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Single Lady por YukaKyo

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Single Lady

 

Debes de saber que, 鋼の錬金術師 o también ハガレン, es © de Hiromu Arakawa, Square Enix, MBS, ANX, Bones.

Y que yo soy YukaKyo la creadora de este escrito y el © es de mi Propia Autoría.

Entérate de que MI beta Oficial es Norico Asamiya00  Y que en este capitulo ha ayudado también fayirenoongaku  mi beta Auxiliar Oficial y Colaboradora Oficial del Fic.

Con la pareja Roy x Ed.  Oh! Y por si no se habían dado cuenta en el sumary, habrá, male pregnancy, ósea chico embarazado, ash!

También que No pretendo obtener nada a cambio, solamente unos pocos comentarios gentiles de los lectores que me sigan. Así que mucho menos espero retribución alguna de la  LIE (Ley de Intercambios Equivalentes)

Y como ultimo, que este fic esta basado en la grandiosa historia La Nueva Alianza de la fantástica Midhiel, y es su humilde adaptación.

Este fic esta dedicado a mi querida Elen-Sess, estés donde estés niña, siempre te tengo aquí, en mi corazón.

 

Y también, yazzyaoi94 Feliz cumpleaños!!!

 

oo-o-oo-o-oo-o-o-o-oo-o-oo

 

"Únicamente para ti... con todo mi desprecio"

 

oo-o-oo-o-oo-o-o-o-oo-o-oo

 

17.- Desarmado

 

 

- Iré a traerte un poco de té -

 

Tan solo había asentido levemente a las palabras de Rose y se limitó a observarla alejarse hasta cerrar la puerta con suavidad tras su espalda. Solo después de aquello fue que volvió su vista al plato sobre la mesa, sinceramente no tenía apetito alguno y le estaba costado demasiado no echarse a llorar de un momento a otro.

 

Aguantarse de aquella manera le estaba haciendo que el nudo que ya tenía en la garganta se apretara un poco más y doliera la nariz le picaba con fuerza y le estaba costando en verdad el respirar. Nunca antes había pensado siquiera que sucedería algo como aquello cuando le confesara sus sentimientos al rey.

 

Había llegado a creer e incluso ilusionarse, las cosas entre los dos habían marchado bastante bien, hasta antes de aquella tarde. Por un breve momento, había creído que Roy, creyó ilusamente que el rey le quería. Pensó que sus sentimientos eran bien correspondidos y que en verdad había posibilidades para aquel matrimonio forzado.

 

 

¡Pero que equivocado había estado!

 

Roy se había encargado de destruirle todas sus ilusiones con unas cuantas palabras.  Le había dicho que lo amaba, pero no había sido una buena idea soltarle algo como aquello cuando estaba en ese estado, pues el pelinegro cegado por la furia y sus incontenibles celos, no había hecho otra cosa más que herirle con cada una de sus acciones.

 

Podía ser que cuando el rey se tranquilizara y regresara a pensar con claridad, recapitulara las cosas con calma y comprendiera lo que había sucedido, o bien, existía la posibilidad que aun ahora pensara en aquello. Edward solo estaba seguro de una cosa, volverían a hablar, cuando Roy estuviera mas tranquilo hablaría con él de una vez por todas y le pediría sin restricción alguna aclarar todas las cosas, principalmente lo que sentía hacia su persona.

 

Si el rey no estaba dispuesto a creer más en sus palabras, Edward ya no intentaría justificarse. Tal vez y entonces no le quedaría mas que decir adiós y terminar definitivamente con aquel matrimonio.

 

Seria doloroso, pero era mejor que seguir lastimándose de aquella forma.

 

Picando un trozo de carne le pareció haber llegado a la conclusión más correcta.  Por el momento no buscaría mas a Roy dejaría que fuese el monarca quien lo buscara a él. Sabía que Roy lo iba a hacer tarde o temprano, cuando sus ánimos hubiesen bajado y estuviera mas tranquilo. Dudaba que fuese a pedirle disculpa alguna, pero al menos intentaría aclarar las cosas.

 

Ed levantó la vista cuando la puerta de nueva cuenta se abrió y tuvo que congelar la sonrisa que ya estaba formándose en sus labios cuando lo vio entrar por la misma. Por un segundo había creído que se trataba de Rose, pero había sido Roy quien había entrado al salón comedor y se dirigía ahora lentamente hacia su silla.

 

Inconcientemente se tensó y levemente siguió su figura, hasta que cayó pesadamente en la silla principal de la mesa. Uno de los sirvientes se apresuró a su lado, llenando su plato con las porciones correspondientes de comida y al final rellenó su copa de fino cristal con el rojizo vino tinto. Al poco de acabar, el sirviente le hizo una reverencia antes de regresar de la esquina donde había salido junto a la demás lacayos.

