Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Someday Somehow por Hagane Yuuki

[Reviews - 13]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

El final.

 

CAPITULO 2

Estrello la copa que tenía en la mano contra la pared frente a él. La botella de alcohol que descansaba a su lado se encontraba vacía como otras tantas que se esparcían alrededor de la habitación en la que se encontraba. Sentado en el suelo, sujeto con fuerza sus cabellos y oculto su rostro entre sus rodillas flexionadas.

Llorando. Maldiciendo. Rompiendo.

Su vida en un segundo se había visto destruida por sus propias manos, vaya ironía de la vida. Él mismo era el causante de su desdicha, de todo el dolor y la culpa que se agolpaban en su pecho sin poder salir. Y ahí encerrado en su departamento de soltero, aquel que desde que se caso ya no visitaba, se había enclaustrado desde la muerte de su persona importante sin intenciones de querer salir.

Recordar cómo es que todo término así resultaba doloroso. Con aquellas ropas andrajosas que no se había molestado en cambiar, en el olor fétido que emanaba su cuerpo después de llevar varios días sin probar una ducha, con el cuerpo flacucho y lánguido por no probar más que alcohol, y su tono demacrado y casi fantasmal por la falta de rayos UV en su piel. ¿Cuánto alcohol más necesitaría tomar para olvidar que solo él era el causante de todo? ¿Qué necesitaba para olvidar y no odiarse de esa manera desmesurada? El alcohol ya no era suficiente para mitigar la carga insoportable que llevaba a cuestas, e inevitablemente la idea de recorrer a otros medios -para nada legales- comenzaba a sonarle tentadora.

– ¿Cómo poder olvidarte? – se cuestiono por quien sabe cuánta vez – ¿Cómo siquiera pensarlo? –

¿Cómo vivir sin ti?

Now the story´s played out like this (Ahora la historia ha terminado así)

Just like a paperback novel (Solo como una novela de libro en rústica)

 

Miro con enfado la última botella que poseía, cerveza. De la cantidad ridícula que poseía de licores y de los cuales algunos solo bastaban unos tragos que le tendrían en la inconsciencia, ahora solo le quedaba aquella insultante botella de cerveza -que no embriagaba a nadie- descansar en sus dedos, y de la cual no había demorado en acabarse.

Era un fastidio y no tenía intenciones de moverse de donde estaba, así que se levanto del suelo dispuesto a llamarle al tipo del supermercado para que le trajera todo el alcohol que pudiera, después de todo el chico se había puesto muy compresivo las veces anteriores en cuanto le decía que le daría una muy buena propina.

– ¡Sasuke se que estas ahí, así que ábreme la puerta o estoy dispuesto a tirarla! – escucho que aporreaban a la puerta en cuanto sus pies tocaron la sala. ¿Desde hace cuanto Itachi estaría ahí? Pero no es como si le importara.

Esta escena llevaba repitiéndose mucho para su gusto, y para su enfado sabía que su hermano era capaz de tirar la puerta de una patada. No quería verlo, no quería ver a nadie ¿Por qué no comprendían que quería estar solo? ¿Por qué no entendían que quería llorar en su amargura y hundirse en su propia miseria?

– ¡Largo! – Rugió con voz casi afónica – ¡Lárgate Itachi! –

– No me iré hasta que me abras, así que ya sabes– escucho de respuesta al otro lado de la puerta

Se mordió el labio en clara frustración, no estaba de humor ni ánimos, y tampoco estaba en sus cinco sentidos totalmente. Exasperado y deseando acabar de una buena vez con todo, abrió la puerta de mala manera, preparado para descargar con todo lo que traía dentro y destrozar al primer imbécil que se le pusiera enfrente, de hecho ahora que lo meditaba, era conveniente que esa persona resultara ser Itachi.

– ¡¿Qué carajos es lo que quieres?! ¡Dilo y lárgate de una vez! ¡No quiero ver tu estúpida cara de compasión, y no estoy dispuesto a aceptar uno de tus estúpidos monólogos que no sirven de nada! – escupió lleno de rencor

–Ototo– susurro Itachi con un tono de voz por de más conocido

Oh, como le cabreaba que le viera de esa manera.

– ¡¿Qué?! – Grito exasperado de que el mayor solo le mirara con compasión – ¡Dilo de una vez! ¡Habla maldición!

Sasuke sabia por que le miraba así, sabía lo que esos ojos oscuros miraban en su persona. Él era un despojo humano que era lo único que había quedado desde la muerte de…

Cerro sus puños con fuerza, enterrando las uñas en la frágil piel, lastimándola. No, él no quería compasión y no la necesitaba, no necesitaba de nadie ni de nada, solo deseaba la soledad que gentilmente le abrasaba, solo deseaba destrozarse por completo y que no quedara nada de él, quería no existir, quería morir, quería no soñar más. Quería no ver más a Naruto en sus sueños, al Naruto moribundo del hospital…al Naruto muerto…al Naruto tres metros bajo tierra en un ataúd.

