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Single Lady por YukaKyo

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Notas del capitulo:

Single Lady

 

Debes de saber que, Fullmetal Alchemist O El Alquimista De Acero  es © de Hiromu Arakawa, Square Enix, MBS, ANX, Bones.

Y que yo soy YukaKyo la creadora de este escrito y el © es de mi Propia Autoría.

Con la pareja Roy x Ed. 

También que quiero que recuerden la  LIE (Ley de Intercambios Equivalentes) Un capitulo por los reviews que me den.

Mi beta es Fayire no Ongaku

Y como último, que este fic es una adaptación de La Nueva Alianza de Midhiel. Y por si no les queda claro con lo anterior. La autora me dio su AUTORIZACION para hacerlo, de no ser así este fic no se hubiese hecho nunca. 

Dedico este fic a: Elen-sess, porque tu eres la única que sabes porque lo hice: así que esto es... 

 

 

Únicamente para ti... con todo mi desprecio

 

oo-o-oo-o-oo-o-o-o-oo-o-oo

22.- Doble Giro

 

- Al parecer, Edward se ha vuelto a desmayar - Tras escuchar aquello, el pelinegro no pudo mas que parpadear incrédulo al mismo tiempo que bajaba la vista pensativo.

 

Un nuevo desmayo.

 

Se había dado la vuelta dándole la espalda a Maes mientras sus puños se cerraban fuertemente.

 

¡Otro desmayo!

 

Movió los ojos de un lado a otro buscando una solución lógica a aquello. Podía deberse a la escena que el rubio le había montado ya algunas horas atrás. Había estado muy molesto y seguramente el estrés le había obligado a colapsarse de aquella manera.

 

Era eso o simplemente la salud del rubio no se encontraba nada bien.

 

Y él que había pensado que Edward ya había mejorado, tanto que incluso había recuperado su peso y ya no se encontraba tan delgado como antes.

 

- Si no me equivoco en estos momentos aun debe de estar en la enfermería - soltó Maes mirando el enorme reloj en el lado izquierdo de la habitación - ¿Iras a verlo? - Roy se volvió al escuchar lo que su general le preguntaba, no sin antes deshacer de su rostro la mueca de angustia que en el mismo se había formado.

 

- Claro que lo haré, pero antes... - El pelinegro avanzó hasta quedar sentado en su silla - Dime lo que has averiguado hasta el momento - el de los ojos miel asintió acercándose hasta Roy.

 

- Edward fue a buscarte en el mismo momento en que tú hablabas con Riza - el pelinegro asintió a las palabras de su amigo - Afuera, había un cabo cuidando tu puerta, pues despachaste a tu guarda y es de rigor que aunque sea uno solo de los soldados cuide tu espalda aun y cuando no lo sepas -

 

- Entiendo pero ¿Qué tiene que ver ese cabo con todo esto? - preguntó mirando directamente a los ojos de Maes. Quien se revolvió en su propio asiento frente a él.

 

- Roy, ese cabo intento de todo para evitar que Ed entrara a interrumpir. Tú diste la orden de que nadie te molestara y... - Maes tragó saliva lo siguiente que seguía no le iba a gustar para nada a Mustang - Para que el rubio cejara en su intento de entrar a tu despacho, le dijo a Edward que, lo que Riza y tú ahí adentro hacían, era todo menos conversar -

 

Maes había imaginado una reacción como aquella de parte del alquimista de fuego, la silla en la que había estado sentado había sido lanzada hacia atrás topando con la ventana fuertemente al momento que se levantó de golpe y sus manos terminaron estampadas contra la fina madera de su escritorio mientras su rostro se encontraba mas que irritado.

 

- ¡Pero si no hicimos nada Maes! ¡Nada! - lo soltó con fuerza completamente indignado.

 

- ¡Lo sé y te creo! Pero ese cabo sabía de tu antigua reputación y de los mil y un rumores que se esparcían como pólvora encendida en los corredores de las barricadas- Roy ladeó el rostro al escuchar aquello.

 

Algunas veces en el pasado se había regodeado con aquellos comentarios que habían sido más que exagerados sobre su persona, pero que en aquel entonces, lo habían beneficiado atrayendo a más amantes a sus redes. Si su carisma y su cara bonita que se condimentaba con ese atractivo sexual que tenia, no había sido suficiente para tener siempre a alguien dispuesto para él, las habladurías en el cuartel lo rescataban. Ya que nunca faltaba el curioso que deseaba comprobar si efectivamente todo aquello era verdad.

 

Y ahora simplemente todo aquello lo hacia llenarse de vergüenza. Pues esa reputación ahora le afectaba. No podía culpar a nadie, ni siquiera al cabo de decir aquello, después de todo él nunca había hecho algo para evitar aquellos rumores erróneos y mucho menos había hecho algo para cortar los mismos de una buena vez de su persona.

