que menos sentía.

—¿Resultados de qué?

—Unos exámenes.

—De qué —insistía la rubia.

—De embarazo.

—¡¿Embarazo?! —gritaron al unisón ambos hermanos.

—Este... —farfullo el Jinchuuriki al ver que Sasuke no hablaría más —. Sasuke-teme consiguió una mami para su Chibi y tiene que ver si funcionó el proceso —admitía con temor a que se formara el apocalipsis en aquella mesa.

Los hermanos Sabaku quedaron en silencio.

—¿Quién es la... madre?

—Sakura-chan —contestó el rubio antes que su bastardo amigo metiera la pata.

—Tarde o temprano esto sucedería —admitía la única chica dentro del hogar.

A la mañana siguiente los hermanos Sabaku escoltaban al Uchiha para que no se les escapara yendo al Hospital en donde los recibió una confundida Sakura y procedió con ayuda de Shizune a realizarse el test teniendo como único espectador al Uchiha ya que los demás estaban esperando afuera ansiosamente.

—¿Por qué ellos están aquí? —cuestionó Haruno algo complicada por aquella vergonzosa situación.

—Hay problemas con Gaara en Suna por lo cual vinieron a buscarme —murmuró como si anda pendiente de lo que hacía Shizune.

—-Bien, al parecer el óvulo a fertilizado bien, ahora hay que ingresarlo al útero, esperemos que no lo rechace —Shizune le pidió a Sakura que se recostara dejando el vientre a la vista y se relajara lo más posible para que no hiciera tensión en las paredes uterinas. El Uchiha admiraba  maravillado —pero siempre serio— aquel proceso ya que sabía que aquella nimia célula podría ser su futuro hijo o hija y tras tres horas de esperar Sakura posó sus manos en su vientre fortaleciendo el agarre del óvulo a sus paredes.

—No puedo hacer esfuerzos hasta que esté bien pegado, tengo que producir los suficientes vasos sanguíneos para eso —murmuró Haruno al pelinegro informándole para que su embarazo quedara seguro.

—Entonces... tengo una idea.

Cuando Sasuke salió sin Sakura muchos pensaron que todo había salido mal, pero al preguntar el Uchiha sólo les dijo que la mujer que sería el contenedor de su hijo o hija tenía que permanecer en observación, ahora el problema mayor era saber cómo sacar a Gaara de su defensa absoluta.

No es que Uchiha Sasuke no estuviese preocupado por la salud o estado de Sabaku no Gaara, pero hacía tiempo que él había aprendido a guardar sus sentimientos. Naruto había decido acompañarlos esta vez importándole poco lo que Tsunade le dijera cuando regresara, y de verdad se lo agradecía.

Tenía en su cabeza un remolino de sentimientos, como de partida la esperanza de que Sakura engendrara a su hijo y de que Gaara comprendiera que aquello era lo que más quería aparte de permanecer —cursimente— a su lado hasta que sus días llegaran. Pero lo que nunca esperó fue que cuando llegaba a su casa encontrarla sepultada en arena... y  más arena.

—Esto es una porquería —farfulló Naruto. Indiscutiblemente Sasuke ocultó cualquier signo de su chakra y presencia mientras a pasos difíciles —porque la arena se movía apretando sus tobillos— caminó por toda la tediosa estancia entrando a su cuarto con la puerta destruida y la cama sepultada en más y más arena. Pronto vio la defensa que los hermanos de Gaara le habían dicho que tenía, era igual a la que había utilizado en aquel examen de ascenso Chuunin, pero esta vez el Uchiha no la rompería con el Chidori.

—Gaara! —el rubio impertinente de su amigo intentó hacerse paso a través de aquellos picos mortales, pero lo único que  consiguió fue hacerlos más grandes y peligrosos formando una maraña de espinas —, ¡Gaara sal de allí! —Naruto comenzó a realizar el Rasengan  siendo percibido por la Arena que pululaba por allí, por lo cual ante la más mínima intensidad de chakra la arena apresaba la extremidad.

—¡No lo hagas!, ¿crees que no lo hemos intentado?, la arena de Gaara reacciona ante el chakra —la pareja del menor al escuchar aquello se le ocurrió una suicida solución.

