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Implosión del alma por Dark Amini

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En la mañana, el me despertó con un suave beso y sin decir más, nos vestimos, recogimos toda la recamara y bajamos a desayunar. Ahí vimos a su madre hablar por teléfono, mientras que la mía servía el desayuno. Evidentemente acongojada, la mujer le dijo a Daniel:

 

-          Aun no han localizado a tu padre. El inspector me recomienda que nos mudemos a una casa de seguridad y que te cambie de escuela, en lo que logran atraparlo.

 

Esa noticia, fue como si me aplastara una piedra enorme, y dejara regado todo mi ser por el piso. Daniel se veía muy afectado. Apretaba sus puños llenos de rabia y colérico le grito a su mamá:

 

-          ¡De ninguna manera vamos a seguir huyendo!

-          ¡Daniel! ¿Acaso no lo comprendes? ¡El no desistirá! – contesto su mamá en un mar de lagrimas

-          ¡¿Por qué ahora?! ¿Por qué regreso? – contesto cada vez más alterado Daniel

-          ¡Porque estas vulnerable!... el sabe del intento de suicidio… - dijo su madre, tratando de ahogar su llanto con la mano – él tenía un amigo medico en el hospital donde te atendieron… él le contó

-          ¡Maldito desgraciado! ¿Y de verdad cree que puede aprovechar se de mí?... ¡Primero lo mato!... – grito Daniel

-          ¡Y es por eso por lo que nos vamos!... – grito su madre

 

Yo me quede mudo. Todo era demasiado complicado en este punto. Se pasaron toda la mañana discutiendo que hacer. Yo lo miraba con el corazón roto. Sentía que esta noche había hecho un gran avance al declararme a Daniel y ser aceptado. Sin embargo, su madre tenia razón, y Daniel corría un gran peligro. Hice a un lado mis sentimientos, y sin decir más, jalé a Daniel al jardín, mientras mi madre nos pedía un poco de espacio para que se tranquilizaran ambos.

 

-          Daniel… tu madre tiene razón – le dije tratando de suavizar el tono

-          ¿Qué dices?... – bufo enojado

-          Antes de que digas otra cosa, escúchame… Te amo, y moriría si te pasara algo… pero en este momento lo más importante es tu seguridad y la tu madre, piensa en ella, ¿Qué pasaría si la sorprende sola?... Daniel, tu papá no esta cuerdo, y es capaz de eliminar todo obstáculo para tenerte a ti.

-          Bruno… - musito Daniel, mientras comenzaba a llorar – Pero tú y yo…

-          Daniel, se razonable. Solo será un poco de tiempo, te prometo que no tardarán en hallarlo – le decía mientras acariciaba su cabello y lo llevaba entre los árboles del jardín

-          ¿Me prometes que me esperaras?

-          ¡Claro! Te llamare diario – dije sonriendo, mientras lo besaba

 

¡Dioses! ¡Como me dolía el alma dejarlo ir! Estaba completa y estúpidamente enamorado de él. Jamás sentí que podía amar tanto, amar hasta que doliera hasta los huesos.

Esa tarde empacaron lo que pudieron y se fueron. Y con ellos mi corazón roto.

Pasaron semanas. El me llamaba desde un teléfono público una vez a la semana a escondidas, no se pudo hacer más, ni me podía dar detalles de donde estaban. Yo comprendía las razones, pero mi corazón se sentía destrozado. Llegaban las vacaciones y yo parecía un zombi. Suspiraba deprimido, viendo por la ventana, esperándolo. Tenia toda la ilusión de verlo llegar, atravesando el patio con una amplia sonrisa. Mis pensamientos fueron cortados violentamente, cuando Alex arrojo pesadamente su mochila sobre mi escritorio.

-          Por todos los cielos… actúas como si se hubiese muerto – dijo con tono burlón

-          ¡Largate! – refunfuñe, arrojando sus cosas al piso

-          ¡No tienes que ser tan grosero! – protesto Conrad, el cual parecía la sombra de Alex

-          Mira Bruno, lamento mucho que Daniel tuviese que irse por el desquiciado de su padre – dijo sin poder disimular su sonrisa torcida de malicia.

-          ¿Tu que sabes? – Le pregunte cada vez más enfadado

-          Todos lo saben, un vecino de su madre, nos contó que la policía lo buscaba por violencia doméstica y que ellos habían huido de él… ¿Quién habría imaginado que su papá los golpeaba?... Daniel, un niño maltratado, no me lo imagino.