 

- Y al parecer se las ingenio muy bien para que Edward se lo creyera -

 

Volviendo a tomar su silla la acerco a él y se dejó caer pesadamente en ella y coloco uno de sus brazos en el escritorio, dejado su mejilla recargada contra el dorso de su mano y cerraba los ojos. Ahora entendía la actitud de Edward, su enfado y la decepción que había visto muy claramente en sus ojos dorados.

 

No tenía ninguna duda que el rubio pensaba que todo lo que él le había dicho, sus actitudes y el amor que le profesaban fuesen de mentira. Como una broma cruel que una vez más le jugaba por el simple deseo de lastimarlo, justo igual a como lo había hecho al principio.

 

Mas la realidad era otra y sin tan solo él hubiese preguntado o si Edward se lo hubiese gritado en aquel momento, hubieran podido hablar y remediar todo aquello. Roy abrió los ojos, iría inmediatamente a buscar al rubio y explicarle como había ocurrido realmente todo. Aunque este lo golpeara y lo alejara de él, no desistiría hasta hacerle ver lo que en verdad había pasado.

 

Se levantó una vez mas de su silla decidido al mismo tiempo que Maes volvió a hablar.

 

- Roy además debes de saber esto - susurró pasando saliva por su garganta seca - El cabo le contó de todo esto a Riza que fue la primera en salir de tu oficina y fue ella misma quien le ordenó no dijera palabra alguna de lo sucedido a nadie -

 

Aquello trajo una mala mirada de parte de Roy y una mueca de verdadero fastidio se formó en sus labios delgados. Riza no había entendido nada aunque le hubiese asegurado lo contrario en su última plática. También le había prometido no interferir más y lo estaba haciendo a su conveniencia.

 

Gruñó, no le iba a aquedar de otra más que cumplir con su amenaza sobre la rubia.

 

† "•" †

 

La oficina que compartía con sus compañeros se encontraba en completo silencio o casi, tan solo podía escucharse la fricción de la pluma sobre el papel y de vez en cuando uno que otro silbido que soltaba el sargento Fury para romper la monotonía de aquella tarde. Un ambiente como aquel era su favorito, el papeleo fluía con rapidez y la tarde se consumía de igual manera dejando más cercana la hora de retirarse.

 

Con una calma característica de ella, se levanto del escritorio compartido y solo sintió la presión de los ojos de Havoc sobre su espalda. Sentía el reproche y al mismo tiempo la curiosidad que este tenia por saber la maldad que había hecho, era el único que mas o menos tenia una vaga idea de lo que pasaba. Por ello su obstinación en mirarla de aquella manera, pero era mejor así, se dijo la rubia.

 

¡Que se guardara la lengua y no preguntara nada y quedara simplemente como un observador cualquiera!

 

Aun y cuando la puerta tras su espalda se cerró, podía sentirla aun mirándola y sacudió la cabeza alejando esa sensación de ella. La oficina de su jefe la recibió en completo silencio se permitió sonreír mientras se acercaba a el escritorio para depositar sobre el mismo el papeleo listo que, el rubio cuando volviera, si es que lo hacia debía de firmar tan solo en una línea para dar por avalado lo que todos ellos habían investigado, trabajado o simplemente informado.

 

No faltaba mucho para que el rubio empezara a recibir misiones para él y para su grupo y sinceramente estaba esperando con gusto a que las mismas llegaran. Tal vez y en alguna de ellas podría llegar a humillarlo, por su conocimiento nulo en asuntos militares.

 

Con la sonrisa de satisfacción adornando sus labios se acerco hasta el asiento del rubio donde enterró sus uñas en el respaldo con fuerza y apretó los dientes tensando al mismo tiempo los músculos de sus mejillas.

 

¡Ese maldito rubio se merecía todas y cada una de las humillaciones que pudiera darle!

 

¡Todas esas mismas que ella estaba sufriendo en aquellos momentos!

 

Sus ojos rojizos brillaron con rabia, incluso Roy la había humillado frente a la corte entera y lo había preferido a él antes que a ella. Vamos, hasta hace algunas horas atrás Roy lo había vuelto a hacer e incluso la había amenazado si volvía a hacer algo en contra del maldito rubio.

 

Aquella mañana justo después de que terminara la reunión de altos mandos, se había adentrado en el salón aun y cuando no tenia permitido hacerlo, resuelta a llegar a Roy a como diera lugar. Y justo cuando había estado en su presencia le había pedido al mismo algunos minutos para hablar con él y había sonreído gustosa cuando el mismo había aceptado de buenas a primeras. Nunca se había esperado que hubiese reaccionado de aquella forma, al menos no cuando noches atrás la había tratado tan fríamente como jamás lo había hecho.

 

Estando una vez solos en la oficina principal de Roy, el pelinegro simplemente se había quedado en completo silencio dándole la espalda. Aquello incentivo a Riza a acercarse hasta él, aquello era una clara invitación a que se acercara y la rubia no iba a desperdiciarla por nada.

