CAPÍTULO 42: ¿UNA MEJOR VIDA? ESO ESTA POR VER…
Detective y compañía se dirigían a la universidad a primera hora de la mañana. Por primera vez en mucho tiempo, L se sentía realmente ansioso, a pesar de que su rostro seguía siendo frío e impasible, sentía por dentro la extraña necesidad de volver a ver a Light Yagami. Su mente buscaba rápidamente la excusa perfecta para tener de nuevo a su disposición al castaño.
Una vez se adentraron al campus, su vista lo buscó rápidamente entre la multitud de estudiantes. Al cabo de poco consiguió visualizarlo, de espaldas, conversando con Kayla. Ella le hablaba animadamente, a pesar de que él no parecía prestarle el más mínimo interés a sus palabras, más bien parecía inmerso en sus pensamientos.
_Ahora vengo _les informó el detective a sus compañeros, sin ni siquiera mirarlos o esperar respuesta por su parte, dirigiéndose directamente hacia su objetivo.
Kayla se quedó callada al instante cuando vio que el azabache se acercaba. Light, aunque no le prestaba atención, se dio cuenta de ello. Se la quedó mirando, preguntándose el porqué de ese cambio de actitud tan repentino.
_Hola, Hideki _decidió saludarle la chica amablemente.
La reacción de Light fue imperceptible para Kayla, pero L pudo notar claramente como su cuerpo se tensaba al instante al escuchar ese nombre. Sonrió interiormente por eso. Finalmente, el castaño se volvió, encarando a su oponente, sin poder creerse todavía de que después de una maldita semana volviera a verle. Sus miradas toparon con voracidad, casi como si estuvieran entablando una guerra, una guerra de miradas que ninguno de los dos quería perder.
_Yagami, Heisho. Solo venía a saludar y… pediros si alguno de los dos podría dejarme los apuntes de la semana pasada _habló L, sin alejar en ningún momento su mirada del castaño.
_¡Claro! _respondió la chica alegremente, ajena completamente a la batalla que mantenían ambos chicos.
Ante la respuesta de la chica, Light frunció el ceño. Kayla siempre se había mostrado voluntaria a dejar los apuntes a sus compañeros, y ese comportamiento le había dado más de un susto cuando no se los devolvían a tiempo. El castaño seguía sin comprender porque diablos los seguía dejando. El detective sonrió divertido al ver su reacción, intuyendo la situación. Se acercó a él lentamente, y le dijo cerca del oído, lo suficientemente audible para que hasta la chica lo escuchara:
_Oh, por poco se me olvida, Yagami. Tú y yo ya hablaremos... a solas.
Luego se marchó, bajo la mirada de un Light más que furioso. Por lo visto Ryuuga no era muy perceptible con los sentimientos ajenos, ya que no había captado para nada como se sentía. Kayla lo miró, ya que parecía más tenso de lo normal, como si en lugar de ver a Ryuuga hubiese visto al mismo detective L, al que tanto admiraba e idolatraba.
_¿Ocurre algo? _le preguntó.
_Nada _le respondió él, dibujando una sonrisa lentamente. Si de algo se sentía orgulloso era de su gran autocontrol, si no fuera por eso, estaba seguro de que en el mundo ya habría un antisocial sabelotodo menos.
_Oye, Light, quería preguntarte si tienes planes para estas vacaciones, porque tengo una entrada de más para ir a Snowhotel _le dijo Kayla con una sonrisa una vez el detective se perdió entre los estudiantes.
_¿Snowhotel?
_Sí, mi padre hizo un trabajo para este hotel y le regalaron tres invitaciones. He pensado que podríamos ir Matsuda, tú y yo. ¿Qué me dices?
_Vale _accedió, sin preguntar nada más. De nuevo no le estaba prestando mucha atención a la chica, sino que seguía mirando el lugar por el que Ryuuga había desaparecido.
_Ahora es mejor que volvamos a clase, antes de que lleguemos tarde.
Ambos se marcharon, Kayla alegre y sonriente como siempre y Light algo cabizbajo y con un amargo sabor en la boca. Por otra parte el detective se reunió con sus compañeros, los cuales ya estaban algo cabreados por tener que esperarle.
_Tardaste _le reprochó Mello, de forma algo irrespetuosa.
