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Ofrenda por la paz por MerrickLioncourt

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Una luz se filtraba por las cortinas de gasa, el aroma del viento era distinto, más claro. Los sonidos eran diferentes. Un ruidito lo hizo tomar conciencia. Era el canto de un ruiseñor. Le dolía todo el cuerpo y le escocía la garganta.

 

Sintió un par de dedos recorrer sus labios con algo húmedo. Volteó la cabeza para ver de quien se trataba, una corriente eléctrica se apoderó de su cuerpo, haciéndolo reaccionar para defenderse. Se levantó de golpe, su cosmo apenas parpadeo, pues el movimiento hizo que se mareara. Hypnos corrió a sujetarlo.

 

- Tranquilo. No soy tu enemigo. El señor Hades vendrá pronto a verte.

 

- ¿Dónde estoy? – Hypnos sonrió.

 

- En el Eliseo.

 

Shun no sabía si sentirse aliviado o no. A su mente llegaban los recuerdos, mezclados, de tiempos pasados. No sabía cómo acomodar sus recuerdos y eso era lo peor que hasta ahora había sentido. Hypnos lo volvió a acomodar en la cama. La puerta se abrió y entro el dios de la buena muerte.

 

Thanatos llevó su mano izquierda al pecho y realizo una leve inclinación. ¿Era imaginación de Shun o le estaban reconociendo cómo a un igual?

 

Thanatos permaneció alejado de Shun, viéndolo. Sin dar aviso, realizó el mismo saludo y antes de salir se dirigió a su hermano.

 

- Hades estará feliz. Está fuera de peligro.

 

Hypnos sonrió a Shun.

 

- Bien, ahora sí que necesitas explicaciones. – Shun solo asintió – Bueno, Hades se reserva el derecho de contestar la pregunta que has querido hacer. – Shun bufó, rodó los ojos y se acomodó para dar la espalda al dios. – Las imágenes que ves son de tu pasado, no del pasado de otras personas. Todas las veces que has andado sobre la tierra te han sido develadas. – Shun volteó lentamente para encarar al dios.

 

“Tienes recuerdos recientes, de lo que has sentido, y lo que has hecho, pero todo lo demás es un caos – Shun asintió. – Todo lo que ves, ocurrió en algún momento. Cómo uses esos recuerdos depende de ti. Para algunos no son importantes y los dejan estar, otros dedican tiempo para acomodarlos y recuperar los conocimientos adquiridos durante las eras. – Shun bajó los ojos, estaba meditando las palabras del dios, pero ya había sentido, al verlo varios recuerdos vinieron a su mente, el más claro hacia referencia a una batalla en los Eliseos. – No será necesario para ti. – Shun le miró inquisitivo – Entenderás después de hablar con el señor Hades.”

 

 

 

Hypnos se aseguró de que Shun estuviera cómodo y salió de la habitación prometiendo volver pronto. Cuándo la puerta se abrió de nuevo, un nervioso Hades cruzaba el umbral.

 

Shun se estremeció, su respiración se volvió errática, le estaba dando un ataque de pánico. Hades se acerco lo más lento que pudo.

 

- No, nunca más volveré a lastimarte.

 

- Soy tu siervo.

 

- Sí, fue un acuerdo de paz.

 

- ¿He cumplido?

 

- Con creces.

 

Shun se quedo en silencio.

 

- ¿Cómo piensas usarme?

 

Hades suspiró.

 

- No puedo, no me perteneces completamente.

 

- ¿Qué quieres decir?

 

- Shun, ¿sabes lo que es un Oráculo? – Shun miraba a varios puntos en la habitación – Solo contesta.

 

- Sí – Las lágrimas comenzaron a correr por el rostro de Shun.

