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Obstáculos por zion no bara

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Notas del fanfic:

Ya he usado a la pareja, espero que les guste el fic.

 

Notas del capitulo:

Fic dedicado con cariño a Androgirl, espero que te guste ya que es una de tus parejas favoritas.


 

Las tierras de la antigua dinastía de los Géminis eran algo digno de verse, las grandes extensiones verdes dominaban todo, los campos eran cosechados dando excelentes rendimientos, el ganado prosperaba, la familia era sumamente respetada, no había nada que pudiera perturbar esa paz y ese modo de vida. Excepto tal vez cuando los jóvenes de las cercanías se aliaban para una de sus correrías.

En ese momento era uno de los casos, podía escucharse a la distancia el galopar de los caballos llevados a toda prisa por los caminos mientras que sus jóvenes jinetes trataban de superarse pero no era difícil ver quien era el mejor de ellos, el que iba al frente era un muchacho de cabello largo color azul y unos impactantes ojos verdes que se mantenían firmes en su meta, la cual en esos momentos era superar a los demás que cabalgaban a su lado.

Llegó un momento en el que se detuvieron pues vieron acercarse a uno de los sirvientes para darles un mensaje.

-El señor Dohko desea que regrese de inmediato joven Kanon-le dijo el hombre con serenidad.

-Vamos en un momento-respondió el joven Kanon justamente.

Mientras veían como se alejaba el ocasional mensajero los muchachos se quedaron pensando un poco en ese llamado.

-¿De qué crees que se trate Kanon?-le preguntaba uno de largos cabellos azules y ojos del mismo color.

-No lo se Milo pero supongo que es una visita.

-¿Por qué lo crees?-indagó un muchacho de cabellos castaños.

-Porque envió un mensajero Aioros, sin embargo no dijo que era urgente.

-¿Qué tipo de visita?-quiso saber otro joven castaño pero más claros, casi rubios.

-Solo puede tratarse de alguien para que me llame Aioria-decía el de ojos verdes con cierto desinterés-Tengo que irme.

-¿Quieres que te acompañemos?-decía el ojos azules-No estaría por demás, parece que no te es muy grata la visita.

-Si lo desean pueden venir.

Emprendieron el camino de regreso a la elevada y antigua propiedad de la familia Géminis pero no a galope, tan solo llevaban a sus monturas a trote para avanzar pero no muy rápido, finalmente llegaron a su destino, desmontaron y entraron con calma, el amplio espacio los recibía con la solemnidad que lo había caracterizado siempre y unos instantes después de haber cruzado algunos salones salió a su paso un hombre que a pesar de ser mayor no era un viejo.

-Que bueno que llegas Kanon-lo recibió el caballero.

-¿Qué sucede Dohko?-preguntó el joven directamente-¿Por qué me llamaste?

-Tenemos visitas, jóvenes-dijo refiriéndose a los otros-Son bienvenidos si desean quedarse.

Los muchachos agradecieron la invitación y aceptaron quedarse, unos momentos después entraron a un salón de reunión y se encontraron con dos personas en el lugar, un hombre de cabellos verdes y ojos rosas y el otro era un muchacho de mirada verde y cabellos lavanda, muy parecidos pues no tenían cejas sino unos llamativos puntos en sus frentes, sin duda eran familiares; por la forma en que permanecieron al verlos entrar era evidente que se les consideraba conocidos regulares de la propiedad.

-Hola Kanon-lo saludó el mayor.

-¿Cómo has estado?-preguntó el menor.

-Hola, me encuentro bien-fue la respuesta para ambos del muchacho con cabello color azul y mirada verde-¿Qué hacen aquí?

-Solo es una visita Kanon-respondió el de mirada rosa.

-Déjenme presentarlos, ellos son mis amigos Milo, Aioros, Aioria-conforme los señalaba decía su nombre-Me permito presentarles a Shion de Aries y a su hermano Mu, son amigos de la familia.

Todos los jóvenes se saludaron con respeto y no hizo falta mucho para que conversaran como si nada entre ellos, aunque los amigos no terminaban de entender porque Kanon no parecía muy convencido con la visita pero eso les quedo claro cuando Dohko se les unió.

-Kanon-dijo el caballero-¿Por qué no acompañas a Mu a dar una vuelta? Hace tiempo desde su última visita aquí

-No es necesario-intervino el joven de cabello lavanda.

-Siempre eres muy considerado Mu pero sé que a Kanon le encantara hacerlo ¿verdad Kanon?

El muchacho tan solo asintió con un movimiento, se puso de pie, le extendió la mano al joven y ambos salieron, dejando a los demás en su conversación, los acompañantes regulares del de ojos verdes y cabellos azules se dieron cuenta del porqué de la resistencia de su compañero, sin duda Dohko ya le estaba buscando esposo y parecía que su candidato era ese muchacho.

Mientras ellos se quedaron hablando en el salón los otros dos jóvenes caminaban por los alrededores aunque no decían nada, no era que se desagradaran, no era el caso, se tenían estima, cariño, se conocían desde niños y eso les había dado cierta cercanía, de ahí a querer casarse eran cosas muy diferentes. Aunque también estaban conscientes que si los mayores lo decidían ellos no podrían hacer ni decir mucho al respecto.

-¿Cómo has estado Kanon?-le preguntó Mu amablemente.

-Bien, en la medida de lo posible-dijo el otro-No hay mucho de que preocuparse por aquí.

-Somos afortunados entonces, se escuchen rumores hasta nuestras tierras en Jamir.

-¿Rumores? ¿De qué tipo?

-Dicen que hay problemas en las regiones del Mediterráneo, graves problemas.

-¿Has escuchado algo más Mu?

-Solo algunas murmuraciones pero creo que tienen su origen en problemas verdaderos.

-¿Qué esta pasando?-preguntó interesado el de Géminis.

-Aparentemente hay conflictos entre algunas familias por unas tierras pero ya sabes como es en esas regiones, no ceden ante nada y las negociaciones no funcionan como se esperaría.

-Puede ser grave para la región si no se hace algo pronto.

-¿Y tu quieres ir Kanon?

-¿Por qué supones eso Mu?

-Además de tu sentido de la aventura y el combate se trata de Death Mask de la familia Cáncer si no me equivoco.

-¿Lo recuerdas?

-Recuerdo lo que me contaste de él alguna vez.

-Fue un gran amigo para mí Mu, si está en dificultades no entiendo porque no me ha escrito.

-No lo sé pero a mi hermano si le escribieron.

-¿Seguro?

-Si vino aquí fue para algo más que vernos.

Kanon le reconocía a Mu que siempre sabía mantenerse informado sobre lo que sucedía alrededor, también sabía que si le contaba eso era porque confiaba en él, a nadie le hubiera hablado al respecto pues hubiera sido indiscreto. Con ese conocimiento y después de unos momentos acordaron regresar al interior, al entrar los otros jóvenes les dijeron que Dohko y Shion se habían retirado para hablar en privado, esa noticia fue de lo más interesante para Kanon quien solo parecía esperar para saber el resultado de esa conversación.

 

 

Tuvieron que permanecer un largo rato entre ellos hasta que finalmente apareció de nuevo Dohko frente a ellos.

-Hay algo que debemos discutir contigo Kanon-le dijo el de Libra.

-¿De qué se trata?

-Es privado, por favor ven.

El joven lo siguió y fueron con Shion que los esperaba en otra habitación.

-¿Qué sucede?-preguntó Kanon de inmediato.

-Hay problemas en la región del Mediterráneo Kanon-le respondió Shion-Recibí cierta información hace tiempo y pensé en venir aquí.

-¿De qué se trata?

-Las cosas pueden salirse de control sin el apoyo necesario, la familia Cáncer esta en dificultades, sabes tan bien como yo que no pedirán ayuda, su orgullo no se los permite pero nada evita que se les ofrezca apoyo.

-¿Tan grave es?-preguntó intrigado el de Géminis.

-Hasta ahora parece que se las han arreglado pero si todo continúa a este ritmo tendrán graves problemas para recuperar su posición como una de las familias más influyentes de esas tierras, el conflicto puede agravarse y extenderse si no queda todo concluido ahí y ahora.

-¿Qué necesitan de mi?

-Que vayas Kanon-le respondió Dohko.

-¿Quieren que yo vaya?

-Estuviste bajo el cuidado de la familia Cáncer por un tiempo, tienes vínculos con ellos, no será tan extraño que tú acudas en su apoyo, si alguien más lo hiciera podría parecer que estamos haciendo abiertamente una alianza con los Cáncer, no podemos comprometernos de esa forma en estos momentos.

-Comprendo-dijo intentando ocultar su entusiasmo-¿Cuándo debo partir?

-En cuanto estés listo-le dijo Shion-Dime lo que necesitarás y lo pondré a tu servicio lo más pronto posible.

-Bien.

Se quedaron hablando por unos momentos más en privado, ajustando los detalles para que partiera y se reuniera con los Cáncer cuanto antes.

Cuando la conversación terminó el joven de cabellos azul se dirigió directamente a sus compañeros, Mu no se encontraba entre ellos alegando que deseaba dar una vuelta por su cuenta.

-¿Qué sucedió Kanon?-le preguntó de inmediato Milo.

-Hay algo que debo hacer y me gustaría proponérselos.

-¿Dé qué se trata?-quiso saber Aioros.