 

El tintineo de cubiertos comenzó a escucharse segundos después y Ed volvió a picar la comida con suavidad.

 

El silencio era realmente incomodo para ambos y el ambiente se le antojaba demasiado pesado.

 

Al parecer el apetito del rey no se había disminuido en lo absoluto. A diferencia del príncipe, su plato se encontraba ya medio vacío y si continuaba así, poco faltaba para que terminara la cena. Fue solo hasta que el rey negó colocando una de sus manos sobre la copa de vino, el que le rellenaran una vez más la misma, que giró su rostro hacia el príncipe. El mismo al sentirse observado no pudo mas que volver el rostro y mirar el rostro impávido del rey.

 

- Mañana mismo parto de aquí. Las revueltas en el norte de Amestris se están saliendo de control - Roy carraspeó - No se con exactitud cuanto tarde en volver, pero no creo que esto dure mas de lo necesario -

 

Edward bajo la vista al escuchar aquello último. Roy se iría y aunque quisiera no podría hacer nada por evitarlo. Un suspiro decepcionado abandono sus labios y aquello no paso desapercibido para el rey de Amestris.

 

Roy pasó saliva y comenzó a hablar.

 

Había que explicarle las cosas al rubio, después de todo dudaba que estuviera enterado de algo como aquello.

 

Ese pequeño tipo de incidentes, lograba aplacarlos en pocos días y hacia todo lo posible porque una noticia como aquella no pasara a más allá de sus tierras.

 

- Yo tengo enemigos Edward - Musitó Roy con voz trémula haciendo que una vez mas el rubio le mirara - Mi reinado no es muy bien visto por algunos en Amestris ni en otros reinos - 

 

Edward abrió la boca, pero antes de que pudiese decir algo el rey le interrumpió.

 

- Y tengo que ser excesivamente cuidadoso con cualquier revuelo que haya dentro o fuera  de mi reino -

 

- ¿Qué puede suceder si alguno de ellos escapa de tu control? -

 

¿Edward estaba jugando?

 

Bien que sabía lo que sucedería si algo como aquello pasaba. ¡Vamos! Cualquier persona de los demás reinos sabía que gracias a una revuelta como aquella él había ascendido al poder y aun y cuando Roy no se comportara con su pueblo como un tirano y cruel, aquellos que estaban en su contra podían tener adeptos que deseaban eliminarlo del reino.

 

Su cabeza tenía un alto precio en muchas partes y no faltaban los que querían ejecutarlo.

 

- Dime Edward ¿Te dolería si me sucediera algo? - La saña estaba muy profunda en cada silaba dicha - ¿O te sentirías liberado?

 

Casi con satisfacción Roy notó como el príncipe abría desorbitadamente los ojos e incluso le temblaron los labios. La sorpresa inicial pasó excesivamente rápido y una mueca de desagrado se dibujo en la cara del rubio.

 

- ¿Cómo puedes decir algo como eso? -

 

- No me respondas con otra pregunta Edward - siseó el rey curvando los labios en una sonrisa sarcástica - Dime ¿No crees que si me algo ocurriera en esta pequeña revuelta seria una perfecta oportunidad para librarte de mí? -

 

- ¡Ya basta Rey Mustang! - Gritó Edward, arrojando los cubiertos con fuerza en su plato - ¡Ya estoy cansado de tus dudas, de tus desprecios y de tus humillaciones! - Edward se levantó con fuerza y la silla en la que estaba sentando hasta segundos antes cayó tras de él.

 

- Yo jamás he querido que te ocurra algo. Tampoco bese a Ling y mucho menos he pensado en él mientras he estado contigo - el rubio pasó saliva por la garganta - Pero sí, mas de una vez he pensado en irme, no junto a él pero si lejos de este reino. ¡Estoy harto de todo esto! -

 

Roy le miró directo a los ojos, las pupilas doradas brillaban con dolor.

 

- Y sabes qué ¡Tú eres el único que siempre esta buscando la oportunidad para librarte de mí! - el rubio se detuvo tan solo para soltar un respiro - Pues aprovecha esta oportunidad y deshaz este maldito matrimonio por el que estamos unidos -

 

Espero, pero Roy no dijo palabra alguna, tan solo se limitó a desviar la mirada de él. El dolor en los ojos del rubio se incrementó. Seguramente el rey estaba pensando ya como explicar la repentina ruptura de su enlace. Después de todo no lo quería y ciertamente había esperado porque algo así ocurriera.