 

- Tu, mi pequeño, eres un Oráculo. – Shun negó con la cabeza. – Eres mi Oráculo, porque estás a mi servicio. Sin embargo tu poder va más allá de conectar a la tierra con los dioses. – Shun le miro extrañado. – Tu tienes el poder de leer las almas de las personas. Sabes cuando alguien ha mentido e identificas a un alma tan corrupta que se ha convertido en demonio. También te conectas con ellos en formas que nadie puede predecir. Hiciste que Radamanthis viera sus pecados. Pharao está preocupado, dice que te involucras demasiado. Por eso eres tan buen fiscal, ves incluso más que yo.

 

Shun cerró los ojos y recordó a aquel hombre. El asesino y violador de niños, su cuerpo se estremeció.

 

- Tranquilo.

 

- ¿Y si me equivoco?

 

- ¡Oh, no! Tu no cometerás errores, tu verás sin prejuicios lo que ellos hicieron y sentirás sus motivos. Siempre recuerda, quien eres antes de acompañarme a un juicio.

 

- ¿El brazalete?

 

- El anterior ya no servía, aprendiste a protegerte de la influencia del inframundo. Este sólo te permite viajar entre planos, ir al Olimpo y estar en Eliseo.

 

- Me gusta el águila.

 

- Pensé que así sería.

 

Se quedaron en silencio un rato. La luz del exterior se atenuaba.

 

- Hades, ¿puedes sentarte a mi lado? – El dios dejó su asiento y se acomodó en la cama junto a Shun. Acomodó la cabeza del chico en su pecho y así permanecieron otro largo rato.

 

- ¿Qué ocurrirá con mi maestro y Shaka?

 

- Ellos están en Guidiccea, aún no decido sus destinos, han servido bien. Tu ¿Qué sugieres? – Shun vio el rostro del dios.

 

- Qué sigo necesitando a un padre y un hermano. – Hades sonrió.

 

- Shun, ¿me permitirías bañarte? – Shun se extraño ante tal petición y se sonrojo hasta las orejas.

 

- Es que… yo…

 

- Vamos, no somos tan diferentes. – Hades se estaba divirtiendo. Le resultaba tierna la reacción del muchacho.

 

- Está bien, pero yo me desvisto. – Hades dejó salir la carcajada que se formó en su pecho.

 

- De acuerdo, vamos. – Tomó a Shun en brazos y lo sacó de la habitación.

 

Salieron al pasillo y caminaron hacia una ventana, cerca de ella, había una puerta que conducía a una caverna en las rocas. Caminaron por un pasillo de roca solida por algunos metros y llegaron a un estanque de aguas cristalinas.

 

- ¡Guau!

 

- Hermoso, ¿no?

 

- ¡Increíble!

 

- Bien, mientras tú te desvistes iré por tu ropa y por el lienzo para secarte. – Shun asintió al tiempo que Hades salía de la cueva.

 

Cuando Hades regreso, Shun estaba en la orilla del estanque con los pies en el agua.

 

- ¿Qué crees que haces? – Hades gritó sin intención, lo que hizo que Shun volteará bruscamente, lo que provoco que se mareara, Hades entró al agua y lo sujeto antes de que cayera en la pila. – Lo siento. Me asuste. – Hades aún pensaba en Shun como en un joven humano. Ya no podía morir, no en la misma forma que un humano. Pero aún se podía hacer mucho daño.

 

Por un momento, Hades sujeto con fuerza a Shun. Con esa aprehensión de alguien con miedo a perder a un ser querido, o a perder el objeto más valioso de su colección.  Shun se dejó hacer, reconoció que ese abrazo le gustaba. Hades le soltó un momento para acomodarlo en un escalón de la pileta y beso la frente del joven.

 

El rector del inframundo se quito la ropa mojada quedando en calzoncillos. Shun se sonrojó a la vista del cuerpo de su superior. Hades se acercó a él y comenzó a enjabonarlo, la piel de Shun se erizaba con el leve contacto de las yemas del otro.

 

- Estás un poco golpeado, deberías ver como quedó Radamanthis. – Shun sonrió y luego agacho la cabeza.

 

- No fue mi intención lastimarlo. – Leves lágrimas aparecieron en los ojos de Shun.