Solo quería… solo quería…

¡Maldición! ¡¿Por qué era tan difícil?!

Y antes de ponerse a llorar frente a su hermano -cosa que jamás permitiría, de nuevo- prefería lastimarse a si mismo, obligar a sus lágrimas a permanecer en sus cuencas oculares, y regalarle a su hermano la mirada fría que ahora portaba.

– No puedes estar mas así – le recrimino el mayor

Y ahí estaba la perorata.

– ¡¿Y a ti que mierda te importa, eh?! – Grito embravecido –Si has venido a lo mismo Itachi déjame decirte que pierdes tu tiempo. Ahí está la puerta y puedes irte mucho a la mierda por qué no me importa un carajo lo que hayas venido a decirme, así que te vas largando y me dejas en paz ¡¿entendiste?! ¡En paz! – comenzó a encaminarse a la salida, esperando que el mayor le siguiera.

– ¿¡Qué te deje en paz!? – ahora fue el turno de Itachi de gritarle furico, ya sabía que esto no acabaría bien. – ¡Y con una maldición, Sasuke! ¡No eres el único sufriendo aquí! ¿Qué tan egoísta puedes llegar a ser qué prefieres sufrir tu solo? ¿Has llegado a pensar en lo que dejas atrás encerrándote a ti mismo en estas paredes? ¿¡Alcanzas a comprender siquiera!?

– ¡No me importa! – dijo ya iracundo

Pudo sentir arder su mejilla. Su cuerpo se vio en el suelo y con la cara ligeramente ladeada al recibir directo un puño de Itachi en su rostro. Vaya le había pegado fuerte. Un hilillo de sangre se escapo de sus labios, y toda su boca comenzó a tener un sabor metálico, un sabor a… sangre, como la de esa vez… como el último beso que le dio… Los recuerdos de aquel día comenzaron a agolparse en su mente. No, él no quería recordar, él quería olvidar, quería borrar de su sistema ese fatídico día. El momento en que sus días se volvieron oscuros, cuando lo perdió todo.

Comenzó a temblar, sus manos y todo su cuerpo se removía sin control, y las lágrimas que juro mantener a raya salieron disparadas sin remedio de sus ojos.

– ¿¡Y tú que sabes, eh!? – Exploto airado, regresándole el golpe en la mejilla a su hermano – ¡Tú no lo mataste! ¡Tú no asesinaste al amor de tu vida! ¿¡Qué podrías saber si todo lo ves desde afuera!? ¡Así que mejor cállate forastero y no vengas aquí a decirme lo que debo o no hacer!

Miro a Itachi morderse el labio, había ganado. Pero ciertamente en vez de regocijarse de eso, solo lo llenaba de un sabor a margo. A pesar de todo, sentía que en realidad él era el que perdía ¿Por qué? Por una vez de todas las que el mayor había ido a visitarle le había cayado, entonces ¿Por qué se sentía derrotado?

Lo que le dijo Itachi a continuación fue la respuesta a esa pregunta

– ¿Qué hay de tus hijos? – dijo Itachi con una helada calma, que le descoloco completamente.

Eso era algo que no quería recordar tampoco.

–Mira como estas Sasuke, mira como vives ¿Acaso no piensas en tus hijos? ¡¿Crees que ellos no están sufriendo la muerte de su oto-chan?! ¿Crees que no lo llaman en la noche? ¿Qué no lloran? ¿Crees que ellos no extrañan a Na…–

– ¡¡No lo digas!!– Interrumpió gritando, tapándose los oídos en un intento vano de no escuchar – No te atrevas a decir su nombre – advirtió en un tono amenazante – ¡No digas ni una mísera palabras más! – aulló enfebrecido

– ¡Tú eres lo único que les quedas, Sasuke! ¡Y mientras tú te hundes aquí en tu propia miseria, ellos tratan de entender por qué su adorado oto-san no está con ellos para tranquilizarlos, para consolarlos!