-          Cree lo que quieras – dije irritado, mientras tomaba mis cosas y me iba de ahí. Por mí, era mejor esa clase de rumores, que cualquier otra cosa.

 

El salón ya estaba vacío, cuando me dirigía al umbral de la puerta, en ese instante, Alex me jalo contra la pared y me dijo desafiante mientras me acorralaba con el brazo:

 

-          Yo no me la creo Brunito. Se que hubo algo más. Nadie se intenta suicidar gratis

-          ¡¿De qué putas hablas?! – dije ya muy cabreado, sosteniéndolo de la solapa

 

De repente, Alex cambio de actitud, y dando un tirón brusco a su ropa, me soltó la mano. Se alejo y me dijo, con su característica sonrisa burlona.

 

-          Mira Bruno, yo no quiero pelear contigo. El también era mi amigo. Se que estabas enamorado de él, y eso me pesa mucho. Detesto verte deprimido.

 

Y por alguna estúpida razón, ya no pude contenerme más y me puse a llorar. Ciertamente él era el único que sabia mi secreto, y por ello, de manera inconsciente, me desmorone. El con una actitud más dulce, me abrazo y me dejo llorar amargamente.

 

-          Tranquilo Bruno. Todo pasara pronto – decía mientras me tomaba por los hombros, y me miraba tiernamente - Mira, mañana empiezan las vacaciones, ¿qué te parece si nos vemos en mi casa al medio día?, como en los viejos tiempos. Jugaremos videojuegos, veremos películas graciosas o de acción, y te quedas a dormir. Conrad y otros amigos vendrán, ¿cierto Conrad?

-          Cierto – dijo el moreno, con su raro acento.

-          Te hará bien distraerte. ¿Acaso quieres que tu mamá sospeche que hay algo más entre tú y Daniel?

-          ¿Qué quieres decir? – dije mientras me limpiaba la cara con la manga de mi chaqueta

-          ¡Es lógico! Nadie se deprime tanto por un amigo.

 

Sus palabras tenían razón, y no es porque me diera vergüenza estar enamorado de Daniel, pero no sabía como confesárselo a mi madre. Y menos en estos términos, donde no estaba seguro de donde estaba parada mi relación con Daniel. Porque a pesar de llamarme cada semana, solo era yo el que le decía que lo amaba y le hablaba dulce, mientras que el solo respondía de manera cortante.

 

-          Tienes que animarte, por tu bien. Una salida de amigos no te hace daño.

 

Sin pensarlo mucho, acepte la invitación. Mi mamá se sintió aliviada. Llegue puntual a la casa de Alex, ahí ya habían tres chicas del salón, Conrad y otro chico de otro salón. Bailamos, nos reímos y nos tomamos algunas cervezas. Después vimos una película de miedo, y yo tome otra cerveza. Comenzaba a anochecer, cuando las chicas y el otro muchacho se despidieron. Nos quedamos los tres, y mientras veíamos una película de acción, comencé a sentirme acalorado.

 

-          Oye, como que hace calor, ¿No? – dije arrastrando la voz. Ya llevaba cinco cervezas, y sentía que ya me estaba haciendo efecto el alcohol.

 

Alex tomo el control del aire acondicionado y lo encendió.  O eso creí, porque yo me seguía sintiendo acalorado. Alex, bostezo aburrido y dijo:

 

-          Esta película es demasiado aburrida, vamos a cambiarle

-          Pero yo si la estoy viendo… -dije borracho

 

Y a pesar de la protesta, puso una película porno. Yo me sentía, abochornado y atontado, y aunque ese era un mal habito de mi amigo y yo no tenia mucho humor, me acomode para ver la película. Estaba recargado en una posición cómoda en medio del sillón, cuando me di cuenta de que Alex comenzó a masturbarse y me percaté que Conrad, que estaba sentado del otro lado, tambien lo hacía, pero volteando a ver a Alex. Estaba muy incomodo estando entre ellos dos. Sentí que estorbaba y quise cambiar de lugar, cuando sorpresivamente, Alex me tiro del cabello y me beso.

 

Fue incomodo al principio. Me resistí, pero después, me sentí muy atontado y débil. Instintivamente me separé de él y le dije mientras me cubría el rostro con un brazo:

 

-          ¡¿Qué diablos?!... – de repente mi cuerpo se sintió muy entumido

-          Solo te di un incentivo para relajarte – dijo sonriendo, con el rostro sonrojado y los labios hinchados.

-          ¡¿Me drogaste?!

 

Me iba a levantar, cuando Conrad me sujeto de un brazo y me tiro hacia a él. Se veía muy excitado.