 

Hades dejó el asunto por la paz y siguió enjabonando al chico. Le estaba costando controlarse. Por su parte Shun disfrutaba las caricias que el mayor le proporcionaba. Intencionalmente, Hades tocaba la piel del joven con sus dedos mientras pasaba el jabón.

 

Frotaba lentamente sus hombros y cuello, luego enjabonó los brazos. Antes de acercar sus manos al pecho, el dios hizo acopio de todo su control mental. Después de enjabonarlo, frotó ligeramente la piel del chico con sus manos. Shun se sentía flotar, realmente estaba disfrutando esas caricias, ya antes Albiore le había bañado, pero Hades le trataba distinto. Sintió como su virilidad reaccionaba. De pronto, sintió las manos del dios sobre sus glúteos y sus piernas, intento respirar y al hacerlo emitió un leve gemido.

 

Hades se sorprendió al escuchar gemir al jovencito, vio su rostro y sus parpados cerrados, las mejillas levemente sonrosadas y los labios entreabiertos. Era una visión hermosa. Shun pasó saliva, a su mente volvía el sueño que había tenido, no con la chica, ahora sentía reales esas caricias y comenzó a preguntarse que se sentiría. Sintió las manos sobre su cuerpo, abrío apenas los ojos.

 

- Hades – No se escuchaba como su voz, se escuchaba distinta, excitante, incitante.

 

Hades reacciono al escuchar su nombre de aquella manera y vio que había comenzado a masturbar a Shun. Se miraron a los ojos unos instantes, miles de emociones recorrían las pupilas del joven y entre todas Hades reconoció el miedo y la incertidumbre. Un leve temblor de Shun le hizo reaccionar.

 

- Debo ir al Olimpo. Regresaré pronto. – El dios salió de la pileta, dejando a Shun solo en la caverna.

 

Shun suspiró, apenas su  superior le había soltado le había dado frio. Su miembro estaba erguido y sensible. Se sentía abrumado, le había gustado el toque de Hades, quería más, pero había algo más profundo que simple deseo ¿qué era?

 

Afuera Hades trataba de tranquilizarse, había probado la piel de Shun con sus manos y quería más, quería recorrer toda la piel de Shun. Quería usar sus manos y su boca sobre ese cuerpo. Pero no así, Shun estaba confundido, sentía deseo, pero él quería hacerlo sentir algo más que deseo. El dios sabía que Shun era virgen, nunca había sido tocado por otra persona y nunca había tocado a una mujer. De cierta manera, sabía que ambos deseaban detenerse, que no era el momento, sin embargo, Hades sabía mejor que Shun, que el deseo es cómo un volcán. Una vez que inicia no hay forma de detener su paso. Su deseo solo iría en aumento, tarde que temprano se volcarían uno en el otro, pero para eso también hay su tiempo.

 

Mientras tanto en Gudiccea, una figura de largo cabello rubio se paseaba por la biblioteca. Los finos dedos de su mano acariciaban suavemente el lomo de los libros. Se detuvo frente a una sección de libros de filosofía, acarició con reverencia los tomos del estante frente a sus ojos. Elevó la vista para revisar los entrepaños que se extendían en cuatro niveles y ocupaban 3 libreros. En los estantes del piso superior se encontraban varios rollos de material orgánico.

 

Hades le había permitido el acceso durante su estancia ahí. La historia de su linaje, su primer origen y las subsecuentes reencarnaciones hasta llegar a la vida que recién abandono. Ahora su destino era incierto. Había proporcionado ayuda a Athena, había puesto en duda a un dios. ¿Qué destino le esperaba a él, un ser iluminado?

 

Se sobresaltó al sentir el toque de alguien sobre su hombro.

 

- Vaya, uno de los doce de Athena que es sorprendido con la guardia baja.

 

Shaka suspiro exasperado.

 

- ¡Oh! Pero si es el primer juez. ¿Qué pasa? Sin Radamanthis por aquí ¿te crees el dueño del corral?