-Voy a ir a la región del Mediterráneo, hay conflictos allá, iré para apoyar a la familia Cáncer así que díganme ¿quieren venir conmigo?

-¿Esto es en serio?-decía un poco sorprendido Aioria-¿Vas a ir?

-Si, parto en cuanto todo esté listo.

Los otros muchachos lo miraron por unos momentos pero se dieron cuenta de inmediato que hablaba en serio, además de que no era un joven afecto a hacer bromas de ningún tipo. Y eso fue suficiente para que no tuvieran más dudas y aceptaran, después de todo ¿Cuándo tendían otra oportunidad así? Eran jóvenes y encontraban en el combate el más factible camino a la aventura y lo desconocido, aparte ninguno de ellos, excepto el de ojos verdes, había pisado la tierra del Mediterráneo, solo sabían de forma indirecta sobre lo particular que era y deseaban verla con sus propios ojos.

A partir de ese día las cosas empezaron a moverse muy aprisa a su alrededor, tal como lo dijo Shion, en cuanto todo estuvo listo, que no fue mucho tiempo, debían partir, era el momento.

Los otros jóvenes habían regresado aprisa a sus hogares y habían puesto en orden lo que fuera necesario para poder irse, estaban listos, en cuanto abordaron un barco para hacerse a la mar sintieron ese tipo de euforia hacia lo desconocido de una aventura que es más sencillo que nos embargue en la juventud que en cualquier otra edad.

 

 

Una vez que estuvieron en el mar abierto los muchachos esperaban con tanta paciencia como podían llegar a tierra firme, era lo que más querían.

Una mañana muy temprano en la que aún no salía el sol escucharon la voz de Kanon.

-Hemos llegado.

Todos se apresuraron a subir a la cubierta y lograron distinguir a la luz del amanecer que apenas daba inicio la desconocida tierra del Mediterráneo, todavía faltó un poco para que tocaran tierra pero no les molestó aguardar, sabían que estaban a unos pasos de tomar parte en algo que podría cambiar sus vidas. Una vez que el barco estuvo en el puerto y descendieron se pusieron en el acto en movimiento, como ya llevaban planes delimitados no fue muy difícil que estuvieran de acuerdo en que hacer. Lo primero fue ponerse en contacto con aquellas personas que los ligarían a los movimientos de la familia Cáncer, aunque su condición de extranjeros pudiera levantar sospechas no fue así gracias a que recordaban a Kanon y a que la familia Géminis siempre había sido amiga de la familia Cáncer.

Los recién llegados tenían su propia forma de moverse y combatir y no tardaron en hacerse cercanos a la forma de combate en el Mediterráneo, directa y sin ocultarse, ciertamente eran buenos en el combate de guerrillas y la guerra de roce pero Kanon conocía todas esas tácticas y algunas más que resultaban desconocidas para sus oponentes; fue con la llegada de los jóvenes que los encuentros tuvieron otra perspectiva pues no solo la forma de combatir se hizo diferente, también la manera en la que las personas alrededor vieron el conflicto cambió; si la gente de otras tierras estaba interviniendo sin duda era porque los Cáncer tenían una influencia mayor de la esperada y contaba con amigos poderosos que irían en su apoyo, eso era para reconsiderar cualquier movimiento a favor o en contra.

No se necesitaron más que unas semanas para que los Cáncer y los que estaban relacionados con ellos aventajaran a los demás, demostrando nuevamente que eran una de las familias más fuertes y que su nombre no había sido ganado por mera suerte durante  generaciones; se tenían informes de que el señor de la región, Death Mask, estaba terminando de aplastar cualquier resistencia en su contra, eran buenas noticias, al menos lo eran para Kanon que no había podido entrevistarse con su amigo desde su llegada.

-¿En qué piensas Kanon?-le preguntó Milo acercándose.

-Si las cosas siguen como hasta ahora podremos regresar-respondió el de ojos verdes.

-Apenas si tuvimos tiempo de ver algo.

-Tal vez nosotros podamos quedarnos pero los demás hombres deben regresar, los alejamos de su hogar para pelear, lo más seguro es que deseen regresar cuanto antes a sus casas.

-Tienes razón, este sitio es desconcertante en muchas formas.

-Es diferente sin duda.

-Creo que ya regresaron Aioros y Aioria.

A la distancia vieron a ambos jóvenes galopando hacia ellos con prisa, apenas los tuvieron cerca cuando les hablaron apresuradamente.

-Tenemos que movernos-dijo Aioria.

-¿Qué sucede?-preguntó Kanon.

-Hay problemas adelante, un grupo se esta enfrentando, son de los Cáncer pero son menos, debieron encontrarse en el camino.

De inmediato montaron los demás y dieron las mismas órdenes a los otros combatientes, a pesar de que eran un grupo menor eran excelentes guerreros, se pusieron en marcha de inmediato para atestiguar a su llegada que no era necesaria su intervención, las cosas estaban bajo control y eso no era lo interesante, lo más importante era que solo quedaban dos personas peleando, una que se veía más pequeña peleaba contra otra, era como un duelo a espada, a pesar de que parecía que la ventaja la llevaba el guerrero más grande prontamente se desengañaron pues el más pequeño no se dejaba intimidar ni retrocedía, fue cuestión de un momento para que el mayor cayera a tierra con una herida mortal en el pecho, era el final del encuentro. Los que iban con el caído supieron que no tenía sentido tratar de resistirse y de inmediato depusieron las armas, los otros los tomaron prisioneros.

Solo entonces se hicieron cargo de los recién llegados que habían permanecido respetuosamente sin intervenir pues no había sido necesario que lo hicieran, Kanon desmontó y se acercó, sabía por el estandarte que eran de la familia Cáncer, ellos llevaban uno ya que así se demostraba que eran aliados; el más pequeño permanecía de pie dándole la espalda, llevaba su máscara de combate puesta aún y daba unas últimas instrucciones a los suyos.

-¿Se encuentran bien?-preguntó Kanon con formalidad.

-Estamos bien-respondió la otra persona dando la vuelta para verse de frente.

El desconocido se despojó de la pieza de metal que cubría la parte superior de su rostro y por un momento ninguno de los dos dijo nada, aunque en el caso de Kanon era porque estaba sorprendido, a quien tenía enfrente era un muchacho muy joven, aunque no era inusual que las personas jóvenes combatieran en el Mediterráneo, él lo sabía pero nunca vio a alguien así hacerlo, no suponía que una persona como ese jovencito frente a él  pudiera ser tan hábil como lo terminaba de presenciar.

-Lamentamos no haber llegado antes-continuó Kanon.

-No hay problema con eso-respondió el muchacho-Era una emboscada pero la descubrimos a tiempo.

-Mi nombre es Kanon Géminis.

-El mío es Sorrento Siren.

Se saludaron con cortesía y los recién llegados ayudaron en lo que pudieron a los demás mientras que ambos jóvenes hablaban sobre la situación en la que se encontraban, de inmediato se informaron sobre los planes para terminar con el conflicto y que la ruta que seguían era similar, así que decidieron hacerla juntos pues así sería más seguro para todos en caso que tuvieran algún enfrentamiento más.

 

 

En los días siguientes hubo dos intentos de emboscada más pero no tuvieron problemas en enfrentarlos pues los combatientes que se les oponían no eran tan buenos como ellos, fue en ese tiempo que Kanon encontró en Sorrento a un excelente compañero no solo de viaje sino también de batalla, aún con sus amigos jamás se había entendido tan bien como con ese joven de cabellos violetas como las amatistas y ojos rosas como las flores del mismo nombre y tono. Era un combatiente nato y con una gran inteligencia, podía idear estrategias en unos minutos solamente y no era necesario explicarle las cosas más que una vez, sin duda era un joven muy singular, le agradaba bastante.

No tardaron mucho en alcanzar su destino que era una propiedad de una de las ramas de la familia Cáncer, estaba a cargo de Shaka Virgo, miembro cercano y sumamente respetado por todos, y no les sorprendió encontrarse con un hombre de cabellos rubios y con aire de espiritualidad al frente, sin duda era un combatiente también a pesar de su aspecto de monje pero esa era usual en esas regiones, dedicarse a una fe no interfería en saber usar un arma.

-Sorrento, que bueno que llegan-los recibió de inmediato Shaka.

-No tenías de que preocuparte Shaka, todos estamos bien-le respondió el muchacho de mirada rosa-Ellos nos han ayudado, están de parte de la familia Cáncer.

Un instante después ya habían sido presentados y se había comentado la forma en que se habían conocido, de todas formas como también los esperaban no tardaron en ser bien recibidos e instalados, debían permanecer en ese sitio hasta que se tuvieran noticias, las que había hasta el momento eran bastante buenas en realidad.

-Los mensajes que han llegado han sido autentificados-les decía Shaka mientras descansaban en una sala-Las cosas están bajo control, solo quedan unos cuantos grupos que se resisten, como los que han enfrentado en estos días, confiamos en que ya nada sucederá que sea para preocuparse.

-Son excelentes noticias-dijo Sorrento con entusiasmo.

-Lo son, me alegra saber que no tendrás que salir a otro encuentro.

-Te preocupas de más Shaka, puedo manejarlo.

-Se que eres un combatiente como pocos Sorrento pero eso no hace más sencillo saber que andas por los caminos enfrentándote con rebeldes.

-Soy parte de la familia Cáncer, es mi deber defenderla.