_Oh, por cierto, Mihael, ¿pasó algo entre Mail y tú? _le preguntó el detective, sonriendo con malicia y utilizando el verdadero nombre de su sucesor, ya que sabía que eso le molestaba. ¿Y cómo sabía eso el detective? Simplemente, se había dado cuenta esta mañana que Mello estaba más feliz de lo habitual. Vamos, no es que les hubiera estado espiando por las cámaras de seguridad que había escondidas por su casa…
_¿Qué quieres decir? _le preguntó Matt, con nerviosismo. Había captado la indirecta, pero prefería hacerse el idiota.
_Mmm… déjame adivinar… _continuó L, la reacción de Mello hablaba por si sola_ ¡Tuvieron sexo!
Matt se sonrojó hasta las ojeras, mientras a Mello le daba un tic en el ojo. ¿Es que ese tío lo sabía todo o qué? Con lo que se había esforzado para aparentar una actitud normal delante de todos.
_No es… cosa tuya _le gritó finalmente el rubio, medio tartamudeando por los nervios.
_Muy bien, como quieras _le dijo tranquilamente, mientras empezaba a dirigirse al edificio.
Cada uno se dirijo a su clase, y por el camino Matt y Mello se encontraron a Kayla, y decidieron acercarse a ella para saludarla.
_Hola, chica _se limitó a decir el rubio.
_¿Qué tal, Kayla? _le preguntó Matt con una sonrisa.
_Bien, ¿y tú? Pareces muy feliz _le respondió ella, provocando que Matt se sonrojara levemente, al parecer todos se daban cuenta.
_Lo está _admitió Mello_ hoy sale a la venda un videojuego nuevo, ¿verdad?
_¿Ah, sí? _se sorprendió el pelirrojo. Era muy extraño que él no lo supiera, pero cunado vio la mirada que le lanzaba Mello comprendió que era una mentira piadosa para disimular_. ¡Ah, sí! Se llama... devora-rubios.
_¿En serio? No lo había escuchado nunca _dijo Kayla sin darse cuenta en absoluto de la indirecta, mientras a Matt y Mello casi se les escapa la risa.
Por otra parte, una vez llegó la Profesora de fotografía al aula, todos los alumnos se sentaron en su sitio, guardando silencio absoluto. Beyond observaba aburrido como esta encendía el ordenador y el proyector del aula para mostrarles algunos de los trabajos de reconocidos fotógrafos del National Geografhic. Al cabo de poco, hastiado ya de ver las fotografías de Ansel Adams, las cuales ya conocía, desvió la mirada hacía el resto de la clase, buscando a Miyuki. No la encontró, y en un primer momento pensó que simplemente se había quedado dormida y decidió no asistir esa primera hora. Pero las clases fueron pasando, y seguía sin aparecer.
Esa noche, el ojirojo decidió imitar a su hermano, y quedarse desvelado toda la noche. Claro está que no para resolver casos, si no porque no podía pegar ojo. Tenía curiosidad por saber que le había sucedido a Miyuki, y decidió quedarse despierto para ver si así pasaba el tiempo más rápido. Se equivocó, y las horas se le hicieron eternas mientras iba maldiciendo al tiempo por avanzar tan despacio.
Finalmente cuando amaneció, justo a las seis cincuenta y tres de la mañana, se marchó. Por supuesto que ese día no iría a la universidad, cosa que no le importaba en absoluto. Eso sí, se fue con sumo cuidado, no fuera que el detective le chafara los planes.
Justo en ese momento Miyuki empezaba a recoger sus cosas, lista para marcharse, bajo la atenta mirada del casero. El hombre se despidió de ella, con un deje de arrepentimiento en su mirada, pero ella prefirió dedicarle una mirada apática, indiferente, unos ojos vacíos que no decían nada, que hicieron que el hombre, por unos segundos, llegara a temerle. Una vez sola, ando hasta sentarse a poca distancia del edificio, en un enrome solar abandonado. Suspiró y se apoyó contra una pared, mientras lentamente se sentaba en el suelo, escondiendo su rostro entre las manos. En ese momento sentía el mismo vacío que cuando era pequeña, y no sabía qué hacer en absoluto.
_¿Se puede saber qué haces aquí?
Levantó la mirada de golpe, algo perdida, no sabía muy bien que hacía allí, ¿y cuánto tiempo había pasado? ¿Quince minutos, veinte, una hora quizás? No podía medirlo con exactitud, todo le parecía exactamente igual. Finalmente miró a la persona que le había hablado, y cuando lo vio, por primera vez en mucho tiempo, sintió ganas de llorar. Rápidamente se cubrió el rostro con las manos, agarrando el flequillo que le cubría los ojos, estirándolo con fuerza, y lloró.
