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FE por Yukino

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FE



FANFIC YAOI



BASADO EN EL ANIME DE SLAM DUNK



RU-HANA



Dedicado a quien amé y a quien amo.



Capítulo 2



Creer en ti





These wounds won't seem to heal

This pain is just too real

There's just too much that time cannot erase



[Chorus:]

When you cried I'd wipe away all of your tears

When you'd scream I'd fight away all of your fears

I held your hand through all of these years

But you still have

All of me







-Te lo suplico créeme es lo que pasó, no te engaño pero no me dejes aquí otra vez, por favor, no lo hagas, mira llévame contigo por favor, llévame contigo



Sus brazos de blancos algodones se acomodaban al lecho de su hombre con el fin de no dejarle escapar. No podía permitir que de nuevo se fuera con la sensación que la locura estaba apoderada de su mente. No podía darse el lujo dejar huir a su actor favorito, a su amante de noche tras noche. El silencioso acusar de la mirada de el era lo suficientemente poderoso como para que pensara que no habría una visita más. Estaba destrozado, su corazón a punto de morir. Un desafortunado accidente lo había frustrado para siempre.



- Te lo suplico, no me dejes aquí lo que te digo es cierto, él la conoce sabe todo lo que hicimos POR DIOS SANTO CR…EME – y soltó en llanto, sus ojitos no resistieron más la duda de su amado. Su mano fue incapaz de resistir el voraz jalón de la fuerza de su amante enfurecido, sus ojos se fundieron de nuevo en la locura de aquellos días puso uno de sus puños en alto, con la clara advertencia de que iba a golpearlo.



- Maldito y estúpido do’ahou



- Cooorten!!!!!!!!!!!!! Excelente Rukawa lo hiciste muy bien!!!!!!



La producción no podía estar menos que feliz con la algarabía que había provocado el ingreso del joven Kaede Rukawa al Staff. Era la sensación de hombres y mujeres donde la serie de Slam dunk se transmitía. Ahora, interpretando un papel con su propio nombre, era un jugador que debía darle su merecido al tensai Sakuragi, el libretista al darse cuenta que había gran simpatía entre los dos actores, decidió que eran una pareja que en la serie debía odiarse como ninguna. Eso daría mucho mas rating a la serie, además de ser disparejos.

Los ademanes de perro humilde de Rukawa debieron ser domesticados por toda la producción para que se viera de actitud altanera y de ojos fríos. Su silueta fue estilizada para contrastar su inmunda sencillez, tuvo varios maestros que poco a poco lo alejaron de la vida real. Y se olvidó de la niña con la que trabajaba, y por eso esta niña se esta vengando.



“Lo siento no hubiese querido que fuera así”



Logró con su entrada que el antiguo actor principal renunciara. No se alegró el no era así. Pero si sintió un enorme fresco en su alma al saber que ya no sería la competencia para él.



Lo más fantástico que sucedió en la vida de Kaede Rukawa, era que se había convertido en el amante de Hanamichi Sakuragi, el protagonista de la serie. Desde ese día en que Rukawa entró en el cuarto del hotel y le vio teniendo sexo con otro hombre, desde ese instante Hana como le decía en la intimidad, había hecho todo lo posible por que entrara en la producción. Ahora era cuestión de tiempo y de fama, para saber quien se quedaría con el corazón del pelirrojo.

Rukawa en verdad no gozaba con esa situación. Se le hacía muy absurdo el tener que fingir que era alguien frío y sobretodo excelente jugador. …l amaba ser como era, él era feliz, sonriendo y sirviendo a los demás. Odiaba cuando sus admiradoras......................



-Aquí esta incompleto ¿qué paso?



El doctor vio que efectivamente Rukawa acababa de terminar la lectura. Se apresuró tomó rápidamente uno de los que le había llegado y se acercó a su paciente mejor lucrado



- Toma niño tu nuevo libreto jajajaja!!!!!- la despiadada risa del sápatra le calaba hasta lo más hondo de su ser. Ese inmundo y desgraciado ser sacado de un cuento de ogros, era el responsable que Hana nunca se le acercara.