– ¡Vasta, ya cállate! –

– ¿Sabes que me dijo tu hija ayer? ¿Pregunto que su tú también les abandonarías como su oto-chan? Dime Sasuke ¿Qué le digo?... –

¿Por qué? ¿Por qué Itachi venía a lastimarle de aquella manera? ¿Acaso no era suficiente dolor? ¿No lo era? Tendría que sufrir más para siquiera alcanzar algún perdón…

– ¿Qué quieres que haga? ¿Qué más debo hacer? ¿Qué hago con todo este dolor que me quema el pecho? ¿Cómo me deshago de él Itachi? Dime y contestare gustoso tu pregunta –

– Vive, vive por ellos. Regresa a casa y llora con ellos. Juntos recuerden y extrañen la presencia de Naruto. Nunca tú solo, ototo–

Comenzó a reírse de una manera desquiciante que asusto a su hermano por la expresión que puso.

 –Bien esa definitivamente era una respuesta que me esperaba de ti, pero no creí que realmente fueras capaz de decirla. Vaya me has sorprendido–  embozo una sonrisa sardónica

– ¿Qué…?– inquirió Itachi confuso

– No me importa lo que suceda con ellos– su voz sonó grave, fría. Rotunda.

 Podía decir que por la cara que puso su hermano cuando dijo eso, no se lo esperaba y eso claramente se lo hizo saber al otra vez el puño de su hermano ser estrellado contra su rostro, pero esta vez no solo fue uno sino varios, una y otra vez en diferentes partes de su cuerpo, con una fuerza ejercida que le decía lo enojado que ahora se encontraba Itachi por las palabras dichas.

 pudo evitar embozar una sonrisa de suficiencia, que lo único que ocasiono en su hermano fue más agresividad en su persona, en su frágil cuerpo que por los golpes apenas podía permanecer de pie, pero aun así se sostuvo en ambas piernas.

–Eres un mal nacido ¿Cómo te atreves a decir eso? – Le gritaba Itachi mientras le golpeaba – ¿Cómo siquiera puedes…– ahogo en la garganta lo que quería decir, en su lugar un golpe a su mandíbula y otro al estomago, ocasionando que todo su aire se escapara.

–hahaha ¿De qué te enojas, si es la verdad? Ellos no me provocan más que nada…– dijo tratando de inhalar oxigeno – ¡Ellos no son más que nada para mí! – Grito desquiciándose – ¡¿Cómo mirarlos cuando en ellos lo veo a “Él”?! ¿¡Naruto como se atreve a dejarme esa responsabilidad!? – golpeo la pared, con fuerza

Era la primera vez desde que Naruto murió que decía su nombre, desde que lo miro cerrar sus ojos en la cama de ese hospital, cuando le abandono. Sentía tanto dolor al decir esa simple frase, al oírla de los labios de las demás personas, pero no tanto como decirlo él mismo. Y ahora venia Itachi, a hacerle decir su nombre después de tanto sin decirlo. Lo odiaba, lo adiaba a él y aquellos mocosos por los que venía a interceder.

Le fulmino con la mirada, con los ojos cargados de odio que vio a su hermano mayor retroceder a sus palabras, aun incrédulo.

  – Si tanto los quieres te los regalo. Cuando quieras te firmo la custodia– se levanto del suelo, tratando de recuperar un poco lo cordura que se le perdía un poco más cada día  – Y con respecto a tu pregunta…– lo pensó un poco –…puedes decirle que también he muerto–

Lets rewrite an ending that fits (Vamos a volver a escribir un final adecuado)

Instead of a Hollywood horror (En vez de una película de terror de Hollywood)

 

~**~**~**~**~**~**

Itachi se detuvo a medio camino, antes de salir de aquel departamento en malas condiciones. Nunca habia visto tan mal a su hermano menor que en aquel momento.

Tan deplorable.

 Sasuke era un reflejo de la autodestrucción, solo era necesario mirar aquel espacio que siempre se habia empecinado en mantener limpio cuando Naruto vivía, ahora todo asqueroso. Siempre tan estricto con lo referente a su limpieza y ahora… Miro a su ototo con tristeza.

  –Tienes razón Sasuke  – dijo regalándole una última mirada. Pudo mirar la muda pregunta que se formaba en los ojos opacos y rojos por el llanto    – Estas muerto –

La sorpresa se reflejo en el rostro demacrado, y no pudo más que sentirse impotente ante la aceptación del menor.

  –Morí el día en que él lo hizo. El día en que le mate – la mirada de Sasuke se sumió en una emoción oscura, visceral.

   –No solo le mataste a él –  aseguro

La expresión de su hermano menor pareció hundirse por unos segundos en una perpleja impresión. Un golpe que no esperaba, y tal vez era bajo de su parte porque era probable que esa simple frase terminara de hundir a Sasuke en lugar de salvarle, pero él confiaba en que podría sobrellevarlo, era fuerte aunque no lo pareciera, y él confiaba en que su hermano se percatara de esa fortaleza que se ocultaba sobre litros de alcohol. Esa que él notaba y que Sasuke deseaba no ver.

