CAPITULO 11 – CUANDO REGRESÉ
Una vez que los doctores y enfermeras escucharon que la máquina indicaba que el corazón de Marcos dejaba de latir entraron corriendo desesperados, checaron rápidamente sus signos vitales y el doctor pidió a sus asistentes que le alcanzaran el resucitador, descubrió bruscamente el pecho de Marcos, frotó los electrodos, contó hasta tres y los puso sobre el inmóvil cuerpo de mi novio. Tess y Karo lloraban abrazadas mientras yo no podía dar crédito a lo que estaba pasando. El doctor intentó con el resucitador tres veces hasta que se rindió. Cuando el doctor nos dijo las palabras “hicimos todo lo que pudimos”, no me pude contener más y me aventé sobre el cuerpo sin vida de mi novio.
-¡¿Cómo te atreves?! –Le gritaba enojado con lágrimas en los ojos, mientras que con mi brazo le daba fuertes golpes sobre el pecho. -¿Cómo te atreves a dejarme aquí solo? ¡Te necesito por favor vuelve! –Después de tantos golpes que le daba en el pecho, la máquina volvió a sonar indicando que el corazón de Marcos latía de nuevo. -¿Qué pasa? –Pregunté confundido, los doctores me apartaron sonriendo diciendo que era un hermoso milagro. Marcos abrió los ojos nuevamente y me miro, como pude me acerqué a él para sostener su mano y decirle que todo estaría bien, que nunca nos separaríamos.
Fue entonces que la sirena de una patrulla me despertó, me encontraba en un cuarto más grande y obscuro, por la enorme ventana entraban las luces nocturnas de la ciudad, me destapé y sólo llevaba puesto el pantalón de mi pijama, miré el reloj que se encontraba sobré el buró y me di cuenta de que era las tres de la mañana; con mi mano derecha empecé a sentir la cama y pude notar que me encontraba solo.
-¿Marcos? –Me senté en la cama y todos los recuerdos vinieron a mi otra vez, y al darme cuenta que el milagro de volver a tener a mi amado conmigo había sido sólo un cruel sueño. -¡MARCOS! –Empecé a gritar como loco, el dolor en mi pecho era insoportable, con mis manos me lo quería arrancar y empecé a arañarme el pecho. -¡MARCOS! –Volví a gritar y un joven entró a la habitación donde me encontraba.
Era un hombre de 25 años, cabello negro como el mío y sus ojos eran del mismo color, su cuerpo sólo vestía un ajustado bóxer color rojo, pues tenía que dormir en la sala donde no había aire acondicionado, ya que yo me encontraba usando su habitación. Ese joven es mi hermano mayor, Clark, él es psicólogo y le había propuesto a mis padres que yo me quedara con él por un tiempo para poder apoyarme, aunque a mis padres no les gustó la idea de separarse de mí, accedieron porque mi hermano haría todo lo posible para ayudarme.
-¡Tranquilo Kyle! –Me abrazó con fuerza e intentó tranquilizarme, pero yo seguía en crisis y no le prestaba atención. –Reacciona hermano por favor me duele verte así. –Cuando al fin logré calmarme un rato, mi hermano me hizo tomar una píldora que me calmaba los nervios y suavemente me volvió a recostar y me volví a quedar dormido.
Me desperté a las diez de la mañana del día siguiente, un poco adolorido y cansado salí de la habitación, guiado por el olor a omelet llegué hasta el comedor donde había ya dos platos servidos acompañados de jugo de naranja. Mi hermano ya se encontraba sentado, y vestía un elegante traje color café, pues dentro de una hora tenía que irse a atender su consultorio.
-Sabía que el olor haría que te levantaras. –Me dio mientras limpiaba su boca con una servilleta.
-Me muero de hambre. –Exclamé con voz ronca, rascándome el estómago y sentándome a comer.
-¿Irás a la universidad? –Me preguntó, haciendo conversación para amenizar la comida.