 

Su matrimonio iba a terminar pronto y era mejor así.

 

Girando el cuerpo, el rubio empezó a caminar hacia la salida del salón. Su conversación había terminado. Un paje se acercó hasta él y con respeto le dio su gabardina roja que el rubio tan solo se guardo bajo el brazo y fue antes de que pudiera tomar el pomo de la puerta cuando la voz del rey le hizo detenerse.

 

- ¡Aun no terminamos de hablar Edward! -

 

- Si vas a seguir echándome en cara tus calumnias infundadas ¡Hazlo!, ¡Ya no me importa! - siseó el príncipe con voz excesivamente neutra - Pero en cuanto a mi concierne ¡Ya no tenemos nada más de que hablar! -

 

- Edward - Giró el pomo ignorando al rey.

 

- ¡Edward! -

 

Continúo llamándolo Roy mas el rubio ya había salido.

 

† "•" †

- ¿Y ahora qué sucedió? -

 

El rey miró de mala gana a la joven que se acercó hasta la mesa y que suavemente depositó una tetera llena de té sobre la misma. Sin ganas algunas por contestarle, la ignoró y volvió su vista hacia su plato. No pudo evitar que en el rostro se le formara una mueca de desagrado. La visión de los alimentos en el mismo le parecía simplemente insoportable.

 

- ¿Roy? - le llamó saltándose el protocolo y aquello de inmediato llamó la atención de los criados que estaban a lo lejos. Aquella dama de compañía del príncipe, ciertamente se tomaba excesivas libertades que no le concernían.

 

- ¿Para qué me lo preguntas Rose? - habló el rey al fin sin mirarla - Ya debes saberlo ¿No? Después de todo Edward todo te cuenta -

 

Rose no pudo evitar levantar una ceja extrañada por el tono de reproche del rey.

 

- ¿Contarme todo? Hacer que Edward hable de sus problemas es en verdad difícil - la bicolor se detuvo un poco y notó como el rey solo bufaba con molestia desde su silla- Prefiere mil veces guardárselos a que alguien lo sepa -

 

Rose no dijo mas se limitó a mirar como el rey se echaba hacia delante y descansaba su mentón sobre sus manos que se sostenían de sus codos que habían quedado sobre la mesa. El rey había cerrado los ojos y ciertamente que con el ceño tan fruncido como lo tenia, era mas que obvio que no se la estaba pasando para nada bien.

 

- ¿Qué sucedió entonces? -

 

Roy había creído que la chica no volvería a insistir, pero lo había hecho. Bien tendría que hablar, Rose no se rendía fácilmente, eso lo sabia mas que bien.

 

- Lo vi con él - musitó con suavidad y tan solo se quedo en silencio después de aquello.

 

¿Lo vio con él?

 

¿Qué significaba aquello? 

 

Rose de inmediato llevó una de sus manos a la boca evitando que con ello se le escapara un gemido. Ahora entendía lo que sucedía, al parecer el rubio ya le había explicado como habían sucedido las cosas, aunque eso no le respondía la molestia de Mustang y mas aun el dolor en le rostro de Edward cuando salio de el salón comedor.

 

Edward se había comportado como se esperaba en una situación como aquella.

 

Entonces ¿Por qué estaba tan molesto Roy?

 

- Deberías de estar orgulloso de Ed pues él... -

 

- ¿Orgulloso? - La interrumpió Mustang levantando la vista hacia ella - ¿De qué? ¿De que me sea infiel con otro? -

 

- ¡Por dios Rose! Se estaban besando y por lo visto lo disfrutaron y con creces - gruñó el rey posando sus ojos coléricos ahora en ella.

 

- ¿Cómo puedes decir algo como eso? - Estalló la mujer - ¿Qué acaso no viste lo que hizo Ed? ¡Golpeo a Ling por ello! ¡Él no quería que fuese Ling quien lo besara! -

 

- ¡Claro! Era de esperarse que te pusieras a su favor - el rey soltó una risa divertida - Después de todo eres su amiga -

 

- No me estoy poniendo a favor de Edward, solo digo lo que ocurrió Roy -

 

- ¡Mientes! -

 

- ¡No tengo porque hacerlo! - soltó Rose levantando la voz, sabia bien que Roy era insoportable en ocasiones, pero ahora se estaba pasando demasiado -  Jamás me prestaría para algo como eso -

 

Roy desvío inmediatamente la mirada cuando los ojos entristecidos de Rose le observaron. Tenía razón, ella jamás había mentido, mucho menos si la mentira dañaba directa o indirectamente a su rey. Roy cerró los ojos.