—Ustedes no hagan nada pase lo que pase —la mirada la dirigió específicamente al rubio quien asintió perplejo por aquella frase. Sasuke inspiró oxígeno lo más que pudo y se acercó a las espinas de arena que cubrían la coraza de su pareja, cuando estás se disponían a atacarle expulsó una exuberante cantidad de chakra de su cuerpo logrando que estas se deshicieran pero en el mismo instante que aquello ocurrió se vio envuelto en un torrente de arena arrastrándolo al centro de manera abrupta.

—¡Sasuke! —el grito del rubio murió cuando ingresó a un lugar oscuro y denso, allí no se escuchaba nada.

Pronto se vio sometido en lo que parecía ser la cama, sus muñecas fueron puestas sobre su cabeza con una fuerza descomunal y le ardía, pero no dijo ni hizo nada. Esperó paciente a la reacción del contrario y pronto supo lo que pasaba... Gaara estaba convertido en un semi-demonio tal y como Naruto se colocaba cuando algo malo o tenso le pasaba.

Percibió la cola del Shukaku rodearlo temerariamente al igual que parte del brazo de su amante recorrerle con morbosidad, pero aquella no era el brazo de Gaara, él lo sabía muy bien al sentir la textura por su cuerpo.

—¿Cómo se siente ser sometido? —aquella tampoco era la voz de su Gaara. Su expresión no cambio en lo más mínimo a pesar de que aquel dolor en sus muñecas se hacía insoportable. Silenciosamente buscaba los orbes contrarios y cuando dio con ellos rápidamente activó su sharingan ingresando a la mente contraria haciendo sucumbir a aquel demonio a su celda actual aplicando un sello más potente para que le costara más salir —... ¡Ja!, nos veremos a la otra Uchiha y esta vez no te escaparas de que quiera matarte —espetó el Ichibi mientras un agotado pelirrojo caía sobre él aún sin romper aquella barrera.

Se quedó allí esperando pacientemente que el contrario despertara producto de sus pesadillas sin moverse un centímetro, había echado de menos el peso demás en su cuerpo.

Al abrir sus aguamarinas orbes se encontró en un ambiente oscuro y sofocante que ya conocía, y intentando disipar aquella barrera deshizo el chakra que tenía implantado en ella, pero la barrera no se deshizo.

—¿Qué demonios? —espetó molesto intentando levantarse, pero fue allí cuando se dio cuenta de que abajo suyo había una fuente de calor muy embriagadora, que tenía a alguien pendiente de sus movimientos y que esa misma persona era la que estaba inyectando chakra a su defensa absoluta para que no se disolviera.

—¿Dormiste bien? —estuvo tentando a decirle que sí, que lo había echado de menos pero sólo hizo un mohín con sus labios induciendo aquellos pensamientos cursis al olvido.

—Sasuke —espetó su nombre con algo de odio ya que ahora sí recordaba por qué había sucedido todo eso. Le golpeó fuerte el estómago y a pesar de que aquello era doloroso su novio Uchiha no dijo nada, y volvieron a sumirse en el silencio.

—Gaara —aquella voz pronunciando su nombre lentamente casi como si lo incitara a hacer algo malo le llamó la atención. A pesar del negro podía apreciar las orbes oscuras contrarias con aquel extraño brillo que sólo él le podía otorgar, porque Sasuke era de él y de nadie más.

—¿Por qué no entiendes que eres sólo mío?, no te quiero compartir con nadie —expresó desesperado por hacerse entender. Sabía que si ambos eran poco comunicativos alguien debía de ceder, y ya estaba lo suficientemente cansado como para explicarle todo lo que pasaba por su abstrusa mente.

—Tú eres mi novio —aceptaba aquella realidad sin mentirle a nadie, sin siquiera sonrosarse porque un Uchiha nunca lo hacía —, si tú eres mi novio, sólo mío, es a ti a quien quiero hacer gemir todas las noches —explicó como una verdad universal. Por unos momentos agradeció estar a oscuras porque sabía que sus mejillas ardían por aquellas palabras, pero pronto se recuperó, él no quería niños no porque no quisiera formar algo más fuerte que su... que su amor, sino porque sabía que no era de él.