- Tu tienes la culpa niño mío, no debiste hacer lo que hiciste. Ahora, apréndetelo sino lo haces no saldrás jamas de aquí.



Sabiendo entonces que el monstruo disfrazado de quien desea ayudar lo torturaría como era su costumbre si no hacía caso, tomó las hojas en su mano, tembló, no quería adivinar que decían ahora esas malditas letras que hasta ahora lo mantenían ahí, sumergido en la tristeza profunda, ahogado en sus delirios que ya no sabía cuales eran los reales. El niño precioso, Kaede Rukawa, era un ser demasiado puro a pesar de lo que muchos pensaran. Sus manos grandes y ya ásperas por el juego de su vida el Basketball, se estaban llenando de impotencia al saber que debía actuar como no quería, que debía ser otro, fingir una compleja trama para que Hanamichi lo amara.



- Excelente esta parte del guión quedó perfecta!!!!



Era la hora. El día 10 de mayo, el primer partido en serio de la escuela Shohoku. Todos sobremanera el capitán Akagi que era precedido por su escotilla de jugadores estaban esperando en los camerinos. Todos y cada uno con su camiseta de color rojo al igual que sus embaladores. Todos felices pues después de tanto esfuerzo de tanta lucha, de tantos y tantos reclamos personales por querer superarse, todos se miraban unos a otros, escuchado sus murmullos sus oraciones a Kamisama por que todo resultara bien. El cuarto era demasiado pequeño para todas las esperanzas que se acumulaban en los rostros de los niños jugadores que sembraban a su paso el fuerte ligamento que tiene el soñar con el perseverar.



No todos eran expertos pero aun así irían a la duela a hacerse matar por aquel monstruo naranja que se paseaba airoso de mano en mano y que no se retenía celoso en una sola. El deber de Shohoku, hacer que ese mensajero de ilusiones de color naranja, fuera su amante todo el tiempo, que solo 5 chicos de camisas de rojo sangre fuesen quienes le acariciaran, quienes de pase en pase tomaran su rugosa piel y le amaran como un orgasmo al momento de pasar por el arillo. Era esa la misión de los equipos, llegar a ser los conquistadores de esa pelota.



Hanamichi como siempre salía dando tumbos de presunción diciendo a diestra y siniestra que era él quien haría que el equipo ganara que efectivamente él era el arma secreta de Shohoku. Hasta el momento esa escuela se había escondido en el anonimato pues no había tenido mayor suerte en los campeonatos de años anteriores con jugadores que no se daban al juego o que simplemente no les alcanzaba la fortuna. Akagi el capitán enorme de Shohoku, veía en los pequeños de esta nueva etapa la esperanza por ganar, sabia que lo que había sembrado con cariño hacia el baloncesto daría sus frutos de la mano de sus ahora más que compañeros, amigos. El tiempo y la diosa de la suerte debían mirarlo esta vez con benevolencia.



“desde aquel día cuando te conocí..........................”



- Eso fue lo que pasó hoy señor



- Ese tonto de Rukawa no es tan malo actuando después de todo- dijo el antiguo jefe de Rukawa, que se hinchaba de orgullo diciendo que ese actor antes lavaba su auto. La niña, que no se perdía un capítulo ninguna de las tardes, albergaba la esperanza que su amor regresara a sentarse a su lado y seguir viendo el programa juntos. Pero él ya se había ido, muy lejos. La forma de alcanzarlo de nuevo, muy difícil.





Terminaba entonces la escena del camerino, donde el actor Akagi Takenori, daba ánimos al equipo de Shohoku para que ganara. Según había escuchado Rukawa, por ese día no se harían mas tomas, él estaba feliz, su personaje aunque aparecía a todo momento y en todas las escenas no tenía más que dos o tres líneas en todo el libreto. Le era muy difícil controlar la mirada no soportaba tener los ojos entreabiertos en señal de frialdad e ironía. Se disponía a cambiarse de ropa cuando sintió un poderoso abrazo que lo rodeó entero.