  –También mataste al oto-san de esos niños a los cuales regalas. Mataste a los padres de esos niños dejándolos solos. Justo como te encuentras ahora, pero ellos sin embargo aun son muy pequeños para comprender por qué lo has hecho. Asesinaste a Uchiha Sasuke –

Se dio la vuelta no pudiendo ver más las lágrimas de su hermano, que se dejaba caer al suelo.

  –No te preocupes no te molestare mas. Solo vendré a darte los papales de la custodia para que los firmes, y tal como me has dicho le diré a tus hijos que has muerto. Adiós ototo-baka – cerró la puerta y se recargo con pesadez en la pared.

El llanto apareció en su rostro en cuanto oyó el lamento de su hermano menor al interior del departamento. Gritando, desgarrándose la garganta y maldiciendo a los cielos por su des fortunio. Rompiendo lo último que quedaba en pie, para estrellarlo contra alguna pared o el suelo, iracundo, colérico, y por un momento quiso entrar de nuevo en el departamento y a abrazar a su Ototo  como llevaba deseándolo, pero las palabras de Sasuke estaban tan grabadas en su mente impidiéndole entrar. Cubrió sus ojos con el dorso de su mano, tratando en vano de recuperar la cordura y mantener a raya su momento de bipolaridad que se debatía en una pelea descabellada por matar a su hermano o acogerlo, como en aquellos días en que el pequeño Sasuke corría a sus brazos y lo terminaba apachurrando contra su pecho.   

Su hermano menor sufría y él no solo podía ayudarlo hasta lo permisible.

~**~**~**~**~**~**

Cuando se levanto esa mañana se encontró con un extraño ajetreo. Las personas de su casa se movían de un lugar a otras en un rápido movimiento que la mareaba. No entendía que sucedía y por que parecía que todos susurraban entre ellos para consiguiente seguir con lo mismo.

Aun en pijama y siendo ignorada por todos, decidió regresar sobre sus pies y volver a su habitación.

  –Oye, Oye – comenzó a llamar desde la puerta sin despegar su mirada del pasillo, mirando de un lado al otro

  –Hmn…  – escucho como respuesta

  –Oye algo pasa haya bajo –

  –…  –

Una vena de furia comenzó a formarse en su pequeña frente, cortesía hereditaria de su lado paterno. Volteo su mirada, observando como a aquel montículo de mantas y cobijas al que le hablaba le ignoraba olímpicamente, removiéndose un poco para quedar después de un rato de nueva cuenta quieto.

Ella no era la niña mas paciente del mundo, y eso sin duda lo habia sacado de su lado “Materno” sin lugar a dudas, y prueba de ello tal vez era que ahora se encontrara tomando vuelo con una sonrisa traviesa en los labios, para lanzarse encima de la persona que trataba de dormir.

  – ¡Nee-chan! – Grito sorprendido el montículo de sabanas   – ¿Por qué siempre tienes que lanzárteme encima? ¡Quítate! ¡Pesas gorda! – una pequeña y revuelta cabeza azabache se asomo de entre las cobijas, con el claro seño fruncido y un puchero en los labios.

  – ¡No estoy gorda!  – Chillo indignada  – ¡La abuela Mikoto dice que me veo adorable así! –

  – ¡Pues te miente, gorda!

  – ¡Que no estoy…! ¡No venía a eso Ototo no baka!

El otro le miro sin comprender, empujándola con sus manos para apartarla de su cuerpo.

  – ¿Qué pasa?  – pregunto curioso

  –No me han notado –

  – ¡¿Qué?! ¿Solo por eso has venido a molestarme? ¡To-chan dice que es malo que seas tan vanidosa! – le grito volviéndose a cubrir con las sabanas intentando ignorarla

  – ¡pero es raro!  – Dijo sorprendida, tratando de quitarle las sabanas del rostro   –Normalmente nada más pongo un pie fuera del cuarto y ya tengo a todos apachurrándome, ¡Y hoy ni me han mirado! Prefieren andar como leones enjaulados y susurrarse cosas entre ellos –

  – ¡Déjalos! Ya sabes cómo son –

  – ¿No se te hace raro?  – le pregunto a su hermano tratando de hacerle ver que algo pasaba.

Ella claramente podía sentir algo extraño en el ambiente.

  – ¿Qué? – le contesto no muy interesado

  – ¿Cómo que, qué? ¡En verdad eres un baka!

  – ¡Oye!  –

  –Oto-chan no ha venido a darnos el beso de buenos días. De hecho nadie ha venido a despertarnos –

El más pequeño pareció por fin comprender lo que quería decirle.

  –Es cierto – concedió

  –Vez, ¡Te digo que algo raro pasa! –

Se levanto de la cama, con una notoria cara de preocupación.

