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Planificar por zion no bara

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Notas del fanfic:

Año Nuevo, fic nuevo, pareja nueva, jamás había hecho algo con estos dos personajes pero espero que les guste el resultado, también espero que las fiestas hayan sido lo que deseaban.

Fic dedicado a Gcnovas y a Clio, quienes sugirieron a la pareja, espero que les guste.

 

 

Capítulo I

 

 

El evento en si mismo marchaba de manera espléndida, se veía a los invitados disfrutar del ambiente y comentar lo bien que se veía todo, no era para menos, quien estaba a cargo no permitía que nada saliera de su control, sus celestes ojos no dejaban nada al azar y de acuerdo a su itinerario nada faltaba ni quedaba retrasado.

—    Ya vienen, estén listos—decía el mismo joven.

Parecía que en verdad se alistaban y cuando apareció la elegante limusina en la entrada se extendió la alfombra y en unos instantes ya estaban ahí la pareja que se festejaba, los amigos y familiares los recibieron con aplausos mientras ambos caminaban al interior para ocupar su sitio.

—    Están entrando—decía el joven que no los perdía de vista.

Con ese aviso ya la orquesta estaba lista y de inmediato se dejaron escuchar las notas en el salón donde el resto de los invitados aguardaban y en poco tiempo toda la gente estaba donde debía estar para dar paso al resto de los eventos programados, una breve ceremonia, los brindis, las felicitaciones, fotografías, la comida y el baile. Si, al final todo estaba saliendo perfectamente y tal como había sido planeado, quien era responsable de la impecable celebración se sentía a gusto, no hubo contratiempos que no pudiera manejar ni algún otro tipo de improvisto que causara estragos.

—    Ha sido una ceremonia hermosa—decía un caballero.

—    Es un placer que les agradara.

Quien respondía era Shion de Aries, un hombre joven de mediana edad, sus cabellos verdes y sus ojos rosas eran una especie de complemento de su singular belleza y sobre todo era un excelente organizador de eventos que sabía dar a todos lo que deseaban en una fecha especial, como en ese caso.

—    Mis padres están felices, muchas gracias.

—    ¿Cada cuánto un matrimonio cumple sus bodas de oro?—preguntaba el de Aries—Merecían lo mejor.

Era verdad que cuando le habían pedido que realizara una boda suponía que era como otras pero al escuchar que el matrimonio era ya de cincuenta años se había esforzado más, no eran muchas las parejas que llegaban a tanto. Veía a los dos sonriéndose y mirándose, cuando bailaron juntos, todo ante la mirada de sus hijos y sus nietos, incluso bisnietos, no pudo sino suspirar, toda una vida con alguien a quien amaban, eso parecía tanto…

—    ¿Es Shion de Aries?—le preguntaron.

—    Así es.

—    El evento le ha quedado maravilloso—le decía una dama algo mayor.

—    Gracias.

—    ¿Sabe? Viene el cumpleaños de mi hijo y quisiera hacerle una fiesta, me preguntaba si usted puede hacerse cargo.

—    Me encantaría que lo discutiéramos—dijo con una sonrisa.

Así era con él, generalmente cuando cumplía con un evento alguien más preguntaba por su trabajo, no se quejaba, su negocio crecía y a él le gustaba mucho aunque en esos momentos trataba de concentrarse más en sacar a flote su vida personal, lo cual no era sencillo pero con su trabajo sabía bien que estaba en un terreno seguro. Por la hora sabía que era momento del pastel y alistó todo, era una hermosa creación de un conocido pastelero suyo que había cumplido con lo que se le pedía a la perfección, el matrimonio ya estaba ahí y partieron la primera rebanada para después darle un poco uno al otro y besarse, estaban felices sin duda. El propio joven de mirada rosa les aplaudió, todo había salido como lo querían.

Al finalizar el evento todavía verificó que los servicios de limpieza trabajaran y que no quedaran cuentas sin saldar, en esencia se ocupaba de todo lo que nadie más quería ocuparse y les permitía disfrutar de la fiesta, no estaba nada mal pagar pos sus servicios.  Pero algo más sucedía cuando la fiesta terminaba y el trabajo terminaba: Shion sabía que era momento de regresar a casa.

Subió a su vehículo y se marchó para tener un merecido descanso pero al llegar al que ahora era su hogar le causaba un poco de desazón. No era la misma propiedad en la que había estado antes y le faltaban algunas reparaciones, lo que más sentía al entrar era que estaba solo en ese sitio y no había nada que hacer por el momento, así que solo le quedaba cambiarse de ropa y tratar de descansar hasta el siguiente día.

 

 

Shion estaba en su casa esa mañana intentando descubrir como abrir una ventana, estaba atorada y justo en ese instante su teléfono empezó a llamar, tenía el sistema de manos libres y armado con eso y una improvisada palanca que era una cuchara trataba de abrir la misma ventana.

—    Shion de Aries—dijo.

—    Hola Shion—se escuchó.

—    Hola Mu ¿Cómo estás?—preguntó reconociendo la voz de su primo.

—    Tan solo te llamo para saber si vendrás.

—    Si, esta tarde a las siete, ya lo tenía todo listo para estar ahí.

—    Gracias, de verdad quiero que estés en casa.

—    No es nada Mu—dijo haciendo fuerza.

—    ¿Todo en orden?—preguntaba extrañado su interlocutor.

—    Es que esta ventana no abre.

—    Parece que tienes varios problemas en esa casa Shion.

