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La belleza del amor por Higary

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Notas del capitulo:

Holi hola, gente bonita!! Antes que nada un saludo a toda la gente de Monterrey, es horrible todo lo que está pasando en nuestro país, y me da coraje, tristeza, molestia y quién sabe qué más porque hace unos años yo estuve ahí y por las noches paseábamos felizmente sin preocupaciones. Pero bueno, pasando a otras cosas, luego de todas las lágrimas de la semana pasada (Kyuu: ¬¬) aquí les traigo un nuevo oneshot, jeje. Sé que ya ha habido fics con Narutito todo feo según los estándares de lo que la gente usualmente considera, pero que luego se arregla para verse guapo y blablabla, de modo que quise escribir algo un poco diferente, claro, con mi sello cómico incluido XD (Kyuu: Así libera toda la melancolía y drama de Tsuki no Hikari) Ya que Kyuu-chan menciona mi fic largo, la próxima semana les traeré el inicio de la siguiente etapa *o* Pero mientras pasen con este fumado trabajo, ya saben que esperaré sus reivews con saludos, pedradas, felicitaciones, cebollazos, amenazas, jitomatazos, bombas, flores y demás. Ah, sí, y no dejen de darse una vuelta por mi blog n.n Sin más que añadir: ¡¡a leer!!

 

Disclaimer: Los personajes pertenecen a Kishimoto-sensei, quien nos haría muy felices si un día hiciera un especial en el manga con insinuaciones sasunarutescas (más de las que ya ha hecho *u*), yo de mientras los sigo juntando en mis locas ideas.

LA BELLEZA DEL AMOR

 

La Preparatoria Konoha era un lugar por lo general tranquilo. Tenía alumnos de todas las clases sociales, algunos inteligentes, otros talentosos y unos más a los que les valía todo. Uno de esos alumnos era Uchiha Sasuke, quien cursaba el tercer y último año. Tenía el promedio de calificaciones más alto, era bueno en deportes, sólo que había dos problemas: poseía un pésimo carácter y su físico. Siempre vestía el uniforme holgado y desaliñado, su cabello azabache estaba  alborotado hacia todos lados y usaba unos gruesos lentes sobre sus ojos negros. Esto habría provocado burlas de sus compañeros, pero Sasuke también era muy fuerte, así que por precaución (por no decir miedo) los demás preferían mantener su distancia con él. Total, no era algo que al Uchiha le molestara, sino todo lo contrario.

 

Uzumaki Naruto, estudiante de tercer año, había sido transferido a Konoha una semana atrás. Ser cambiado de escuela en el último año era horrible, pero no le había quedado otra opción. Rubio de ojos azules, alegre, escandaloso, alborotador y bastante atractivo, también le gustaba su espacio para leer tranquilamente, de modo que se dirigía a la biblioteca.

 

Caminó entre los estantes buscando algún libro que llamara su atención. Tomó uno y se dirigió a una mesa para comenzar a hojearlo. Ahí, ocupando una silla, se encontraba Sasuke sumido en su lectura. Por reflejo Naruto se ocultó tras el estante, no entendía por qué rayos estaba tan nervioso, pero no se atrevía a acercársele y mejor regresó el libro para salir presuroso de la biblioteca.

 

Por su parte, Sasuke alcanzó a ver una cabellera rubia que se escabullía rápidamente. Intrigado se levantó y fue a inspeccionar, pero no encontró a nadie.

-Qué raro –murmuró

 

Al día siguiente Naruto se dirigía a su salón. Unos metros adelante miró al mismo moreno de la biblioteca entrar a la clase de junto a la suya. Se percató de que el resto de los alumnos cuchicheaban sobre el de gafas e incluso hacían comentarios burlones.

-Debería arreglarse un poco.

-Jajaja, dudo que haya mucha diferencia.

El ojiazul arrugó el ceño y entró presuroso a su salón. Tomó asiento todavía enfurruñado, no le gustaba que hablaran mal de alguien a sus espaldas, mucho menos que se burlaran de su apariencia.

