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Implosión del alma por Dark Amini

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Notas del capitulo:

ESPERO SUS COMENTARIOS!!!!

Al día siguiente me sentía ansioso. Necesitaba comprobar si realmente podía distinguir a Daniel de Aarón, y para ello idee una pequeña prueba que ejecutaría en la salida del el fin de semana. Al llegar el día, lo espere muy temprano afuera de su casa. Al verlo, respire profundo y camine directo a él, mientras le decía:


-          Oye idiota, vamos a terminar con este proyecto de una buena vez por todas.


-           Mmm… todavía nos faltan unas salidas de campo… aunque podríamos ver si con los datos que tenemos terminamos este infierno de una buena vez.


-          Eso espero… - dije mientras caminábamos


Durante el trayecto, lo veía de reojo y lo estudiaba con detenimiento. Daniel siempre era muy serio, calculador y un tanto cuanto patán. Por alguna razón siempre mordía sus lápices o plumas de la punta, me veía despectivamente, caminaba un poco encorvado con aire pensativo, odiaba los chocolates, le encantaba la precisión, el orden y la disciplina. Siempre hacia un esfuerzo extra para controlar su temperamento que a veces era explosivo… aunque ahora que lo pienso… creo que soy la única persona con la que se ha peleado. Ese era Daniel. Y si no me equivocaba, Aarón tenía que ser todo lo opuesto. Y para comprobarlo, solo tenía que esperar a que apareciera.


El día pasó como si nada, casi ni nos hablamos y en algún punto, mientras recogía una muestra en una charca, cerca de lo profundo, me resbale y me caí. Un poco desorientado, comencé a patalear y entre en pánico, puesto que no sabía nadar. Y cuando pensé que me iba a ahogar, él brinco al agua y me tomo del cuello y me saco a la arena. Yo tosí descontroladamente, escupiendo agua y tratando de respirar con normalidad. Cuando pude recuperarme, me tendí en el suelo, cerré mis ojos y le escuche decir:


-          ¿Estás bien?... ¡me diste un buen susto!


-          Si… estoy bien… creo que me trague un bicho… - y empecé a reír


-          ¿Sabes?... tienes una linda sonrisa


-          ¿Aarón?... – pregunte abriendo los ojos e incorporándome un poco


-          ¿Cómo sabes que soy yo? – pregunto con una suave sonrisa


-          Porque Daniel nunca me dice cosas amables…


-          Ni tampoco hace esto – y acto seguido me planta un beso.


Yo me sorprendí, y de inmediato me opuse… unos segundos. Ignoro porque me era tan placenteros sus besos. Eso me confundía mucho, y me desconcertaba aún más mis reacciones involuntarias. Aarón tenía una maestría para besar como ninguna chica que yo había besado. Cuando su lengua entro en mi boca, y sus labios parecían devorar los míos, sin querer, emití un gemido. Escandalizado ente mi reacción, lo empuje y me levante limpiándome la boca con la ropa mojada. El se quedo sentado en él suelo, observándome divertido.


Yo lo mire con detenimiento. Aarón siempre se veía relajado, tenía una sonrisa amplia y burlona, siempre tenía una postura coqueta y a veces hacía gestos provocadores conmigo. Suspire y de inmediato recordé algo, busque en la mochila y saque un chocolate. Aarón me vio sorprendido y dijo:


-          ¿Es para mí?


-          Si… - conteste arrojándoselo a las manos


El sonrió y comenzó a comérselo confiadamente. Yo estaba sorprendido, jamás lo vi comerse un chocolate y mucho menos recibir con confianza algo de mí. Definitivamente Aarón era más agradable que Daniel. Lleno de dudas, me senté cerca de él y me atreví a interrogarlo:


-          Dime una cosa Aarón… ¿Qué te gusta de mí?


-          Quizás tu manera de ser. Me gusta que seas tan apasionado con las cosas que haces, me gusta tu vitalidad, tu humor y que seas considerado con los demás, porque aunque tengas facha de maleante, siempre demuestras ser una buena persona.


Al escuchar su declaración me quede con la boca abierta. Después comencé a reírme, y el solo me miro con esa amplia y burlona sonrisa.


-          No puedo creer que te guste, todo lo que detesta Daniel de mí.


-          A Daniel también le gusta eso. Pero es demasiado orgulloso para aceptarlo, no quiere sentirse débil frente a ti… se empeña con tanta intensidad a negarlo, que le hace daño


-          ¿Tú sabes lo que piensa Daniel?


-          Lo que piensa y lo que siente… que es tan intenso, que le asusta lo suficiente para que yo exista.


-          ¡¿Qué?!