 

Quedando tras de él y luego de tomar un respiro, se relajo y se obligo a no poner en sus labios una mueca de desagrado en lo que haría. Pasó sus manos bajo los brazos de Roy y terminó abrazándolo de la cintura, mientras recostaba su cabeza en la ancha espalda del hombre. Inmediatamente el pelinegro se tenso ante su cercanía y al sentirlo la mujer apretó su agarre echándose más contra él.

 

- ¿Qué es lo que haces Riza? - preguntó Roy quitándosela de encima y tomándola de las muñecas para alejarla de él lo mas prudentemente necesario.

 

- ¿Por qué me alejas? - le contesto la rubia con otra pregunta notoriamente molesta aun siendo apresada de sus manos.

 

- No eres ciertamente tú de quien deseo esta clase de cercanía -

 

- ¿Ah no? -  Riza se soltó de sus manos con un fuerte jalon -  Pero si eras tú quien deseaba de mí aunque fuese una de mis miradas -

 

Roy achico sus ojos al escuchar las palabras acidas de la mujer. Le había molestado aquello y buscaba que sus palabras fuertes y despectivas le hirieran de algún modo. Sonrío de lado, Riza no iba a conseguirlo en lo absoluto.

 

- Tu lo has dicho deseaba -

 

Ahora fue el turno de la mujer para entrecerrar los ojos mientras apretaba fuertemente sus labios. Si antes había creído que tal vez y aun tendría una oportunidad, la misma se le estaba negando en aquel justo momento. Roy ya por lo visto no necesitaba absolutamente nada de ella y no había ningún lazo afectivo que les uniera, tal vez y el de su amistad de años o podía ser que incluso ni ese aun perdurara.

 

- No puedes dejarme y hacerme a un lado Roy - atacó la mujer asiéndole de las solapas de la chaqueta azul- No puedes ¡Me has prometido casarte conmigo! ¡Me diste tu palabra!

 

- Esa boda ya no puede ser. No nos amamos Riza y debes entenderlo, tarde o temprano me iba a dar cuenta que un matrimonio así entre los dos no iba a funcionar nunca - oyó el zapatazo frustrado que la mujer lanzo al suelo tratando de callarlo y noto sus ojos rojizos brillantes de rabia.

 

- Dijiste que te casarías conmigo, me lo prometiste, me pediste que te esperara y ahora... - Roy abrió la boca y soltó - Riza lo sé y... -

 

- Me diste tu palabra - lo interrumpió la mujer y colérica alzo la voz - ¿QUÉ ACASO EL REY DE AMESTRIS NO CUMPLE SU PALABRA? -  Colocando sus manos sobre la mujer, las apretó despacio tratando de calmarla.

 

- No fue el rey de Amestris quien te dio su palabra, sino simplemente Roy Mustang. Pero no puedo cumplirla, no te amo Riza ni llegare jamás a amarte y mucho menos destruiré el matrimonio que me une a Edward - bajo la voz tratando de sonar lo mas delicado posible para que la mujer no se sintiera tan herida

 

- Es a él a quien quiero a mi lado Riza -

 

La rubia desvío la mirada al instante, extrañamente aquello le había dolido, no en el orgullo sino más profundamente haciéndole un duro nudo en la garganta que apenas y le dejaba pasar saliva. Se sentía herida y traicionada, raro pues tan solo debía de sentir rabia por ver frustrados sus planes y nada más.

 

- Entiéndelo por favor y acéptalo. Se que puedes hacerlo Riza - levantando una de sus manos acaricio la mejilla de la mujer confortándola - Eres una mujer hermosa y muy fuerte que merece algo mejor que todo esto -

 

Aquello último le hizo torcer la boca.

 

¿Qué sabia Roy de lo que ella merecía o no?

 

Ella quería aquello, el titulo, la corona y ahora a él y no se cansaría hasta conseguirlo. Así arruinara su vida, la de Roy, de quien fuera.

 

- Sabes algo Roy, haz elegido muy mal como siempre - Alejó la mano del hombre de su cara y dio un paso hacia atrás. - Edward no te ama y terminara engañándote con quien sea, no necesitara al príncipe Ling cerca, después de todo, solo tuvo que abrirte las piernas para poderte engatusar -

 

Riza sonrío satisfecha cuando la piel pálida del hombre se puso aun mas blanca con lo que acababa de decir.

 

- ¿Fue eso verdad? Eso fue lo que me falto a mi para que te quedaras conmigo - se acerco nuevamente a él y puso sus manos sobre las solapas de la chaqueta azul de Mustang - Debí primero de convertirme en tu amante para luego terminar siendo tu reina -

 

- ¡CÁLLATE! - espetó Roy sujetándole rudamente de una de las manos alejándola de él.

