Amōris
Por: OdiumAmoris
Capítulo V: No es un simple lazo
Su regreso a Konoha fue todo menos tranquilo.
No alcanzó a pisar el suelo de la villa cuando se vio influenciado por el rubio a salir juntos, su estado mental no estaba muy estable por lo cual se dejó manipular hasta quedar nuevamente alcoholizado y en casa recostado mirando el techo.
Abrumado.
Sabía que lo que le había dicho a Gaara no era la mejor forma de solucionar las cosas, es más, estaba seguro que lo único que había logrado era dejarlo aún más inestable que antes pero estaba cansado, él también era un ser humano por lo cual también se podía equivocar —en contra de sus principios como Uchiha—.
Sus errores…
Suspiró cansinamente mientras cerraba los ojos, mañana pensaría mejor las cosas.
Su rutina era aburrida, habían pasado tres días en los cuales lo único que tenía que hacer era velar por el bienestar de Sakura en su último mes, por lo que le había dicho Tsunade la joven madre tendría problemas en el parto debido a un quiste en las trompas de Falopio y lo más probable era que adelantaran el parto para la seguridad del nonato; estarla cuidando de cualquier cosa —sin tener la ayuda siquiera de su pelirrojo amante— era demasiado fastidioso para él.
Una semana sin Gaara y la extraña costumbre que tenía antes de conocerlo volvió, le era sorprendente descubrir cómo uno se adecua a una pareja; aún preparaba las cuatro tostadas con mermelada de cereza que le gustaban a Gaara y aquel café cargado, en simples cuentas aún hacía un desayuno para dos y cuando lo colocaba se daba cuenta que ya no había pelirrojo… sólo una chica de rosas cabellos que no tomaba cafeína y prefería las tostadas con Durazno.
—Estúpido —masculló cuando nuevamente se vio pensando en el contenedor del Biju —, estúpido Gaara, estúpida pelea, estúpido sentimiento… todo esto me hace débil —espetó contra sí mismo.
Débil… años luchando para no sentirse así y lo hacía.
—¡Sasuke! —giró su rostro abruptamente en dirección al grito —, ¡Sasuke por Dios he roto fuente!
—¿Eh?
—¡El bebé nace!
Bebé nace…
—Bebé —como si estuviera mecanizado caminó hasta Sakura, la tomó entre sus brazos y raudo partió de aquella sala, pero lo que no esperaba era encontrarse justo con Gaara interrumpiéndolo en la puerta.
—¡Oh Dios duele! —gritó Sakura posando su mano en el vientre.
—Córrete Gaara —bisbisó Uchiha sin pensar mucho.
—Llegó así me recibes.
—Está naciendo el bebé Gaara.
—¡Todo tiene que ver con el maldito bebé!
—No estoy de humor.
—¡Yo tampoco lo estoy!
—¡Dejen de pelear y llévenme a un hospital!
—¡Tú cállate zorra!
—No es el momento para tu ataque de celos Gaara —le estaba cansando, toda aquella discusión le parecía sinsentido y sobre todo trivial, en estos momentos su prioridades eran la vida de su hijo y Sakura quien a cada segundo parecía colocarse más pálida y sudorosa.
—¡No son celos! —vociferó el recién llegado frunciendo el ceño. Pensó por escasos momentos que tan fuera de sus cabales se encontraba, pero ante el hecho de ver a Sakura entre los brazos del que se suponía era su novio lo enfureció.
Creía que lo había engañado.
La voz de su consciencia le decía todo lo contrario, era imposible que una persona que había soportado por tanto tiempo sus ataques de celos y posesividad le hiciera de lado en unas cuantas semanas, pero por otra parte si él era así, ¿por qué no dejarle de lado?
Se sintió vulnerable y solo, no quería que Sasuke se fuera con aquella mujer y sin pensarlo comenzó a hacer proliferar su arena en un gesto claramente intimidante.
—No te atrevas Sabaku no —al escuchar su apellido sintió la cólera y sed de venganza apoderarse de su mente, no le llamaba así desde hacía años y todo aquello le molestaba.
—De aquí no saldrás.