-          Daniel vive partido en dos… yo que soy lo que siente y quiere, y él es lo que piensa que tiene que ser. Pero ha llegado a un punto tan crítico y ha sido tanto el conflicto, que intento suicidarse.


Me quede muy confundido. Sentí que bromeaba conmigo… ¿realmente puede pasar eso?, que una persona se divida su personalidad entre lo que quiere ser y en lo que desea… ¿es eso posible? Mientras divagaba, Aarón aprovecho para darme otro beso, y lentamente me tumbo de nuevo a la tierra.


¿Qué diablos me pasaba?... yo siempre fui un hombre normal, heterosexual y con gran atractivo para las chicas. Y hasta donde yo sabía, no me gustaban los hombres. Además Daniel era muy popular y tenía chicas por montones… ¿Cómo habíamos llegado a eso? No entiendo porque mi corazón late con tanta fuerza cuando esta tan cerca y porque me estremezco cuando me besa, ni siquiera entiendo porque siento tanto placer y ansiedad ante la anticipación de esa caricia. Me emociona más sus besos, que todos los dados por las chicas. Nunca en toda mi vida sentí algo tan intenso.


Aarón parecía disfrutar mi boca, y después de darme cuenta de lo que yo sentía, lo abrace y le correspondí el beso. Sin querer me estaba excitando y más cuando él puso el peso de su cuerpo sobre el mío. Cuando nuestros labios se desprendieron, nuestros ojos se encontraron, por primera vez Daniel me veía con dulzura. Eso me hizo dudar. Mi corazón se estrujaba ante la idea de que todo esto fuese una mentira… una venganza. Suspire tratando de guardar la compostura, y mientras lo hacía a un lado, le dije:


-          Es tarde… tenemos que irnos


-          Si yo te gusto… ¿Por qué no seguir?


-          Déjate de tonterías. Un calentón no significa nada.


-          ¿Un calentón?... yo creo que es más intenso que eso, de hecho te ha gustado tanto, que inconscientemente tu cuerpo me pide más…


-          ¡Eres un imbécil! ¡un pervertido! – le dije muy cabreado, mientras cogía mis cosas - ¡no entiendo porque te apareces así como nada, y pretendes tener algo conmigo!


Mientras Aarón se incorporaba, me dijo:


-          Siempre me provocas salir y nunca te das cuenta.


-          Yo no hago eso…


El solo sonrió burlonamente, sin decir nada. Empaco lo suyo y mientras caminábamos, tuvo un tropezón. Yo me había dado cuenta que tras un golpe, Daniel regresaba a la normalidad, así que suspire aliviado. Al mirar, note que refunfuñaba y maldecía el camino… ¿gustarme él?... ¡ni loco!


-          Solo espero que ya acabe este maldito proyecto… detesto ensuciarme la ropa… ¿Por qué estoy tan empapado?


-          Porque te entusiasmas con las ranas y no te das cuenta cuando se te moja tanto la ropa – le dije, mientras reflexionaba sobre un detalle: Daniel nunca se enteraba de lo que hacía Aarón.


Termino refunfuñando el resto del camino, hasta tomar el autobús y quedarse dormido. Mientras avanzábamos por la carretera, lo escuche estornudar, así que saque la chamarra de la mochila y lo cubrí con ella. Él entre sueños sonrió.


El tiempo pasó sin ningún avistamiento de Aarón. Sin embargo a mi me consumía la espinita de verlo de nuevo. ¡Lo confieso!... me ha enganchado. Así que pensé que si realmente yo le gustaba tanto, podía hacer algo para provocarlo. Decidido a descubrir si tenía poder en la aparición de Aarón, cite a Daniel en un cubículo de la biblioteca para discutir algo sobre nuestro proyecto. Mientras veíamos unos libros, comencé a coquetearle levemente, incluso llegue a rosar sugestivamente su brazo como mi pluma, logrando que se estremeciera. Daniel notablemente incomodo, se incorporo de golpe y me dijo con la voz entrecortada:


-          ¡Ya es tarde!... tengo que irme


-          ¿Y el proyecto? ¿Cuándo lo terminamos? – le dije con una sonrisa traviesa


-          Este sábado… en mi casa – dijo mientras recogía velozmente sus cosas


Antes de que saliera corriendo, le bloquee la entrada con mi brazo, colocándolo contra la pared y mi cuerpo. Daniel se tensó por completo, podía notar como tragaba saliva y como su rostro se ruborizaba. Con una sonrisa traviesa, le dije:


-          Se te olvida tu cuaderno


-          Gra… gracias… - respondió aun más ruborizado.


Sonreí satisfecho mientras lo dejaba ir. Sentí mucha emoción al verlo tan nervioso con mis coqueteos, pero también me sentí decepcionado de no ver a Aarón. Sin embargo, intuía que le gustaba a Daniel, pero no podía estar seguro.


