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Cosas de adolescentes por AndromedaShunL

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Notas del capitulo:

Teniendo amigos así... ¿quién quiere aguafiestas? :P

Tercer capítulo, espero que lo disfruten ^^

  Sonó el despertador por toda la habitación y Camus se apresuró a apagarlo. Odiaba ese sonido, pero se decía que era la mejor manera para despertarse.

   Salió de la cama con todo el peso del sueño sobre su cuerpo y miró el reloj para asegurarse de que lo había puesto bien y de que eran las siete de la mañana. Todo en orden.

   Atravesó el pasillo directo a la cocina sin poder evitar un fuerte bostezo.

   Abiró el armario y sacó la caja de cereales. Después, abrió la nevera y sacó un cartón de leche. Cogió una taza y se sirvió.

   Su madre hacía ya rato que se había marchado a trabajar, y a su padre le quedaban dos horas para ello.

   Cuando hubo terminado de desayunar, y aún presa del sueño, lavó sin darse cuenta el cartón de leche y guardó en la nevera la taza con la cuchara.

   Fue al cuarto de baño, se lavó los dientes, y volvió a su habitación para vestirse. Escogió unos pantalones vaqueros normales y una camiseta blanca debajo de un jersey negro.

   Sonrió recordando que el curso pasado, y como requisito para estudiar en una escuela privada, debía llevar un uniforme muy feo para su gusto. Ahora todo era mucho más cómodo en la escuela pública. Se había mudado de Francia a Grecia por el trabajo de sus padres, que les salía mucho más rentable a los dos trabajar en este país. Aquí había conocido amigos divertidos y que le hacían caso, además de haber conocido también a Milo.

   Sonrió aún más al recordar ese momento.

 

   Se había vestido de forma coloquial pero elegante a la vez: unos jeans blancos con una camisa negra y unas vans también oscuras. Quería causar una buena impresión su primer día.

   Estaba nervioso por empezar mientras recorría el trayecto desde su casa hasta la nueva escuela.

   Leyó en la entrada los carteles con los nombres de cada alumno. Le había tocado en la clase C, de entre A, B y C.

   Subió las escaleras buscando su aula y se detuvo bajo el marco de la puerta para contemplar la escena: un chico de pelo negro como el carbón que llevaba una camiseta con el símbolo zodiacal de capricornio dibujaba y escribía estupideces en la pizarra mientras otro chico de pelo castaño con la fiereza de un león intentaba quitarle la tiza de la mano para lanzarla por los aires.

   Solo había un chico que estaba sentado en medio de todo aquel alboroto, con las manos cruzadas y los ojos cerrados. Tenía el pelo muy largo y ordenado de color lila atado con una goma en la parte más baja.

   Las chicas estaban todas reunidas en coro alrededor de una mesa, lanzando miraditas tímidas a los muchachos, que apenas si les prestaban la menor atención.

   Pero de entre los veinti algo alumnos que había en el aula, el que más le llamó la atención fue un joven que estaba sentado de forma grotesca encima de una mesa, con la espalda apoyada en la pared, al lado de una ventana abierta. Tenía el cabello largo y desaliñado de color azul, al igual que sus ojos. Era muy guapo, y estaba muy bueno. No porque lo pareciera a través de sus ropas, que también, sino porque llevaba una camisa fina de cuadros desabrochada, que le dejaba al descubierto su envidiable figura. Camus se dio cuenta de que la mayoría de las miraditas de las chicas iban dirigidas hacia ese chico.

   No pudo apartar la mirada de ese joven dedicado a lanzar aviones de papel por toda la clase. Pero se puso rojo como un tomate cuando este volvió la mirada y la clavó en él. Se levantó de su improvisado asiento y se dirigió hacia él, sonriendo de una manera que al peliesmeralda le pareció muy sensual.

   -¡Hola, chico nuevo! ¿Cómo te llamas? -Le preguntó tomándose todas las confianzas del mundo.

   -Hola, soy Camus, ¿y tú? -Respondió, cortado.

   -¡¡Milo!!- Gritó la que debería de ser la profesora.- ¡¿Qué haces con esas pintas?! ¡Encima asustando al nuevo alumno!

   Todos se giraron para ver la escena y reírse a carcajadas.

   Cuando empezó la clase la profesora los sentó de forma estratégica. Se notaba que los conocía muy bien. El chico llamado Milo, que le había conseguido sonrojar, se sentó en el sitio donde había estado lanzando aviones de papel, y a Camus lo había sentado a la misma altura pero al otro lado de la clase.

   Al parecer, el muchacho de cabello negro que dibujaba en la pizarra se llamaba Shura, el castaño que se metía con él Aioria, y el único que le pareció serio de la clase, el del pelo lila, Mu.

 

   Recordó también cómo Milo le lanzaba miradas disimuladas a través de toda la clase, y cómo le había agarrado en el recreo para presentarle a sus amigos, que resultaron ser los tres de antes más un chico llamado Saga, de cabello azul muy largo y bien cuidado, y otro llamado Afrodita, de cabello también azul, pero muy claro y brillante, como el cielo en primavera.

   Le habían gastado muchas bromas amistosas y no tardó en incorporarse a ellos por completo. Además, y gracias a Shura y Afrodita, pudo empezar a salir con Milo hasta el día de hoy.

   Volvió a mirar el reloj y casi pegó un salto de lo tarde que era. No le dio tiempo a hacer la cama y casi se olvida de coger el libro de matemáticas que tocaba a primera hora y el abrigo de invierno.

   Salió escopetado de su casa y apenas si pudo despedirse de su padre que se levantaba para ir a trabajar.