 

- Cuidado con esa lengua, las palabras tienen doble filo.

 

Al escuchar las palabras, apretó fuertemente los labios en un gesto de indignación, clavó sus ojos en el rostro del primer juez.

 

- Mmm… no, mi primera premisa es errónea. Entonces… - Se acercó al oído del magnate, a Minos se le erizó la piel al sentir el aliento del santo sobre su cuello - … Aiacos te negó su culo, o tal vez es que extrañas que Radamanthis te folle. – Shaka se apartó del juez y humedeció sus labios chupándolos para después dibujar en su rostro una sonrisa desdeñosa.

 

El guardián de virgo tomó uno de los libros que se encontraban en el estante y salió de la biblioteca dejando al juez clavado en su sitio, sin saber que hacer o decir.

 

- Ja ja ja… el principito te calló la boca sin darte un beso – La risa de Aiacos sonó apenas Shaka cruzó la puerta cerrándola al salir.

 

- ¡Cállate ramera!

 

- ¡Huy! – Aiacos salió de uno de los pasillos del archivo – Me encanta tu mal humor.

 

Minos se dirigió al segundo juez, con fiereza le tomo por los cabellos jalando su cabeza hacia atrás.

 

- ¡Cierra el pico harpía!

 

- Je je je, ese principito no sabe lo que le espera, o tal vez sí y por eso no te quiere cerca. ¿Para qué lo quieres Minos? ¿Qué piensas hacer con él? – Minos iba a contestar, mas Aiacos movió una de sus manos y cubrió la boca del otro con un par de dedos. – No, no, no, no cuándo lo tengas – Una sonrisa maníaca decoró el rostro del segundo juez - ¿Qué harás cuando termines con él?

 

Minos arrojó al otro a una de las columnas, y molesto se dirigió a la salida.

 

- ¿Irás tras él? – El juez se detuvo, regresó sobre sus pasos, una vez más sujeto a Aiacos por el cabello y jalando su cabeza le besó salvajemente, mordiendo sus labios. – No creo que él te permita hacer esto.

 

Minos furioso atesto un golpe en el rostro de su compañero. El otro reía. Minos lo trataba salvajemente, le golpeaba, moría y azotaba contra el piso. Lo penetraba sin compasión ni miramientos, los gritos y gemidos de dolor se confundían con aquellos que expresaban placer. Aiacos obtenía lo que buscaba, mientras Minos se desahogaba por aquello que no podía tener.

 

En el área de detenciones, un muy maltratado Radamanthis deliraba en su lecho. Era atendido por soldados esqueleto. Las heridas del cuerpo eran solo moretones y raspones. Shun le había enfrentado a sus actos, para Radamanthis fue como ver en el alma de sus víctimas con un vidrio magnificador. Su mente no lo toleró y se desquebrajó.

 

Pandora pasaba a ver que faltaba para la curación del tercer juez del inframundo. Irónico, aquel en quien Hades depositaba su seguridad había atacado a una persona tan querida y atesorada. A Pandora poco le importaban las heridas del magnate, si moría, sería revivido; le divertía ver a Radamanthis retorcerse en sueños sufriendo las mismas torturas que sus víctimas.

 

La joven regresaba a sus aposentos cuando, al cruzar el salón del trono un brillo llamó su atención. Un objeto brillante se encontraba tirado en el piso, tenía miedo de acercarse. No por el objeto, este se encontraba tres escalones por debajo del trono. Mirando en todas direcciones se acercó con cautela. Tomó la laminilla entre sus dedos y una ola de nostalgia la invadió.

 

Era una pluma de Fénix. Recordó la calidez del alma y de las manos de aquel joven hombre que le abrió los ojos. A veces la vida era cruel. Una vez, una sola vez sus manos se tocaron y en sus últimos instantes vio cómo Ikki derramaba lágrimas por ella. Los ojos del muchacho le transmitían cariño y agradecimiento; también admiración. Si tuviera que hacerlo, lo ayudaría una vez más, especialmente si se trataba de Shun. Se puso de pie, guardo la pluma entre sus ropas y se dispuso a seguir con sus tareas.