-¿Qué te ocurre, Naruto? –preguntó Kiba, un compañero de grupo

-Nada –contestó y se le ocurrió una idea-. Oye, Kiba, ¿conoces a un chico de cabello azabache y lentes que va en el salón vecino?

-Mmm… Ah, te debes referir a Uchiha.

-¿Uchiha?

-Sí, Uchiha Sasuke. Tiene el primer lugar de calificaciones de la escuela, aunque no es de extrañar –sonrió con burla-. No tiene amigos y con ese físico ninguna chica se le acercaría, jeje.

El ojiazul volvió a arrugar el ceño. En eso sintió cómo una atractiva rubia se le colgó del brazo.

-Vaya, ¿por qué el guapo Naruto pregunta por ése sujeto?

-Te he dicho que no me agarres así, Ino –replicó, soltándose de ella. No le gustaba que lo tocaran con tanta confianza

 

Durante la hora del almuerzo, Naruto fue de nuevo a la biblioteca. Se encaminó a las mesas, pero estaban vacías. Suspiró, ni él mismo entendía por qué había ido ahí ni qué era lo que buscaba.

-Tú eres el que me espiaba ayer, ¿verdad?

-¡Aaahhh! –gritó, asustado

El rubio se tapó la boca y lo miró con sorpresa. Uchiha Sasuke lucía de la misma manera, nunca esperó una reacción tan… drástica.

-L-Lo siento –se disculpó Naruto con vergüenza

-Eh… supongo que fue mi culpa por asustarte.

Teniéndolo tan cerca, Naruto se dio cuenta de los ojos negros que se ocultaban bajo las gafas de fondo de botella. Sin poder evitarlo se sonrojó y agachó la cabeza con nerviosismo. Sasuke también lo miró fijamente; debía admitir que el chico frente a él era muy guapo e incluso lucía lindo con las mejillas rojas.

-Nunca antes te había visto –dijo el moreno con seriedad

-Ah, sí, hace una semana que me transfirieron aquí. Soy Uzumaki Naruto –sonrió-, mucho gusto.

-Hum.

El azabache tomó asiento frente a una de las mesas y comenzó a leer como si nada mientras Naruto parecía algo contrariado.

-Oye, ¿no vas a presentarte? –le preguntó

-¿Por qué debería?

-Pues porque yo te dije mi nombre; lo más correcto es que me digas el tuyo. Es cosa de educación.

-Mmm… supongo que tienes razón.

-¿Y? Estoy esperando.

-Eres bastante persistente, usuratonkachi.

-¿C-Cómo me llamaste? –lo miró con molestia- Arg, eres odioso. Mejor me voy a almorzar.

Refunfuñando, el ojiazul se marchó. Sasuke no pudo evitar reír levemente; se había topado con un chico bastante gracioso. Y tal parecía que ignoraba todo lo que los demás comentaban sobre su apariencia.

-Uzumaki Naruto, ¿eh?

 

De esa forma comenzaron a pasar los días. Luego de tan mal comienzo, ambos chicos siguieron encontrándose en la biblioteca. Se insultaban y molestaban bastante, pero lejos de demostrar odio parecía ser que esa era la forma en que les gustaba tratarse; como un juego entre ellos. Naruto no entendía por qué los demás alumnos criticaban tanto al Uchiha; sí, era muy serio, pero conviviendo con él más de cerca era alguien bastante interesante y culto.

 

-Oye, Naruto –llamó Kiba cierto día-. Dicen que te has vuelto amigo de Uchiha Sasuke.

-Ah, sí. ¿Y?

-¿Cómo que “y”? Todos lo están comentando –suspiró-. No deberías acercarte a ese sujeto.

-¿Pero por qué? Él no ha hecho nada malo –alegó el otro

-Naruto, los demás van a comenzar a meterse contigo si te ven con un perdedor como él –intervino Ino

-Que lo intenten si quieren –la miró con enojo y se puso de pie-. Y te pediré que no vuelvas a llamarlo perdedor.

Dicho eso se marchó del salón hecho una fiera. Sus compañeros comenzaron a murmurar. No podían entender por qué alguien tan atractivo como Naruto se llevaba tan bien con el chico más desaliñado de la escuela.

