Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Promesas por Higary

[Reviews - 15]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Desde mi última actualización (que ya ni me acuerdo cuál fue o.O) la página no me ha permitido subir nuevos fics ni actualizar los que ya tengo, de modo que todos se han estado acumulando. Como sea, espero por fin poder compartirles mis locuras, jeje

 

Como muchos ya saben, mi especialidad es la comedia romántica, pero esta vez les traigo una historia más dramática de lo usual, pero igual espero que la disfruten tanto como yo al escribirla. Podría considerarse como la precuela de Una semana para el amor, aunque sólo necesitarían leer aquél fic para entender la parte donde sale Gaara. Sin más que añadir, los dejo con el fic: ¡¡a leer!!

 

Disclaimer: Naruto y demás personajes pertenecen a Kishimoto-sensei. Yo sólo soy otra deseosa de que el autor ponga más insinuaciones yaoiescas en su historia XD

PROMESAS

 

La Villa de Konoha era un lugar muy grande y hermoso, gobernado por el clan Uchiha. El actual señor feudal era Uchiha Fugaku, quien tenía dos hijos: Itachi (dieciséis años) y Sasuke (nueve años).

 

Hacía unos días que los guerreros de Konoha habían combatido contra los de la Villa de Suna.

-Padre, ¿has visto a mi hermano? –entró preguntando el pequeño Sasuke

-Minato está hablando con él. Sasuke, ¿no deberías estar en tus lecciones?

-Es que quería preguntarle algo a mi hermano mayor.

 

El niño los encontró en el jardín trasero del castillo.

-Lo lamento mucho, Itachi-kun –dijo un hombre de cabello rubio a su hermano, poniéndole una mano en el hombro

-Gracias, Minato-san –contestó, con la cabeza gacha

-¡Hermano!

El rubio general del ejército fue hacia él y se puso a su altura.

-Sasuke-kun, vamos, Itachi-kun necesita estar solo un rato.

-Minato-san, está herido –observó su brazo manchado de sangre

-Es sólo un rasguño –sonrió con tristeza-. La herida de tu hermano es más profunda.

-¿Por qué?, ¿qué pasó?

-Kisame-kun... murió en combate...

El azabache se deprimió. Aquél joven era el mejor amigo de su hermano.

 

El cumpleaños número diez de Sasuke se acercaba y su padre había planeado organizar una elegante fiesta para celebrarlo.

-Pero yo no quiero eso –protestaba él-. Además mi hermano todavía está deprimido.

-Vendrán personas muy importantes –dijo Fugaku-. Y quiero que Itachi conozca a la joven con quien se casará. No estaría mal que tú también comenzaras a relacionarte con Hyuuga Hinata, es una candidata adecuada para ti.

 

Llegó el día de la celebración. Todos estaban atareados con los últimos preparativos.

-Hubiera traído a su familia, Minato-san –le dijo Itachi

-Kushina prefiere que no participen en este tipo de eventos. Después de todo ella y las niñas son sacerdotisas de la Villa.

 

Aprovechando que estaban ocupados, Sasuke se escabulló por el castillo y salió a la villa. Caminó y caminó hasta llegar a campo abierto, cubierto de flores y algunos árboles. Miró alrededor y de pronto se topó con una personita de cabello rubio que vestía un lindo kimono.

-Eh... ¿qué haces aquí sola?

Cuando volteó, se encontró con los ojos azules más lindos e intensos que había visto en su corta vida.

-¡Eres un niño! –gritó Sasuke, sorprendido

-Sí, ¿por qué? –ladeó la cabeza, confundido

El azabache se sonrojó por dos razones: una, por la linda mirada del rubio; y la otra, porque había creído que era una niña. El niño le sonrió con alegría.

-Hola, soy Namikaze Naruto. ¿Cómo te llamas?

-Uchiha Sasuke.

-…

-¡Eres hijo del señor feudal!

-¡Eres hijo de Minato-san!

Se miraron y comenzaron a reír.

-¿Y qué haces aquí? –preguntó Naruto

-Escapé de mi fiesta de cumpleaños –contestó, frunciendo el entrecejo-. No quería estar ahí.