- Hana, hoy pensé que ya no me querías contigo!!!!! – dijo el niño, humilde incluso en los actos mas sencillos fuera de las cámaras. Era ese mismo que no jugaba muy bien, que había aprendido a la carrera a pelotear un balón y que un día para otro pasó de ser un empleado de una gasolinera, mesero de un hotel y finalmente actor de una serie de televisión, una serie que amaba pues se jugaba su deporte favorito, y pues estaba su amante favorito, su único amante.



Sabía que era obvio que su entrada a la serie lo debía tener en medio de envidias y criticas de los demás actores. Se sentía apenado y a pesar de ser el coprotagonista, después de que el rival inicial de Hana renunció, no dejaba de saludar a sus compañeros con ademanes demasiado cordiales. Los demás por supuesto se burlaban, no le querían, pues, la verdad no era muy distinto en la serie que interpretaba. Su felicidad crecía, pues pudo cambiar su vida, ya no se veía tan mal de dinero y prometió que le haría un regalo a su amiga, a esa que aun hoy espera por él.



Rukawa, no tenía muchas líneas, pero una responsabilidad enorme para jugar. El tiempo que no ocupaba ensayando como los otros, lo ocupaba entrenando con el pelirrojo, que muy amablemente le enseñaba lo que sabía.



- ERES UN IDIOTA NI—O!!!!!!!!!!!!!!! QUIEN TE DIJO QUE UN PASE SE HACE ASI, SÁQUENLO DE AQUÍ!!!!!!!!!!!!!!!! – gritaba el director de la serie que era muy poco paciente y menos cuando aun el muchacho con cara de humilde no aprendía lo necesario. Agachaba la cabeza y se disculpaba. Pero incluso esa actitud era molesta, pues controlar toda su forma de ser era todo un reto. El debía convertirse en alguien frío y punto.



Una tarde después de filmar unas cuantas escenas, estaba decidido a renunciar.



- eres tu quien a estado muy aparte



Hanamichi entonces lo giró para tenerlo de frente y posó sus labios en los carnosos del super Luckie, como le habían puesto en la producción. Aunque era cierto que ellos en la serie se odiaban se envidiaban mutuamente, tampoco se podía negar que fuera de ella se amaban se idolatraban el uno al otro. Rukawa jamás en su vida había amado a alguien nunca en su cuerpo sintió la deliciosa sed de poseer a otro y verlo en cada instante en cada lugar y tomarlo casa vez que tenía necesidad de ser querido. Experimento por primera vez la tentación de no separase de su piel, de sentirse deseado por el que amaba. Estaba volando en una nube que no le dejaría caer al menos no tan pronto. El exquisito sabor del amor, era un banquete que se podía dar el lujo de probar a diario, con las miradas picarescas que su amor le hacía cuando pasaba por ahí, cuando lanzaba una caricia malintencionada sin que nadie lo notara, cuando él le sonreía y le decía entre susurros que le deseaba. “ Te amo zorro” era lo que escuchaba cuando empezaban a amarse y ese instante no seria la excepción. Pero Hanamichi sufría del defecto de la rudeza, que estaba haciendo estragos en la integridad de Rukawa.



Hanamichi Tomó a Rukawa entre sus brazos para acercarlo a su cuerpo ardoroso de lujuria. Kaede, el niño de algodón no era mas que un pincel que se dejaba guiar por la mano del artista del amor como lo era ese pelirrojo. En su piel canela conoció los bajos instintos de la piel traidora que no respondía al cerebro cuando el deseo es más grande. Ocurrió como la primera vez que estuvieron juntos, cuando la intimidad de ángel de Rukawa, quedo al descubierto en esa misma cama en la que encontró al pelirrojo con otro hombre. La estrategia más sencilla de su amante, citarlo para que le subiese la cena, y luego sin avisarle, tomarlo por los brazos de forma arrolladora a manera de abrazo, cargarlo en su cintura luego soltarlo en la cama para empezar a desnudar no solo su piel sino su alma. Despacio, descubrió Hanamichi que el niño jamás había sido tocado por caricia alguna, su piel aun olía a pureza, sus movimientos eran ingenuos y tímidos, sus gemidos eran retenidos por la pena.