 

-Son un montón de idiotas superficiales –murmuraba el ojiazul-. Además Sasuke no es feo.

Apenas pronunció eso, se llevó las manos a la boca y se sonrojó completamente. No, no podía ser que aquello le estuviera pasando. Se negaba a aceptar que el mejor amigo que había hecho en ese lugar en realidad le…

-¡No! –gritó, desesperado

 

En clase, Sasuke se encontraba observando por la ventana en lugar de prestar atención al profesor. Pudo ver al grupo de Naruto en clase de Deportes, muchas chicas (especialmente una insistente rubia) y varios chicos lo rodeaban, mirándolo con admiración. Eso en realidad no le extrañó al moreno, ya se había percatado de lo atractivo que era su escandaloso amigo, pero seguramente él era un torpe y ni siquiera era consciente de ello. Aunque a su parecer el físico no era lo más atrayente de Naruto, sino su peculiar forma de ser: alguien alegre y sincero a quien no le importaba la apariencia de los demás.

-Supongo que tengo mis expectativas demasiado altas –murmuró

 

Aquella tarde Sasuke regresó a casa meditando profundamente. Una vez en su habitación se observó frente al espejo: los lentes, la ropa, el cabello. Hasta él sabía que era todo un desastre. Por su mente pasó el recuerdo de todas aquellas personas rodeando al Uzumaki y cómo éste parecía incómodo y molesto con tanta atención. El moreno rió levemente y se acomodó las gafas.

-Sasuke, ya está la comida.

Desde la puerta era observado por su hermano mayor, Itachi,  quien tenía un largo cabello y ojos negros. Era muy guapo, confiable, aunque de repente lo exasperaba.

-Ya voy, hermano.

El mayor lo miró detalladamente y suspiró con pena.

-¿Sigues con esto, Sasuke? Extraño tanto a mi viejo hermanito.

-Pues síguelo haciendo, idiota.

-Pero deberías arreglarte al menos un poquito, si quiera cambia esos lentes de fondo de botella. Imagina que un día aparezca alguien que te guste y esa persona escoja a alguien que luzca mejor que tú.

-Entonces significará que esa no era la persona indicada.

-Realmente eres un caso perdido, hermano.

 

Después de aquello pasaron varias semanas. Naruto parecía cada vez más precavido cuando estaba con Sasuke, cosa que comenzaba a molestar al azabache. Harto de la situación, decidió confrontar al rubio y lo citó en el patio trasero durante el almuerzo.

-Ya llegué, teme.

-Por fin, usuratonkachi –volteó y arqueó una ceja-. Tienes un aspecto lamentable.

-Gracias, no necesitas recordármelo –contestó con sarcasmo

Naruto lucía un enorme par de ojeras, tan notorias que el Uchiha por un momento recordó a su hermano. Todo esto era porque la noche anterior el rubio se la pasó meditando sobre lo que sentía cuando estaba junto a Sasuke y decidió no dormir hasta hallar una respuesta coherente. Lamentablemente la respuesta fue tan impactante que no le permitió pegar ojo ni un minuto.

-Eh… ¿Seguro que estás bien, Naruto?

-Claro que no –suspiró-, pero tengo que sacarme esto de la cabeza para poder continuar con mi vida, así que no te burles.

-¿De qué hablas?

-… -le sujetó las manos y lo miró, sonrojándose- ¡Me gustas, Sasuke! Ni yo me explico bien cuándo, cómo o por qué, lo único que sé es que… ¡quiero que salgas conmigo! –desvió la cara con vergüenza- Perdón, sólo quería que lo supieras, aunque supongo que debe ser una molestia si otro chico se te declarara.

Le soltó las manos, pero esta vez fue el propio Sasuke quien las entrelazó fuertemente. Los ojos azules de Naruto lo miraron con sorpresa.

-Oye, dobe, creo que el que necesita gafas eres tú –sonrió levemente-. Debo decirte que tienes pésimo gusto.