—    Si pero la necesitaba—dijo mirando la palanca doblada y dándose por vencido—Ahora vivo aquí.

—    Sabes que podías estar en casa, con gusto te recibiríamos.

—    No hace falta Mu, me las arreglaré, buscaré un contratista.

—    Buena suerte con eso.

—    Gracias.

—    Entonces te veo en la noche. Hasta luego.

—    Si, nos vemos.

—    Bye.

—    Bye.

La llamada se terminó y el de ojos rosas supo que en verdad necesitaba que esa casa funcionara bien, el vendedor había tenido mucho cuidado de no informarle de los “pequeños desperfectos”. Ahora veía que no eran tan pequeños.

Con cierto cansancio fue a su computadora y de inmediato entró a la red para buscar a un contratista, deseaba alguien que se amoldara a su propio sistema de trabajo y esperaba que no fuera tan complicado. Vio algunos nombres y artículos pero no terminaba de convencerse, fue hasta que llegó al portal de uno de ellos en que se mostraba como una especie de contratista paisajista, se escuchaba bien, contaba con referencias de clientes anteriores y por lo que vio le gustó su trabajo, no perdía nada con intentar y llamó a su teléfono. Había un mensaje y fue enviado a un buzón de voz así que dejó su nombre y su número con un breve mensaje sobre desear contratarlo y nada más, él mismo tenía trabajo que hacer.

 Shion se puso en marcha para el resto de su día, tenía que contactarse con algunos proveedores y alistar algunos regalos para otros, le gustaba mantener buenas relaciones con las personas con las que trabajaba pues así se conseguía un trato preferencial y mejores precios, además de poder ofrecer un excelente servicio a sus clientes. Era cansado pero le gustaba ese ambiente, se consideraba bueno en lo que hacía y hasta ese momento jamás había tenido quejas de ninguno de sus clientes, por el contrario, lo recomendaban ampliamente. Así que con un negocio propio y completamente independiente se podía considerar a si mismo como un hombre dueño de su vida y con todo lo que quisiera. Pero parte de él no lo veía de la misma manera.

Después de unas agotadoras horas afuera de casa regresó, tenía que estar listo para ir a casa con su familia, no estaba ansioso pero al menos sabía que se trataba de Mu, eso en cierta manera le agradaba, su primo y él se habían criado juntos prácticamente y si le decía que eran buenas noticias confiaba en que lo eran. El problema era ver a su tío Hakurei pero procuraría no prestar oídos a lo que le dijera. Se dio una ducha rápida y eligió su ropa, parecía que no necesitaba de nada más y fue en ese momento que su teléfono empezó a llamar.

—    Shion de Aries—contestó.

—    Me dejó un mensaje y su teléfono, por un trabajo, soy Aldebarán de Tauro.

—    Si, leí su portal y me parece que es la persona que necesito—decía cepillando su cabello—Acabo de mudarme hace unas semanas y mi casa necesita de cierto mantenimiento, me gustaría saber si puede encargarse o al menos si puede recomendarme a alguien.

—    Me gustaría ayudarlo pero necesito ver su casa antes ¿Puedo ir mañana?

—    Si, está bien—decía mirando el reloj—Antes del mediodía ¿Le parece?

—    Perfecto, estaré ahí como a las once.

—    Muy bien.

Diciéndole eso le dio su dirección velozmente y algunas indicaciones para que pudiera llegar más fácilmente.

—    Lo espero entonces, adiós y gracias.

—    Hasta mañana.

Con eso se terminó la llamada y el de los cabellos verdes salió de su casa, subió a su vehículo, respiró, ahora necesitaba de todo el buen humor que pudiera para estar con su familia.

 

 

La familia de Shion vivía lejos, le tomó más de dos horas de camino por carretera llegar hasta la casa, una bien establecida propiedad en la que alguna vez vivió y a la que no deseaba regresar a quedarse, no la había pasado mal pero de alguna manera terminaba por no sentirse a gusto en el lugar y eso se debía sobre todo a sus propios familiares.

Respiró profundo y llamó a la puerta, un instante después abrieron.

—    Shion, que bueno que llegas—lo recibieron.

—    Hola Mu.

—    Pasa, pasa, ya están los demás.

Al entrar de inmediato tuvo que hacer los saludos de rigor y responder algunas preguntas, no estaba tan mal y como parecía que el centro de atención era su joven primo de cabellos lavanda y ojos verdes no se sentía para nada incómodo, no hasta que llegaron al tema de la reunión.

—    Quiero que todos escuchen por favor—decía su tío Hakurei.

Hakurei de Aries era un hombre de aspecto amable y sereno, sus ojos eran singularmente inteligentes y se daban cuenta de todo y sus cabellos largos y canos le permitían no pasar desapercibido en ningún lugar, pero había otro aspecto en él que no todos sabían catalogar.

—    Mu necesita decir algo—pero lo mencionaba con una ansiedad que parecía que era una noticia sobre él.

—    Les pedí venir por algo importante—decía sonriendo el de ojos verdes—Mi relación con Shura va muy bien, más que bien, vamos a casarnos.

Los demás de inmediato sonrieron y se apresuraron a felicitarlo, eran buenas noticias y cuando Shion lo abrazó lo hizo con los mejores deseos, conocía a su compañero, Shura de Capricornio era un buen hombre y se le notaba por demás que estaba enamorado de su primo, sin duda serían un  buen matrimonio.

—    ¿Para cuando es la boda?—preguntó alguien.

—    Aún no fijamos la fecha—reconoció Mu—No queremos apresurarnos pero no vimos nada mal el hacer un compromiso.