 

Entonces

 

¿Edward le había dicho la verdad y el tan solo le había negado el derecho a explicarle y de inmediato le tachó de embustero?

 

¿Qué demonios había hecho?

 

- Es verdad que Ling le besó, pero Edward lo alejó con un buen puñetazo de su lado y no tardó nada en reclamarle por ello - Rose suspiró antes de continuar - Roy ¿Crees en verdad que Edward hubiese hecho aquello si a quien amara fuese a Ling? -

 

¡Por supuesto que no!

 

Es a ti a quien amo

 

Las palabras del rubio se repitieron en su cabeza y sintió un estremecimiento por todo su cuerpo. Edward lo amaba, lo quería y él no le había creído palabra alguna al respecto. Lo había tildado de mentiroso, no le había dado oportunidad alguna para defenderse y además le daño concienzudamente en cada oportunidad que tuvo.

 

El rey llevó sus manos al rostro y lo cubrió completamente con ellas.

 

¡Era un imbécil!, ¡Un completo imbécil!

 

Rose tuvo que borrar su mueca pesarosa cuando, notó como el rey apretaba fuertemente sus dedos contra su cabeza. Al parecer al fin se estaba dando cuenta de los errores que había cometido y los mismos ahora le atormentaban. Estaba arrepintiéndose de todos y de cada uno de ellos.

 

La mujer suspiró, tan solo esperaba que las tonterías que hubiese hecho Roy, no fuesen tan graves para ser remediadas por el pelinegro.

 

† "•" †

 

- ¡Maldita sea! -

 

Edward arrojó con fuerza su sobretodo rojo en la cama. Su intención había sido irse inmediatamente y no había tomado más que aquella prenda y lo que llevaba encima, para dirigirse hacia las caballerizas donde estaba su potrillo.

 

Mas fue cuando el relinchido de protesta de el animal, al colocarle con violencia sobre su lomo la silla de montar, lo que le había hecho detenerse en seco. Había acariciado pidiéndole perdón a su corcel y solo hasta mucho tiempo después, regresó una vez más al castillo.

 

Abandonar de aquella manera al rey provocaría de inmediato una guerra contra los aliados. El pacto de alianza se rompería y las pequeñas naciones que apenas y empezaban a reconstruirse de los escombros por la anterior guerra serian las mas afectadas. Era verdad que Izumi se había ofrecido a ayudarle y que vería con buenos ojos la decisión que había tomado e incluso Ling se pondría de su parte poniendo a Xing y a su ejército entero a sus pies.

 

Pero Ed no podía aceptar todo aquello.

 

Él estaba ahí, atado al rey en ese matrimonio por su propia voluntad y para evitar aquel desastre e incluso había puesto sus obligaciones para con el pueblo antes que su felicidad. Jamás aceptaría que por él, las personas que participarían en aquella guerra perdieran la vida. Edward no poseía un corazón tan despreciable que se permitiera sacrificar vidas inocentes por sus deseos egoístas.

 

Ahora fue su turno de dejarse caer contra la cama, dejando su rostro escondido contra las numerosas almohadas. Tendría que quedarse, al menos por el momento, ahí. Después de todo algo le decía que no faltaba mucho para que fuese el mismo rey quien lo echara.

 

El tratado de la alianza tenia que ser desecho por el soberano de Amestris, solo de aquella manera no habría guerra alguna ni represalias contra las naciones.

 

Simplemente su matrimonio se anularía y él seria libre de marcharse del reino. Podría irse y volver a comenzar de nuevo y olvidar, como si todo aquello que había vivido junto al rey, no se hubiese tratado mas que de un mal sueño.

 

¡No! ¡Jamás podría!

 

Seguiría recordándolo todo e incluso seguiría amándole aunque nunca más pudiese volver a estar a su lado. Si las cosas hubiesen sido diferentes, nada de aquello hubiese pasado nunca. Pero él lo sabía muy bien y era estúpido engañarse.

 

Roy bien le había dicho que jamás le querría y estaba mas que claro que nunca lo amaría de la forma en que el lo hacia. El rubio gimió y sintió los parpados pesados. No había duda que aquello se debía a las lágrimas acumuladas en los mismos.

 

- No quiero mas llorar - musitó despegando su rostro de la almohada y girando todo su cuerpo, terminó levantando el rostro hacia el techo. Cerró los ojos y apretó fuertemente los parpados para evitar que las lágrimas salieran.

 

- He dicho que no lloraré -

 

Pero contrario a lo que el rubio decía. Una lágrima se escapo de sus parpados y humedeció su mejilla.

