Duple Vita
Por: Gaa || OdiumAmoris
III
Uzumaki Naruto
Abrió sus orbes azules para enfocarlas perezosamente en el techo de blanco dominante. Bostezó abrumado por el cansancio corporal y comenzó a revolcarse entre sus sábanas que le invitaban subliminalmente a quedarse allí descansando y olvidarse del tedioso día del cual tenía que ser partícipe, lagrimeó un poco y tambaleante se levantó de aquella cama para pasar al baño e irse al baño a su ducha matutina.
Paso media hora cuando por las puertas del cuarto de limpieza saliera un rejuvenecido Naruto con una sonrisa embriagadora y sus orbes vivaces.
—¡Hoy será un buen día! —gritó decidido mientras caminaba hasta el clóset y sacaba la ropa del día. Miró su agenda electrónica dándose cuenta de un acosa: tenía examen —, ¡maldita sea no estudié nada! —vociferó cuando se medio ponía los pantalones —, ¡mierda ‘ttebayo!
Caminó presuroso a la Universidad algo desarreglado, sus orbes preocupadas por el examen ‘sorpresa' le daban un toque bastante depresivo y así —con el bolso arrastrado y la camisa arrugada— se encaminó a su aula para aceptar un llamativo reprobado, más cuando pasaba por el casino de la Universidad a lo lejos pudo apreciar a su novio quien compraba su éxtasis matutino, decidió que el reprobado podía esperar y arrastró sus pies hasta llegar a la espalda contraria y apoyar su frente en ella suspirando cansado.
No le sorprendió para nada que el aludido siguiera con su compra, por lo cual espero en su posición pacientemente hasta que el otro denotara su frustrada presencia.
—Has vuelto a olvidarte de un examen —concluyó el poseedor de las orbes negras cuando de reojo observó su rostro.
—No te burles teme, no me hubiese pasado si hubieses venido ayer -masculló alzando su vista con rencor.
—No me culpes por tus irresponsabilidades —el mayor se removió de su posición y se encaminó hasta una mesa vacía en donde se sentó, tenía un bloque libre debido a que Kakashi siempre llegaba tarde y aunque acostumbraba a esperar en el salón Naruto parecía necesitar un poco de su atención.
—¿Por qué no viniste ayer?
—Ya te lo dije, me quedé en casa de Gaara.
—Bastardo, prefieres estar con él que conmigo —la mirada fiera del rubio le llegó de lleno pero no respondió, después de todo en su justa medida le gustaba estar con los dos —. ¡¿Y no dices nada?!
—Cállate, dime ¿qué examen tienes ahora? —cuestionó eludiendo la pregunta.
—Políticas Públicas —masculló aburrido de todo eso.
—Repasa algo dobe, o si no cuando rindas examen necesitaras un cien —murmuró al beber su Capuccino.
—¡No me hables así!... ahora que lo pienso teme, vi en la cartelera de cine una película de terror que me gustaría ir a ver —dijo animado mientras apoyaba sus codos en la mesa esperando una respuesta.
—Como no sea Torturas al anochecer te acompaño, es una mierda de película —aceptó.
—¡Pero si salió hace poco!
—La fui a ver con Gaara.
—Argg ése pelirrojo de mierda!
—Lo que digas. Me tengo que ir nos vemos en la tarde —cuando se disponía a marcharse con sus galletas y café el rubio lo detuvo para darle un casto beso y marcharse el también.
Naruto no era cursi, pero desde que lo conocía gustaba de besarlo cada vez que se separaban, como asegurándose de algo que él no conociese... pero hacía bien en cierta medida.
Hatake llegó al mismo tiempo que él al salón con un café en sus manos y un sándwich en la otra. Juntos pasaron al salón y no pasó mucho tiempo cuando en conjunto con sus compañeros sacaron sus computadoras portátiles y se dispusieron a trabajar individualmente.
—Bien clase, os tengo un trabajo en cuartetos —anunciaba cuando la clase ya finalizaba —. Crearán una empresa de verdad que tendrá que estar funcionando al menos un mes en el Campus, elijan la que sea pero eso será el ochenta por ciento de su calificación total.
—¡Pero Hatake-sensei! —gritaban algunos alumnos abrumados por tanta presión.
—Bien pequeños colibríes, nos veremos la próxima semana.
Suspiró ya que sabía lo que venía a continuación.
—¡Uchiha-san!, ¿quieres estar en mi grupo? —fastidiosas peticiones de gente inservible, iba a negar la propuesta pero pronto una chica pelirroja irrumpió en la conversación.
—¡Sasuke-kun ya tiene equipo! —exhaló aire con cansancio y se fijó que ya eran las dos de la tarde.
—Me tengo que ir.
—¡Pero nos tenemos que poner de acuerdo Sasuke-kun —aseveró la muchacha.
—Está bien. Suigetsu, Juugo síganme —así el grupo salió del aula omitiendo las miradas resentidas del resto. Caminaron a su paso en silencio durante unos minutos siendo Suigetsu quien rompiera el tenso ambiente que se formaba.