—    Shura debe darse prisa—decía Hakurei—Tiene que comprarte un hermoso anillo de compromiso.

—    Buscaremos uno papá.

—    Si—como si lo pensara de inmediato se volteó a mirar a Shion—Tú te encargarás de planificar la boda.

—    Yo…

—    Debe ser hermosa, con un tema único.

—    Si pero…

—    Podríamos hacerlo con un tema histórico o en un sitio exclusivo.

Seguía hablando sin escuchar nada pero así era con él y por lo visto los demás estaban de acuerdo ya que nadie decía nada en contra y a Shion solo le quedaba escucharlo hablar y hablar sin importarle que nadie le hubiera pedido su opinión.

Conforme pasaba la noche Mu y Shion lograron unos momentos a solas con lo cual pudieron discutir un poco mejor las cosas.

—    No quiero que te sientas obligado Shion, de verdad, ya sabes como es con papá, se entusiasma demasiado.

—    Lo sé Mu pero ¿De verdad quieres que yo me encargue? Quizás ustedes dos…

—    La verdad es que si pensaba pedírtelo Shion—reconoció el de ojos verdes—Pero si no puedes no te preocupes, Shura y yo aún necesitamos cubrir varios puntos, ya lo ves, ni siquiera tengo el anillo.

—    Me dará gusto ayudarte con tu boda—le dijo sonriendo.

—    Gracias.

No pudieron evitar escuchar a Hakurei de Aries quien seguía haciendo planes como si el que se fuera a casar fuera  él.

 

 

Eran casi las once de la mañana y Shion de Aries esperaba en su casa al contratista, mientras tanto trabajaba sacando algunos costos de uno de sus eventos, uno de sus clientes había tenido la ocurrencia de festejar el cumpleaños de su esposa y deseaba que fuera en la playa la fiesta, eso no estaba mal pero necesitaba un menú que no incluyera mariscos y también instalar una esfera de luz en el lugar, los clientes tenían cada idea que él a veces quería…

Llamaron a la puerta y se apresuró a abrir.

—    ¿Si?

—    Soy Aldebarán de Tauro, busco a Shion de Aries.

—    Soy yo, gracias por venir—dijo permitiéndole pasar.

—    Linda casa.

—    Gracias.

En un instante ya el de cabellos verdes había notado que ese hombre recién llegado era bastante alto, se veía fuerte y esa expresión en sus ojos oscuros daba la idea de ser un tanto duro al tratar a otros pero en conjunto con sus cabellos negros se equilibraba.

—    No deseo perder tiempo—decía el recién llegado— ¿Qué es lo que necesita en la casa?

—    Pues…son varias cosas.

Procedió a explicarle que la casa era nueva para él y le hizo una lista de desperfectos que había encontrado, casi todos eran externos así que necesitaba darle un mejor aspecto al lugar, eso y que le gustaría algo en especial.

—    El jardín es un desastre—decía Shion—Me gustaría tener algo que se pueda mostrar.

—    Parece un buen lugar—comentaba el otro asomándose por la ventana para verlo.

—    No me agrada su aspecto actual ¿Cree que podría hacerse cargo?

—    Puedo arreglar este sitio pero supongo que desea algunos cambios más para darle otro aspecto a la casa.

—    No estaría mal.

—    Supongo que podría encargarme.

Se sentaron a conversar y aunque fueron solamente asuntos de negocios no estuvo nada mal, el de cabellos verdes sintió que era alguien que sabía hacer las cosas, aparte parecía confiable y  se mostraba de acuerdo con lo que él quería.

—    Podría empezar en dos días—decía Aldebarán—Necesito hacer algunos pedidos y sobre todo ver la casa.

—    Está bien, puedo darle un recorrido ahora.

Le mostró el lugar y le señaló esos pequeños inconvenientes que había tenido en el lugar hasta el momento, el otro parecía tomar notas mentales al respecto y le decía la manera de solucionarlo, no se escuchaba nada mal.

—    Estaré aquí en un par de días—decía Aldebarán—Empezaré cuanto antes.

—    Se lo agradezco.

Unos momentos más y lo acompañó hasta la puerta.

—    Gracias por venir—decía el de Aries.

—    Un placer.

Sin más el de cabellos oscuros se fue dejando a Shion quien se instaló de nuevo en su búsqueda de una solución para el evento que necesitaba coordinar.

Dos días después justamente ya estaba el de Tauro en su trabajo, no parecía ser una persona que perdiera el tiempo y a Shion le agradó eso, esperaba que no tardara demasiado en su labor y se sintió satisfecho cuando desde ese mismo día pudo abrir y cerrar sin inconvenientes aquella misma ventana que lo enloquecía. Siendo así, con ambos conociéndose pero sin que pudiera preverse algún tipo de acercamiento, los dos hombres que apenas si sabían uno del otro estuvieron cerca y en el mismo camino pero para que se dieran cuenta de ello faltaba tiempo, hasta ese instante solamente estaban en el mismo sitio.

 

 

El de la mirada rosa había estado trabajando bastante en una graduación, se trataba de un grupo de muchachas que se titulaban en diseño y modas, se les había ocurrido que querían una especie de pasarela donde ellas mismas serían las modelos y debían estar rodeadas de fotógrafos y galanes. El de Aries trabajó bastante para conseguirlo todo pero una vez que se vio la fiesta había parecido evento de la semana de la moda de Milán, no podía decir que no estaba complacido con ello y sobre todo con que se terminara, esas chicas eran bastante especiales y él tuvo que sacar aplomo de reserva para tratarlas.