† "•" †

 

Se detuvo frente a la puerta ocre que bien conocía y estuvo a punto de sujetar la manija de la misma y en más de una ocasión se abstuvo de hacerlo. La opresión en su pecho le incomodaba y el que su corazón le estuviese latiendo tan fuerte no le ayudaba en lo mas mínimo.

 

Físicamente era un caos y por dentro su ser se sentía mucho peor.

 

Un perro apaleado seguramente tendría mejor aspecto que él en aquellos momentos y si se lo preguntaban, se sentía como uno que, con la cola entre las patas llegaba hasta la habitación de su amo.

 

Más que arrepentido por las estupideces que había cometido, ahora frente a la puerta del rubio estaba.

 

Se había quedado solo durante varias horas pensando, en el salón comedor. Edward tenía tanta razón por pedirle que deshiciera aquel matrimonio. Desde el primer momento en que llegara al castillo, él simplemente se había encargado de mostrarle su aborrecimiento y el príncipe todo lo había soportado. ¡Por dios! Incluso Edward había llegado a creer que llegaría a odiar al hijo que le diera, cuando seria todo lo contrario.

 

Roy dejó que su cabeza descansara contra la puerta

 

¿Por qué demonios había actuado de aquella manera?

 

Él quería a Edward y se suponía que lo que menos quería era lastimarlo. Más no había hecho otra cosa que lastimarlo una y otra vez. El pelinegro refunfuñó, justificarse diciendo que le habían cegado los celos, no era una razón suficiente para que el rubio le perdonara todas sus injusticias. Eso si deseaba perdonarlo.

 

Pero definitivamente, no desharía su matrimonio con Edward.

 

Era lo que menos deseaba, ahora mucho menos, cuando sus sentimientos por el rubio estaban más que aclarados, no quería para nada perderlo y aun y cuando Edward estuviese empeñado en que todo terminara, él se encargaría de convencerlo de lo contrario.

 

Casi se le había salido el corazón del pecho, cuando uno de los sirvientes le había informado de los deseos del príncipe por abandonar esa misma noche el reino. Si lo hubiese hecho, para aquellos momentos cuando fue informado, le llevaría seria ventaja aun y cuando había deseado partir a caballo. Pero Edward había frenado su intento y había regresado una vez más a las habitaciones del castillo.

 

Agradeció a dios por ello y se dispuso a ir inmediatamente a sus habitaciones. Tenia que hablar con el rubio de inmediato, aun y cuando no quisiera. Edward tenia que saber lo que por él sentía y Roy, tenia que suplicar por otra oportunidad y si era necesario rogaria por ella.

 

Decidido alejó su cabeza de la puerta y giró levemente la perilla.

 

Batalló un poco para acostumbrarse a la casi oscura habitación que muy apenas era iluminada por un quinqué. Busco con la mirada al rubio y solo pudo encontrar las puertas que daban al balcón, abiertas. Se dirigió ahí y la gabardina que ondeaba fue lo primero que llamo su atención. El cabello del rubio estaba suelto y jugueteaba con el aire, tiñéndose de plateado gracias a los rayos intensos sobre su persona.

 

Roy no pudo evitar tragar saliva cuando le escucho sollozar y al parecer el príncipe se había dado cuenta que alguien lo observaba, pues se había limpiado el rostro con la manga de sus ropas, antes de girar la cara. Sus ojos estaban muy hinchados y las mejillas rojas. Había estado llorando y por lo visto no había parado de hacerlo hasta ese momento. El rey eliminó la distancia pasando de la habitación al balcón respetando el espacio personal de Edward.

 

- ¿Qué quieres? - le preguntó de mala gana Edward mirándolo con enfado.

 

- Edward tenemos que hablar -

 

- Yo no tengo nada de que hablar contigo - Musitó Edward sujetando con sus manos la gabardina roja evitando que el viento se la llevara consigo.

 

Roy no pudo más que mirar a los ojos del rubio que le observaban dolidos, avanzó un paso hacia él y notó como el príncipe, se hacia a un lado y lo esquivaba dispuesto a adentrarse una vez mas a su habitación alejándose de él.

 

- Edward - le llamó cuando paso por su lado y tuvo que seguirlo de inmediato ingresando en la pieza. Lo vio detenerse y se acercó hasta quedar de tras de él - Ed -

 

- Perdóname - dijo apenas en un susurro el rey y cuando intentó rozar sus dedos con el hombro del pequeño príncipe, este le dio un manazo y se retiró hasta donde estaba la mesita de centro atestada de libros. Una vez mas el pelinegro se aproximó a él.