“Eres el hombre más bello que hubiese visto, me gustas” eran las palabras del actor para el humilde empleado del hotel. Eran las palabras con las que intentaba calmar el miedo del niño a darlo todo. Entonces Rukawa cedió. No tenía otra opción si créele a lo que estaba sucediendo, mas cuando la mano de su amante bajaba intrépida directo a su hombría descubierta en deseo y ganas por ser tomada. Se sonrojó mucho pues no sabía como actuar, y vio los ojos marrón de su autor, que le miraban destellantes, diciendo que no le harían daño. Bajó el pantalón del muchacho y se encontró con la maravilla antecesora al orgasmo, un miembro que suplicaba fuera atendido. Rukawa no resistió mas y gritaba que le gustaba que deseaba mas y más, sin importarle si era echado del hotel o echado por su primer amante. Sentía la lengua subir y bajar de ese hombre mientras el mismo estaba por deshacer la sábana en los jalones de dicha que le estaba dando. Y pensó: por que no tocarlo yo también?, y dejando de lado su aferro a las cobijas, mandó su mano en tinieblas a la cabellera del pelirrojo. Estaba ahí, era el quien enloquecidamente le succionaba, no estaba solo, no era su imaginación, alguien estaba con él, Hanamichi Sakuragi estaba con él.



Ahora en los camerinos, aunque ya con mas experiencia sexual, la sensación seguía siendo la misma. Hanamichi reiteró su abrazo a Rukawa con la diferencia que la ternura de la primera vez se había ido. Ya no estaban esas frases de tranquilidad para cuando la estrecha entrada del niño era perforada. Ya no había nada. Un te amo inicial que parecía ser la justificación para que Rukawa accediera.



Lo tomó por sus nalgas y lo levantó del piso obligándolo a que se aferrara a sus caderas. Sin quitarle la ropa sin prepararlo, el artista estaba haciendo de su pintura una porquería. Metió la mano por debajo de su pantaloneta e introdujo dos dedos en la ya muy conocida entrada del ..............¿Kitsune? ese era el apodo que utilizaba en la serie y que de ahora en adelante usaría en la vida diaria. No contento con no lubricarlo, empezó a mover sus dedos de manera enferma como queriendo que a Kaede se le salieran los intestinos por el ano; pero el niño en nada se quejaba. Lloraba a mares por lo que sentía, pero sabía que ese era su hombre que tal vez el recuerdo de meses atrás cuando era un príncipe de armadura de fuego volvería.



Sin avisarle, sin decirle nada lo dejo caer al piso. Rukawa se golpeó la cabeza y se hizo una herida que le provocó sangre. No le importó. Se le tiró encima como un cerdo friccionando su miembro con el de Rukawa, más que eso, maltratándolo con la rudeza con la que se caracterizaba. Rukawa que no era atendido en su llanto ni su dolor dejaría que él terminara de penetrarlo de saciarse con su cuerpo, después cuando reaccionara, él mismo le curaría las heridas que le había provocado. Rukawa cada vez que experimentaba eso, sabía que su hombre no lo hacía de manera consciente, y por eso no lo detenía, y al contrario permitía cualquier cosa que deseara hacerle.



Hanamichi, amarró las manos de Rukawa con las suyas propias, de manera atroz, pensando seguramente que este escaparía. Con las piernas ayudado del zorro, bajó su pantaloneta y soltando de su amarre al muchacho de algodón, abrió sus nalgas de manera desproporcionada para penetrarlo. Que infinito dolor el que Kaede sentía. Ya antes tuvo que ir a un hospital para que le tomaran algunos puntos, a su ano desgarrado. Para su fortuna el pelirrojo termino con bestiales arremetidas. Un último suspiro hizo que reposara su cabeza en el pecho del muchacho.



Ahora entiendo mi cicatriz en la cabeza


- me encantó y a ti mi zorro?



- me gusto también



- solo quiero que la próxima vez..................