 

-          Conrad tambien necesitaba un poco de ayuda… -dijo Alex mientras se iba desnudando

-          ¡Detente!... ¡Estas idiota si crees que me dejare! – grite tratando de forcejear. Haciendo que Conrad me sostuviera con más fuerza, doblando mis brazos por detrás de mi espalda.

 

Alex sonrió con crueldad. Destapo una botella y bebió su contenido, después se abalanzo hacia a mi para besarme. A pesar del forcejeo, me sentía demasiado débil, y no podía dar una buena lucha. En el beso vertió parte de liquido en mi boca, y me cerro la nariz con la mano, para provocar un reflejo de ahogo y tragar esa sustancia viscosa y amarga. Tomo otro trago de esa cosa, y sujetando a Conrad con violencia del cabello, le dio a beber lo mismo.

 

Conrad me soltó para abrazar a Alex e intente huir, pero apenas me incorpore y me caí al piso. Alex comenzó a carcajearse escandalosamente, mientras me veía arrastrarme por el suelo. Me desplome por completo. Por un momento me sentí completamente adormecido, mi cuerpo no me respondía.

-           

-          No te preocupes Bruno, el efecto de la droga relajante se ira pronto. Tiempo suficiente para que la otra haga su magia… - dijo Alex con cinismo, mientras se dejaba acariciar y devorar entre besos por Conrad

-          ¿Qué…? – dije mientras trataba de moverme.

 

Sin decir nada, Alex me levanto con ayuda de Conrad, y me depositaron en el sillón individual. Caí pesadamente en el, maldiciendo a Alex y sintiéndome asustado, pensando en que en cualquier momento me iba a violar. Sin embargo, ambos regresaron al sillón de tres plazas, y comenzaron a besarse. Conrad devoraba la piel de Alex, mientras que este, sentado sobre sus piernas me miraba desafiante. Ante los gemidos, las caricias y el sonido de la película pornográfica de fondo, comencé a sentirme caliente.

Sin decir más, Alex se percató y se retiró de los brazos del moreno toscamente, para desabotonarme el pantalón y comenzar a estimularme con las manos. Por más que me resistí, tuve una erección.

 

-          ¡Guau!... quien iba a imaginar que te ibas a poner tan duro – dijo burlón, antes de metérsela en la boca

-          ¡Basta! – dije estremeciéndome - ¡no quiero hacerlo!

 

Pero a pesar de mis suplicas, el no dejaba estimularme. Por fin, mi cuerpo se rindió, y comencé a gemir.

 

-          ¡No!... ¡Por favor!... ¡¡¡AAAHHHH!!!

-          Dices no, pero estas que revientas… - dijo Alex mientras jugaba con la punta y sus dedos

 

Sin decir más me desnudo, casi arrancándome la ropa con ayuda de Conrad. El muy desgraciado se tomó el tiempo para mirarme toda mi piel, la cual se encontraba completamente enrojecida y tensa por la excitación, bañada por gotitas de sudor. Mi rostro me daba tanta vergüenza de mostrarlo enrojecido,  jadeando con los ojos vidriosos y el cabello totalmente enmarañado.  Trate de cubrírmelo con las manos, sintiéndome humillado. Alex se regodeaba viendo mi brutal erección, palpitante y suplicante por descarga. El se rio complacido y me dijo:

 

-          Mírate nada más retorciéndote avergonzado, casi virginal…  pero te prometo que esta noche la vas a gozar como nadie jamás lo hará,  te prometo que Daniel jamás te va coger como como lo voy a hacer yo.

-          Alex no lo hagas - le supliqué gimiendo y jadeando, mientras Conrad me amarraba las muñecas con mi propia camiseta detrás de la espalda

-          ¿Crees que con esos gemidos me voy a detener? ¿no entiendes lo sensual y delicioso que te ves jadeano y retorciéndote maldito desgraciado?

 

Como remate, Alex me vendo los ojos con una pañoleta que había dejado una de las chicas. Entre en pánico. Ya no podía más. Trate de controlarme, pero al sentir como Conrad acomodaba mi cuerpo sobre el suyo, tambien desnudo, me sobrecogí y comencé a temblar.

 

-          Tranquilo… solo déjate llevar – me dijo en el oído Corad muy excitado, recargando su miembro erecto cerca de mis nalgas.