 

- No volverás a faltarle el respeto a Edward y mucho menos en mi presencia - La mujer intento zafarse del agarre del pelinegro, sus dedos fuertemente asidos a su muñeca la estaban lastimando.

 

- Puedes estar celosa, molesta, todo lo indignada que quieras, pero no voy a soportar una mas de tus insolencias y si intentas volver a lastimarlo de cualquier manera, te va a ir muy mal Riza- terminó arrojándola hacia atrás dejando ir su mano.

 

- ¿Me estas amenazando? - preguntó una vez que se vio libre del agarre de Mustang y poso sus ojos rojizos con verdadero odio en Roy.

 

- No te estoy amenazando, tan solo te advierto Riza - siseo Roy mirándola con el mismo rencor con el que la rubia lo miraba a él - No voy a quedarme de brazos cruzados viendo como te diviertes lastimando a Edward -

 

- Ahora retírese teniente Hawkeye, esta reunión ha terminado - musito despectivamente su apellido y termino dándole la espalda una vez mas, esperando no tener que girarse y tener que ser él quien la sacara a empujones de la habitación.

 

La rubia apretó los dientes

 

¿Ahora se atrevía a correrla?

 

¡Maldito fuera!

 

No le había tomado más que algunos escasos segundos llevar su mano tras la espalda y su revolver que jamás faltaba, término apuntándose automáticamente entre sus manos alzadas a la nuca del rey.

 

Nunca antes ningún hombre se había burlado de ella como Mustang lo había hecho, a nadie nunca le había permitido humillarla y mucho menos iba a dejar que la amenazaran de aquella manera. Jaló el seguro hacia atrás quitándolo y por un breve momento el cañón del arma brillo ante sus ojos.

 

Era ella la que había sido ultrajada y aquello simplemente no podía dejarlo pasar tan fácilmente. Roy Mustang tenia que morir por ello, con sus propias manos se cobraría aquella injuria.

 

Solo faltaba apretar el gatillo y terminaría con todo aquello. Crujió fuertemente sus dientes, la corona de Amestris no iba a quedarse sobre la cabeza de Edward Elric por mucho tiempo, nadie en todo el reino lo apoyaría y Roy Mustang no iba a estar ahí para protegerlo, de eso se encargaría ella. Lo vería caer y se regocijaría con ello.

 

Y entonces parpadeo. Riza abrió más los ojos, dándose cuenta de lo que hacia y lentamente como si temiera a que sus impulsos la traicionaran bajo el arma hasta dejar su brazo colgante a un lado de ella. No estaba pensado calculadora y fríamente las cosas. Una reacción como aquella había sido estúpida y poco común en ella.

 

Soltó el aire que aun tenia contenido en sus pulmones y cerrando los ojos guardo una vez mas el arma tras su espalda, asegurándose antes de volver a poner el seguro en la misma. Haciendo algo como aquello tan solo echaría a perder su vida y aunque se vengara de lo que Roy le había hecho, no podía llegar a regocijarse del dolor de Edward.

 

No, definitivamente tenia que pensar en una mejor forma de vengarse.

 

Respirando suavemente por algunos momentos, logro tranquilizarse al mismo tiempo que pensaba con claridad lo siguiente que haría. Lejos del estrés y de la rabia, su cabeza lograba hilar con facilidad nuevos planes. Puede que Roy hubiese aceptado finalmente a Edward para él, pero el rubio aun tenia una confianza demasiado frágil hacia el pelinegro.

 

Nada que un pequeño rumor no pudiera destruir. Sonrío quedamente y miro la espalda del militar frente a ella. Roy era también muy crédulo y aunque era de cuidado cuando demostraba su fiereza, podía manejarlo con facilidad y enrollarlo una vez más en las mentiras. Aun y cuando en esos momentos estuviese excesivamente perspicaz a todo lo que dijera.

 

Caería una vez mas, estaba segura.

 

Riza bufó sacándose aquel recuerdo de la cabeza mientras se alejaba de la silla del coronel Elric. Su actuación había sido mas que perfecta y como no iba a creerle Roy si terminó disculpándose, añadiéndole a su voz quebrada algunas lagrimas que a duras penas había podido sacarlas de sus ojos.

 

La nariz roja había hecho un buen juego con sus mejillas mojadas, haciéndola ver patética y mortalmente arrepentida de lo que había hecho hasta el momento. Roy se había abstenido de comentar cualquier cosa, pero al notar su insistencia que fue bien recompensada, el bondadoso y estúpido pelinegro había terminado por darle otra oportunidad, que ella había jurado no desaprovechar en lo absoluto.

 

Y por supuesto que no iba a hacerlo. De hecho ya había empezado con el pequeño rumorcito que el cabo le había soltado al príncipe Edward y que por lo visto estaba resultando tan bien como lo había imaginado y tal vez terminaría mucho mejor.

 

Iba a terminar haciéndolos tan desgraciados como se lo merecían.