-Pero van a preocuparse mucho por ti.

-Lo dudo. Quizá mi hermano lo haga, pero a mi padre sólo le importo para no deshonrar el apellido Uchiha.

-¡Ya sé! ¡Seamos amigos, Sasuke!

-¿Qué?

-Sí, hay que jugar juntos, ¿está bien?

El morenito volvió a sonrojarse ante aquella linda sonrisa.

-Claro.

 

Estuvieron juntos todo el día, hasta que oyeron varias voces llamándole.

-Sasuke-sama, ¿dónde está?

-¡Sasuke-sama!

-Creo que ya debo irme o tendremos problemas.

El rubio agachó la cabeza con tristeza.

-¿Volveremos a vernos?

-Por supuesto que sí.

Naruto sonrió. Antes de irse le dio un beso en la mejilla.

-¡Feliz cumpleaños, Sasuke! ¡Nos vemos luego! ¡Es una promesa!

 

-Hasta que te encontramos, hermanito –llegó diciendo Itachi-. Padre está furioso. ¿Sasuke?, ¿estás bien?

Él tenía una mano sobre la zona donde fue besado.

-S-Sí, lo lamento, hermano.

 

A pesar del fuerte regaño que se llevó, siguió reuniéndose con Naruto. Cuando Fugaku se enteró de su amistad, la aprobó ya que el chico era hijo del general de su ejército. Tenían ahora doce años y Sasuke pasaba mucho tiempo en el templo donde vivía la familia de su amigo.

-Gracias por la comida, Kushina-san –dijo el príncipe

-De nada, me alegra que te guste.

La madre de Naruto era la máxima sacerdotisa de Konoha y enseñaba a sus hijas Temari e Ino a seguir su camino.

-Hola, Sasuke-kun –saludaron ambas

Ino tenía quince años y Temari diecisiete.

-Con razón no fuiste a rezar con nosotras, Naru –dijo Ino, sonriendo

-Jeje, lo siento, hermana, es que Sasuke y yo estuvimos jugando.

-Pero no debes descuidar tu instrucción espiritual –habló Temari-. Sabes que papá quieres que seas un sacerdote, no que entres al ejército.

 

Un rato después Naruto encaminó a Sasuke al castillo.

-¿Cuándo se casará tu hermano? –le preguntó

-La próxima semana. Konan es agradable, pero se nota que Itachi lo está haciendo sólo por compromiso.

-Qué triste por él.

Avanzaron un rato en silencio.

-Ah, sí, el otro día Hinata-chan fue a visitarme al templo, es muy simpática –sonrió

Sasuke se molestó por el comentario; él ya sospechaba que a la chica le atraía el rubio.

-Naruto, tengo que decirte algo importante.

-¿Qué pasa?

Lo jaló a un lugar apartado y lo abrazó con fuerza.

-Sasu...

-Te amo –interrumpió sin soltarlo-. Ya sé que ambos somos hombres y no está bien visto, pero no puedo evitar quererte... Estoy enamorado de ti.

El ojiazul estaba completamente rojo.

-P-Pero... tú eres hijo del señor feudal –bajó la mirada-. Jamás aceptará algo entre nosotros.

-No me importa lo que mi padre y el mundo entero opinen... si me dices que también me amas...

Naruto sonrió.

-Sí... yo también estoy enamorado de...

Fue interrumpido por un inexperto y torpe beso en los labios.

-Dulce –declaró el ojinegro, sonriendo de medio lado

-No te burles, Sasuke.

-No lo hago, es la verdad.

 

Estuvieron un largo rato intercambiando besos y tímidas caricias. Luego se despidieron, prometiendo proteger su secreto.

 

El día de la boda de Itachi toda la familia Namikaze acudió a la ceremonia. Sasuke tuvo que sentarse entre Naruto y Hinata, además de soportar las miradas de amor que la joven le lanzaba a su amante.

-Itachi-san fue por la mañana al templo –susurró el rubio-. Se miraba decaído, dijo que iba a disculparse con alguien.

-¿Ah, sí? Con razón no estuvo en el castillo.