-¿Por qué no descansas un poco? Ve a tu habitación y relájate, hasta la cena te haré llamar.

-Solo porque tú lo dices Shaka, me retiro.

El joven se puso de pie, se despidió educadamente y salió de la habitación dejando a Shaka y a Kanon a solas.

-Es un muchacho particular-comentó Kanon.

-Sin duda pero es un excelente joven y un gran combatiente a pesar de su formación en un convento, aún entre los hombres mayores le  tienen un gran respeto.

-Lo vi combatir, es muy hábil.

-Desde niño lo fue. Dime Kanon ¿Cómo se encuentra tu gente?

-Están bien pero en cuanto termine el conflicto definitivamente estarán ansiosos por volver a casa.

-Entiendo, de todas formas agradecemos toda la ayuda que han brindado, las cosas pudieron ser más complicadas sin su intervención.

-Le tengo un gran reconocimiento a la familia Cáncer, solo deseaba ayudar a un amigo.

-Será un privilegio que te quedes con nosotros a descansar, es lo menos que podemos hacer por ustedes.

-Gracias.

De esa manera se quedaron en la amplia y hermosa propiedad de verdes prados y extensos campos, todos disfrutaban de lo que les rodeaba ya que no habían visto un sitio así antes, todo le resultaba exótico y desconocido, disfrutaban su tiempo ahí gratamente, era un lugar muy apacible y las noticias que seguían llegando eran favorables, no había razones para preocuparse.

 

 

Una mañana los jóvenes extranjeros daban una vuelta por el lugar, hablaban sobre lo que les parecía el sitio cuando vieron a dos personas que parecían combatir, más bien entrenaban, una era Sorrento, la otra no la conocían, se acercaron y vieron como se atacaban y se defendían con una espada, parecía que ya llevaban un rato en eso pero continuaron sin prestar mayor atención a quienes observaban, se atacaban, se defendían, sin duda eran hábiles pero fue el de mirada rosa quien terminó con el encuentro cuando logró desarmar a su oponente de un solo movimiento.

-Sigues mejorando Afrodita-dijo Sorrento.

-Pero no lo suficiente para ganarte-respondió el muchacho que era de cabellos celestes.

Solo entonces prestaron algo de atención a los recién llegados a la escena.

-Combaten muy bien-comentó Kanon.

-Gracias-respondieron ambos muchachos a la vez.

En esos momentos los jóvenes ya conocían a todos en la propiedad por lo que el otro joven les resultaba una novedad.

-Él es Afrodita-dijo Sorrento-Llegó anoche.

Lo saludaron con cortesía y el de ojos celestes hizo lo mismo.

-Tuve que llegar cuanto antes-les dijo Afrodita-Era importante.

-Trajo noticias-comentó Sorrento-Es un hecho que las cosas están en control de la familia Cáncer, tan solo debemos esperar.

Eran buenas noticias sin duda, el conflicto estaba bajo control y la familia Cáncer quedaría con su nombre y prestigio intacto.

Los muchachos siguieron hablando por un rato, quienes más conversaban eran Kanon y Sorrento, de hecho era bastante común verlos conversando por el lugar, parecían comprenderse bien y se agradaban, por eso aprovechaban el tiempo que tenían juntos, incluso llegaron a cruzar sus espadas varias veces para entrenar, los dos aprendían de su contrincante y se demostraban un respeto mutuo invalorable que solo puede ganarse, no imponerse o concederse.

Mientras que los dos muchachos pasaban tiempo juntos se sentían muy a gusto con su situación y no dudaban en buscarse, pasaban bastante de su tiempo libre haciendo algo que a los dos les gustara, ya fuera simplemente hablar o dar una vuelta, entrenar o discutir todo aquello que estudiaban y comentaban sobre sus respectivas vidas en las diferentes tierras en las que vivían, tan solo quedaba dejar pasar el tiempo y permitir que los acontecimientos ocurrieran, ellos estarían listos para cumplir con su parte. Para lo que no estaban listos era para esos sentimientos que nunca antes habían experimentado, en su juventud se decían que se trataba solo de la grata compañía de otra persona que los entendía y a quien podían tratar como un igual en todos los aspectos, al menos eso era lo que creían que sucedía.

Los días en la propiedad con Sorrento pasaban apaciblemente sin mayores novedades ni dificultades, las cosas estaban prácticamente bajo el control de los Cáncer y nadie estaba dispuesto a arriesgarse en su contra, de esa manera se mantenía el estilo de vida que los regía desde generaciones atrás y que aparentemente seguiría en pie al finalizar el conflicto.

Por su parte Kanon se sentía bien de poder estar con ese joven tan diferente a cualquiera que hubiera conocido, era inteligente, valiente, decidido, fuerte, sin duda era especial, muy especial. Esa mañana observaba al muchacho de cabellos violetas tocar su flauta  tranquilamente debajo de la sombra de un árbol, era igualmente dedicado para su entrenamiento como a sus estudios y su arte, lo había comprobado en ese tiempo. Se le acercó despacio sin hacer ruido hasta quedar a unos pasos de él, antes de que le dijera nada el muchacho le hablo.

-¿Cómo estás Kanon?-preguntó dejando de tocar.

-¿Cómo lo supiste Sorrento?

-Es el entrenamiento, hace que tus sentidos estén más alerta.

-Eres difícil de sorprender.

-En un mundo como este más vale estar atentos.

Dejó su flauta a un lado y lo miró de frente amablemente.

-¿Deseas algo Kanon?

-Tan solo saber que tal estabas Sorrento.

-Estoy bien, muchas gracias por tu interés.

-No es nada, la verdad me parece que eres muy particular.

-¿Particular?-preguntó sin comprender.

-Si, nunca había conocido a un muchacho de tu edad tan centrado en todo lo que hace como tú.

-Pienso en mi familia, soy un Siren, eso es un compromiso importante, toda la responsabilidad que conlleva, debo estar preparado para apoyar a los míos en lo que sea necesario.

-Le tienes un gran respeto a tu familia.

-¿Acaso no respetas tú a los tuyos Kanon?

-No recuerdo a mis padres.

-¿No los recuerdas?

-Fallecieron cuando éramos muy pequeños, mi hermano y yo.

-¿Tienes un hermano?

-Si...tenía. Su nombre era Saga, hace un par de años enfermó y lo perdí, así que ahora soy el único Géminis que queda.

-Perdona, no debí hacer comentarios ni preguntas.

-No te preocupes, no lo sabías. Además fui criado prácticamente por un pariente lejano, Dohko Libra.

-¿Ha sido un buen ejemplo para ti?

-Ha hecho de mí en parte lo que soy.

-Entonces es un buen hombre.

Ambos sonrieron a esas palabras y siguieron conversando un largo rato a la sombra de los árboles, ambos se entendían bien, incluso esa manera de ver la vida tan particular de los dos era mutuamente compartida, se sentían a gusto uno con el otro, pudieron haber sido los mejores amigos del mundo pero en realidad se estaba gestando una relación de la que no se percataban y que no podían tener libremente.

Amparados en el agradecimiento y la camaradería los dos se mostraban muy atentos al otro y pasaban mucho de su tiempo juntos, además los dos eran cordiales y se manifestaban interesados de aprender más de la otra persona, se decían que era solo eso, la novedad y el deseo de aprender pero lo que en verdad querían era saber más del otro y permanecer a su lado.

 

 

Una mañana ambos daban una vuelta a caballo, como los dos eran excelentes jinetes no tenían dificultades en cubrir el territorio y sentirse a gusto.

-¿Qué te parece Kanon?-le preguntaba Sorrento.

-Tenías razón, este lugar es hermoso.

Se habían dirigido a una de las zonas más bellas de todo el territorio, los campos abiertos cubiertos de flores que se daban naturalmente gracias a la caída de agua conocida como La cola de la Sirena, era una muy interesante cascada que serpenteaba entre las rocas, incluso gracias a la refracción del sol se formaba un arco iris, en verdad era un sitio espectacular, aunque casi no iban ahí porque la gente siempre estaba muy ocupada como para permitirse ir, de hecho ellos habían ido aprisa.

-Te dije que te gustaría-confirmó el de ojos rosas.

-De donde yo vengo no hay nada como esto-decía el de mirada verde.

-Por lo que dices tu tierra cuenta con su propio tipo de belleza.

-Así es, me gusta bastante, los campos abiertos, cuando ves las cosechas a punto de ser segadas, es un sitio muy hermoso.

-Me gustaría conocerlo, ver todo eso de lo que me hablas con mis propios ojos Kanon.

-Si en verdad deseas ir yo te llevaría Sorrento.

-¿Me llevarías?-preguntó interesado.

-Lo haría, tan solo dímelo y te llevaría.

Al decir esas palabras se miraron directamente a los ojos, su corazón empezó a latir más aprisa y fue como si lo que les rodeara desapareciera para ellos, fue un instante, solo un segundo en el que supieron que no se trataba de compañerismo simplemente, no era solo amistad lo que había entre ellos pero saberlo no lo hacía más fácil.

-Sorrento...

-Debemos regresar Kanon-dijo interrumpiéndolo con cierto pesar.

