Después de meditarlo y pensar como podría adoptar ese papel, me di cuenta que mi mayor obstáculo era mi timidez. ¿Cómo podría mostrarme dominante y duro?. Suspire confundido y repentinamente llego a mi mente e recuerdo de un viejo amigo. En cuento llegue a la casa busque la agenda y aunque ya era un poco tarde llame a su casa:
- ¿Quién habla?- pregunte una voz ronca al otro lado de la línea
- Hola Javier. Soy Aarón, ¿te acuerdas de mí?
- ¿Aarón? ¿El hombre de hielo? – dijo burlonamente
- ¡Oh, vamos!... ¿pretendes llamarse así toda la vida?... oye amigo, necesito pedirte un favor
- Tú dirás…
- Fíjate que necesito verte en persona para que me ayudes a cambiar algunos aspectos de mi vida, lo más rápidamente
- ¿No me digas que te interesa alguien?
- Pues… si.
- Vaya amigo, ya era hora – decía Javier mientras se reía a carcajadas.
- ¿Cuándo te veo?
- Mañana sábado, como a las cuatro en el parque donde nos veíamos.
- Ok.
Una vez acordada la cita, me quede dormido tratando de pensar en como conquistar a Vincent. Durante toda la noche me mantuve algo inquieto recordando la piel de Vincent e imaginado que lo hacia mío… tuve como dos orgasmos en la misma noche.
Al día siguiente, me reuní con mi amigo, un chico alto y bien portado, en el parque. Casi no le reconocía por que deje de verlo desde la primaria, y después de saludarlo afectuosamente y le comente que pretendía ser. El se rió un buen rato, y me dijo:
- ¿Tu un chico rudo?... jajajajajaja… - se reía mientras nos sentábamos en los columpios
- No te rías… es en serio
- ¿Pero por que quieres hacer eso? No va contigo Aarón. Eres demasiado reservado y serio… si por eso te apodamos el hombre de hielo
- Es importante, y necesito tu ayuda
- Aarón… eres mi mejor amigo y sinceramente te digo que esa no es tu mejor postura. Sea quien sea no vale la pena que finjas ser un sujeto rudo. Eres un chico encantador así como eres.
- Más bien soy mortalmente aburrido – Dije tratando de disimular mi decepción.
- ¿No quieres ir a mi casa?, ya tiene mucho tiempo que no me visitas – Me dijo mientras me sonreía tiernamente – mi mamá compró un nueva televisión y un estereo, y quiero que los veas
- ¿Por fin deshizo de esas antigüedades?
- Si vamos… y ahí me cuentas sobre tu prospecto.
Sonreí complacido y nos fuimos a su casa. No había nadie, su madre no regresaría de trabajar hasta tarde, y eso nos daría la libertad de escuchar música a todo volumen. Mientras me sentaba en el sillón, Javier saco unos refrescos con alcohol de la nevera y me dio uno. Sorprendido le dije:
- ¿Ya te dejan beber?
- No. Pero como sabia que te iba a ver, los compre para celebrar.
Ese detalle me hizo sentir muy bien. Prendió la televisión y vimos una película que ya tenía avanzada más de la mitad. Me sentía muy contento de estar de nuevo con mi amigo. Termine rápidamente mi bebida y el me dio otra. Comenzaba a sentir los efectos del alcohol y me sonroje al darme cuenta que por un instante, mientras el se había levantado a la cocina, lo desnude con la mirada. Ahora que ya habíamos crecido, el se volvió muy atractivo y eso me excitaba. Cuando acabo la película, cambiaba de canal hasta sintonizar el canal erótico. El se acomodo para acariciarse mientras veía la película, y mientras hacia eso me dijo:
- ¿Te acuerdas que de niños nos reuníamos en mi casa para masturbarnos, mientras veíamos las películas?... Fantaseábamos con las chicas de la secundaria, y hacíamos todo un escándalo
- Si me acuerdo… - dije mientras terminaba mi bebida.