 

- Perdóname por todo lo que te he dicho - el rubio negó con la cabeza  - Pero es que al principio, estaba molesto por tantas cosa que no pude desquitarme de otra manera que no fuese siendo así de cruel contigo -

 

- Yo no tuve la culpa de nada - bramó el rubio girando el rostro hacia el rey.

 

- Lo sé - aceptó Roy - Pero cuando llegaste aquí, me diste a entender que por tu pueblo, por la alianza estabas dispuesto a soportar cualquier cosa, incluso aceptaste casarte conmigo sabiendo que no te amaba y que jamás te amaría -

 

- Pero ello no quería decir que soportaría por siempre que hicieras conmigo lo que quisieras - Edward tragó saliva - Yo llegue a este reino ilusionado, creyendo en la bondad y en la ternura de su rey y ciertamente lo eres, pero con tu príncipe consorte, tan solo te comportas como el más tirado y cruel rey que hubiese existido -

 

- Discúlpame -

 

- No es tan fácil que te perdone, yo ya no... -

 

- Yo no quiero perderte Edward - la voz del rey se quebró de nuevo - No soportaría el que te alejaras de mi -

 

- Entonces ¿Por qué me tratas así? -

 

- ¡No lo sé! - El monarca soltó aquello de pronto - No puedo dominar los celos que me corroen cuando te veo cerca de otras personas. No soporto la idea de que puedas querer a alguien más -

 

- Soy demasiado egoísta lo sé, pero no quiero que nuestro matrimonio concluya Ed - el rubio resopló ante las palabras del pelinegro.

 

- Dame la oportunidad de emendar mis errores Ed - Roy se acercó al príncipe y tiernamente lo sujeto de los brazos con las manos. No hubo rechazo alguno, aquello lo alentó a acercase mas hasta tener sujeto al pequeño príncipe entre sus brazos - Te amo Edward -

 

- ¡No me digas eso para tratar de ganarte mi perdón! - rugió el rubio y de un golpe retiró las manos de Roy sobre su cuerpo. Sus ojos intensamente dorados brillaban mas que rabiosos y Roy supo que, para Edward contenerse como lo hacia, presentaba un gran peso emocional para el príncipe.

 

- No lo digo solo por ello Ed - la voz del rey era suave y volviendo a aproximarse al rubio continuó- Es lo que siento en verdad por ti -

 

Edward bajo la mirada al suelo, en verdad quería creerle, pero Roy ya se había encargado de lastimarlo demasiado. Incluso podía que todo aquello, tan solo lo estuviese diciendo como otra más de sus mentiras. Roy no soportaría las habladuría de la gente, si su matrimonio terminaba tan rápido las personas comenzarían a murmurar tras su espalda y algo como aquello el rey no lo podría soportar.

 

Alarmado Roy vio como el rubio sin expresarlo verbalmente, se negaba a perdonarlo por todo lo ocurrido. Si aquello continuaba de esa manera, no lograría convencerlo de otorgarle una segunda oportunidad para intentarlo. No iba a dejar que sucediera, a como diera lugar el rubio tendría que escucharlo.

 

- Hare lo que sea Edward por demostrar que te amo y por ganarme tu perdón - los dedos del rey se deslizaron por su mentón y lo sujetaron para levantarlo y lograr con ello que las orbes doradas del rubio una vez mas lo miraran - Incluso si es necesario arrodillarme y suplicar, en verdad que lo haré -

 

Edward bufó y apartó de su rostro el contacto de los dedos de Mustang.

 

¡Claro!

 

El orgulloso rey de Amestris arrodillado ante él rogando por su perdón.

 

Nunca pasaría algo como aquello, Mustang jamás...

 

El rubio tuvo que contener su respiración cuando lo vio, simplemente el rey se había dejado caer de rodillas a sus pies y aun incrédulo lo escuchó rogarle por su perdón con la cabeza gacha y la voz quebrada. Edward negó con la cabeza en repetidas ocasiones, aquello simplemente no podía estar pasando.

† "•" †

 

La verdad, él no tenia nada que estar haciendo en aquellos corredores, pero Roy se le había escapado de la mira en más de una ocasión desde que lo había corrido de su despacho tan solo unas horas atrás. Era un hecho que, no había vuelto a salir del castillo y tenia que estar en algún lugar.

 

Dudaba que estuviese con Edward, lo último que deseaba en aquellos momentos el rey, era estar en sus habitaciones. La furia ciega que sentía le impedía razonar con claridad, aun y cuando fuese solamente él quien estuviese más que equivocado. Curiosamente esto solo le ocurría cuando se trataba del príncipe rubio.

