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Ofrenda por la paz por MerrickLioncourt

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Notas del capitulo:

Ayer termine de editar y revisar este capítulo. Y como regalo, el extra =) Espero les guste.

Sintió como los pétalos y hojas lo envolvían, estaba débil. Vio a su hermano luchar contra una fuerza invisible, el movimiento de luces alrededor de él lo forzó a cerrar los ojos. Ya no sentía el piso. Comenzó a tener frio y una sensación de vértigo lo invadió, abrió los ojos mientras intentaba respirar, estaba en un lugar frío y oscuro. El vértigo seguía, necesitaba un lugar para apoyarse. Lo último que sitió fue a alguien sujetándolo firmemente por los hombros evitando que cayera, no reconoció la voz que lo reconfortaba ni el olor de la persona. Tenía miedo.


Estaba desorientado, sentía la boca seca y su entorno no dejaba de dar vueltas. Sentía los síntomas del vértigo, como siempre los tenía cuando entrenaba hasta la extenuación. Tal vez eso era. Shun no recordaba nada de lo acontecido en las últimas horas y por el lugar, parecía que se encontraba en su cabaña en la isla de Andrómeda. Sentía el estómago descompuesto, percibió un olor a moho que lo hizo asquearse, la sensación del vomito subiendo por su garganta hizo que se incorporará un poco. Alguien se acercó a él con un cubo,  en donde devolvió el estómago, aunque no recordaba que hubiera comido. El olor de su propio vómito y el movimiento repentino hicieron que se volviera a desmayar. Apenas y sintió las manos que limpiaban su cara y lo acomodaban en el catre.


Abrió los ojos al sentir una brisa refrescante, el olor a jazmines y manzanilla lo estaba reconfortando. Ya había perdido la cuenta de las veces que recobró la conciencia. No estaba seguro de donde se encontraba. Esta vez, su despertar fue diferente. Se encontraba en una cama. No era una cama muy cómoda, pero tenía sabanas limpias y un cobertor que lo mantenía caliente. El olor a moho había desaparecido. Lentamente, abrió los ojos, había una ventana que estaba abierta, y por ahí entraba esa brisa. Las cortinas estaban cerradas, filtrando la luz y haciéndola soportable para sus ojos. Apretó la cobija con las manos. Le dolía la espalda y tenía los músculos entumecidos. Trató de estirarse, cuando alguien se acercó a él, sintió como las manos hacían presión en su pecho sobre las cobijas.


-Tranquilo. – Reconoció la voz, en su estado mental seguía sin conectar los eventos– Has estado mucho tiempo inactivo. Estírate despacio. -


Shun recordó lo que antes le habían enseñado, y poco a poco comenzó a estirar su cuerpo, no solo tuvo calambres ocasionales, también un dolor de cabeza muy persistente.


-¿Listo? – Shun solo asintió a la pregunta. Asomando sus ojos por sobre la colcha– ¿Te sientes bien como para levantarte y dar unos pasos?


Shun volteó a verlo. Su mente no podía ordenar sus recuerdos, la vez anterior le pareció que estaba en la isla de Andrómeda, ahora podía sentir que no era así. Tampoco estaba en el santuario de Grecia ni en Tokio. Y se suponía que quien lo cuidaba estaba muerto.


- ¿Maestro Albiore? – Quería entender de una vez por todas lo que estaba ocurriendo.


Albiore solo sonrió. No podía explicarle la situación, se veía que estaba confundido y la explicación de los eventos tendría que esperar hasta que la mente de Shun estuviera completamente lucida.


- Vamos, Shun. No has tenido buenos días últimamente. Necesitas descansar un poco. Iré a traerte algo de comer y luego vemos lo de esa caminata. ¿Te parece? – Albiore le sonrió, mientras acomodaba las almohadas de Shun para dejarlo sentado.


- Está bien, maestro –


Albiore se levantó y salió de la habitación. Shun alcanzó a observar que su maestro portaba ropa distinta a la que recordaba. Parecía que vestía seda en lugar de manta de algodón y los colores eran grisáceos.  Cómo si hubieran mezclado tinte negro a la tela.