—El niño Sasuke... el niño no va a ser mío —explicó enojado tratando de hacerle entrar en razón mientras volvía a golpearle el pecho pero ahora más despacio.

—¿Crees que no lo sé?

—¡No es eso!... es... ¿y si lo quieres más a él? —celoso. Uchiha Sasuke sonrió con sorna tras comprender el gran temor oculto en todo eso.

Comprendía que el hijo no sería de Gaara, que otra mujer le daría lo que él no podía darle pero superando todo aquello estaba que su tiempo se dividiría en dos, que lo que legalmente le pertenecía a ambos —o sea Gaara a él y viceversa— se vería amenazado por la existencia de un nuevo integrante; por escasos momentos pensó en lo jodidamente tierno que se sentía aquella sensación de saberse celado por su propio hijo, pero lo único que hizo fue acomodar a su pelirrojo sobre sus caderas logrando que sintiera lo que él producía en su cuerpo.

—Un hijo es un hijo —bisbisaba mientras sus manos recorrían las caderas contrarias —, a mi hijo no lo haré gemir —enumeraba mientras sus ágiles manos se escabullían por la complicada ropa de su pareja —, a un hijo no lo besaré, y no lo penetraré... a un hijo no le haré el amor —el Kage se estremeció por aquellas sensaciones de regocijo que provocaba el mayor. Se dejó caer sobre el pecho contrario buscando anhelante los labios contrarios y los capturó con desesperación.

Habían pasado ocho días desde que lo había visto, ocho días sin hacer el amor.

—A Gaara lo amo por ser Gaara: el idiota de mi novio; a mi hijo lo querré por ser mi hijo... y quiero que tú seas su... madre en sentido figurado —el pelirrojo comprendió lo que quería decirle el Uchiha, y que los mismos temores que él tenía también los poseía pero él quería afrontarlos con él... quería compartirlos porque él era Sabaku no Gaara, su pareja y la única que él dejaría tenerle.

—¿Mío? —murmuró en su lóbulo cuestionándole algo.

—Ese hijo también será tuyo.

Aquellas manos pálidas contrarias lo despojaron de su ropa de Kage y sonrió con arrogancia: él no era el único necesitado.

—No crees que por lo menos deberíamos echar a los que están afuera.

—Me viene el morbo —admitió como si nada apresando el cuerpo en la cama.

—Te deseo —murmuró el Jinchuuriki cuando le sacó por fin las vestimentas dejándolo sólo con ropa interior.

—Je... vete preparando Gaara, te perforaré —aquella voz enronquecida por la pasión, destilando feromonas se sintió temblar con premura y se restregó contra el otro cuerpo deseoso de todo lo que le haría, anhelando no poder levantarse bien mañana y que todos admiraran que aquel hedonista era sólo de él.

—La vez pasada lo hiciste mejor —musitó provocándolo al nirvana del éxtasis, quería perderse en su quimera desarrollada por sus cuerpos, quería sentirlo bien dentro suyo, de sus entrañas... suyas.

—Esta vez no lo hemos hecho en ocho días, creo que... mañana ni pasado  irás a trabajar —amenazó en su  oído lamiéndolo con codicia...

Sí, el no quería ir a trabajar hasta quedar bien marcado.

—Pues muévete más Uchiha.

Todo su cuerpo para una persona... para Uchiha Sasuke, sólo para él.


Notas finales:

Cuatro Chapters y tercer capítulo… estoy titubeando cómo terminarlo. Edité este capítulo dos veces pero quedó así, espero que les haya gustado y gracias por sus comentarios.

Post Data: Tuve que editar varias veces el capítulo porque primero se me juntó todo —pinche página—, luego me cambiaron los guiones —más improperios por parte de mi— y para finalizar creo que se cortaron algunas palabras, si pillan palabras cortadas me avisan en qué párrafo para editarlo, lo revisé pero siempre puede que se me haya pasado por alto una o dos... espero que no les moleste.

Ahora sí me retiro.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).