-¿Con quién se habrá disculpado?

-Creo tener sospechas.

 

Luego de la ceremonia todos se fueron al banquete. Los recién casados recibían felicitaciones de todo mundo.

-Qué gran elección –comentó un hombre-. Konan-san viene de una excelente familia. Nadie es más indicada para su hijo, que ella.

-A mí también me complace su matrimonio –contestó Fugaku-. Y por supuesto la mujer con quien Sasuke se case también será la adecuada.

Rubio y azabache escucharon el comentario. El ojinegro se percató de la tristeza del otro.

-Vamos a mi habitación –le dijo, jalándolo

 

Al llegar ahí cerró la puerta con llave.

-Olvida lo que mi padre dijo, Naruto.

-Pero él...

-Yo sólo quiero estar contigo, ¿de acuerdo? Con nadie más –le sujetó las manos-. Y tú sólo me perteneces a mí. No te entregaré nunca a nadie.

Naruto sonrió, conmovido por esas palabras.

-Entonces hagamos una promesa, ¿sí? –vio al otro asentir

-"En la vida y en la muerte siempre estaremos juntos y nuestros sentimientos nunca van a cambiar".

 

De aquello pasaron tres años más. Konoha tenía la tradición de que cada cinco años debían sacrificar a un joven (ya fuera hombre o mujer) para mantener alejados a los demonios. Faltaba un año para ello, así que las sacerdotisas realizaron la ceremonia donde se escogía al sacrificio que sería preparado.

-Comienza a distinguirse –dijo Kushina mirando las llamas de la hoguera que habían encendido-. Es... –se llevó una mano a la boca al reconocer un rostro con tres marcas en cada mejilla

Ella cayó al suelo, todavía impactada.

-No... No puede ser...

-¡Madre! –gritaron Ino y Temari, socorriéndola

-Kushina, ¿qué pasa? –preguntó su esposo, preocupado-, ¿estás bien?

-Mi-Minato –rompió en llanto, abrazándolo-... No... Nuestro hijo... nuestro único niño...

 

El feudal se encontraba en una sala junto a sus hijos y nuera (la cual estaba embarazada). Aguardaban la llegada del general para que les informara a quién habían encontrado las sacerdotisas.

-Señor –entró un grupo de soldados-, Minato-sama ya está aquí.

-Háganlo pasar.

El rubio entró: jamás lo habían visto tan afligido como en ese momento. Se arrodilló ante su gobernante.

-¿Bien?, ¿el sacrificio ya ha sido escogido?

-Sí...

-¿Quién será? Quiero escuchar su nombre.

-... Namikaze Naruto... –contestó con dolor

-¡¿Qué?! –gritó Sasuke, levantándose

-Silencio –ordenó su padre, muy serio-. Ya veo –miró a los soldados-. Mañana irán por él, ¿entendido?

Apenas si asintieron, la noticia los había sorprendido a todos.

-¡Pero padre...!

-He dicho que te calles, Sasuke –ordenó de nuevo y se levantó-. Es una pena que se trate de tu hijo menor y tu único varón, Minato, pero es la tradición y no puede cambiarse.

-Lo sé –apretó los puños con impotencia

-Puedes ir a casa por hoy. Avisa a Kushina y a tus hijas. Dadas las circunstancias, lo mejor será que él permanezca aquí hasta que deba ser sacrificado.

-Sí. Con permiso, Fugaku-sama.

 

-¡Maldición! –gritaba Sasuke, golpeando la pared

-Tranquilo, hermano –dijo Itachi llegando tras él-. La decisión ya ha sido tomada y padre no la cambiará por nada del mundo.

-¡Cállate! ¡Yo no soy como tú que lo obedece sin réplicas! ¡Te casaste a pesar de que no querías hacerlo!

-A mí me dio igual que fuera Konan o cualquier otra, porque no hay nadie en el mundo a quien quiera de pareja. Él tratará de hacerte lo mismo con Hinata.

-Claro –dijo, irónico-, y por las noches podríamos hablar de qué es lo que nos gusta de Naruto.

Muy tarde se dio cuenta de lo que acababa de decir.

