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Ofrenda por la paz por MerrickLioncourt

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Notas del capitulo:

Se mencionan eventos pedófilos. No son descripciones gráficas, pero tiene que ver con Kitsune (OC).

Por primera vez se hace mención al tiempo, recuerden que el reino de Hades no es propiamente terrestre, por lo que el tiempo transcurre distinto.

Capítulo largo, largo, laaargo; necesario para explicar lo que ocurrió con Shun y adentrarnos un poco más en la linda personita en la que se esta convirtiendo (Inspiración cortesía de mis alumnos)

Hades se paseaba por la habitación, intranquilo. Aquello no estaba bien, sus sospechas habían sido confirmadas. Lo peor del asunto es que Shun no lo sabía. ¿Cómo explicarle a un chico de 14 años lo que le había ocurrido? Llevaba un buen rato dándole vueltas al asunto. Quiso darle a Shun la oportunidad de una vida normal, o lo más normal que se podía en sus circunstancias, y ¿ahora esto? Necesitaba el consejo de sus hermanos, pero tenía que esperar, no podía exponer a Shun ante el panteón de esa manera. Además, estaba Athena.

 

- Mi señor.

 

Minos le hablaba, no lo había escuchado entrar. Sus sentidos estaban todos atentos a Shun.

 

- ¿Cómo sigue?

 

- Hypnos lo estabilizó. Está más tranquilo, tardará en deshacerse de los recuerdos de Kitsune. Ahora duerme.

 

Hades meditó las palabras de su juez. ¿Habría sido mejor informar de sus sospechas a Shun? No estaba seguro. Ahora Shun tenía la mente destrozada, reviviendo los recuerdos de Kitsune. Se había negado a pronunciar palabra, no sabían si sentía lo que el hombre o lo que alguna de sus muchas víctimas.

 

- ¿Quién está con él?

 

- Albiore y Pandora. Pandora no lo ha dejado, se niega a alejarse. Dice que ella lo hubiera protegido mejor.

 

Hades sonrío. Pandora sentía un cariño muy especial por Shun.

 

- ¿Y el caballero de virgo?

 

- Por el momento no quiere acercarse al muchacho. Dice que no le haría bien.

 

- Es sabio.

 

- Es el más cercano a un dios.

 

Hades se sumió en sus pensamientos por un buen rato.

 

- ¿Lune informó ya?

 

- Sí, lo mismo que ya sabemos. Shun entro en trance nada más ver a Kitsune. Lo único que dijo al volver a la conciencia fue “demonio”. Ni una sola palabra después de eso.

 

Hades respiró intentando calmarse. Algo así no había ocurrido en mucho tiempo. Y explicaba muchas cosas respecto a Shun y a algo que Athena le dijo cuándo liberó el cuerpo del chico del alma del dios.

 

- Retírate Minos. Envía a Radamantis a mi presencia.- Minos hizo una reverencia y salió de aquel recinto.

 

Hades tenía cosas que aclarar con Radamantis, porque no preparó a Shun. Supo que fue Minos quien le dijo que vistiera discreto. Los benditos tenis. No dejaba de pensar en eso. El color pudo atraer la atención del demonio. Y aun así pudo ser mucho peor.

 

Hades pasó una mano por su rostro. Imaginar a Shun sin vida le estaba costando. Se recargo en el escritorio y respiro para calmarse. A su espalda, alguien toco la puerta de Sauce.

 

- Adelante.

 

Radamantis entró en la habitación, ya no se veía seguro y mucho menos arrogante. Tenía mucho que explicar a Hades.

 

- Señor, ¿solicitó mi presencia?

 

- Radamantis – Hades se giró al tiempo que le hablaba a su juez - Quiero oír de ti lo que sucedió. – Radamantis palideció, no le podría mentir a Hades.

 

Así inició una conversación que llevó a uno de los castigos más memorables hacia Radamantis, haciendo que este guardara más rencor hacia Shun.