Como fuera estaba terminado y con justicia sentía que se merecía un descanso, lo cual no iba a ser sencillo tomando en cuenta que había sido embarcado en el asunto de la boda de su primo Mu y por lo tanto debía lidiar también con su tío Hakurei.

—    Las hice traer—decía el de cabellos canos—Me parece que son hermosas.

—    Pero aún no decidimos eso papá—decía el de ojos verdes.

—    Pero mira estas telas, son maravillosa, te verás maravilloso en ellas.

El de Aries de cabello verde escuchaba y no intervenía, sabía bien que su primo era de gustos sencillos y que no estaba tan impresionado como su padre por un muestrario de telas importadas específicamente enviado para que eligiera una y hacer su traje de bodas con alguna.

—    ¿Qué te parece esta?—decía Hakurei.

—    No sé, Shura y yo tenemos que pensarlo aún, él tiene mucho trabajo y…

—    Tienes que verte bien ese día Mu, te vas a casar.

—    A mi me gustó el traje que usaste Shion—comentó mirando a su primo—Era tan elegante y fino, casi parecía hecho a mano.

—    Era una tela de…

—    No puedes usar un traje como el suyo, toda la familia lo recordará—interrumpió Hakurei—El tuyo debe ser magnífico.

Al de mirada rosa a veces le daban ganas de simplemente levantarse e irse pero se lamentaba por su primo, no tenía ni idea de lo complicado que debería ser para él tener que soportar a su padre con todas sus observaciones y disimuladas imposiciones.

—    Por cierto ¿ya saben lo de Shaka?—comentaba Hakurei—Va a tener a su primer bebé.

—    Que bueno por él—dijo Mu.

—    Me alegra—comentó Shion.

—    Apenas lleva más de un año de casado y ya va a nacer su primer hijo, es un muchacho afortunado, no se quedará solo.

El tono del último comentario le llegó a Shion, si, él era el que estaba solo sin esposo y sin hijos, a ojos de su tío eso era un fracaso, eso y todo lo demás de su vida personal pero prefirió no darse por aludido y guardó silencio, no estaba seguro de cómo sentirse y terminó cansado por  escuchar esa voz que sin decirlo claramente seguía señalando lo afortunados que eran los demás por estar casados, contar con un esposo y una familia mientras que él estaba solo…tan solo.

—    Podríamos ir a ver lo del menú—decía Hakurei.

—    Aún no está decidido lo del tema de la boda—dijo Shion.

—    Será muy clásico, elegimos un estilo renacentista.

—    ¿Estás de acuerdo Mu?—le preguntó a su primo.

—    Por favor hijo—intervino antes de escuchar una respuesta—Eres mi único hijo, solo quiero que tu boda sea perfecta, yo lo pagaré todo.

El de mirada verde parecía un poco apocado ante su arrollador padre y el de mirada rosa no pudo sino decirse que Shura no tenía idea de la clase de suegro con la que le iba a tocar lidiar pero al menos la tarde terminó y pudo irse a casa.

 

 

Cuando bajó de su vehículo Shion tan solo pensaba en tratar de descansar un poco, generalmente después de ver a su tío Hakurei requería de un analgésico y una siesta, no podía sino preguntarse por la manera en que Mu podría manejar las intervenciones de su padre en la planeación de su boda, debido a su trabajo él a veces tenía que lidiar con padres bastante entrometidos que buscaban hacer la boda a su parecer en vez de hacerlo al de sus hijos, al menos contaba con que no ocurriera algo irreparable pero no creía que se llegara a tanto. En medio de sus pensamientos no se esperaba lo que encontró.

A mitad del camino hacia su puerta estaba un perro. No sabía mucho de cánidos pero notaba como cualquiera que era grande y no contaba con una de esas expresiones juguetonas de perros más pequeños ¿de dónde había salido?

—    Taurus—se escuchó que lo llamaban.

Un momento después vio a Aldebarán aparecer.

—    ¿Es tuyo?—preguntó en el acto.

—    Si—dijo el de cabello negro—Lo lamento, estaba en mi camioneta, debió salirse.

—    Ya veo.

—    No volverá a suceder.

—    No es nada.

—    Creo que el avance del trabajo es bueno, tal vez entremos a trabajar con el jardín la semana próxima.

—    Trabajan aprisa.

—    Me gusta que mi gente responda, estoy seguro que el lugar quedará como lo deseas.

—    Eso deseo, es una bonita casa a pesar de los inconvenientes.

—    Quedará bien.

Conversaron un poco sobre las mejoras de la casa hasta que el de cabellos verdes se dio cuenta de que aún estaban en la puerta.

—    Creo que necesito beber algo—comentó el de ojos rosas.

El de cabello negro iba a retirarse llevando a su perro a un lado pero al de ojos rosas no le pareció mal hacer una pequeña oferta.

—    ¿Deseas beber algo Aldebarán?

El de cabello oscuro lo pensó un segundo ¿Por qué no?

—    Gracias.

Llevó velozmente al perro a su camioneta de nuevo y regresó a la casa por la parte de atrás, por la nueva puerta que se había instalado, corrediza y de cristales que se esperaba permitieran una buena vista al jardín que a futuro estaría instalado. Pero en ese momento tan solo dejaba ver parte de la cocina que ya estaba mejor, un nuevo piso de azulejo, una alacena amplia y una pared decorada le daban una nueva vida.