 

† "•" †

 

- Un día Solaris - susurró acercando su boca a los oscuros labios de la mujer - El reino volverá a ser nuestro - La mujer sonrío pegándose un poco mas a su cuerpo y acerco sus oscuros labios a la oreja del joven.

 

- De eso no tengo ninguna duda William, pero hasta que ese día llegue tenemos que asegurarnos que nadie, absolutamente nadie fuera de nuestro circulo llegue a enterarse de algo de esto - susurró confidente para él, quedando en completo silencio  antes de volver a darle su distancia colocando sus manos largas y de perfecta manicura oscura sobre las solapas de su traje blanco.

 

De mala gana Envy acepto el que le apartara y se quedo mirando sus ojos púrpuras tan idénticos a los suyos.

 

Fue entonces cuando oyó el golpeteo de las botas militares contra el suelo, un pelotón pasó cerca de ellos sin prestarles la más minima atención y aun así Envy sabia que los observaban y los escuchaban aunque llevaran la vista empecinadamente al frente. Era ahora que entendía las pasadas palabras de Lust y sonrío más que complacido ante la percepción de la mujer.

 

Solo hasta que los mismos se hubieron retirado, dando vuelta en el corredor Lust volvió a hablar mientras se echaba andar por el blanco pasillo, moviendo cadenciosamente sus caderas.

 

- Sígueme -

 

Envy obedeció caminando tras de ella en silencio. Seguramente le llevaría a algún lugar seguro y confidente para que gritara toda la frustración que sentía sin que ningún impertinente lo supiera.

 

No supo con exactitud cuanto habían avanzado, ni mucho menos las puertas que habían pasado, pero sonrío con satisfacción cuando quedaron frente a la que buscaban y sus labios se curvaron un poco mas cuando, sus ojos violetas recorrieron las letras doradas que revelaban a quien pertenecía aquella oficina.

 

Cuando la puerta se abrió no supo si decepcionarse fuese una buena idea, pues King Bradley no se encontraba ahí, sino todo lo contrario, el hermano obeso y retardado de la mujer era el único que estaba en la habitación. Con un dedo regordete la señalo a ella para después apuntar la punta babeada hacia él. No evito su mueca de desagrado y la misma paso desapercibida para Lust que ya estaba acostumbrada a las mismas.

 

- Gluttony -

 

- ¿Ya vamos a comer? - preguntó el pequeño regordete moviéndose hacia ella y cuando estuvo cerca terminó sujetándola del pequeño volado de su falda jalándola suavemente llamando su atención.

 

- Pronto será hora del banquete y cuando así sea volveremos al castillo - le aseguró dándole una pequeña palmada en su calva cabeza.

 

- ¿Y podré comer todo cuanto quiera? - la mujer había soltado una risita divertida ante la emoción de aquella cuestión y no pudo evitar musitar con cierta calidez sus siguientes palabras.

 

- Lo que desees - terminó sonriendo Lust mientras picaba la punta de la nariz chata de Gluttony juguetonamente.

 

Escuchando aquella amable plática entre hermanos nadie podía ver malicia alguna en ambos, tal vez y si acaso las personas llegaban a impresionarse cuando se sabía que eran hermanos, por el grotesco cuerpo del más joven y la hermosura traviesa de la mujer.

 

Pero aquello era realmente poco a saber de ambos. Ninguno esperaba encontrarse una rápida y mortal asesina a sangre fría, perfectamente escondida bajo la fachada de mujer fatal de aquella jovencita, que parecía únicamente en concentrarse en cuidar su imagen personal y la devoción que le tenía a su enfermo hermano.

 

Hermano que bajo ese semblante estúpido que mostraba mientras jugaba con sus dedos en la boca llena de baba, escondía un deseo feroz por la sangre que terminaba en un canibalismo desenfrenado con cuanto pobre infeliz terminaba entre sus manos que les hastiaban como tenazas de acero.

 

El antiguo rey de Amestris había tenido a su cargo una serie de siete asesinos de elite a su disposición para cuidar sus espaldas. Entre ellos incluido estaba su propio hijo. Por ello, por el intenso terror que causaban las muertes atroces y crueles que los mismos habían perpetuado contra los que alzaban su voz contra el despiadado rey. Los siete pecados capitales eran sus favoritos y se ensalzaba pregonando que todos sin excepción eran practicados casi religiosamente por su persona.

 

Envy bufó en frustración.

 

Era una pena, pero de los siete que los conformaban tres habían caído en la rebelión de Mustang. Gracias a la avaricia excesiva de Greed, quien los había traicionado durante la insubordinación y les había ofrecido sus cabezas en bandeja de plata a aquellos que querían derrocar al rey del poder. Lo único bueno de todo era que el mismo Greed había sido el primero en caer muerto antes de los otros, pero siendo sincero no extrañaba en lo absoluto ni a Wrath o a Sloth.