– ¿Y por qué no vamos a su cuarto y ya? Tal vez se ha quedado dormido–

–Pues ¡Párate!

Ambos caminaban por el pasillo, escuchando el sonido que hacían sus pantuflas al caminar por el azulejo. Miraba la cara sorprendida de su hermano que parecía incrédulo a la forma en cómo les ignoraban y su presencia pasaba desapercibida para los mayores que se encontraban ahí.

–Ves– no pudo evitar decir –Te dije que no notaban mi presencia, y tú me dices que exagero–

Sonrió al mirar como su hermanito volteaba la cabeza para el otro lado con un mohín en su rostro.

–Tal vez solo un poco, pero eso no quiere decir que algo suceda, ¡En eso si exageras! –

– ¡Que no! – De veras que él no entendía.

Llegaron al cuarto. Las dos puertas de la habitación de sus padres estaban enfrente de ellos, sin esperarse siquiera a llamar a la puerta, las abrió de par en par, se acomodo el faldón del pijama que le impedía moverse con rapidez y dispuesta a lanzarse como hiciera con su hermano se detuvo antes de comenzar su carrera.

– ¿Papi? – llamo su hermano, sacándola de su leve momento de idiotez, ganándole en el llamado.

– ¿Papá? – ahora fue su turno de llamarlo al no verlo por ninguna parte, internándose en la habitación buscando en el baños e incluso en los closet, pero no estaba.

– ¿Papi? – Volvió a escuchar la voz de su hermano, un poco cortada, temblorosa – ¿¡Papi!? – la voz trémula comenzaba a tornase desesperada.

Giro su rostro para mirarlo y supo que si dentro de poco su Oto-chan no respondía al llamado su hermanito comenzaría a llorar. Sus pies rápidamente se dirigieron al más pequeño por unos cuantos minutos de diferencia, colocándose a su lado.

–Tal vez está en la cocina, o le ha llamado la abuela Mikoto a su cuarto o está en otra habitación como la sala, la biblioteca, el despacho o esta gritándole a Oto-san por alguna parte. ¿Por qué no vamos a buscarlo? – sonrió

 –Si–

– Niños – escucharon que les llamaban por el pasillo, deteniéndoles en su camino a salir completamente del cuarto de sus padres.

– ¿Qué pasa? – preguntó malhumorada, extraño en ella.

Pero ciertamente la situación comenzaba a no agradarle, esa vocecita en su interior seguía diciéndole que algo ya no estaba bien, que lo raro se trasformaba en algo que comenzaba a no gustarle, algo nada agradable.

– ¡Tío Itachi! – escucho gritar feliz al más pequeño

Y al mirar a la persona que les llamaba, la voz comenzó a gritarle. Sin esperar a que el mayor hablara, ni a disculparse por la voz implementada, tomo la mano de su hermano fuertemente impidiéndole correr a abrazar a su tío reteniéndole a su lado.

–  Les estaba buscando. Quiero hablar un poco con ustedes–

–Lo siento– dijo seria –pero vamos de camino a buscar a Oto-chan, al menos que sepas donde está y nos digas para ir a buscarlo ahí, o en su defecto me conformo con Oto-san–

–Nee-chan– la voz de su hermano sonaba a recrimino

Pero lo ignoro. Podía sentirlo, no era tonta. Podría tener siete años cumplidos, pero la cara que ahora portaba su tío no era la misma que siempre traía cuando venía de visita, se notaba diferente, y era obvio cuando no sonrió cuando les miro, cuando no se abalanzo cual cazador a su presa y los asfixio con uno de esos abrazos de oso que tanto le gustaban a ella, y a su hermano aunque lo negara.

Su pequeño cuerpo se estremeció al mirar un intento de sonrisa que no hizo más que asustarla.

–De eso quiero hablar con ustedes. De sus padres–

– ¿De To-chan y Oto-san? – pregunto curioso el morenito

–Si, de ellos– Su tío comenzó a caminar hacia ellos, de manera lenta sin despegar sus ojos de ellos.

De repente le dio miedo que él se acercara, no quería. No quería oír que les quería decir. Ella quería seguir buscando hasta encontrar a su desobligado papá rubio que parecía no encontrarse en casa, y cuando lo hiciera lo amenazaría con decirle a su huraño padre de mirada noche que no estaba en casa cuando ella y su hermano despertaron, que tendría que sobornarle con todo el helado de chocolate que pudiera comprar, por su silencio.

Así que sin notarlo, comenzó a dar pequeños pasos hacia atrás, alejándose llevándose con ella a su hermano.

– ¿Nee-chan? – escucho como un susurro el llamado, pero lo ignoro.