La verdad es que si iba a su casa a masturbarme era por que me excitaba verlo a el, y eso me daba cierta culpabilidad en aquellos tiempos… y ahora que ya estamos más crecidos, él se ve más delicioso que en ese entonces. Sentí un sobresalto cuando lo vi aflojarse los pantalones y comenzarse a masturbar. Una serie de palpitaciones dominaban mi cuerpo y aprovechando que ambos estábamos algo ebrios, le robe un beso. Al principio se asusto y se resistió, pero en cuanto lo derribe por completo en el sillón y comencé a masturbarlo, nada me pudo detener.
- ¡Ahhh! ¡¿Aarón que haces?!.... – gemía Javier.
- Deseo tu cuerpo – le dije con fiereza
- ¡¿Qué?!
Cuando escucho eso trato de resistirse, luchaba y a la vez cedía, de alguna forma lo estaba sometiendo a mi deseo y no me detuvo hasta arrastrarlo a su habitación, donde entre forcejeos lo desnude y lo amarre con su propia camisa a la cabecera de la cama. Desesperado Javier grito.
- ¡Detente!... ¡no quiero…!
Pero yo ya me estaba desnudando. Para ocultar los gritos de Javier encendí el estereo y le subí el volumen a un compacto que me gustaba. Javier estaba petrificado e indefenso. Y mientras mi cuerpo se encimaba al suyo, comencé a besarlo frenéticamente. El se resistía, y su cuerpo se tensaba. Para distraerlo y someterlo, comencé a lamer su caído miembro, con tal agilidad, que el comenzó a tener una buena erección. Lo mire complacido y mientras se retorcía de placer. Deje de lamer e introduje suavemente mi miembro erecto en su entrada. El se tenso y yo ahogué su grito en un beso profundo. Lamí sus pezones y empecé a masturbarlo, y fue hasta que de nuevo tuvo una erección que lo comencé a embestir.
Al principio lo embestí suavemente, y mientras besaba su piel y bebía su aliento, poco a poco fue cediendo sus caderas y se dejo tomar. Al sentirlo dominado, lo arremetí con más fuerza y escucharlo gemir de placer, y eso fue la experiencia más satisfactoria que pude obtener. Sin desamarrarlo de las muñecas lo cambiaba de posición y tome su cuerpo hasta saciarme. Cuando sentí cerca mi orgasmo comencé a masturbarlo. El lo tuvo rápidamente, mientras yo alcanzaba el clímax con su gemido de satisfacción.
Ambos respiráramos agitados y mientras saboreaba el instante, él me dijo:
- Suéltame por favor
- Lo haré cuando me digas si te gusto o no.
- Pues… no se… nunca lo había hecho con un chico…
- ¿En serio?
- Si… pero ya suéltame, que ya casi llega mi madre
- ¿Te gusto o no?
- Si… ¿Contento? – contesto avergonzado Javier
Sonreí satisfecho, me incorpore, me vestí y lo solté. No le di tiempo a desquitarse, rápidamente me fui y mientras cruzaba el umbral de la puerta le grite:
- Eres muy amable por ayudarme… ya tengo lo que buscaba.
Ese día me sentía plenamente satisfecho… por fin había encontrado el otro yo capaz de dominar y tomar lo que deseaba con solo proponérmelo, por primera vez experimentaba mi propio poder y eso me hacia sentirme la criatura más sensual del planeta… tenia que idear un plan para tomar de la misma manera a Vincent.
Mientras caminaba por la calle, sentía que algo en mi había cambiado radicalmente. Mientras pasaron los días, comencé a experimentar con la ropa, me sentía más seguro de mi mismo y eso comenzaba a reflejarse en mi actitud. Pero aún era muy torpe con las demás personas y me di cuenta que tenia que aprender a moverme entre las personas.
CONTINUARA