-¡No digas eso! –replicó- ¡A mí no me importa cómo luzcas! Tú… eres Sasuke –agachó la cabeza porque tenía la cara completamente roja-… y eso es todo lo que importa.

El moreno lo observó con ternura y aún con las manos agarradas se inclinó para depositarle un suave beso en la cabeza, haciendo que el rubio volviera a prestarle atención.

-¿Eh?, ¿por qué?

-Es obvio, Naruto –sonrió-, es mi forma de decir que también me gustas.

La cara de Naruto era un poema. Aprovechando su estupefacción, Sasuke lo jaló para abrazarlo con fuerza. Se sentía aliviado, los últimos días lo había atormentado la idea de que el rubio se fijara en alguien más. Por su parte, Naruto reaccionó y correspondió al abrazo, sintiéndose tonto. De haberse animado antes a confesar sus sentimientos, no habría tenido que torturarse por las noches. Rió, ya nada de eso importaba, se limitaría a disfrutar el calor que el ojinegro despedía.

 

De esa manera comenzaron su curiosa relación. La mantenían en secreto porque no deseaban tener compañeros atosigándolos, pero durante los almuerzos siempre estaban juntos y de esa forma también regresaban a casa. A Sasuke le agradaron mucho los padres de Naruto, ambos eran buena gente. Minato, su suegro, era amable y comprensivo; Kushiha, su suegra, era algo ruda, pero muy cariñosa.

 

Los padres de Sasuke vivían en el extranjero debido a su trabajo. El día que presentó a su novio con Itachi, éste reaccionó de una manera bastante efusiva. Abrazó al rubio con fuerza y le preparó un banquete digno de un restaurante de cinco estrellas, pues Itachi era chef.

-Uh… No ocupabas esmerarte tanto por mí –comentó el rubio, algo incómodo

-Al contrario, Naruto –replicó el mayor, sonriendo con alegría-. Estoy muy feliz porque un chico tan agradable y guapo se haya fijado en mi amargado hermano.

-¿Se supone que me estás apoyando? –preguntó Sasuke, arqueando una ceja

-Claro que sí, Sasuke. Y por cierto, deberías cambiar un poquito tu apariencia. ¿O no dicen que el amor saca lo mejor de las personas?

-Al usuratonkachi le da igual cómo luzca.

-Eso es cierto, Itachi –sonrió el Uzumaki

-Vaya… eres alguien bastante fuera de lo común, cuñado –sonrió también-. Ahora entiendo por qué mi hermano está tan estúpidamente enamorado de ti.

El Uchiha menor se atragantó con la comida y, con las mejillas rojas, dirigió una mirada de odio a Itachi. Por su parte Naruto, algo avergonzado, sonrió con alegría ante semejante afirmación.

 

Konoha tenía un programa especial por medio del cual ciertos días invitaban a alumnos de alguna de las preparatorias vecinas para realizar actividades que fomentaran la sana competencia y así desarrollar lazos entre ellos. Aquella semana se trataba de una serie de competencias deportivas y el primer día sería contra la Preparatoria Taka.

-Esto será emocionante –comentaba Naruto, estirándose

-La ropa deportiva realmente te queda bien –le comentó un chico, sonriendo de manera coqueta

-Ahh… gracias, supongo.

 

A un par de metros Sasuke presenciaba la escena con enfado. En momentos como ese odiaba el estar en una clase distinta a la de su novio. Estaba listo para ir y marcar su territorio cuando oyó unas voces familiares.

-Disculpa, ¿podrías decirnos dónde está Uchiha Sasuke?

-¿Eh? Claro –contestó una joven-, es el chico de allá, el de gafas.

Suspirando con fastidio, el azabache volteó para encontrarse con tres personas: un chico alto de cabello anaranjado, otro un poco más bajo de cabello blanco y una pelirroja de lentes. Ella fue la primera que se le acercó y lo observó de pies a cabeza.

-¡Aahh! –gritó, poniendo cara de pánico- ¡Sasuke! ¡¿Pero qué rayos te hiciste?!