En el rato que estuvo solo, Shun valoró su situación. La habitación en la que se encontraba era mediana y cálida, la brisa que entraba por la ventana era tropical y un rumor indescriptible se escuchaba en el aire. Se incorporó un poco más en la cama para ver mejor lo que le rodeaba.


El mobiliario del cuarto constaba de una cama sencilla con sabanas de algodón que parecían viejas y percudidas pero que olían bien. Sin duda estaban limpias. El cobertor que lo cubría era más bien un enredón y al tacto parecía relleno de plumas, la cara interior era de franela y la exterior de algodón de hilos cerrados. Se preguntó el porqué de semejante protección si el calor que entraba por la ventana era agradable. Levantó el cobertor y vio que llevaba puesta un pijama de franela, un detalle a su parecer muy infantil, ya que la prenda le quedaba grande y tenía osos de peluche estampados. Igual que las sabanas, el pijama parecía viejo y desteñido.


Junto a la cama había una mesa de noche con algunos goteros encima, también había un recipiente de metal, sobre una estructura de alambre, debajo tenía una lámpara de aceite encendida. El recipiente contenía agua un tanto turbia, de ahí provenía el aroma a jazmín y manzanilla. También había una jarra con agua y un vaso. Junto a la ventana había un sillón y una pequeña mesa de servicio. Sobre la mesa había un libro y un vaso de té. Había dos puertas, una entre la cama y la ventana y otra, por la que salió su maestro.


El estómago le comenzó a molestar de nuevo, un olor a resina quemada entro por la ventana, ocasionándole escozor en la garganta, malestar que se unía a su creciente dolor de cabeza. Cerró los ojos para controlar las sensaciones y solo escucho cuando alguien entró a la habitación dejando la puerta abierta.


- Lo siento tanto, a veces el viento cambia de dirección. – Escuchó que cerraban las ventanas. No se atrevía a levantar los ojos, la voz pertenecía a una mujer y está no usaba mascara. Un nombre vino a su mente, pero no recordaba quien se lo había dicho o el aspecto de la persona. Un miedo terrible a perder algo importante lo invadió.



La mujer se acercó a él y tomó su mano, sobresaltado abrió los ojos para encararla, las sensaciones se acumularon en el cómo fanáticas de Justin Biebier en una taquilla de estadio. Los ojos de la mujer le asustaron, gritos, dolor, lágrimas, sangre, el olor ocre, el olor a muerte. El vértigo regresó sumiéndolo en la inconsciencia y alejándolo de la mujer.



Cuándo despertó estaba solo, el rumor vago que había escuchado antes era más fuerte, se llevó las manos a los oídos, el ruido era insoportable. Tomó su almohada y se cubrió con ella. Sintió un pánico indescriptible, como si miles de personas estuvieran tras de el con no muy buenas intenciones. Se cubrió con el cobertor y trató de ahogar el rumor tarareando una canción.


Albiore entro en la habitación y observó a Shun oculto entre las sabanas. Se dirigió a un mueble de gran tamaño y sacó una flauta, comenzó a tocar una melodía suave y tranquilizadora. Shun poco a poco fue asomándose de entre las sabanas. El rumor aún estaba ahí, pero la melodía de su maestro le calmaba un poco los nervios.


Descubrió su cabeza para oír mejor la melodía, se centró solo en la música que salía del instrumento. Al cabo de un rato Albiore terminó de tocar y dejó la flauta de lado para encender una fuente que se encontraba junto a la ventana, justo enfrente de la silla y la mesa.


- ¿Cómo te sientes? – Pregunto dándole la espalda a su alumno.


- Confundido, este lugar, esa mujer… - No quería pronunciar su nombre, sentía que si lo hacia una ola catastrófica destruiría lo poco que le quedaba de razón.


- No te fuerces, tu mente aún está recuperándose – Albiore se acercó al que fuera su alumno y se sentó junto a él en la cama - ¿Qué recuerdas?