 

El sonido rítmico de una gota al caer sobre la piedra le tenía adormilado, pero no podía dormir. La última vez que lo vio, su aprendiz sangraba profusamente y su color era pálido. Veía sin ver el lejano horizonte rojizo, la frontera con el Tártaro. El acuerdo era mantener sano a Shun. Sabía que su hijo de armas ya había transmutado. Había despertado su consciencia y ahora pertenecía al inframundo. Ya no sería necesario. Hades le había ordenado permanecer en las barracas, probablemente lo regresaría al Cocytos.

 

Recordó a todos sus niños, muchos fueron muertos por Afrodita y Milo durante la destrucción de la isla. June había escapado. ¿Dónde estaba esa muchachita? ¿Qué estaría haciendo? De pronto, en su mente se formó la imagen de la chica. La veía recorriendo llanuras y montañas buscando a alguien… o algo. Se le erizó la piel. June estaba buscando a Shun. Un presentimiento se anido en su pecho y era más intenso que la incertidumbre de su suerte y que la incertidumbre por el bienestar de Shun.

 

En realidad, Hades no tenía que hacer en el Olimpo.  Era una excusa para alejarse de la tentación. Pero ya que lo había puesto de pretexto, el rector del inframundo se dirigió a los dominios de su hermano Zeus.

 

El dios del rayo se encontraba en los jardines de su mansión. Platicaba aceleradamente con uno de sus hijos, Baco. Hades solo podía imaginar el problema en el que su sobrino se había metido ahora. Ninfas, comida y vino, los únicos intereses de aquel joven. La discusión subió de tono pero Hades permaneció apartado, no quería inmiscuirse innecesariamente en los problemas familiares de su hermano menor.

 

Plutón decidió entonces caminar por su sección favorita de esos jardines. Llegó a un lugar con manantiales que bordeaban el camino. Al cruzar los nacimientos de agua, cuyo líquido discurría rodeando y alimentando todos los prados, pasó entre dos abetos, crecidos y fuertes como centinelas. Entro en un laberinto hecho con arbustos que habían crecido hasta sobrepasar al dios. Al llegar a una bifurcación se detuvo y esperó unos momentos. Frente a él, un muro de ramas apareció, mientras que los arbustos a su derecha se encogían hasta volver a su forma de semilla. Siguió caminando entre el cambiante paisaje hasta llegar a un paraje escondido. Un pequeño quiosco de mármol se alzaba al medio, rodeado al norte, oeste y sur por arbustos, el lado este era ocupado por una pared de piedra de la cual salía un brote de agua. Al centro del quiosco se encontraba lo que era llamado el espejo del oráculo.  Al entrar al claro, el piso de piedra gris apenas resonaba y su color contrastaba con el blanco impoluto de la pérgola.

 

Hades se quedo quieto frente a la pileta ahora vacía. Si vertía agua en ella, podría hablar con Shun. Era el mismo lugar en el que Apolo hablaba con Casandra para transmitirle sus deseos. Desecho la idea de probar, no quería asustar a Shun, además Shun estaba lejos de aquellos en los que confiaba. Sin mencionar que sería ridículo, Shun no estaba en la tierra, estaba en el inframundo.

 

- ¿Qué es lo que ha atraído al dios justo a este paraje?

 

- La tranquilidad.

 

- ¡Oh! Si no estuviéramos hablando de ti, diría que te estás escondiendo.

 

Hades sonrió al escuchar las palabras de su hermano.

 

- Mmm, no hay mucho de lo cual me pueda esconder. – Se dio vuelta para enfrentar a su interlocutor.

 

El regente del cielo se acerco a su hermano y le proporciono un abrazo fraternal.