-Y-Yo no...

-No escuché nada –contestó-, así que no puedo decir nada –dio media vuelta-. Deberías ir con Naruto-kun, va a necesitar de su “mejor amigo".

 

-¿Qué? –preguntó Naruto

Sus padres acababan de darle la noticia de que sería el siguiente sacrificio de la villa. Sus hermanas estaban llorando sin parar.

-Eso no puede ser –sollozaba Ino

-Papá, debemos hacer algo. Dile a Fugaku-sama que escoja a alguien más.

-Será imposible, porque son los dioses quienes deciden –inclinó la cabeza hacia su hijo-. Perdóname, Naruto.

-Tranquilo, papá, y tú también, mamá. Esto no es su culpa –intentó sonreír-. No hay nada que podamos hacer, ¿verdad? Sólo vamos a aceptarlo.

 

Por la noche todos se fueron a sus respectivas habitaciones. Kushina no se sentía bien luego de la ceremonia. Naruto estaba empacando algo de ropa cuando oyó ruidos afuera. Se asomó por la ventana, encontrándose con su amante.

-Sasuke, ¿qué...?

-Shh –lo calló-. Vine en cuanto me enteré, pero estuve esperando a que tu familia se durmiera.

-Creo que no podré cumplir nuestra promesa –dijo con tristeza

-Naruto, ¿me amas?

-Sabes que sí.

-Entonces fúgate conmigo, porque no dejaré que te maten.

-¿Qué? Pero la tradición y...

-¿Por qué siempre tienes que ponerme peros? –lo jaló para besarlo- Yo haré que mantengas nuestra promesa. Y una vez ya te lo dije, que no te daría a nadie más. Por favor, escapemos a un lugar donde podamos estar juntos.

-... Está bien –sonrió, volviendo a besarlo

 

A la mañana siguiente un soldado avisó al feudal que Sasuke y Naruto habían desaparecido. Mandó llamar a Minato ante él.

-¿Cómo es posible que no te dieras cuenta que tu hijo escapó?

-Lo siento mucho. Yo también me sorprendí al no encontrarlo esta mañana.

-Hasta ahora me has sido muy fiel, así que confiaré en que no lo ayudaste a huir. Pero quiero que envíes soldados a buscarlos, deben traerlos con vida de vuelta a la villa.

-Como desee, señor.

 

Al salir el rubio se topó con Itachi e intercambiaron miradas. Sabían que ambos compartían los mismos pensamientos: que no pudieran encontrar a aquellos chicos.

 

Los amantes viajaron durante días hasta llegar a un humilde, pequeño y escondido pueblo. Como parecía un lugar tranquilo para vivir decidieron establecerse ahí. Consiguieron una pequeña casa a las afueras.

-Nada comparado a tu castillo, ¿verdad? –preguntó Naruto en la noche mientras se preparaban para dormir

-No, esto es mejor –lo arrojó a la cama y se posicionó sobre él-. Aquí tengo a Naruto y puedo besarlo sin tener que escondernos.

-Todo esto es mi culpa, lo siento mucho.

-Baka, no tienes que disculparte –sonrió de medio lado-. Quien te robó fui yo.

-Es verdad.

Comenzaron a besarse y a medida que avanzaban la temperatura subía.

-Naruto... quiero que seas todo mío, ¿está bien?

El ojiazul se sonrojó completamente.

-B-Bueno... p-pero sé gentil c-conmigo...

-Estás tartamudeando –se burló

-¡No molestes! ¡Es nuestra primera vez, c-claro que estoy nervioso!

-Pues tendrás que acostumbrarte pronto –lo besó-, porque nunca voy a cansarme de esto.

 

Pasaron los días. Naruto ayudaba a realizar algunas ceremonias sencillas, mientras Sasuke trabajaba en el campo cultivando y arando tierra. Al principio a la gente le resultaba un poco raro ver solos a dos chicos tan jóvenes, sin embargo al ver lo agradables y tranquilos que eran, eso dejó de importarles. Quizá sólo eran un par de huérfanos de guerra. En cambio ellos se sentían como recién casados, viviendo y amándose libremente, sin preocupaciones.