Sin esperar por otra palabra dio vuelta a su caballo y salió a galope, el de Géminis no tuvo más alternativa que hacer lo mismo, le hubiera gustado declararle lo que sentía en ese sitio tan hermoso pero confiaba en que habría otra oportunidad pues estaba completamente seguro que era correspondido; no dijeron nada hasta que llegaron de nuevo a la gran propiedad, al ir entrando notaron que los esperaban con un poco de impaciencia, de repente alguien les salió al paso, un joven de cabello azul aunque corto y también de ojos azules.

-Que bueno es verte finalmente Kanon-dijo el recién llegado.

-Death Mask-lo saludo de inmediato el de ojos verdes.

Ambos se acercaron y se estrecharon las manos con verdadero gusto, habían sido muy buenos compañeros años atrás y se respetaban por todo lo que era el otro honestamente, no se habían visto desde que el joven Géminis regresara a su hogar y no sabía los cambios que se habían dado en ese tiempo en la vida de su amigo.

-Que bueno que estás bien Death Mask-le dijo Kanon-¿Debo entender que todo esta solucionado?

-Si, ya todo termino, la paz ha sido acordada definitivamente y no hay motivos para preocuparnos por más conflictos.

-Son buenas noticias.

-Claro que lo son-intervino Shaka Virgo-Ahora que regresaste no hay razones para prolongar más la boda.

-¿La boda?-preguntó curioso el de ojos verdes mirando a su amigo.

-Si, estoy comprometido desde hace tiempo-respondió el de mirada azul.

-Te felicito ¿Quién es él?

Death Mask se acercó a Sorrento y tomándolo de la mano y acercándose a su amigo lo presentó como si fuera la primera vez que se vieran.

-Kanon permíteme presentarte a mi prometido, Sorrento Siren.

Los dos jóvenes se miraron por un segundo pero sin poder decir nada.

-Ya nos conocimos-dijo el de cabellos violetas finalmente.

-¿Si? ¿Cómo?-preguntó Death Mask.

-Kanon nos ayudó durante un ataque, por eso le habíamos pedido que permaneciera aquí en este tiempo.

-Ya veo, que mejor que se comprenden. ¿Te sientes bien Kanon?

Y eso se lo preguntó porque el joven se había quedado sumamente serio y silencioso, casi pálido.

-Estoy bien Death Mask-respondió prontamente-Solo me sorprendí un poco por tu compromiso.

-Espero que te quedes el tiempo suficiente para la boda, de hecho los preparativos estaban casi listos cuando empezaron los conflictos, fue por eso que tuvo que posponerse.

-Debo quedarme un poco más para arreglar unos asuntos.

-Entonces será un honor contar con tu compañía.

Mientras los demás seguían moviéndose alrededor para Kanon y Sorrento tan solo existía la noticia de que el matrimonio estaba en marcha y que debía celebrarse lo más pronto posible, ya no debía retrasarse más y había algo sumamente desconsolador en esa idea para ellos.

En un principio consideraron que era una suerte que no hubieran dicho abiertamente nada sobre lo que sentían, tal vez así sería más sencillo poder lidiar con lo que venia pero no fue así. Si se encontraban por casualidad se miraban un instante y no podían engañarse en lo que declaraban sus miradas, tampoco a solas cuando debían confrontarse a si mismos podían negarse que no querían que ese matrimonio se realizara pero no podían hacer nada al respecto, ambos estaban conscientes que debían respeto a la familia Cáncer.

 

 

Al menos no lo hubieran hecho de no ser porque Kanon tuvo una breve charla con su amigo Death Mask.

El de ojos verdes sabía que ese joven era su amigo, se habían brindado lealtad y confianza de manera voluntaria y nunca hubo motivos para que ese vínculo se rompiera a pesar del tiempo o de la distancia; Kanon se sentía mal de tener que permanecer a su lado sintiendo lo que sentía por su prometido pero no podía dar una excusa válida para marcharse, eso hubiera sido no solo sospechoso, también descortés, estaban en una tierra en la que se consideraría un grave desprecio marcharse al habérsele pedido que permaneciera hasta la boda.

-Dime Kanon ¿crees poder quedarte un poco más después de la ceremonia?-le preguntaba el de ojos azules.

-No creo poder hacerlo, ya he pasado un tiempo lejos de mi tierra, mi gente desea regresar.

-Me hubiera gustado que te quedaras un poco más.

-Vas a estar casado, no creo que deba andar cerca quitándote el tiempo Death Mask.

-No te preocupes por eso, Sorrento entiende cual es su situación.

-¿Su situación?-preguntó intrigado.

-Seamos honestos Kanon, este matrimonio no es más que un compromiso entre nuestras familias, los dos entendemos eso.

-¿No quieres a Sorrento?-indagó en voz algo aguda.

-Bueno, si, lo conozco desde que éramos niños pero no significa que deba consagrarle mi vida ¿o si?

-¿No lo amas?-dijo con asombro.

-Es una muchacho muy especial, vamos a casarnos, supongo que lo demás llegará por si mismo.

El de cabellos azules y ojos verdes lo escuchaba y no terminaba de creerlo, Death Mask no amaba a Sorrento, se casaba solo por compromiso y parecía indiferente a él ¿Cómo era posible que no lo quisiera? ¿Iba a casarse sin amarlo? Algo en su expresión hizo que el otro joven fuera más directo.

-No digo que lo deteste Kanon, estoy seguro que con el tiempo nos habituaremos uno al otro y seremos un buen matrimonio.

-Pero no lo amas.

-Por más halagador que sea pensar en el amor, que aparecerá una persona que me haga sentir que solo nací para conocerla, hace tiempo que renuncié a esa idea, la deje ir en cuanto me anunciaron mi compromiso con Sorrento, tratamos de entendernos y llevarnos bien, eso debe ser bastante para seguir juntos.

A cada palabra Kanon sentía en su interior una lucha de emociones, una parte de él quería golpear a Death Mask y reclamarle por no amar a Sorrento ¿Cómo se atrevía a eso? Pero otra parte estaba consciente de que lo único que lo había detenido de acercarse a ese muchacho de mirada rosa no existía, si no le había dicho una sola palabra a Sorrento era porque creía que su amigo lo quería e iban a casarse pero si no era el caso no tenía sentido que se negara más tiempo a si mismo lo que en verdad sentía.

-Death Mask ¿no te preocupa casarte de esa manera? Es decir, tu mismo dices que no lo amas.

-Los matrimonios arreglados no son poco comunes entre nosotros Kanon, eso no significa que sean desdichados o miserables, aprendemos a tratarnos y hacemos lo que nos corresponde como miembros de una familia.

-Pero ¿te has preguntado lo que él quiere?

-Sé lo que la familia quiere, eso es lo que cuenta.

Se quedaron callados por unos momentos hasta que el de ojos verdes se dijo que era suficiente, sabía lo que más necesitaba saber.

-Creo que te dejaré que atiendas tus asuntos Death Mask-dijo Kanon levantándose y dispuesto a salir-Ya te he quitado mucho tiempo.

-Bueno, supongo que tú también tienes asuntos que atender, espero que podamos hablar después.

-Hasta después.

Apenas había salido Kanon se dispuso de inmediato a hablar con Sorrento, tenían que aclarar las cosas de inmediato, aunque también sabia que debía ser discreto, no podía simplemente pararse frente a él con alguien cerca que pudiera verlos, tenían que hablar a solas, lo cual resultaba bastante difícil pues al estar con los preparativos para la boda no dejaban al joven de mirada rosa ni un solo momento, siempre tenía que estar atento a algo o probándose algo, no lo dejaban en paz ni por un instante.

 

 

Sorrento también estaba un tanto intranquilo, en realidad bastante intranquilo, aunque los que lo rodeaban consideraban que todo se debía a la proximidad de su matrimonio, en su interior el joven de cabellos violetas no podía dejar de pensar en que iba a casarse con un buen hombre, lo que su padre de vivir hubiera querido para su vida sin duda, sin embargo no lo amaba, quería a otro y no había nada que hacer al respecto. Se había encontrado con Kanon algunas veces y tan solo se habían mirado pero leía claramente en sus ojos que se sentía como él y eso le hacía más difíciles las cosas.

-Parece que ya estás-le decía a su lado Shaka.

El joven se miró en el espejo de gran tamaño que se encontraba en la habitación donde terminaban de ajustarle un tradicional traje de boda color violeta con el tocado de jaspes  en su cabello y no pudo evitar un pensamiento mientras observaba su reflejo.

-"Si pudieras verme Kanon"-se dijo a si mismo con nostalgia.

-Te ves hermoso Sorrento-le dijo con alegría Afrodita.

-Gracias-respondió el muchacho.

-¿Puedes caminar cómodamente?-le preguntó Shaka.

-Creo que si.

-Veamos, demos una pequeña caminata. Afrodita, vigila que Death Mask no este cerca, no puede verlo antes de la ceremonia en este traje.

-Bien.

El muchacho de cabello celeste salió para actuar como vigilante.

-Solo camina por el pasillo Sorrento-le indicó Shaka-Si sientes que el tocado se mueve de su sitio o que pesa demasiado...

-Te lo diré-dijo el de cabello violáceo.

De esa forma salió caminando lentamente al principio, con cuidado, incluso era la primera vez que se probaba las zapatillas para su boda así que debía sentirse seguro para que el día de la ceremonia no hubiera problemas.

Salieron de la habitación, vieron que al final del pasillo se encontraba Afrodita en su posición de centinela, listo para detener a Death Mask al menor signo de querer acercarse.