 

Habían pasado dos semanas desde el juicio. Shun se había incorporado a sus actividades. De repente se notaba ausente y abstraído. Sobre todo cuando un viejito con peinado chistoso y bigote largo trataba de explicarle los misterios del universo.

 

- Es así que la liberación de energía de un cuerpo es proporcional a su masa y la velocidad de acele… ¿Jóven Kido? – No obtenía respuesta - ¡Shun Kido!

 

Shun pego un salto en su sillón, cerró los ojos y trato de tranquilizar su respiración.

 

- Joven, entiendo su situación pero no puede seguir así. Es inteligente y avanza muy rápido en la física… pero debe buscar la paz que su alma necestia.

 

Shun abrió los ojos lentamente y le regalo a su profesor una sonrisa forzada.

 

- Lo siento profesor, no volverá a suceder. - El profesor suspiro.

 

- Sucederá, porque algo ocurrió antes que no has resuelto – Shun bajo la mirada triste.

 

La puerta del saloncito se abrió dando paso a Albiore.

 

- Bueno, la sesión de hoy terminó. Descansa y estudia las leyes de Newton. – Se dirigió a la puerta y al pasar junto a Albiore le susurró – No sé qué monstruosidad le atormenta, pero debe librarse de ella.

 

Bueno, tal vez el que acababa de salir fuera en realidad profesor de filosofía y no de física, aunque nunca se sabía, pues el profesor de matemáticas era teólogo, filósofo y matemático. Tal vez desentrañar los misterios del universo tenía mucho que ver con desentrañar los misterios de la mente humana.

 

Viendo a su maestro, Shun guardo su bloque de notas. Mientras silenciosas lagrimas surcaban sus mejillas.

 

El tiempo pasaba, Shun seguía mejorando. Su mente ya no estaba tan perdida aunque algunos recuerdos no encajaban del todo. Y seguía teniendo pesadillas con lo que había visto el día del juicio.

 

Pandora se había acercado a él y lo trataba como a un tesoro. Era su pequeño príncipe. Para Shun, Pandora representaba un cariño muy especial. Un cariño que alguna vez sintiera por alguien. Igual que la vez anterior, veía su rostro, su sonrisa, pero no recordaba el nombre.

 

Una de tantas tardes, Shun estaba en duerme-vela, era el peor momento del día, escuchaba las voces que fluían por todo el inframundo y sobre todo, recordaba a aquel sujeto.

 

- Escucha, si dices algo de esto a alguien, tus papas ya no te van a querer.

 

- No, mi mamá me quiere mucho. A ti nadie te quiere.

 

Una bofetada hirió el rostro de un niño de 8 años.

 

- Tú me vas a querer.

 

El niño temblaba de pies a cabeza, mientras el hombre le aprisionaba el cuello con una mano.

 

- Verás que soy el único que puede salvarte.

 

Comenzó a desvestirlo y golpearlo.

 

- ¡No! Alguien… ¡Ayudeme!... ¡Shun! ¡Ayudame! ¡Salvame!... ¡Shun!

 

Shun despertó con un sobresalto, estaba pálido y agitado, temblaba. Busco con la mirada a su maestro o a Pandora, pero estaba sólo, comenzó a llorar desesperadamente. Su cuerpo necesitaba el llanto. Sin darse cuenta soltó un grito que desgarraba su garganta, luego otro y otro más. La puerta de su habitación se abrió de golpe. La persona que entro corrió hacia él y lo acogió en sus brazos.

 

- Ya, ya pasó. Ya está en su lugar. Daño a muchas personas, a muchos niños. Pero no te tocará.

 

Shun se refugió en esos brazos, se encogió para acomodarse mejor. Necesitaba sentirse protegido, se relajó mientras Hades acariciaba sus cabellos y le susurraba una canción que no entendía. La melodía y el calor del dios, comenzaron a calmarlo, pero eso era peor. Shun comenzó a escuchar de nuevo las voces, lo que le hizo iniciar un rito que llevaba algún tiempo realizando.