-Sigues igual de escandalosa, Karin –suspiró el aludido

-¡Sasuke! –llamó el peliblanco, sonriendo- Increíble, si no lo estuviera viendo no lo creería, jajaja.

-Cállate, Suigetsu. ¿Y tú, Juugo? –miró al pelinaranja-, ¿no vas a decirme nada?

-… Luces sano –contestó simplemente

-¿Sano? ¡Estás loco! –gritó Karin- ¿Dónde se supone que quedó el “príncipe” de la Secundaria Hebi?

 

Debido al escándalo comenzaron a llamar la atención de las personas a su alrededor, entre ellas Naruto. El rubio decidió acercarse, desconcertado por la forma tan familiar con que esos tres le hablaban al Uchiha.

-¿Qué pasa? –le preguntó, parándose a su lado

-Ignóralos –suspiró él-, son sólo tres viejos compañeros de secundaria.

-Sigues igual de cruel –contestó Suigetsu y prestó atención al ojiazul-. Pero mira qué chico tan guapo tenemos aquí. ¿Qué te parece si me muestras la escuela, lindura?

-Vete al diablo –respondió con enojo-. Y como vuelvas a llamarme así, juro que te rompo todos los dientes.

Sasuke sonrió levemente. Con la convivencia ya se había percatado de lo agresivo que Naruto se ponía cuando alguien intentaba acosarlo. Para alimentar su ego Uchiha, podía jactarse de ser el único que tenía permitido propasarse con el rubio.

-¿Y tú quién eres? –preguntó Karin con enojo, pues vio lo cercanos que parecían esos dos

-Uzumaki Naruto –presentó Sasuke, pasándole un brazo sobre los hombros-, el chico con el que estoy saliendo. Naruto, estos son Juugo, Suigetsu y Karin, como ya te dije, fuimos juntos a la misma secundaria.

-Mucho gusto –saludó Juugo educadamente

-Ah, igualmente –respondió el ojiazul, inclinando la cabeza. El tal Juugo era el único que le había caído bien

-No puede ser –se lamentaba Karin-. ¿Por qué el majestuoso príncipe Sasuke está emparejado con otro hombre?

-Pues de majestuoso y príncipe no le queda nada con esa facha que tiene ahora, jajaja –reía Suigetsu

-¿A qué se refieren con lo de príncipe? –preguntó Naruto

-No les hagas caso.

-Teme… -lo miró con suspicacia

-Está bien, después te cuento, usuratonkachi. ¿De acuerdo?

-Jejeje, me parece bien.

 

Por la tarde ambos fueron a casa del moreno quien creyó que estarían a solas, pero no contaba con que el restaurante donde Itachi trabajaba se encontraría cerrado debido a que lo estaban fumigando.

-Muy bien, teme, te escucho –lo miró con severidad

-Hum… -no quería hablar delante de su hermano

-¿Qué sucede? –preguntó Itachi con curiosidad

-Hoy fueron a Konoha unos ex compañeros de Sasuke y mencionaron algo acerca del príncipe Uchiha. Pero él no ha querido explicarme nada.

-Ahh, se trata de eso.

-¿Tú sabes algo, Itachi?

-Por supuesto, si quieres te cuento.

-¡No te metas donde no te llaman, hermano! –replicó Sasuke

-Vamos, no es para tanto, hermanito. Dudo que Naruto te deje por algo así.

Ahora sí el rubio estaba desconcertado. Itachi sonrió y fue hasta un cajón para sacar un álbum de fotos el cual mostró a su cuñado. Naruto se quedó boquiabierto: la imagen mostraba a Sasuke en secundaria, pero no tenía gafas de fondo de botella ni lucía desaliñado, sino todo lo contrario, era bastante atractivo. Alzó la vista para contemplar a su enfurruñado novio.

-Increíble que esa belleza se transformara en esto, ¿verdad? –comentó Itachi- Mira, una prueba para que me creas.

Le quitó los lentes al menor y le acomodó el cabello. Naruto se sonrojó levemente: los años en preparatoria le habían sentado bastante bien a su novio.

-P-Pero si eres tan… cofcof, guapo, ¿por qué te vistes así?