 

Eran de los mejores si, pero no tan buenos como el mismo y los otros dos.

 

Ninguno de ellos era necesario y absolutamente todos eran reemplazables.

 

Y de los otros tres que ahora únicamente estaban a su cargo, el más provechoso de todos era Bradley, que seguía sin rechistar en lo absoluto ninguna de sus órdenes. La alianza que había confabulado para derrocar al rey Mustang era el plan perfecto que marchaba viento en popa. El escuadrón alquímico estaba conformándose justo ahora y en poco tiempo estaría listo también un ejército inmortal que, le obedecería única y exclusivamente a él.

 

Después de todo conseguir el reino de Amestris no era su meta, sino más bien un pequeño escalafón hacia lo que en verdad deseaba, la conquista absoluta de las demás naciones. Era una suerte o más bien una increíble buena jugada el adquirir la participación de aquel joven alquimista. Quien aunque no lo supiera, les entregaría la cabeza de Roy Mustang en poco tiempo.

 

Los labios de Envy se tensaron molestos y sus ojos brillaron amenazantes. Pero primero, vería la forma de deshacerse de su molesto general, ese maldito hombre que como un jodido sabueso donde fuera metía sus narices para averiguar cualquier cosa que su maestro le pedía.

 

† "•" †

 

Tenia poco tiempo de haber terminado su conversación con Maes, si se daba prisa podía encontrarse a Edward aun en la enfermería. Había despachado a su guardia completa y por los solitarios pasillos tan solo podían escucharse los tacos usados de sus botas llenando el silencio.

 

Debía de llegar inmediatamente donde estaba el rubio y explicar todo lo que había sucedido, Edward no podía tener una idea equivocada rondándole la cabeza, lastimándose el corazón una y otra vez con lo mismo. Nada había pasado entre Riza y él, lo que le había dicho no eran mas que mentiras. Edward debía de creerle, tenía que creerle. Pues si no lo hacia el veneno que Riza había lanzado contra ellos cual víbora, terminaría contaminándolos hasta lograr separarlos y era algo que Roy no iba a permitir de ninguna manera.

 

¡Nunca!

 

En la dirección contraria a la que iba a girar, pudo escuchar unas voces. A decir verdad ni siquiera le había puesto atención a las otras, simplemente se había concentrado en aquella que reconocía mas que perfectamente. No pudo evitar que se le formara una sonrisa en los labios. Aquel sin duda era su Edward y por lo visto ya se encontraba muchísimo mejor si ya había sido dado de alta de la enfermería.

 

Al menos no tenia nada de cuidado y eso le tranquilizaba.

 

Enfilo sus pasos hacia aquella dirección y se regocijo cuando los ojos dorados de su príncipe, fueron los únicos que de todos aquellos que lo rodeaban y que estaban enfrascados en una conversación por demás entretenida, reparo en su presencia. Casi suspiro con alivio al no notar atisbo alguno de rencor en las pupilas del rubio y le dio más confianza con cada paso que daba, mas fue interrumpido de pronto por un soldado que no supo exactamente de donde había llegado.

 

Se obligó a responder escuetamente al gesto marcial que el recién llegado le brindaba y tuvo que dejar de mirar al rubio para atender al soldado. Pronto en sus manos estuvo la pequeña misiva dirigida exclusivamente a él. La leyó rápidamente y maldijo por lo bajo al percatarse que tendría que posponer su encuentro con el rubio por unas horas mas.

 

Asintió en silencio al soldado que inmediatamente dio la vuelta para guiarlo y por una última vez se permitió mirar al rubio rápidamente. Por ningún motivo iba a dejar que algún gesto suyo le transmitiera lo que sucedía y con la mente en blanco giro la cara y el cuerpo para seguir al soldado que le esperaba.

 

Solo esperaba que Edward no tomara en mal aquello.

 

† "•" †

 

Edward había pestañeado casi incrédulo cuando al salir junto a Heidrich de la pequeña habitación donde estaba en la enfermería, a fuera de la misma estuviesen esperándole un puñado de los científicos que le apoyarían en el batallón. Alphonse había tenido que explicarle que junto con ellos, lo había encontrado deambulando en muy malas condiciones por los pasillos del cuartel y que incluso todos ellos habían ayudado de una u otra forma a traerlo rápidamente a la enfermería.

 

Mientras caminaban por los corredores del cuartel, había tenido que disculparse varias veces por sus descuidos y sonrío gustoso al escuchar la genuina preocupación de aquellas personas por él. No faltaron las preguntas y los supuestos chequeos de puro ojo y tanteo de cómo se encontraba por algunos de ellos, mas había podido excusarse con facilidad cuando el mismo Al, les había comunicado rápidamente los malestares anteriores que el rubio había sufrido meses atrás y de los cuales estaba mas que enterado.

 

Ninguno de ellos sabía el verdadero motivo, ni siquiera se lo había dicho a Alphonse.