Shion servía un par de bebidas preparadas, no tenía tiempo para mucho y comparaba néctares de frutas combinadas, nada baratos pero le gustaba el sabor y el dinero no era realmente problema para él. Vio que el de ojos negros entraba y le pidió que le permitiera lavarse las manos, lo cual no tuvo problemas en conceder para después sentarse a la mesita del mini comedor con sus vasos.

—    Sabe muy bien—comentó el de ojos negros.

—    Es una mezcla de kiwis con fresas y jugo de granadina—le respondió el de mirada rosa.

—    Y sigue con un gran sabor—comentó bebiendo un poco más el otro hombre.

En ese momento el de cabello negro, con su vaso en la mano, pareció inspeccionar un poco más el lugar, su mirada no tardó en caer en un cuadro en una de las paredes, una reproducción llamativa de una obra que el dueño había colocado apenas lista la pared.

—    Veo que eres admirador de Chardin*—comentó el de cabellos oscuros—No muchos cuenta con alguna reproducción de su trabajo ¿Es Los restos de una Comida?

—    Si, me agradó para este sitio-dijo el de mirada rosa—Creo que va bien con el resto.

—    Sin duda alguna.

Al de Aries le pareció interesante que hubiera identificado un trabajo de ese tipo sin dificultades, no conocía a mucha gente que pudiera lograrlo con tanta precisión y en cuanto al de cabello negro solo lo había dicho porque era un aficionado muy entusiasta de la pintura y le agradaba estar enterado del tema. Pero cambiaron de rumbo la conversación con velocidad.

—    Espero que no sea muy cansado cumplir con lo que he pedido hasta ahora—decía Shion—Procuro ser razonable en mis peticiones pero a veces creo que soy muy exigente.

—    Pues me parece bastante sencillo lo que has pedido, se ve muy bien con el resto de la casa pero a diferencia de otros clientes tienes mejor gusto y sin duda mejores modales.

—    Sé a lo que te refieres, yo también trato con gente que quiere todo perfecto y especial.

—    ¿A qué te dedicas Shion?—preguntó con cierta curiosidad el de cabellos oscuros.

—    Soy planificador de eventos, la gente me dice lo que quiere y yo veo que se realice sin que ellos tengan que preocuparse por nada durante toda la celebración.

—    Se escucha bien y nada barato.

—    Hago que su día especial sea en verdad especial Aldebarán, creo que lo vale ¿Y qué hay de ti? ¿Tu trabajo lo vale?

—    Por supuesto—respondió sin vacilar—Me encanta lo que hago, me gusta construir, ver que puedo crear y sé que a la gente le encanta mi labor cuando termino.

Siguieron charlando amistosamente por un largo rato, para esos momentos ya sabían un poco más de cada uno, por ejemplo que Shion no tenía problemas con el dinero y esa casa no había sido barata pese a los variados desperfectos, en cambio Aldebarán le contó que no tenía casa, vivía en un remolque a las afueras en un terreno que estaba pagando.

—    Me agrada así—decía el de cabello negro—No hay familia cerca.

Al de mirada rosa le hubiera gustado decir que lo comprendía pero no lo hizo y siguieron charlando un poco aunque fue de cosas generales, como su gusto por el beisbol o que no soportaban los programas de supuesta realidad y su admiración a Frank Sinatra por sus memorables canciones, la charla siguió en ese tomo hasta que el de mirada oscura hizo una pregunta.

—    ¿Por qué te mudaste aquí Shion?

—    Necesitaba de nuevos aires, un cambio completo en mi vida—respondió como si nada.

—    ¿Las cosas no terminaron bien?—preguntó el de ojos negros de manera directa.

El de cabellera verde se quedó sorprendido en un principio ¿Cómo se había dado cuenta de algo? Pero prefirió terminar con la conversación en ese preciso instante.

—    Tengo cosas de hacer—dijo de forma apresurada.

—    Lo lamento, no quise ser indiscreto Shion.

—    No, no, para nada, es que acabo de recordar este asunto y es mejor que lo atienda ahora.

—    Que descanses.

—    Igualmente.

Lo acompañó a la puerta y lo vio marcharse, estaba  a solas, de nuevo solo, solo.

La idea lo dejó decaído.

 

 

Por un tiempo las cosas marcharon bien, mejor que siempre, Shion no podía sino contemplar que su negocio mejoraba, conseguía excelentes clientes y sin duda poco a poco se iba haciendo de un espacio en el mercado, un sitio reconocido en el que comenzaba a sonar su nombre como alguien que brindaba un servicio de excelencia y que bien valía lo que costaba, además el de mirada rosa contaba con los mejores proveedores y sin duda era capaz de conseguir lo que le pidieran sin importar cuan extraño o estrafalario pareciera. Era por esos motivos que su cartera de clientes se estaba convirtiendo en una brillante lo cual lo orillaba a contemplar la idea de expandirse.

Sin duda el de Aries estaba contento por su trabajo, le gustaba y lo ayudaba a sobrellevar su existencia, aunque a veces esa misma existencia se viera asaltada por la presencia de la familia sobre todo por la cuestión de la boda de Mu. En general no le disgustaba tratar con su familia pero verlos era una velada manera de que le indicaran lo que opinaban de su situación, eso y tener que atestiguar la manera en que todos tenían una opinión sobre la futura boda de su primo de ojos verdes, el cual a veces se mostraba un poco agobiado por las diferentes posturas de los demás.

Sin más ese mismo día debía reunirse con los involucrados en la boda que por lo regular debían ser solamente los novios pero en ese caso no era así.