Paso una semana entera, y cuando llego el momento de ir a casa de Daniel esa tarde, me arregle como si fuera a una cita. Trate de no mostrarme emocionado en su puerta, pero mi corazón latía con fuerza esa mañana. Respire profundo y toque la puerta. Sonreí cautivadoramente cuando me abrieron la puerta, sin embargo no pude evitar mi decepción al ver que me recibía su mamá.


-          ¡Bruno!... ¡Llegaste a tiempo!


-          ¡¿Como esta señora?! – pregunte esbozando una gran sonrisa


-          Bien Bruno, ¿ya comiste? – pregunto la mujer, mientras me dejaba entrar a la casa


-          Si señora. ¿Hoy trabaja? - ¡Uy que ansioso!


-          No Bruno, hoy tengo el día libre.


Nuevamente me traiciono mi cara de decepción. Sin embargo, creo que era lo mejor, ¿para qué quería estar solo con Daniel? Agradecí sus atenciones a la señora, y subí con la mochila al hombro al cuarto de Daniel. Él se encontraba metido en la computadora, y cuando me vio me dijo con tono seco:


-          Llegas tarde, tonto


-          Me dijiste a las cinco de la tarde


-          Son cinco y media… bueno, ¿Qué podía esperar de un tarado como tú?


Ahhh… el encanto de Daniel en acción. Suspire desilusionado, mientras me instalaba a un lado de él en su escritorio. Comenzamos a trabajar, y después de un rato, su madre lo llamo. Daniel hizo un resoplido de fastidio, bajo precipitadamente las escaleras y yo continúe redactando el documento del trabajo final. Después de unos minutos vi el reloj, ya eran las once de la noche y pensé en llamar a mi casa para avisar que me quedaría a dormir. Marque el teléfono y mi madre no tuvo inconveniente, puesto que hace unos minutos había estado platicando con la mamá de Daniel. me encontraba muy concentrado escribiendo, que no me di cuenta que Daniel estaba abriendo la puerta de la recamara.


-          Oye inútil… no encuentro las imágenes que escaneaste de las ranas.


Pero en vez de escuchar su contestación, escuche como ponía el seguro de la puerta. Desconcertado, di la vuelta y él me sorprendió con un gran beso. Fue tanta mi sorpresa, que deje caer unos cuadernos y lápices al suelo. Su beso era profundo y dulce, y mientras mi cuerpo cedía ante él. Sin embargo me acorde de su mamá, y lo empuje lejos de mí:


-          ¡Detente!... ¡tu mamá nos va a sorprender!


-          Puse el seguro… no va a entrar…


-          ¡No seas tonto!... ¡mejor vamos a trabajar! – le dije mientras me abrazaba y me besaba el cuello.


-          No… déjame… - insistí mientras intentaba guardar el trabajo en la computadora


-          ¡Daniel! – grito su mamá desde la cocina


Aarón bufó ante el llamado, y se desprendió rápidamente de mí. Suspire aliviado, mientras seguía buscando las imágenes. Pasaron unos minutos, cuando subió las escaleras y entro al cuarto cerrando la puerta. Traía unas galletas con dos vasos de leche en una charola, y me dijo:


-          Mi mamá nos manda esto de merendar


-          Tu madre es muy amable – dije mientras esbozaba una amplia sonrisa


-          Me encanta tu sonrisa – dijo él, mientras se recargaba en el escritorio para observarme comer las galletas.


-          Debemos terminar – dije mientras engullía la galleta con esfuerzo


Mientras me ponía nervioso, Aarón se acerco y me mordisqueo la oreja, haciendo que brincara del susto.


-          ¡Aarón!... ¡por favor déjame en paz!... – suplique


-          No quiero – fue su contestación


Y acto seguido metió sus manos entre mi ropa, mientras me besaba el cuello. Yo me sentía muy nervioso, y me estremecí con cada caricia, mientras forcejeaba con él y le decía suplicante:


-          ¡Detente Aarón!... ¡nos descubrirá tu madre!...


-          Mi mamá se fue hace algunos minutos a trabajar… tiene guardia en la noche. – dijo mientras buscaba mi boca


-          ¡Pero ella me dijo que no iba a trabajar hoy! – dije mientras trataba de empujarlo lejos


-          Eso fue en la tarde. Ella vendrá pasado medio día…


-          ¡¿Qué?! – dije al darme cuenta de la situación en la que me encontraba.


Aarón me atrapo los labios en un ardiente beso, mientras su mano se deslizaba por mi vientre, por debajo de la ropa, haciendo que hasta el último vello en mi cuerpo se erizara. Las cosas ya se estaban poniendo muy calientes y peligrosas…


 CONTINUARA...


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