 

Bajo la mirada y por todos los medios, logró contener las ansias que le asaltaron por tocar su vientre. El primero en enterarse de su estado únicamente podía ser Roy. El papá de aquel bebito que ya estaba avisando por todos los medios que ya estaba ahí presente.

 

Se había detenido de pronto al sentir una intensa mirada sobre su persona y tenia que aceptar que había dejado de respirar cuando al voltear el rostro, la imponente figura de Roy Mustang había aparecido ante sus ojos. Se le veía decidido a llegar con él y no pudo evitar emocionarse cuando noto la sonrisa esperanzada que se dibujaba en sus labios.

 

Era más que obvio que venia dispuesto a hablar para aclarar lo sucedido con Riza y él estaba más que dispuesto a escucharle. 

 

Soltó el aire que había guardado y llego a tranquilizarse con cada paso que el hombre daba para acercarse y sin duda alguna había terminado mirando con malos ojos al militar que le había impedido el paso a Roy y el pelinegro compartía su molestia, pues de mala gana había aceptado un sobre blanco que le fue entregado en sus manos.

 

Se dedico a observarlo mientras sus ojos recorrían rápidamente las líneas escritas en el papel, terminando por asentir rápidamente al hombre frente a él dispuesto a retirarse en ese justo momento y había sido una breve mirada seca y sin sentimiento alguno la que le había dedicado antes de solo dejarle mirar su espalda.

 

Aquello no le había agradado en lo absoluto, no cuando todo el ambiente a su alrededor empezaba a teñirse pesadamente de fatalidad. Sin sentirse en lo absoluto a gusto con aquello e ignorando a los que le hablaban, Edward encamino sus pasos hacia donde había estado Roy, mas una mano en su hombro le detuvo de pronto.

 

- ¡Jefe! - La voz llena de premura de Havoc le lleno los oídos y se volteo casi al instante encarándolo - Ha llegado esto para usted -

 

La misma escena que Roy había vivido se repitió ante él, un sobre blanco le fue entregado.

 

Cuando termino de leer aquel memo, levanto su vista hacia el teniente primero que aun firme le saludaba. Había deseado tener, pero ciertamente no la deseaba tener ahora. Aquel informe no era nada más que un comunicado de su primera misión como coronel en el ejército de Amestris.

 

Mas no podía echarse para atrás, mucho menos ahora.

 

- Adelante Teniente Primero Jean Havoc -

 

Endureciendo sus facciones, el rubio se dio la vuelta dirigiéndose a otro corredor, muy distinto al que había tomado Roy y contrario al que se dirigía con los científicos. A una distancia no muy lejana de ahí su oficina se encontraba, sus demás oficiales estarían ahí y al lado de todos ellos empezaría a trazar la estrategia a seguir para cumplir con la misión encomendada.

 

Roy y Edward entrarían en acción dentro de poco. Lamentablemente las misiones de ambos iban para diferentes lados provocando con ello un doble giro de consecuencias inesperadas.

 

† "•" †

 

Un nuevo motín que en esta ocasión era completamente verdadero se estaba formando, no a las afueras de la cuidad, sino ya dentro de la misma y sin que nadie llegara a percatarse de ella. El distrito mas afectado como siempre, se trataba de un barrio pobre que podía aportar numerosos rehenes sin un valor verdadero para los conspiradores, pero si de una naturaleza invaluable para el corazón humilde del rey de Amestris.

 

Roy crujió los dientes mientras apretaba el paso para salir del cuartel central. Siempre los más desvalidos tenían que sufrir las consecuencias y aquello lo odiaba. Pero algo como aquello podía atribuírselo sin ninguna duda a los numerosos enemigos que por todo el reino tenía.

 

El antiguo rey, los había seducido, completamente. Prometiéndoles tierras, sirvientes, esclavos y la liberación de tributos según se jerarquía eso sin añadir también el importante peso en la corte real del castillo. Privilegios que, les habían sido retirados inmediatamente que él había sido subido como nuevo rey y justamente lo odiaban por haberlos mandado perseguir como los traidores que eran al pueblo de Amestris.

 

Eran justamente ellos los que hacían todo lo posible por que sus relaciones con los demás reinos peligraran.

 

El lado oscuro seducía fácilmente a cualquiera, incluso el mismo había sido tentado y había cedido. Pero había podido regresar al camino correcto cuando mas falta hacia y no podía confiar ciegamente en que los demás llegarían  seguir su ejemplo en alguna ocasión. Justo en aquellos momentos empezaba a ver preocupadamente a uno de sus miembros.  Tan solo era de esperar un poco de tiempo para que la misma Riza se uniera a alguno de todos aquellos que deseaban derrocarlo del poder y dañar a la gente del pueblo que más que a su propia vida amaba.