   Maldijo entre dientes cuando a mitad de camino empezó a llover bastante fuerte y casi resbala mientras corría bajo el agua.

   Llegó a la escuela fatigado y con el abrigo en la mano. Subió las escaleras hasta su aula y se sorprendió al ver que aún no habían abierto la puerta.

   Un joven chico del que sabía que iba a la clase A, muy guapo, de cabellos largos y muy rubios, de ojos azules como el mismísimo cielo, pasó a su lado, con expresión indiferente. Milo le había dicho que se llamaba Shaka y que era muy rarito, pero por la forma en que lo dijo le pareció que algo le había pasado con él.

   Shaka se detuvo un poco más alante y luego se giró.

   -Tú debes de ser Camus.- Le dijo con una voz parecida a la de un ángel.

   -Y tú eres Shaka, ¿verdad? -Le preguntó, disimulando su asombro.

   -Así es. Encantado de conocerte.- Finalizó, y en vez de estrecharle la mano le dio un beso en la mejilla, haciendo que el corazón le latiera con fuerza.

 

   Parecía que las horas pasaban muy lentas hasta que llegó el tan esperado recreo.

   -A ver, a ver...- Decía Shura con cara de viciosillo mirando toda la comida que había-. Quiero una coca-cola, un café bombón, una palmera de chocolate, una manzana y un plátano.

   -¿Un plátano? Jajaja.- Se rio Aioria.

   -Por favor, Shura, delante de todos no.- Se mofó Camus al tiempo que se hacían más grandes las carcajadas. Hombres...

   -¡Os odio! En fin... ¡ah! También quiero unas patatitas.

   -¡Pues cómpralas ya y deja de darnos hambre, glotón!-Exclamó Aioria.

   Todos se quedaron boquiabiertos cuando Milo se adelantó para pagarle toda essa comida.

   -¿Milo? Te tiene bien cogido por los huevos, ¿verdad? Jajaja.- Estalló el castaño, dando en el clavo.

   -Nuestro amigo me va a invitar hoy y toda la semana que viene a comer como regalo de cumpleaños, ¿verdad, Milo?

   -Cállate y coge tu maldita bandeja...

   Se sentaron en una mesa al lado de las ventans. Milo al lado de Camus, y Aioria, Mu, Shura y Afrodita, que acababa de llegar de un examen, en frente y a los lados.

   Saga, según les había contado este último, no había ido a clase porque se encontraba mal.

   Camus estaba extrañado por el hecho de que su novio le fuera a pagar la comida de hoy y de la semana que viene a Shura. Sabía de sobra que había una razón oculta, y quería saber cuál era.

   Milo le pasó una mano por su entrepierna sobresaltándolo.

   -¡Ahh! ¡Milo! -Gritó sin darse cuenta, a la vez que pegaba un salto en el sitio. Cuando se enteró de lo que acababa de hacer se puso todo colorado.

   -Milo, si quieres meterle mano, que sea en un lugar privado, por favor.- Dijo Aioria, intentando contener la risa, sin éxito.

   -Cariño...- le susurró Camus al oído- ¿podemos hablar un momento en privado?

   -Claro... -Contestó Milo, muy avergonzado.

   Ambos se levantaron y se fueron en dirección a los baños.

   -¡No os olvidéis de usar condón! -Gritó Shura, provocando de nuevo las carcajadas de todos sus amigos y que Afrodita escupiera sin querer el agua que estaba bebiendo a Aioria.

  

   -Estás un poco descontrolado tú, ¿no? -Le dijo Camus una vez en el baño, cerrando a puerta tras de sí, acorralando al peliazul contra la pared y guiñándole un ojo.

   -Ahora el que está descontrolado eres t...- No le dio tiempo a terminar la frase pues Camus le besaba ahora salvajemente en los labios.

   Empezó dominando el peliesmeralda, pero apenas pasaron unos segundos hasta que Milo tomó el control, volteándolo para dejarlo a él contra la pared.

   Le sacó el jersey por la cabeza y le pasó las dos manos por todo su tronco, mientras alternaba sus labios entre el cuello y la boca de su novio.

   Camus le agarraba con fuerza el culo por fuera del pantaón mientras lo atraía completamente hacia sí.

   El francés paró en seco cuando oyó la campana sonando.

   -No pasará nada si llegamos un poco tarde...- Se quejó Milo, mientras volvía a besarle apasionadamente.

   -No te conviene perder la clase de química, y lo sabes.- Le reprochó cariñosamente, después de que el beso terminara.

   -Está bien... pero con bastante calentón me dejaste ayer... hoy cuando vengas a darme clases te vas a enterar.- Lo amenazó juguetón, y Camus le dio un último beso antes de abrir la puerta del baño.

   -¡Ayyy! -Gritaton Aioria, Shura y Afrodita cuando abrieron la puerta desde dentro, haciendo que cayeran al suelo uno sobre otro.

   -¡¿Pero qué hacéis aquí?! -Se irritó Camus.

   -¡Guarros! Mira que venir a los baños de la escuela para hacer cochinadas.- Dijo Aioria mientras se levantaba del suelo.

   -¡Mira quién fue a hablar! ¡El que se esconde detrás de una puerta para escuchar cómo follan sus amigos! Jajaja.- Se mofó Milo, haciendo que el castaño se sonrojase de la vergüenza.

   -Bueno, ya es hora de volver a clase.-Cambió de tema.

   -Sí, no vaya a ser que te nos salgas.- Se burló Shura.

Notas finales:

Muchas gracias por leer!! :D


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