Itachi la miraba como entendiendo lo que pasaba por su infantil mente de siete años, el miedo que comenzaba a invadirla de forma extraña. De esa rara capacidad de entender antes que los demás niños de su edad, antes incluso, que su propio hermano mellizo.

Y casi por inercia, volteo la mirada al cuarto de sus padres, para regresarla a los ojos brunos de su tío. Él pareció entender su muda forma de rectificar algo que aun no decía la boca del mayor, y él le sonrió tristemente asintiendo.

Apretó con demasiada fuerza la mano blanca que sostenía entre sus dedos y bajo la mirada al suelo esperando la caricia que sabría vendría a su cabeza rubia y a la azabache de su hermano.

Su tío se agacho hasta su altura y les sonrió de esa manera mentirosa.

–Sus padres tuvieron un accidente, así que tendrán que estar en el hospital un tiempo, por eso no se encuentran en casa. Pero no se preocupen todo saldrá bi…–

– ¿Realmente todo estará bien, Tío? ¿O nos estas mintiendo porque somos niños? – al decir eso aferro mas su mano a la de su hermano menor que le devolvió el gesto con la misma o más fuerza.

Nothing’s wrong. Just as long as (Nada está mal. Solo mientras)

You know that someday I will (Sepas que algún día)

 

– ¡¿Dónde está To-chan?! ¡Quiero ver a To-chan ahora! ¡Oto-san! ¡Oto-san, diles que quiero ver a To-chan! ¿Dónde está Oto-san? –

~**~**~**~**~**~**

Sabía que tenía que hacer y estaba seguro de ello. Pero a pesar de ser consciente de eso y que estaba claramente en su mente, sus pies, parecían entender otra cosa y omitir las órdenes directas que mandaba su cerebro a ellas de caminar.

Ahí estaba de nuevo, en aquel departamento donde dejara a su hermano en un estado lamentable, levantándose gloriosa su estructura imponente sobre las demás. Viro su mirada del edificio a su auto que descansaba a una calle de este.

–No tardare, esperen aquí y saliendo los llevare a casa– dijo con una calmada voz

– ¿Casa? ¿Qué casa? – pregunto la pequeña cabecita rubia, mirándolo interrogante.

Podría decir que la impresión que siempre se llevaba de esa niña nunca sería suficiente, ella siempre tenía una frase para desarmarlo, lo hacía tan fácil que comenzaba a asustarle. Esta niña reducía su analítico temple dejándolo taciturno e inquieto.

–Volveré rápido no se muevan –

Ciertamente no tenía idea de a qué casa le llevaría, ni siquiera sabía porque les habia traído con el en lugar de dejarlos con su madre. Desde que Naruto falleciera y su hermano se encerrara en un mundo aparte, los pequeños niños no dejaban de ir de un lugar a otro, pisando diferentes casas a los cuales darles el título de “Hogar”  así que ¿En qué casa terminarían? ¿En la de Tsunade-Bachan? ¿Con abuela Mikoto? ¿Con los abuelos Namikaze en E.U.A? ¿Con él? O…

No supo en qué momento se obligo a caminar, a salir del campo de visión de la pequeña mirada inducidora, para encontrarse enfrente de aquella puerta que no deseaba cruzar. Los papeles que sostenía en su mano parecían quemarle los dedos, deseo no estar en aquella horrenda situación, por un momento decidió regresar al auto y volver cuando tuviera la decisión suficiente ¿Desde cuándo temía la respuesta de su propia hermano? ¿Cuándo perdió su capacidad de hacerle entender? ¿Cuándo comenzó a desear no ser él el que estuviera en este momento enfrente de esta puerta?

Nunca una familia se habia destrozado y separado tan rápido como la suya. Siendo abogado y habiendo hechos tramites de divorcios, emancipaciones, pleitos por herencias y nunca nada le preparo para ser testigo del propio divorcio que sufrió su familia, de ser él el que tramitaría la custodia para quitarles a los hijos de su propio hermano.

Apretó los papeles decidido a que sus sobrinos no sufrieran más.  Con la muerte de Naruto tenían suficiente, no dejaría que sufrieran mas, y por ello toco a la puerta decidido a terminar con todo de una vez.

–Te he traído los documentos para que los firmes, Sasuke– extendió los documentos enfrente de su Hermano menor.

No le sorprendió encontrarlo en aquel estado, ni se inmuto ante la incredulidad de la que era víctima el más pequeño.

–En cuanto los firmes, oficialmente estarás muerto para tus hijos–

Someday, Somehow (Algún día, de alguna manera)

Gonna make it all right, but not right now (Vamos a lograr que todo esté bien, pero no será ahora)

 

~**~**~**~**~**~**

Se bajo del auto no dispuesta a esperar más, habia un motivo por el que se habia colado en el auto del Tío Itachi, tenía un plan y pensaba efectuarlo.