 

Transcurrió el tiempo. Faltaban dos semanas para que en Konoha se llevara a cabo la ceremonia de sacrificio, Naruto tenía muy presente eso. Escuchó ruidos afuera  de la casa.

-Qué raro, Sasuke hoy estaría con Fuji-san ayudando a cosechar tomates.

Abrió la puerta y del otro lado se encontró con un pequeño grupo de guerreros, pero quien lo dejó impactado fue el rubio que iba a la cabeza.

 

Sasuke ya iba de regreso a casa, aquél día había sido agotador. Sólo quería llegar, darse una ducha y dormir abrazando a su querido rubio.

-Yo también los vi –escuchó cuchichear-. Daban algo de miedo.

-Me pregunto de dónde vendrán.

-Ni idea, pero traían el dibujo de una hoja en sus armaduras.

 

El azabache corrió rápidamente a la casa, pero al llegar fue interceptado por dos soldados.

-Al fin, Sasuke-sama.

-Lo estuvimos esperando.

-¡Suéltenme! ¿En dónde está Naruto?

-Tranquilo, él está bien –habló otra voz-. Debemos llevarlos pronto a Konoha. La ceremonia es en dos semanas.

-¡Minato-san, no puedes hacerlo! ¡Él es tu hijo!

-Lo sé –contestó, chocando sus miradas. Sasuke contempló el dolor en sus ojos-. Pero esa es la orden de tu padre.

Vio cómo un soldado cargaba a un inconsciente Naruto y lo subía a un caballo.

-¡No, déjenlo libre! ¡Naruto, Naruto!

Minato lo golpeó en la cabeza, dejándolo desmayado también.

-Llévenselos –ordenó

-Minato-sama... ¿está seguro de eso? –preguntó con timidez un soldado

-¿Tú estarías seguro de entregar la vida de tu hijo? Volvamos a Konoha. Yo también... recibiré mi castigo.

 

Para cuando Sasuke finalmente despertó, se encontraba en su antigua habitación. Tenía el cuerpo entumido, seguro lo habían mantenido dormido por días.

-¡Naruto! –se levantó rápidamente

Corrió a la puerta, pero estaba cerrada.

-¡Abran, déjenme salir! –gritó, golpeándola- ¡Tengo que ver a Naruto!

-Cálmate por favor, Sasuke-kun –pidió una dulce voz

-¿Konan, eres tú?

-Así es.

-¿En dónde está Naruto? Dímelo, por favor.

-Lo tienen encerrado en una celda del sótano. Quizá no lo sepas, pero mañana es la  ceremonia.

-¡¿Qué?! ¡Konan, tienes que dejarme salir!

-Discúlpame, pero no puedo. Fugaku-sama vendrá en un rato a hablar contigo.

 

Un rato después el feudal entró a la habitación.

-¡Padre, deja ir a Naruto, por favor! –suplicó

-Silencio –ordenó-. Piensa en lo que has hecho, hijo prófugo, has desprestigiado nuestro apellido con tus actos. Pero no te preocupes, tu nombre quedará limpio una vez el chico muera y tú te cases con la linda hija de los Hyuuga.

-¡Estás loco, eso jamás lo aceptaré!

-No se trata de que lo aceptes, lo harás porque es tu obligación.

-¿Crees que mi hermano y yo somos juguetes para tu conveniencia? Nunca te hemos importado realmente, por eso mismo mi madre falleció tan joven.

-¡No hables de lo que no entiendes, Sasuke!

El azabache apretó los puños.

-Quieres un sacrificio para mañana, ¿verdad? ¡Entonces toma mi vida en lugar de la de Naruto! Pero a él déjalo libre.

-Ni hablar. Tú eres mi hijo y ése chico fue escogido. Su deber es morir por la villa. Incluso Minato lo ha aceptado, a pesar de llevar su sangre.

-Él nunca te lo va a perdonar...

-Mañana después de la ceremonia te dejaré salir de aquí.

Dio media vuelta para irse, pero el azabache lo detuvo.

-Entonces déjame verlo por última vez. Por favor, padre, permíteme ver a Naruto.