Hanamichi calló su boca cuando pasó su mano por la cabeza del Kitsune y la sacó llena de sangre. Sabía que de nuevo le había hecho daño innecesario y de nuevo, se sobresaltó para atenderlo. Pasaron el resto de la tarde en los camerinos, curando heridas. Pero lo que Sakuragi estaba por hacerle al corazón de Rukawa, era una herida que no se iba a poder curar con vendas y pomadas. La herida de la infidelidad con Akira Sendoh, sería demasiado profunda.



- Sendoh? SENDOH? ASI QUE CON EL ME ENGA—AS!!!!!!!!!!!!!!!!!!.........y quién es Sendoh?



La noticia no podía ser más terrible. Nadie jamás hubiese imaginado que le sucedería a un personaje como él, todos y todas lloraban en silencio la tragedia que ahora empezaba a enlutar su vida.



Los noticieros de televisión estaban en shock por lo sucedido a uno de los mejores actores del Japón. Pero estos fueron los hechos.



Rukawa Kaede salió furioso del departamento de su amante. Lo acaba de encontrar con Sendoh Akira, actor también de la producción de slam dunk. Sus sueños hasta ese momento que se basaban por completo en los brazos de Hanamichi, estaban por desaparecer. Salió de allí corriendo, enloquecido de miedo y de furia, tomó su auto deportivo negro como su cabello y se dirigió a la nada dispuesto a morirse. No supo cuando su pie aceleró lo suficiente como para no saber como frenar, la locura lo estaba invadiendo, la energía que tenía para actuar al jugador de Basketball la estaba aplicando para llevarse por delante sus ganas de seguir en ese juego.



Rukawa Kaede, el humilde y sencillo empleado de una gasolinera, se había convertido en actor de una serie gracia a su condición atlética y a su gracia inútil para jugar. Sus ojos azules y sus cabellos negros le sirvieron para ganar la fama de galán en todos los sentidos. Pero él no quería estar con nadie más que con Hanamichi Sakuragi. Pero su pelirrojo quería estar con medio mundo. En ese juego no pensaba seguirlo, y la mejor manera de olvidarlo era muriendo no había ninguna otra. Casi lo logra cuando en su camino se cruzó un enorme camión, y detuvo su auto haciéndolo pedazos. Pedazos sus sueños de ser amante, de ser jugador de ser actor.



Escuchaba levemente el murmullo de voces, que le indicaban que al menos muerto no estaba. Abrió los ojos, cuanto tiempo había estado allá, no tenía la menor idea. A su alrededor la gente bonita de la producción que estaba allí para visitarlo en su decadente lugar, la cama de un hospital. Pero algo no estaba para nada, para nada bien.

*

Continuara.......*



Por ese instante, por ese pedazo de momento, la tortura de saber de su vida se había terminado. Había acabado las líneas que le habían dejado, ya no tenía nada mas que saber en ese momento, se sintió feliz. Ya no había la tortura de saber que era lo que le había sucedido ni como le había sucedido. Se vio vestido de blanco en una camisón para dormir, aun encerrado en la habitación sin nombre. Con una pequeña ventana que era donde le observaban, esos que decían que ya estaba mejor. Recorría los pensamientos de lo que había sucedido, sabia que era por la culpa del maldito pelirrojo ese que amaba mas que a su vida, que tuvo ese accidente y se encontraba ahí, lo había traicionando, le había quitado las ganas de vivir. Pero ¿por qué entonces cuando lo visitaba y le decía todo lo que habían hecho todo lo que se habían amado, todo ese sudor en las sabanas de antes, no le creía?. Jamás pensó que, de manera descarada como esa , le confesara que le había engañado con Sendoh Akira actor de pacotilla. Actor al que ni siquiera recordaba. Que triste se sintió su corazón, pero tenia que decírselo. Pero para que, él no le creía, él no tenía la más mínima intensión de creerle, a pesar que lo que hablara fueran sus propias palabras.