Shun se quedó pensando un momento. Después de un rato, por toda respuesta comenzó a llorar inconteniblemente. Sentía que le faltaba el aire y los murmullos volvían a llenar sus oídos. Albiore lo abrazó y comenzó a cantar una canción de Jonh Lennon.


Poco a poco Shun se calmó, pero era importante llegar al fondo del asunto, de lo contrario Shun no se recuperaría del todo. Aquel al que ahora servía era muy paciente y había entendido la situación, pero era mejor no tentar los límites de su paciencia.


- Shun, dime, ¿Qué es lo último que recuerdas?


Shun respiró profundo antes de contestar.


- Dolor, un dolor indescriptible. Peor que las fracturas de hueso. Cómo si en realidad, me arrancaran una parte de mi cuerpo – Albiore sonrío amargamente. - ¿Qué ocurrió maestro?


- Hades


Shun se incorporó y vio los ojos de Albiore. Recordó entonces las peleas, las muertes, el sacrificio de los caballeros dorados, la pelea en los Campos Elíseos, Saiya intercediendo para salvar a Athena, y la última orden de Athena. Cerró los ojos, sujetó a su maestro por los brazos, no quería soltarlo y sin querer afianzaba su agarre, como si al soltarlo se fuera a desintegrar. Su mirada era desesperada y suplicante. Todo esas imágenes que invadían su mente no podían ser verdad.


- No voy a ningún lado, no a menos que él lo quiera – Shun abrió los ojos sorprendido. –Solo soy un alma Shun, no estoy vivo. Necesitas quien te cuide. Nadie estaba dispuesto a hacerlo, así que Hades me trajo aquí para velar por ti.


Shun pestañeo, no podía creer que el dios se interesara por el bienestar de él al grado de traer a su maestro. Y aún con las palabras de su maestro, se negó a soltarlo.


- Ya no eres santo de Athena. La armadura que portabas fue forzada a cambiar su alianza. La conexión que compartías con tu armadura fue cortada. Es normal que sientas dolor, tu mente y alma estaban atadas a ella. Ahora la armadura está en su lugar de origen, esperando a un nuevo portador.


Shun pestañeaba, estaba luchando por mantener la compostura física y mental. Apenas podía articular las palabras, no estaba seguro que su maestro le fuera a escuchar, o si podría realizar las preguntas de las que necesitaba respuesta.


- ¿La confusión? ¿El vértigo?


- Son normales, tú lo dijiste, te amputaron una parte de ti. Te recuperaras, no pronto, pero lo harás. Eres muy fuerte. – Shun sonrió a su maestro, alguien que le brindó apoyo durante su infancia – No soy el único cuidándote, Pandora también lo hace. Viene a menudo cuando yo estoy ocupado en otras cosas. Mi estadía no es gratis.


Shun vió hacia la puerta con aprehensión.


- Creo… vino hace… rato, no me agrada. – Albiore dibujo una sonrisa triste en su rostro.


- De hecho, eso fue hace tres días. – Shun lo miró con confusión – Llevas tres semanas en cama


-¡Tres semanas! – Shun no lo podía creer, sus ojos se dilataron expresando lo que su voz no podía.


- El trauma de la separación y las batallas te dejaron realmente agotado. Cómo te dije, te recuperarás. Hades ha puesto todo lo que necesites a disposición. Él está al tanto de tu recuperación.


Shun lo miró sorprendido. Un leve golpe se escuchó en la puerta.


- Pasé – Sentenció Albiore.


Un esqueleto abrió la puerta y Pandora entró portando una bandeja con comida. El olor le llego a Shun quien no pudo contener el gruñido de su estómago.


- ¡Bien! Parece que alguien tiene un buen apetito – Exclamó Albiore.


- Espero le agrade – Fue lo único que Pandora dijo después de dejar la bandeja en la mesa para luego abandonar la habitación.


- No… creo... le agrade… cuidarme – Dijo Shun por lo bajo.