El joven de cabello violeta caminaba despacio al principio para un momento después sentirse seguro y caminar con total naturalidad, casi para llegar al final del pasillo alguien más se acercó y fue inevitable que se vieran.

-Kanon ¿Qué haces aquí?-preguntó Afrodita.

Entonces vieron al joven de los ojos verdes quedarse de pie, sin moverse, tan solo observando al prometido en su traje de bodas, por un instante casi dejo de respirar, no podía apartar su mirada de Sorrento.

-¿Necesitas algo Kanon?-le preguntó Shaka.

-Solo daba una vuelta por la casa, parece que no hay nadie-respondió el de ojos verdes con su habitual aire de tranquilidad.

-Todos están ocupados con la boda.

-Comprendo.

-¿Cómo te sientes con el traje Sorrento?-preguntó Afrodita.

-Esta bien, no me cuesta trabajo usarlo-respondió el muchacho de ojos rosas tratando de no lucir nervioso.

-¿No crees que se ve hermoso Kanon?-le dijo la de cabello celeste al otro hombre presente.

-Parece un ángel-contestó con total sinceridad el de Géminis.

-Ni se te ocurra decirle a Death Mask que lo viste, es de mala suerte.

-La mala suerte solo es si lo ve el novio-comentó Shaka-No tiene que ver con los amigos del novio.

A esas palabras ambos jóvenes sintieron su corazón temblar.

-Regresemos a la habitación Sorrento-continuó Shaka-Ya vimos que no tienes problemas con el traje, podrás casarte sin problemas.

Pero el muchacho no respondió, tan solo dio vuelta y caminó con algo de rapidez a la recámara de nuevo, seguido por Shaka y Afrodita, dejando a Kanon de pie en el pasillo que tan solo no podía dejar de verlo.

Las horas siguientes fueron agonizantes para los dos jóvenes, no podían hablar pues estaban muy ocupados con sus respectivos planes pero estaban seguros de sus sentimientos por el otro y sin embargo seguían el rumbo de los acontecimientos sin evitarlos en forma alguna.

 

 

Por la noche Sorrento trataba de descansar en su habitación pero no podía, seguía dando vueltas en su mente al recuerdo de ese día: Kanon mirándolo con su traje de bodas. Observaba en silencio mientras cepillaba su sedoso cabello la fina pieza que descansaba regiamente suspendida del techo y sobre sábanas para que no sufriera el menor daño, se decía que no tenía sentido atormentarse, después de todo el de Géminis regresaría a su hogar y todo quedaría en el pasado, se casaría con Death Mask y no se diría nunca más su nombre.

Fue en ese momento que escuchó un ruido singular a su espalda, volteó y se sorprendió bastante, corrió hacia la ventana, la abrió y un instante después entraba Kanon de un hábil movimiento, cerró de nuevo la ventana y solo se miraban sin decir una sola palabra. El de ojos verdes se acercó a él y sin más lo tomó entre sus brazos y empezó a besarlo, en un primer momento no supo que hacer, si resistirse o gritar pero tan solo un instante después estaba correspondiéndole, los dos estrechándose como si fuera una eternidad sin verse siquiera.

-Kanon...Kanon...-logró decirle Sorrento débilmente y separarse un poco.

-Sorrento, ya no resistía estar lejos de ti.

-Esto no esta bien, no lo esta, lo sabes tan bien como yo.

-No te cases Sorrento-le pidió con suavidad.

-No me pidas eso.

-No lo quieres.

-Kanon, comprende...

-Death Mask tampoco te quiere.

-Por favor...

-Si lo amaras no diría nada-continuó el de ojos verdes-Solo con que él te amara me hubiera quedado callado pero no hay amor entre ustedes, me amas a mí Sorrento y no trates de negarlo.

-Te amo Kanon pero aún así no puedo cambiar las cosas.

-No te cases Sorrento, yo te amo, no neguemos lo que sentimos para darle gusto a otros.

-Para ti es sencillo hablar, tú tan solo debes partir y todo estará arreglado, yo debo quedarme.

-Solo una cosa hará que me vaya sin insistir en que no te cases.

-¿Qué?

-Mírame de frente-le pidió de manera directa-Mírame a los ojos y dime que lo que quieres es casarte con Death Mask, por los motivos que elijas, tan solo asegúrame que es lo que quieres.

-Yo...

Pero el de cabellos azules lo sujetó por los brazos y lo hizo mirarlo directamente a los ojos, fueron segundos terribles por el silencio alrededor, parecía que ni siquiera respiraban, tan solo debían escucharse esas palabras que definirían todo.

-Debo casarme con Death Mask...-dijo Sorrento con voz melancólica-Pero no quiero hacerlo Kanon, mientras me probaban el traje de bodas solo pensaba en que quería que tu me vieras usarlo, cuando me viste con el traje sentí que eras la única persona en el mundo que me importaba que me viera así.

-Sorrento...

Pero el de mirada rosa se soltó de sus brazos y se apartó, llevando sus manos a su rostro como si tratara de encontrar la forma de explicar todo lo que sentía.

-Soy una persona terrible Kanon-dijo el de Siren finalmente-Death Mask es un excelente hombre, no se merece que le haga esto y sin embargo no dejo de pensar en ti.

-Death Mask es mi amigo-dijo el de los Géminis acercándose-Pero no puedo luchar contra lo que siento por ti, no puedo.

-¿Por qué tenía que conocerte? Mi vida estaba tranquila antes de que tú aparecieras, no tenía dudas de lo que haría.

-Yo no me arrepiento de nada de lo que me ha llevado a conocerte, soy yo quien es una persona terrible, no me siento arrepentido de nada de lo que siento por ti.

-Sé que debo casarme Kanon, lo sé-dijo mirando su traje de bodas-Sin embargo siento este amor por ti y no me importa el resto ¿no debería importarme? ¿Qué clase de hombre soy cuando no me importa nada que no seas tú?

-El hombre al que amo y que me ama, eres ese hombre Sorrento.

-No sé qué hacer.

-Sorrento.

Lo atrajo a sus brazos y lo estrecho de forma protectora entre ellos, acariciando su sedosa cabellera, tan solo se quedaron en silencio sintiendo el tibio calor de sus cuerpos, se amaban, no podían evitarlo, había varios obstáculos entre ellos y no les importaban en lo más mínimo mientras permanecían abrazados sintiendo que todo el mundo se reducía a ellos dos únicamente, no querían sacrificar sus sentimientos a las decisiones de otros. El silencio los rodeaba y un instante después estaban besándose de nuevo, probablemente no tendrían más que esas horas para los dos y las vivirían.

 

 

Siguieron besándose en silencio, era todo lo que querían en esos instantes, tan solo seguir juntos y demostrarle al otro que lo amaban, si había un mañana o no para ellos dos no lo pensarían en esos instantes. Sus manos empezaron a deslizarse por el cuerpo de esa persona a la que amaban, ambos aún eran jóvenes y nunca habían estado con nadie, no sabían que hacer, cómo seguir, sin embargo si sabían que querían continuar, podían sentirlo con todo su ser.

Fue Kanon quien empezó a buscar la forma de quitarle la ropa que traía puesta a Sorrento, un sencillo traje de tono pálido que contaba con varios broches y cintas pero no se preocupó por ellos demasiado, los quito sin mayores problemas mientras que el de mirada rosa ya había desabrochado su chaqueta y esa especie de jubón para un instante después los dos dejar las prendas a un lado, siguieron con la otra ropa de la misma manera, entre deseosa e inexperta pero no se preocuparon mucho de ello, no se preocuparon mucho de nada, tan solo de sentirse nuevamente cuando ya no había ropa de por medio.

Cuando volvieron a abrazarse y a besarse estaban sobre la cama, tratando de encontrar la manera de seguir, estremeciéndose con la premura de la entrega, siguieron besándose pero buscando más, no pasó mucho tiempo para que el de cabellos azules quedará entre las piernas del de cabellos violáceos, no podían esperar, no sabían que hacer pero su cuerpo reaccionaba a sentir tan cerca al otro; Kanon descendió suavemente por el juvenil cuerpo que parecía temblar de la emoción, acariciándolo con sus labios, le encantaba la sensación, poder estar de forma tan íntima con alguien a quien amaba, probar su delicado cuerpo que no se le resistía, conocer esa suavidad como de seda que lo hacía estremecer a él, era maravilloso; Sorrento tan solo respondía a las vivas sensaciones que estaban recorriéndolo por las atenciones del otro hombre, quería decirle algo pero no podía, sencillamente se estaba poniendo en sus manos por completo, incapaz de pedir algo para si mismo, tan solo entregándose a quien lo era todo para él en esos momentos sin dudas ni temores.

Los besos y las caricias de Kanon en Sorrento continuaron solo unos momentos, algo en el interior de ambos los hacía querer más, cuando el de ojos verdes buscó de nuevo los labios de su compañero se vio gratamente correspondido con ternura y pasión a la vez, sintió como esas finas manos lo rodeaban por la espalda y el cuerpo de ese joven debajo de él se arqueaba contra el suyo, fue ese contacto el que lo hizo desearlo con tanto vigor que no pudo contenerse, quería hacerlo suyo más de lo que hubiera querido algo en toda su vida, le era tan necesario como respirar, mientras que el muchacho recostado sobre su espalda solo seguía los impulsos de su cuerpo que parecía únicamente querer entregarse al de los cabellos azules.