—    Que bueno que llegaste Shion—decía su tío Hakurei—Hay mucho que planear todavía.

—    Tengo el salón listo, será en El Santuario, sus salones son espectaculares y el estilo renacentista con el que cuenta es la mejor elección para una ceremonia como la que se está planeando.

Aunque se abstuvo de decirles lo complicado que había sido lograr una plaza en la abultada agenda de ese sitio que parecía ser reservado desde tres años antes pero como lo conocían consiguió una fecha.

—    Los trajes deben estar listos ¿Cuándo se harán la prueba?—preguntaba su tío.

—    Es en tres días, se debe tener cuidado con el bordado para que sea el que se pidió.

—    ¿Estás seguro de que será como debe ser?

—    Conozco a esa casa de modas, son los mejores para este trabajo.

—    ¿Cuándo será la prueba del pastel?

—    Nos esperan mañana ¿Aún quieren que sea el de caramelo con trufas de chocolate?

—    Por supuesto, es el mejor que hay.

—    Muy bien.

—    Hay tanto por hacer.

Pero en esa charla Shion se dio cuenta que Mu apenas si había abierto la boca, era mejor tratar de saber lo que ocurría. Aprovechando que Hakurei tuvo que retirarse a hacer una llamada los dos pudieron hablar a solas unos instantes.

—    ¿Qué sucede Mu? Estás muy callado, los novios hablan más, al menos los que conozco.

—    Esto de la boda…me parece demasiado Shion.

—    ¿De qué hablas?

—    Esto, todo esto, un traje renacentista, un salón de un palacio, un carruaje con caballos y ese pastel enorme…es demasiado.

—    Si no quieres algo tan elaborado deberías decirlo ahora que aún es tiempo de ajustar algunas cuestiones.

—    Ya viste a mi papá, él parece haber soñado con esta boda para mí por años y después de todo no la estamos costeando nosotros.

—    ¿Qué dice Shura de todo esto?

—    Creo que él tampoco está a gusto—reconoció el de cabellos lavanda—Pero no dice nada en contra porque es nuestra boda y quiere que todo sea como yo lo deseo.

—    ¿Es esto lo que deseas Mu?

El de ojos verdes le iba a responder pero en ese momento regresó Hakurei a la habitación.

—    Se me había olvidado decirte esto Shion pero creo que debemos tener un cuarteto de cuerdas especialmente para cuando entre Mu, y un coro, será hermoso el momento.

—    Tío Hakurei ¿No te parece que es demasiado?—preguntó tratando de sacar el tema a flote.

—    ¿A qué te refieres?

—    Solo digo que tal vez esta fiesta es demasiado grande y elaborada, además será muy costosa, lo que cuenta es la boda por si misma, no la fiesta de la que de todas maneras alguien se va a quejar.

—    Por favor Shion, se trata de tu primo Mu, se casará como debe y tendrá una boda al nivel.

—    Si pero…

—    Recuerdo tu boda, fue espléndida, te veías tan hermoso ese día y nadie creía que se tendría una boda mejor, solo quiero que mi hijo tenga lo que merece, sé que no será barato y no me interesa, solo ayúdame a que Mu tenga la boda que merece.

—    Claro.

—    Recuerdo lo que se pagó en tu boda pero fue tan bella.

Claro que aunque nadie lo dijo se adivinaba lo que estaba en sus pensamientos, Shion lo sabía, era algo que una buena parte de su familia pensaba: Si, una gran boda, muy hermosa y perfecta hasta el último detalle que había costado una pequeña fortuna…y para como terminó todo.

Siguió ahí sentado escuchando a su tío Hakurei que no escuchaba a nadie más sobre como debía ser esa boda.

 

 

Cuando Shion llegó a su casa finalmente se sentía incómodo, molesto, irritable, quería descansar solamente pero apenas daba los primeros pasos al interior y le llegó una serie de ruidos desconocidos y un tanto estridentes, salió con pasos veloces hacia el jardín y se encontró con un pequeño caos, materiales, estructuras, gente ¿Qué era todo eso?

—    ¿Qué sucede?—preguntó Shion.

En ese momento vio acercarse velozmente a Aldebarán quien parecía guiar a los demás en sus labores.

—    ¿Qué es todo esto?—preguntó con disgusto el de cabellos verdes.

—    Estamos levantando el kiosco al estilo morisco—le informó el de cabellos oscuros.

—    ¿Ahora?

—    Necesitamos darnos prisa con la instalación para que el sitio avance, un kiosco de este tipo…

—    No lo quiero ahora—dijo cortante el de ojos rosas.

—    Pero…

—    No quiero nada—decía de manera ruda—Solo quiero que pare este ruido y descansar.

Dio vuelta y el de cabellos oscuros les hizo señales a los demás para que dejaran todo de inmediato, cuando se aseguró que no habían más trabajadores entró a la casa por la parte de atrás, se encontró con Shion que estaba sentado a la mesa de la cocina sujetando su cabeza en sus manos, con tacto y cuidado se acercó y le habló con suavidad.

—    ¿Todo bien?—preguntó el de cabello negro.

—    Si—respondió con desgano—Lo lamento, no quise hablarles de esa manera—decía sin verlo.

—    ¿Día difícil?

—    Tan solo quiero que se termine.

—    Intenta calmarte.

—    Son tantas cosas…

—    No dejes que un mal día te arruine todo.

—    ¿Qué puedo hacer? Si está mal está mal.

—    No necesariamente—dijo el de mirada oscura logrando que lo mirara— ¿Por qué no vienes conmigo?