 

Indagando con los sirvientes, se había corroborado su idea. Lo que habían visto ante sus ojos tan solo había sido un beso robado por el príncipe de Xing que fue de completo desagrado e indignación del príncipe consorte de Amestris y lo hubiesen visto sin duda alguna, si tan solo se hubiesen quedado unos cuantos minutos mas viendo aquella escena.

 

Si tan solo Roy no fuese tan terco y explosivo. Lo hubiesen visto. Aunque solo había sido así por sus celos. Se volvía irracional y actuaba sin medir sus acciones. Cosa que nunca antes había pasado, siempre había resaltado por su inteligencia y el frío raciocinio de sus ideas.

 

Girando en una de las esquinas del pasillo se encontró con la fina espalda de la dama de compañía del príncipe que esperaba impaciente afuera y frente a la puerta de las habitaciones del rubio. Le llamó suavemente y la vio girarse al reconocerlo y fue directamente hacia él.

 

- El rey esta adentro - le informó con voz preocupada. Maes alzó una ceja. Así que ahí era donde estaba Roy, si había querido ir a ver a Ed después de todo.

 

- ¿Tiene mucho tiempo ahí? - preguntó el militar desviando su vista de la chica a la puerta. Tan solo esperaba que Roy no fuese a cometer alguna otra tontería.

 

- No mucho. Si acaso algunos cuantos minutos - Maes asintió.

 

- Sabe, el príncipe intentó irse mas no pudo y seguramente el rey esta hablando con él de eso en estos momentos - el hombre volvió su vista a ella.  

 

¿El príncipe había intentado abandonar al rey?

 

Vaya algo como aquello si que no se lo esperaba. Era de esperarse algo como aquello. Edward ya le había aguantado muchas cosas a Roy y el pelinegro tenia mucha suerte de que al final el rubio no se hubiese ido.

 

Ahora entendía porque había habido un gran alboroto en las caballerizas reales.

 

Ningún sirviente se había dado cuenta de ello, la intromisión a las mismas por el príncipe, había dejado varias puertas destruidas a su paso y hasta ese momento se había implementado una búsqueda para dar con el o los causantes de aquel desastre. En un principio se había llegado a creer que se trataba de algún saqueo, pero sin haber hecho más que destrozos tuvieron que abstenerse de pensar en ello.

 

Bueno, al menos ahora sabía que el responsable era el príncipe y todo aquello estaba más que justificado, no haría comentario alguno.

 

- Espero que no siga con la idea de irse. Lo extrañaría mucho -

 

Muchos lo extrañarían, mucho más Roy. 

 

- Ojala y se contenten - musitó la mujer volviendo a traer la atención del hombre hacia ella.

 

- Yo también lo espero - Maes en verdad que deseaba aquello. Tanto por Roy como por Edward - Aunque supongo que todo esto es necesario -

 

- ¿Necesario? -

 

- Así es. Su matrimonio no empezó de buena manera y al estar tanto tiempo fingiendo quererse, cuando surgió el amor ninguno de los dos estaba seguro quien continuaría fingiendo y quien no. Todo esto no es más que un simple malentendido, pero el que ocurriera, puede ayudarles para hablar de forma clara y con ello afianzar aunque sea un poco su relación de pareja -

 

- Sin embargo puede que no se logre y seria todo un problema que al final los dos se terminen odiando -

 

- Edward nunca lo odiara - dijo segura Rose sonriendo - Lo ama demasiado para hacerlo y por mas que le trate mal, estoy segura que le dará otra oportunidad -

 

Maes casi podía asegurar exactamente lo mismo.

 

† "•" †

 

- ¡Por favor Edward perdóname! -

 

Mordiéndose el labio impidiendo con ello contestarle, el rubio desvío la mirada del hombre a sus pies. Sus ojos viajaron hacia la ventana donde, un nubarrón plomizo ya había ocultado a la luna y por su negrura amenazaba con pronto comenzar a llover.

 

¿Qué era lo que debía de hacer?

 

La respuesta estaba ya en su lengua, pero podría ser un completo tonto si lo aceptaba de nuevo.

 

Se había dicho que lucharía por su matrimonio y que incluso, no importaba si estaba en excesiva desventaja, jamás se echaría para atrás. Pero las acciones pasadas del rey le habían dolido infinitamente. La confianza hacia su persona había sido perdida y Roy no había creído en él hasta que alguien más se lo había hecho ver. De eso estaba más que seguro.

 

Ahora ¿Qué iba a hacer? Luchar contra el mismo y vencerse hasta doblegar sus manos y perdonar al rey dándole una nueva oportunidad o correrlo en aquel momento de su habitación negándole cualquier posibilidad de perdón.