-Olvídalo. Suficientes problemas me has causado por su culpa –se zafó del agarre y salió

-¡Sácame de aquí! –gritó, golpeando de nuevo la puerta- ¡Tengo que ver a Naruto! ¡Debo hacerlo!

 

Toda la tarde gritó y golpeó, pero nada. Entrada la noche, escuchó a alguien entrar al cuarto.

-¿Quién...?

-Habla en voz baja, hermanito.

-¿Itachi?

-Claro, ¿o tienes otro hermano mayor? Escúchame atentamente: me las he arreglado para que casi no haya guardias de aquí al sótano. Te ayudaré a ir con Naruto-kun. Intenten huir otra vez.

-¿Por qué nos ayudas?

-Porque entiendo cómo te sientes. Creo que no te lo han dicho, pero eres tío de un niño al que llamé Kisame, sí, igual que mi difunto mejor amigo... la única persona que he amado realmente.

-Tú estabas...

-Así es, yo también me enamoré de un hombre. Él era dos años mayor, pero era feliz al estar a su lado, al menos como amigos. Nunca le dije nada por temor a lo que nuestro padre pudiera hacerle si se enteraba. Entonces se fue a la guerra y murió, sin saber mis sentimientos. Minato-san habló conmigo cuando volvió porque me traía un mensaje de su parte: que lo disculpara porque él siempre estuvo enamorado de mí en secreto y que lo ocultó bajo su máscara de mejor amigo. No quiero que sufras lo mismo que yo, Sasuke. Tienes que ir con Naruto-kun, él debe estarte esperando.

-Muchas gracias, hermano.

 

Itachi se encargó de distraer a los guardias que quedaban y le dio las llaves de la celda. Naruto estaba de espaldas, orando por lo que pasaría en la mañana.

-Naruto –lo llamó con alivio de verlo

-¡Sasuke! –dijo, sorprendido- ¿C-Cómo es que estás aquí?

-Eso no importa –abrió la celda y lo jaló-. Vámonos, no dejaré que te maten.

Para su sorpresa el rubio se soltó y negó con la cabeza.

-No tiene caso, Sasuke. Aunque lográramos escapar, volverían a perseguirnos, una y otra vez. Además ya acepté mañana sacrificarme para proteger Konoha, a mi familia... y a ti.

-Te estás rindiendo, Naruto. ¿Y qué hay de nuestra promesa?, ¿dónde queda entonces?

Escucharon una risa siniestra y frente a ellos apareció un hombre de cabello anaranjado y ojos rojos.

-Vaya, vaya, ustedes son muy interesantes, mocosos. No me había divertido tanto con ninguno de mis sacrificios.

-¿Quién eres tú? –preguntó Sasuke, escudando al rubio

-Mi nombre es Kyuubi, soy el Dios de la Muerte. Aunque sus creencias me tienen como un terrible demonio zorro de nueve colas al que cada cinco años le ofrecen una joven vida.

-Tú... –gruñó furioso el ojinegro

Naruto lo sujetó del brazo.

-Si eso es verdad, ¿qué haces aquí? –preguntó el Namikaze

-La verdad es que ustedes me parecen interesantes, así que por haberme entretenido como no lo estaba en siglos, vengo a ofrecerles un trato: tienes razón, mocoso, ellos siempre los perseguirán, su única escapatoria para seguir juntos es la muerte. Así que me ofrezco a tomar las vidas de ambos aquí y ahora –miró al rubio-. Igual a ti te sacrificarán en unas horas.

Ambos chicos intercambiaron miradas. Naruto claramente estaba dudoso, pero Sasuke le sujetó la mano y miró al de ojos rojos.

-Está bien –dijo-, acepto. Vivimos juntos y moriremos también juntos.

-¡Espera, Sasuke! –pidió su pareja- Tú no tienes que hacer esto.

Por respuesta el azabache lo abrazó con fuerza.

-No importa cuánto tiempo pase, Naruto, te juro que volveremos a encontrarnos y nos enamoraremos otra vez.

-¿De verdad? –susurró con lágrimas

-Claro que sí, es una promesa.