—    ¿Adónde?—preguntó un tanto desconcertado.

—    A relajarte un poco, vamos, esta ciudad es grande y hay de todo para quien quiera conocerlo.

El de cabellera verde no estaba seguro de cómo sucedió pero salió de su casa, aunque con un humor no propicio para divertirse, pero de igual manera estaba afuera acompañando al de cabellos oscuros, no fueron demasiado lejos, incluso llegaron a pie, se trataba de una especie de plaza en la que se encontraban varias personas y mientras caminaban el de ojos negros se decidió a tratar de saber sobre lo ocurrido o al menos lo posible de todo ese asunto.

—    Pareces muy tenso—dijo el de cabello negro.

—    Tengo mucho trabajo, no es sencillo a veces atender lo que quieren los demás, los clientes pueden ser difíciles e ingratos, quieren algo en un instante y al siguiente quieren otra cosa sin la menor consideración a mi esfuerzo y el de los demás.

—    Creo que puedo imaginármelo.

—    Lo lamento—dijo refiriéndose a la escena en su casa.

—    No lo decía por ti pero si te hace sentir mejor me ha tocado tratar gente mucho peor.

—    ¿De verdad?

—    Una vez estuve en una casa de alguien que quería una piscina para su nueva casa, debía ajustarse la temperatura con oprimir un botón y cambiar de color al apretar otro, ah, y debía tener forma de piña, tenía que estar listo en menos de dos meses.

—    ¿Querían eso?

—    En otra ocasión tuve que montar un cementerio para las mascotas de la familia, incluyendo el mausoleo que contaba con bocinas que reproducían el ladrido del perro favorito de la casa.

—    No puedo imaginarme algo semejante.

—    Así que como verás no eres de lo peor que he tenido que enfrentar por mi trabajo.

—    Una vez tuve que preparar una boda con estilo Guerra de las Galaxias—le contó el de mirada rosa.

—    Eso lo he visto antes.

—    Mezclada con el Señor de los Anillos y Avatar.

—    ¿Qué?

—    Les gustaba la ciencia ficción, fue caótico pero lo conseguí, de alguna manera logré que se unieran Anakin Skywalker y Arwen en Pandora, el que los casó fue Yoda.

Siguieron charlando y contándose algunas anécdotas, incluso estuvieron de ánimo para tomarse unos cafés preparados, el de Shion era de vainilla francesa y el de Aldebarán helado, aparentemente le gustaba masticar los hielos. Después de eso siguieron caminando y vieron algo peculiar.

—    Esto es lo que necesitas—dijo el de cabello negro.

—    No hablas en serio—decía el de mirada rosa dando un vistazo el lugar en el que se encontraban.

—    Sube—le dijo pagando el boleto.

—    Es un carrusel, eso es para niños.

—    Necesitas divertirte un poco Shion ¿Quién no se divierte en un carrusel?

Al final el de mirada rosa no tuvo nada más que decir, sonriendo se subió y dio de vueltas montando más o menos un caballo de color azul metálico, no fue tan malo, de hecho terminó disfrutándolo, tan solo dejar que todo girara alrededor. Cuando terminó estaba sonriendo y no tardaron en caminar de regreso a su casa pero no fue posible que se abstuvieran de contarse algo más.

—    Creo que no hacía esto desde niño—comentaba Shion—Mis padres me llevaban de paseo con ellos, era divertido.

—    Espero que estés mejor.

—    ¿Haces esto por todos tus clientes?

—    En este momento no eres mi cliente.

Sonrieron con amabilidad, había sido agradable pero cuando llegaron a la casa del de cabellos verdes era momento de separarse. Primero se dirigieron a la camioneta del de cabellos oscuros donde su perro lo aguardaba.

—    Que descanses Shion.

—    Hasta luego Aldebarán y gracias.

—    De nada.

En poco tiempo ya estaba alejándose de ahí, con eso el de mirada rosa entró a su hogar y se dio un baño, después en su habitación se puso a ver un poco de televisión, se sentía más relajado, cierto que ver a su familia lo alteraba pero a pesar de todo lo de esa noche había sido agradable.

 

 

Shion a veces sentía que hacía malabares entre su trabajo y su tiempo libre, no se quejaba cuando se trataba de trabajo simplemente pero la boda de su primo Mu lo estaba alterando bastante, no en si misma sino por todas las opiniones con las que tenía que lidiar de parte de los que no estaban involucrados directamente, o sea, el resto de la familia. Le hubiera gustado sentarse a solas a charlar con su primo de cabellos lavanda y con su prometido para discutir lo que ellos deseaban y dar las opiniones pertinentes al respecto pero eso no había sido posible.

—    Que bueno que llegaste Shion.

Quien lo saludaba y recibía era su primo justamente que iba en compañía de unos amigos suyos.

—    ¿Entramos?

Se habían quedado de ver para asistir todos juntos a una puesta en escena de un grupo de baile contemporáneo, no estaba mal, además conocían a uno de los bailarines y por eso habían asistido. El de Aries nunca había sido del todo afecto al baile pero no estaba mal relajarse y descansar un poco, así además distraía un poco a su pobre primo que sin duda estaba cansado de todas las ocurrencias de los otros parientes. Como fuera pasaba la noche y todo marchaba como se esperaba pero hubo una escena particular en el espectáculo.