 

El moreno comenzó a mordisquearme la oreja y el cuello, descaradamente comencé a gemir, esa caricia era el punto flaco, que Aarón disfrutaba estimular para ponerme a tono. Completamente vencido me deje llevar. Mi cabeza se desconecto al sentir esta caricia en la nuca y el cuello, mientras Alex me lamia y chupaba el miembro. Estaba a punto de estallar…

 

-          ¡No puedo más! – dije arqueando la espalda y punto de venirme

-          De ninguna manera – dijo Alex determinante, mientras apretaba la base con fuerza – con esto aguantaras un poco más

 

De repente, sentí algo frio y viscoso en mi entrada. Ante lo inminente me tensé, y cuando sentía el roce del miembro de Alex, casi me puse a llorar. No quiero hacerlo con él, estaba enamorado de Daniel y aunque mi cuerpo me traicionara, trataría de resistirme hasta donde pudiera.

 

-          ¡No!...¡No quiero!...

-          ¡Pero que necio eres!...  – gruño evidentemente irritado Alex

-          Yo ya no puedo Alex – dijo Conrad jadeando

-          Entonces, que así sea cabron, te di la oportunidad, pero ahora vas a tener que complacernos a los dos, aunque no lo disfrutes tu.

Dicho esto, me acomodaron de rodillas en el suelo, con las manos atadas a la espalda. Sin decir nada, de repente escuche que se adelantaba una grabación, y de repente escuche la voz de Daniel. Escuche como decía que se sentía aturdido y caliente, después escuche besos y jadeos.

 

-          Creo que escuchar esto te pondrá cachondo.

 

Y si, mientras era obligado a darle un oral a Conrad, no pude evitar sentirme como un volcán al escuchar los gemidos de Daniel. Alex aprovecho la oportunidad de verme más relajado y me penetro. Mis gemidos eran ahogados al tener la boca llena con semejante extensión. Yo estaba bien duro, cuando Alex estaba comenzando a moverse.

 

-          ¡Bruno! ¡Estas bien apretado!... ¡Apenas puedo moverlo! – dijo Alex mientras me clavaba las uñas en los brazos y me mordía la espalda

 

Yo estaba tan cachondo al escuchar a Daniel gemir tan fuerte, que comencé a succionar con más intensidad Conrad, mientras Alex me daba con fuerza, aferrado a mis caderas como un maldito perro. Estaba en una posición muy incómoda, y la tensión en mi espalda comenzaba a ser dolorosa

 

-          ¡Desátame por favor! – grite a punto de reventar

 

Alex me soltó y con una mano pude por fin apoyarme, mientras me masturbaba con la otra. El primero en venirse fue Conrad, mojando toda mi cara en semen. Me quite la venda y voltee a ver el video, para ver a Daniel y su cara de éxtasis. Y eso fue suficiente para que yo me viniera gritando de placer y tensando cada musculo de mi cuerpo. Eso provoco que Alex tambien se viniera dentro de mi.

 

Exhaustos nos desplomamos. Mi corazón latía con mucha fuerza, me sentía muy sensible y terriblemente agotado. Sentía como escurría mi entrada y pensaba solo en el rostro de satisfacción de Daniel, mientras trataba de reponerse en brazos de Alex.

 

-          ¿Por qué?... ¿Qué te provoco hacernos esto?... – le pregunte molesto

-          Siempre fui un mal tercio. Ambos me ignoraban y esta es mi venganza.

-          Eres un cretino. Siempre has hecho las cosas así… todo lo tienes que forzar

-          ¡Daniel!... ¡siempre Daniel!... tus ojos no podían desprenderse de él, ni los suyos de ti. Yo solo existía como su puto consuelo, cuando algo salía mal entre ustedes. Ninguno me prestaba la más mínima atención. Pero ahora, ambos fueron mis perras, ambos jadearon y se retorcieron de placer por mí, y aunque no quisieran, sus cuerpos me pertenecieron – dijo mientras me veía con esa sonrisa cruel

-          Estas loco… - dije aun debilitado en el piso.

 

Trate de incorporarme, pero aun sentía que las piernas se me doblaban. Y sin poderlo evitar, me desplome inconsciente en el piso. Me desperté en la mañana, adolorido de pies a cabeza. Me senté en la alfombra y ví a esos dos dormidos en el sillón. Hijos de puta. Recogí mi ropa y me vestí sin hacer ruido. Salí con el sol, caminado con esfuerzo hasta llegar al parque donde jugábamos de niños.

 

-          Diablos… me siento tan cansado… - dije mientras me sentaba al pie de nuestro árbol favorito

 

Mientras me recargaba adormilado, pensaba en la horrible noche que tuve y me sentía tan culpable… y tonto. La mañana estaba fresca y por alguna razón, me sentía… descargado.

 

CONTINUARA...


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