 

- Ahora que tengo oportunidad, te digo, hermano, realmente te he extrañado. – Dijo el menor de los dioses al tiempo que se separaba del otro y le sonreía cálidamente.

 

Hades pasó una mano por la mejilla de Zeus. Le observó por un momento, y en un acto de amor fraterno, tomo la cabeza del dios con ambas manos para proporcionarle un tierno beso en la frente.

 

- Puedo decir que no me has necesitado, has hecho un buen trabajo.

 

Ambos dioses caminaron hacia los arbustos, donde un camino marcado con arcos se mostró ante ellos.

 

- Los conflictos siempre están presentes. Poseidón quiere la tierra, tu quieres purificarla – Hades sonrió – Y ahora Artemisa reclama su derecho a gobernar sobre los humanos.

 

- Debo reconocer que estaba equivocado. – Zeus enarco una ceja, provocando una sonrisa sincera en su hermano mayor – O tal vez ustedes me malinterpretaron – Un gesto de curiosidad cruzó el rostro de Zeus. – Los humanos son seres virtuosos, lo único que deseo es que sigan el camino de la virtud. Me pareció que lo mejor era eliminar a aquellos que corrompían a sus hermanos.

 

Zeus detuvo su marcha y miró profundamente a su hermano.

 

- ¿No lo has entendido?

 

- ¿El qué? ¿La virtud? Somos los seres menos virtuosos. – Hades se detuvo un momento y luego continuó su marcha.

 

Zeus meditó por un momento, esa no fue la razón que lo inició todo.

 

- ¿Y la perfección?

 

Hades pensó por un momento.

 

- Conozco a un ser perfecto, y es, en si mismo imperfecto.

 

Llegaron al borde del Olimpo, un gran río volcaba sus aguas al precipicio, a lo lejos, no se veía el reino de los humanos, las aguas de la cascada caían al corazón del inframundo.

 

- Veo hermano, que has encontrado a un corazón puro al que quieres conquistar en lugar de dominar. – Plutón simplemente sonrió. – Ahora la pregunta es ¿Qué harás con Perséfone?

 

El rostro del justo se ensombreció, mostrando en segundos, ira, preocupación y tristeza.

Notas finales:

1. Existen muchas leyendas en torno a Buda. Para mi fanfic estoy tomando la historia de Sidaharta Buda. Sidaharta fué un principe hindú, criado con celo y alejado de los pesares de la vida. Durante su juventud, escapa de palacio y encuentra la iluminación conviviendo con personas sencillas y llevando una vida simple. Se dice que Sidaharta meditó durante mucho tiempo bajo un Sala y llegó a comprender el universo y a conectarse espirítualmente con todos los seres humanos. A diferencia de Krishna/Vishnu o Jesús, Sidaharta no es la encarnación de dios. Hay varias pistas de que esta es la identidad de Shaka y no el Buda como deidad. De ahí que Aiacos se refiera a el como "principito". Aunque Sidaharta fue hijo único, si tuvo tíos y tías por lo que el linaje de la familia real se mantuvo.

2. Uso indistintamente Hades y Pluton ya que es el mismo dios. Es el único dios griego que conservó su nombre en la tradición romana. Aquellos que querían evitar la furia del dios se referian a el como Plutón (el rico), el justo, el invisible. Hades es el lugar, pero con el paso del tiempo también se le comenzó a llamar así al dios, lo que provoco su furia, negandose a proveer juicios justos y el descanso después de la muerte. Es decir, como todos lo llamaban Hades, se enojo y le declaró la guerra a la humanidad, por tanto a Athena y de ahí viene todo (son mis alucines, no es la historia oficial, ojalá lo fuera)

3. Hades fué el tercer hijo de Rea y Cronos (Deméter y Hera son sus hermanas mayores) y el primer hijo varón.

4. En la mitología, Hades esta casado con Persefóne. Para mi historia la rescato. ¿Triangulo amoroso a la vista?

5. Pandora e Ikki... ¿Qué opinan?


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