 

La fila de tres soldados que custodiaban las puertas de la entrada al cuartel detuvieron su marcha algunos metros delante de él al observar que iba a salir su jefe y debían cuanto antes mostrar su respeto con el debido saludo marcial.

 

Roy asintió levemente ordenando descanso para pasar sus ojos por las instalaciones encontrándose con aquel espectáculo. Un poco pasada de moda para su reino, pero no por ello desintegrada para la policía montada, los caballos de la misma hacían su rondín por el cuartel central. Dejando básicamente encerrado entre caballos su coche personal donde era trasladado.

 

El pelinegro sonrió, recordando los viejos días en la milicia, cuando alguna vez, había enfilado por las calles de Amestris practicando aquel mismo rondín en los toques de queda proclamados antes de la guerra. Recordaba claramente como en más de una ocasión se había relajado sobre el balanceo de las potentes ancas del animal brioso que montaba y como ello le había hecho tomar las decisiones más correctas después de patrullar.

 

Haciendo a un lado los oficiales e ignorando la escueta formación que ahora se había formado brindándole el saludo marcial de aquel grupo ecuestre, se dirigió de inmediato a los caballos, posando sus ojos interesados en cada bestia que cerca tenia.

 

Escogió un caballo negro, tan azabache como sus propios cabellos, grande, orgulloso y que apenas contenía lo bravo de su espíritu, mordiendo con la fuerza de sus mandíbulas poderosas, el freno de la rienda.

 

Apoyando una mano en la cabeza de la silla, se monto de un solo salto sobre el animal, llamando de inmediato la atención de los oficiales y de los propios guardias. Acarició el pelo del animal con una mano y la otra que aun lo sujetaba de la silla, dejo resbalar las riendas del equino y fueron sujetadas por un oficial evitando algún incidente.

 

- Señor - lo llamo lo mas calmado posible intentando no ofender al Führer con lo siguiente - Espere a algún coche que pueda llevarlo, no esta acostumbrado a utilizar estos caballos y su propio escuadrón no esta listo todavía -

 

- ¡Dame la maldita rienda y guarda silencio! - exigió el rey sin escuchar razones y por mas miedo que respeto, el hombre le paso las riendas alejándose de inmediato del caballo que fue halado con fuerza hasta quedar suspendido en sus dos patas traseras - No tengo tiempo que perder ante una emergencia del pueblo -

 

- ¡Puede ser una trampa! Espere que al menos algún batallón decente le acompañe - acotó otro de los oficiales queriendo hacerle entrar en razón.

 

- Y dejar que mas inocentes mueran, no lo haré -

 

No hubo nadie más que intentara contradecir aquello. Los presentes pensaban exactamente igual que él y no dudarían en ayudar aun y cuando no llevasen el armamento necesario para aplacar una contingencia de aquella naturaleza. El caballo relincho y la voz del Fluher una vez más fue escuchada.

 

- Pueden intentar alcanzarme, si gustan - gritó, levantando su voz por encima de los fuertes relinchidos del animal - O quedarse resguardando el cuartel central -

 

No les quedo más que montar rápidamente en sus jamelgos  y dirigirlos hacia donde el pelinegro se había alejado, encajando sus espuelas en las costillas de las bestias. Pues debían de acatar las ordenes de inmediato.

 

 

 

† "•" †

 

TBC...

Notas finales:

N de la Yuka: Lo único bueno que puedo decir en mi defensa, es que mi doctora me esta dando tratamiento nuevo que funciona de maravillas y gracias aun ajuste de horas en mi trabajo podré escribir mas seguido *-*, así que volveremos a ver las actualizaciones de antes xD


 


Ahora otra cosilla, siempre he deseado saber de donde me leen! (Que? Siempre he tenido esa duda xD) Yo soy de México! De donde son ustedes? Ojala y pudiesen decírmelo en su review *A*


 


 


Y hablando de Revisss! Quiero agradecerles a todos los lectores, especialmente a:


 


 


fayirenoongaku, Neko, aghy, Sophia Black, Emina2040


 


Patrick A'Sakura, Dark_Elric, CHIDORI AGATSUMA, Wahrheit


 


Tsukino Hikari, yaoifangirl, rosalind pegasus, Haruhi ^^


 


yazzyaoi94, Oshi, kaedelucy, Kaye, KAREN KAWAII MUSTANG, gta,


 


hanakaeda, wAtA_ChAn, vura5, knna-san, Rei Zero, yuki666, sabaku no hyuuga


 


 


Muchísimas graciasssss! Les amo cada vez massss *¬*


 


 


 


 


 


Como ultimo! Disculpen si salio dos veces la actualización de este capitulo, pues intentaba por todas las formas de modificar el fic y en ninguna ocasión pude hacerlo TvT  Han tenido ese mismo problema? :3 O soy la única >o< espero no serlo!


 


Ahora si! Nos vemos en la próxima actualización! :3


 


Gracias por leer ;)


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