—Gaara —aquella voz imperiosa y demandante.
—¡No!, tú eres mío.
Mío, sólo mío.
—Está bien, ahora déjame pasar.
—¡No déjala allí y vámonos!
—S-sasuke —el Uchiha bajó su mirada apreciando la paulatina respiración de la chica de cabellos rosas, esto no iba bien.
—Por las malas —en un sorpresivo acto Sasuke realizó un Bunshin y le pasó a Sakura.
—Llevala sea como sea a donde Tsunade.El Bunshin asintió y tomó un camino alternativo, pero la inestabilidad del pelirrojo quiso atacar a aquella réplica.
—Estoy aquí, ¿qué es lo que quieres decirme? —intentaba de llamar la atención por sus medios el Uchiha.
—¡No, ella debe morir!Sasuke frunció su ceño, así no era Gaara.
—Tú no eres así —espetaba mientras caminaba a la figura del menor —, el Gaara que conocí era centrado, calculador y tolerante —mencionaba tratando con voracidad de llamar su atención y dejara a su Bunshin en paz —, era callado, frío pero buena persona —enfatizó recalcando la última parte —. De él me enamoré.
Parecía colegiala y no le gustaba, pero tenía que cambiar aquel instinto asesino que comenzaba a apoderarse del pelirrojo por uno más manso.
—Tú… tú eres mío —murmuró confusamente tomándose la cabeza con las manos tratando de aplacar aquel dolor que tenía.
—¿Gaara?
—Mío.
Negro.
Cuando despertó se vio a sí mismo en una habitación de Hospital, supuso que sería la de Konoha y exhaló el aire que tenía retenido desde que despertó. Miró a su alrededor buscando al Uchiha pero no había rastro de él, por unos momentos pensó en la idiotez que había hecho y que probablemente el bebé que tanto ansiaba había fallecido.
Culpa.
Sintió aquella emoción recorrerle con vehemencia incrementando el sentido de pena que tenía sobre sí mismo. ¿Tan inseguro estaba que Sasuke no lo quería? Pensó que el Uchiha nunca tuvo que probar aquellas palabras masticadas de amor eterno, él nunca le dijo más de una vez te amo, ni mucho menos le sorprendía con melosas cenas románticas.
Pero él… él que no daba nada quería todo eso. Se sentía bien cuando el pelinegro le repetía aquellas palabras en el oído —aunque en tono tosco a él le gustaba—, ansiaba su contacto como también las sorpresas entre los días de semana.
Le gusta ser su centro de atención.
—Sasuke —balbuceó mirando la ventana.
—¿Qué? —no le sorprendió el hecho de que de la nada apareciera él, estaba acostumbrado, pero ahora que lo tenía a sus espaldas estaba nervioso y no sabía cómo actuar.
—El bebé… ¿cómo está el bebé? —sintió la mirada inquisidora y también recibió aquel extraño sentimiento llamado hipocresía recorrerle; primero no lo quería y ahora… ¿ahora preguntaba por él?
—No crees que es muy cínico de tu parte preguntar por él —gruñó el mayor.
—Sí… pero aunque suene falso me preocupa… era tu sueño, creo que también tenía que ser el mío.
—Nunca lo fue Gaara.
—Pero tenía que haberlo respetado.
—Es muy tarde para tenerte auto-compasión.
—Lo sé…
—Está bien —contestó de todas maneras —, pasará unos días en incubadora.
Sintió el alivio recorrerle por completo: no le había quitado el sueño al mayor.
Razonó que le debía unas disculpas a Sakura por armarle aquel espectáculo, y también una a Sasuke y en lo posible una reconciliación… aunque no sabía cómo decírselo.
—Sasuke yo…
—Sakura murió —informó mirando fijamente aquellos orbes claros —… tenía embarazo de alto riesgo.
Su culpa.
—Lo siento.
—No me sirven palabras masticadas.
—Yo…
—Espero que no se vuelva a repetir.
Culpa.
Sonrió de medio lado entre melancólico y feliz.
Había matado a alguien pero… aún tenía su relación con el Uchiha.
Debería sentirse feliz, ¿no?