- Así es ella. Ven, debes comer algo, ahora que estás despierto, Hades no tardará en venir. -


Albiore se soltó del agarre de Shun acercarle la bandeja con la comida, era solo un poco de crema de verduras y gelatina. Paso un rato en el que Albiore le contó su situación de las últimas semanas. Los primeros días había estado en una de las habitaciones de los esqueletos. Cabañas de piedra caliza que se encuentran junto al Aqueronte. El intercedió con Hades diciéndole que el olor a humedad no le hacía bien y necesitaba un lugar más cálido. Por lo que ahora se encontraba en el lugar donde vivía la mayoría de los espectros. Estaban cercanos a la 8va prisión de ahí el calor que se sentía y los murmullos eran los gemidos de dolor de las almas cautivas. Esto último no le hizo mucha gracia a Shun, no se sentía bien al escucharlos.


Albiore también le contó que Hades lo había visitado en algunas ocasiones, asegurándose que no faltara nada para su recuperación y que se mantuviera estable. Hades le leía cuentos, cuando estaba con él y ayudaba con la fisioterapia para mantener la circulación en sus músculos estáticos.


- Maestro, ¿usted me cuido desde que llegue? – Preguntó ya más recuperado después de comer.


- No. Hades me pidió ayuda cuando vio que a sus súbditos les daba lo mismo si dormías o no. Pandora me ayudó una vez que estuviste en este lugar. Al parecer no le es permitido acercarse al Aqueronte


Shun se quedó pensativo. Recordó la última orden de Athena, obedecer a Hades. Es decir, ahora era sirviente de Hades. Pero, ¿qué planes podría tener Hades para con él? Lo que deducía Shun es que el dios se había tomado muchas molestias para que él estuviera bien. ¿Con qué propósito?


Albiore tuvo razón. A las pocas horas de que hubiera despertado, Hades se presentó en la habitación de Shun. A Shun le llamó la atención algunos cambios sutiles en la presentación de la divinidad del inframundo. El cabello estaba prolijo, lo llevaba corto y con un peinado conservador. En lugar de túnica vestía un pantalón de lana en negro y llevaba un suéter cuello de tortuga en verde oscuro, cuando llegó, llevaba puesto una gabardina larga, la cual se quitó al ingresar al cuarto.


Un espectro movió la silla junto a la ventana y la colocó junto a la cama. Hades se acercó a la silla sentándose con los brazos cruzados.


-¡Hola, Shun! Es bueno verte mejor. Por favor, retírense. – Los espectros que acompañaban a Hades salieron de la habitación dejándolos solos. - ¿Cómo te sientes?


Shun se sentía extraño en presencia del dios de los muertos. No era incomodidad, estaba postrado en una cama, era un mortal, y aquí estaba, el dios de los muertos viniendo a ver su evolución médica. No podía ser tan especial.


- Bien – Contestó.


Hades sonrió al escuchar su voz, estaba atenuada debido al cansancio, probablemente no pudiera expresar todo lo que sentía. Sin embargo el asunto a tratar debía quedar finiquitado lo más pronto posible.


El dios de los muertos suspiro  y volteo a ver el techo de la habitación.


- Esta habitación es un poco vieja. Estas en las barracas de los espectros. – Shun se le quedo viendo un tanto fascinado. Hades no se comportaba como el ogro del cuento.


- Hay un asunto que tu y yo debemos tratar antes de que puedas estar en una habitación mejor.


Shun lo miraba confundido.


- Creo, que ya recordaste lo que ocurrió entre el santuario y el inframundo – Shun asintió – Bien, ¿recordaste porque estás aquí?


Shun agacho la cabeza y entrecerró los ojos. No, no lo recordaba. Solo recordaba que Athena le ordeno obedecer a Hades. Volteo a ver a Hades y negó con un movimiento de cabeza.


- Los detalles los iras recuperando, Athena te cedió a mi servicio. Ahora eres parte del cortejo del inframundo. La cuestión es, que jerarquía ocuparas – Hades vió la mirada de Shun cambiar.


- ¡Soy un guerrero! – Lo dijo en el tono más alto que fue capaz.


- Si lo eres, de eso no hay duda. De no serlo habrías muerto durante la transferencia. – Shun bajo la mirada – Sin embargo, mi ejército está completo. No necesito un guerrero más. – Shun lo vió intrigado – Me parece que has visto a Pandora por aquí. Ella es de gran ayuda para conectar con el mundo exterior. Me ha prestado su nombre para interacciones humanas. Hasta ahora no lo he usado.