Kanon lo acariciaba por todo el cuerpo pero particularmente se sintió complacido al ver lo que provocaba al tocarlo dulcemente entre las piernas, la manera en que respondió no solo su cuerpo sino el de su compañero, como se arqueaba suavemente sobre la cama y gemía con deseo insatisfecho. Su mano fue más desafiante y aventurera al acercarse a su estrecha masculinidad para rodearla y uno de sus dedos traspasó la íntima zona, sentía su corazón latir agitado pero no podía sino excitarse más por ver a Sorrento estrujar las sábanas con sus dedos y hacer su cabeza hacia atrás, ese debatirse entre el deseo y el temor, tuvo que sentirlo de nuevo y lo estrechó con fuerza para besarlo con pasión, ninguno de los dos quería nada que no fuera continuar.

Fue cuestión de unos momentos, fue todo lo que se necesitó para que Kanon traspasara la intacta masculinidad con cierta prisa a lo que Sorrento solo pudo responder con un lamento, por unos momentos el de Géminis se quedo inmóvil y el de Siren se aferró un poco más a ese varonil cuerpo tratando de ignorar el dolor, fue como un desvanecimiento para ambos pero sin siquiera estar seguros de lo que pasaba empezaron a moverse, abrazados con necesidad pero encontrándose a cada segundo con ternura. A pesar de la pasión que despertaba en ambos su inexperiencia los hacia un tanto inseguros y tímidos y solo podían manifestar esos sentimientos con la ternura. Siguieron así hasta que les pareció que todo su cuerpo temblaba, respiraban con fuerza tratando de recobrar el aliento, se estrechaban con más necesidad y no pudieron evitarlo, el clímax los satisfizo por completo, un tanto sorpresivamente pues ninguno lo había experimentado en sus vidas, solo se escucharon unos ahogados gemidos de placer y amor que parecían llamar a su compañero.

 

 

Después de eso todo fue como una languidez que no les permitió separarse, ni siquiera saber quienes eran o dónde estaban, se quedaron simplemente inmóviles hasta que la conciencia regresó lentamente a cada uno y los hizo darse cuenta de lo que terminaban de hacer y se quedaron pensando. Los pensamientos de Sorrento se centraban en preguntarse por lo que había hecho, se recordaba a si mismo que siempre le habían hablado de la pureza de un hombre de su condición y la importancia de llegar casto al matrimonio y sin embargo no le interesaba nada de eso, no podía ser incorrecto o reprobable lo que terminaba de suceder, de ser así se sentiría mal o avergonzado y no era el caso, se sentía contento, simple y llanamente estaba feliz de haberse entregado a Kanon y nadie podría cambiar eso.

Las ideas del de Géminis en un principio fueron de acuerdo a lo que terminaba de hacer, en un primer momento se decía que había deshonrado a una muchacho que no era libre y que estaba prometido a otro que era su amigo pero esos pensamientos no tuvieron eco en su interior, no lo había mancillado, se había entregado a él porque lo amaba y estaba dispuesto a todo para que fuera suyo frente a todos como lo era ahora en la intimidad de esa habitación. Suyo, Sorrento era suyo, lo amaba y no iba a renunciar a él por nada ni nadie.

Pasaron aún unos momentos en silencio para que buscaran separarse, se miraron a los ojos, fue todo lo que necesitaron para besarse de nuevo, compartiendo lo que sentían sin necesidad de palabras, solo unos momentos más pues conforme pasaba el tiempo sabían que tendrían que separarse, aunque de diferente manera llegaban a esa conclusión.

-Te amo Sorrento.

-Y yo a ti Kanon.

-Nunca me había sentido así con nadie.

-Yo tampoco.

Sonrieron suavemente y se incorporaron un poco de la cama, se miraron por un instante, seguían completamente desnudos y sus cuerpos parecían brillar en ese momento, su corazón latió un poco más aprisa ante la escena pero no dijeron nada por un rato, tan solo se tomaron de la mano para después seguir con lo que debían. Sorrento tenía una especie de tinaja pequeña y una jarra con agua a un lado, colocó un poco y humedeció un paño, sintió como Kanon se acercaba, tomaba la tela de sus manos y con cuidado lo limpiaba suavemente; para el de ojos verdes era como si estuviera tratando con un tipo de porcelana muy frágil a pesar de saber cuan fuerte era ese muchacho a su lado, poco después de finalizada esa tarea los papeles se invirtieron y para el de mirada rosa el hombre delante suyo era no solo apuesto, era también fuerte y único y nunca había soñado siquiera que un hombre tendría un efecto en él como el que tenía ese joven, simplemente querer estar a su lado sin importarle nada más.

-¿Qué pasará ahora Sorrento?-le preguntó Kanon mientras terminaba de vestirse.

-No lo sé-respondió el de cabellos violáceos cubriéndose con un tipo de bata muy suave.

-Podemos ser felices Sorrento, solo decídete y lo seremos.

-¿De qué hablas?

-Ven conmigo-le pidió el de Géminis-Regresemos a mis tierras y casémonos.

-No puedes hablar es serio.

-Claro que hablo en serio-dijo tomándolo por los brazos-Me amas y te amo, no voy a renunciar a ti, eres mío como yo soy tuyo, no nos neguemos eso.

-Kanon.

Pero el de Siren no pudo seguir mirándolo, podían verse todas sus dudas, la incertidumbre, la lucha interior entre lo que debía y lo que quería hacer, no le resultaba sencillo tomar una decisión en la situación en la que se encontraba.

-No puedo...no puedo pensar ahora...perdóname Kanon pero no puedo decidir.

-Sorrento, te casas en dos días, tienes que decidirte.

-No puedo-le dijo con cansancio.

-He dado órdenes para que todo este listo para mañana en el barco que me trajo, diré que algo muy urgente me obliga a partir de vuelta, si decides quedarte lo aceptaré pero si vienes conmigo nos iremos juntos, me casaré contigo de inmediato y ya nada podrá separarnos. Piénsalo, esperaré tu respuesta mañana.

Sorrento no pudo responderle, guardo silencio mientras Kanon le daba un beso en los labios y apenas unos instantes después desaparecía por la ventana de la misma forma que había entrado, dejando al muchacho de mirada rosa solo sabiendo que debía tomar una decisión entre lo que indicaba el deber y lo que quería su corazón.

 

 

Al día siguiente tal y como lo había dicho Kanon anunció que un asunto demasiado urgente lo hacía regresar a su hogar y que no podía esperar, por lo mismo cualquier situación pendiente que quedara tendría que resolverse en poco tiempo. Cuando Sorrento lo escucho se sintió desfallecer, sabía que el de mirada verde tan solo esperaba a que él se decidiera, cualquier palabra, una mirada, la menor señal era lo que deseaba vehementemente para partir, partir con él por supuesto.

De esa manera llegó el medio día y como si fuera una señal apareció Kanon frente a su amigo Death Mask quien permanecía a un lado de su prometido en las afueras de la casa, el de ojos verdes iba montando su caballo, Dragón de Mar, un veloz animal que respondía a la menor indicación de su jinete.

-Es una pena que debas marcharte tan rápido Kanon-le decía Death Mask-Me hubiera gustado que te quedaras un poco más.

-Mis asuntos me llevan de vuelta a mi hogar-respondió Kanon-Ya lo ves, tan solo esperan que llegue para irnos-guardó silencio por unos instantes pero continuó-Lo  lamento Death Mask.

Esas últimas palabras fueron dichas con sinceridad pero no por lo que creía el de cabello azul corto.

-Que tengas buen viaje. ¿Sorrento? ¿No te vas a despedir?-le preguntó mirando al de ojos rosas.

El muchacho estaba muy silencioso, tan solo se acercó un paso más al caballo, Kanon le tendió la mano para despedirse, la tomó y se miraron a los ojos por un instante, tan solo una leve presión de sus manos, era todo lo que necesitaban saber.

-Perdóname Death Mask-dijo Sorrento sin mirarlo.

El otro hombre no tuvo tiempo para preguntarse por el porqué de esas palabras pues un momento bastó para que el joven estuviera a un lado del de ojos verdes y salieran a todo galope rumbo a su embarcación, logró ver aún como su prometido abrazaba al otro, estando completamente de acuerdo en lo que sucedía. Le tomó un segundo recuperarse y regresar al interior de inmediato pidiendo a gritos a su caballo pero tardó un poco en que lo tuvieran ensillado y listo para salir en persecución tras la pareja, cuando llegó al muelle tan solo alcanzó a ver las velas del barco que se había hecho a la mar unos momentos atrás.

Se quedó unos instantes más, hasta que no se veía nada hacia el horizonte.

-Si crees que te has librado de mi te equivocas Kanon Géminis.

Esas palabras fueron dichas a la brisa del mar pero no por eso eran menos terribles y verdaderas, ese era el juramento de Death Mask Cáncer. Dio vuelta finalmente y regresó a la propiedad en la que vivía, no tardo en hacer del conocimiento de sus allegados lo sucedido y de inmediato se puso a planear los pasos que debería dar en el futuro no muy lejano.

 

 

Cuando Kanon llegó a bordo todos se sorprendieron por la forma en que lo hizo, subió a todo galope ordenando que se marcharan en el acto y llevando consigo al joven Sorrento, aún así nadie tuvo tiempo de preguntar por lo que había sucedido, pusieron manos a la obra en el acto y algo de calma llegó hasta que estuvieron navegando en el mar abierto.