 

Se zafó de los brazos de Hades. Se levantó del sillón donde había estado durmiendo, le dio tres vueltas y camino hacía la ventana. Hades le seguía con la mirada. Shun seguía dando vueltas, de pronto se detuvo, se llevó las manos a los oídos y comenzó a balancearse. Luego comenzo a recitar palabras que el dios no alcanzaba a escuchar.

 

Hades se acercó lentamente. Mientras Shun seguía repitiendo su letanía.

 

- ¿Shun? – Al escuchar al dios, Shun se dejo caer en el piso, quedando sentado en posición fetal – Shun, mírame – Hades tomó sus manos suavemente. – Mirame.

 

Shun evitaba la mirada del dios. Sabiendo que no lograría nada, Hades le abrazó y comenzó a elevar su cosmos. Imágenes de prados siempre verdes, flores que nunca se marchitaban, pájaros celestiales cantando y gente riendo llenaron la mente de Shun. Sin quererlo, se fue quedando dormido. Esta vez las pesadillas no llegaron y soñó con niños que reían y jugaban en un gran jardín, él estaba con ellos, los veía a los ojos y entendía su felicidad. Estaban a salvo y eran felices, eso reconforto a Shun.

 

Cuando despertó, Albiore estaba leyendo un cuento en voz alta. Sonrió al escuchar las palabras que su maestro leía.

 

- La cortina se corrió y un anciano movía palancas y cordeles. El gran mago de Oz, era en realidad un hombre viejo y encogido. No era de tenerle miedo. – Dijo en voz bajita. Albiore sonreía.

 

- Tantas veces has escuchado el cuento – Shun asintió adormilado y sonrió. - Me alegra escuchar tu voz.

 

- ¿Cuánto tiempo llevo dormido? – Por alguna razón, Albiore siempre sabía exactamente cuánto tiempo transcurría en el inframundo.

 

- Un día.

 

Shun se sentó en la cama. Había escuchado a su maestro, ahora quería hacerle la pregunta que desde hacía dos semanas estaba callando.

 

- Aquella vez, en el juicio ¿Qué pasó?

 

Albiore se levantó de su lugar, rodeo el sillón. Estaba pensando que contestarle a ese niño al que quería tanto. Por fin se decidió.

 

- No soy el indicado.

 

- Pero entonces quien…

 

- Puedes preguntarle a Hades, en cuanto venga. Él te explicará.

 

- ¿Por qué Kitsune…?

 

Albiore se acercó a Shun y tomó una de sus manos con cuidado.

 

- Shh… Hades te explicará.

 

- Pero… por qué… ¿Minos lo sabía? – Preguntó recordando el comportamiento del juez.

 

- Todo será explicado.

 

- Pero… - Albiore puso su mano sobre los labios de Shun.

 

- Tengo que irme.

 

Shun iba a protestar, pero sin más Albiore se levantó y salió del cuarto.

 

Pocos minutos después de que Albiore se fue, Hades hizo acto de presencia.

 

- ¿Cómo estás?

 

Shun no sabía que contestar, las preguntas estaban atiborradas en su mente.

 

- Kitsune fue un mal hombre. Su alma humana se transformó en un demonio. Eres sensible a muchas cosas, es por eso que te conectaste con esa alma.

 

El asombro del jovencito iba en aumento, no realizó la pregunta y le dieron una respuesta aceptable.

 

- Pero, ¿por qué yo y no alguno de los jueces?

 

Hades temía esa pregunta, y le seguiría sacando la vuelta.

 

- ¿Sabes por qué en el inframundo vestimos de negro o con colores opacos?

 

Shun ya lo había notado, pensaba que era parte de la actitud de los jueces, pero ahora que lo veía detenidamente, los únicos lugares donde había color era en las habitaciones de Guideccea y en los Campos Elíseos. Antes de contestar, se limitó a mover la cabeza negativamente.