-Porque estaba harto –contestó ya resignado a sincerarse-. Todos los que me rodeaban se acercaban a mí solamente por mi físico, ya sea que quisieran acosarme o utilizarme. Por eso antes de entrar a Konoha decidí cambiar totalmente mi aspecto para tener un poco de paz –miró la cara de su novio-. Supongo que debe parecerte algo patético.

-Mmm… No realmente –dijo con honestidad-. A decir verdad entiendo por qué lo hiciste.

-Con tu cara seguramente también has tenido a chicas y chicos detrás de ti molestando –comentó Itachi a su cuñado

-Más o menos, pero no sólo me refería a eso.

-¿Eh? –ambos hermanos parecían confundidos

-Mañana quien nos visitará es la Preparatoria Suna, ¿verdad? Yo estudiaba ahí –suspiró-. Ya que nos estamos sincerando, también hay algo de mí que no te he contado.

-¿A qué te refieres, usuratonkachi?

-Espera hasta mañana –pidió-. Ellos ya me confirmaron que irán a Konoha. Cuando los conozcas, lo entenderás.

Sasuke tendría que confiar en lo que le decía porque cada vez entendía menos. Estaba sumido en sus pensamientos cuando sintió al rubio poniéndole de nuevo sus feos lentes.

-Creo que me gustas más así –el ojiazul sonrió con vergüenza-. Además… de alguna forma me hace sentir como si te tuviera sólo para mí.

Aquello fue un golpe bajo. Sasuke sacó a patadas a Itachi; le lanzó su billetera y le dijo que desapareciera por un buen rato. Regresó con Naruto y lo jaló para besarlo apasionadamente. Luego de oír semejantes palabras necesitaba estar solo con su novio y demostrarle que él también era únicamente suyo.

 

A la mañana siguiente, Naruto caminaba con aire enfurruñado ante las miradas y cuchicheos extasiados de los demás alumnos, especialmente las chicas.

-A ver, ¿me quieres explicar por qué vienes así?

Junto al molesto rubio caminaba Sasuke, pero no con su atuendo habitual. Dejó los lentes, se arregló el uniforme y el cabello, recuperando el porte por el que lo apodaron príncipe. Traía una orgullosa y soberbia sonrisa que no podía con ella.

-Sé que dijiste que te gustaba cómo lucía antes y ayer  te demostré lo mucho que eso me hizo feliz –amplió su sonrisa al ver a su novio sonrojarse-. Pero lo medité seriamente y decidí que este aspecto es más adecuado.

-¿Adecuado?, ¿para qué?

-Para mantener a raya a tus estúpidos acosadores –gruñó con celos-. Quiero ver al que se atreva a invadir mi territorio.

-No sé si sentirme halagado o golpearte por idiota.

 

Las chicas no dejaban de observar a Sasuke cuando éste apareció luciendo su ropa deportiva. El rubio estaba a unos metros de distancia dudando que aquello fuera una buena idea cuando oyó un grito.

-¡Naruto!

Sasuke estaba a punto de cometer asesinato contra el pelinegro que abrazaba tan afectuosamente a su novio. En eso miró a otro chico pelirrojo quitárselo de encima y saludar al rubio.

-Gracias, Gaara –sonrió Naruto-. Siempre tan oportuno.

-Con éste loco ya me acostumbré a reaccionar rápido.

-Eres malo, Gaara. Yo sólo saludaba a Naruto.

Sasuke decidió que era hora de intervenir, así que fue a pararse junto a su novio y miró de forma despectiva a los otros dos.

-Naruto –llamó-, ¿quiénes son estos sujetos?

-Ah, son las personas de las que te comenté ayer: Sai –señaló al pelinegro- y Gaara –luego al pelirrojo-, mis amigos de Suna. Chicos, él es Sasuke, mi novio.

-Con que es él –comentó Gaara en tono evaluador

-Me sorprende que te dejaras conquistar por alguien así, Naruto –habló Sai y sonrió-. Conociéndote era más probable que le dieras un puñetazo antes de que siquiera te dijera hola.