Beyond se quedó parado de la impresión, sin tener ni idea de qué diablos ocurría. Inmediatamente notó que estaba distinta, y que se veía realmente jodida. Vamos, que para que esa chica llorara, es que las cosas andaban de pena.
_¿Qué pasa? ¿Qué son estás dos maletas? _se atrevió a preguntar al fin.
Miyuki se levantó, encarándole, con la cabeza baja y el flequillo cubriéndole todavía los ojos, a pesar de que ya había dejado de llorar. Los brazos le temblaban de la impotencia, y dudaba en contarle lo sucedido a Luzaky. Nunca hubiera querido mostrarse débil delante de él, es algo extraño de definir, pero sentía que de alguna manera eran iguales, y, a la vez, eran como rivales, y precisamente a él no le quería pedir ayuda.
_Me han echado _le dijo finalmente, mirándole directamente a los ojos.
Beyond no sabía que decir, eso le pilló desprevenido. Era cierto que sabía que su situación era bastante precaria, saltaba a la vista, pero no pensó que un día la llegarían a desahuciar.
_No tengo a donde ir, pero… dime, ¿a qué has venido? _siguió ella, ahora alejándose unos pasos.
En ese momento, Black salió de la caja en la que descansaba y se acercó a ambos chicos. Maulló para llamar su atención, y la chica arrodilló para acariciarle y dijo con voz ya más calmada:
_¿Qué sucede, B?
El ojirrojo se quedó literalmente mudo. ¿Se había dirigido a él con su nombre verdadero? No recordaba habérselo dicho.
_Nada _respondió todavía algo confuso.
_¿Qué? _se volvió a levantar, mirándole de nuevo_. ¿Por qué dices nada? No sé si te habrás dado cuenta, pero yo estoy realmente jodida.
_No es eso, me has preguntado que sucedía _se intentó defender al ver que parecía que se iban empeorando las cosas con sus palabras.
_No hablaba contigo idiota, se lo he dicho a B, el gato.
_¿B? _ahora si estaba perplejo, ¿le había puesto su nombre a un gato?
_Sí, Black _le aclaró ella, cogiendo y acurrucándolo entre sus brazos_. Bueno, ¿me vas a decir a que has venido? Tengo cosas que hacer, además de encontrar un sitio seguro para pasar la noche. No sé, quizás un puente, un portal abandonado o algo por el estilo.
_Oye, eso sí que no _la cortó de inmediato, acercándose a ella, muy seguro de sus palabras.
_Mi hermano tiene razón _les sorprendió alguien.
Ambos se giraron, encontrándose con L, el cual se acercaba a ellos con una carpeta en la mano. Beyond le miró con desprecio, mientras Miyuki se preguntaba por qué ahora también estaba Ryuuga allí.
_¿Qué haces aquí, Ryuzaki? _le preguntó el ojirojo, con un deje de sarcasmo, se imaginaba el porqué de su “inesperada” visita.
_¿Y cómo sabías que vivía aquí? _le preguntó ahora Miyuki
_Digamos que tuve una pequeña... intuición _le respondió L con una media sonrisa. Miyuki comprendió al instante que no era mera casualidad que lo supiera.
_¿A qué has venido? _insistió el ojirojo, cabreándose.
_No has ido a la universidad y tú tampoco Miyuki, así que se me ocurrió venir a hacerte una visita pera ver si te encontrabas bien _siguió el detective, haciendo caso omiso a las acusaciones de su hermano.
_Estoy bien, gracias por tu preocupación _le respondió la chica, fingiendo normalidad y con una sonrisa falsa, mientras le echaba una rápida mirada a la carpeta que llevaba en el brazo, aunque prefirió no preguntar, a saber que se traía entre manos.
_¿Seguro? _le preguntó nuevamente el detective, de la misa forma cínica que ella_. Y tú, Lue, ¿qué haces aquí?
_Lo mismo que tú, vine a ver si se encontraba bien.
Miyuki volvió a sonreír, tanta falsa preocupación la estaba abrumando.
_He oído por ahí que te echan de la casa y no tienes ningún sitio a donde ir _continuó el detective, tan indiferente y cínico como siempre.
_¿Desde cuándo estabas escuchando Ryuzaki? _le preguntó Beyond, poniendo los ojos en blanco.
_Así que tengo una propuesta para ti, ni mi hermano ni yo queremos que te quedes en la calle _siguió como si nada L.
_¡Te he hecho una pregunta! _está vez le gritó Beyond, estaba por romperle la nariz de un de un momento a otro.