-Sí, pero hoy tengo pocas clases y entro hasta la una. –Luego me preguntó qué haría después a lo que con cierta molestia respondí que haría lo mismo de siempre, ir a la escuela y volver al departamento.
-Sabes... tus amigos han estado llamando, de verdad están muy preocupados, yo creo que ya es momento de...
-No quiero verlos. –Contesté secamente.
-Bueno pero... ¿qué hay de Karo? ¿Qué te parece si la invito este fin de semana y pedimos pizza y nos la pasamos viendo películas y jugando videojuegos?
-No quiero verla. –Volví a contestar secamente mientras tomaba un poco de jugo de naranja.
-Kyle, ella es nuestra hermana, y te quiere mucho no puedes dejar de hablarle así como así.
-No soy uno de tu pacientes, si acepté venir aquí fue porque quería alejarme de todo lo que él representaba, no quería tener cerca a nada ni a nadie que pudiera recordármelo.
Mi hermano no volvió a hablar durante el rato que estuvimos desayunando, me levanté del comedor y me dirigí a la regadera, cerré los ojos y me coloqué bajo el chorro de agua; en mi mente podía ver el rostro de Marcos, sus ojos, su hermosa sonrisa, ¿cómo podía continuar viviendo sin él?
Mientras tanto Tess, Karo y Mike estaban esperando a mi hermano en su consultorio.
-¡Que grosería! –Exclamaba Tess mientras daba vueltas por todo el consultorio. Había cambiado su look, ahora ya no era pelirroja, su cabello ahora lucía un brillante rubio, su cabello lacio cubría toda su espalda y un flequillo caía sobre su frente, se encontraba vistiendo el uniforme de su universidad, ya que había entrado a una particular, una falda a cuadros que era más corta que lo que el reglamento indicaba y blusa polo color blanca, así como calcetas blancas que le llegaban hasta arriba de la rodilla. –Nos cita a una hora y luego te manda un mensaje diciendo que llegara un poco tarde.
-No quería salir de la casa sin estar seguro de que Kyle estaría bien. –Le contestaba mi hermana a la ahora rubia. Mi hermana no había cambiado mucho su apariencia, sólo que ahora traía unas mechas color verde, y vestía la camisa de la universidad donde estudiaba diseño gráfico y unos jeans. –Mike, por favor dile algo a tu novia.
-Amor... –Mike había estado apoyando a Tess desde que pasó lo de Marcos, eventualmente se fueron acercando y se hicieron novios; mi amigo no había cambiado mucho su apariencia, sólo que tría el cabello más corto y siempre vestía con playera y jeans. –Tranquila, ¿Qué hablamos sobre tener más paciencia?
-Ya sé, pero... –rezongaba la rubia. –Sé supone que es un profesional, y yo también tengo compromisos, tuve que cancelar mi depilación axilar para poder venir aquí. Pero claro como él es un gran doctor se da el lujo de hacernos esperar pero cuando llegue yo si le voy que tome su título de psicólogo y se lo meta en el...
-Disculpen la tardanza. –Mi hermano apareció y con su sonrisa pareció iluminar toda la habitación, inmediatamente Tess se quedó callada y boquiabierta al conocer a mi hermano.
-¡Hola enfermero! –Fue lo único que salió de la boca de la ex pelirroja.
-No soy enfermero, de hecho soy psicólogo. Usted debe ser la señorita Tess, es un placer. –Le tendió la mano, a lo que la chica sólo rio como tonta. –Mike, que gusto volver a verte. –Le estrechó fuertemente la mano. –Karo, que bueno que pudieron venir. Pasen a mi oficina por favor.
-Karo... –le susurró Tess a su amiga. –Tu hermano es un galán, este si tiene linda cara, no como el otro que tiene cara de perro paralitico recién arrollado. Por favor dime que no es gay como el otro.
-No es gay. –Le contestó en voz baja mi hermana. -¿Te das cuenta de que tu novio está justo aquí? –Mike tosió para hacer notar su presencia. -¿Y si recuerdas que Kyle y yo somos gemelos?, por lo tanto tenemos la misma cara.