-Está bien. Yo también acepto, Kyuubi.

-Me gustaría algo más de respeto, mocosos –cambió su mirada a una más seria-. Lo que se acaban de prometer no les aseguro que se cumpla, eso dependerá de ustedes.

Ambos asintieron.

-Te amo, Sasuke –le susurró, apretando su mano con fuerza

-Y yo a ti, Naruto.

 

En el hogar de los dioses, Kyuubi apenas llegó cuando se topó con un pelirrojo de ojos color aguamarina.

-Qué raro que el Dios del Amor me estuviera esperando.

-Dime, Kyuubi, ¿qué pasó con esos chicos?

-Tengo entendido que tu deber sólo abarca cuando una pareja se une y cuando se separa, nada más. De por sí has prestado especial interés a esos dos mortales.

-Eso es cierto, pero...

-A lo mejor algún día lo sabrás. Ahora si me disculpas, quiero ir a dormir.

En cuanto se fue, apareció un pelinegro.

-Gaara-chan, ¿por qué estabas con el Dios de la Muerte?

-No era nada importante, Sai –contestó, suspirando con cansancio

 

A la mañana siguiente todo estaba listo para la ceremonia. Minato, Kushina, Itachi y Fugaku fueron por Naruto a su celda.

-N-No puede ser...

La mujer comenzó a llorar al contemplar tan triste y conmovedora escena: Sasuke estaba sentado, recargado en la pared, y entre sus brazos tenía abrazado a Naruto, ambos con sonrisas pacíficas en sus rostros. Minato se acercó a los cuerpos buscándoles algún signo de vida, pero no halló nada. Miró hacia los Uchiha y negó con la cabeza.

-Avisen a todos –ordenó Itachi-. Quiero que preparen todo para sepultarlos hoy mismo, juntos.

-¡Eso ja...!

-¡Ya basta! –interrumpió a Fugaku- Todo esto es por tu culpa; sabías de los sentimientos de mi hermano y aún así no hiciste nada más que hacer su vida miserable. Pero no te lo permitiré, esta vez cumpliré su deseo.

-Por favor –pidió Minato-... háganlo... Puede que mi hijo nunca me perdone, pero al menos déjenlo descansar en paz... al lado de la persona que escogió.

 

Toda la villa lloró la muerte de ambos jóvenes. Sumido en su dolor, Fugaku ya no quiso ver a nadie ni continuar siendo feudal, así que Itachi tomó el mando de Konoha.

 

Cuando el pequeño Kisame ya tenía cuatro años, lo llevó a la tumba donde reposaban ambos.

-¿Aquí está tío Sasuke? –preguntó el niño

-Sí –dejó un ramo de flores y sonrió-, con la persona que él tanto amó.

-Papi, me hubiera gustado conocerlos.

-Te habrían adorado –acarició la inscripción Sasuke&Naruto-. Espero que la próxima vez tenga más suerte, chicos.

 

Y un día, en otro tiempo y lugar, ellos dos volvieron a enamorarse...

 

FIN

THE END

OWARI

Notas finales:

HIGARY-NOTAS:

Snif, snif, sorry, es que raramente escribo cosas tan tristes, prefiero trabajar con la comedia TT_TT Para aclarar, en realidad Kyuubi apareció ante los chicos porque también sintió pena por ellos (Kyuu: ¬//¬), y ya había visto que Gaara los vigilaba porque quería que fueran felices. Parte de la promesa de "En la vida y en la muerte..." la saqué del anime de Romeo y Julieta, pero lo demás me lo inventé yo XD Si se preguntan por qué a quien Itachi quería era Kisame y no Deidara, es porque en Una semana para el amor el pelirrojo no hace alusión a que ellos dos también se hubiesen conocido en el pasado, y creí que así sería mejor. Como siempre, ya saben que espero sus reviews con quejas, felicitaciones, sugerencias, consejos, reclamos, amenazas, bombas, saludos, peticiones para que deje el drama y mejor me regrese a la comedia, jitomatazos, flores, cebollazos y demás n_n Nos leemos en otra ocasión XD


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).