–Nee-chan ¿Qué haces? Tío Itachi ha dicho que nos quedemos en el auto – miro a su hermano que le miraba sin comprender desde la parte trasera, con sus manos y sus pies encogidos en el asiento mirándole miedosamente

–Tú acompáñame. ¿O es que acaso no querías ver a Oto-san? –

–Pero él…– lágrimas se formaron en sus ojos –Si– asintió débilmente al mirar su convicción

– ¡Entonces vayamos por él y regresemos a casa juntos! – dijo decidida, tomando de la mano al azabache para encaminarlo al edificio por el que entrara el mayor

Se colaron, fue ridículamente fácil pasar a aquel vigilante gordo que custodiaba la entrada al ascensor, mirando como cambiaba de color los números que se encontraban arriba de la puerta, por la que cruzara su tío solo hace unos instantes.

– ¡Se ha detenido! – grito emocionada

– ¿Realmente es una buena idea, nee-chan? – pregunto inseguro

– ¡Claro que lo es Ototo no baka! – Chillo indignada – ¿es que no quieres ver a padre? ¿No quieres que esté con nosotros? ¡Y-yo…yo quiero verlo! –

–S-Si yo…Tamb…–

– ¡pues que estamos esperando! – Jalo la mano de su hermano llamando al elevador que estaba a lado para marcar en el tablero el número del penúltimo piso – ¡Vayamos a decírselo! –

Cuando salió del elevador en forma presurosa no creyó ser capaz de entender la escena que se llevaba a cabo al final del corredor. Se negaba a creer que lo que veía estaba pasando. Reconocía el papel que su tío extendía a su padre, no sabía que era, pero solo entendía que ese papel, ese fino papel, sería el que le apartaría del lado de su padre, del único que le quedaba. Habia escuchado a Tío Itachi discutir con la Abuela Kushina por teléfono, hablar sobre que su padre no era capaz de cuidarlos, que ni siquiera él podía cuidarse a sí mismo, sobre que iría para que firmara unos papales de quien sabe qué cosa y después…

– ¡NO! – Grito horrorizada, soltando por primera vez la mano de su hermano para salir corriendo en dirección a Sasuke, a su padre tomar entre las manos los papeles y comenzar a firmarlos.

–¡¡NO, OTO-SAN!! ¡¡NO!! – Sus ojos comenzaron a vidriarse. Salto encima de él, aferrándose con fuerza al cuerpo que tantas veces habia abrazado.

– ¡No nos dejes, no nos abandones! ¡No nos dejes solos como papá hiciera! ¡Por favor, tú no! –

I know you’re wondering when (Sé que te preguntas cuando)

You’re the only who knows that (Tú eres la única que sabe eso)

 

~**~**~**~**~**~**

Recordaba aquel día, en ese en que su mundo se torció. Se veía a él mismo en esa carretera, en ese hospital, y así mismo implorándole a Naruto que no le abandonara. Veía el delgado y mallugado cuerpo y sentía  el leve atisbo de tiempo de felicidad en cuanto miro esos zafiros abrirse. Le escuchaba tratar de llamarle, con su voz quebrada y afónica. Sentía en cada célula de su piel el miedo que le invadió al verlo tratar de quitarse el tubo que le mantenía con vida y lo escucho decir aquellas palabras que no encontraba en su mente que se negaba a tomar por ciertas y creerlas, tomándolo como algo inventado en un patético intento de no tomar el arma que descansaba en la barra de su cocina y dispararse.

“No es tu culpa”

Naruto se apartaba de su lado, se alejaba a un lugar al cual él nunca iría, donde nunca lo alcanzaría. Nunca creyó en la vida después de la muerte, pero sin duda estaba seguro que no se encontraría a su rubio revoltoso de nuevo en lo que sea que existiera. No tenía el derecho de siquiera soñarlo.

Solo tenía lo de ahora, el momento. Solo podía tocar con sus dedos la vida que se escapaba con cada suspiro, y sin esperar a que el momento llegara al fin, lo tomo entre sus brazos, sintiéndose tan vulnerable, tan patético, tan débil…

Perdía a su única luz, y lo que hacía era llorar.

“Naruto, Naruto”

No importaba cuanto dijera su nombre o le sostuviera, no era suficiente para llenarse de él antes de que el fin les alcanzara, y lo beso.

Lo beso a sabiendas que no habría más, lo amo con ese simple gesto tratando de trasmitir sus sentimientos, eran tantos y tan profundos, el minutero no se detendría.