Trataban de entender lo sucedido pero no había explicación alguna de parte del otro hombre, tan solo se había ido a su camarote y llevó al de cabellos violáceos con él para que descansara un poco.

-¿Cómo te sientes Sorrento?

-Acabo de abandonar a mi prometido a punto de casarnos Kanon...y aún así no me arrepiento, aunque tampoco puedo decirte que no me importa.

-Te comprendo, Death Mask es mi amigo pero cuando aceptaste venir conmigo no pude pensar en nada que no fuera en nosotros.

-¿Crees que algún día puedan perdonarnos por esto?

-Rogaré por ello.

Lo abrazó con cuidado, acariciando su espalda para reconfortarlo hasta que se tranquilizó por completo.

-Descansa Sorrento, te hará bien.

-¿Me quedaré aquí Kanon?

-Si, este será tu camarote, vendré a cada momento para saber que estás bien y que nada te falta.

-¿En dónde estarás tú?

-No te preocupes por eso, hay otros camarotes.

-Kanon...

-¿Si?

-Lo que dijiste de casarnos...

-Lo haremos en cuanto todo este arreglado, no dudes de mi Sorrento, no lo hagas por favor.

-No lo hago, te amo.

-Gracias, también te amo.

Se sonrieron suavemente con la mirada brillante, se dieron un tierno beso y un momento después el de Géminis salió del camarote. Una vez que estuvo fuera supo que debería dar algunas explicaciones aunque no quisiera pues los demás lo miraban insistentemente.

-¿Qué sucedió Kanon?-preguntó Milo con inquietud.

-Sorrento y yo vamos a casarnos-les anunció el de ojos verdes.

-¿Cómo?-preguntó Aioros-¿No es prometido de Death Mask?

-Lo era, será mi esposo.

-¿Qué es lo que no nos dices Kanon?-quiso saber Aioria.

-Sorrento y yo nos amamos, tuvo que dejar a Death Mask para venir conmigo, nos casaremos cuanto antes para evitar todo lo posible los problemas.

-¿Te robaste a Sorrento?-preguntó abiertamente Milo.

-No teníamos opción.

Y fue todo lo que les dijo el de cabellos azules y mirada verde, los otros jóvenes no sabían de qué sorprenderse más, de que su amigo se fuera a casar, de que le hubiera robado su prometido a otro o del hecho que estaban de acuerdo pues no hacían nada para evitarlo; el resto del camino fue hecho sin problemas y sin mayores contratiempos, llegaron a tierra sin inconvenientes y de inmediato se dirigieron a la propiedad de los Géminis, tenían una boda que planear.

 

 

Fue cuestión de unos días a partir de la escapada de los enamorados para que todo estuviera en orden pero las personas que sabían sobre la situación en la que se encontraban tenían diferentes sentimientos al respecto. Dohko Libra consideraba una locura lo sucedido pero al ver que a Kanon no le importaba mucho lo que dijera ni su opinión no pudo sino resignarse a ayudarlo, si iba a armarse un escándalo lo mejor era que estuvieran casados los muchachos y los demás enterados opinaban más o menos lo mismo.

Todo estaba listo, aunque la ceremonia sería muy sencilla debido a la rapidez con la que se habían hecho los arreglos necesarios pero no por eso los involucrados se mostraban menos contentos, sobre todo los novios aunque no podían dejar de sentir cierta inquietud.

-Sorrento ¿te sientes bien?-le preguntó amablemente Mu.

El joven de mirada verde se había arreglado desde antes para poder estar listo y a la mano a cualquier cosa que necesitara ese novio.

-Si-respondió el muchacho de cabello violáceo-Solo estoy un poco nervioso, no es nada.

-Vas a casarte, es normal que estés un poco nervioso.

-No puedo evitarlo.

-No te preocupes Sorrento, todo va a salir bien, los dos se aman y merecen ser muy felices.

-Es lo que más quiero.

-Mírate, estas hermoso, con razón Kanon no quiere dejarte ir.

Sorrento vio su reflejo en el gran espejo de tres partes que lo mostraba a la perfección, vestía un elegante y tradicional traje blanco con plateado de novio, como el que se usaba en las tierras atenienses y no el violeta del Mediterráneo, su hermoso cabello lila había sido peinado con sencillez y el único arreglo que llevaría sería un collar con una medalla de oro, regalo de su futuro esposo pues había pertenecido a los Géminis por generaciones, aún no se lo colocaba, sin duda estaba hermoso.

Sin embargo no pudo evitar recordar que había hecho algo similar unos días antes, se había probado un traje para casarse y lo había abandonado, dio un suspiro ante el recuerdo.

-No estés triste Sorrento-le dijo con dulzura el joven de cabellos lavanda a su lado dándose cuenta de lo que le sucedía-A pesar de todo hubiera sido peor que lo engañaras casándote amando a otro.

-Me gustaría saber si Death Mask comprende eso.

-Vamos, te casas el día de hoy, no creo que Kanon quiera verte triste.

-Tienes razón, es un día para estar contento.

-Te pondré la medalla y estarás listo.

El joven de Siren se sentó en una pequeña silla para facilitar la tarea y unos momentos después todo estaba listo, ya era un novio sin ningún detalle que faltara...no, si faltaba uno.

-El ramo-dijo Mu recordándolo.

-¿Qué tiene?

-Lo dejé en otra habitación, lo traigo en un instante, espera un momento por favor, no tardaré.

El joven de ojos verdes salió y se dirigió a la habitación en la que había estado, había dejado las flores blancas que formaban el ramo con un poco de agua para que estuvieran perfectas, estimaba mucho a Kanon, por eso lo apoyaba y sentía que era feliz con Sorrento, lo que había hecho que también le tomara afecto rápidamente y lo hubiera ayudado en todo lo posible.

Tenía las flores en sus manos cuando sintió que alguien la arrojaba con fuerza contra la pared y ponía una espada contra él.

-No grites-le dijo el hombre frente a él-¿Dónde esta Géminis?

-Kanon... ¿para qué quieres a Kanon?-preguntó nervioso Mu.

-Tenemos asuntos pendientes ¿dónde esta?

-Él...él...no sé donde esta.

-Más te vale no mentirme, no lastimaría a un hombre desarmado pero puedo hacer una excepción.

-No lo sé-insistió el de cabellos lavanda tratando de calmarse.

-Este es su hogar, no mientas.

-Tú eres Death Mask-dijo reconociéndolo el otro.

-Así es.

-Kanon no quería lastimarte.

-Eso no lo voy a discutir contigo.

En ese preciso instante se escucho algo en las afueras, el de cabello azul sujetó al de cabellos lavanda por el brazo e hizo que se acercara a la ventana, desde ahí vio a un pequeño grupo de hombres, uno se separaba y entraba a la propiedad de nuevo, lo había reconocido. Sin decir una palabra más salió de inmediato a toda prisa, al joven de ojos verdes le tomó unos segundos recuperarse de lo sucedido y salió tras él pero ya no lo vio, sabía que tenía que avisar pero en ese instante pensó en el otro muchacho que estaba solo.

-Sorrento.

Salió corriendo a la habitación en la que se encontraba vestido de novio, apenas abrió la puerta se convenció que estaba bien pero el muchacho de cabello violeta se dio cuenta de su agitación.

-¿Qué sucede Mu?

-Death Mask esta aquí Sorrento.

-¿Qué dices?

-Esta aquí, acabo de verlo hace unos momentos, me preguntó por Kanon.

-Tengo que avisarle ¿Dónde esta?

-No estoy seguro, si no esta en su habitación puede estar en cualquier parte.

-Búscalo ahí, yo veré en los alrededores.

-No, si Death Mask te ve...

-No me hará nada, él nunca lastimaría a un hombre desarmado.

-Pero...

-Date prisa, esta buscando a Kanon.

De inmediato Sorrento se quito la medalla y los dos salieron, se pusieron atentos a la menor señal del de cabellos azules de Géminis pero no lo encontraban y no había señales de Death Mask por ninguna parte.

 

 

Kanon estaba tratando de calmarse con una conversación con sus amigos pero le costaba trabajo, se sentía seguro de su  decisión pero aún así no podía evitar cierto nerviosismo, a pesar de todo lo encontraba normal en su situación, intentaba poner atención a lo que decían los demás pero terminó de convencerse que eso no lo ayudaba, finalmente decidió entrar de nuevo a la propiedad, faltaba muy poco para que diera inicio la ceremonia y toda su vida diera un nuevo inicio.

Se quedo en el salón en donde se realizaría una pequeña recepción, era bastante amplio y se había despejado lo más posible, solo estaba adornado con blancas flores de diferentes tipos, pensó en el joven que ya debería estar listo, eso lo hizo sonreír, lo quería demasiado.

-Sorrento-se dijo a si mismo.

-¿Por qué no recuerdas también a los que traicionaste?

Se dio vuelta para encontrarse de frente con Death Mask, antes de poder hacer el menor movimiento el joven del Mediterráneo ya tenía su espada contra él.

-¿En verdad creíste que no te buscaría Kanon?-preguntó con rabia contenida Death Mask-¿Qué podías simplemente llevarte a mi prometido y que yo no haría nada?

-No fue de esa manera, te lo aseguro.