Todo eso que él de nuevo supuestamente aprendía, venía de la mano de su hombre, en sus conversaciones era uno, ¿por qué en la realidad era otro? Y un día cuando quiso preguntarle al pelirrojo que le visitaba, que decía que le amaba, por que era tan falso, él se enfadó de manera monumental y le golpeó. Supo que estaba mal y se disculpó, y entendió Rukawa que no había cambiado su manera de ser, que si así lo trataba fuera de las cámaras era cierto. Pero no podía argumentar nada de nada, por que no entendía quien tenía ese macabro plan para su vida.



No recordaba nada. No alcanzaba a imaginar su mente en otro instante en otro lugar que no fuera ese en el papel, en lo que le decían los demás. Se miraba al espejo e intentaba encontrar al trabajador humilde que lavaba el auto de su patrón y que era el amigo de la jovencita que trabajaba para él. Pero no se hallaba. No era ese con mirada de perro y ademanes de sirviente. No era ese que fue alguna vez. Se miraba de nuevo e intentaba encontrar entonces al alto jugador de Basketball, el frenético, el increíble el apodado por su hombre como Kitsune, ese que se alzaba con las miradas de más profunda admiración cada vez que caminaba, ese que era rival de Akira ¿Sendoh?, ese que dominaba el juego como sus silencios. Ese que hablaba poco y que hacía contraste con su vida de empleado y mal jugador. Tampoco se hallaba. Ahora intentaba encontrarse como el hombre amante de Hanamichi Sakuragi apodado el tensai. El mejor jugador-actor o lo que fuera, y su piel vibraba. Esa era la única forma en que él podía argumentar que todo lo que decían era cierto. Por que cuando imaginaba las perversiones que pudo haber hecho con él, su cuerpo en verdad parecía responder aunque su mente estuviese nula.



Una vez de esas paso una de sus manos a su trasero y le pareció encontrar semen. Su imaginación arrolladora le estaba jugando estragos, quizá el estar con el pelirrojo........... pero y quien era ese pelirrojo????, por que creer que en verdad ellos se conocían, se amaron y actuaron juntos!!!!!!!!! Nunca se había hecho esa pregunta............pero quería creer que era cierto todo aquello que le decían.



Pero en su fallidos intentos por contarle a Hanamichi lo que sabía, el pelirrojo le esquivaba las razones y le miraba como lo que era, un loco. Muchas veces Rukawa le gritaba, lo golpeaba por ser un idiota le reclamaba cosas inverosímiles y eso hacía que la duda de una recuperación fuera lejana. Rukawa estaba sumergido en la duda, en la de quien tenía la razón, el joven humilde de mirada serena o el actor de televisión que jugaba Basketball.



- De nuevo nada



- nada Señor Sakuragi



Sakuragi hacía una nueva visita. Pero esta vez no se esperaba con lo que se encontró. Rukawa estaba absolutamente furioso y no le perdonaría lo que se acababa de enterar, que por su infidelidad con el idiota de ¿Sendoh?, él había ido a parar a ese lugar.



Hanamichi se acercó a la banca donde estaba, intentó tocarlo, a lo que su Kitsune giró furioso y con su antigua mirada fría.



- por fin me he enterado



- de que



- que me engañas con Sendoh, él es mejor actor que yo lo se, pero por culpa de ustedes dos estoy aquí



- de que demonios me estás hablando!



- No tienes por que seguir fingiendo MALDITO ESTUPIDO- se le lanzó encima el cuerpo de marfil, loco, furioso y hecho un mar de ira. No pudo retenerlo, su fuerza era absolutamente descomunal, no habría ser humano que lo detuviera. Lo tomó por el cuello y comenzó a asfixiar al pelirrojo que por más que quiso, no pudo detenerlo, y veía en sus ojos la rabia, pero más que eso la tristeza.



Sus dedos estaban destrozando la garganta del pelirrojo que vio su salvación cuando unos doctores lograron retirarlo de encima de Hana. El muchacho, le miraba con miedo, sabiendo que quizá nunca su amado Kitsune regresaría. Y se sintió inútil. Se sintió el ser más torpe de toda la tierra al no saber que hacer ni que decirle, por que el reclamo de Rukawa era cierto. Pero lo peor, era que no sabía como su amado Kitsune se había enterado.