El de mirada rosa contempló lo que se representaba, aparentemente era simplemente baile pero en vez de eso era una escena bastante candente entre una pareja de bailarines, no era explícito de ninguna manera pero decía claramente de lo que se trataba, un encuentro bastante apasionado entre la pareja. Shion no podía sino mirar como las manos del joven llegaban a las caderas de su compañera, la fuerza en ellas, esa manera flexible pero fuerte de arquear la espalda por parte de la chica, ese acercamiento de sus cuerpos con intensidad, la manera en que sus piernas se entrelazaban al compás de la música…

Tuvo que beber de su vaso hasta dejarlo vacío pero seguía sintiendo calor, incluso un poco de desasosiego por no poder moverse de su lugar, apenas tuvo la oportunidad se dirigió velozmente al baño para refrescarse un poco pero no logró tranquilizarse por completo.

—    ¿Te sientes bien Shion?

—    Si Mu, estoy bien.

Los otros jóvenes habían seguido hablando de la puesta y de verdad había sido buena pero el de cabellos verdes no se sentía capaz de decir mucho, tan solo podía escuchar algunas bromas sobre que tipo de despedida de soltero debían hacerle al joven de los Aries.

—    Creo que será mejor que me vaya Mu.

—    ¿Tan pronto?

—    Si, necesito estar en casa.

—    De acuerdo Shion, gracias por venir.

—    No fue nada Mu, me dio gusto verte un poco más animado.

—    Nos vemos.

Se despidió de él y de los demás con velocidad para ponerse camino a su casa, no se sentía capaz de descansar pero tampoco de quedarse, tan solo quería estar a solas en esos momentos o eso suponía que era lo que quería. Pero al estar detrás del volante aún giraba en su cabeza el asunto del baile, erótico y sensual, los movimientos tan próximos entre dos personas…Era mejor no estar pensando en eso. Aún sin terminar de calmarse llegó a su casa donde alguien aún se encontraba.

De inmediato entró sintiendo que lo mejor era darse una ducha y beber algo, tenía seca la boca y justamente por dirigirse a la cocina quedó ante lo que estaba sucediendo del otro lado de sus puertas hacia el jardín.

Aldebarán se había quedado un poco más porque quería terminar de una buena vez con la instalación de unos arbustos enanos para darle un sentido de paisaje al lugar, una vez listos se había lavado pero en ese instante terminaba de secarse con una toalla el torso y parte del cabello para después ponerse una playera limpia que se le pegaba al cuerpo y hacia juego con unos pantalones entallados. Cuerpo que estaba dejando sin respirar a un observador de cabellos verdes.

El de Aries terminó por adentrarse un poco más a su casa, trataba de controlarse un poco, no valía la pena que fingiera que no se daba cuenta de lo que estaba sucediendo, sentía como si tuviera fiebre pero sabía que no estaba enfermo, aún intentando calmarse un poco escuchó un leve llamado a su puerta, era él.

—    Aldebarán.

Un instante y ya estaba abierto dejándolo entrar.

—    Vi tu automóvil en la entrada—dijo el de cabello negro—Solo quería decirte que los arbustos están instalados y tomando en cuenta el avance de los días pasados no falta mucho, creo que todo estará listo para…

Pero el de cabellos oscuros podría hablar y hablar que el de mirada rosa no lo escucharía demasiado, tan solo se daba cuenta de que estaba ahí, tan cerca de él y se trataba de un hombre fuerte, apuesto, varonil, con un aire un tanto exótico que de alguna manera lo hacía perderse.

—    Así que hasta mañana—decía el de ojos negros.

—    ¿Ya te vas?—preguntó con voz un poco aguda el de ojos rosas.

—    Si, me toca estar solo en casa, Taurus está en su revisión con el veterinario y pasará la noche en la clínica, encontraron algo, me dicen que no es grave pero prefieren asegurarse.

El de ojos rosas lo observaba pero parecía que no sabía que decir y el otro se daba cuenta de su inquietud.

—    ¿Todo está bien Shion?

—    Si.

—    Bien, nos vemos.

Lo vio caminar de nuevo hacia la puerta, fue algo extraño, como un mareo, de repente se dio prisa y lo alcanzó llamándolo.

—    ¿Por qué no te quedas un poco Aldebarán?

El de cabello oscuro lo observó por un instante de frente, sus ojos brillantes, la expresión ansiosa, era como si todo su cuerpo dijera lo que estaba pidiendo y la verdad era que él no era ningún santo, había visto desde el primer momento lo hermoso que era el joven y que sin más hubiera dado ese paso en ese momento significaba demasiado, no estaba tan acostumbrado a que alguien como él le propusiera algo más que una charla por la noche. Primero extendió su mano y acarició su rostro con suavidad, después se acercó sin dejar de mirarlo a los ojos directamente para darse un beso en los labios, apenas estuvieron tan cerca uno del otro no dejaron de notar lo diferentes que resultaban pero no importaba de ninguna manera, que Aldebarán le sacara una ventaja de casi treinta centímetros era lo más evidente, después de eso era la forma de su cuerpo, la delicada de Shion contra la fortísima del de Tauro, el contraste del color de su piel pero sus deseos eran bastante similares y eso era lo que les interesaba en ese instante.

Todo desde ese momento marcharía hacia delante.

 

 

Continuara…

 

 

Notas finales:

*Jean Baptiste Simeón Chardin fue un autor francés en cuyas obras evocaba de manera fina y apacible el estilo de la vida burguesa con inigualables bodegones y naturalezas muertas durante el siglo XVIII.

Espero que les gustara, nos leemos y que empiecen muy bien este año.

Atte. Zion no Bara

 


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