-Después de todo no debería extrañarme, eres un doble cara de Géminis, fingiste amistad para actuar como un miserable.

-Nunca fue algo contra ti Death Mask-trataba de explicarse el de mirada verde-No pude evitarlo.

-Por supuesto, yo tampoco puedo evitar esto.

Apuntó el filo de su arma contra el cuello del otro hombre.

-No temas Kanon, no te mataré como a un cobarde, te daré la oportunidad de defenderte, aunque ciertamente no la mereces.

Diciendo eso retrocedió un par de pasos lentamente y se dispuso a esperar a que el otro estuviera listo.

-Hablemos Death Mask-trató de razonar el otro.

Pero el hombre venido del Mediterráneo no estaba de ánimo para hablar.

-Si no te defiendes será peor para ti Kanon-sentenció el de Cáncer.

El de ojos verdes no tuvo más alternativa, sabía que el otro no iba a cambiar de parecer, lentamente llevó su mano a la espada que pendía de su cintura y la desenvaino con calma, dispuesto a enfrentar lo que debiera enfrentar.

Por su parte Mu había puesto sobre aviso a los otros jóvenes sobre lo sucedido pues los había encontrado mientras buscaba a Kanon, de inmediato todos se habían puesto tras la pista pero no fueron lo suficientemente rápidos; llegaron al salón, el primero en hacerlo fue Shion quien trató de intervenir pero antes de poder hacer cualquier movimiento se vio ante una espada que no dudaría en ser usada.

-No interfieras-le dijeron.

-¿Quién eres?-preguntó el de cabellos verdes.

-Mi nombre es Shaka Virgo-le dijo el muchacho que usaba la espada-Esto es entre ellos dos, no debes intervenir.

Fue en eso que llegaron los demás y aunque quisieran hacer algo no pudieron pues vieron la situación en la que se encontraba Shion.

-Tienes que detener esto Shaka-le dijo Milo.

-Quise disuadir a Death Mask-les respondió el muchacho rubio-Pero él no cambiara de opinión, solo puedo estar a su lado, no puedo impedirle que haga esto.

Los demás observaban como se desarrollaba la pelea, no podían hacer nada más que observar como Kanon trataba de esquivar los ataques, tan solo se defendía pero no respondía como sabían que podría hacerlo, más bien era como si tratara de controlar al otro hombre quien por su parte no dejaba de atacar y de intentar romper la defensa del de Géminis.

-Tienes que escucharme Death Mask-trataba de razonar Kanon.

-Guarda silencio y defiéndete-fue la única respuesta que obtuvo.

Mientras que ellos seguían en eso apareció Mu alertado por el sonido.

-Deténganse-dijo el joven de cabellos lavanda-No deben pelear de esa manera, tiene que haber otra forma.

Pero ninguno de los dos estaba dispuesto a escuchar con sensatez, tan solo seguían al filo de las armas que se acercaban con peligrosidad a su cuerpo tratando uno de defenderse y el otro de terminar con todo; fue en esa situación que Death Mask logró pasar la defensa de Kanon y lo hirió primero en un brazo, era lo que necesitaba el del Mediterráneo, saber que podía traspasar esa férrea defensa, siguió atacando en el mismo punto insistentemente hasta que pudo herir de nuevo, fue una leve herida en el pecho pero empezó a sangrar; el de ojos verdes resistía lo mejor que podía pero parecía no desear lastimar al otro, tan solo seguía defendiéndose. Llegó un momento en que los dos supieron que tenían que hacer algo definitivo para terminar con ese encuentro, se separaron unos pasos y levantaron sus armas para un ataque más.

 

 

Sorrento había estado buscando a Kanon y a los demás por todo el lugar pero no los encontraba, seguía apresuradamente los caminos hasta que llego por la otra puerta del salón al sitio en el que peleaban su futuro esposo y el que fuera su prometido, los vio tan solo por un segundo, atestiguando sin poder evitarlo como los dos atacaban al mismo tiempo, cuando las armas llegaron a su destino una hirió a Kanon en el costado izquierdo mientras que la otra laceró el brazo de Death Mask y le dificultó sostener la espada.

El hombre de los ojos verdes dio un par de pasos hacia atrás, no pudo mantenerse en pie, tuvo que colocar una rodilla en tierra para no caer por completo, trataba de mantenerse firme pero perdía sangre rápidamente y eso lo estaba debilitando. A pesar de que al de cabello corto y azul le costaba trabajo sostener su arma se acercó, era el momento de terminar con ese encuentro, iba a dar un golpe más cuando otra persona se cruzó en su camino.

Sorrento había corrido al lado de Kanon y lo sostuvo entre sus brazos.

-Apártate Sorrento-le dijo Death Mask.

Pero el muchacho tan solo seguía abrazando al de Géminis.

-Hazte a un lado, no me retes-advirtió el de Cáncer.

Pero no se movía, el de los ojos azules se acercó dispuesto a usar la espada, solo entonces el muchacho de cabellos violetas dijo algo.

-Por favor...

Fue como un murmullo pero lo escuchó, había algo extraño en su voz al hablarle.

-Por favor Death Mask...

Algo en su voz les resultaba desconocido a todos, solo entonces el joven volteó buscando el rostro del de ojos azules y dejo ver algo que nadie había visto: Sorrento estaba llorando, nunca los que lo conocían lo habían visto llorar.

-Sorrento...

-Perdóname Death Mask-dijo con melancolía-Perdóname por no amarte como a él.

Volvió a ocultar su rostro lloroso contra Kanon quien solo lo recibió entre sus brazos con amor.

-Lo lamento Death Mask-le dijo Kanon-Nunca quisimos que fuera así, que esto pasara pero lo amo y él me ama.

Se quedaron muy quietos, nadie se atrevía a moverse, Death Mask dejo caer a un lado la espada y no se movió más, Shaka comprendió que ya no era necesario preocuparse por ese encuentro.

-Se terminó-dijo el rubio bajando el arma que había sostenido contra Shion.

De inmediato todos corrieron al lado de Kanon y Sorrento, casi todos realmente, mientras auxiliaban al de Géminis y veían cual era su estado alguien se puso al lado del venido del Mediterráneo.

-Estás herido-le dijo Mu.

El joven había roto parte de la tela de su traje y estaba evitando que la sangre siguiera fluyendo, el de Cáncer no supo que hacer ni que decir, tan solo le permitió que le ayudara en silencio; por su parte el muchacho de ojos verdes únicamente pensaba en que estaba herido y necesitaba ayuda.

Los demás presentes habían ayudado a llevar a Kanon a una habitación para atender sus heridas, Sorrento no se separaba de su lado a pesar de que su blanco traje estaba ahora manchado de sangre, sin embargo nada de eso importaba a los dos jóvenes que sabían que ya no tendrían que preocuparse por Death Mask ni por nada del pasado en las tierras del Mediterráneo.

Afortunadamente la herida de Kanon a pesar de sangrar bastante no había sido fatal, tendrían que esperar un poco para que se  recuperara pero todo estaría bien, Sorrento no se separaba de su lado en esos momentos, estaba al pendiente de que se encontrara bien; la de Death Mask fue diferente, a pesar de parecer menos grave en realidad había sido profunda, sin duda lo que había buscado el joven de mirada verde era que no pudiera seguir peleando, a él lo cuido Mu, que se había mostrado amable y atento a pesar de todo lo sucedido.

 

 

Unos días después, una vez que todos los involucrados estuvieron mejor y terminaron de recuperarse de lo sucedido, pudo llevarse a cabo la ceremonia de matrimonio, a pesar de todo lo que había ocurrido no podía negarse que los desposados estaban contentos, más aún cuando Death Mask terminó por aceptar lo sucedido, no pudo seguir sintiéndose traicionado cuando atestiguó el amor entre ambos. También había ayudado que cierto joven de cabellos lavanda hubiera permanecido a su lado cuidándolo y le diera la impresión que había nacido para conocerlo.

Finalmente Kanon y Sorrento escucharon lo que tanto habían deseado, la bendición final que los unía como esposos, no pudieron sino sonreír y besarse con amor ya que finalmente podían estar juntos. Los demás celebraron su unión con sincera alegría pues habían pasado muchas cosas para llegar hasta ese punto.

-¿Estás contento?-le preguntó Kanon por la noche a su ahora esposo.

-Si-le respondió Sorrento desde el balcón.

-¿En qué piensas?

-Me parece increíble que podamos estar juntos.

-A mi también pero ahora estamos casados y ya no dejaré que nadie nos separe, a cualquiera que lo intente lo haré a un lado.

-¿Tanto me amas?

-No sabes cuanto.

-Creo saberlo, creo que amas tanto como yo a ti.

-Es bastante acertado.

Lo estrechó por la cintura y empezó a besarlo, llevándola al interior de la habitación mientras se besaban.

Ambos enamorados hicieron muchas cosas que no se consideraban correctas o que podrían parecer indebidas a los ojos de los demás: hacer el amor sin estar casados, romper con promesas, pasar por encima de la amistad inclusive pero ellos dos sabían que podrían seguir adelante con sus vidas ya que el amor que sentían uno por el otro vencería todos los obstáculos.

 

 

FIN

 

 

 

Notas finales:

Si nada sucede la semana que entra subo otro fic, es por dedicatoria una vez más, se llama Leyes y es con alguien con quien nunca he trabajado.

Atte. Zion no Bara


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