 

Tenia que admitir que deseaba con todas sus fuerzas rendirse a la primera opción. ¡Maldita sea! El amor que sentía por Roy era infernal e incluso hasta parecía un pecado el hacerlo, la penitencia por el mismo era demasiado elevada.

 

Y la verdad, no le importaba.

 

Quería que Roy conociera su verdadero corazón y también ilusionarse nuevamente y mucho mas, si el amor que el pelinegro por el sentía era cierto. Quería que en esos momentos destrozara el dolor que sentía y que sin que perdiera más tiempo le abrazara.

 

Pues había una oportunidad, Roy tal vez si podía amarlo tanto como el lo hacia. Aunque para esos momentos y donde lo tenia, se le antojaba mas, agarrarlo a patadas y gritos por todo el dolor que le había causado el egoísta monarca.

 

Sonrío al imaginarse haciéndolo.

 

- ¡Ya basta! - Siseó Ed suavemente y giró el rostro hacia el rey, sonriéndole le ofreció la mano para que se parara - ¡Levántate! -

 

Roy levantó la vista y completamente desarmado y correspondió la sonrisa al mismo tiempo que se aferraba a la mano que el rubio le ofrecía para levantarse. El rubio no se esperó algo como aquello y por eso, al pelinegro no le fue demasiado difícil, jalarlo hasta él haciéndolo caer al suelo de mármol sobre él.

 

El rubio había gemido en protesta, mas no se había lastimado en lo absoluto, pero si se había asustado un poco en principio. Mas los fuertes brazos en los que había terminado, le tranquilizaron un poco. No tuvo que esperar mucho para que un torrente de besos sobre sus cabellos rubios fueran depositados por quien fuese su esposo.

 

- ¿Me perdonaras? - le preguntó y teniéndolo tan cerca Ed lo pudo sentir temblar.

 

- Se que no tengo derecho alguno a pedírtelo, pero necesito hacerlo - El pelinegro apretó mas el agarre sobre la cintura del rubio, no dispuesto a dejar que de su lado se fuera - Fui un completo imbécil Edward, tu jamás me mentiste. Me demostraste siempre tu amor en cada mirada, con cada palabra, en cada gesto y yo fui tan ciego -

 

- Yo la verdad, no merezco que tú me ames así... -

 

- Te perdono - susurró quedamente cortando las palabras del rey.

 

Tal vez estuviera cometiendo una tontería, pero deseaba también intentarlo.

 

Su amor era demasiado ciego, mas no importaba, tan solo quería creer una vez mas.

 

El rey escuchó aquello e inmediatamente giró su pequeño cuerpo hasta tenerlo cara a cara con él.

 

- ¿Volverás a dudar de mi? - le preguntó Ed mirándolo directamente a los ojos.

 

- No - No dudó en contestar Roy.

 

- ¿En verdad? - aun había duda en la voz del rubio.

 

- Eres demasiado importante para mi Ed - musitó seguro Roy acunando al príncipe entre sus brazos - Lo mas hermoso que me ha sucedido y no me importaría pasar toda mi vida demostrándotelo -

 

- Te amo Edward - le susurró al rubio y acercó sus labios a los del príncipe, que instintivamente se echo para atrás negándose al contacto.

 

Pero Roy no se amedrento por ello, una vez mas busco sus labios y esta vez no fue rechazado el sutil contacto que deposito en ellos. Edward echó sus brazos sobre el cuello del monarca atrayéndolo mas a él profundizando el beso. No iba a negar que había deseado tanto que Roy le besara de nuevo.

 

Pues podía despertar del dolor con solo sus besos.

 

Sacándolo del dolor del pasado, que tan solo le hacia soñar entre pesadillas mundanas. 

 

† "•" †

 

Continúa...

 

 

N de la Yuka: Bueno aquí esta el capitulo al fin! Espero y les haya gustado. Quiero darle la bienvenida a fayirenoongaku  quien será mi Colaboradora Oficial y beta Auxiliar de este fic! Bienvenida nenaaaaa! Me despido por ahora y nos vemos el próximo 05 de mayo por única ocasion, hasta entonces y muchos saludos ^^

 

Y antes de que se me olvide:  lizerg_chan hará mención de este fic y otros geniales fics y sus autoras en su programa "El rincón del fan fic", escúchalo en http://radiacionotaku.blogspot.com/ de lunes a viernes de 12 a 2 pm (Horario de México) espero puedan oírlo.

 

Recuerden que las quiero 28 Veces mas *-*

 

Me dejas un review para alegrarme el día?

A que si lo harás?? Vamos te querré massss *3*

 

 

 


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