Interno al inicio en un hospital, Rukawa se recuperaba de las tremendas lesiones que le provocó el accidente. Sus fans, estaban atiborradas en la puerta del hospital y luego en el lugar de reposo donde tendría que recuperar lo que perdió. Su memoria. No recordaba nada, nada en su cabeza había para recordar. Era mejor así, ¿qué podría recordar sino el instante mismo en el que tuvo su accidente? Ese cuando el maldito de su amante le dejó por otro, y se lo encontró cogiendo en la cama que antes era suya, de ellos.



Rukawa, rara vez era visitado por sus amigos. Sólo ella, que lo iba a ver y aunque él no la recordaba se encargaba de hacerle saber como era su vida, su forma de ser sus actuaciones sus trabajos su juego. Rukawa Kaede era ahora solo un bebé que debía aprender a vivir de nuevo para salir de allí, con su vida anterior con la nueva, con alguna vida tendría que salir.



La niña estaba feliz, pues ahora tendría de nuevo a su muchacho humilde, si era o no actor de nuevo, esa era su decisión.

Una tarde de tantas, Rukawa fue visitado de nuevo por ese ser que le había quitado las ganas de vivir. Hanamichi Sakuragi. Entraba con su aire imponente, seguramente con la convicción que aparecería en los diarios de todo el país, por su acto de caridad.



Hanamichi estaba aun resentido por la actuación de Rukawa en ocasiones anteriores como cuando quiso ahorcarlo. No le importó, regresó, pues sus ganas de protagonismo eran aun más fuertes de lo que hubiese deseado.



- Volviste?



Esta vez Rukawa Kaede ya no iba a creer en sus mentiras ni en nada de lo que le quisiera decir. No tener memoria a ser un tonto era diferente. Lo odiaba, tenía que hacerlo pues sino hubiese sido por su horrible traición, no estaría en ese lugar donde su mente estaba reacia a salir al juego una vez más. Ahora tenía que verlo y terminar con ese asunto. Se cansó de rogarle, de suplicarle por que le contara la verdad. Pero él, que solo debía ganar protagonismo y evitar que su amante recordara lo que pasó e implicarlo en algo más grave, era lo que lo obligaba a decir lo que fuese con tal que Rukawa se quedara ahí para siempre. *



- no ha funcionado verdad?



- para nada, todo lo que le digo es inútil, me ataca dice que soy yo quien tuvo la culpa, luego me abraza me dice que lo saque de allí, que si desea vuelve a ser mi perro, odio que se trate así, me hace sentir miserable, yo no quise que eso pasara, luego, me dice historias asombrosas, yo no le creo y me pide que le tenga fe. Fe Ryota fe. No puedo hacerlo, no puedo, él está en ese lugar y yo no puedo creer lo que me dice, se que tiene mucho que decirme pero no puedo tener fe, en alguien que no sabe ni quien es.......



- precisamente por eso te pide que confíes en él Hanamichi, si intentas creerle.......¿es tan difícil creerle?



- Es imposible.



El amante, intentó de nuevo decirle a su pelirrojo lo que estaba pasando. Pero no le creyó . Era obvio, nunca lo haría, nunca jamás lo haría. Estaba en un revuelto de celos con ira y con amor que no se entendía. Entonces, con miedo por la realidad de las cosas, el antiguo actor de la serie Slam Dunk, comprendió, que en verdad su salud mental, no estaba perdida, no había perdido la memoria, solamente había enloquecido. Eso era lo que pasaba. Estaba loco. Y no quería seguir vivo, no podía seguir vivo rogando y maltratando a la vez a ese pelirrojo. No podía pedirle que le creyera un absurdo y a la vez hacerle el reclamo de su infidelidad. A nadie más que a ella le interesaba saber que le pasaba, oírlo, pero esta vez era diferente. Ya no, no era su lugar esta tierra.

Por eso al descuido y antes que lo llevasen al cuarto blanco de donde tantas veces intentó escapar, fue secretamente a la basura y sacó de allí un pequeño trozo de vidrio.





-Gracias por la idea.





Continuará............................



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