Nadie podría decir que le entendía, que sabía por lo que pasaba y que ya estuvo en su posición. Nadie comprendía el grito desgarrador que emitía su alma, sentimientos únicos y exclusivos. Un amor que no se comparaba con el de nadie, puesto que somos mundos diferentes. Nadie comprendía la capacidad de su amor, y lo que este significaba para él.

“Naruto”

Esos ojos que tanto le gustaban de un azul difícil de encontrar, sonrisa resplandeciente, personalidad impactante. La palabra sonaba ridícula para lo que ambos experimentaban.

“Te amo, Sasuke”

“Yo también Te amo, Te adoro”

Y lo perdió. La luz se pago, y con ella la suya.

O eso creyó.

 – ¡No nos dejes, no nos abandones! ¡No nos dejes solos como papá hiciera! ¡Por favor, tú no! –

Ahora observaba de nuevo aquel azul zafiro único en una pequeña niña rubia, miraba aquella sonrisa resplandeciente en un pequeño niño moreno, y frente a él estaba lo único que le quedaba del que aun amaba. Sus hijos.

Y supo lo que estaba asiendo. Abrió los ojos de manera alarmante, y atrajo a su cuerpo a los pedazos de Naruto, de él mismo. Los pedazos de ambos.

–Bienvenido a la vida ototo-baka–

Supo que Naruto no volvería, la culpa no se iría, y el dolor permanecería en su pecho. Él murió con su compañero de vida, pero por esos niños… Algún día, de alguna manera…

Someday, Somehow

Notas finales:

Que me aviento de un risco…

Hola! Aquí yo de nuevo con la parte final de este fic, espero no haberles decepcionado con esta última parte, pero sin duda yo quería escribir como es que Sasuke abandona su vida y a sus propios hijos por la culpa. Como no termina suicidándose por las palabras de Naruto y como termina aceptando que a pesar de sentirse muerto por dentro una parte de él vivirá para estar con lo que le queda de Naruto, lo que este mas atesoraba a parte de él claro.

Ambos vivirán a través de esos niños, es lo que trato de decir, espero que me entiendan si no… ps bueno ni modo hahaha. He tardado por que no sabía cómo llegar a eso, y ha quedado así. También mi musa murió en un tiroteo (Cortesía de mi hermana que se la paso fingiendo que la mataba con una escopeta y termino muriendo de verdad!) así que le agradezco (Nótese el sarcasmo) por su cooperación en la creación de estas últimas dos hojas.

Si alguien quiere agradecerle su nombre es “Cachorro” y también escribe aquí en Fanfiction. Hahahaha (risa malévola)

Finalmente el fin de este fic.

Nota dos:

 Ando en busqueda de un fic el cual no recuerdo su nombre ni de que iba. Se preguntaran ¿entonces como planea encontrarlo? Y claro tengo una respuesta ¡ustedes me ayudaran a encontrarlo! Ando en su búsqueda y no descansaré hasta conseguirlo y como recompensa les recomendare un manga que tiene Fan service (Si se escribe así?), totalmente cautivante ¡Les aseguro que les encantara! ¿Qué dicen, me ayudan? Tengo un  pedazo de un capitulo espero lo hayan leído por ahí y sepan decirme como se llama y de quien lo escribió si no es mucha molestia, aquí les va:

— Entra a la casa de inmediato —su voz sonaba mucho más grave que de costumbre, su mano ciñéndose cual garra a su delgada muñeca, poseía un tacto tosco y agresivo. Y mientras Naruto no podía más que maldecir su suerte, Sai que permanecía imperturbable ante todo, sólo pudo sonreír malicioso ante la chispa de ira, matizada con unos encantadores celos, que emergía del Uchiha.

 

Y eso fue todo ¿no es de ayuda, verdad? Hahaha pero es lo único que tengo y no recuerdo de que iba solo algo así como que ¿Sasuke era padre de Naruto? hahaha en fin, el manga que les super recomiendo (y que tal vez ya hayan leído pero no importa) es… “Sougiya Riddle” o su nombre en ingles “UnderTaker Riddle” y pá la raza “Sepulturero Riddle” esta genial y para los que no sepan de su existencia, ps ya lo saben léanlo esta ¡Genial! ¿Que esperan? A mi me cautivo desde la primera pagina. No es de temática Yaoi, ni siquiera se acerca al shounen-ai (eso dicen los incultos), pero como ya sabemos que hay alguno reprimidos por ahí… Cof…cof…masashi…cof…cof…kishimoto…cof…cof hay muchas insinuaciones (pero si es que esta claro debería estar en la categoría de shonen-ai!)

Me despido, espero leerlos pronto.

¡Matta-ne!

Chu…

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).