—Tsk, no entiendo por qué siempre sucede lo mismo cuando nos mandan a hacer trabajos.
—Es porque Sasuke-san es muy cotizado.
—El grandulón tiene razón tiburón, Sasuke-kun es impresionante.
—Lo que sea, aunque el bastardo tiene una suerte —el aludido no escuchaba nada, simplemente caminaba hasta el área recreativa en busca de su dobe para que no se alarmara con su demora y como lo predijo lo encontró mirando a todos lados.
—¡Sasuke-teme, ¿por qué demoras tanto dattebayo?! —exclamó el rubio a penas lo vio a lo lejos.
—Ni llegas y ya te grita -pronunció con una sardónica sonrisa Suigetsu.
—Naruto-san parece tener un radar para Sasuke-san —aceptaba Juugo con algo de gracia —cosa irregular en él— pero basto la mirada negra y amenazante para detener más palabras de las ya correspondientes.
—Naruto —saludo cuando estuvo a unos pasos del rubio problema con su voz pasiva y desinteresada.
—Baka-suke, suspendieron el examen porque al parecer Iruka-sensei se sentía mal hoy —y Sasuke ató cabos.
Kakashi más una café matutino y pan integral daba como resultado una noche movida y cero tiempo para que su compañero de piso —Iruka— le hiciera algo de comer.
Pervertido profesor.
—Tienes suerte dobe —cuando se disponía a sentarse observó a los chicos mirarle amenazantemente, pero no por eso evitó que descansara su cuerpo en el césped al costado del rubio —. Siéntense, nos pondremos de acuerdo aquí.
Karin, Juugo y Suigetsu eran sus compañeros-amigos desde que tenía conocimiento. Cuando conoció a Naruto se dio cuenta que la mayoría de los amigos del rubio alguna vez él los había visto en la preparatoria, incluso algunos conocidos y ‘amigos' comunes como lo eran Shikamaru, Neji, Sakura e Ino quienes estaban en su curso; pero con los chicos eran otra cosa.
Ellos sabían la verdad, ellos conocían a su pelirrojo y a su rubio y le ayudaban.
—¿Qué tienes que hacer teme? —cuando se enteraron de que salía con alguien tan contrario a él se rieron durante días de su mala suerte, pero bastó al conocer a Gaara —por accidente— cuando se dieron cuenta de la realidad y ellos, como buenos amigos, no pensaron mucho en aquello para luego darle su apoyo.
Naruto les conocía, Gaara también; entre ellos mismos se conocían incluso frente a frente pero tan ingenuos que nunca sospecharon nada... sólo era cosa de tiempo.
—Una empresa, ahora silencio.
—¿Qué empresa haremos? —cuestionó la fémina del grupo.
—Probablemente los demás elijan algo sencillo con algo referido al casino o algo similar —argumentó Juugo mientras sacaba el cuaderno para anotar.
—Haremos la empresa según las deficiencias del campus, así no tendremos competencia —pensó Suigetsu tras un tiempo.
—Bien, tomando lo dicho por Suigetsu... este campus posee cuatro facultades por lo cual una de sus deficiencias son los espacios recreacionales y indumentaria técnica... si bien tenemos las salas necesarias la mayoría de ellas están en malas condiciones.
—Unamos la arquitectura con la decoración de medios externos —ideó Karin.
—No algo más fuerte...
—Hagamos un edifico en el poniente —expuso el moreno con una sonrisa —, una empresa necesita un lugar dónde hacerse, como también mostrar su materia, en el área poniente hay sólo jardines y aprovecharemos eso para ser un ambiente natural y le daremos otro edifico más en donde hacer clases —expuso Sasuke.
—Eso cuesta mucho Sasuke-kun, tendremos que reinvertir nuestros fondos familiares y dejar de lado en lanzamiento de la empresa Hebi.
—Puede esperar, esto me gusta —olvidando el hecho de que el rubio escuchaba todo eso —y les miraba como si estuviesen locos—. El equipo de Sasuke planeó qué hacer hasta eso de las cuatro cuando ya no quedaban más personas en el campus ya sea por clases, o porque ya se habían retirado.
—¡Teme préstame atención! —chilló Uzumaki.
—Ya va dobe, vámonos a tu departamento, estoy algo cansado —el rubio asintió y ambos entre tontas discusiones se adentraron al hogareño lugar que habitaba el rubio.
—No tengo nada en el refrigerador teme.
—No me sorprende usurontonkachi, eres tan idiota que no puedes ir al supermercado.
—Sasuke!
—Pediré algo por teléfono, ven —el poseedor de las orbes claras asintió feliz por ser mimado en cierto sentido y no esperó hasta recostarse en el sofá colocando su rubia cabellera en los mus los contrarios admirando desde allí el perfil de su novio —. ¿Qué quieres comer?
—Pizza con extra queso ‘ttebayo.