Hades espero a que Shun expresara su sentir de lo que estaba diciendo. Shun solo comenzó a mecerse suavemente en la cama, no entendía lo que ocurría.


- Entiendo Shun, que tienes 14 años y que deberias hacer muchas cosas que se te han negado. No pretendo seguir esos pasos y obligarte a luchar cuando ese no es tu deseo. No necesito a otro guerrero, pero si me puedes ser de gran ayuda. Quiero que seas mi asistente personal.


Shun aguardo, las palabras del dios eran sensatas, un sentimiento de admiración y paz comenzó a nacer en el.


- De aceptar, cumplirás con obligaciones de acuerdo a tu edad. No puedes salir del inframundo pero si recibirás educación adecuada. Además de eso, estarás disponible cuando lo requiera y para ayudarme con asuntos menores, organización y planeación principalmente. Así que, ¿cuál es tu respuesta?


Shun suspiró, inspiro las veces suficientes para poder pronunciarse.


- Señor, Hades. Yo Shun hijo de Kido, soy su humilde sirviente. Y acepto las tareas que imponga sobre mi.


Hades sonrió, desdoblo sus brazos y mostro una caja de terciopelo negro a Shun. Acto seguido la abrió para dejar ver una fina cadena, parecía hecha con canutillo de plata y cristales, eso solo a la vista, pues cuando Hades colocó la cadena en la muñeca de Shun, el metal no era frio y se sentía como si en realidad fuera goma, las cuentas tampoco eran frías, de hecho despedían calor y figuras danzaban por los filos de estas.


- Mineral del olimpo y cristales celestiales – Respondió Hades a la pregunta no dicha - Te permitirá entrar a Campos Elíseos y viajar al Olimpo si se te requiere. – Tomó la mano de Shun entre las suyas – No te haré daño, nadie lo hará.


Shun sonrió triste, cumpliría la última orden de Athena y de aquí en más su voluntad estaba sujeta a la voluntad de Hades.

Notas finales:

Poniendo el contexto la información de fic, aquí algunos datos:


- Todos los caballeros de bronce se apellidan Kido, aunque Kurumada nunca ha declarado que Mitsumasa reconoció a sus hijos, hay que reconocer que llevan su apellido. Shun usa el apellido de Mitsumasa porque ya no puede referirse a si como Shun de Andromeda.


- Las edades de los caballeros de bronce, para este fic, son:


Geki - 16


Ikki - 16


Ban - 15


Ichi - 15


Hyoga - 15


Nachi - 15


Shiryu - 14


Shun - 14


Jabu - 13


Seiya - 13


¿Porque esas edades? Pues llegué a la conclusión que los eventos desde el torneo galáctico a la guerra santa tuvieron una duración de 1 año, contando a partir del cumpleaños de Seiya. ¿Porque? Bueno, si vemos el manga y el anime, el torneo galáctico se llevo a cabo cerca del invierno (neva en algunos episodios), además que Kurumada es muy especifíco, Hyoga tenía 14 años, si hubiera sido después de su cumpleaños, tendría 15. Después de las 12 casas, los chicos estuvieron en coma por meses (sin especificar cuantos) Si tomamos en cuenta que el desgaste físico después de la guerra contra Poseidon, agregamos más meses a la cuenta y por lo menos, para mi, paso un año.


¿Porque Seiya tiene 13 y no 14? Kurumada hace uso de fechas clave en numerologia, no me extrañaría que la guerra santa iniciara en el cumpleaños de Shun, es decir el 9 de septiembre de 1990. Para los metafísicos, Septiempre es un mes que tiene mucha carga energetica, así que podemos inferir que es por esas fechas que se realiza la guerra contra Hades. Como pueden notar, Shiryu aún tiene 14, esto porque su cumpleaños es en Octubre.


Mi método puede ser cuestionable dentro del canon, pero para efectos de este fic, provee una base cronológica.


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