_Espero que la aceptes… aunque también podemos obligarte.
_¡Ryuzaki, respóndeme! _está vez le lanzó una mirada de advertencia.
_Te vienes a vivir con nosotros _terminó diciendo el ojeroso con una sonrisa.
_¡¿Qué?! _gritaron a la vez Miyuki y Beyond.
_¿Qué quieres decir con que voy a vivir con vosotros? _le preguntó perpleja, hasta entonces se había mantenido callada, sin saber muy bien dónde meterse.
_Pues eso, que a partir de ahora vivirás con nosotros. Recoge tus cosas, yo a hacer una llamada para que nos envíen un pequeño transporte.
Miyuki miró todavía confundida Beyond, y él le dijo intentando esconder su alegría mientras cogía una de sus maletas:
_Bueno, pues nos vamos. No servirá de nada que le niegues la oferta, créeme.
Los tres salieron a la calle, mientras L iba hablando tranquilamente por el móvil. Luego, les sonrío levemente, para indicarles que todo estaba solucionado. Les miró a ambos, sin saber muy bien como agradecérselo, hasta que finalmente dijo mientras todavía acariciaba al gatito que aún sotenía entre sus manos para calmar sus nervios:
_Gracias, de verdad… nunca os podré terminar de agradecer todo lo…
_No hace falta que lo digas _la interrumpió el ojirojo.
_Cierto. Además, no vamos a dejarte en plena calle, con la de mala gente que anda por el mundo, ¿verdad, Lue? _agregó L mirando con una media sonrisa burlona.
Beyond se lo quedó mirando con mala cara, como odiaba sus frases de doble sentido. Desvió la mirada y prefirió no decir nada, aunque la chica lo cogió como una afirmación. Poco después vieron acercarse un camión de mudanzas. Miyuki se quedó con la boca abierta, era un trailer de cinco metros de ancho, curioso era el concepto que tenía Ryuuga por “pequeño”. Sus dos maletas hubieran cabido de sobre en un simple taxi. Luego, la chica cargó las maletas en el camión, mientras el conductor estaba a punto de reventar por aguantarse la risa.
Por el camino nadie dijo nada, mientras Miyuki pensaba en cosas más triviales. Cómo sería su casa, si quizás la compartiría con Mata o con Mello, sí dormiría en un sofá… Definitivamente, cuando llegaron y la vio, comprendió que Ryuuga padecía un grave problema.
_Por dentro está dividida en tres apartamentos _le explicó Beyond, adelantándose a sus preguntas.
_Vivirás en la de Watari y Near _le explico el detective mientras cogía las pertenencias de la chica.
Miyuki se quedó pensativa mientras eguía contemplando en fabulosos jardín. Ya conocía a Watari, ¿pero quién sería Naer? Esperaba que no fuera otro hermano suyo… Entraron, y Watari ya estaba allí esperándoles. El hombre se acercó a ella con los brazos extendidos en señal de bienvenida.
_¿Cómo está, señorita Asano?
_Bien _le respondió ella esta vez con una sonrisa sincera, correspondiendo al abrazo.
_Es un placer tenerla como inquilina _siguió Watari, sin dejar de sonreír.
_Muchas gracias.
Watari abrió la puerta y le indicó amablemente a la chica que pasara.
_Increíble _dijo la chica casi inconscientemente mientras Beyond y L dejaban su cosas a un lado y se marchaban.
Watari la condujo escaleras arriba mientras ella observaba con asombros todo lo que la rodeaba. Espacios abiertos, cortinas de seda que cubrían los grandes ventanales que iluminaban la casa, obras de arte de grandes pintores de la historia, entre ellas le impresionó uno de los girasoles de la colección de Van Gogh, el cual no parecía una imitación…
_Este es tu dormitorio, espero que le guste, aunque no he tenido mucho tiempo para prepararlo _le indicó Watari al llegar delante de la puerta del fondo del pasillo.
La habitación era realmente increíble. Una gran cama en el centro cubierta por sábanas blancas, dos armarios empotrados, un baño privado, y hasta un bonito espacio, al lado de una gran ventana, donde tenía un caballete, telas y unos estantes con pinturas acrílicas, pinceles, lápices, carbonzillos…
_Es... fantástico _le dijo con una sonrisa, casi tenía ganas de llorar de nuevo, nunca había tenido algo así.
Estaba segura que ese era el inicio de una vida mejor, aunque claro, es siempre está por ver.