Mientras Naruto estaba allí compartiendo su calor humano mientras podía él pedía la pizza sin perder de vista los movimientos del menor, pero nunca dando a entender que lo observaba.
Cuando colgó el teléfono observo las marcas en las mejillas contrarias y la gravedad afectó sus dedos, esa era su extraña manía cada vez que estaban solos o en un momento importante para ambos: pasar las puntas de sus dedos sintiendo aquellas estilizadas cicatrices. Lo observó entrecerrar sus párpados para y aquellas rendijas azulas vivaces lo miraron más fijamente en silencio.
No se movió un milímetro pero cortó aquel contacto manteniendo aquella mirada como si de un reto se tratara. El menor inquieto por el silencio se levantó sin perder de vista su rostro y a horcajadas se sentó sobre él pasando sus brazos por el cuello ofreciendo su cuerpo como prisión humana; el calor de Naruto siempre lo sofocaba, su tacto lo estremecía por ser tan suave a su piel, aquellos orbes desbordante de sueños e ingenuidad le hacían desear destrozarle y provocarlo, su carácter indomable: todo Naruto..., lo quería todo de él.
El rubio reprimió un gemido al descifrar aquella oscura mirada de ansiedad desbordante y posesión. Mordió sus labios en un claro gesto que indicaba lo que él también deseaba y con rudeza presionó el cuerpo contrario en el sofá.
Su manera tan salvaje de expresarse, aquella fiereza que incluso la demostraba en la cama y lo interminable de sus energías, su forma de ser.
—Bastardo.
Bruscamente se hizo de aquellos deseables labios queriendo mermar el sentimiento de posesión y destrucción que tenía por él, quiso absorber su existencia y que aquellos azules y brillantes orbes se fijaran sólo en él, en nadie más que en él. Presionó con fuerza el cuerpo logrando que el rubio soltara un agudo gemido de dolor el cual aprovecho para adentrar su vivaz lengua induciendo aquella calidad cavidad al deseo más profundo, cuando la lengua de Naruto le quiso buscar retiro sus labios sabiendo que aquello le molestaría, pero eso era lo que quería.
—Ya te las verás teme —balbuceó enojado y pronto invirtió las posiciones logrando que ambos se dieran en el suelo en un doloroso choque para el Uchiha quien reprimió el gemino abriendo sus oscuros ojos para admirar el fruto de su reciente obsesión.
El rubio presionó con fuerza sus caderas con las piernas y se inclinó logrando que sus narices se rozaran embriagantemente.
—Te lo has buscado —entre caricias bruscas presionó los botones rosas de su pecho logrando que sacara un lastimero gemido y como venganza el mayor mordió bestialmente su cuello logrando hacerlo sangras —, ahora eres un vampiro teme, pues veamos si puedes con un zorro —aquella voz... esa voz que lo incitaba a lo ilícito. Ocupó sus piernas para volver a revirar al rubio quien movía sus brazos para evitar aquella posición y lo golpeó en el estómago quitándole el aliento a su pareja.
—Te lo has buscado mi pequeño kitsune, te amaestraré y veamos cómo te queda tu culo después de hoy —susurró enronquecidamente, pero el aludido sólo se carcajeo unos segundos antes de volver a mirar con sus finas orbes cielo al contrario.
—Veamos quién queda con el culo perforado, Sa-suke —espetó separando las sílabas. El rubio —en una movida sorprendente— golpeó sus partes íntimas y luego sintió el peso de la lujuria en su entrepierna, le había dolido como nunca pero eso lo hacía más incitante —. Neko malo —se escuchó balbucear. Respiró agitadamente dando su pelea por perdida cuando sintió las uñas contrarias hacerse bajo su camisa pero el sonido del timbre cortó su reciente aura de sadomasoquismo.
—¡Pizza!
—¡Joder! —espetó frustrado el rubio golpeando al costado de la cabeza de su pareja.
—Parece que alguien quiere que yo no pierda —el Uchiha se levantó de lugar sin molestarse siquiera y abrió la puerta a pesar de que su cabello estaba despeinado, su cuello rojo, su polera mitad rota y sus pantalones desabrochados.
—Esto... lo siento, yo son--—
—No importa, quédate con el vuelto —espetó cerrando la puerta tras pagar el consumo y se dirigió a la sala.
—¡Esto no ha terminado Sasuke!
—No he dicho lo contrario baka.
—¡¿A quién le dices baka?!
—Espera...
—¿Esperar qué?
—Creo que...
—¡¿Qué?!
—-Que eres más baka de lo que piensas.
—¡Sasuke!
—No chilles dobe, no de daré de mi Pizza.
—P-pero...
—Usurontonkachi.
—¡Deja de insultarme!
—Ya va, ya va pero deja de gritar.
—No grito, sólo hablo fuerte.
—Lo que digas rubio.
—¡Arghh Sasuke-teme!
Naruto, su incorregible rubio fiero y voraz, le gustaba... todo él le gustaba a pesar de ser tan...
—Idiota.
—¿Dijiste algo Sasuke-teme?
Lo dicho...