-Todo eso ya lo sé, no me aburras con obviedades. Y Mike, de una vez vete preparando porque hoy que tengamos sexo no estaré pensando en ti. –A lo que mi amigo respondió muy astutamente.
-Y tú vete preparando para no tener sexo hasta que vayas a tu cita de depilación. –Los tres pasaron al consultorio de mi hermano y se sentaron frente al escritorio.
-Pues... –empezó Clark a explicarles. –He intentado hablar con él, cuando menos ya va a la universidad, hablé con sus maestros y no ha faltado a clases, pero no creo que esté cerca de superar lo ocurrido, todas las noches tiene pesadillas con él, incluso a veces lo he oído como si tuviera conversaciones con Marcos.
-¿Qué hay de nosotros? –Preguntó preocupada mi hermano.
-Hoy le plateé verlos para que se distrajera un poco pero no quiere verlos, ustedes le recuerdan mucho a ese chico.
-Bueno lo intentamos. –Se puso de pie la rubia. –Si no quiere vernos pues ni modo, no podemos hundirnos con él.
-Amor... –Mike la jaló del brazo y con fuerza la volvió a sentar. –Piensa que Marcos no querría que Kyle sufriera, si no lo haces por Kyle al menos hazlo por Marcos. –A Tess le molestaba tanta sabiduría de su novio quien era el único que la hacía entrar en razón. -¿Y qué hacemos doc? ¿Nos sentamos a esperar?
-Pues... –Clark pensó un rato. –Creo que ya le dimos bastante tiempo para reaccionar, creo que una intervención podría ayudar. Si lo dejamos en su burbuja podría enloquecer y crear una realidad en la que vive con Marcos.
Esa tarde salí de clases y me dirigí a la biblioteca de la escuela, necesitaba leer algunos libros para mi clase de anatomía, me senté y pude notar que no había nadie a mí alrededor, lo que me pareció bueno porque me molesta el ruido de la demás gente.
-Así que finalmente si decidiste estudiar medicina. –Alcé la mirada y pude ver a Marcos, estaba tan hermoso como siempre, pero su ropa era diferente ahora, siempre lo veía vestido de un impecable blanco. -¿Te estoy interrumpiendo?
-Para nada... –le contesté con una sonrisa presumida. –Ya sabes que para mí es muy fácil eso de memorizar libros.
-Me alegra que hayas decidido tomar esta oportunidad. –Ahora se encontraba sentado justo al lado de mí.
-Tú me la diste. ¿Lo olvidas? No quiero defraudarte. –Se me hizo un nudo en la garganta la volverlo a ver. –Quisiera poder tocarte. –Alcé mi mano para tocar su rostro pero él inmediatamente se alejó, poniéndose ahora detrás de mí.
-No puedes tocarme ya Kyle. –Se acercó a mi oído y me susurró. –Aún no es el momento.
Una destellante luz apareció frente a mí y de pronto me encontré recostado sobre la mesa de la biblioteca, al parecer me había quedado dormido. Me decidí a salir de la biblioteca y volver al departamento de mi hermano, así que fui a regresar los libros que tenía; mientras hacía eso, pude escuchar suaves gemidos, me acerqué un poco para satisfacer mi curiosidad y pude ver a un chico arrodillado, le estaba dando sexo oral a otro chico que gemía sin control, el otro chico se encontraba de pie, recargado sobre un estante de libros, su largo cabello negro podía cubrirle los ojos cerrados, tenía los pantalones hasta los tobillos y con su mano derecha le indicaba al otro chico el ritmo, por su expresión facial se podría decir que lo estaba disfrutando; creo que notó mi presencia aquí porque en un momento abrió los ojos, fuera de aterrarse o al menos sorprenderse, pareció disfrutarlo aún más, lo que hizo que aumentara su velocidad, taladrándole la boca al otro chico; con un gesto de su cabeza me invitó a unirme a ellos pero yo sólo pude salir a toda velocidad del lugar.
CONTINUARÁ...