 

- Los colores, absorben energía – Hades comenzó a explicar – Dependiendo del color, es el tipo de energía que recibes. El azul absorbe mucha energía…

 

Shun reacciono y recordó sus tenis.

 

- Pero…

 

- Tus tenis fueron suficientes para potencializar tu sensibilidad. Recibiste la energía del acusado. Por eso te di ese trabajo, porque tú puedes percibir cosas que los jueces no. Procura en lo consecutivo, usar ropa oscura cuando estés fuera de Guidiccea.

 

A Shun no le quedó otra que aceptar, pero no estaba muy convencido. Algo dentro de él le decía que esa no era toda la verdad, además… ¿quién se creía Hades para decirle cómo vestir?

 

- Escucha, creo que es tiempo que inicies clases de filosofía. Te ayudara en los próximos juicios, así que te presento a tu maestro. Hablará contigo hoy y ya mañana iniciaras clases como todos los días.

 

Shun se extrañó.

 

- Esta… bien… supongo.

 

Al poco, la puerta se abrió y un hombre alto y rubio entro al cuarto.

 

- Buenas tardes, señor Hades. Joven Kido. – Finalizó su saludo cruzando sus manos sobre su pecho haciendo una señal que tranquilizó y energetizó a Shun. Al tiempo que inclinaba su cuerpo.

 

- Mi nombre es… - volteó a ver al señor del inframundo – Asmita – Hades sonrió en aceptación – Seré tu profesor de filosofía.

 

- Hola – Shun extendió su mano para saludar a aquel hombre, todo el le resultaba familiar. Tal vez era uno de los muchos rostros que veía en sueños y que le hablaban. Igual que su maestro de matemáticas y física; este, también habitaba en el inframundo.

 

- Espero ayudarte a entender por lo que estas pasando, y a entender el trabajo que te asignaron en el inframundo.

 

-¡Gracias! – Shun sonrió, una sonrisa genuina que no ocurria en mucho tiempo – Sabe… siento que… es que su rostro … - El caballero controlo su reacción facial perfectamente bien, al igual que Hades. El unico cambio en el dios fue la mirada atenta a las palabras de Shun. – Usted… me inspira mucha paz… siento que ha vivido mucho tiempo. Creo que es una buena persona y que debería vivir en los Campos Eliseos. ¿Por qué sigue en los circulos del inframundo?

 

Hades bajo la mirada, con sus palabras Shun había confirmado dos cosas. La primera su verdadera naturaleza, la segunda, que su transmutación había iniciado y se encontraba en una etapa avanzada. Shaka solo lo miró con ternura.

 

- Cierto es que mi alma esta en paz, pero en mi vida cometí pecados. Sigo aquí porque elegí mi castigo. Cuando termine, iré a donde me corresponde.

 

- ¿Usted pidió ser castigado? – Shaka sonrió y movio la cabeza negativamente.

 

- Ese será el tema de nuestra primera sesión. Premio y castigo. Hasta entonces, descance.

 

Shaka se levantó, realizó el mismo saludo que al llegar y salió de la habitación.

 

- Me gusta. – Hades sonrió, lo mismo había dicho al conocer a sus otros maestros, todos alguna vez humanos. Todos cumpliendo una condena voluntaria, aún cuando un par habían sido perdonados en la sala del juicio.

 

- Bueno pequeño – Shun hizo un mohín, al que Hadeso sonrió – Tengo que retirarme…

 

- Pero apenas me estaba expli…

 

- Otro día, además creo que aprenderas bastante con… Asmita

 

- Esta bien – Contestó resignado Shun, mientras el dios caminaba a la puerta – Hades…

 

- ¿Si? - Volteó para ver a Shun poner cara de niño bueno… eso no podía ser bueno.

 

- Estaba pensando, si yo podría, no se, escuchar música moderna. – Hades se sorprendió.