-Bueno… es que las circunstancias en las que nos conocimos fueron bastante diferentes.

-¿Qué quisiste decir con eso? –preguntó Sasuke al otro moreno

-Naruto nos dijo que no te ha platicado de cuando estudiaba en Suna, ¿verdad? Mira, te traje un regalo.

Le extendió una foto que el otro tomó para observar. Allí aparecían Sai, Gaara y en medio de ellos un chico con unos gruesos lentes, uniforme holgado y cabello rubio algo largo y enmarañado. Por las marcas en las mejillas lo reconoció: se trataba de Naruto.

-¿Qué te parece, Sasuke? –preguntó el pelinegro con alegría

-Se ve… tan lindo y adorable –respondió, embelesado

-Tu novio es bastante extraño –comentó Gaara a su amigo rubio

-Créeme, eso no es nada –respondió, moviendo ligeramente la cabeza

-Cuando lo conocí, yo también pensé que era lindo –siguió explicando Sai con emoción-. Sabía que bajo esa apariencia se escondía un gran potencial, de modo que le conseguí lentes de contacto, ropa nueva y corté su cabello. Todo hasta lograr a la belleza que hoy tienes enfrente.

-En realidad Naruto siempre ha sido alguien a quien no le interesa en lo más mínimo la apariencia física –habló el pelirrojo-, por eso Sai se propuso sólo cambiar el exterior y dejar su personalidad intacta. Ahí fue cuando comenzaron los problemas.

-¿Por qué? –preguntó el Uchiha

-Desde que empecé a lucir así, chicas y chicos fueron tras de mí –continuó Naruto el relato-. Especialmente los chicos eran muy insistentes, tanto que me hartaron y cuando llegó el momento en que me desesperé por sus acosos… digamos que hubo unos cuantos hospitalizados.

-Trapeó el piso con sus fans –aclaró Sai, sonriendo-. Naruto podrá ser generalmente lindo y amable, pero te aconsejo que nunca lo hagas enojar, se transforma en un demonio sanguinario.

-Esas peleas le trajeron problemas con los profesores de la preparatoria –siguió Gaara el relato-, por eso, antes de que las cosas se pusieran peor, sus padres decidieron transferirlo a Konoha.

-Ahora que lo pienso el que terminara en esta escuela es culpa de Sai –comentó Naruto con aire pensativo

-Y muy agradecido deberías estar conmigo, ya que debido a eso conociste a tu Sasuke.

La pareja intercambió miradas y se sonrieron con cariño. Tenían que aceptarlo, en cierta forma Sai estaba en lo correcto. Los otros dos chicos se percataron de la forma enamorada en que se contemplaban; Gaara suspiró resignado y Sai simplemente sonrió con alegría.

-Sasuke –llamó él-, te encargamos mucho a nuestro pequeño Naruto. Asegúrate de hacerlo muy feliz.

-Claro –asintió el azabache con seguridad

-Me da la impresión de que fuera como si mi padre estuviera entregando mi mano en matrimonio –comentó Naruto

-Conociendo a Sai, no dudes que eso es lo que está pensando –respondió Gaara, ya acostumbrado a la peculiar actitud del pelinegro

 

Después de aquello los comentarios despectivos hacia Sasuke terminaron; ahora todas las chicas se arrepentían por haberlo tratado mal, pues con eso habían perdido toda oportunidad para conquistarlo (aunque tampoco es que hayan tenido alguna). Sí, su apariencia había cambiado, pero conservaba el mismo carácter frío y amargo, sólo era gentil con Naruto.

-Oye, dobe… quiero que uno de estos días te vistas así para mí –pidió Sasuke restregando su mejilla con una foto de Naruto cuando recién entró a Suna

-¡¿Por qué tienes eso?! –gritó, todo rojo- ¡Fue Sai! ¡¿Verdad?!

Físicamente eran la pareja más llamativa de Konoha, pero a ellos eso les daba igual. Después de todo, no fue ése tipo de belleza la que los llevó a enamorarse del otro.

 

FIN

THE END

OWARI


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