 

- ¿Y que música moderna es esa?

 

- Bueno, ya sabe, hay un par de grupos, uno se llama Queen y el otro The cure y pues yo… - Hades rodo los ojos, eso no era bueno.

 

- Definitivamente no.

 

- Pero…

 

- ¡No!

 

-  Albiore dice que…

 

- ¡Y yo digo que no!

 

Shun comenzó a sentir un fuego en su pecho, algo que no recordaba haber sentido. Comenzó a sentirse mal pero antes de pensar soltó:

 

- ¡Usted no es mi padre¡ ¡no es nadie! ¡no tiene porque prohibirlo!

 

Hades se quedó atónito. ¿Qué pasó? ¿Qué había ocurrido con Shun? Respiró para tranquilizarse, podía sentir la turbulencia en el cosmos de Shun. Le preocupaba lo que pudiera pasarle.

 

- Estas a mi cargo, hasta que yo lo decida sirves en mis huestes. Esta es mi casa, y no permito que se escuche ese tipo de música. No lo vuelvas a mencionar o perderás alguno de tus privilegios. ¿Quedó claro? – Shun no contestaba - ¿Quedó claro?

 

Shun seguía sin responder. Apretó los labios fuertemente y sintió dolor de cabeza. El fuego en su pecho seguía creciendo. ¿Quién se creía el? ¿Primero la forma de vestir y ahora esto? Sentía que quería romper algo. Hades lo seguía mirando con mucha calma, lo que estaba sacando de quicio a Shun. Al final, soltó un gruñido y se tapó con las cobijas.

 

Hades salió de la habitación, suspiró y sonrió de manera triste. Aún era un niño, pero comenzaba a crecer. A cuestionar lo que se le decía, a crear su propia imagen. Esperaba que sus desacuerdos aún se resolvieran con rabietas por parte de Shun por algún tiempo. Ahora que lo pensaba, ¿Shun habría tenido rabietas antes? Siendo un caballero de Athena, no podía hacer rabietas. Hades sonrió más abiertamente. Sabía que Shun le desobedecería, solo esperaba que no se arriesgara demasiado.

 

Hades caminó hacia su despacho, seguía pensando en Shun. La rabieta que había presenciado era un gran cambio en él. Un chico que obedecía sin cuestionar, le había hecho frente. Aún faltaban un par de meses para su cumpleaños, esperaba darle un regalo excepcional. Y otro a Albiore, que seguía diciéndole que habían pasado días cuando en realidad eran semanas, incluso meses.

 

Al llegar al despacho, se encontró con la figura de Shaka.

 

- Caballero de Virgo, ¿a qué debo el honor?

 

Shaka saludó a Hades, haciendo una muna distinta esta vez.

 

- No soy más el caballero de Virgo. Y mi visita tiene nombre, espíritu y corazón.

 

Hades sonrió. El estado de vanidad del alma frente a él era tal que aceptaba un castigo autoimpuesto para pagar sus pecados.

 

- ¿Qué es lo que lo atormenta, profesor? – Shaka sonrió y levanto la frente.

 

- ¿Cuándo le dirá? ¿Cuándo le encomendará el peso total de su existencia?

 

Hades sabía a lo que se refería. Pero aún no estaba listo, la pregunta era ¿quién no estaba listo? ¿Hades o Shun?

 

- Es un niño…

 

- Un dios haciendo excusas.

 

- A su edad es difícil…

 

- A su edad es difícil existir.

 

- No ha sido entrenado para…

 

- Pero aprenderá, no hay diferencia a su entrenamiento regular.

 

- Aún está débil y …

 

- Se sorprenderá de la fortaleza que puede tener.

 

Y Hades se quedó sin argumentos.

 

- Aún es joven para…

 

- Aún es joven para amarlo a usted, a su edad otros ya habían iniciado su labor.

 

Hades cerró los ojos. No podía negar lo que estaba sintiendo por Shun. Aún era un niño, pero había demostrado más valor y tenacidad que hombres adultos.

 

- ¿Cree, Shaka, que Shun aprenderá a ser un Oráculo de Hades?

 

- Creo que Shun aprenderá a usar sus habilidades para el bien que se le encomiende.

 

Shaka sonrió, Hades aún no estaba seguro.

 

- No es necesario que lo sepa ahora, pero deberá comenzar a entender su nuevo propósito.

 

Hades suspiró, era cierto, Shun debía comenzar a entrenar lo más rápido posible.

 

- Será necesario que usted retire su protección. – Hades derrotado, asintió y entró a su despacho, aún tenía dudas, pero solo el entrenamiento diría si Shun estaba capacitado o no.

Notas finales:

1. Incluí a dos de mis héroes en este fanfic. El maestro de física es Albert Einstein. El está cumpliendo una condena voluntaria, pues se siente culpable de enunciar la teoría que dio base a la bomba atómica. Según los chismes del inframundo, esta condenado a tanto tiempo como le tome entender que con o sin e=mc^2 los hombres se habrían dado con todo en la SGM. Isaac Newton, además de matemático y físico fue filosofo, doctor, escritor, profesor, pintor, músico, teólogo y no se cuantas linduras más. Otro que sigue por ahí vagando en el inframundo, no se sabe si por robarle el título de "padre del calculo" a otro matemático o por esperar al amor de su vida.

2. Los oráculos (o pitonisas) eran personas, generalmente mujeres que escuchaban la voz de los dioses y comunicaban sus deseos a otros seres humanos. El más conocido es el oráculo de Delfos, dedicado al dios Apolo. Shun es un pitonisa (no estoy segura que exista el masculino de la palabra) o adivino. El puede ver y percibir cosas que otros humanos no pueden. Para no hacer spoiler de la historia, hay relación entre su creciente habilidad y su anterior título de caballero. Lo explicaré en el próximo episodio.

3. Para este capítulo decidí darme el tiempo para describir algo que a muchos se les pasa: la adolescencia. Shun tiene 14 años, casi llegando a 15 (le llego tarde la adolescencia) se esta rebelando, pero al ser tan políticamente correcto, le cuesta expresar esa rebeldía. Ojo, los niños buenos son los que más sufren la adolescencia.

4. Haciendo cuentas han pasado como 4 meses en el inframundo, según Albiore. En realidad ha pasado casi un año. Pero por el bien de Shun se guarda esa información. ¿No se han dado cuenta de la cantidad de información de la cual los adultos privan a los jóvenes "por su propio bienestar"?  En el caso de Shun tampoco le han dicho de sus habilidades.

5. Para esta entrega, me salí un poco de la línea - apegada a la narración original-  que estaba siguiendo. Espero, se justifique y quede claro este pequeño "salto". Al ser un anime/manga Shonen no le dan mucha importancia a los sentimientos (un besito siquiera entre Seiya y Saori)

6. Parece, que el espíritu de J.R.R. Tolkien se apoderó de mi. Espero que se vayan entendiendo las cosas, otro episodio más en el inframundo y regresamos al santuario. Espero, sea la única ocasión en la que me tardo más de un episodio en narrar todo.

Por otra parte, mi interinato terminaba la semana pasada, por lo que estaría de regreso en mi casita para publicar sin problemas, sin embargo, por cuestiones sindicales debo cubrir 50 horas de servicio social en la escuela antes de que me liberen.

Consideren escrito el cap. 7, en cuanto pueda lo subo a la página. La próxima semana (ojo revelaré mi ubicación) estará el emperador Palpa... perdón, el Papa en México. Y mi casa quedará cercada por la seguridad. Habrá cortes intermitentes en señales de teléfonos celulares y probablemente al internet. Por lo que si tengo cabeza y tiempo, habrá actualización antes del viernes.

Saludos y gracias por sus lecturas.


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